El verano en el que conocí a Mike (Parte I)

La foto era de un chico rubio, con el pelo ligeramente ondulado, un poco más corto que el mío, en camisa blanca con una copa en la mano. Ahora sabía el porqué de su nombre, realmente tenía una sonrisa bastante peculiar. Me atrevería a decir que incluso era una sonrisa bastante erótica.

Nada más llegar a casa me tumbé en la cama mirando al techo y suspiré. Había realizado el último examen del curso y la próxima semana nos darían las vacaciones de verano. Casi tres meses sin preocupaciones de la carrera, con mucho mar, mucha piscina y sobre todo, descanso. Eran sobre las siete de la tarde y por la ventana entreabierta llegaba el rumor del mar, a unos cuantos metros de allí y los gritos de los niños jugando en el parque. La temperatura era agradable a esas horas, por lo que estaba solamente con un pantalón corto de jugar al futbol, pero seguramente la noche sería cálida y me tocaría dormir desnudo. Y más con lo que estaba por llegar.

Como estudiante de 25 años que fue a otra ciudad para cursar estudios superiores, vivía en un pisito bastante cómodo, suficiente para mí, con una habitación extra por si había algún familiar o amigo que se quedaba a pasar un día, un finde, etc. Comencé a preparar la cena mientras de fondo tenía el móvil reproduciendo algunas canciones de la noche, de esas que animan a bailar y si es junto a otra persona mejor. Físicamente no tengo un cuerpazo, de hecho soy bastante delgado para mi metro ochenta, pero estoy fibradillo de tanto deporte que practico y siendo sincero tampoco como demasiado. No es que sea una belleza pero son varias las chicas que se fijan en mí, tanto en clase, como en el parque mientras jugamos, pero generalmente suele acabar en sexo por la noche, cuando uno va más arreglado, se pone unos vaqueros más ajustados, o se arregla el pelo (un poco largo y rubio). Pero parece que no solamente les guste a las chicas, ya que en más de una ocasión me ha sorprendido el caso de un tío que se me queda mirando bastante rato mientras baila con su copa en la mano y alguno incluso se ha acercado a entablar conversación, pero cuando han comenzado a ir a lo que realmente ellos querían, me ha tocado darles un baño de realidad al decirles que soy hetero y que no me interesaba divertirme con él. Varias amigas a las que les cuento estas anécdotas coinciden que es por mi aspecto ligeramente andrógino lo que les pone a esos chicos y desde que me lo dijeron suelo fijarme más en las miradas que atraigo, incluso en alguna ocasión procuro vestir un poco más apretado o con camisas más abiertas para ver si realmente llamo la atención de los hombres. Y suele ser bastante frecuente las noches en las que una mirada y un guiño se suceden con esas combinaciones.

Pero volviendo al presente y una vez tras cenar y ordenar la casa, me dispuse a mirar el móvil durante un rato antes de acostarme. A pesar de que mañana era sábado, estaba terriblemente cansado y caería dormido bastante rápido. Tras ojear varios vídeos, noticias y páginas de Instagram, decidí mirar un poco de porno ya que a lo largo de la última semana había estado tan ocupado estudiando, que apenas me había hecho alguna paja nocturna. Comencé a navegar en una página que había descubierto hace poco y la verdad es que había mucha variedad de vídeos y en una esquina un desplegable con varias categorías, me indicaba alfabéticamente lo que contenía la web. Fui ojeando las diferentes entradas y etiquetas hasta que una que ponía relatos me pareció bastante interesante. No eran relatos eróticos al uso ya que eran relatos narrados y audios de mujeres contando un sinfín de anécdotas o historias sexuales. Elegí uno al azar y como no se oía bastante bien (la chica susurraba demasiado y los tonos eran bajos), me puse los cascos para escuchar mejor.

El primero me pareció bastante breve y ni siquiera me había empalmado, por lo que decidí seguir escuchando alguno más a ver si daba con algo caliente. Vi que había una opción que te permitía escuchar en cadena los audios, así podías estar con las manos libres; dejé el móvil en la mesilla y me dediqué a escuchar mientras me sobaba por dentro del pantalón. Lo cierto es que algunos tenían su morbo, unas chicas gemían más otras eran más silenciosas, pero aquel tipo de porno estaba provocando que cada vez estuviera más relajado. Al solamente escuchar, sin ver nada erótico, solo imaginármelo, mis ojos se fueron cerrando mientras mi cerebro creaba formas sensuales de chicas haciendo mamadas o siendo folladas discretamente tras un arbusto. Acabó otro de los relatos y en ese estado de seminconsciencia en que me encontraba no distinguí bien la voz de la siguiente narradora. Era un voz cálida, pero suave y tarde bastantes segundos en asimilar que era la voz de un hombre. Por un momento tuve el impulso de cortar el audio, pero aquella voz tenía algo especial que me impedía pasar a la siguiente chica. El hombre, que parecía joven por aquella voz, hablaba en inglés, y a pesar de que no tengo un nivel especialmente avanzado podía entenderle bastante bien. Algunos sonidos tenían casi pronunciaciones españolas. El joven de la narración contaba cómo se masturbaba mientras pensaba en su vecina y diría que, si no se estaba pajeando realmente, lo hacía tan bien que parecía real. De hecho en alguna ocasión me pareció oír el típico sonido que hace una polla lubricada cuando subes y bajas tu mano con cierto ritmo. Incluso se le escapaba algún gruñido y sus gemidos eran bastante excitantes. Cuando terminó con un sonoro gemido mientras se corría, me sorprendí al notar que mi paquete había alcanzado una erección bastante duradera. Evidentemente no iba a desperdiciar aquel bulto y comencé a masturbarme hasta que me corrí, acabando tan cansado que me quedé dormido en esa postura.

A la mañana siguiente desperté igual que me había quedado dormido, síntoma del cansancio que había estado acumulando, y me dirigí al baño para ducharme. Ya completamente desnudo, me miré en el espejo al notar que tenía el pecho tirante. La corrida al quedarse seca estaba pegada a la piel como una brillante capa muy cerca de mi cuello. Evidentemente no había vuelto a pensar en aquella voz masculina y mientras me enjabonaba y terminaba de ducharme, en la habitación el móvil había quedado pausado en aquella última narración. Comencé a colocar nuevamente la casa, limpiar, hacer la cama y preparar la comida ya que estaba cerca de las dos de la tarde y entonces, al coger el móvil y desbloquearlo me percaté de donde se había quedado pausado el audio. En esta ocasión me fijé más en aquella pantalla en la que solo ponía por título ‘Jerking off my cock’, y mi curiosidad por saber si aquella era la única grabación de aquel chico se impuso, lo que me obligo a clickar en su perfil. Para mi sorpresa había unas cuantas grabaciones agrupadas por temáticas (masturbación, juguetes, tríos, gay…); realmente le gustaba calentar a varios sectores de la audiencia del porno.

‘Quizá esta noche volvamos a encontrarnos, Mike’ - dije ligeramente sonriendo al encontrar el nombre de su perfil. Era muy probable que Smiling Mike, que así se hacía llamar, me entretuviera nuevamente esa noche.

Terminé de comer y tras distraerme un rato con un videojuego me tumbé nuevamente en la cama. ¿Porque habría de esperar a la noche para escuchar algún audio más? Sin pensarlo, cogí mis cascos y en esta ocasión seleccione un audio en el que mi nuevo amigo contaba como esa noche de fiesta había tenido sexo anal con una linda pelirroja. Al estar más pendiente de lo que iba narrando y como lo iba exponiendo, la excitación llegó mucho antes, incluso haciéndome lubricar, deslizándose una brillante gota desde el capullo, que bajó lentamente hasta la base de mi polla. La corrida fue espectacular si tenemos en cuenta que hacia unas cuantas horas que había descargado. Pero mientras estaba tendido completamente desnudo pensé: ¿ha sido la experiencia la que me ha puesto cachondo, o realmente es la voz de Mike lo que me excita? Volví a coger el móvil y me di cuenta de que había comentarios sobre el audio. Me sorprendió más aún el que echo de que varios hombres comentaban agradeciéndoselo. ¿Por qué no escribir unas palabras a aquel que me había dado dos buenos orgasmos? Desgraciadamente había que registrarse para dejar una opinión, pero pudo más la excitación y sin pensarlo me hice un perfil y le dejé, en mi precario inglés, un comentario:

‘Ha sido asombroso, tu voz es realmente excitante’- escribí escuetamente, mientras me preparaba para limpiarme y vestirme para ir a echar un partido con los colegas. Lógicamente dejé el móvil en casa ya que solo bajaba con el chándal y no tendría sitio donde guardarlo.

Al volver casi dos horas más tarde, revisé los mensajes de WhatsApp de familia y amigos, algo de redes sociales y me percaté de que había un icono nuevo en la pantalla de una aplicación que estaba recién instalada. La página porno en la que me había hecho un perfil para escribir un mensaje a un tío cuya voz me había hecho correr, me estaba diciendo que tenía tres mensajes. Los dos primeros eran los típicos mensajes de bienvenida y de cómo cambiar tu contraseña, pero el tercero era de Smiling_Mike. No voy a negar que aquello me puso un poco nervioso asique lo pulse para leer con miedo de ver que había escrito el bueno de Mike.

‘Thanks dude, I really appreciate your support’- aquella parecía la típica respuesta automática que suele responder a todos los comentarios. Acompañando al texto había una foto en el icono del perfil. Y creo que cuando le escribí esa foto no estaba, aunque podía caber la posibilidad de que al ser un usuario activo cambiara las imágenes cada poco tiempo. La foto era de un chico rubio, con el pelo ligeramente ondulado, un poco más corto que el mío, en camisa blanca con una copa en la mano. Ahora sabía el porqué de su nombre, realmente tenía una sonrisa bastante peculiar. Me atrevería a decir que incluso era una sonrisa bastante erótica.

A partir de entonces, los días sucedieron sin cambios apenas. El curso terminó, se sucedieron las despedidas, pero hubo algo que se hizo casi un hábito en la siguiente semana. Las tardes y las noches las pase con Mike, más concretamente con su voz, la cual me descubrió un sinfín de experiencias ya que había bastante material que escuchar. Pero la mañana del siguiente sábado sucedió algo que no me esperaba en absoluto. Al despertar y mirar el móvil, había un nuevo mensaje y en esta ocasión, era de Mike. No había vuelto a dejar ningún comentario en su perfil ni en ningún audio por lo que mi confusión era más que evidente. Pulsé en el enlace y leí traduciéndolo al español:

‘Parece que a alguien realmente le han gustado mis audios’- solamente decía eso. De alguna manera Mike sabía que había estado repasando las narraciones, alguna más de una vez, y le había llamado la atención. Era muy probable que la página permitiera saber quién veía las publicaciones y la frecuencia. Aquello me dejó descolocado, no esperaba que Mike se hubiera tomado la molestia de escribirme y más cuando era un mensaje privado a mi perfil. Estuve un rato debatiéndome sobre si escribir o no y sobre que poner. Finalmente, un poco envalentonado y ligeramente empalmado le escribí:

‘Tienes una voz asombrosa, sinceramente disfruto con tus audios. Sigue así’- y lo dejé ahí. No esperaba un nuevo mensaje, era más como un punto y final al suyo. Pero se convirtió en un punto y seguido ya que una hora más tarde Mike me volvía a responder:

‘Muchas gracias. Ojala podamos hablar en otra ocasión, no dudes es escribirme cuando desees y sigue disfrutando mis audios’- un emoticono con la lengua fuera dejaba bien claro que sabía que me pelaba la polla con él, al igual que muchos otros. Sonreí ante aquel comentario. Parecía un tipo simpático y la verdad no me importaría volverle a escribir en otro audio. O a su perfil… Sin embargo apenas cinco minutos después volvía a tener un mensaje suyo:

‘Estoy pensando y si quieres contactar conmigo más habitualmente, sin entrar a la página, puedes escribirme a mi móvil’- comentó dejando su número adjunto. Parece que Smiling Mike quería entablar una amistad y en ese sentido, me ponía nervioso pensar que un desconocido podría tener acceso a mi vida. Dejé el móvil a parte y quizá, era tiempo de dejar de prestar atención a su perfil. Aquella tarde no hubo paja en la siesta, ni con Mike ni con ningún otro material. Cierto es que había estado dándole vueltas sobre si agregar su número. Quizá no fuera mala idea de entablar una conversación con él, parecía simpático y además entretenía a muchas personas que estaban afiliadas a su perfil por lo que probablemente hablase con más gente que le escuchaba. Cuando cayó la noche y al volver a casa tras el típico partido de futbol, había tomado una decisión. No podía haber nada malo en cruzar algunos mensajes con Mike asique le agregué y antes de preparar la cena, escribí para que tuviera también mi número. No sabía si realmente se llamaba así, pero de todos modos puse ese nombre en los contactos y obviamente le puse mi nick de la página para que supiera quien era.

Parecía que  el teléfono lo tuviera en la mano ya que a los pocos segundos me contestó de vuelta con un clásico ‘Hey dude.’ Como pude, le fui hablando mientras hacia la cena tratando de hacerme entender y el me seguía dando conversación, por lo que parecía seguirme. Incluso mientras cenaba chateamos hasta que finalmente tuvo que despedirse para acostarse ya que tenía que hacer tareas al día siguiente. Me despedí de él y sinceramente no sabía cuándo volveríamos a escribirnos. Pareciera que para una primera conversación, habíamos cubierto mucho terreno. Efectivamente su nombre era Mike y parece que tenía familiares en España por lo que solía venir cada año varias veces, de ahí que algunos sonidos me sonaran españoles. También me contó que apenas era unos meses mayor que yo, cerca de 26 años de hecho, y que había comenzado a narrar historias eróticas porque una amiga decía que tenía una voz muy buena para ello y que la mayoría de las historias eran inventadas.

Después de esa noche, en los siguientes días no volvimos a escribirnos aunque yo seguía escuchando las historias de Mike. A esas alturas ya había oído todo su repertorio pero repetía una y otra vez, especialmente los relatos más morbosos. Y sabía que el recibía cada una de mis visitas. A mediados de la semana siguiente, recibí un WhatsApp de Mike en esta ocasión comentando una estado en el que había puesto una foto mía con unos amigos en la playa. El texto solo decía: ‘Parece que por fin voy a ponerte cara’. Era verdad, el solo sabía de mi la edad, mi nombre y poco más, y en cierto aspecto no me parecía justo ya que yo le había visto a él en varias fotografías ya que era asiduo a cambiar sus fotos en los perfiles, además de actualizar constantemente sus estados. Sin embargo y por algún extraño motivo, me sentía juguetón asique le respondí.

‘Salgo en la foto, pero no sabes quién de los cuatro soy’- escribí adjuntando un emoticono con una sonrisa pícara. En la foto estábamos tres amigos y yo, del día anterior en la playa y entre nosotros éramos bastante diferentes. Dos rubios y dos morenos, pero luego los cuerpos eran muy distintos. Había uno con barba y fuerte del gimnasio, otro de ellos tenía un cuerpo más grande, otro más normalito con algo de sobrepeso y luego estaba yo con aquel cuerpecito marcado pero sin mucha masa muscular, de echo aunque todos teníamos alturas similares yo era el más delgado con diferencia. Mike respondió de vuelta en su inglés al que cada vez estaba más acostumbrado:

‘Te apuesto lo que quieras a que se quién eres’- dijo muy seguro de sí mismo. Evidentemente tenía un 25% de oportunidades de acertar y no sabía mucho de mí, con lo que le seguí el juego. ‘Estás muy seguro de ti mismo, de acuerdo, a ver ¿quién soy?’- le respondí con la misma seguridad que él había mostrado. Pasaron unos segundos en los que Mike parecía que escribía y borraba pero finalmente se manifestó:

‘Eres el chico rubio del bañador verde’- el cabrón había acertado y no supe como lo hizo. Lógicamente podía haberle dicho que no, era muy difícil que el sospechara de que le mentía pero por alguna extraña razón le dije que era yo. Su única respuesta fue una risa escrita. Tras unos minutos sin escribir ninguno de los dos, él rompió el silencio con otro mensaje.

‘Entonces, he ganado la apuesta ¿Cuál es el premio?’- escribió. Sin ningún emoticono ni nada más, por lo que no sabía si la pequeña apuesta la había tomado en serio o estaba de broma. No supe que contestarle pero rápidamente volvió a escribir:

‘Seguro que se nos ocurrirá algo’- añadió esta vez sí con un emoticono de guiño. A partir de ese día las conversaciones se fueron sucediendo y antes de que pudiera darme cuenta, hablábamos a cada rato, desde la mañana hasta prácticamente la hora de dormir. Realmente me gustaba hablar con Mike y parecía que a él también le gustaba conversar de multitud de cosas. Cuando pasaron dos semanas más, algo cambio en nuestras conversaciones y es que por la tarde, al llegar a casa tras un día de playa con los amigos, vi que me había mandado un mensaje, pero esta vez era un audio. No era algo que me esperaba y algo en mi interior se removió. Quizá porque estaba a punto de comprobar si aquella realmente era la voz que tantas noches había escuchado y lo más importante, no tenía ni idea de que era aquello por lo que en vez de escribir, Mike había decidido enviar un audio de apenas unos veinte segundos. Esperé un tiempo, no muy largo, ante de darle al play.

No había ninguna duda, aquella era la misma voz que había provocado varios de mis últimos orgasmos. Estaba un poco más agravada por lo que pensé que había estado durmiendo o se encontraba tirado en la cama medio somnoliento, pero lo que venía a comentarme era que en algún momento de julio, iba a venir a España como solía hacer cada año y que si quería y estábamos cerca podríamos conversar en persona. El corazón comenzó a latirme más deprisa.

Rápidamente comencé a imaginarme toda una trama de secuestros internacionales y demás situaciones oscuras, pero cuando lo pensé más calmadamente desterré aquellos pensamientos. Solamente era un chico que venía de vacaciones a ver a su familia y con el que había entablado una amistad a distancia. Pensé la forma de responderle y lo que le iba a decir. Ya que tantas veces había escuchado su voz, lo justo sería que le mandase un audio con mi inglés imperfecto para mostrarle interés por conocerle, pero tras un par de grabaciones decidí escribirle ya que la voz me temblaba, no sé si por la emoción de conocer aquella persona, por excitación o por nerviosismo de que fuera a suceder algo malo. Cuando le escribí respondiéndole que cuando supiera los días en los que venía me contactase para poder vernos en persona, me sorprendí con una erección. Despeje la mente y me dediqué a relajarme el resto del día mientras que Mike no respondió más. Al día siguiente me confesó que se había quedado dormido, pero que se alegraba de poder conocerme en persona.

Pasaron las últimas semanas de junio y llegó julio con el habitual calor en el sur de España. A esas alturas prácticamente dormía desnudo y en casa solo llevaba los pantalones de deporte. La mañana de un martes recibí un nuevo audio de Mike. Tanto tiempo escuchando su voz y su particular acento había acostumbrado mi oído y prácticamente podía entenderle todo del tirón, sin necesidad de repetir los audios que, desde ese primero en el que me dio la noticia de su llegada a España, se habían sucedido más frecuentemente. Por mi parte, no me atrevía a mandarle un audio con mi voz y a él no le importaba que yo no lo hiciera. De hecho, se dedicaba  a grabar historias eróticas para gente con la que ni siquiera había llegado a hablar más íntimamente. En su audio, que indicaba una notable emoción, me indicaba los días que finalmente estaría en España, aunque estaríamos a una distancia de unos doscientos kilómetros aproximadamente. También me dijo que podíamos vernos en algún sitio a medio camino ya que así podría conocer más lugares fuera de la provincia que siempre visitaba. Medité durante un momento las opciones. A aquellas alturas, ya no podía pensar en que fuera una persona peligrosa que se dedica a secuestrar jóvenes asique le escribí y le propuse un lugar donde podíamos comer mandándole la ubicación para que viera en un mapa donde se encontraba. A los dos minutos, dio el visto bueno del lugar. Dudé de que siquiera hubiera visto donde se encontraba, pero finalmente íbamos a vernos y comprobar si aquella amistad que se había formado casi hacia un mes, se prolongaría en el tiempo.

Finalmente llego el día. Mike había llegado el lunes por la noche a su destino y la mañana de ese miércoles comencé a prepararme para la quedada. No había pensado que ropa llevar, tampoco creía que fuera algo de vital importancia por lo que unos pantalones cortos y una camiseta servirían. Quizá si estuve más tiempo de lo que debería retocándome el pelo y tratando de tener un buen aspecto, pero en el momento fue algo de lo que ni siquiera me percaté. A las diez de la mañana bajé al coche y comencé el viaje de poco más de una hora hacia el lugar indicado. Cuando llegué al aparcamiento, busqué con la mirada el coche de Mike. Me había indicado que era un Volkswagen rojo, coche que identifiqué rápidamente ya que no había muchos vehículos allí y solamente uno era de ese color, pero no había nadie dentro. Quizá no fuera el suyo y aún no hubiese llegado. Aparqué en uno de los sitios libres y mientras un ligero temblor me sacudía internamente, comencé a caminar hacia el coche mirando alrededor para ver si conseguía localizar a Mike.

‘Hi there’- la voz que escuché a mis espaldas era inconfundible. Era la misma que me había estado entreteniendo durante largas noches y allí estaba.

Continuará.