El verano de las separadas X.

En una madrugada consiguen dos cosas que Maribel y Laura quería. Venganza y placer.

El verano de las separadas. 6 de julio, una madrugada para ellas dos.

Mati, Luis, Marta y Paco estaban en el apartamento mientras Laura y Maribel disfrutaban de copas, música e intentaban encontrar algunos jóvenes que llevarse a la cama. Caminaban por el paseo marítimo, parando de bar en bar, tomando copas y observando las posibles presas que pudieran encontrar.

Eran ya la una de la madrugada cuando decidieron entrar en una discoteca que tenía fama de que personas maduras encontraban jóvenes para tener relaciones sexuales.

-Maribel, - Laura empezó a hablarle cuando estaban cerca de la discoteca. – en esta discoteca hay jóvenes con los que pasar la noche, pero son algo así como de “alquiler”. Ellos te cortejarán y si os gustáis llegaréis hasta donde ustedes queráis, pero al acabar siempre esperan algún regalo monetario. Así que si te enrollas con alguno ya sabes que has de hacer al final.

-¡OK, no está mal el asunto! – Contestó su amiga.

-¡Y yo que no necesitaba estas cosas teniendo a mi Luis!

-¡Bueno, mañana buscaremos más…!

Las dos entraron en la discoteca. Había buena música, un ambiente con poca luz y por todas partes se veían grupos de muy diversa edad, personas ya entrados en los cincuenta años con jóvenes, chicos y chicas que buscaban algo de dinero a cambio de favores sexuales a maduros y maduras. Allí se consentía aquello, no estaba mal visto y todos disfrutaban con aquel intercambio de cualidades, mientras unos aportaban su dinero y pagaban los gastos de los jóvenes, los otros recibían parte de esa juventud perdida. Allí estaban totalmente prohibidas las relaciones sexuales. En realidad aquello empezó como una discoteca en la que los maduros y los jóvenes mantenían amistad, para tener sexo debían marchar de allí y lo que pasara sería asunto de ellos.

Y así podía ver como había grupos en los que todos se divertían, hablando y gastando bromas. Allí llegó a formarse dos grupos bien diferenciados y conocidos por todos los que frecuentaban habitualmente esa discoteca. Por un lado estaban los jóvenes que iban para conocer o tener relaciones con maduros, simplemente les resultaba más atrayente una conversación con ellos y si la cosa marchaba, pues tendrían relaciones sexuales. Más de un matrimonio entre jóvenes y maduros salieron de allí, sobre todo de chicas jóvenes y hombres maduros, pues ellas encontraban la seguridad de un hombre que pudiera mantenerla además de darles todo el cariño que ellas buscaban.

Por otro lado estaban los jóvenes cuya meta era hacer un servicio sexual y sacar un dinero, incluso algunos tenía tarifas según la edad y el servicio “contratado”. En su mayoría eran chicos que buscaban sacar dinero para pagar el dinero de sus estudios durante el invierno. Pocas chicas se prestaban a este juego de prostitución encubierta.

Maribel nunca había visto un lugar así, por lo que aquel ambiente le resultaba extraño y excitante. Muchos jóvenes guapos y bien formados se movían por la sala y hablaban entre ellos hasta que parecían encontrar algún maduro con el que comenzar una conversación.

Las dos tomaban una copa sentadas en una mesa, a un lado del local. Los chicos las observaban disimuladamente para intuir que era lo que estaban buscando. Una norma del local era que nadie podía ser molestado si no quería algo, es decir, si ellas entraban sólo a mirar pero querían tener sexo o conversación, no podían ser molestadas. Los chicos pasaban una y otra vez por el lado de ellas pues el cuerpo y la cara de Laura atraía a todos y tanto los que cobraban como los que no, deseaban ser elegidos por ella para lo que ella quisiera.

Maribel se fijó en una pareja de maduros que entró tras ellos, un hombre de unos cincuenta y cinco años y una mujer de algo menos de edad, pero que rondaría los cincuenta. Él tenía una figura agradable y era guapo, pero la edad se le notaba en su pelo cano. Ella iba extremadamente maquillada y muy bien vestida, sin duda buscaban algo que llevarse a la cama esa noche. Empezaron a mirar para todos los lugares buscando alguna presa. Estaban sentados en una mesa y él le decía cosas al oído mientras ella no dejaba de mirar, de vez en cuando ella negaba con la cabeza ante alguna proposición que le hiciera él. Al poco tiempo ella clavó su mirada en un chico que había apoyado en la barra del bar y no dejó de mirarlo. El chico la miró y sonrió. Una gran sonrisa apareció en la boca del marido de aquella mujer, sin duda se había decidido por uno.

Aquella mujer madura y el joven no dejaban de mirarse. Entonces el marido cogió un soporte que había en la mesa y colocó una pequeña tarjeta verde. Aquella señal significaba que deseaban que se acercara.

-¿Has visto eso? – Le preguntó Laura a Maribel.

-Sí…

-Cómo ha sido él el que ha puesto la tarjeta verde sobre el tarjetero, significa que busca que ese chico “tenga contenta” a su mujer mientras él mira o hacen un trío…

Aquel chico se sentó con ellos allí y empezaron a hablar. Maribel siguió mirando por alrededor de la sala y hubiera puesto la tarjeta verde a todos los jóvenes que veía.

-¡Dios, Laura! – Exclamó Maribel. - ¡Ese es el cabrón que le hizo a Mati aquello!

-¿Quién?

-Aquel que está en la barra con los pantalones blanco y el polo rosa…

-¡No me digas que Mati fue a enrollarse con el chulo de Juan! – Dijo Laura. – Pues nada, lo atraeremos y le daremos su merecido.

-¿Y si me reconoce? – Maribel estaba asustada.

-Pues tu tinto de verano se derramará sobre sus pantalones blancos… Es un niñato que le preocupa más su ropa que las mujeres. Cuando yo frecuentaba estos ambientes era de lo peor que había, le gustaba tratar mal a las mujeres y tenía una clientela hecha de unas cuantas a las que les iba el royo ese del masoquismo y que lo tenían bien orientado.

Laura lo miraba fijamente y puso una sonrisa cuando él la miró, él correspondió con otra sonrisa y Laura puso dos tarjetas verdes indicando que tendría que tener sexo con ellas si se acercaba. Caminó por la sala para acercarse a la mesa de ellas y se notaba en sus andares que era un chulo de playa. A Maribel se le aceleraba el corazón cada vez más, cuanto más cerca estaba Juan de ellas. Si la reconocía no sabía que iba a pasar.

-¡Hola bellas señoras, me llamo Juan! – Dijo al llegar hasta la mesa. - ¡Veo que necesitan la compañía de un joven amable y guapo! ¿Tal vez deseen que mi amigo Rober charle con nosotros?

-¡No! – Dijo Laura. – Es la primera vez que mi amiga Maribel viene a un lugar de estos y yo hace ya varios años que no los frecuento… mi nombre es Laura.

-Pues yo os puedo servir de guía en este local y después si queréis algo más también os puedo ayudar…

-Yo sólo miraría como se lo haces a ella… Ya no estoy para estas cosas…

-¡No digas eso con lo preciosa que eres! – Dijo Juan cogiendo su mano y dándole un beso en ella. - ¡Nunca vi una mujer tan preciosa como tú! – Soltó la mano de Laura y agarró la de Maribel que estaba más tranquila pues no le había reconocido. - ¡Maribel, no te preocupes que conmigo gozarás de esta noche!

Juan en todo momento fue gentil y galante con sus “clientes”, tomaron varias copas y él les contaba cosas que su mayor parte eran mentiras. Laura sabía parte de su vida pues en los tiempos que ella frecuentaba el local, hacía dos o tres años, él tuvo un problema con una mujer a la que le hizo una trastada parecida a lo que le ocurrió a Mati y aquella vez intervino hasta la policía, con lo que parte de la oscura vida de él fue públicamente conocida.

Después de un buen rato de charla, Laura propuso que era hora de empezar con la acción.

-¡Espéranos un momento que vayamos al baño y ahora nos vamos a empezar la noche! – Dijo Laura.

-¡Aquí estaré impaciente para darle a Maribel todo aquello que busca en esta noche!

Las dos marcharon al baño y estuvieron unos minutos allí. Al poco volvieron y los tres salieron del local.

-¿Dónde os gustaría ir? – Preguntó Juan.

-¡Vallamos en nuestro coche a algún lugar que tu conozca que sea tranquilo! – Contestó Laura.

-¡Estupendo, tengo el lugar perfecto que no está muy lejos!

Los tres se montaron en el coche de Laura y él les indicó el camino hasta que llegaron al lugar en donde había ocurrido días atrás el desagradable incidente con Mati.

-Para aquí. – Dijo él. - ¿Os gusta este lugar?

-Parece un buen lugar… - Dijo Laura.

-A mí me gusta… - Afirmó Maribel. - ¡Hagámoslo fuera del coche!

-¡De acuerdo! – Dijo Juan y quedó esperando.

-¡Oh, sí! – Dijo Laura y sacó del bolsillo ciento veinte euros. - ¿Está bien esta cantidad? – La sonrisa de él confirmaba que eso estaba bien.

Los tres se bajaron y Maribel se sentó en el capó del coche poniendo los pies sobre el paragolpes. Subió su falda y abrió las piernas. El coño depilado de ella estaba preparado para que él trabajara, ya tenía las bragas quitadas. Él se inclinó y metió su cabeza entre las piernas de ellas. Maribel empezó a sentir las caricias que le daba la lengua del cabrón de Juan, sabía trabajar y tenía mucha experiencia. Ella le quitó el polo rosa y lo depositó sobre el capó. La lengua volvió a trabajarla y Maribel no aguantó más de dos minutos sin tener un gran orgasmo. Laura juntos a ellos de pie y simulando que se masturbaba, vio como amiga conseguía tener aquel tremendo orgasmo. Las manos de Maribel agarraron el pelo de su amante y lo separó de ella.

-¡Quítate los pantalones y ocupa mi lugar! – Le dijo Maribel. - ¡Quiero ver y jugar con su amiguito!

Él se incorporó y desabrochó el pantalón. No llevaba más ropa debajo y cuando lo bajó, apareció una hermosa polla de unos veintitantos centímetros y bastante gruesa. Se los quitó con cuidado de no mancharlos pues estaba obsesionado con la pulcritud de su ropa, la colocó junto al polo. Apoyó su culo en el capo y su polla endurecida quedó dispuesta para que Maribel jugara con ella.

-¡Toma Maribel! – Laura de daba un preservativo. – Te pondré la ropa dentro del coche para que no se manche. – Le dijo a Juan.

Maribel agitó con la mano aquella gruesa polla y se puso totalmente dura. Sacó el preservativo y se lo colocó, abrió su boca y empezó a mamarlo, disfrutando de la gran polla que poseía. Estuvo un rato mamando, Juan estaba disfrutando pues Maribel sabía bien como hacer gozar a un hombre con su boca, se incorporó sin dejar de manear la polla con la mano, miró al interior del coche en el que estaba Laura sentada pues había entrado sin hacer ruido, se levantó la falda para meterse aquella gruesa polla.

Juan había follado con muchas maduras, pero aquel día estaba disfrutando de su trabajo, ya muchas maduras lo conocían y su negocio había bajado, aquella noche había tenido suerte, iba a ganar dinero y además la tía que se iba a follar lo hacía bien, iba a disfrutar de aquel polvo. Juan miraba a Maribel y sintió que pronto se clavaría en ella.

De momento sintió como el coche tembló, el capó que lo sujetaba se quitó y cayó de espaldas al suelo, estaba aturdido y no sabía que pasaba. Desnudo, tirado en el suelo vio como Maribel corrió hacia él.

-¡Esto por Mati, so cabrón! – Le gritó y le dio una patada en los huevos. Él se retorcía de dolor.

-¡Hijas de puta! – Intentaba gritar preso por el dolor. - ¡Os buscaré y me la pagaréis! – Sintió como una mano lo agarró por el pelo y le giró la cabeza para que lo mirara.

-¡Búscame y te denuncio por intentar violar a mi amiga! – Laura tiraba del pelo para hacerle daño. - ¿No te acuerdas de mí cabrón? – Juan se puso pálido. – Ahí tienes tu dinero por el orgasmo que le has provocado a mi amiga. – Le tiró diez euros. – Tu polo lo tienes ahí al lado junto a tu documentación, perdona pero se ha manchado, pero los pantalones me gustan y me los llevo.

Maribel estaba sentada en el coche y esperaba a Laura que entró en el coche y salieron de aquel camino para ir a ninguna parte. Al salir a la carretera, Laura tiró los pantalones por la ventana.

-¡Le hemos dado su merecido a ese cabrón! – Gritaba Laura. - ¡Seguro que cuando vea a Mati se cambia de acera!

-¡Dios, tengo el corazón totalmente acelerado! – Maribel chillaba y reía. - ¡Creo que le he destrozado los huevos de la patada!

Las dos circulaban entre el nerviosismo y la alegría que les había producido el vengar a su amiga de aquel chulo cuando escucharon la sirena de un coche de policía que detrás de ellas circulaba y les pedía que se apartaran a un lado.

-¡Joder Laura, la policía! – Maribel empezó a temblar por el miedo.

-¡Tranquila! – Le dijo Laura.

Se pararon a un lado de la carretera y el vehículo policial se detuvo detrás y apagó las luces. Un agente salió del coche y caminó hasta que se colocó junto a la ventanilla abierta de Laura.

-¡Salga del vehículo! – Dijo aquel hombre con voz grave y brusca.

Laura salió y los dos se fueron a la parte trasera del vehículo. Maribel podía verlos hablando pero no sabía que estaba pasando. Unos minutos después Laura se despidió y entró en el coche.

-¡Todo solucionado! – Dijo Laura. – Le he contado lo que le hemos hecho a chulo y ahora irá a buscarlo.

-¿Y no se ha preguntado por qué lo hemos hecho? – Maribel aún estaba nerviosa. - ¿Se va sin más?

-¡Claro! – Laura rió. – Es amigo mío, lo conozco de cuando trabajaba en el local que hemos estado, antes de ser policía y conoce al tipo ese… ¡Tranquila, él se ocupará de él!

Siguieron circulando hasta llegar al pueblo siguiente que no estaba a más de cuatro kilómetros de distancia. Aparcaron junto a un bar que parecía abierto y entraron.

-¡Lo siento señoras, hemos cerrado! – Dijo el camarero, un chaval de unos veinticinco años que les entró por los ojos rápidamente.

-¡No me digas eso! – Dijo Laura que era más descarada que su amiga. - ¡Sólo una copa y nos vamos! ¡Hemos tenido un percance y necesitamos tomar algo para tranquilizarnos! – Él quedó pensativo.

-Les pondré una copa si responden adecuadamente a unas preguntas… - Les sonrió con una dulce sonrisa. - ¿Vienen del pueblo de al lado?

-¡Sí! – Dijo Laura.

-¡Van bien! ¿Tienen que volver después de la copa? – Puso dos vasos en la barra.

-¡Sí! – Volvió a contestar Laura y Maribel agitó la cabeza asintiendo.

-Pues sólo me falta que me digan si me llevarán al pueblo y, en caso afirmativo, qué van a tomar.

-¡Claro que te llevaremos, eres nuestra salvación! – Dijo Laura. – Me llamo Laura y esta es Maribel.

-¡Yo me llamo Edu! – Dijo él y puso tres vasos en la barra, sacó unas botellas y ellas eligieron lo que cada una iba a tomar. Cerró y dejó el bar casi a oscuras para que no les molestasen.

Los tres empezaron a charlar y cuando ya llevaban media hora y habían acabado las copas, se levantaron y salieron en dirección al coche. Él cerraba las puertas mientras las dos mujeres caminaban hasta el coche.

-¡Dios, cómo está este! – Dijo Laura. - ¡Este me haría olvidar a mi hijo y a todos los hombres de mi vida!

-¡Pues ponte a la cola qué yo también lo quiero! – Dijo Maribel riendo. - ¿Prefieres compartirlo?

Las dos se callaron y montaron los tres en el coche. Por el camino de vuelta al pueblo los tres charlaban y Edu reía con las ocurrencias de Laura y Maribel. Después de varios minutos de viaje y siguiendo las indicaciones de su joven amigo, llegaron a la casa de él.

-¡Bueno, pues hemos llegado sin problemas! – Dijo Laura.

-¡Pues muchas gracias! – Contestó amablemente Edu. - ¡Ya sabéis donde podéis encontrarme! – Salió del coche y se acercó a la ventanilla donde estaba Maribel. – Estoy pensando si os apetece la última copa… o un café o algo…

Maribel sintió como su coño se humedecía, a Laura le ocurrió lo mismo.

-¿Lo tomamos? – Dijo Maribel y fue más una afirmación que una pregunta.

-¡Qué menos después del favor que nos ha hecho al darnos la última copa! – Contestó su amiga.

Aparcaron allí mismo y los tres entraron en el portal de aquel bloque. Él les indicó, poniéndose un dedo en la boca, que no hicieran ruido. Los tres subieron al estrecho ascensor. Ellas estaban en el fondo y él delante, mirándolas y sonriendo. Cuando llegaron a la quinta planta, donde él vivía, él se giró para abrir la puerta. Laura alargó la mano hacia aquel joven culo y sin llegar a tocarlo, cerró los dedos expresando a su amiga las ganas que tenía de tocar aquel cuerpo. Abrió la puerta de su piso y los tres entraron.

-¡Qué piso más bonito! – Dijo Maribel. - ¿Vives aquí solo?

-No, vivo con mis padres, pero ahora están de vacaciones y se han ido. Durante este mes estaré solo. – Las condujo hasta el salón y les señaló hacia el mueble bar. – Ahí hay bebidas y copas, tomad lo que queráis… Me voy a dar una ducha y en diez minutos estoy con ustedes… Ese mando es el de la música… si lo ponéis no lo pongáis muy fuerte. – Desapareció por el pasillo y ellas se movían por el salón viendo fotos y cosas que tenía por los muebles.

-¿Te pongo una copa? – Preguntó Maribel a Laura.

-¡No!

Maribel se echó un poco de ron en un baso y quería echarle refresco de cola.

-Voy a preguntarle dónde está el refresco…

-¡Vale, abrimos un poco la puerta a ver si lo vemos desnudo!

-¡Laura, eres una pervertida!

Desde el pasillo Maribel preguntó por el refresco y él le indicó que buscara en el frigorífico. Allí fue y se preparó la bebida. Cuando volvió al salón, quedó impresionada. Laura estaba sentada en el sofá y en el sillón de al lado estaba Edu… Su coño volvió a lanzar flujos por la lujuria que le provocaba aquel joven.

Edu hablaba con Laura. Tenía veinte años, aunque aparentaba más, llevaba desde los diecisiete años trabajando en aquel bar que era de un tío suyo. Había conocido a mucha gente, tanto mala como buena en todos esos años. Era un joven acostumbrado a tratar con la gente y la verdad es que las dos estaban muy a gusto con él.

-¿Y no tienes novia? – Preguntó Maribel.

-¡No! – Dijo él. – No tengo suerte con las mujeres…

-Pero tú eres un chico muy aparente… - añadió Laura. – Seguro que van todas detrás de ti…

-Muchas sí… - Hizo una pausa. – Pero tengo un pequeño problema… - Laura se sintió un poco defraudada. ¿No querría decir que tenía una polla pequeña? Pensó ella. – La verdad es que he salido con algunas… y todo ha ido bien hasta que ha llegado el momento de hacer el amor… - La preocupación de ella creció ante lo que le contaba. – Veréis, a mí me excitan ciertas cosas… - Dudaba de contarlo. – Veréis, no sé la razón, pero me gustan que me dominen… - Laura tuvo esperanzas, eso de la dominación no le preocupaba, ya habían estado antes con un sádico, ahora un masoquista no les venía mal. – Eso no suele ser problema, pero cuando me ven el pene todas se echan atrás…

-¡Pero qué es lo que le pasa! – Dijo Maribel. - ¿No se te levanta?

-¡No, no es eso! ¡Veréis! – Sin ningún tipo de pudor ni vergüenza se puso de pie y se bajó el pantalón corto del pijama que llevaba. - ¿Lo veis?

Las dos miraron buscando algún problema en la polla de aquel joven, pero no veían nada raro. Las dos deberían haberse excitado al tener aquel chico desnudo delante de ellas, pero era más la curiosidad que sentían las dos por saber el problema de aquella bonita polla que para nada era chica.

-¡Pues mirad ahora! – Empezó a masturbarse allí delante de sus ojos y la polla empezó a crecer de una forma descomunal. - ¡Con este tamaño ninguna la quiere!

-¡Dios! – Exclamó Maribel. – ¡Es increíble! - ¡Parece la de un pony!

-¡Hijo, con eso revientas a la pobre chiquilla que se lo metas! – Dijo Laura con los ojos abiertos. – ¡Cómo puede llegar a tomar ese tamaño! ¡No tienes piel en tu cuerpo para tanta polla! – Alargó la mano y le acarició el enorme y endurecido glande.

-¡Pues eso es lo que me pasa! – Se la guardó en el pantalón y le quedó una enorme montaña de tela por el empuje de aquella polla. - ¡Así que aún no me he estrenado y a saber cuando lo podré hacer!

-¡Tú estas de cachondeo! – Dijo Laura. – ¡Muchas mujeres buscan una polla así…! ¡Y si no, están las películas porno en las que ganarías mucho!

-¡Laura! – Dijo Maribel. - ¿Te gustaría que te montara un pony?

-¡En qué estás pensando, pervertida! – Contestó su amiga.

-¡Podemos someter a nuestro semental y domar a este pony que hemos encontrado en el camino! – Maribel pasó su lengua por los labios, se levantó y se puso de rodillas entre las piernas de Edu y empezó a acariciar la polla por encima del pantalón.

-¡Ahora te entiendo amiga mía! – Dijo Laura. – ¡Pero creo que la habitación sería mejor picadero para domarlo, no crees! – Se levantó y le tendió la mano a él. - ¡Vamos caballito, que tienes que aprender muchas cosas hoy!

Laura tiró de su mano y él empezó a levantarse. Maribel seguía aún entre sus piernas y aprovechó el movimiento para poner su cara y que aquella polla endurecida la acariciara.

-¡Vamos, no tardes más que tenemos que montar las dos a este caballito!

Maribel se levantó del suelo y camino detrás de ellos. Laura llevaba a Edu de la mano por el pasillo.

-¿Dónde hay un picadero bien grande? – Preguntó Laura.

-¡A la derecha! – Dijo Edu.

-¡A la derecha, mi señora! – Laura le agarró con fuerza los huevos y apretó un poco, acercó su cara a la de él y pasó su lengua por sus labios. - ¡Así es cómo nos tienes que contestar o te castigaremos…! – Laura encontró en un pequeño mueble que había en el pasillo una cadena de un perro, podría valerle a Edu. - ¡De rodillas caballito! – Él le obedeció. – Laura cogió la cadena, pero el collar era muy pequeño. Dejó el collar y se quedó con la correa. Pasó el enganche por el asa y formó un nudo corredizo. Se lo puso en el cuello al joven y dio un pequeño tirón para que se ajustara al cuello. - ¡Así es como debo llevar a mi caballito! ¿Te gusta ir así?

-¡Sí! – Respondió él y un tiró de la cadena le estranguló un poco. - ¡Sí mi señora, sí mi señora! – No tardó en contestar bien y disfrutaba de aquel castigo.

-¡En pie! – Le ordenó Laura y tocó su polla para comprobar que la polla estaba más endurecida que antes. - ¡Buen chico, así caballito, así te tienes que portar!

Maribel le acariciaba el culo y la espalda y le decía cosas como si estuvieran educando a un animal. Los tres entraron en la habitación de los padres de él. La cama era bastante grande. Laura le dio varias vueltas por la habitación, como si realmente llevara un caballo, tirando de la cadena para que moviera y tirando hacia atrás para que se parara.

Maribel aprovechó para lavarse mientras su amiga educaba al pony, pues después de lo que ocurrió con Juan, tenía sucio sus genitales. Cuando entró en la habitación, todavía lo tenía dando vueltas y acariciándole la polla de vez en cuando como agradecimiento. Maribel se sentó en el filo de la cama con las piernas abiertas y la falda por encima, cubriéndola.

-¡Sooo bonito! – Le dijo Laura y él poco a poco se iba metiendo en su papel de caballo. – Te voy a enseñar un coño de mujer y aprenderás a darle placer antes de empalarla con esto que tienes aquí. – Laura le hablaba y no paraba de acariciar su polla por encima de la tela. Maribel se subió la falda y dejó su depilado coño a la vista de su semental. - ¡Bien, bonito, bien! ¡Se te ha puesto más dura al ver el coño de tu ama! ¡Buen semental!

Laura tiró de la cadena y lo forzó a que se pusiera de rodillas entre las piernas de Maribel. Fue a meter su cabeza entre las piernas y Laura dio un fuerte tirón de la cadena para frenarlo. Aquello le dolió un poco, pero él disfrutó de ese gesto de dominio.

-Tus amas no te han dicho nada. ¡Quieto, quieto! – Le dijo Laura. – Acaricia con tus pezuñas los muslos de tu ama, vamos hazlo bien…

Edu empezó a acariciar los muslos de Maribel que de inmediato empezó a lanzar flujos por su coño. La acariciaba y poco a poco iba acercando sus manos al caliente sexo de la entrenadora.

-¡Bien, vas bien! – Dijo Laura y se arrodilló junto a él y empezó a bajarle los pantalones. - ¡Te estás portando bien y eso merece un premio!

Le bajó los pantalones hasta las rodillas y empezó a acariciar su endurecida y enorme polla. Edu no había tenido relaciones sexuales con ninguna mujer y en las condiciones que aquellas dos mujeres se lo estaban montando, lo excitaban sobre manera hasta que sintió que tenía que correrse.

-¡Mi señora, no puedo más! – Dijo entre gemidos de placer. - ¡Mis amas van a conseguir que me corra ya! ¡No puedo más!

Laura se levantó corriendo y se sentó junto a su amiga. Tiró de la cadena e hizo que Edu se colocara de pie delante de ellas.

-¡Vamos caballito! – Le dijo acariciando sus testículos. – ¡Ama Maribel te va a hacer una paja para que le des tu leche a tus dueñas!

Maribel agarró la polla del joven y en apenas unas cuantas sacudidas sintió que se tensaba aún más entre sus dedos y como se convulsionaba cada vez que echaba un chorro de semen. El primero cayó sobre la cara de Maribel, llenando desde su pelo hasta su garganta. Laura la agarró para que apuntara sobre ella y el siguiente chorro fue directamente a su boca que permanecía abierta esperando la blanca leche que brotaba de la descomunal polla. Maribel acercó su cara a la de su amiga y no paró de masturbarlo, consiguiendo que saliera aún más semen por el que se peleaban las dos. Maribel tiró de la polla y lo obligó a acercarse a ellas. Él abrió un poco las piernas y cada una la colocó entre las piernas de ellas.

Maribel fue la primera en chupar el hinchado glande y succionó sacando un poco más de semen. Las piernas del joven temblaron al sentir más placer. La polla empezó a perder un poco de dureza, sólo un poco. La lengua de Laura recorrió toda la longitud de aquel tremendo ariete mientras su amiga seguía chupando el glande que era imposible que entrara en su boca.

-¡Qué maravilla de polla! – Exclamó Maribel separándose para verla. – ¡Mira, la punta parece un champiñón! ¡Qué gorda y hermosa!

Maribel admiraba la polla y agitaba su mano para intentar que recuperara su dureza. Laura aprovechó para abrir la boca y tragarse aquel enorme glande, sentía la presión en las comisuras de su boca, chupó y Edu parecía que se iba a caer cuando sus piernas temblaron por el placer que le daba. Maribel comprobó en su mano que la viga que tenía por polla volvía a endurecerse.

-¡Bueno, ya está bien! – Dijo enérgicamente Laura y le dio un tirón de la cadena a Edu. - ¡Atento, ahora tienes que darle placer a tus cuidadoras! ¡Vamos a enseñarte! ¡Primero danos algo para que nos limpiemos!

Le soltó la cadena y él fue al baño y trajo unas toallitas húmedas con las que se limpiaron las dos mujeres.

-¡Te quiero ver ya de rodillas delante de tu dueña Maribel!

-¡Sí, mi señora!

Maribel volvió a abrir las piernas y él se colocó, estiró los brazos para volver a tocar los muslos de ella y de nuevo sintió la presión que ejercía la cadena en su cuello al tirar Laura.

-¡No, quieto! – Laura le gritó. - ¡Alguien te ha dicho que la toques! – Ella simuló estar enfadada y le dio una fuerte bofetada en el culo. - ¡Caballito malo, no!

Edu estaba disfrutando con el espectáculo que le estaban dando. Ese siempre había sido su sueño, ser dominado y encontrar alguna mujer que tuviera sexo con él. Una noche que no había sido especialmente buena en el trabajo, había tornado por azar en sus sueños más húmedos que nunca hubiera imaginado.

-¡Mira el coño de ama Maribel! – Le dijo Laura a Edu. - ¿Te gusta, eh? ¿Ves ese liquidito que sale de raja? ¿Sabes que es eso?

-Mi señora, imagino que serán los flujos de su vagina… - Contestó él sin saber en que momento ella le daría un tirón de la cadena como castigo.

-¡Buen caballito, eso es! – Laura estaba de rodillas junto a él y le acarició la polla como premio. – ¡Toca mi coño! – Él metió la mano bajo su falda y tocó las bragas totalmente mojadas. Laura sintió placer con el contacto de sus dedos sobre su clítoris. - ¡Mientras nuestros coños sigan fluyendo te estarás portando bien y nos tendrás contentas! ¡Ahora toca los muslos de ama Maribel hasta llegar a su raja! – Dio un pequeño tirón de la cadena como señal de que empezara. Su mano volvió a acariciar su gran polla.

Las manos de Edu bajaban por aquellos muslos, cada vez más cerca de la raja de Maribel hasta que estuvieron a ambos lados, presionó una mano contra la otra y estrecharon los labios que custodiaban la entrada de aquella caliente vagina. La presión hizo que salieran más flujos. Laura le acariciaba con más fuerza la polla y lo animaba: “¡Bien caballito, bien, sigue así!”. Las caderas de Maribel se agitaban por el placer y empezaba a gimotear.

-¡Ves, ama Maribel está disfrutando de tus caricias! – Laura tiró levemente de la cadena y acercó su boca a la de él, lo besó y sus lenguas jugaron dentro y fuera de sus bocas. - ¡Ahora separa los labios de su mojado coño!

La rosada y brillante vagina de Maribel apareció ante sus ojos, era la primera vagina que veía tan de cerca, en la realidad. Lanzó un relincho metiéndose en el papel de pony que sus amas le habían ordenado. Laura rió y le acarició la polla de nuevo.

-¡Buen caballito, estás a punto de probar el coño de tu ama Maribel! – Le dijo y tiró hacia abajo para que se inclinara sobre el coño de su amiga. – ¿Ves ese bultito de ahí arriba? – Él asintió moviendo la cabeza y relinchando de nuevo. - ¡Lámelo y verás como se vuelve loca de placer y te regala más néctar de su vagina!

Edu metió su cabeza entre los muslos de su ama y su lengua empezó a acariciar el clítoris. Maribel empezó a gemir y sus caderas se movían arriba y abajo. Los flujos que salían de su vagina se convirtieron en una cascada de placer.

-¡Toma! – Laura le entregó la cadena a su amiga. - ¡Indícale como quieres que te coma el coño! – Laura se puso en pie y se desnudó por completo mientras se excitaba viendo a Edu comer el coño de su amiga.

Maribel gemía y se retorcía al sentir la lengua de él acariciando su raja. Pasaba por toda ella y se detenía a jugar haciendo círculos sobre su clítoris. Edu sentía el sabor de aquella madura mujer en su boca que se inundaba de los flujos que le regalaba su vagina.

Laura se colocó detrás de él y sentía su prieto culo en su barriga. Pasó una de sus manos por la cintura de él y agarró su descomunal polla. La acariciaba y deseaba mamarla. Tiró de la cadena que ataba al joven y se soltó sin problemas de la mano de Maribel que simplemente se dedicaba a disfrutar de la lengua de él en su vagina.

-¡Vamos! – Dijo Laura dándole un tirón de la cadena. - ¡Levántate y colócate en medio de la cama boca arriba!

Maribel protestó al sentir como aquella caliente lengua abandonaba su sexo. Edu se colocó en medio de la cama y su inhiesta polla destacaba sobre su cuerpo. Maribel corrió a poner su redondo culo sobre la cara de él para que su lengua volviera a trabajar.

-¡Ama Maribel quiere que sigas con el trabajo que has dejado! – Dijo acomodándose para que su coño quedara encima de su boca.

Edu sólo podía ver la rosada vagina de Maribel que se aproximaba a su cara hasta que su lengua empezó a acariciarla en su parte más íntima. Laura se subió a la cama a cuatro patas y fue directamente a por lo que más le gustaba de aquel joven, su enorme polla. La agarró con las dos manos y su lengua empezó a lamer el hermoso glande. Pasaba su lengua alrededor y se detenía en poner la punta sobre el agujero para darle placer. Maribel vio como su amiga disfrutaba de la dura viga que portaba su amante y se inclinó pidiendo un trozo de tan grande miembro para jugar. La lengua de Maribel lamía por un lado y Laura por el otro. Sus lenguas se encontraban al llegar arriba, a su glande y las dos lamían juntas tan delicioso joven.

Maribel empezó a temblar por el placer y tuvo un orgasmo. Su vagina no paraba de lanzar flujos que su joven amante tragaba con esfuerzo.

-¡Vamos, móntalo tu primera! – Le dijo Laura que no paraba de lamer la endurecida polla.

Maribel le quitó el culo de la cara a Edu y se movió hasta que su coño quedó a la altura de aquella polla. Le daba la espalda a él, apoyada en sus pies, las piernas totalmente abiertas y recostada hacia atrás para apoyar sus manos en la cama.

-Edu. – Dijo Laura. – Vas a clavar tu hermosa polla por primera vez en el coño de una mujer.

Laura tenía delante de ella la mojada y dilatada entrada a la vagina de Maribel. En su mano estaba la polla. Lanzó una saliva a glande y lo dirigió a su amiga. Maribel sintió el calido contacto de aquella polla en su coño. Se dejó caer para que la fuera penetrando. Sus labios se separaron pero el glande resbaló por la gran cantidad de flujos que había y salió disparado hacia afuera y arriba de forma que frotó su clítoris produciéndole un cosquilleo delicioso. Movió su culo y el glande pasaba una y otra vez por el mismo lugar. Laura presionó la polla contra su amiga y el contacto entre sus sexos se hizo más intenso, dándole más placer aún.

Laura puso una mano en el culo de su amiga y detuvo el movimiento de ésta. Agarró la polla y la llevó al objetivo, la vagina. Entre gruñidos de placer y algo de dolor, Maribel fue bajando y el glande empezaba a penetrarla. Podía sentir como cada centímetro que entraba le dilataba la vagina hasta donde nunca había llegado antes. No paraba de gemir y gruñir. Se sentía completamente llena de su nuevo amante.

-¿Ya está entera? – Maribel preguntó a su amiga.

-¡No, aún te va a entrar más!

-¡Qué maravilla! – Se dejó caer y lanzó un grito mezcla de dolor y placer.

Edu estaba en la gloria, nunca había penetrado a una mujer y esa noche sentía como su polla estaba dentro de la caliente vagina de una madura que por casualidad había conocido. Se movía y Maribel aullaba de placer. Los dos estaban gozando, no tardo mucho en llegar un primer orgasmo para ella que se agitaba enloquecida gozando de aquel empalamiento.

-¡Ahora toma a ama Laura, móntame! – Laura estaba junto a ellos a cuatro patas esperando que su semental la embistiera cuanto antes.

Maribel se levantó y él se puso de rodillas detrás de laura. Veía el perfecto culo de ella, lo agarró con las dos manos y lo acarició. Ella se inclinó y su culo quedó aún más en pompa. Edu podía ver perfectamente sus labios vaginales. Metió una mano y los acarició con los dedos intentando separarlos. Sintió como su dedo se colaba entre los labios y la humedad lo empapó por completo. Aquella mujer estaba preparada para recibirlo. Se agarró la polla con una mano y la dirigió al coño de Laura.

-¡Despacio caballito! – Le dijo Laura. - ¡Se siente tan inmensa, tan buena! – Empezó a gruñir.

Maribel recuperó un poco de fuerzas después de su gran orgasmo y se colocó de rodillas junto a su amante. Lo besó mientras él penetraba despacio a su amiga. Su mano tocaba el duro culo del muchacho y su boca buscó su pezón para lamerlo. Bajo ella podía ver como la polla se perdía entre los dilatados labios del coño de Laura que disfrutaba sintiendo como su vagina se dilataba para aceptar al semental que la follaba.

Empezó a penetrarla suavemente sin clavarle su duro ariete por completo. Laura gimoteaba. Sus penetraciones se iban acelerando cada vez más rápidas, cada vez más profundas. Laura empezaba a sentir placer y sus manos se agarraron fuertemente a las sábanas. Nunca la había penetrado un hombre de tanta talla y nunca había conseguido tener un orgasmo tan rápido. Sus gemidos y chillidos inundaron aquel piso cuando estaba llegando al éxtasis del momento, su cuerpo temblaba. Edu no dejaba de penetrarla, como un animal agarraba sus caderas y empujaba su polla contra ella. Laura se sentía completamente invadida por él.

-¡Vamos semental, fóllala y córrete de una vez! – Le dijo Maribel al oído. - ¡Fóllala e inúndala con tu leche!

Empujó su polla por última y la dejó clavada en lo más profundo de la vagina de ella, sintió como su semen subía por su larga polla y salía. Laura gimió, gritó y se convulsionó al sentir los chorros de semen que la estaban llenado. De vez en cuando él volvía a sacar y meter su polla en Laura y algo más de semen salía. Ella sentía palpitar aquella enorme polla dentro, muy dentro.

Laura se dejó caer sobre la cama rendida por el placer. Maribel vio como aquella polla salía del empapado coño de su amiga. La cogió y la acarició un poco. Edu resoplaba exhausto por el polvo que les había echado a aquellas dos mujeres. Se tumbó boca arriba en medio de la cama, Laura y Maribel se abrazaron a él tocando su cuerpo, se quedaron dormidos.