El verano de la Expo (4)

Comienza a conocer los secretos de la familia de mano de su prima pequeña.

IV

Una vez terminé de vestirme me quede parado delante de la puerta, la verdad es que ahora me daba un poco de corte salir, no sabia como reaccionar cuando me encontrase con mi tía. Pero después de pensarlo un poco me encogí de hombros y pensé – que carajo, ¿qué va a decir?, ¿que la he violado?, mas tiene ella que ocultar que yo – y con esas abrí la puerta y me dirigí a la cocina.

En la cocina solo estaba mi tía, se encontraba de espaldas a la puerta fregando los cacharros de la cocina en el fregadero. Me limité a dar los buenos días mientras me dirigía hacia la nevera. Por el rabillo del ojo pude ver como mi tía se volvía hacía mí, y me saludo con un tono que para nada era habitual en ella

Muy buenos días sobrino, ¿o tengo que decir buenas tardes?. Espero que estés descansado – yo ya había alcanzado la nevera y la había abierto para ver si encontraba algo que comer e hice como que no escuchaba.

No me dio tiempo a ver nada ya que al momento ella estaba pagada a mi espalda y ya en un tono mas bajo me dijo:

¿Tienes hambre?, no me extraña, con la de energía que has gastado – mientras me decía esto sus manos ya volaban por mi cuerpo, una por mi cabeza y la otra por mi entrepierna – ven con tu tita que te voy a preparar algo para reponerte, y ya sabes, hoy estás escusado de trabajar en la cafetería, no quiero que mi sobrinito gastes sus fuerzas en otra cosa que no sea en lo que le diga su tita, ¿verdad? – y diciendo esto me apretó con fuerza los huevos.

Después cogiéndome de la cintura me llevo a la mesa de la cocina y me sentó, me preparo un café y unas tostadas, en todo ese rato estuvo rondándome como gata en celo. No paro de pegar su culo a cualquier parte de mi cuerpo que tenia a mano, mientras me sonreía con cara de boba. Estaba claro que lo que mi tía necesitaba era un hombre y yo iba aprovecharme todo lo que pudiese de esa situación.

Estaba desayunando cuando apareció Susana. Al verme se sorprendió y me dijo:

¿Ya te encuentras bien?

No tuve tiempo de responder, pues mi tía enseguida entró al trapo.

Sí, ya está un poco mejor, pero lo mejor será que hoy se tome el día de descanso. Y tú – dijo dirigiéndose a mi con un tono mas serio – será mejor que está noche no salgas, pues ya has visto en que condiciones volviste ayer. Solo faltaba que tu madre piense que aquí te hemos echado a peder. Vamos tomate el desayuno y vete a descansar un poco.

Pues yo no estoy conforme, hoy me tocaba librar a mí y por tu culpa voy a pringar todo el día. Y tu!!! Mama!, ya podías ser igual de compasiva conmigo cuando llego tarde a casa un sábado, a mi siempre me haces trabajar llegue en las condiciones que llegue – mi prima iba a seguir con el rosario de quejas, pero mi tía la corto en seco.

¡¡¡SUSANA!!! – Grito mi tía – Tu te callas y te vas ahora mismo para la cafetería.

Vale, vale. Yo solo venía a decirte que ha llegado a la cafetería la señora Elisa y que te quiere ver.

El tono que había usado Susana me pareció un tanto sarcástico, y a mi tía se puso un poco mas sería.

Dile a Elisa que hoy no va a poder ser, que ya la llamaré yo – contesto tajante mi tía.

Susana se marcho, no sin antes lanzarme una mirada que podría matar a un caballo.

Como ya empezaba a encontrarme mas seguro de mi mismo, no dude en preguntar a mi tía quien era esa Elisa. Ella me respondió que era una mujer que venía por el barrio, que arreglaba el pelo y le hacía la manicura de vez en cuando. Que hoy habían quedado pero que ella no se encontraba con fuerzas de atenderla.

No me pareció muy convincente, pues precisamente después de una noche ajetreada, pensé que no habría nada mas relajante que un cuidado del cuerpo, y mas para una mujer. La cosa es que me quede con curiosidad de ver a esa tal Elisa. Así que me tome el resto del café y con la tostada en la mano me dirigí hacía la cafetería, sin reparar en que mi tía me llamaba y me decía que no corriese y que lo que tenía que hacer era descansar.

Al entrar en la cafetería, pude ver a Susana hablar con una mujer, al principio pensé que Elisa se había marchado, pues en mi mente me había imaginado a la tal Elisa, mas o menos de la edad de mi tía (la habían llamado señora). Pero cuando pude oír la conversación me percate de que estaba totalmente equivocado. La tal Elisa no solo era mucho mas joven que mi tía (yo calcule que estaría rondando los 35 años), pero eso no fue lo que mas me sorprendió, lo que mas me sorprendió era que Elisa era de color (negro por supuesto), pero no era de un color chocolate, era de un color negro, negro. Imagino que debía de ser africana o algo así. Hablaba bien el español pero se le notaba el acento extranjero.

Centrándonos en la conversación, resulta que la señora estaba un tanto enfadada, ya que según le pude oír, la cita la tenia marcada hace muchos días y que había tenido que anular otras para atender a mi tía. Mi prima no parecía que le importase mucho lo que Elisa le contaba, después de dejarla quejarse le contesto " Me parece perfecto pero eso se lo tendrás que contar a mi madre otro día, como ya te he dicho hoy no la puedes atender ", y con estas le dio la espalada y se dirigió hacia la barra. Elisa un tanto enfadada el espeto: "Pues dile a tu madre que si quiere mis servicios la próxima vez le saldrá mas caro", y dando la vuelta se marchó.

Por mi parte yo me había sentado en uno de los taburetes de la barra y contemplaba el ir y venir de mis primas (las tres estaban en la cafetería) y me dispuse a pasar el resto de la mañana en observar lo que ocurría entre ellas, el hecho de no tener tareas asignadas me proporcionaba que me pudiese mover con toda libertad. Lo primero que decidí hacer fue fastidiar un poco a mis primas, sabia de sobra que les fastidiaría que yo no trabajase mientras ellas sí, sobre todo Susana que se encontraba trabajando en lugar de estar holgazaneando en su cama, como solía hacer sus días de descanso.

Después de un rato oyendo a mis primas quejarse y de oír diez mil reproches de Susana, me aburrí y decidí dar una vuelta por la casa. Cuando me dirigía hacia la casa mi primita Olga me llamo.

¡¡¡Primo!!!, ¿Me puedes ayudar a traer unas cajas del almacén?.

¡Vamos! – Le conteste. Si hubiese sido Susana le hubiese dicho que no, aunque solo fuera para oírla protestar, me encantaba, la verdad es que se estaba convirtiendo en un pequeño vicio, me encantaba verla mosqueada, se ponía mas sexy todavía.

Nos dirigimos al almacén los dos en silencio, cuando pasamos por delante de mi puerta, Olga me miro con cara picará y se sonrió. Por un momento pensé que ella sabía lo que había pasado entre su madre y yo, pero al instante pensé que de lo que se estaría acordando es de la paja que se había hecho con mi preservativo. En estos pensamientos estaba cuando al llegar a un lugar del almacén mi prima me trajo de nuevo a la realidad con un – Estas son -. Yo sin esperar un momento tome las dos cajas y me volví para volver a la cafetería. Pero mi prima no parecía tener prisa en volver.

¡Espera!, ¿dónde vas con tanta prisa?, como se nota que tu hoy no trabajas. Vamos a esperarnos un momento aquí, no tengo ganas ninguna de volver a trabajar, además Susana esta de un humor de perros, por tu culpa, y lo paga conmigo.

¿Por mi culpa?, - pregunte sin pensar muy bien lo que decía, obviamente que era por mi culpa, era su día de descanso y estaba trabajando.

Claro guapo, ¿o te crees que te fastidien el día de descaso es lo mas placentero del mundo? – me comento entre burlona y tajante.

Sí, claro, supongo que tienes razón. Bueno de suponer nada, tienes toda la razón del mundo, pero no fue mi intención, además la idea fue de tu madre – respondí sin pensar muy bien que me estaba metiendo en un terreno resbaladizo.

Sí, ya. Por cierto, ¿con quien te corriste ayer esa juerga?.

Pues con quien va a ser, con Carlos, el hijo de la vecina, y sus amigos – Mentí.

Vaya, pues que raro.

¿Raro? – Empezaba a sospechar que me estaba enfangando poco a poco.

Sí, raro. Es que esta mañana he estado con María y me ha comentado que su hermano no salió ayer, ya que hoy tenia que ir temprano a ayudar a su padre a no se que cosa. – Creo que Olga notaba como la cara se me iba cambiando por momento. María es la hermana de Carlos y de la misma edad que Olga, es mas creo que incluso estaban en la misma clase del colegio.

Bueno, dije con Carlos por decir, pero era con sus amigos con los que ....

¡¡Aaahhhhh!!,- me interrumpió - pues mira es que también me ha comentado que su hermano le ha dicho que no simpatizaste con ellos, y es mas que el viernes te largaste temprano solo y que no volviste al barrio con ellos.

¡¡Bueno esto que es un interrogatorio!! – dije algo mosqueado.

No por favor que va, es solo que si no saliste con ellos anoche, ¿con quien te has corrido la juerga?, ¿o es que no te has corrido ninguna juerga?, por que yo la verdad te veo muy entero, algo de ojeras pero por lo demás no te veo nada resacoso, ¿no tendrás nada que esconder verdad?.

Aquello me estaba poniendo nervioso. Ahora, visto desde la distancia, puedo entender que la inocente de mi prima estaba solo disparando al aire sin mas objetivo que perder el tiempo y hacerse la interesante. Pero en aquel momento, con todo lo que había pasado, la verdad es que me pudo la presión y rompí por donde mas daño podía hacer.

¿¡¡Esconder!!?, ¿¡¡qué yo tengo que esconder!!? – dije muy serio pero sin levantar la voz. Al principio Olga sonreía, pensaba que había cumplido su objetivo, mosquearme. Y lo había cumplido, pero lo que no había calibrado eran las consecuencias. – Pues no creo que tu seas la mas indicada para hablar, ¿no crees? – Olga me miraba un poco divertida, no tenia idea de por donde iban mis comentarios.

¿Yo? – Dijo con cara de no haber roto un plato en su vida.

¡¡¡Sí!!, ¡¡¡tu!!!. ¿encontraste algo interesante en mi cuarto ayer? – la sonrisa se le borro de inmediato, y el color de su cara paso por varias tonalidades, y ninguna de ellas le favorecía.

No se a que te refieres – contesto con una voz que casi no le salía del cuerpo.

Será entonces que estoy confundido - esta respuesta pareció aliviarla un poco, pero era solo darle un poco de cuerda mas para el tirón final. Y tras unos segundos de silencio - ¿Por cierto?, ¿a que saben mis preservativos? – este golpe era obvio que no se lo esperaba. La cara no tenía tonalidad ninguna, la boca la mantenía abierta, intentaba decir algo, pero no la deje, y le di el golpe final - ¿o se lo tengo que preguntar a tu madre?.

Eso la derrumbó, oculto la cara con sus manos y comenzó a llorar. Decía algo, pero yo era incapaz de entender lo que decía. Las palabras le tropezaban con el llanto y era incapaz de terminar ninguna al completo. Mientras tanto yo estaba allí de pie mirándola con una sensación mitad de poder y mitad de lastima. Pero no estaba dispuesto a dejar pasar una oportunidad como aquella. Me acerque a ella y cogiéndola de los hombros la senté sobre las cajas y el indique que se tranquilizara, le acariciaba el pelo y le retiré las manos de la cara. Tenia los ojos cerrados, y no paraba de sollozar, no dije nada mas, solo espere a que se tranquilizara un poco. Cuando finalmente pareció que se tranquilizaba, le pregunte que desde cuando hacia eso con su madre, pero no pudo hablar, comenzó de nuevo a llorar. Como veía que aquello no iba a dar mas de sí por ahora, le indique que nos fuéramos que en la cafetería nos estarían echando de menos, y que además estaban a la espera de las cajas. Pero antes debía asegurarme que todo quedaba bajo mi control. La levante y mirándola a la cara la amenace, le comente que al volver le diríamos a todos que se había dado un golpe en el pie con una de las cajas y que después de comer se dirigiera a mi cuarto sin que nadie se diera cuenta, ya que teníamos una conversación a medias y que debíamos terminar si quería que lo de su madre y ella siguiera siendo un secreto. Aquello último era un farol, pues yo desconocía en ese momento quien estaba la tanto de cada uno de los líos que había en la casa. Pero por la reacción de ella parecía que había acertado con la amenaza, pues me miro con los ojos muy abiertos y asintió repetidamente.

El resto de la mañana trascurrió sin nada mas que destacar, salvo el interés de Susana por el pie de Olga. El resto de la familia pareció no dar mucha importancia al estado de Olga. Bueno también estaba mi tía que no paró de lanzarme miraditas y pegarse a mi cada vez que tenia oportunidad. Yo, para quitármela de encima le dije que dormiría un poco la siesta y después había quedado para jugar un partido con los del barrio, por lo que no regresaría hasta las ocho o las nueve. Al principio a mi tía no pareció hacerle mucha gracia, pero en el momento que dije la hora de mi regreso, aprovecho para meter baza – Me parece estupendo, un poco de ejercicio es muy saludable y después te duchas y te quedas tranquilito en casa, que ya tuviste bastante juerga ayer – Y lanzándome una sonrisa siguió comiendo. Salvo esto y que Susana y Marta estaban un poco alucinadas con el buen humor de su madre, el resto de la comida paso sin incidentes.

Al terminar me dirigí a mi cuarto, no sin antes buscar con la mirada a Olga para que no se olvidara de su compromiso. Cuando nos cruzamos la mirada ella se limito agachar la cabeza y dar un leve asentimiento.

Yo me había cambiado y me encontraba tumbado en la cama cuando tocaron levemente a la puerta

Pasa.

Ella entro, cerro la puerta a sus espaldas y quedó apoyada en ella. Yo me incorporé y me senté en la cama, sin mediar palabra le indique que se acercara y se sentara en mi cama. Ella así lo hizo.

Cuando se sentó le acaricie el pelo y comencé mi segundo ataque, éste debía ser el definitivo.

Bueno, ¿empiezas tu a hablar o quieres que sea yo el que te valla preguntando?.

Como no obtuve respuesta continué yo.

¿Desde cuando? – Ella sabia perfectamente de lo que hablábamos.

Desde hace seis meses mas o menos, antes de que tío le diese el ataque..

¿Cuántas veces?.

Pues como la de ayer, han sido tres.

¿Cómo la de ayer?, ¿es que ha habido otras formas?.

Quiero decir, así que lleguemos al final.

¿Cómo ha sido las otras veces?

Pues ella me toca, cuando andamos por la casa o cuando vemos la tele en el salón. Se sienta a mi lado y mientras no nos ven me toca.

¿Y las otras tres veces?.

Pues la de anoche y otras dos parecidas.

Ella parecía totalmente rendida, creo que dentro de su desesperación estaba deseando contárselo a alguien, aunque ese alguien fuese yo y mediante un chantaje.

¿Cuándo comenzó?.

Pues como te he dicho hace unos seis meses, era un sábado por la noche, yo había vuelto de casa de María, allí habíamos estado, Maria, otra amiga y yo, toda la tarde en su cuarto escuchando música y charlando de nuestras cosas. A última hora María había sacado una revista que le había quietado al hermano. Era una de esas revistas guarras de tíos y tías haciendo porquerías. María nos contó como ella había visto a su hermano tocarse su poya mientras miraba la revista y que después de ella quitársela también había estado tocándose mientras las miraba, nos reímos un rato y luego me marche para casa.

Cuando llegue a casa solo estaban mi madre y mi tío, mis hermanas ya habían salido, los salude y le dije a mi madre que me iba a dar un baño antes de ponerme el pijama.

Cuando estaba en el baño, comencé a pensar en lo de las revistas y en lo de tocarse, imagine a Carlos tocándose mientras veía aquellos impresionantes tíos follandose a unas tías espectaculares en todas las posturas. Además me venían a la cabeza no solo las folladas sino toda la variedad que la revista mostraba tíos con tías, tías con tías, tío con tías, tía con tíos, tíos masturbándose, tías masturbándose. También me venia a la cabeza las palabras de María, "ella se tobaba mientras veía las revistas", aquello para mi fue quizás mas duro que lo demás, ya que tenia conocimiento de la existencia de las revistas (aunque con anterioridad no había tenido nunca una entre mis manos) y sabia que los chicos se tocaba (no sabían hablar de otra cosa en el colegio), pero que las chicas se tocasen, eso era algo nuevo para mi y además transgredía todas las enseñanzas que tenía. Aunque eso quedo esa noche mas que sobrepasado.

La cosa es que no recuerdo en que momento ocurrió, pero cuando me fui a dar cuenta tenia mis dos manos jugando con mi chochito y comenzó a invadirme una sensación de bienestar que junto con el calor del agua caliente y la música que tenia puesta me trasladaron a otro mundo tanto que ni oí ni sentí que mi madre había llamado a la puerta y había entrado. Lo primero que sentí fue su mano en mi pelo, lo que provoco que diera un respingo del agua por el susto. Sonreía y no dejaba de acariciarme el pelo. Yo tarde un poco en reaccionar al principio pensé que ella no se había percatado de lo que yo estaba haciendo, pues no decía nada. Tomo mi esponja y dijo que me iba a bañar ella que hacía mucho que no lo hacía y que como yo ya iba a dejar de ser una niña quería ser la última que me bañase como niña y la primera como mujer, yo no lo entendía, pero pronto supe a que se refería.

Ella comenzó a lavarme los brazos y luego siguió con el tronco, del ombligo se dirigió lentamente hacia mis pechos, donde estuvo un buen rato, la verdad es que a mi me relajó. Después se dirigió a los pies, donde estuvo un buen rato, aquello ya me dejo para el arrastre, creí que me dormía en la bañera. Suavemente fue subiendo por las piernas y los muslos. De repente se paro, yo que tenia los ojos cerrados los abrí, y entonces vi que la cara de mi madre había cambiado, no era capaz de saber el motivo pero ya no me miraba como antes de comenzar el baño. Acto seguido, dejo la esponja y derramo abundante gel sobre la palma de su mano derecha, y acercando su boca a mi oído me dijo; "Bueno ya es hora de despertar del sueño de la infancia y pasar a la vida de mujer". En ese instante introdujo su mano derecha en el agua mientras que con la izquierda ,me indicase que me callase. Y ahí fue cuando comenzó el torbellino. Apretó suavemente pero con decisión mi chochito y comenzó a darme una serie de caricias que al instante hicieron que me faltase el aire. Ella arrodillada en el suelo no hacia mas que susurrarme cosas al oído, cosas que casi no recuerdo, pero que hacían que las caricias se multiplicasen por 1000. Ahora se que aquello era correrse, pero en aquel momento pensé que me estaba matando poco a poco. Así estuvimos yo que se el tiempo hasta que mi madre pensó que era suficiente, después de parar me dio un beso suave en los labios y se puso de pié, yo miraba hacia el techo pero sin apenas ver que pasaba, hasta que me di cuenta de que se estaba desnudando, entonces volví a ponerme un poco tensa, ya que no sabia que vendría ahora. Entonces una vez desnuda se metió en la bañera y dándome la mano me puso de pié, me abrazo y me susurro al oído: "ya eres casi una mujer y yo te he enseñado cuanto te quiero, ahora demuéstrale a tu mami cuanto la quieres". Yo la verdad es que no sabia muy bien a que se refería, todo aquello era demasiado para mí. Pero ella me saco de la duda al instante, tomó una de mis manos y se la llevo a la entrepierna y me volvió a susurrar; "vamos hijita hazle a mama lo que tanto te ha gustado que te haga". Me asuste, y retiré rápidamente la mano y moví la cabeza negando. Pero mi madre no estaba por la labor de quedarse sin su ración de sexo, así que, esta vez con mas energía y rudeza, volvió a coger mi mano y de nuevo se la dirigió hacia su coño, pero esta vez no la soltó, al contrario, comenzó a masturbarse con ella. La cara la tenia totalmente cambiada , no la reconocía. Estaba totalmente asustada, así que intentes safarme y salirme de la bañera, pero mi madre, con mas fuerza que yo, tiró hacía mi y me pego a un mas a ella, y cogiéndome por los pelos me dijo , ya en un tono mas duro: "No pensaras que has recibido mi cariño pensando que no tendrías que dar nada a cambio, ¿verdad hijita?", yo no sabia que hacer solo se me ocurrió suplicarle que me dejara que yo no quería hacer aquello, que no estaba bien. Y entonces me cruzo la cara de una bofetada y me espeto a la cara: "¿Ahora?, ¿ahora vas a decir que no esta bien?, pues no decías nada mientras te tocaba ese chochito calentón que tienes. Vamos ya sabes lo que tienes que hacer y si no lo sabes no te preocupes que yo te enseño. Pero no vuelvas a rechistarme ¿te enteras?". Yo asentía con la cabeza mientras de mis ojos salían lagrimas a borbotones, pero no me queje para nada, no quería que la cosa fuera a peor, como ya te he dicho no reconocía a la mujer que tenía delante. Mientras ocurría esto mi madre no había dejado de restregar mi mano contra su coño, y una vez que vio que yo no me movería, me soltó, tanto del pelo como de la mano que tenia en su coño. Comenzó a tocar todo mi cuerpo, paso de los pechos al culo y del culo a la cara, me magreo por completo se pegaba a mi tanto que pensaba que me iba a ahogar. Mientras no de dejaba de susurrarme al oído que siguiera que siguiera mas, me suplico que le restregara el coño con mas fuerza, mientras ella aceleraba el ritmo de sus caderas y apretaba mi culo con las dos manos. Yo no podía parar, sabia que no estaba bien lo que hacíamos, pero no podía parar de mover mi mano, y con el ritmo me fui calentando también y comencé a mover mis caderas y a restregar mi coño con la pierna de mi madre. Esto la calentó aun mas y entonces se separó un poco, volvió a cogerme la mano y mirándome a los ojos me dijo: "Vamos hijita ahora has feliz a tu mami", y acto seguido introdujo mi mano en su coño, de un tirón se metió la mano completa y mirando al techo lanzo un fuerte grito, sin reparar en que alguien la pudiese oír. A partir de ese momento perdimos totalmente los papeles, y digo perdimos, porque yo también los perdí. Ya no hacía falta que ella condujese mis movimientos, mi mano entraba y salía de su coño cada vez con mas velocidad, y ella no paraba de gritar y de pedir que le diese mas y mas. Las piernas comenzaron a fallarle, y entonces se sentó en la bañera con las piernas abiertas y las rodillas subidas, yo me arrodille delante de ella (todo esto sin parar de mover la mano dentro de su coño). Mi mano entraba hasta sus entrañas, tanto que metí casi todo el antebrazo, y ella no paraba de gritar y de decir que ella era una puta guarra y que merecía que la castigasen. En toda esa locura, no se el motivo, pero me contagió y comencé a llamarle puta, guarra y todo lo que se me ocurría, eso pareció encantarle, tanto que a gritos comenzó a pedirme que la castigase. Yo no sabía a que se refería, hasta que en su desesperación me volvió a dar una bofetada y me dijo "Vamos puta, ¿no me oyes?, te he dicho que me castigues". Aquello me encendió aun mas y con la mano que tenía libre baje una de sus rodillas y me senté sobre su muslo, para poder restregar mi coño ardiente sobre él. Comencé a restregarme y mirándola a la cara la abofeteé con todas mis fuerza, "¿Esto es lo que quieres puta de mierda?" y así le di varias veces hasta que a las dos se nos fueron las fuerzas y quedamos tendida la una sobre la otra.

Cuando comenzamos a recuperarnos mi madre me aparto y se levanto, pero antes cogiéndome de la cara con las dos manos, me beso en la boca y me dijo "Gracias hijita, ya hacía mucho tiempo que no sentía lo que me has hecho sentir". Yo fui a responder pero ella me cayo y diciendo "Ssssss, no digas nada esto va a ser un secreto ¿verdad?". El tono que uso en el "¿verad?", no me dejo ninguna duda. Después cogió su ropa y se marcho.

Yo comencé a llorar como no hacía desde que era pequeña, mi cabeza era un torbellino, aquello me daba asco y a la vez me había hecho sentir algo inexplicable.

Ella quedo callada, pensativa, en esos momentos parecía que había vuelto a ese instante en el cuarto de baño con su madre. Pero yo la volví rápidamente a la realidad. Durante el relato, ni que decir tiene, que me había puesto a mil, y ya hacía un rato que me había sacado mi polla y me la estaba meneando mientras imaginaba las escenas que Olga me narraba. Así que ya que ella había provocado mi erección, quien mejor que ella para finalizarla. Así que cogí una de sus manos y me la lleve a la polla. Eso hizo que volviese a la realidad. En principio pensé que iba a poner alguna resistencia, pero está claro que mi tía la había domesticado bien. No dijo nada se limitó a hacerme la paja, y como la hacía, me dio la impresión de que no era la primera, pero yo no estaba para mas preguntas. Me recosté sobre mi cama y la dejé hacer. Y vaya si hacía bien, lo hacía despacio sin prisas, cerré los ojos dispuesto a pasar toda la tarde en esa postura, necesitaba una paja relajada, y como ya tenía los huevos bien exprimidos de los otros días, no había problema de que me corriese antes de tiempo. Fue Olga la que me saco del Nirvana.

¿Te gusta?.

Sí - conteste.

¿Quieres que te la chupe? – Aquello me dejo helado .

¿Lo has hecho alguna vez? – Pregunte un poco sorprendido .

No – Me contesto casi en un susurro .

Aquello no me lo esperaba, y menos que saliese de ella. Pero desde luego no iba a perder la oportunidad, así que asentí con la cabeza. Entonces ella se inclinó sobre mi polla y con un poco de reparo saco su dulce lengua y lamió mi capullo con mucho cuidado.

Así, con delicadeza – Le indique .

Ella continuo lamiendo, como si de un chupachup se tratase. Tanta delicadeza hizo que me pusiese a 1000. Entonces, con una mano le cogí la cabeza y la presione para indicarle que se la metiese en la boca. Como antes, no ofreció ninguna resistencia, suavemente se la fue metiendo en la boca, tanto que llego a dar una arcada.

Tranquila – Le dije – No te la metas hasta el fondo.

Se paro un poco, ya cuando le tomo la medida a mi polla comenzó a chupar como si verdaderamente tuviese un chupa o un polo en la boda. Chupó, sorbió como queriendo tomar todo su sabor, y vaya que lo consiguió, aquella estampa hizo que me corriese en su boca. Ella no lo esperaba y cuando sintió el primer chorro de esperma en su boca retiro rápidamente la cabeza, haciendo que el resto del esperma se disparase hacia su cara y su pelo. Yo, previniendo lo que iba a pasar había agarrado mi polla con la mano y termine de pajearme mientras me corría.

Me habían vuelto a llevar al cielo, esta casa era una bendición. Y pensar que yo no quería venir. Miré para Olga y era todo un espectáculo, esa cara de niñita con la cara llena de mi semen y una media sonrisa que parecía pedir una aprobación. Me incorporé y tras darle un dulce beso en los labios, le susurre al oído "Lo has hecho muy bien". Ella se ruborizó, lo que me enterneció, entonces me percate de que ella tenia su otra mano entre sus piernas.Le aparte su mano de su entrepierna, y le dije: "No te preocupes, que no te vas a quedar así", y metí mi mano entre sus piernas. Tenía el pantalón totalmente empapado. Sentí como se estremecía, acto seguido abrió sus piernas, se abrazó a mí y comenzó a jadearme al oído mientras yo le acariciaba su chochito. El olor inundaba la habitación, no pude resistirme y soltándome de ella me arrodille en el suelo entre sus piernas le desabroche el pantalón y se los bajé hasta los tobillos, ella me miraba con cara de ansiedad, le indique que se tumbara y hundí mi cara entre sus piernas, primero me deleite con sus olores. Esta vez llevaba unas braguitas blancas de algodón (me encantaba) y las tenía totalmente empapadas, lamí las braguitas y el sabor me pareció que a eso debía de saber el néctar de los dioses. El sabor me embriago tanto que comencé a comerle el chochito sin apartar las braguitas. La respiración y los jadeos de Olga fueron en aumento, al mismo ritmo que yo la comía a ella. Fue ella la que con sus mano se comenzó a bajar las braguitas, yo que en aquel momento no quería interrupciones se las arranque de un tirón y, ya directamente sobre su coño comencé a lamer y morder cada uno de sus rincones. Ella, ya totalmente ida, jadeaba y suspiraba con desesperación, hasta que tras unos minutos, se paro totalmente exhausta. Me incorpore y me deleité con el espectáculo, ella tendida sobre la cama con las piernas abiertas, los pantalones por los tobillos, la camiseta subida, con sus pechitos al aire (aun no usaba sujetador, al menos por casa) y los pelos totalmente revueltos. Me hubiese quedado toda la tarde con ella, pero era demasiado arriesgado, así que le indique que lo mejor era que se fuera y que saliese por la puerta de atrás y volviese a entrar por la principal, así si alguien la veía podría decir que venia de casa de una amiga. Ella se levanto, u poco avergonzada y se vistió con prisa, pero antes de irte me miro y me dijo:

Aun tengo mas cosas que contarte.

Y se marcho cerrando la puerta.

CONTINUARA......