El verano de 1.995 (4)

Capítulo IV. Delia y los suyos.

CAPÍTULO IV. DELIA Y LOS SUYOS

Los dos nos echamos en las toallas durante dos o tres horas para descansar y nos despertamos a las seis de la tarde.Mi madre estaba poniéndose ya muy bronceada y yo casi me había quemado.Ella se sentó en la toalla y miró a la poca gente que pasaba.Yo estaba aún tumbado, y el ver a mi madre con sus tetas balanceándose me puso de nuevo el pene erecto.Ella se rio y me dijo que me hiciera una paja si estaba muy mal.Yo le dije que prefería guardarla por si había alguna otra chica.

Al cabo de un rato pasaron por delante de nosotros dos chicos de unos 16 años extranjeros.Parecían ser nórdicos también, ya que tenían el pelo rubio y eran altos.Sus penes eran grandes comparados con el mío, y debían medir en semierección unos 15 cm.Se acercaron a mi madre y se pusieron delante de ella a decirle cosas en un idioma raro, sueco o o algo así.

Mi madre los miraba lascivamente y me dijo: "¿Los dejo, Luis...?". "Haz lo que quieras, si tienes ganas de chicos jóvenes, aquí los tienes".Los chicos estaban ya completamente empalmados después de ver el coño de mi madre cuando ésta abrió sus piernas.Uno de ellos, con un miembro de unos 18 cm, se metió entre sus piernas y empezó a penetrarla frenéticamente mientras ella gemía con sus tetas moviéndose de un lado a otro.

El otro chico, un rubio con los ojos azules con cara algo afeminada, se acercó a mí y empezó a tocarme mi pene, luego me metió un dedo en el culo.Yo lo empujé y le dije que no era gay.Él se debió sentir ofendido, porque se fue corriendo mascullando algo entre dientes.Yo seguía viendo a mi madre follar con aquel sueco, hasta que éste sacó su pene y se corrió en la arena al lado de ella.Luego se fue corriendo y dejó a mi madre insatisfecha sobre la toalla.

"No ha habido suerte, ¿eh?", le dije yo."No, se ha aprovechado el muy cerdo", me respondió ella.Los dos nos quedamos allí un poco y luego nos fuimos a paso algo ligero hacia el final de la playa, que todavía estaba a varios kilómetros.Por el camino ya no se veía a mucha gente paseando, más bien se veía a parejas practicando el coito sobre sus toallas o sobre la arena.

Me llamó la atención especialmente una pareja de chicas de unos 13 años  que estaban haciendo un sesenta y nueve.Las dos eran rubias y de tetas pequeñas.Luego vi también a una pareja de cincuentones bastante rellenitos follando como posesos.Sus cuerpos estaban muy flácidos y sus barrigas y michelines se movían de un lado a otro mientras copulaban.

Mi madre estaba muy ensimismada en sus pensamientos y miaraba a la gente de forma ausente, como si no le importara.Entretanto, yo seguí viendo a la parejas.De repente nos topamos por el camino con una chica de unos 15 años que estaba a cuatro patas con un chico de unos 10 años detrás metiéndoselo por su joven chochito.La chica tenía unas tetas más bien pequeñas y el chico tenía un pene muy pequeño, de unos 8 cm.Se la estaba metiendo muy a gusto y la chica jadeaba mientras el chiquillo penetraba su negra vulva.

Miramos los dos a nuestra derecha y vimos que había allí una pareja de unos treinta y tantos años.Mi madre puso una cara extraña y entonces sonrió cuando la mujer la saludaba con la mano.Yo no sabía quién era, pero mi madre corrió hacia ella y le dio un beso en la mejilla."¿Qué tal...?", se dijeron.También saludó a su marido, un tipo muy feo de cuarenta años, bajo y moreno, con un pene de unos 15 cm empinado en ese momento a causa de mi madre.

Resulta que aquella mujer había sido compañera de mi madre en la oficina en Madrid, pero la habían trasladado tres meses antes a otra.Tenía 36 años, era alta ( 1'73 ) y delgada, con tetas como manzanas y un sexo de color oscuro, como su pelo, que era castaño oscuro.En conjunto no resultaba nada desagradable y prueba de ello es que se me puso erecto el pene por enésima vez ese día.

Mi madre le dijo que cómo es que eran nudistas, que no lo sabía.Ella, Delia, le dijo que lo eran desde siempre, pero que no había querido decirlo en la oficina por aquello de las risas y eso.Le dijo a mi madre que no sabía que tenía un cuerpo tan bonito y mi madre le correspondió con lo mismo, y la verdad es que no era un mero cumplido, ya que su cuerpo tenía unas curvas muy sensuales.

Al poco rato llegaron corriendo los dos chicos que habíamos visto antes, el niño con su pene ya flácido y la chica con sus pequeñas tetas moviéndose ligeramente.Tenía un chocho muy apetitoso, lleno de pelos, pero muy bien cuidado y recortado en la forma clásica triangular.No se le veía la raja y su cara era bastante bonita, con ojos azules y el pelo negro que le llegaba a la mitad del cuello."Ah, estos son mis hijos, Daniel y Laura", dijo Delia señalando a los chicos.

"¿Lo hacen ya...?", preguntó mi madre."Sí, a nosotros nos gusta que jueguen al sexo.Es bueno que aprendan cosas y que se den gusto...Además, mientras Daniel no desarrolle, no corren peligro...", respondió Delia.Mi madre no es que fuera una mojigata, aprobaba el sexo entre jóvenes y entre familiares si todos lo hacían de común acuerdo, pero el que fueran los hijos de su amiga la había asombrado.Y eso fue precisamente lo que le dijo, que no le parecía mal, sólo que se que le había soprendido un poco el libertinaje de su amiga.

Laura no parecía quitarme los ojos de encima, tal vez porque estaba empinado  y la tenía más grande que su hermano, el cual aun así, la había satisfecho."Vaya si está crecidito tu hijo ya, eh...", le dijo a mi madre Delia."Sí, ya está hecho un hombrecito...Tiene casi quince años", respondió mi madre."Huy, huy, huy...casi la misma edad que Laura...", dijo sonriendo Delia.Laura también sonrió sonrojándose."A ver si os hacéis buenos amigos...", dijo el marido de Delia."Claro, que sí...", dijeron Delia y mi madre casi al unísono.

Después de las presentaciones y todo eso, nos sentamos los seis en nuestras toallas y empezamos a hablar.Yo hablaba con los dos hijos mientras los mayores hablaban entre ellos.Los chicos parecían ser muy simpáticos, especialmente Laura, que mostraba mucho interés por mí y mis cosas.Me dijo que pasaba a 2º de BUP después del verano y que no tenía novio, así que yo vi vía libre.Me dijo que su hermano y ella solían follar a menudo, como si fuera un juego, y que lo pasaban muy bien, aunque a ella le atraían otros chicos más.

Profundizando más en nuestra intimidad, Laura me preguntó si lo hacía con mi madre, y yo le dije que no.Ella se extrañó un poco y yo le pregunté lo mismo.Ella respondió que lo había hecho varias veces con su padre también y que le gustaba porque tenía el pene más grande que su hermano y se corría.También me dijo que su madre lo hacía con Daniel desde que éste tenía ocho años y que le gustaba sentir su pequeño pene dentro entre sus pelitos.

Daniel estuvo un rato con nosotros y luego se fue al agua, de donde no parecía querer volver.Laura aprovechó esta ocasión para hablar de cosas aún más íntimas conmigo."Oye, Luis, ¿te puedo decir una cosa...?", me preguntó."Claro", le respondí yo."Me gustas mucho...¿Quieres que nos vayamos a las dunas y...follemos?", me preguntó."Eh...bueno...Vale...", le dije yo."¿Es que no te gusto...?", me preguntó con cara triste."Pues claro que sí...lo que no me esperaba es que me lo fueses a decir tú...", le dije."Ah, pues vamos...", me dijo entusiasmada.

"Mamá...Nos vamos a las dunas Luis y yo", le dijo a Delia.Ésta sonrió y le dijo: "Vale,  cariño, pero os alejéis mucho, eh...", le dijo."Descuida".Empezamos a andar y mientras oí decir a Delia: "Estos dos no quieren esperar mucho...Se han visto y les han entrado ganas de hacerlo"."Sí, la verdad es que son muy rápidos...", añadió mi madre.Lo siguiente no lo oí yo, pero mi madre me lo dijo un tiempo después."La verdad es que tu hijo está muy bien, ¿eh...?", dijo Delia."Sí, está creciendo deprisa...", dijo mi madre."Me encantaría hacerlo con él...¿tú me dejarías?", dijo Delia."Claro, lo que importa es que él quiera", respondió mi madre."Yo también necesito un buen polvo...", dijo después."Pues, si quieres aquí estoy yo...", dijo el feo marido de Delia."¿A ti no te importa, Delia...?, preguntó mi madre."Para nada...Si queréis follar, hacedlo", dijo."Pues me viene de perlas porque tengo el coñito ya con hormigueo de aguantar las ganas...", dijo mi madre."¿Y por qué no te lo haces con tu hijo cuando no tienes a nadie...", preguntó Delia."No sé, no creo que quiera, pero gustarme me gustaría mucho...", respondió mi madre.

Luego se dirigió a donde estaba sentado el marido de Delia y se sentó encima de su pene, empezando a saltar encima de él sin condón.Su pene le entraba con algo de  dificultad, ya que era muy gordo, pero mi madre siguió botando encima de él hasta que se le corrió en la boca.Luego, el feo individuo metió su cabeza entre las piernas de mi madre y le dio la satisfacción que venía necesitando, chupando hasta el último jugo vaginal de mi madre y jugueteando con su clítoris.

Yo y Laura llegamos a las dunas y nos pusimos a morrearnos y magrearnos apasionadamente.Ella me cogió el pene y yo le toqué el coño húmedo, deslizando uno de mis dedos por entre su raja e introduciéndolo de vez en cuando en su vagina.Luego, me dijo que quería chupármela y así lo hizo hasta casi el orgasmo.Luego, yo le chupé su sabroso sexo y me tragué todos los jugos que encontré, para luego penetrarla.Follamos durante unos diez minutos, parando cuando yo me aproximaba al orgasmo para retardarlo.Al fin, me corrí en su boca y los dos nos quedamos allí durante media hora hasta que regresamos con los mayores.

Cuando llegamos allí ya se estaba poniendo el sol y los últimos rayos de luz se reflejaban tímidamente sobre el mar, cuya tranquilidad seguía sorprendiéndome.Los mayores estaban sentados charlando como si nada.El marido de Delia, Julio, era el que más satisfecho estaba, después de haberse follado a mi madre y haberle comido el coño.Ella también estaba satisfecha, pero prefería a los hombres más musculosos y guapos como es lógico pensar.A decir verdad, mi madre era una mujer muy exigente con los hombres y a ellos les duele mucho eso de dejar a una mujer insatisfecha.

Estuvimos allí sentados un rato hasta que Delia sugirió que nos quedáramos a pasar la noche al raso en la playa.Hacía una temperatura muy alta y tenían unas lámparas con las que podíamos tener luz.Mi madre aceptó de buena gana la propuesta y yo también, así que nos dispusimos a preparar las toallas y las cosas para pasar la noche.En realidad, había bastante gente que se quedaba a pasar la noche en la playa y no lejos de allí había una pareja echada sobre la arena con una lámpara.

Delia había sido muy previsora al comprar más comida de la necesaria y tuvimos para cenar los seis.Eran bocadillos, pero eran bastante grandes y te dejaban bastante lleno, de modo que nadie se quejó.Durante la cena hablamos de muchas cosas, entre ellas lo bien que se estaba en aquella playa y que pensábamos quedarnos los seis juntos a pasar el resto del tiempo.Por desgracia, Delia y su familia sólo se iban a quedar unos días, así que mi madre y yo estaríamos solos durante el resto del tiempo.

Acabada la cena, a eso de las once y media de la noche, Daniel se fue a la cama, cansado de un día en el que tanto se había bañado y había corrido.Laura y yo estábamos echados el uno junto al otro en una toalla seca y sin arena, acariciándonos y besándonos.Delia, Julio y mi madre estaban los tres en una toalla grande, charlando en voz baja de algo que no querían que oyésemos.

Yo suponía que estaban tramando algo para nosotros, pero me equivocaba rotundamente.Al cabo de unos minutos, mi madre y Delia empezaron a besarse en la boca mientras se acariciaban.Las dos se desplomaron sobre la toalla y se introdujeron las lenguas en sus bocas mientras Julio las veía empalmado y tocándose su pene.Mi madre estaba encima de Delia, con sus grandes tetas colgando y balanceándose y su culo hacia arriba, enseñando su vulva desde atrás a Julio.

Éste no tardó en hacer lo que la Naturaleza le instaba a hacer y se acercó al culo de mi madre, introduciendo su pene de 15 cm en su vagina.Yo estaba atónito viendo cómo aquel esperpento de hombre empezaba a follarse a mi madre y Laura me dijo que su padre puede que fuera feo, pero que sabía muy bien cómo satisfacer a una mujer ( y lo decía por experiencia propia ).

El individuo aquel seguía penetrando a  mi madre mientras ella se comía la boca de su amiga, con tal hambre que creí que acabaría mordiéndola o algo.Se tocaban sus partes erógenas mientras se sumían en su lésbico beso.Mi madre jadeaba suavemente mientras sentía el pene del tipo aquel en su agujero de placer.Julio no paraba de pentrarla y cada vez le daba más fuerte, metiendo una de sus manos entre sus ingles y tocando su clítoris.Mi madre iba a a explotar con eso, y descargaba su energía con su amiga, haciendo ruidos de chapoteo en su boca mientras la besaba apasionadamente.

Después de un par de minutos, mi madre se puso a gemir en voz alta, moviendo su cuerpo de delante hacia atrás, ahora sin besar a Delia.Julio empujaba con ferocidad y por fin sacó su pene y se corrió sobre los glúteos de mi madre, llenándolos de una gran cantidad de leche.Ella había alcanzado su orgasmo unos segundos antes y se dejó caer sobre su amiga, besándola suavemente ahora mientras tocaba con una mano su vulva.

Laura se había puesto muy cachonda viendo la escena, y no menos yo.Estaba muy húmeda y me tocaba mi pene erecto.Sin yo decir nada se acercó a mi entrepierna y metió mi verga en su boca, comenzando a chuparla lentamente mientras yo echaba para atrás mi cabeza sintiendo un placer inmenso.Los tres mayores nos miraron un poco riéndose y luego siguieron con lo suyo.

Laura no paraba de chupármelo y yo gozaba como nadie, temiendo que me corriera en su boca sin haberle hecho nada.Entonces le dije que parara, y me metí yo entre sus piernas, empezando a lamer su húmedo y sabroso coño adolescente.Sus jugos eran tan dulces y maravillosos que no pude evitar tragármelos, no sin antes saborearlos detenidamente en mi boca.Ella gemía, especialmente cuando la punta de mi lengua rozaba su hinchado clítoris por los lados y describía círculos alrededor de él.En su éxtasis me decía que me quería y que no parase.

Cuando llevaba ya unos minutos comiéndole su sexo y ella se había corrido una vez ya, empezando ya a sentir de lejos su segundo clímax.Me rogaba con una voz ahogada que me la follase, así que yo no la hice esperar y clavé mi duro pene entre sus piernas, sintiendo su estrechez y su calor internos.Mientras metía y sacaba mi órgano viril, ella gritaba ahogadamente, rodeando mi cintura con sus piernas suaves y apretándome más hacia ella.

Al cabo de unos instantes, el clímax se apoderó de su joven cuerpo e hizo que se quedara rígida, retorciéndose de gusto sobre la toalla.Yo llegaba también a mi orgasmo y, tan rápido como pude, saqué mi pene de su coño y exploté sobre su cuerpo.Los chorros de mi esperma llegaron a su cara, llenándola de líquido blanco, y también a sus tetas y barriga.Fue verdaderamente una corrida excepcional y ella la recibió con mucho entusiasmo, extendiendo mi blanco semen con una mano por su cuerpo.

Los dos levantamos la vista un momento y vimos cómo el incansable Julio estaba poseyendo a su mujer Delia, que estaba a cuatro patas con la cabeza entre las piernas de mi madre chupándole el coño.Los tres estaban jadeando y gimiendo, gozando de sus órganos de placer y sintiendo sus orgasmos acercarse cada vez más.Al final mi madre alcanzó su orgasmo, segregando sus jugos sobre la lengua de su amiga, y ésta última se corrió mientras su marido hacía lo propio sobre su espalda en varios espasmos que volvieron a soltar una ingente cantidad de líquido generador.

Los tres estaban exhaustos y no menos Laura y yo, así que todos nos quedamos dormidos placenteramente a la luz de la luna llena, sintiendo nuestros cuerpos juntos y rozándose.Todos teníamos nuestros órganos erógenos todavia algo húmedos y rojos de tanto follar y estábamos completamente satisfechos, había sido una noche memorable.