El Veneciano - 1

Carnavales, un joven frente a una bellísima camarera y al amor de su vida. El inicio de un juego de sensual e inocente conquista… ¿Qué ocurrirá?

EL VENECIANO - 1

Estaba duchándome mientras pensaba en los últimos días, en cómo me habían ido las cosas de bien, o de mal, según se mirara. Había estado en una ciudad del Sur viviendo los carnavales, o más bien el inicio de los carnavales. Serian casi diez días de juerga para mí, el problema es que había estado solo, ya que los cinco amigos que en un principio iban a acompañarme no habían podido hacerlo al final.

Se empeñaron en que yo acudiese y ocupase una de las habitaciones dobles que reservamos, ya que con la fianza que dimos prácticamente estaría pagada, fianza que no nos devolverían, de modo que no me quedo otra que aceptar. Lo cierto es que llevábamos casi un mes preparándonos para esto, cada uno había elegido cuidadosamente dos disfraces, más que nada con el fin de variar algo. Yo elegí un disfraz de pirata un tanto cutre y un disfraz de época de caballero veneciano, con su espada y todo, incluso me procure una máscara Veneciana a juego con el traje para el carnaval, la única pega fue la capa, me tuve que conformar con una negrísima capa de mago que tenía un montón de bolsillos secretos, pliegues y contra pliegues que hacían que una enorme capa quedase casi, casi como si me la hubiesen hecho a medida. Digamos que me parecía un poco al protagonista de la película “V de Vendetta”, para que os hagáis una idea de cómo me quedaba más o menos el disfraz. Su alquiler nos había salido por una pasta, ya que como digo eran disfraces buenos, pero consideramos en su momento que merecía la pena.

El primer día fue un desastre, en primer lugar no había habitación doble, me metieron en una de matrimonio, lo que me dio lo mismo que me importo un pimiento, no así cuando intentaron cobrarme un suplemento según ellos por la mejora del dormitorio... no veáis la que lie, incluso llame a la policía y todo, al final quedo solo en un intento, además tras el cisco se portaron tan bien que incluso ofrecieron no cobrarme más que la señal que dejamos, de modo que retire la denuncia y la hoja de reclamaciones que había presentado contra el hotel. Luego llego mi primera noche de carnaval, un desastre, como  estaba realmente muy cansado por el viaje, enseguida me fui a dormir, estaba que me caía muerto por las esquinas.

El día siguiente no me fue mejor, empezó por el estilo hasta el momento en que me metí en un local de copas, todo el mundo iba igual que yo, disfrazado, yo con mi mega disfraz de Caballero Veneciano. Estuve tomando algunas cervezas en la barra dándole la paliza a la pobre camarera, que menudo pelma que le fue a caer conmigo. El caso es que no se bien como empezó, pero en la barra empezaron a contar chistes, y por una o por otra lo cierto es que me anime, metiendo baza también... Estuvimos así durante más de una hora, al final cuando me disponía a irme la camarera me llamo... lo primero se presento... se llamaba Alba... 1.70 de altura más o menos, pelo negro, ojos negros, labios rojos y carnosos, talla 90 o por ahí de pecho, culito duro, firme, respingón... una monada de chica, con una carita de niña buena que era la hostia.

Yo me presente a ella, le dije que aunque me llamara Sergio, las preciosidades como ella podían llamarme “su” Sergio... menuda estupidez, pero a ella le debió de hacer gracia porque me rio la tontería. Me dijo que salía sobre las tres de la mañana, que si quería podía ir a buscarla e irnos luego los dos juntos a divertirnos por la ciudad... No lo dude ni un solo instante, le dije que si... lo cierto es que no me lo podía ni creer, una chica como ella interesándose de ese modo por alguien como yo... Debo de aclarar que obviamente al estar tomando bebida no llevaba mascara. Como eran las doce me despedí de ella diciéndola que iba a darme una vuelta para despejarme, llevaba ya más de una docena de cervezas, no me apetecía ir medio borracho con semejante chica, de modo que lo primero fue irme a comprar algo de comer.

Sobre la una me metí en otro local, esta vez iba perfectamente disfrazado, mascara incluida sobre la cara... solo pretendía verlo, por si podía luego ser interesante para ir con Alba. Me acerque a la barra para preguntar la hora de cierre y me lleve un susto de muerte, me fui a situar junto a la chica de mi vida hasta ese momento... mi mejor amiga, Rocío. Pedí un refresco con pajita, intentando disimular los nervios e irme sin llamar la atención. Lo cierto es que no se qué fue lo que me hizo pedir la bebida en lugar de salir de allí de estampida, pero lo cierto es que lo hice y la jodi, porque lo de la pajita llamo su atención... Me di cuenta de cómo me miraba de intrigada, la estaba viendo por el espejo que había en la pared, y me estaba poniendo malísimo, sobre todo al ver como el imbécil que tenia de novio la tenia abrazada... y eso que creí que lo tenía superado ya.

Rocío había sido mi mejor amiga desde la secundaria, me había declarado a ella en tres ocasiones, en las tres me dio unas calabazas de tonelada y media, lo peor fue en la última. Ahora mismo no sabía si éramos todavía los mejores amigos, solo amigos o como mucho simples conocidos que se tienen que aguantar porque tienen amigos en común, así estábamos los dos tras mi última y frustrada declaración solo unos meses antes. Llevaba todo este tiempo esquivándola, y por lo que parecía ella también a mí, además las pocas veces que habíamos coincidido ella estaba conmigo fría como el hielo del ártico. Vi como su novio de turno la dejaba sola con dos amigas para irse con los otros chicos hacia los baños... entonces no aguante más, creo que fue porque me di cuenta de mi mascara, del anonimato que ella me proporcionaba...

- Yo : ¿Me ocurre quizá algo, bella joven?

- Rocío : (Soltó una carcajada al oírme hablar así) Vaya forma de hablar... Jajajajaja, pareces todo un caballero...

- Yo: Bueno, quizá sea porque es lo que soy, al igual que vos sois sin duda una muy hermosa dama... (Pensé que increíble, no reconocía mi voz, alterada por la misma mascara) ¿Vuestras adorables compañeras al igual que vos tienen quizá algún nombre?

- Rocío : Jajajajaja, si, pero creo que no te lo diremos... quizá debas de intentar averiguarlo, ¿no?

- Yo : Si, quizá debiera de hacerlo así... veremos si acierto... vos sin lugar a dudas por vuestro atuendo (Por cómo iba disfrazada parecía la Diosa griega Athena) diría que sin duda sois... uhmmmm... quizá la más bella dama que contemplaron los tiempos, aquella por cuya belleza estallo la más famosa de las guerras, quizá seáis la reencarnación de la sin igual Helena... y vuestras bellas acompañantes solo pueden ser vírgenes vestales que honran a los dioses... solo espero que esta vez no causéis una destrucción como la de Troya por segunda vez por causa de vuestra belleza o la de vuestras acompañantes... noble dama... porque creedme, que sin duda las tres sois las más bellas de toda la Hélade (Hice una floritura que me quedo como la más extravagante de las reverencias)

Vi como sorprendentemente y para mi total asombro, Rocío y sus dos mejores amigas, Ana y María, se ruborizaban las tres tras lo que dije y mi "reverencia" improvisada. Otra cosa de la que me di cuenta es que los tres chicos con los que estaban regresaban a la barra, mirándonos fijamente mientras se acercaban... Metí mi mano en mi capa de mago, tras ello me despedí de mis "amigas" haciendo una leve inclinación a modo de despedida para acto seguido dar media vuelta... antes de que pudiese dar un paso Rocío me sujeto por un brazo, haciendo que me medio volviera a mirarla...

- Rocío : ¿Cómo te llamas?

- Yo : Eso no importa noble dama... solo soy un simple y triste caballero Veneciano... por favor retirad vuestros ojos de mí o terminareis por consumir mi alma con el fuego de vuestra mirada...

Me soltó mientras se ponía un poco mas colorada todavía, entonces hice un giro con la capa, como si me embozara con ella, y sin darla la espalda me metí entre la gente que bailaba en la pista. Me fui de ese local a toda velocidad, con el corazón dando brincos en mi pecho, sin terminar de creerme la estupidez que acababa de hacer. Había hecho el payaso de la peor manera delante de Rocío y sus dos amigas... cuando nos volviéramos a ver sin duda se iban a partir de risa a mi costa...

Rocío y yo habíamos ido juntos a clases desde el instituto hasta la universidad, ahora trabajábamos en sitios distintos pero muy cercanos, también vivíamos en el mismo barrio por lo que nos solíamos ver con mucha asiduidad. Cierto era que teníamos grupos personales de amigos distintos los dos, pero también alguno que otro en común, algo que tampoco suponía ningún problema para coincidir en salir los fines de semana por la misma zona de copas. Como comprenderéis por esto que os he contado sobre nosotros, lo que pensaba realmente, es que me había reconocido sin problemas o que si no lo había hecho todavía, no tardaría en darse cuenta de quién era el que estaba bajo la máscara.

Tras dejarlas me fui a toda prisa a mi habitación para ducharme con la intención de ir después a recoger a Alba a la salida de su trabajo, si es que lo de quedar conmigo era algo real. Me pegue una buena ducha y me puse mi otro disfraz, el de pirata... algo más divertido y mucho más fresco que el de Veneciano.

Estuvimos de fiesta recorriendo los dos un montón de locales, a la media hora se nos habían unido un par de amigas de ella, Luisa y Carla. Lo cierto es que ver como se movían Alba y sus dos amigas me estaba poniendo cardiaco perdido, al borde del infarto. Que tres gatas, que forma felina tenían de moverse, como batían las caderas... de miedo. Debo de reseñar que lo que estuve esperando desde el principio de ver a estos tres monumentos moverse así, es que antes o después encontrarían algún tío que las gustara y me dejarían de lado hasta otro día, en caso de que hubiese otro día claro.

Para mi sorpresa, porque reconozco que fue toda una sorpresa, no solo no me dejaron tirado, sino que no hicieron tampoco la menor intención de enrollarse o tan siquiera dar la impresión de pensar en enrollarse con nadie. Cuando empezaron a bailar así me intente retirar de su lado para dejarlas vía libre para ligar...

- Alba : Sergio, ¿dónde vas?

- Yo : Tu tranquila que si pasa algo estaré atento, solo quiero dejaros el campo libre...

- Luisa : Mira que mono, nene, tu tranquilo que eres el único que no nos molestas por estar cerca nuestro

- Alba : Tu tranquilo que no nos pensamos ir con nadie y dejarte aquí tirado, estamos contigo, no lo olvides Sergio...

- Carla : Tú de aquí ya no te mueves... (Me echo los brazos al cuello y se pego a mí como una lapa bailando)

La situación en que me acababa de colocar Carla me hizo sentir un poco... incomodo. Debió de notarse mucho, porque apenas tres minutos después, nada más empezar a sonar el siguiente tema Carla me pregunto por ello...

- Carla : ¿Te pasa algo?, te noto muy tenso conmigo...

- Yo : No veras, es que estoy con Alba y por eso no me parece bien estar en este plan contigo, además de eso eres su amiga y no quiero causar problemas... (Se echo a reír mirándome con ojos de interés)

- Carla : Eres un cielo de tío, ¡¡Alba!! Tu chico... todo tuyo, aprovéchate que es muy dulce y bastante tierno... Jajajajaja... (Creo que me puse hasta un poco colorado)

- Alba : Eso está hecho, Sergio esta noche es todito él para mi solita...

Tras este cachondeo y varios otros más dimos por terminada la noche. Acompañe a cada una de ellas hasta su casa antes de irme a mi hotel, todas ellas me dieron sus números de teléfono y se apuntaron el mío, ya que según todas las siguientes noches querían seguir saliendo conmigo. Me despedí de todas ellas con un sonoro beso en la frente y un leve mordisquito en la oreja por mi parte cuando ellas me dieron el consabido besito en la mejilla... después me retiraba riendo mientras fingían intentar sacudirme.

Cuando dejamos a Carla me fui a acompañar a su casa a Alba. Estuvimos hablando de muchas cosas, resulto que estaba allí ayudando a su familia, el local donde trabajaba era de sus tíos y primos, pero ella era de la misma ciudad que yo, estaba allí acabando la carrera... estuvimos hablando mucho tiempo de sitios comunes, de gente que por azares de la casualidad resulto que ambos conocíamos... nada más llegar a su casa hice lo mismo que con la otras dos, ella que ya lo sabía me imito, cuando la pegue el mordisquito en la oreja ella hizo lo propio con la mia... quedándonos después a unos pocos centímetros la cara de uno de la del otro. Nuestros alientos eran levemente jadeantes, nuestros ojos brillaban con cierto peligro... al final entre en razón, y en lugar de intentar saltar sobre ella para follàrmela y cagarla del todo, le di dos besos, le guiñe un ojo y me despedí de ella, yéndome al hotel. Debo de confesar que esa noche no pude evitar hacerme una paja pensando en Alba, en esa morenita, graciosa, divertida, guapa y que tan buena tía se veía que era. Cuando me dormí debo de confesar que Alba apareció en mis sueños, fue la primera vez en años que una mujer que no fuese Rocío aparecía en mis sueños.

A la mañana siguiente me llamaron mis amigos para ver que tal había ido la primera noche de juerga del carnaval, lo cierto es que me apretaron mucho la tuercas cuando les dije que no había mojado, ni os cuento el enfado cuando les dije las tres bellezas que habían estado conmigo toda la noche y lo cortado que había sido, que no me había lanzado sobre ninguna de ellas. Por algún motivo no les conté nada sobre Rocío, sabía lo que me dirían sobre verla, me mandarían regresar para evitar que pudiese hacer alguna estupidez, del estilo de intentar volver a mis patéticos esfuerzos por llamar su atención... Con esto creo que entenderéis porque no dije ni media. Una cosa sí que era cierta, no tenía ganas de salir corriendo de la habitación para encontrarme o ver a Rocío, no, si tenía ganas de salir corriendo es porque había quedado con Alba para comer... deseaba volver a verla, me moría de ganas de ello.

Estuvimos comiendo los dos, riéndonos y contándonos un montón de anécdotas de nuestra vida, lo cierto es que me sentía muy agusto con ella, además me encantaba como mujer. Estuvimos paseando y de compras casi toda la tarde hasta el momento de acompañarla a casa para que se cambiase e irse a trabajar. Un poco apurado le pregunte si después del trabajo me volvía a pasar a buscarla por allí para salir, se echo a reír al ver la forma en que se lo pedía, acerco sus labios a mi mejilla, y dándome un sonoro beso me dijo que desde luego que debía de volver a ir a buscarla para divertirnos los dos por ahí. Una vez más, cuando llegue a mi hotel no pude evitar hacerme una nueva paja a su salud, no os hacéis una idea que forma de atraerme, pero temía dar un patinazo con ella como los que di en su momento con Rocío... con Alba no quería joderla también.

No sé bien porque, sinceramente, pero después de cenar me quede un rato pensando mientras miraba a mi disfraz de Veneciano... al final me lo volví a poner, después salí rumbo al local donde vi a Rocío con su novio, con los amigos de este y con sus mejores amigas. Cuando entre en el estuve buscándolas con la mirada, pero desde luego no la vi por allí, sonreí para mi bajo la máscara, pensando que era un idiota, sin duda después de lo raro que había sido la noche anterior seguro que no volverían a ese local, o por lo menos tardarían unos días sin contar con que era más que posible que ya supiesen quien era… pero existía la posibilidad de que no fuese así, y entonces quizá… pudiese seguir jugando un poco más. Me coloque en un lateral de la barra, medio oculto por las sombras, ya que los focos que enfocaban la pista de baile pillaban por delante de mi posición. Desde allí pude ver como entraban Rocío con todo su sequito, como esta miraba en todas direcciones, pareciendo un poco desilusionada cuando termino. Avanzo hacia la barra, sin duda para pedir la bebida para todos acompañada de su amiga María...

Las dos iban en esta ocasión disfrazadas de pastorcitas, monísimas con una faldita a media pierna, bolso cruzado y unos chalecos de lana... no pude evitarlo, me moví evitando que pudiesen verme hasta poder colorarme justo a su espalda... me lleve una sorpresa al acercarme, ya que pude escuchar parte de su conversación... y no me lo podía creer, no solo no me habían reconocido sino que parecía que me habían estado buscando ,vamos que les había debido de hacer gracia, de modo que pensé en ver donde me llevaba todo este juego.

- María : Venga tía, no pensarías que estaría otra vez por aquí como ayer, ¿no?, seguro que ni se acuerda de nosotras... (Aproveche la ocasión al vuelo)

- Yo : Nunca me olvidaría de la bella Helena y la también bellísima vestal... aunque ahora mismo parezca que sendas diosas han bajado a la tierra para cuidar de los más tiernos corderitos... (Vi como ambas respingaban al oírme hablar a su lado, o más bien entre ambas)

- Rocío : (Con una enorme sonrisa en su cara) Dicen que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, no es muy digno de un caballero, ¿no?

- Yo : ¡¡Ohhhhh!! Tenéis toda la razón, no es nada caballeroso escuchar aun inadvertidamente la conversación entre dos damas, aunque esta sea... (Mis ojos se clavaron en los de ambas, mi mirada tras los agujeros de mi mascara iba de una a otra) enormente atrayente para el infractor...

- María : A mí no me importa que me espíes otra vez como ahora... incluso te dejo que me espíes y sorprendas donde tú quieras, macizo...

- Rocío : ¡¡¡Tiaaaaa!!!

- Yo : Jajajajaja, sois tan bella y atrevida como ingeniosa, pero sin duda vuestra amiga tiene razón... mi acción no ha estado a la altura que sendas beldades como vosotras os merecéis, por ello, como disculpa de mi parte os invitare a algo... (Me dirigí al camarero y pedí las dos bebidas favoritas de ambas, que se me quedaron mirando serias, fijamente...)

- Rocío : ¿Como supiste que me gusta el Martini blanco con limón, y que a ella le gusta el cacique con Lima?...

- Yo : (Solté una carcajada) Misterio bellas damas, eso es parte del misterio...

- María : ¿Cómo te llamas?

- Yo : Como ya os dije mi nombre no importa, solo soy un humilde Veneciano...

- Ana : Vaya, vaya, si esta aquí el Veneciano otra vez... ¿no nos estarás persiguiendo quizá?

- Yo : Bueno linda dama, tampoco eso tendría nada de extraño verdad, al fin y al cabo sois quizá tres de las mujeres de mayor belleza que he visto por la ciudad... como ofrenda de disculpa por haberos preocupado por tal posibilidad os invitare también a vos a tomar algo...

Volví a pedir la bebida favorita de Ana, igual que hice con Rocío y María, las tres me miraron con una más que evidente sorpresa, pero sobre todo las dos últimas. Por el espejo vi como los tres chicos que estaban con ellas venían hacia nosotros, en ese momento María me sujeto para impedir que me fuese, ya que me había empezado ya a mover para retirarme.

Hice algo que realmente me sorprendió a mí mismo, creo que como dije antes, el valor para hacer todo esto me lo daba mi mascara, el anonimato... aunque parezca increíble seguían sin reconocer mi voz ninguna de las tres. Cuando María me sujeto yo enlace su mano con la mia, que iba cubierta por un fino guante... haciéndola girar la pegue contra mí, situando su trasero contra mi polla que estaba de lo mas animada, algo que no pretendía hacer así, pero sin embargo no hice nada después por evitar. María sin duda lo sintió ya que irónica...

- María : Caballero, creo que me estáis clavando la empuñadura de vuestra espada...

- Yo : Lo lamento bella dama, no fue mi intención hacerlo... sin duda mi fiero arma acudió al llamado de vuestra inigualable belleza... (Sentí como se frotaba un poco contra mi)

- María : Quizá debamos de tratar de este asunto a solas, en un sitio más discreto caballero...

- Yo : Eso me placería enormemente bella dama, mas creo que ya es hora de que deje este lugar (más o menos era la misma hora del día anterior)

- María : Y donde estaríais mejor que aquí con alguien como yo...

En ese momento intervinieron Rocío y Ana. Esta ultima dijo que quizá prefiriera estar en un lugar más cómodo para dialogar con ella, algo que también sugirió la mismísima Rocío, las otras dos riéndose la dijeron que ella no, que tenia novio, algo que vi que no le gusto lo más mínimo que dijeran delante de mí, o mejor dicho, delante del simpático Veneciano. Yo por mi parte simplemente volví a hacer una cómica reverencia ante las tres, despidiéndome de ellas, diciéndolas que no se preocupasen, que sus fieles acompañantes se acercaban ya para estar con ellas con lo que no sería necesaria ya mi humilde protección para que nadie las secuestrase... por lo que mi misión de escolta de tan bellas damas tocaba a su fin. Con mucho cuidado arrebujándome en mi capa me fui desplazando hacia la zona más oscura del local. Una vez allí me agache y me escondí entre la gente, aprovechando para que me perdiesen de vista, largándome a mi hotel para darme una ducha e ir después a ver a Alba para pasar el resto de la noche de marcha con ella… era curioso pero a quien de verdad tenía ganas de volver a ver otra vez cuando me levantaba después de dormir era a Alba, no a la que supuestamente era mi amor desde siempre, Rocío, quizá de verdad esta vez había empezado a olvidarme de ella y pasado o empezado a pasar página con ella.

CONTINUARA