El vendedor a domicilio (3)

-Clara: Agustín me pide un favor pero me promete que lo pasaré de fábula. * Fotos simuladas (+18)

-23/04/2005

--tiruriruriruri-tiruriruriruri-Suena el teléfono.

Clara que está en casa lo coge.

-Clara: digamé?

-Agustín: hola, Clara? eres tú?

-Clara: sí, soy yo, qué desea?

-Agustín: soy yo, Agustín, el vendedor ambulante que ya hace un par de meses que nos conocemos.

-Clara: oh! hola señor Agustín! Que tal? Cómo ha sabido mi teléfono?

-Agustín: no importa hija, tengo mis métodos. Oye hijita, te llamo porque quiero hablarte de una cosa bastante importante. ¿Estás desocupada para charlar sin ninguna preocupación sobre esta cosita?

-Clara: uy sí, tranquilo, ahora no estaba haciendo nada y no hay nadie en casa, por lo que nadie me echará del teléfono para llamar.

-Agustín: pues mira cariño, la cosa trata sobre un tema sexual, como el que a partir del cual nos conocimos. Resulta que yo te veo una jovencita libre de alma y espíritu sin ningún tapujo para nada. Eres fuerte y valiente y creo que no te escandalizarás por lo que te voy a proponer.

-Clara: dígame Agustín, soy todo oídos.

-Agustín: pues resulta que yo te tengo preparado una especie de proyecto sexual, en que lo pasarías bien tú, bien yo, y bien una persona que aún no conoces.

-Clara: mmmm creo que sé a lo que se refiere, pero por favor, dígamelo usted lo que me propone.

-Agustín: pues hablando en plata, se trataría de hacer un trío, nosotros dos claro, y un viejo amigo mío al que le debo desde hace mucho tiempo un favor muy grande. Con esto no te creas que tú eres como un pago que le hago a él, como una puta, sino que nos lo pasaremos bien los tres. Y lo del favor que le debo a él, es pues quizá un camino que no dará a conocer algo quizá mucho más maravilloso que la simple supresión de esta deuda personal que tengo con este señor.

-Clara: bien pues, si usted cree que puede ser tan bonito, pongo mi cuerpo en sus manos para que me haga gozar de la manera que quiera.

-Agustín: bien pues, vamos a hacer una cosa; podemos quedar un día los tres en el parque para hacer las presentaciones y charlar todos para que tanto tú como él os ganeis confianza y la relación sexual que mantendremos, resulte tan maravillosa como las otras dos que hemos mantenido tu y yo.

-Clara: estoy de acuerdo, podemos quedar cuando usted quiera pues aún no he empezado el colegio y falta más de un mes para ello.

-Agustín: perfecto, pues voy a llamar a ese señor y en menos de una semana tendrás noticias mías concertando la cita.

-Clara: de acuerdo, pues hasta pronto.

Así se sucede todo sin imprevistos y un martes por la tarde, Clara acude al parque para encontrarse con su gran amigo y el que será su nuevo amigo. Una vez en el parque, Clara solo tiene que dar un par de vueltas para encontrar en un banco sentados, a Agustín junto a un señor quizá un poquito más grande.

-Clara: hola! qué tal?

-Agustín: muy bien Clarita mía. Mira, te presento al señor Bernardo.

El señor Bernardo estira la mano y da una encajada a la mano de Clara.

-Clara: encantada señor Bernardo.

-Agustín: mmm muy bien, veo que todo parece propicio para lo que nos proponemos. Siéntate Clarita entre mi y el señor Bernardo que te haré una pequeña explicación de lo que haremos.

Clara se sienta en medio del banco, en el espacio que ambos le han dejado entre ellos y se dispone a escuchar.

-Agustín: Clarita de mi corazón, ante todo sepas que te quiero como a mi brazo derecho, si aceptas lo que te queremos hacer yo y mi amigo, vivirás una experiencia que muy pocas mujeres en el mundo han vivido. Se trata de la doble penetración.

-Clara: mm ya, algo he leído. Se trata de que un pene me penetre por la vagina y otro por el ano verdad?

-Agustín: exacto cariño, vamos a mantener esa relación sexual en casa del señor Bernardo, que es viudo y tiene una gran vivienda. En la que si quisiéramos podríamos hacer el amor durante una semana entera.

-Clara: ja ja, no creo que aguantase yo tanto tiempo, pero es bueno saber que disponemos de una vivienda tan particular.

-Bernardo: verás como te encanta Clarita. Tiene dos amplios pisos todos lujosamente mueblados y hasta tiene un patio interior, en el que hay una preciosa fuente.

-Clara: uy que bonito! siempre me han gustado las fuentes de los parques, sí sí, esa casa solo puede ser maravillosa.

-Agustín: fabuloso Clarita, te veo preciosa y vamos a pasarlo de fábula en unos pocos días.

Así las tres personas acuerdan encontrarse en la casa de señor Bernardo en una semanita. Y es el martes siguiente que Clara acude a la dirección que le han dado. Una vez allí a la hora precisa, llama la puerta y es recibida por Agustín.

-Agustín: hola amorcín, ven pacá que te doy un beso.

Agustín abraza a Clara contra la pared del recibidor y la tiene colgada del beso francés durante un par de minutos. En los cuales también hace un par de progresiones en las tetitas de ella y la parte interna de sus muslos.

-Clara: ¡oh! señor Agustín, llevo toda la semana desde que nos encontramos en el parque muy caliente. Y este recibimiento que me ha dado usted me ha puesto al verdadero rojo vivo.

-Agustín: fabuloso querida. Vamos hacia arriba que es donde nos está esperando Bernardo.

Una vez arriba los dos, entran en una grande habitación de matrimonio, que ante la sorpresa de Clara, tiene una gran ventana que da al patio interior, donde se ve una preciosa fuente consistente en una sirena de piedra de la cual sale agua por muchos lados, creando cultivos de verde en donde pasa el agua.

-Clara: oh! es preciosa! nunca vi una fuente tan bonita! Y el señor Bernardo? Donde está?

-Bernardo: estoy aquí hijita, je je, tu te has lanzado a ver la fuente y ni tan solo te has fijado que estoy dentro la cama.

-Clara: oh perdone señor Bernardo! Pero ya sabe usted que las fuentes me embrujan.

-Bernardo: no pasa nada rica. Ven, acércate.

El señor Bernardo parece estar desnudo dentro la cama, porque está tapado por una manta. Una vez Clara se ha situado al lado de la cama en que está Bernardo, este le empieza a acariciar la cintura mientras le chupa el escote. Al señor Bernardo parece gustarle mucho comer del diafragma de Clara pues se pasa un buen rato tan solo lamiendo este y tocando algún pechito como por casualidad.

Al rato de comer escote el señor Bernardo baja este para liberar los pechitos de Clara, que también son comidos con dulzura. Ella a medida que Bernardo juega con su deseo, se pone cada vez más caliente. Cuando él le está comiendo los pechos, ella gime a cada lametón como si estuviera siendo follada, porque está calentísima.

-Clara: por favor señor Bernardo, quiero más, por favor.

-Bernardo: desnúdate y túmbate en la cama que te comeré la almeja.

-Clara: oh gracias.

Así lo hace clara y en un momento está tumbada en la cama totalmente desnuda y con las patas abiertas. El señor Bernardo se dedica a comerle el coño también jugando un poco con el deseo de ella. Lamiendo aquí y allá lo justo para que el deseo de Clara no deje de crecer.

Cuando Bernardo cree que ya hay suficiente porque Clara aulla de placer con un simple roce de la lengua, decide que ha llegado el momento.

-Bernardo: subete encima mío amor.

Bernardo se tumba en la cama y espera como Clara se sienta encima suyo en posición de cabalgar. Clara se mete el pene de Bernardo de un tirón, para notar lo más fuerte que pueda el sabor de la primera penetración.

-Clara: OOOOOOH.

Clara no puede parar lo que su cuerpo pide y se lanza a un salvaje cabalqueo para follar al señor Bernardo lo más profundo que pueda.

A los quinze minutos cabalgando a su nuevo amigo, Clara nota que Agustín la acaricia desde atrás. Se gira un poco y lo ve también desnudo y con la verga en ristre.

-Agustín: quédate un momento quieta Clarita, que te la voy a meter por detrás.

Clara se detiene un instante para notar como Agustín le pone un chorrete de aceite en el ano y trata de penetrarla. Cuesta un poco entrar el pene, pero pagando un poco de dolor este acaba dentro del ano.

Clara está quieta y no cabalga, solo trata de hacerse al nuevo intruso que la está amando por detrás. Durante un rato la penetración anal es harto dolorosa, pero al final ella se las arregla para transformar la fuerte sensación que asalta en placer. Cuando los gemidos regresan solos a la garganta de ella, el cabalgar también regresa solo y se vuelve a a apropiar de las caderas de Clara, que vuelven a cabalgar a Bernardo con locura. Ella lleva un buen rato gritando de pasión, tanto que incluso le duele un poco la garganta, acaba quedando muda pues su garganta no da para más.

Cuando su cuerpo ve que no puede demostrar su placer gimiendo, este cuerpo suyo decide estallar a llorar. Tanto Bernardo como Agustín la ven llorar, pero no se alarman pues saben que está llorando de placer. Ella es follada otro largo rato todo lo que dan las fuerzas de Bernardo y Agustín juntas. Hasta que al final ambos se corren al unisono, llenan de semilla masculina a Clara por delante y por detrás.

Con ella aún doble-penetrada, puede verse como se escurre sabo por el orificio vaginal, sabo por el orificio anal, y lágrimas de sus ojos. Cuando ambos varones han descargado todas sus fuerzas hasta el límite, los tres caen a la cama y se quedan dormidos. Despiertan casi al atardecer y se despiden los tres no finalizando una amistad, sino prometiéndose ser amigos para siempre.