El vendedor a domicilio (2)

-Clara: ¿volverá algún día ese vendedor ambulante que me desvirgó? * Fotos simuladas (+18)

-23/04/2005

--Toc-Toc- (llaman a la puerta)

Clara va a abrir y recibe gran sorpresa.

-Clara:¡Oh, señor vendedor! Qué sorpresa me da usted, qué tal!

-Agustín: pues mira, pasaba por la ciudad y he pensado venir a hacerte una visita.

-Clara: oh, qué atento es usted, celebro volver a verle porque la vez en que nos conocimos fue...bueno, usted ya sabe la particularidad con la que estuvo marcado nuestro conocimiento, pero oh! pase, pase, no se quede en la puerta que podremos platicar mucho mejor dentro.

Ambos entran en la vivienda y siguiendo las indicaciones de Clara, se sientan en el sofá.

-Clara: le repito que me encanta volver a verle, desde el día en que nos conocimos he pensado a diario en usted y en la maravillosa experiencia que me regalo. O sea, déjeme explicarme. A partir de amigas, revistas y otros pocos medios, he obtenido diversas opiniones de las llamadas "primeras experiencias sexuales" de mujeres. Las hay buenas y malas, pero la que me dio usted no fue ni una cosa ni otra, fue maravillosa!

-Agustín: me alegro de que así pienses hija, a decir verdad yo sólo traté de pasarlo bien, pero si con ello te alegré tanto, lo celebro tanto como tú.

-Clara: Uy, no se inmagina la de cosas que he pensado durante estas pocas semanas que nos han separado. He pensado muchas pero de momento se las resumiré en que me gustaría volver a hacer el amor con usted.

-Agustín: mmm, bien, a mi también me gustaría repetirlo ¿te gustaría hacerlo ahora mismo?

-Clara: sí, pero déjeme que le cuente, la anterior vez lo hicimos en la habitación de mis padres, y el acto estuvo marcado de verdadera magia. Pero mmm tengo que revelarle como una especie de secreto, me gustaría hacerlo a pleno sol. Es esto como una fantasía rara que tengo, pues como me gusta tanto parar el sol, me gustaría hacer el amor a la vez que me bronceo.

-Agustín: mm bien, eres una mozalbeta valiente y trataré de corresponderte pero ¿como vamos a hacerlo? a pleno día la playa está más repleta que el metro a las 8:00am.

-Clara: uy sí claro, no he pensado hacer una locura. Tengo aquí arriba, encima de todo del edificio, una amplia terraza oculta a la visión de ninguna otra terraza. Y cerramos la puerta con llave, dejando la llave metida por fuera, y no habrá nada que temer.

-Agustín: mmm, has planeado sabiamente la satisfacción de tu fantasía, estaré encantado de emprender esta aventura contigo.

-Clara: fenomenal, pues no creo que haya tiempo a perder, ahora mismo hace un rico sol, podríamos subir ahora mismo y...bueno, ahora me da como corte decirlo.

-Agustín: tranquila niña, no vamos a hacer nada malo ¡cuando quieras!

Clara toma tres toallas para emplearlas como colchón en el duro suelo del terrazo, y ambos se encaminan escaleras arriba hacia la testa del edificio. Una vez ahí, Clara  cierra la puerta como preparado y extiende las tres grandes toallas en el suelo, una encima de otra para preparar el lecho conyugal. Una vez preparado todo, ella llama a su amante.

-Clara: venga, me gustaría que fuese como la primera vez, usted me va desnudando poco a poco, prenda a prenda, y yo haré lo mismo con usted.

Don Agustín se acerca a Clara y lo primero que hace es propiciarle un profundo beso francés, mientras con las manos empieza a subirle el fresco vestido que llevava desde el primer momento. De pronto don Agustín se agacha y pega su boca en la descubierta barriga de ella para iniciar su progresivo chupar hacia arriba mientras a la vez va subiendo el vestido. Agustín acaba derecho chupando los desnudos pechos de Clara con la cara de esta tapada y cegada por el vestido. Don Agustín se dispone también a jugar a un juego, y no retira el vestido de la cara de ella, cuando toma la segunda parte del desnudo y de rodillas vas bajando las braguitas de Clara con sus propios dientes. La nariz de él es la primera que recorre los labios inferiores cuando le baja totalmente las braguitas y caen estas al suelo. Don Agustín chupa durante un rato el sexo de su pareja y al cabo de este tiempo, se levanta y destapándola del vestido que la cegaba le dice.

-Agustín: es tu turno querida.

-Clara: bien pues, túmbese, que lo quiero desnudar tumbado en las toallas.

Así se tumba y Clara se acerca a él a 4 patas dispuesta a desnudarlo y jugar su turno. Le desabrocha pausadamente la camisa botón a botón mientras unta de saliva todo el torso desnudo del Don a medida que lo va desponjando de la camisa. También se entretiene un rato ella sorbiendo las pequeñas tetillas de Agustín, que al estar este un poco obeso, le cuelgan cual si fuera una niña.

Clara contempla el abultado entrepierna de Agustín, donde se esconde su amado premio. Decide también ella, hacerlo con calma. Baja la cremallera de los pantalones y mientras fija su embrujadora mirada en los ojos de su amante, mete la mano dentro de la abertura y tortura el pene de su vendedor a domicilio mientras no retira su incandescente mirada de los ojos del vendedor.

El pene de nuestro varón no tarda en salir de la abierta cremallera como pidiendo ser engullido. Clara capta al instante el mensaje del miembro y lo traga de un bocado enteramente. Ella pero, ve que le facilitará la tarea bajarle los pantalones y así lo hace. Con el vendedor tumbado en el suelo, Clara se le coloca en posición 69 para amar y ser amada a la vez.

Al cabo de un rato más de locura, la pareja está totalmente sudada, por la pasión de la relación y por el fuerte sol que le pertenece al més de Julio.

-Clara: ha llegado el momento querido.

-Agustín: claro hija, espero tus órdenes.

-Clara: quiero hacerlo también en una posición un tanto rara.

-Agustín: ¿cómo me pongo?

-Clara: usted siéntese en el suelo, con las piernas estiradas y el tronco erguido, apóyese si quiere con las manos atrás.

Así se sienta don A. y Clara se sienta también encima suyo con las piernas estiradas casi a tocar la cabeza de él y las manos apoyándose tras ella para mantenerse en vilo encima del entrepierna de su amante.

Don Agustín hace lo que tiene que hacer sin que le sea pedido y acomoda su pene en la concha de Clara. Esta avanza de improviso su cadera tragando completamente el miembro viril.

-Clara: ooooooh.

-Agustín: mmmm muy bien hijita, ni yo lo hubiera echo mejor.

Clara empieza a trotar su amante pero es a ella misma que se trota, pues a cada avanze de sus caderas, no nota como folla sino como es follada. El trotar de la pareja salta y salta un largo rato, a medida del cual, cada una de las uniones de ambos sexos, se hace más íntima y visceral.

A la vez que el sudor salpica de los cuerpos de ámbos encharcando incluso el terrazo fuera de las toallas. Cuando don Agustín nota que va a venirse, agarra a Clara y se abraza a ella con la tremenda fuerza que le da el orgasmo. Ella también ve la luz del otro lado del mundo y se abraza a él exalando salvaje gemido a cada una de las descargas de semen que nota dentro de sí.

A medida que las fuerzas flaquean, la pareja se suelta y quedan ambos mirándose en la posición en que empezó la penetración. Las respiraciones tardan también un rato en recuperarse y cuando ambos están ya más o menos a punto, Clara toma una manguera y abriendo el grifo se duchan y limpian ambos. Una vez secos, recojen las toallas para no dejar pista alguna y se encaminan de nuevo al domicilio de Clara.

Unos cuantos besos más, otros tantos cariños, y un montón de promesas y la pareja se separa.