El vecino que me daba morbo sexual

Teniendo 20 años, se hizo realidad uno mis mayores deseos, por fin iba a tener la posibilidad, de fraternizar cordialmente con un chico que reunía todas las características, que a mi me causaban gran morbo, era algo que me hacía feliz, mi vecino era el típico jovencito que va de machito, le gustaba alardear de masculinidad.

EL VECINO QUE ME DABA MORBO SEXUAL Teniendo 20 años, se hizo realidad uno mis mayores deseos. Por fin iba a tener la posibilidad, de fraternizar cordialmente con un chico que reunía todas las características, que a mi me causaban gran morbo. Era algo que me hacía feliz, más si cabe, por el hecho de que podría tener la posibilidad, de tener el gusto de hacer sexo con un ejemplar perfecto, para satisfacer aquello que me producía tanto morbo. Seguidamente describiré un poco como éramos. Mi vecino tendría como mucho 17 años, algo delgado, pero suficientemente musculoso, media 180, pesaba 65 kg., de pelo muy corto, de piel blanca, ojos pequeños, labios ligeramente carnosos, y por sus dimensiones un abultado paquete, sin duda todo indicaba que parecía estar bien servido. Yo en cambio, era de lo más corriente, delgaducho, estatura normal, aún más blanco de piel, nada corpulento, media melena, y poco más. Mi vecino era el típico jovencito que va de machito, le gustaba alardear de masculinidad, lo cual solía hacer siempre que estaba con chicas, como ya he mencionado, llevaba el pelo muy corto, de hecho lo tenia bastante rapado, ya que iba de sking, (cabeza rapada) le gustaba flirtear con las chicas, y para demostrar lo macho que era, mantenía una aptitud algo homófobica. Tenía la  esperanza de que su aparente homofobia, no fuera tan verdadera, que simplemente fuese la imagen que quería dar a los demás. De hecho, su forma de ser me daba mucho morbo, por lo que tener placer sexual con un chico así, para mí era todo un reto. Al ser temporada calurosa, solía salir a la balconada en calzoncillos, normalmente salía a fumar, y mi vecino hacía exactamente lo mismo, por lo que muchas veces coincidíamos, aunque solo nos saludábamos. Pero un día, él no debía tener tabaco, así que me pidió un cigarro, lo cual fue genial, yo no dudé ni un segundo, le di un cigarro, y él empezó a hablarme, por lo que se estableció una conversación entre los dos. Estuvimos un buen rato hablando, era la forma que podía propiciar un acercamiento, así que era cuestión de que la conversación fuera de su interés, para así hacerle sentirse cómodo. Desde ese día, las conversaciones en las balconadas eran cotidianas, lo cual hacía que fuéramos adquiriendo una confianza cada vez más intensa, por lo tanto mis expectativas de conseguir practicar sexo los dos juntos, podía acabar haciéndose toda una realidad. Cosa que yo deseaba con todas mis ganas, así que no dudaba en ir introduciendo poco a poco aspectos sexuales  en nuestras charlas, hecho que a él le gustaba, ya que no perdía oportunidad en presumir de macho. Y lógicamente yo le daba coba, para que se sintiera halagado, y así, hacer que él estuviera bien hablando conmigo. Hasta que llego el día en que me propuse avanzar en la situación que estábamos, por lo cual, con el pretexto de que tenía un problema con el ordenador, le sugerí que viniera a mi casa, lo que aceptó de inmediato. Así que al cabo de unos minutos, ya estaba en mi casa mirándome el ordenador, cosa que era lo que yo buscaba, ahora solo era cuestión de no precipitarse, debía de ir paso a paso, si quería conseguir lo que me proponía. Una vez ya solucionado el problema del ordenata, él me propuso entrar en internet para ver paginas de pornografía, lo cual para mí era perfecto, puesto que era la manera de encaminar mi propósito de llegar a hacer sexo con él. Por lo que no tardé en hacer lo que me dijo, aunque lógicamente oriente la situación de manera que las pollas estuviesen bien presentes, ya que a pesar de mirar webs heterosexuales, priorizaba en la existencia de pollas, ya fuesen mamadas o penetraciones, tanto en fotos, como en relatos,  como también en videos. E incluso a veces, como el que no quiere la cosa, le colaba alguna pagina de bisexuales, donde aparecían más de un chico con alguna chica, por su puesto, solía haber algún tío chupándole la polla a otro. Como es normal, estábamos sentados prácticamente justos, ya que así lo tendría lo suficiente cerca como para facilitar la situación que yo buscaba. Y naturalmente, era la mejor forma para ver como iba reaccionando a medidas de que ponía diferentes cosas pornográficas. Lo cual no tardó en quedar claro, puesto que se sobaba el paquete cada vez con más afán, sin duda se estaba poniendo cachondo, y por supuesto, todo eso a mí también me ponía muy caliente. Pero aún con todo, quería ser precavido, así que yo tardé un rato en sobarme el paquete, por lo que seguí el plan de que él se pusiera a mil, hablándoles de cosas de sexo, cómo que le gustaba hacer a él, con qué edad se había estrenado, si había participado en algún trío u orgía, e incluso si se había pajeado en grupo con otros chicos. Todo esto le iba aumentando la calentura, prueba de ello, su paquete cada vez estaba más abultado, y se lo sobaba con mayor ímpetu, por lo que de forma natural le dije, "parece que estás un poco cachondo", y él sonriendo mientras seguía sobándose, respondió afirmativamente, lo cual a mí también me producía grandes ganas de ir a más, así que con una de las manos empecé a sobarme ligeramente el paquete. Mientras continuábamos mirando paginas pornos, nos íbamos poniendo más calientes, por lo que todo parecía que iba como yo pretendía, y eso era genial, ya que podría tener sexo con él, lo que deseaba frenéticamente, y diría que para él, teniendo en cuanta algún comentario que había hecho, la cosa podía ser algo parecida, puesto que nunca había tenido sexo con otro chico. Por supuesto, ese aspecto, aún si cabe a mí me satisfacía más, puesto que iba a ser el primer chico que tendría el placer de practicar sexo con él. Al rato él se sacó la polla para tocársela ya sin que se interpusiera la ropa que llevaba, y joder, verle la polla me puso super caliente, por lo que incrementé el sobo que daba a mi paquete. Y no tardé en decirle que estaría más cómodo si se bajaba los pantalones, y para que viera que todo era normal, yo empecé a acomodarme para desabrocharme el pantalón, lo cual hizo que él de inmediato se bajase los pantalones. Por supuesto estaba en la gloria, y no era para menos, por fin veía en toda su dimensión la polla y huevos de mi deseado vecino, lo que hizo que yo rápidamente también me bajase el pantalón. Con lo cual, los dos ya estábamos sobándonos nuestros paquetes ya completamente sin ropa de abajo, que además propició que instantes después, también nos quitásemos la ropa que cubría la parte de arriba, con lo que finalmente, ya estábamos los dos totalmente desnudos, la cosa me permitía ver todas las partes de su bello cuerpo, lo que era fabuloso para mis tan ansiadas pretensiones, de gozar de una experiencia tan morbosa. El hecho de que ya estuviéramos completamente desnudos, dio pie a que los dos hiciéramos comentarios sobre la situación en la que estábamos inmersos, por supuesto dichos comentarios propiciaban a calentar más el ambiente de pleno estado de excitación sexual. Y de pronto él me desafío a que le tocase la polla, pero yo no quería equivocarme, así que le dije, "es que te cansas de tocártela tú mismo", y antes de que dijese algo le dije, "te gustaría saber qué se siente si otro chico te toca la polla?", tras ese comentario mío, él dijo, "no me importaría que en estos momentos que estoy tan caliente tú me tocases la polla", y seguidamente puse mi mano sobre su pierna mientras le decía, " en serio que estás tan caliente que te gustaría que te tocase la polla?", ante mi comentario, él sin decir nada, cogió la mano que yo le puse sobre su pierna, y la dirigió hasta su polla para que se la sobase. Como es natural, yo no opuse resistencia, si no al  contrario, por lo que empecé a sobar aquella magnifica polla que tanto ansiaba, el hacer eso para mí ya era fantástico, y además abría la posibilidad de llegar a hacer algo más, lo cual yo deseaba profundamente. Al sobarle la polla, me percaté de que se le iba poniendo cada vez más dura, con lo cual era evidente que le gustaba, eso me ponía cachondo, por lo que con la otra mano me sobaba la polla con más ganas. Y él se dio cuenta de que me satisfacía lo que estaba pasando, así que me dijo en tono de machito, "parece gustarte mi polla", y antes de que yo dijese algo, él prosiguió diciéndome, "te gustaría chuparla?", tras decir eso se sonrío maliciosamente. Seguidamente, sin decir yo nada, me amorré a su polla y empecé a chupársela con total devoción. Por fin ya tenía su polla en mi boca, eso era estupendo para mí, la polla que tanto deseaba, ya era absolutamente mía, y qué gozada de polla, sin duda cumplía las expectativas que me había imaginado. Como pretendía hacerle una mamada inolvidable, quería que se corriera de auténtico gusto, por lo que se la chupaba a conciencia, y entre tanto para aumentarle el placer, con una mano le sobaba los huevos. Como es normal se lo estaba pasando muy bien, y por supuesto, yo era verdaderamente feliz con la situación, mi sueño estaba haciéndose realidad. Hacía lo que tanto deseaba, ese joven heterosexual que iba de machito, me estaba dando un fabuloso placer, ya que los dos gozábamos de la apasionada mamada que hacía. Mientras se la chupaba, él no cesaba de decirme morbosas groserías como, "chúpamela toda, así me gusta mamón, sigue chupando hasta atragantarte de polla, te voy a llenar la boca de leche, la chupas como mi novia, seguro que las putas la chupan como tú", y seguía diciendo frase de macho follador. Todo eso me daba gran morbo, por lo que disfrutaba encantado con la mamada, lo tenía todo mi vecino, así que era un momento espléndido para mí, y buscaba que fuese igual de bueno para él, ya que si los dos estábamos a gusto, no se podía pedir más. Por suerte todo iba fantástico, los dos gozábamos de placer. Mientras le chupaba la polla gustosamente, y le sobaba sus geniales huevos con cariño apasionado, no tardó en estirarme un poco del pelo, o darme algunos manotazos, eso me gustaba, me sentía dominado por mi joven machito heterosexual, y más por todas las frases calientes que me dedicaba con tono de amo. Sin duda él me trataba como si fuera su esclavo sexual, y yo además mostrando una aptitud de obediente sumiso, lo cual plasmaba a la perfección el acto sexual que yo tantas veces había imaginado. Además, yo continuaba sobándome el paquete, teniendo la polla bien dura, e incluso algo dolorida por la excitación del placer que estaba gozando apasionadamente con él. Eso hacía que en algunos momentos interrumpiese la frenética mamada que le estaba haciendo, para halagar sus preciosos genitales con frases calientes como, "me encanta tu polla, tus huevos son majestuosamente inmensos, quiero comerte el culo, deseo que te corras en mi boca," y otras tantas similares. Lo cual a él le hacía sentirse muy complacido, ya que como macho que se consideraba, mis palabras le subían el ego de masculinidad y de follador. Como es normal las momentáneas interrupciones iban de perlas, para alargar al máximo, lo bien que nos lo  pasábamos gozando de la situación tan placentera que disfrutábamos. Y en los momentos que interrumpía la mamada, para brindarle frases cachondas, aprovechaba para pajearme unos segundos, y así seguir bien excitado para pasarlo en grande con mi amante vecino. Tras un buen rato mamándosela con mucho gusto, empezó a correrse dentro de mi boca entre espasmos de placer y gemidos de gusto, eran impresionantes la cantidad de chorros de leche con que me estaba obsequiando placenteramente. Los primeros trallazos de su abundante semen salieron con gran fuerza de su polla, e instantes después, ya con la polla fuera de mi boca, siguió lanzando trallazos de leche sobre mi cara, lo que me fascinaba mucho. Me encantaba notar como toda mi cara estaba empapada con su caliente semen,  en esos instantes en que mi cara quedo tan humedecida, por la corrida de placer de mi gran amante, yo me sentía genialmente contento, puesto que él estaba bien satisfecho de gusto. Cuando ya prácticamente de su polla solo salían finos hilitos de semen, comenzó a frotarla en mi cara, cosa que me gustaba mucho, así como me la metía en la boca momentáneamente en algunos instantes, para que le limpiase los restos de leche, y una vez su polla empezaba a dejar de estar dura, para ponérsela en estado morcillón, momento en que comenzó a darme ligeros golpes de polla en la cara, la cual estaba totalmente impregnada de leche. Cuando me estaba golpeando la cara con su polla morcillona, me decía todo tipo de calientes groserías sexuales, lo que me gustaba mucho, ya que además con esa aptitud, pretendía dejar claro que él era quien mandaba. Al rato, cuando jugueteaba con la polla por mi cara, a él de nuevo se le puso dura. Con lo que de repente, zarandeándome a su antojo, me puso en la posición idónea para penetrarme, puesto que me hizo ponerme a cuatro patas, como si pretendiese dar la sensación de obligarme a ser follado, y más aún por el hecho que lo hizo mientras me decía todo tipo de palabras de sexo dominador de macho, estirándome ligeramente del pelo, dándome algún que otro azote, eso sí, en ningún caso causando dolor, ya que sólo era parte de la juerga sexual que teníamos. Ni que decir tiene que eso satisfacía las pretensiones morbosa, que yo buscaba en él, por lo que yo también estaba en plena excitación sexual, teniendo la polla completamente tiesa. Con tal de que la penetración fuera satisfactoria,  inicialmente frotaba la polla en las proximidades del agujero de mi culo, con intención de ir introduciendo la polla  poco a poco, ya que así el culo se iría dilatando para una buena follada. Yo entre tanto me sobaba la polla y huevos con una de las manos, mientras que con la otra estiraba la nalga del culo, para así ayudar a mi vecino amante, en la follada con la que los dos íbamos a gozar de gran placer. Una vez tenía la polla metida en mi ansioso culo, inicio las investidas con un mete y saca apoteósico, ya no solo por la enculada en sí, puesto que la follada iba acompañada de una morbosa aptitud sexual estupenda, por el hecho de que me seguía estirando del pelo, dándome azotes,  y dedicándome todo tipo de frases calentitas.  Con lo que me puso muy cachondo, por lo que  tenía la polla bien morcillona, así que me empecé a pajear pausadamente, cosa que hizo que no tardase en ponérseme algo dura la polla. Tal como iba la juerga de sexo que teníamos, quedaba claro que los dos estábamos gozando del agradable placer sexual. Evidenciando que el placer era inmensamente fantástico, ya que la enculada que me estaba dando era auténticamente muy gustosa. Con investidas salvajes, que me hacían estar en la gloria, notando el agradable golpeo de sus magníficos huevos en mi culo, lo cual me gustaba mucho, y  todo lo que me decía en tono de hombre macho dominante. Todo eso me excitaba cantidad, con  lo que por unos momentos de cierto desenfreno, intensificaba un poco la paja que me estaba haciendo, aunque en ningún caso me la cascaba con  intención de correrme de inmediato, ya que pretendía alargar al máximo lo mucho que gozaba. Cuando ya me tenía colocado en posición para seguir penetrándome, no tardó en meterme la polla por el culo, metiéndome la polla de forma que pudiese facilitar una buena penetración del culo, y para facilitar la follada, me cogió las piernas para abrírmelas al máximo, lo que permitía que las embestidas fuesen siendo cada vez con mayor ritmo, el cual pronto fue frenético, más cuando ya no era necesario que sujetara mis piernas, que en entonces las tenía sobre sus hombros, además al verle la cara de placer que tenía al follarme, y  todo aquello que me continuaba diciendo con un tono de hétero varonil dominador. Yo entre tanto seguía meneándome la polla, en un principio de forma pausada, pero tal como iba aumentando el ritmo de la penetración, la paja que me hacía también era de mayor intensidad, aunque sin llegar a un ritmo ni mucho menos desenfrenado, incluso en algunos momentos cesando de forma momentánea el pajote, para así prolongar en lo posible el placer. Tras un buen rato enculándome, llegó el instante en que se volvió a correr de gusto, llenándome el culo de leche entre espasmos y gemidos de placer, con una cara que reflejaba claramente el inmenso gustazo de la corrida. Lo cual me resulto muy agradable, satisfaciendo el gran morbo que él me producía, cosa que hizo que las ganas de correrme fueran incontrolables, ya que tenía la polla al límite. Una vez que dejó de eyacular, me sacié con su polla impregnada de leche, frotándola nuevamente en mi cara con gran gusto, entonces yo intensifiqué el pajote que me estaba haciendo, a la vez que él me decía un sinfín de gustosas groserías placenteras, a las que me tenía acostumbrado, puesto que en todo momento mantenía una actitud de macho, lo cual propiciaba la situación en el que llegó el gustoso instante en el que me corrí de placer. Fue una gran corrida, saqué tal cantidad de leche que era obvio lo muy satisfecho que estaba, por haber tenido la suerte de practicar sexo con mi amante vecino, el gran macho joven dominante de la situación. El cual iba totalmente de heterosexual, con aptitud de gran varonil, y además según me dijo, nunca antes otro chico había tenido sexo con él, lo que significaba que había conseguido aquello que tanto morbo me daba,  y todo eso para mí era fantástico. Tras corrernos los dos, una vez iba pasando el clímax placentero, le acariciaba cariñosamente, mientras le abrazaba ligeramente.  Diciéndonos el uno al otro, lo mucho que nos gustaba lo que estaba pasando. Y me decía con voz dominante, "tú eres mío, tú me darás placer siempre que la tenga dura, te petaré el culo cuando me apetezca, me la chuparás tantas veces como te lo diga," y muchas otras cosas parecidas. Naturalmente, eso era lo que yo esperaba de él, ya que satisfacía mi gran morbo. Instantes más tarde, nos fuimos al baño para refrescarnos y a la vez limpiar los restos de semen que teníamos por nuestros cuerpos. Estando bajo el agua, le acariciaba mientras permanecía abrazado a él. Fue en ese preciso momento cuando nos propusimos mantener una relación sexual por tiempo indefinido, y así convertirnos en vecinos y amantes. Con lo cual surgió la amistad entre nosotros, por lo que normalmente, cada semana montábamos dos o tres encuentros profundamente placenteros, que en ocasiones duraban la noche entera, para disfrutar de manera ilimitada el placer de gozar. Era estupendo practicar sexo con un jovencito heterosexual que iba de macho. Como quería que él se sintiera amo de la situación, yo accedía a todo lo que proponía, con lo cual, no sólo había sexo a solas con él, sino que a veces él se las ingeniaba para montar otro tipo de fiestas sexuales, ya fuesen sólo chicos, o chicos y chicas. En las cuales, lógicamente yo era su sumiso servidor sexual, de igual manera que lo era cuando estábamos los dos solos disfrutando del gusto de hacer sexo placentero.