El vecino de gudy 5

Ahora gudy conocerá al primo de pilín...

EL VECINO DE GUDY 5

Gudy pasaba tranquilamente el barre fondo en la pileta impecable y transparente. El sol alumbraba en lo alto, muy fuerte y picante. El torso desnudo del hombre se bronceaba, iba tomando un color de verano que siempre en esta época lo inundaba todo.

El ruido suave de la máquina era lo único que se escuchaba en aquella media mañana intensa por los rayos de sol que cubrían, al parecer, todo el universo.

Las gotas de sudor le caían por el ancho pecho del hombre. Y se  le inflaban las gordas tetillas de macho sexual y potente.

Escuchó la voz y se giró de inmediato porque justo estaba de espaldas al tapial que lo separaba de su vecinito.

__¡Hola Gudy!!__ le gritó el chico asomándose por arriba

__¿Como estas?__ preguntó baboso el macho que sintió un golpe en sus bolas de toro.

__Acá estamos, bien , ¿Y tu?

__ Bien, trabajando al sol, un poco…

__¿Estas solito?__ preguntó sonriendo pícaro y con la voz de putón que tanto lo excitaba a Gudy

__¡Si…todo el fin de semana!

__¡No digas!__ dijo el joven abriendo grandes los ojos

__¡Así es!__ seguía observando el agua que se movía apenas cristalina y fresca.

__¡Sabes, entonces en un rato saltaré el tapial!!

__¿Y porque en un rato?

__¡Estoy esperando a mi primo Rogelio!¿Podré venir con el?

__¡Si tu quieres!

__¡Si quiero!__ dijo el chico y se sintió la voz enérgica de la madre que le ordenaba de inmediato a que se bajara de allí.

Bajó el chico del lugar y se perdieron las voces que hasta ese momento habían inundado la hora ya cercana al mediodía. Terminó el trabajo dejando la piscina azul brillante, transparente.

Luego despacio se cocinó algo livianito. Comió solo porque su mujer se había ido hasta lo de una hermana a pasar el fin de semana ya que se encontraba un poco enferma y debía cuidarla.

Se tiró a la cama luego de lavar los utensilios de cocina dejando todo ordenando como le gustaba. El silencio le fue ganando a la modorra y se entre durmió placenteramente.

Cuando despertó eran pasadas las cinco de la tarde de sábado quieto y soleado. Salió al patio, después de haberse lavado los dientes y refrescado un poco la cara.

No se lo pensó dos veces y se lanzó al agua de la pileta que estaba fresca y hermosa. Dio un par de chapuzones y salió chorreando agua. Sintiéndose fresco y renovado.

Fue a ver su quinta. Tomó la manguera y empezó  regar un poco aquellas hortalizas que necesitaban de un poco de agua. La sombra iba ganando aquella zona de la casa. De a poco, los gigantes árboles iban cubriendo con sus fantasmagóricas formas esa porción de patio. Les dio un buena regad y dejando la manguera se fue a tirar al sol, en unos sillones amplios y cómodos que habían comprado en aquella temporada.

El sol pegaba duro y escuchó unas voces susurrantes y vio las figuras trepando y saltando a su patio como jóvenes delincuentes se sonrió mientras observaba aquella maniobra de cine.

__¿Pero que hacen?__ les gritó divertido

__¡Nada huyendo de los viejos!!__ contestó muy despreocupado Pilín con el torso desnudo.

__¡Este es Rogelio!

__¡Hola Rogelio!__ saludó Gudy moviendo su cabeza y sus músculos. Su paquete se estremeció imaginando a los chicos desnudos con el.

__¿Podemos echarnos al agua?

__¡Pues claro!__ los dos primos sonriendo y gritando como chicos se tiraron sin pensárselo dos veces al agua. Estaban chapuceando y riendo, dando gritos y jugando. Gudy los observaba erizada su piel y sus sentidos. Y estaba muy caliente sabiendo que algo pasaría.

__¡Ven con nosotros!!__ llamó a Pilín dando saltos y arrojando agua sobre el cuerpo del hombre.

__¡Está bien ya voy!!__ contestó el macho alzado y caliente, con todos los sentidos alertas y a flor de piel. Una llaga viva y sensual. Levantó su humanidad y se dirigió a la piscina, lanzándose hasta el agua.

Pilín se trepó a los hombros del hombre sin ningún tipo de pudor.

__¡Ahh ya estoy necesitando tu leche!!__ susurró al oído del hombre y esto lo alteró realmente, sintiendo como su pedazo buscaba levantarse. El chico mordisqueó los hombros y Rogelio haciéndose el tonto los miraba de lejos. Todos sonreían y se empujaban livianamente y jugueteando. Entraba despacio en confianza el primo de Pilín.

__¿Sabes una cosa Gudy?__ preguntó haciéndose el misterioso el chico vecino del hombre que descansaba contra el borde de la pileta.

__¿Qué cosa Pilín?__ repreguntó

__¡Resulta que Roger, mi primo!

__¿Roger?

__¡Si me llaman así, la mayoría de mis amigos!__ aclaró el chico de ojos verdes y cabellos hasta los hombros

__¡Oh bien muy bien!__ respondió Gudy

__¡Bueno resulta que el quiere conocer un hombre de verdad…y yo le dije que ese eras tu!__ completó Pilín

__¡Vaya publicidad que me has hecho!__ en tanto sucedía este diálogo, el chico astuto y ardiente se acercó a al vecino que tanto le gustaba. Pilín se acercó a el y colocó los brazos rodeando el cuello del macho cliente. Luego bajo una mano y atacó el paquete suculento del hombre. La serpiente se despertó, endureciéndose, pujando por salir.

__¡Acércate Roger, ven!!__ dijo casi susurrando el caliente chico. El otro, un poco dubitativo se fue acercando. Pilín no aguantó y acercó su boca a la del macho y hundió su lengua adentro, hasta el fondo. Las lenguas se chocaron vibrantes, alzadas, calientes. Pilín se despegó del hombre. Tomo de la mano a su primo y la dirigió hasta la verga del hombre. Los dos chicos, uno a cada lado jugueteaban con la morcilla. Lentamente le sacaron el short. Lo sacaron sin reparos. La poronga saltó libre. Roger la apretó con gusto.

__¿Y que te dije Roger?

__¡Me encanta!¡Es tan gruesa!__ suspiro el joven de larga cabellera y músculos tensos, las respiraciones se agitaban cada vez más. Las manos se aferraban al pedazo de Gudy que bufaba, en tanto Pilín le comía otra vez la boca. En tanto Roger lamía el cuello. Tímidamente, en principio, hasta que la calentura lo fue ganando. Los deseo, las manos de Gudy que acariciaban sus nalgas redondas y bien duras.

Pilín se quitó la bermuda y ayudó a Roger a hacer lo mismo. Quedaron desnudos los tres, con sus pijas enhiestas y rocosas, ardiendo de deseo y lujuria.

Gudy clavó un dedo en el ojete dilatado ya de Pilín con otro dedo invadía el culito de Roger que gemía casi lloriqueando como perrita alzada.

__¿Te gusta primito?

__¡Ahhh me encanta!!__ decía el primo Roger en tanto ahora sobaba los tremendos huevos de toro de Gudy, que bramaba y era tragado por la lengua de Pilín. Que de vez en cuando hundía un dedo en el ojete del macho, porque  sabía muy bien que esto le encantaba y lo ponía a mil.

__¡Ahhh me vuelven loco, ahhh…pero…porque no vamos a un lugar más cómodo!!!__ propuso Gudy. No se hicieron rogar y salieron de el agua casi al instante. Estrujaron las prendas, o sea, los pantalones cortos y los dejaron reposando en los sillones de afuera, en el patio.

Entraron a la casa de Gudy con las vergas bamboleando, semi erectas, Los huevos de toro del macho se golpeaban llenas y gordas. Roger las miraba y se babeaba. Alzados y muy calientes, el macho, Gudy, se tiró en el hermoso sofá donde había clavado por vez primera a Pilín.

__¿Te gusta?__ preguntó a Roger

__¡Es hermosa!

__¡Quieres meterla en tu boca!__ dijo Pilín ansioso mientras besaba el pecho del hombre y lo llenaba de saliva. Además masajeaba la morcilla de Gudy que estaba nuevamente dura como un fierro.

Roger llegó hasta el tronco en alto. Puso su lengua como si fuera un helado, luego abriendo más, la fue tragando, la hundió en su boquita de fuego, que tragaba con placer y gusto, llenándola de saliva, lubricándola, tan a gusto, con la fiebre que le abrazaba el alma y el cuerpo.

Pronto los bramidos de Gudy le hicieron saber que aquella mamada le estaba gustando. Pilín en tanto se había acercado con su pija también dura y Gudy la mamaba a gusto, apretando las bolas del chico que lloraba de lujuria y gusto. Después aquel hombre descomunal los metió en boca y los tragó con enorme locura, arrancando gemidos de la boca del chico feliz. A su vez con sus dedos iba escarbando en el dilatado agujerito de su ojete al rojo vivo.

Pilín gimiendo y retorciéndose clavaba los dedos bien adentro del culito rebosante de placer. En tanto el primo Roger seguía comiendo el pedazo de carne que le brindaba aquel macho, a veces, le daba besitos sonoros a las tremendas bolas gordas y llenas del hombre que se retorcía también de lujuria al tener a aquellos efebos rindiéndole pleitesía y adorándolo como un verdadero macho de las pampas.

__¡Ohhh que placer Gudy ahhh….Roger, Roger, búscale el ojete y chúpaselo le encanta eso a nuestro macho!!!__ casi rogaba Pilín mientras iba largando su líquido en la boca golosa de Gudy que saboreaba a máxima tensión.

Cuando sintió la lengua de Roger recorrer su anillo calentón vibró y tensó sus músculos. Gritó, vibro, y tuvo que hacer fuerzas para no largar chorros de leche.

Una vez que lo limpió bien a  Pilín , el macho candente y brioso como potro, lo corrió de lugar y lo fue sentando muy despacio en su garrote febril y duro, magnánimo, espléndido.

Pilín lo cabalgó mientras le mordía los labios, sacudido como un inocente animalito pataleaba encima de la vara que se le hundía y se le clavaba hasta lo más hondo. Roger observaba la escena y no dejaba de masturbarse, en tanto, miraba, como su primo gozaba con aquel hombre, en realidad con el garrote de aquel maduro hediéndosele hasta la fibra mas intima.

Gudy lo vio y le hizo una seña para que se acercará, buscó la pija dura del chico y la metió en su cueva bucal sin miramientos. Lo chupó y lo mamó, en tanto, Pilín su vecino lo cabalgaba buscando sacarle los jugos. Subía y bajaba de manera veloz, ardiente, volcánica, desaforado gorrión buscando el alimento.

Roger se estiró hacia atrás y se fue vaciando en la boca feroz y hambrienta del macho. Largo hasta la última gota y cayó a un costado.

Pilín se aferró a los hombros anchos del hombre y con su culito abierto atacaba a la morcilla vibrante. Apretó la mandíbula, Gudy, fue largando sus espesos líquidos, llenándole el ojete precioso del chico, de su vecino, lo ordeñó, bien ordeñó, sacó hasta el último chorrito de semen, luego se unió a la boca insaciable del macho, se besaron profundamente alzados, luego unieron en ese beso a Roger que gozaba por vez primera, de aquel encuentro verdadero con un hombre de verdad.-