El vecino de gudy 2

La aventura de ese extraño vecino continua...

EL VECINO DE GUDY 2

Había salido recién de la ducha. Una ducha refrescante. Hacía unos instantes que había estado retozando con su esposa antes de que esta se fuera al trabajo y quedará solo.

Se paseaba por el comedor envuelto en la toalla de la cintura para abajo cuando sintió que tocaban a la puerta.

Se asomó apenas por la mirilla y allí estaba Pilín. Mirando para todos lados, sabiendo seguro que la mujer de su vecino, o sea la de el,   ya se había ido.

Habían pasado  unos días de aquel encuentro en el galponcito que a Gudy le había encantado. Volviendo a rememorar aquellas tardes con su profesor en la adolescencia. Aquel chico tenía algo que le gustaba. Algo retorcido y perverso. Algo encantador.

Dudaba en abrir la puerta pero el deseo y las sienes golpeaban a su virilidad y entonces abrió sin más.

__¡Hola Gudy!

__¡Hola! ¿Cómo estás?__ preguntó tontamente aquel hombre parado en la puerta con todo su torso al aire, fuerte, despidiendo ese olor a macho que a Pilín lo hizo vibrar de inmediato.

__¡Yo bien y tu veo que mejor !__ dijo el chico entrando sin ninguna invitación. Gudy cerró la puerta tras de si.  Completamente relajado. Parecía tener mas edad de la que en realidad portaba. Se desenvolvía muy bien y Gudy pensó que aquella no era la primera vez del chico. En nada.

__¡Tu sabes que hago aquí Gudy!__ dijo sonriendo

__¿Qué haces?

__¡Vengo por mi ración de leche!

__¡Ehh!__ balbuceó entre confundido y caliente ya aquel macho casi desnudo, solo cubierto con una toalla.

__¡Pero mira como se han puesto esos pechos!__ comentó el muchacho  y acercándose al cuerpo de Gudy paso con un dedo suave por los hombros del hombre hasta llegar a sus endemoniadas tetillas que parecían frutillas. Gordas, riquísimas, semi dulces. Un bocado para Pilín que paso el dedos por ellas, arrancando los primeros gemidos de aquel machote. Le encantaba lo que sucedía a Gudy. Lo disfrutaba.

__¡Fíjate como se ponen!!__ comentaba el chico que seguía rozando los pezones con una sensualidad arrebatadora. Oía el resoplido de aquel macho y enervaba mucho más sus sentidos explotados.

Mientras iba explorando con sus manos las hinchadas tetillas del hombre, fue haciendo caer la toalla que cubría de la cintura para abajo.

__¡Realmente eres un diablo Pilín!

__¡Pero te encanta este diablo! ¿Verdad?

__¡Ohh si que me encanta, me gustas mucho cariño!

__¡Hummmm se te nota!!__ dijo el chico tomando en una de sus manos el febril garrote que pugnaba por levantarse. Los huevos de toro estaban en su esplendor y también los acarició con total desparpajo. Gudy se mantenía de pie y sus piernas temblaban.

La respiración cada vez más agitada. Mas desbordada de placer y lujuria. Le encantaban aquellas caricias que le prodigaba aquel hermoso joven, su vecino.

Hurgaba en las bolas. Jugaba con ellas. Las apretaba como si estuviera ordeñándolas.

__¡Es que son tan grandes!¡Que ricas bolas que tienes Gudy, me gustan tanto!

__¡A mi me gustan tus manos allí, ohhh, sigue, sí, ahh, cariño, que bien lo haces!!

Las manos de Pilín hacían figuras extrañas con las bolas del macho que se encabritaba cada vez más. Un toro parado en medio de un lugar recibiendo las caricias del chico joven que se divertía y a la vez gozaba de aquellas placenteras situaciones que se iban creando en medio de ellos.

Gotitas de brillante líquido asomaban en el ojo de la espada firme y brutal de Gudy. Aspiraba profundamente, y soltaba el aire despacio. Las manos de Pilín soltaron aquel fierro grueso y soberbio y se dedicaron prontamente a sobar lentamente las nalgas ferrosas del macho, que cada vez estaba más sorprendido por las actitudes del chico, pero que a su vez, lo hacían sentir más atraído hacía el.

Pellizcaba las nalgas, esos glúteos fibrosos y marcadamente firmes.

__¡Tienes un cuerpo privilegiado sabes Gudy!

__¿Te parece?__ decía el hombre tragando saliva

__¡Este culo tuyo es soberbio y de un macho increíble!!__ lo sobaba cada vez con mas ahínco, con más placer, con mas calentura. Metiendo lentamente y de a poco los dedos por la zanja que dividía las lunas.

__¡Ohh atrevido chico eres cariño!!

__¡Vamos dime que no te gusta!!

__¡Humm, ahhh, ohhh, siii, sigue, ahhh!!!__ el chico acercó los dedos, en especial uno, al borde del volcán que entró en erupción.

El hoyo esperaba ardiente la sensación. La caricia. Rozaba el agujero, sin dejar de masajear las bolas. La punta de la poronga largaba líquido pre seminal y los gemidos del macho iban creciendo a medida que las caricias de aquel sabandija también.

El dedo entraba despacio y la boca del macho lanza un quejido gutural.

__¡Ohh bebe, cariño, eres tan sensual, ahhh!!!__ apretaba la manguera, en tanto clavaba el dedo profundo. Iba y venía en lo profundo. Hundido, perdido, el chico apretaba la manguera insaciable. Arrancando los gemidos del macho que permanecía de pie. A merced de las caricias de aquel chico.

__¡Papito te va a gustar lo que te haré!

__¿Más?¿Qué vas a hacer?

__¡Vas a gozar, ese es el fin!!__ dijo Pilín mirando a su alrededor.

__¡Me intrigas!

__¡Ven vamos al sofá!¿Quieres?__ dijo el muchachito alzado.

__¡Espera!__ dijo el macho caliente y con la poronga dura como hierro. Se acercó al chico y acariciando su rostro, busco la boca y se fundieron en un beso profundo, caliente, al rojo vivo. Las lenguas furiosas se entrelazaron, intercambiando las salivas abundantes. Gudy mordisqueó los labios jóvenes y sensuales, afiebrados. El chico pegado a el, no dejaba de sobar las bolas del toro alzado y rígido.

Cuando se despegaron los dos se movieron lentos al sofá. Pilín se colocó primero, acostado de forma de quedar debajo. Gudy seguía de pie, observándolo encantado y re caliente. Sentía el tremendo hormigueo entre sus piernas.

__¡Quiero desnudarte!__ dijo el macho caliente. Así que procedió, lentamente a quitar las pocas prendas que el chico tenía sobre su cuerpo joven. La pija de Pilín apareció soberbia y tan dura como la de Gudy. El macho desde arriba la acarició suave y el chico se retorció y gimió de forma queda, casi al borde de un lloriqueo.

__¡Tienes un cuerpo hermoso, me gustas!!__ dijo arrebolado Gudy, no pudiendo creer lo que estaba diciendo. Le pareció en un momento que todo aquello era un sueño. Un sueño que alguna vez había fantaseado. El tener un encuentro furtivo con algún joven. Aunque esto se iba transformando, en más que un encuentro, encima era el vecino de su casa.

Acarició el pecho lampiño del chico que respiraba retorciendo su cuerpo fibroso y en pleno desarrollo.

__¡Sigue acariciándome, eres un macho increíble!

__¿Te gustan mis dedos?

__¡Ohh sí, claro!__ el chico gemía resoplando. Pellizcaba las tetillas el hombre maduro, mientras su propia espada se movía erecta de un lado a otro. Inclinado sobre el cuerpo del joven parecía un cíclope a punto de comerlo.

__¡Ven aquí!__ propuso el joven, indicando que lo esperaba con la boca abierta.

El macho maduro se fue colocando despacio sobre la boca de Pilín. La lengua del joven se movió en las bolas gordas y enormes, las acarició y jugueteó con ellas.

Momentos después la víbora perversa se movió al agujero de aquel macho que se iba derritiendo por completo y caía rendido ante las fatales caricias de aquel avezado joven.

El agujerito del ojete recibió los lengüetazos de forma caliente y de buena gana.  Pasaba por las bolas y luego la lengua volvía a meterse cada vez más profundo en el culito de Gudy que agradecía aquel encuentro con ese chico.

__¡Ohhh si bebe mete tu lengua ahí, eso es, ahhhhh me encanta, me vuelves loco, ohhh sí cariño, dame tu lengua, métela en mi culo, ohh siii!!!__ repetía al borde de la locura. Gozaba plenamente de aquellas caricias que hacía tanto tiempo no recibía de parte de un chico tan joven.

La boca del joven experimentado llegaba a la morcilla gorda del macho. Este empujaba a fondo hasta la garganta haciendo que Pilín se ahogara por momentos y se la sacaba gozando plenamente de aquellas embestidas.

__¿Te gusta papi?__ preguntaba el chico cuando podía tomarse un respiro.

__¡Claro, eres una putita genial!¡Tienes una boquita encantadora!

__¿Me la vas a llenar de tu lechita?

__¿Eso es lo que quieres?

__¡Sí papi, soy tu hembrita, y quiero tu lechita en mi boca!!!

__¡Entonces te daré mis jugos!!¡Solo tienes que ordeñar un poquito más!!!__ dijo aquel macho enardecido. Empujando su tronco hasta el final de la garganta de Pilín. Hundiendo su morcillón. Clavándolo en la boca hambrienta y glotona.

Los dedos del joven, se aprovechaban de las bolas. Tomándolas. Retorciéndolas con cuidado. Tratando de no producir dolor sino placer. Desde allí fue introduciendo otra vez uno de sus deditos.

__¡Ohhh cariño si hunde tu dedito en mi!!__ dijo Gudy y haciendo una extraña pirueta logró alcanzar la vara dura de Pilín y se puso a masajearla con pasión.

Los gemidos y bramidos de ambos retumbaban en la casa silenciosa. Otra vez la lengua del chico jugaba con las bolas. Mojándolas intermitentemente. Incansable la boca del joven deglutía el pájaro otra vez hasta el fondo.

Gudy sintió que iba a llegar irremediablemente. Apuro las embestidas, entre gritos y expresiones de delirio fue llenando la cueva que lo tragaba. La leche salía a borbotones y Pilín saboreaba y tragaba insaciable. Totalmente compenetrado con lo que hacía. La leche rebalsó el recipiente y los labios desbordaban la pegajosa miel.

Limpió pacientemente la poronga inflada de su macho. La dejó brillante.

Entonces Gudy se arrodillo y tragó la pija del chico. Rápido. Como si tuviera una urgencia, provocó que el joven largara sus jugos y los tragó como si fuera una droga que necesitaba para no morir.

Tragó toda la miel. Luego se desparramaron en el suelo. Besándose tiernos amantes perdidos en un mundo de ensueño.-