El vampiro vikingo

Olaf, un vampiro vikingo es devuelto a la vida en pleno siglo XXI

En el mes de Agosto del año 844, D.C, bien entrada la tarde, en tres drakkars y por el río Ulla, llegaron a Catoira (una aldea de Galicia) los vikingos. Armados hasta los dientes, semidesnudos, con sus cascos con cuernos, sus largas greñas,  sus largas barbas y gritando como locos, desembarcaron y se dispusieron a saquear y incendiar la pequeña aldea.  Hombres y mujeres, que estaban trabajando en los campos, al ver el humo que salía de la aldea y sentir los gritos de sus familiares, armados con hoces, horquillas,  palos, piedras...  se lanzaron a una lucha encarnizada con los saqueadores, asesinos y violadores. La pelea duró hasta entrada la noche. Los vikingos estaban casi derrotados, y aquí surgió él. Olaf. Llegó volando. Tenía forma de murciélago gigante. Se transformó en un musculoso vikingo de casi dos metros de estatura. Fue demasiado para los campesinos. Ya  eran supersticiosos y aquello los sobrepasó, pero no sólo los sobrepasó a ellos. Los vikingos también salieron en desbandada. Lo conocían. Aparecía cuando iban a ser derrotados. Ganaba la batalla, pero después se ensañaba con ellos... Mas aquella noche, Olaf, se iba a encontrar con la horma de su zapato. Diego, un joven de Catoira que venía del monte de apastar las cabras, al ver que Olaf iba a morder en el cuello a Tina, su novia, se lanzó contra él y le clavó en el corazón una estaca del vallado que habían derribado durante la lucha, Olaf, con un grito desgarrador, cayó muerto. Lo llevaron en un carro al Monte Xiabre y  lo dejaron en una cueva para que se pudriese.

Agosto de 2017, Serafín, 20 años, moreno, de ojos negros 1.70 de estatura y Andrea,  1.72 de estatura, morena, delgada, con buenas tetas, culo redondito, de ojos azules y cabello negro, corto y rizado, hermanos y amantes de la naturaleza, habían puesto su tienda de campaña en el monte Xiabre, al lado de unas hiedras que caían de un  remonte. Andrea vio como un conejo desaparecía detrás de las hiedras y la curiosidad hizo que las apartara y viera la entrada de una cueva. Le dijo a su hermano:

-Serafín, pilla dos linternas.

Serafín y Andrea se internaron en la cueva y lo vieron. Serafín, exclamó:

-¡Un vikngo! ¡¡Y está incorrupto!!

-Eso es por la humedad. Si lo quitas a la luz se descompone.

-Lo que le voy a quitar es la estaca. Que descanse en paz. ¡Mira que eran brutos!

-Déjasela. ¿No te das cuenta que hemos hecho un descubrimiento del que podemos tirar provecho?

Ya era tarde, ya se la había quitado.

-Mejor dejar que descanse en paz. Mira lo que pasó con Tutankamon.

-¡Qué exagerado!

-Venga, vámonos de aquí.

Serafín, en medio de la noche, abrió el saco de dormir de su hermana. Andrea, que  estaba en bragas y sujetador, se despertó, y le preguntó:

-¡¿Qué haces?!

Serafín  le arrancó las bragas.

-¡Detente!

Serafín quiso meter su cabeza entre las piernas de su hermana. No lo consiguió. Andrea lo golpeaba en la cabeza.

-¡No, Serafín, no!

Serafín le lamió la pelvis, pues Andrea cerrara las pienas y no había manera de abrírselas.

-¡¿Te has vuelto loco?!

Le echó las manos a las tetas. Le levantó el sostén, le magreó las grandes tetas y le acarició los pezones. Andreá abrió un poquitín las piernas.

Serafín le lamió el capuchón del clítoris.

-Para, Serafín, para, por favor.

Serafín siguió lamiendo el capuchón. Dejó de acariciar las tetas. La cogió por las nalgas y le levantó el culo.

-¿Por qué me haces esto?

Sandra abrió un poquitín más las piernas. Ya no le pegaba. Su clítoris estaba fuera del capuchón y era grande, de unos tres centímetros. Serafín se lo lamió.

-¡Esto no está bien, hermano, esto no está bien!

Serafín succionó su clítoris.

-¡¡No está bien, no esta bien que me guste tanto!!

Andrea abrió  más  las  piernas. Serafín succionó  y lamió su clítoris.

-¡¡No está bien que me encante!!

Andrea abrió la piernas de par en par. Serafín le metió la lengua en el coño.

-¡¡¡No está bien que me vaya a correr en tu boca!!!

Serafín lamió sú clítoris con celeridad. Andrea cogió la cabeza de su hermano con las dos manos y moviendo la pelvis de abajo arriba y de arriba abajoi, gritó:

-¡¡¡Aaaaaaaaaaah!!!

Andrea, le dio de beber a su hermano el flujo de una caliente corrida.

Serafín, al acabar de correrse Andrea, le siguió comiendo  el coño... después fue subiendo. Besó y lamió su ombligo, sus tetas, su cuello, le comió la  boca... Andrea tenía la polla empalmada de Serafín delante de la entrada del coño. La cogió y la fue metiendo, y al tenerla toda dentro, le dijo:

-¡Qué bueno estás, hermano!

Serafín, le comió la boca a su hermana, luego,  corriéndose dentro de ella, la mordió en el cuello y le chupó la sangre.

Andrea, sintió el orgasmo más largo y más intenso de su vida.

Al acabar de chuparle la sangre a Andrea y de correrse dentro de ella, Serafín se transformó en Olaf, y le dijo:

-Serás mía para la eternidad.

-Sí, amo.

Esa misma noche volvieron Serafín y Andrea al pazo de Rubiales, pazo en el que vivían con su padre, su madre, tres hermanas y  Braulio, el hermano gemelo de Serafín. En las grutas subterraneas del pazo iba a dormir durante el día, Olaf, el vampiro vikingo, pero antes, fue a la habitación de los viejos. Aurora, la madre, 56 años, ni gorda ni flaca, con tremendas tetas y  tremendo culo, vio a Olaf aparecer de la nada. Quiso gritar y no pudo. Vio como aquel mocetón vikingo se le acercaba. La besó. Aurora del miedo pasó a la excitación. El vikingo la destapó y la cogió en brazos. La puso de pie mirando a la pared, le quitó el camisón, le bajó las bragas, se agachó y se la clavó en el coño... Minutos más tarde, Aurora se corría como una zorra. Olaf, se corrió dentro de ella, y después, sin haberla mordido,  desapareció. Aurora, mientras el flujo de su corrida y la leche de Olaf le bajaba por las piernas, mirando a su marido dormido,  dijo:

-¡Quiero más sueños cómo este!

¿Por qué la folló y no la mordió? Lo descubrireis en la siguiente entrega. Si es que la hay.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.