El vampiro que vino a verme

Tara decide ayudar a un extraño chico pero quizás no debería

Era noche cerrada y ningún alma se movía. Ninguna? Bueno, salvo la joven Tara White que volvía tarde de rellenar unos papeles en su oficina. Nadie la obligaba a estar tan tarde pero Tara era dos cosas en gran cantidad: muy trabajadora y muy escéptica.

Esto último debido a que ella no creía en las viejas leyendas de Yelltown que decían que en noches así los monstruos vagaban por las calles del pueblo en busca de víctimas indefensas. Ni siquiera los lejanos chillidos de los murciélagos del bosque la asustaban.

De pronto Tara vio una sombra en un callejón... Más intrigada que aterrada la joven decidió echar un vistazo... Y que sorpresa cuando descubrió entre los cubos de basura a un joven medio tirado con la ropa sucia y en mal estado.

El joven era bastante guapo, su pelo bien peinado no pegaba con sus ropajes harapientos, su piel era pálida y al abrirse sus ojos los descubrió de un bonito color ámbar. Pensando que al pobre tipo le habrían despachado de algún bar por pasarse bebiendo o algo Tara se compadecio de él ayudándole a levantarse.

J: muy amable señorita... mi nombre es Jack Blood, a su servicio. - se presentó el extraño con un dulce acento.

T: que cortes, yo soy Tara White. Déjeme ayudarle, en mi casa tengo ropa vieja de mi hermano, cambiela por esos harapos.

J: de verdad le parece bien?

Claro que le parecía bien, el joven era amable, bien parecido y su curioso acento le parecía mono. Acompañada de Jack, la señorita White llegó a su piso y le extraño cuando miró y vio que Jack aún no había pasado de la puerta.

T: pasa algo?

J: me invitas a entrar?

T: claro tonto, pasa pasa.

El desconocido entró sonriendo y por primera vez Tara vio dos afilados colmillos en su sonrisa. Ella pensó que él debería hacer algo con esos dientes... un buen dentista se los aportaría.

J: no te doy miedo señorita White?

T: por qué deberías darme miedo con lo guapo que eres?

J: de verás te lo parezco - dijo él acercándose más a ella.

T: por supuesto - dijo ella recorriendo los últimos pasos hacia él y sin palabras ambos se funden en un beso.

Tras separar sus labios, Jack se deja llevar por un livido animal y empieza a desnudar a la dueña del piso de manera violenta sin tener cuidado con las prendas que ella vestía.

J: te voy a devorar entera - dijo relamiendose ante el escultural cuerpo desnudo antes de lanzarse a chupar cada parte deseable de ella.

T: vaya quien lo diría joven caballero estas hecho un animal y vaya, parece que algo quiere escapar - dijo ella liberando la bestia encerrada tras la bragueta de su acompañante que resulta ser de bastante buen tamaño, ella golosa, se la lleva a la boca con placer y después de un buen rato chupandosela, ella lo empuja sobre el sofá y se coloca sobre la verga atravesandose ella misma y empezando a cabalgarle.

Él sonríe con sus puntiagudos dientes mientras se deja llevar pero poco tiempo pasa antes de decidir llevar el control, dando la vuelta al asunto y acabando el sobre ella embistiendola con fuerza.

Tara está a punto y ella nota que el también, justo cuando él se agacha hacia ella y mientras ella piensa en un beso, él esquiva su boca para ir al cuello de la dama e hincar ahí sus siniestros colmillos. Un grito de dolor que pasa a ser de placer cuando ambos culminan a la vez.

Tara sin fuerzas logra quitarse al extraño amante de encima y se toca el cuello mientras siente una sensación rara.

J: elegiste como mi pareja por la eternidad muajajaja.

T: estas loco! Eres un... un... - la palabra no llega a ser pronunciada mientras la asustada joven nota como sus incisivos superiores crecen.

A partir de ese dia Tara White desaparecio de su trabajo y nunca salía de casa de día... Había quien la veía de noche junto a otro joven, pero todo aquel que los veía no tenía sangre suficiente en el cuerpo para contar que las leyendas de Yelltown ahora contaban con una vampira más.