El último polvo
Mientras te mueves en mi culo, tu mano mete el juguete en mi cuquita eso me tiene toda explotada.
¿Sabes porque nunca vas a poder dejarme?
Me preguntas mientras montado arriba de mí, me tenía la verga clavada tan adentro que sentía que me ibas a reventar útero.
¿Porque soy puta?
Me das un fuerte mordisco en el hombro derecho a la vez que me seguía cogiendo fuertemente, y me decía susurrando al oído con la respiración entrecortada:
No, porque estamos destinados a estar siempre juntos. Toda la vida te voy a coger porque somos almas gemelas. Nunca vas a poder hacer el amor con otro hombre que no sea yo.
Tuve que reprimir la risa. He pensado que si sabe que ya estuve con otro, que lo disfrute muchísimo, y que volveré a hacerlo, quizás sea capaz de matarme, así que mejor le he contestado con mi mejor mirada de chica enamorada:
- Si mi amor, somos el uno para el otro, los dos nos cogemos rico.
Me voltea, y se pone un condón para metérmelo por el culito. Se acuesta encima de mí, apoyado en mis nalgas y empiezo a sentir como me penetra. Me encanta esta posición, Cierro los ojos. Que rico. La verdad, el sexo anal es lo mejor de lo mejor.
Se queda quieto y me deja que me mueva yo para poder metérmelo a mi gusto. Mete la mano por debajo y empieza a jugar con mi clítoris ufff es demasiado. Ahora te empiezas a mover más duro, siento que me vas a reventar ahora el culo. Y de repente, haces algo que no esperaba: Empiezo a sentir uno de esos penes de juguetes que venden en las tiendas de sexo entrando por mi cuquita.
¿Qué haces? Te pregunto. Pero me quedo callada cuando empiezas a moverlo. Dios que sensación, es como tener sexo con dos hombres a la vez. Lo pienso, pero claro no te lo digo. Mientras te mueves en mi culo, tu mano mete el juguete en mi cuquita eso me tiene toda explotada, solo puedo gemir y gemir mientras acabo a cada rato.
Luego hago que te acuestes y te quito el condón.
Empiezo a pasar mi lengua por toda tu verga. Esta muy grande y parada, muy dura.
Si sigues haciendo eso voy a acabar, no voy a aguantar mucho.
He agarrado el juguete, y mientras te lo sigo chupando, lamiendo, tragándomelo hasta las amígdalas .pongo mis nalgas a tu vista, y yo misma me empiezo a meter el juguete por el culito. Ufff, que rico. Me lo quieres quitar. Y te digo:
No. Mírame, quiero que observes
Mientras lo chupo con todas las ganas, mi mano derecha mete y saca el juguete por el hueco de mi culito. Creo que eso es mucho para ti, porque empiezas a gemir y tu leche a salir. Lo meto de nuevo todo en mi boca y me trago todo ese jugo, lamo tu cabecita mientras veo salir las últimas goticas de leche.
- Guao, nunca te habías comportado así, que te pasa?
Muy bicha para tu gusto? Te respondo.
No, solo que es como estar con una demonia pervertida.
Me da risa, te miro, te doy un beso.
A lo mejor soy eso, una chica pervertida, y tú no te habías dado cuenta.
Me paro y me voy al baño. Cuando regreso estas dormido.
Que cosas pienso, te miro y no siento nada. Una década contigo dándote amor, para al final no sentir nada.
Me visto, reviso tu cartera, veo las fotos de tu familia. Tomo todo el dinero que tienes, tu chequera, tus tarjetas, tu celular, tu cadena de oro, tu anillo de casado. Me voy con todo. Hago lo necesario para que me odies. No te quedaran ganas de volverme a llamar.
Salgo del hotel y pido un taxi. Después de todo, no era tan difícil dejarte.