El último juevesismo (traducción)

Una mujer joven se despierta y enfrenta a enigma existencial. Pero el existencialismo no tiene por qué ser una condena cuando el único propósito de tu existencia es el placer y la obediencia.

Descargo de responsabilidad: Cuento con la autorización del autor original para traducir su obra al español y publicarla en esta página.

_______________________________________________________________ ____________________________****

El último juevesismo

Por nevermind

Traducido por Hacedor de historias

Lo primero que notó es que estaba despierta. Lo segundo que notó es que no recordaba nada. Absolutamente Nada.

Bueno, más bien, no recordaba nada sobre sí misma. Todo lo demás lo recordaba bastante bien: Sabía en que ciudad estaba; sabía que día de la semana era; sabía quién era el presidente y cuál era el siguiente gran estreno de superhéroes en los cines. Además, todavía recordaba las clases de historia que alguien debió haberle enseñado en algún momento de su vida.

Simplemente no recordaba quién era ella.

Miro hacia abajo y encontró una piel blanca enmarcada por dos cascadas de cabello rubio. Estaba desnuda y su cuerpo parecía tener, ¿cuántos?, ¿veinticinco años? Quizá menos. No podía estar segura. Al menos estaba en buena forma. Pero eso no le ayudaba a descubrir quién demonios era. La mejor suposición que tenía era que se trataba de una chica caucásica, probablemente de clase media con una buena educación dado el conocimiento que aun recordaba. Quizá universitaria. Sip. Definitivamente universitaria. Tenía un montón de datos guardados acerca de Emily Dickinson y Robert Frost, pero no podía recordar ninguna clase donde los aprendiera o quién le había enseñado. Ninguna memoria autobiográfica en absoluto.

Era raro. Bueno no tan raro. La amnesia retrograda era extremadamente infrecuente, pero existía. Volvió a mirarse a sí misma. Al menos podía decir que tenía un cuerpo muy bonito. Completamente desnudo, claro, pero así es como se suponía que debía estar. Lista para ser usada. Lista para obedecer.

Espera, ¿qué? ¿Cómo era que sabía eso? ¿Por qué había pensado eso? Sabía que no era normal pensar eso. Al menos no para las personas normales. La mayoría de las personas no eran como ella. La mayoría de las personas no eran esclavas mentales.

«Oh»

Guau. Okey. ¿Cómo es que había pasado por alto un dato tan importante? Era una locura, pero también un alivio. Eso explicaba muchas cosas. Por ejemplo, por qué estaba atada a una silla con una lampara brillante apuntándole a la cara.

—¿Hola? —preguntó a la oscuridad detrás de la luz cegadora.

Estaba bastante oscuro a su alrededor. No se lo había cuestionado antes pero ahora que finalmente había conseguido determinar quién era, determinar el resto era mucho más sencillo. Comenzaba a darse cuenta de las cosas que se suponía que notara y comenzaba a recordar las cosas que se suponía que recordara. Era fácil ahora que sabía que cosas eran las que debía buscar.

—Hola, esclava, —dijo una voz.

Uh hombre. Alrededor de su edad, quizá. Su voz era perfecta. Una voz única a e irrepetible. No la recordaba, pero sabía que esa era la voz . La voz de su dueño. La voz a quién le pertenecía. La voz a la que servía. Apretó sus muslos con deleite y sintió sus labios inferiores humedecerse.

—Amo, —dijo sin tener que pensarlo. La palabra había escapado con placer de su lengua como si la hubiera dicho un millón de veces.

Quizá lo había hecho. Quizá ella había sido así por años y su Amo le había borrado la memoria una vez más. O quizá acababa de ser esclavizada por primera vez. Dios podría haberla creado hace solo cinco minutos solo para servir a su Amo. No había forma de saberlo. No había ninguna forma en absoluto. No importaba y no cambiaba lo que estaba sintiendo. Ella era una esclava; y esa era la única cosa que sabía sobre sí misma. Para todo efecto y propósito ella nunca había sido otra cosa.

—¿Katy? —preguntó su Amo después de unos momentos, sacándola de sus pensamientos.

Frunció el ceño. Esa debía la persona que ella era antes. Quizá su Amo la había esclavizado por primera vez y estaba comprobando si había funcionado. Se tomo un momento para considerar que decir. ¿Qué respuesta esperaría su Amo? ¿Quería dijera que no? ¿Qué negara su anterior identidad? ¿Buscaba que ella no reaccionara para nada a su anterior nombre como una buena esclava obediente cuya mente acababa de ser borrada? Pero, con la memoria borrada y todo, aún era lo suficientemente inteligente para llegar a la conclusión obvia, y esa era que mentirle a su Amo era impensable, incluso por omisión.

Se encogió de hombros.

—No recuerdo quien esa esa, —dijo—. Si esa solía ser yo, ya no queda nada de ella aquí, Amo. No recuerdo nada. Soy su esclava y nunca he sido nada más.

Intento recordar algo, solo para estar segura; pero su memoria estaba completamente en blanco. Su vida había empezado en esa silla, hace dos minutos. Era una locura. En el buen sentido, obviamente, pero todavía una locura. Si no tuviera nada a lo que aferrarse, probablemente hubiera estado devastada. No tendría ninguna identidad en lo absoluto, nada que la anclara a la realidad, ninguna brújula para orientarse. Gracias a Dios que era una esclava. Gracias a Dios que tenía alguien a quien servir y obedecer. Gracias a Dios que sabía que su esbelto cuerpo existía para ser usado. Sin eso, quizá se hubiera vuelto loca. Sin eso, no tendría nada.

Sonrió y un escalofrío de placer descendió por su espalda. Sintió sus pezones endurecerse.

—Estoy lista para obedecer, Amo, —dijo, declarando lo obvio.

Aun así, parecía un hecho que merecía ser aclarado. Considerando lo reciente que parecía ser su esclavización, su Amo quizá estaría dudando si lo que hubiera hecho para crearla había funcionado. Lo que sea que hubiera hecho… Tenía recuerdos borrosos de una pantalla llena de colores y formas cambiantes. Era de hecho, la única memoria que tenía.

—Muy bien, —dijo su Amo. Sonaba satisfecho.

Ella se relamió los labios.

Todavía no podía verlo, su Amo permanecía oculto en la oscuridad. Echo una mirada alrededor para saber dónde se hallaban. Apenas fue capaz de distinguir algo, pero reconoció las formas de algunos muebles. El cuarto en el que estaban parecía ser una sala de estar muy grande. Las paredes estaban muy lejos para ser iluminadas por la lampara de escritorio que tenía apuntándole a la cara; pero si entrecerraba los ojos, alcanzaba a ver que parecían estar echas de madera. Además, le parecía escuchar el suave susurro del viento corriendo por detrás de las paredes.

«Quizá me secuestró en una cabaña en el bosque. Sería un buen lugar para esclavizar a alguien».

—¿Le gustaría tomarme ahora mismo? —le preguntó, abriendo sus piernas a modo de invitación. Estaba húmeda, por supuesto.

Se imaginó su miembro deslizándose por su entrada, abriéndola más y penetrando profundamente su cuerpo. Se le hizo la boca agua. Tenía tantas ganas de Él. Quería Él la usara.

« Me pregunto cómo se siente Katy sobre esto », pensó brevemente antes de hacer el molesto pensamiento a un lado. Katy no era importante, completamente irrelevante. Si acaso, estaba agradecida de no recordarla. La idea de que Katy había existido era desorientadora y enervante, y una parte de ella deseaba que su Amo nunca hubiera mencionado ese nombre.

Se escucharon unas pisadas y su Amo salió a la luz. Se quedó sin aliento mientras la recorrían escalofríos de emoción.

—¡Amo! —gimió.

La palabra había abandonado su garganta sin control alguno, como un grito de placer irrefrenable. Su coño palpitó con la necesidad irresistible de entregarse a Él.

Su Amo le sonrió y su corazón se llenó de amor y devoción. Él era atractivo sin ser pretensioso. No del tipo que le hubiera hecho desmayarse, sino más bien la clase de hombre con el que definitivamente se acostarías después una tercera o incluso una segunda cita. Tenía cabello marrón oscuro y una barba corta, y parecía tener cerca de treinta años. Tenía una apariencia ligeramente desaliñada como de maestro de matemáticas o quizá de empleado del gobierno con demasiado trabajo. Abrió más las piernas para Él, suplicando que notara en sus ojos cuanto le pertenecía.

—Soy suya, —prometió, con el corazón cantando y el coño bailando.

—Oh, Katy, —dijo su Amo.

La estaba mirando con adoración, y eso debió hacerla derretirse. Pero ser llamada Katy se sentía tan terriblemente mal. Era el nombre incorrecto.

—Amo, podría… —dijo antes de poder pensarlo dos veces. Quizá no estaba en la posición hacer demandas, pero ya había hablado—. ¿Podría solo llamarme esclava?  No soy Katy. Soy su esclava. No recuerdo quién era Katy.

Su Amo pestañeó e inclinó la cabeza entrecerrando los ojos. Miro hacia otro lado, por unos momentos pareció distante. Luego regresó a verla y asintió con una sonrisa. Para su decepción, era una sonrisa a medias.

—Okey, —dijo—. Esclava .

Su interior volvió a calentarse. Sí. Esto era mejor. Este nombre le recordaba quién era ella ahora, no quién había sido antes. Por supuesto, tuvo que haber un antes. Ella tuvo que haber sido alguien más antes de ser esclavizada, antes de ser obligada a olvidarlo.

Probablemente, la forma como actuaba ahora era bastante similar a como había sido antes; excepto por la obvia diferencia de que ahora era una esclava. Después de todo, aún tenía personalidad, autonomía y raciocinio, y era improbable que esas cosas hubieran sido creadas de la nada.

Hizo esos pensamientos a un lado. Pensar acerca de eso no tenía utilidad. Debería estar aquí, en el presente, sirviendo a su Amo.

Su Amo le desató los brazos. Cuando las amarras se aflojaron un poco fue consciente de las marcas que habían dejado sobre sus muñecas, allí donde se habían clavado la piel estaba roja y raspada y dolía.

«Debo haberme resistido»,pensó. No. Katyse había resistido. Antes de que ella naciera. «¡Rayos! ¡Deja pensar en Katy!¡Eres una esclava, idiota! ¡Solo una esclava!»

Cuando sus manos quedaron libres saltó de inmediato de la silla y se lanzó a los brazos de su Amo, presionado su cuerpo y sus labios contra él. Su Amo respondió el beso con entusiasmo y torpemente introdujo la lengua dentro de su boca. Ella la recibió saciándola, imaginándola entre sus piernas e imaginando el miembro de su Amo entre sus labios. Estaba increíblemente mojada.

Luego de una eternidad de besos apasionados se dejó caer de rodillas y miró hacia arriba, hacia su Amo, con los ojos bien abiertos y una sonrisa que robaba el aliento. Él la miró hacia abajo con una mueca de apreciación y el mundo estuvo en perfecto orden. La esclava de rodillas y el Amo de pie ante ella. Estaba lista. Estaba lista para ser usada. Para ser tomada. Para follarlo. Para dejarlo seco. No existía para nada más. No había nada más que quisiera. Nunca había existido otra cosa.

«Excepto que Katy alguna vez existió»¡NO! No quería pensar en ella. Esto era todo lo que existía. No había nada más.

—Amo, —dijo para volver al calor del momento—. ¿Desea que le dé una mamada?

En el momento que lo dijo supo que eso era todo lo que deseaba. «Servirlo, complacerlo; ser su puta, ser su juguete, ¡ser su esclava!» Tenía los pensamientos más ardientes en el mundo.

—Sí, esclava, —dijo Él—. Toma mi polla en tu boca y haz que me corra.

Obedeció ansiosa y desabrochó su cinturón con dedos temblorosos. Deslizó sus pantalones hacia abajo para revelar aquello por lo que vivía: el duro y turgente pene de su Amo. Estaba duro por ella. Ella vivía para ponerlo duro, para hacer que se corra. Necesitaba tenerlo dentro de ella, así que abrió la boca y lo atrapó con sus labios, deslizándolo hacia adentro por toda su longitud hasta que chocó contra su garganta. Llegó tan dentro de ella como era físicamente posible.

«¡Sííí!» , pensó mientras envolvía con su lengua el cálido miembro para acariciarlo. Inclinó la cabeza mientras lo deslizaba de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro, sintiendo la piel del prepucio rozar contra lengua hacia adelante y atrás, saboreando lo salado de su sudor. Su coño estaba ardiendo y se encontraba tremendamente mojado. Parte de ella esperaba —suplicaba—, que su Amo le ordenara detener la mamada y abrir sus piernas para Él, quería tener su pene dentro de su sexo. Pero otra parte de ella se excitaba más al saber que lo estaba sirviendo sin recibir estimulación a cambio, poniendo el placer de su Amo muy por encima del suyo propio.

Su Amo gimió y la esclava lo adoró. Lo adoró tanto. Quería que Él se corriera. Quería saborearlo. Quería tragárselo. Tragárselo por completo excepto por una pequeña parte. Solo una parte pequeñita que no se tragaría que se riegue por su barbilla de modo que pudiera verse aún más sumisa, aún más usada. Esto era tan jodidamente bueno.

—Oh sííí. —gruñó su Amo mientras la esclava retrocedía hasta la final de su miembro, apretando los labios alrededor de la punta sensible por un instante antes de volver a tragárselo entero inmediatamente después.

Su amo gimió y ella lo volvió a hacer una y otra vez.

—¡Oh sííí! ¡Sííí! ¡Katy! ¡¡¡Sííí!!!

La esclava hizo una mueca, pero continuó complaciendo a su Amo. La había llamado Katy de nuevo y eso la obligó a preguntarse quién había sido esa mujer.

Esperaba que Katy no hubiera tenido muchos amigos o familia. Esas personas iban a extrañarla, el haberles arrebatado a Katy fue algo cruel. Claro que aún estaba completamente agradecida de que así hubiera ocurrido. Sabía que ser una esclava era la única cosa que ella era, pero Katy había tenido que morir para que eso pasara. Pobre Katy.

Su amo gimió y los pensamientos de la esclava regresaron a donde debían estar, saboreó el placer de ofrecerle su cuerpo mientras redoblaba los esfuerzos. Pronto encontró la velocidad correcta de nuevo y su Amo gimió y tembló, y ella se entregó por completo, mantenía el ritmo, lo montaba con la lengua, lo hacía encresparse, lo hacía crecer. Él estaba tan duro, tan jodidamente caliente por ella. Y ella estaba jodidamente caliente por ser así. Aceleró lentamente, con deliberación, desesperada por mantenerlo gimiendo y gruñendo, desesperada por follárselo con la boca lo mejor que pudiera. Le hizo gritar, le hizo estremecerse y finalmente, con una erupción cálida en su boca y su mente, Él se corrió dentro de ella. Y ella hizo exactamente lo que Él quería: tragó su preciosa carga como la obediente esclava que era. Y mientras lo deslizaba fuera de su boca dejó que una partecita de su corrida le resbalara por los labios hacia su mentón, y todo el tiempo continuó mirándolo de rodillas. Se sentía tan jodidamente sumisa, tan jodidamente poseída, tan jodidamente feliz.

—Gracias, Amo, —dijo ella—. Soy su esclava obediente.

Su Amo le sonrió, pero tenía una expresión de incredulidad, como si todavía estuviera impactado por lo perfectamente esclavizada que estaba, por cuanto le deseaba. A la esclava se le ocurrió que Él probablemente la había conocido como Katy por un tiempo. Este debía ser un gran cambio.

De pronto tuvo una epifanía. Katy no era una entidad insondable que debía evitar a cualquier costo. Katy era la razón de su existencia. Katy había despertado el deseo de su Amo lo suficiente como para que se molestara en esclavizarla. De seguro eso implicó un riesgo inmenso. Por lo tanto, Katy debió ser alguien especial. Algo dentro de ella se ablandó.

—Amo, ¿me contaría sobre Katy? Quisiera saber acerca de ella.

—¿Qué? —preguntó Él.

—No se preocupe, —lo tranquilizó—. Estoy completamente feliz de ser lo que soy y estoy agradecida de que la esclavizara. Pero no importa cuán agradecida esté de ser una esclava, es un poco triste que ella se haya ido. Quisiera recordarla.

—Saber sobre tu vieja vida quizá te desestabilice.

—Pero no es mi vida. Katy es alguien más. Cuando me llama Katy no siento nada, nada en absoluto. Además, hablarme sobre ella no es lo mismo que hacerme recuperar la memoria.

Su Amo no dijo nada, pero parecía indeciso.

—Si me habla sobre ella puedo fingir ser ella. Quiero ser tan buena y ardiente para usted como pueda y usted quiere a Katy, ¿no es así?

Su Amo tragó saliva. De pronto parecía consternado. La estaba mirando como si hubiera visto un fantasma. Más preocupante aún, tenía la apariencia de alguien que acaba de comprender que cometió un error.

—Yo-yo… —tartamudeó Él frunciendo el ceño—. Dios, ¿qué carajo he hecho? Esto está muy mal.

«Oh no».

—¡Lo siento, Amo! Perdón por haber sugerido esto. No pretendía

—Détente —ordenó su Amo con voz gruesa—. Por favor, detente.

La esclava obedeció.

Su Amo la miró intensamente sin decir nada por un largo tiempo. Obviamente estaba pensando que hacer con ella. El interior de la esclava era un desastre. ¿Su Amo desharía lo que había hecho para crearla? ¡Por favor, no! ¡Quería servirlo! ¡Quería ser su esclava! ¿O quizá solo volvería a borrarle la memoria y evitaría mencionar a Katy la próxima vez? Podría vivir con eso.

Quizá eso ya había sucedido antes. Tal vez Él había reiniciado su memoria varias veces. Probablemente no, a juzgar por su reacción, pero no era algo impensable. La idea de ser sobrescrita una y otra vez le provoco palpitaciones en su sexo. Ser tan indefensa y maleable la convertía en una herramienta muy útil y obediente.

Después de un rato su Amo negó con la cabeza, pero su expresión era más de aceptación forzosa que de frustración.

—Joder, —dijo—. Probablemente tengas razón. Acerca de todo. ¡Dios! Esto está derritiendo mi cerebro, pero supongo que parte de la razón por la que te quería es porque eres tan brillante. Bien hecho, parece que has pensado esto mucho más profundo que yo. Levántate. Sentémonos en el sofá. Te contaré sobre ella.

La esclava obedeció. Dio un paso fuera de la luz y se adentró en las sombras. Le tomo solo unos segundos acomodar su visión ahora que la lampara no la estaba cegando. El brillo indirecto iluminaba el espacio bastante bien. Notó una pequeña televisión en una esquina de la habitación, así como una pequeña cocina en la otra. Era, en efecto, una cabaña de madera. Vio un par de puertas que presumiblemente conducían al baño y al dormitorio . Joder sí, no podía esperar para ir allí. No es que necesitara una cama para estar desnuda y lista para ser usada, claro, pero aun así...

Se sentó en el sofá que había en medio de la gran sala. Su Amo se lo había ordenado y obedecerle, incluso en una cosa tan trivial, le provocaba una pequeña alegría.

—Estoy mucho más inmiscuida en esto que usted, Amo, —dijo mientras se hundía cómodamente entre los cojines.

No pudo evitar sonreír ante la repentina casualidad de su interacción. Parte de ella esperaba que su Amo cambiara de idea y se la follara ahí mismo, pero probablemente Él necesitaría un momento para recuperarse antes de estar listo para usarla de nuevo.

—No es de sorprender que tenga perspectivas que usted no, —continuó.

Su Amo se sentó junto a ella con los ojos fijos en su cuerpo. Así que arqueó su espalda para presentar mejor sus pechos ante Él. Adoraba como se sentía estar desnuda para Él. Era increíblemente afortunada de haber nacido a esta vida de esclava.

Su amo todavía se veía aprehensivo y esto destrozaba el corazón de la esclava.

—Si se siente culpable no lo esté, —dijo ella—. Esto es maravilloso. Lo adoro. Lo adoro muchísimo. Pero Katy no merece ser olvidada. Solo comience contándome algo pequeño, pero algo que tendría que recordar. Si algo de lo que me dice comienza a desestabilizarme se lo haré saber inmediatamente.

Su Amo bufó, negando con la cabeza.

—Sabes, no es así como imaginé que serías.

—¿Cómo

—Pero tiene todo el sentido del mundo. No te quité tu raciocinio. Solo te hice obediente y servicial.

«Oh Dios, ¡sí!»,pensó. Su coño se contrajo mientras un escalofrió de placer subía por su columna. Quizá un día, se acostumbraría al sentimiento de que ser una esclava obediente y servicial era tan sobrecogedoramente correcto. Quizá un día se acostumbraría a lo mucho que eso la encendía. Pero si ese día iba a llegar, no sería pronto. Eso de seguro. Esto era tan jodidamente bueno.

—Sííí, Amo, —gimió, y una amplia sonrisa se curvó en sus labios—. Me gusta cuando dice eso. Solo tiene que decirme lo obediente que soy si alguna vez quiere ponerme mojada instantemente.

Su Amo tragó saliva antes de continuar.

—Buena chica. Esta es la primera cosa que voy a contarte sobre Katy: su apellido era Andrews.

La esclava sonrió aún más ampliamente.

—No me provoca nada en absoluto. Hasta donde sé, podría estar inventándosela en este momento.

«Quizá ni siquiera soy ella» , pensó de repente. «Quizá solo soy alguien que se veía como la tal Katy que desea poseer» . Este pensamiento era aterrador a la vez que excitante. La idea de ser completamente borrada para convertirse en nada más que un recipiente que su Amo pudiera llenar… Eso enfatizaría aún más la noción de que solo existía por él. Significaría que ella existía literalmente solo porque tenía un cuerpo ardiente parecido al de Katy.

Pero probablemente no fuera así, era mejor “cortar con la navaja de Occam”. Con todo, la idea era jodidamente caliente.

—Okey, —dijo su Amo luego de analizarla cuidadosamente por un rato—. Entonces probemos con algo más fuerte: Kati perdió a sus padres en un accidente de auto cuando tenía once.

La esclava pensó largo y tendido y en verdad intentó abrirse a la idea de que ella era Katy, que eran sus padres quienes habían muerto. Intentó recordar le llegada de la policía al accidente o familiares con los que tuvo que mudarse o un funeral.

Nada. Nada en absoluto. Bien.

—Nop, —dijo—. Una completa desconocida. Aunque, pobre Katy, lo lamento por ella. Debió haber sido terrible. No puedo imaginarme lo que es perder a alguien tan importante en tu vida. Bueno… al menos no tendremos que preocuparnos por que sus padres la busquen.

Su Amo sonrió resignado y la miró por algunos segundos más

—Parece que tenías razón, esclava. Realmente no tienes enlace alguno con tu identidad anterior.

—Ella murió por una buena causa, —dijo la esclava. Su Amo hizo una mueca y ella de inmediato se arrepintió de haberlo dicho—. Quiero decir… ella está

Pero realmente no había forma de evadirlo, ¿o sí? Katy ya no estaba más allí, ¿verdad? Y si la esclava tuviera que elegir entre ella y Katy no tendría dudas sobre a quién escoger. Lo que le pasó a Katy era triste, pero de no ser por eso, ella no existiría. Sin eso, ella no estaría aquí para obedecer y servir y no se sentiría tan bien y tan excitada y tan en su lugar. De no ser por Katy ella no

—Esclava, —su Amo interrumpió sus pensamientos y capturó su atención de inmediato.

—¿Sí, Amo?

—Te equivocas esclava. Katy no está muera. Quiero decir, mírate. La manera como hablas, la forma como sobreanalizas las cosas, la forma como… la jodida forma como inclinas tu cabeza cuando piensas. La quería a ella, esclava. Y la obtuve a ella. Tú eres ella. El no tener sus memorias no te quita lo demás.

—Pero… yo no quiero ser ella, —dijo la esclava en voz baja, mirando a su regazo—. Solo quiero ser su esclava. Nada más. No algo tan… diluido.

Su Amo rio.

—Jodeeer, —exclamó sacudiendo la cabeza—. Todo esto está tan mal.

Sí. Probablemente. Definitivamente. Pero a la esclava no le importaba un carajo si su mente estaba jodida más allá de cualquier intento de repararla. Esto era ella. Esto era la única cosa que siempre había sido. La única cosa que conocía. La única cosa que tenía sentido.

—¿Por qué piensas que ser Katy estaría… diluyéndote? —preguntó su Amo.

—Yo… —comenzó a decir.

Simplemente… porque así era. Ella solo era una esclava. Nada más que una esclava. No era nada más. Había nacido hace solo media hora.

Pero, por otro lado, el no recordarlo no hacía que dejara de ser verdad, ¿cierto? ¿Quién era ella para negar lo que su Amo sabía sobre ella? ¿Quién era ella para negar a la mujer de la que había sido creada? Obviamente no había salido de la nada, así que, ¿por qué era tan difícil aceptarlo?

—Es solo que… —siguió—, era una verdad axiomática para mí hasta que me hizo comprender que no es verdad. Saberlo es un concepto muy disruptivo. Es como si te dijeran que solías ser un inversor de bancos francés antes de que alguien te convirtiera en un bebe y te entregara a tu madre.

Su Amo contuvo unas risas.

—Uhm, ya veo.

—Y esta es la cosa —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Realmente no puedo volver a ser ella por completo de nuevo. Hay un montón de cosas que solo ella sabía. Cosas que ella nunca le conto a nadie más. Esas memorias se fueron, ¿no es así? Para bien.

—Sí, —dijo su Amo dubitativo, casi arrepentido.

—Además, si en realidad fuera ella, probablemente estaría llorando y gritando y golpeándolo en las bolas en vez de querer su polla con desesperación entre mis piernas.

Su Amo se relamió los labios y por un momento ella disfrutó del hecho de haberlo excitado de nuevo. Su mirada recorrió su cuerpo desnudo por un momento y ella se abrió de piernas para él, girando sus caderas. Él probablemente no la tomaría hasta que terminaran de hablar, pero siempre había esperanza. Su coño palpitó cuando se lo imaginó entrando en ella y usándola. Pero efectivamente, su mirada regresó a su rostro y ella continuó:

—Sin embargo, usted tiene razón. Soy ella. ¿Qué más puedo ser? Solo soy… una versión diferente.

Tan pronto como lo dijo, algo hizo clic en su interior. Algo que se sentía increíblemente ajeno y a la vez extrañamente reconfortante, como un par de zapatos que aun siendo nuevos se amoldan perfectamente a la forma del pie.

Por supuesto que era Katy. Solo que había sido esclavizada y obligada a olvidar su vida. Estaba agradecida de que sucediera. Haber sido arrancada de lo que solía ser antes hacía que fuera mucho más sencillo para ella no ser nada más que la servicial esclava de su Amo. Hacía que fuera mucho más sencillo ser solo un conjunto de agujeros listos para ser usados por su Amo. «¡Joder, sí!»

Su Amo le diría mucho acerca de quién había sido antes, pero siempre habría un maravilloso abismo entre quien solía ser y quien era ahora. No había vuelta atrás. No había manera posible de pensar en ella como algo más que lo que era: Una esclava, nada más. Nada más que una obediente marioneta sexual.

Ya no se sentía triste. No había una anterior Katy por quién sentirse triste. Solo existía ella y lo que sabía que había sido antes. Lo que ya no era más. Aquello que ya no importaba, porque ella todavía era Katy y Katy quería esto más que cualquier cosa en la vida. Katy sabía que ella no era otra cosa excepto una esclava. Katy sabía que ella existía para servir y obedecer. Katy se excitaba con eso. Katy estaba empapada por eso.

Katy suspiró alegremente al comprender cuanto más significativa se había convertido su obediencia ahora que sabía que era de hecho ella quien obedecía. Miró a su Amo.

—Katy desea follárselo Amo. Katy es su esclava. Katy es su puta. Ella lo adora. Ella no puede imaginar nada más. Es todo lo que ella es. Me encantaría que me contara quién solía ser antes de que me esclavizara. Quiero ser tan cercana a ella como pueda, para que usted sepa sin ninguna duda que es ella quién está abriendo sus piernas para usted.

Se inclinó hacia Él y tomó su mano y la acercó hacia ella mientras se recostaba sobre su espalda y abría sus piernas por completo. Estaba mojada. Estaba lista. Y —juzgando por lo que vio cuando miró entre las piernas de su Amo— Él también lo estaba.

Soy yo quien está aquí. Tómeme como la esclava que soy —dijo.

Y su Amo así lo hizo.

Fin

_______________________________________________________________ ____________________________****

Comentarios del traductor:

El último juevesismo es una religión parodia que plantea la idea de que el universo fue creado el jueves pasado solo que con la apariencia exacta de miles de millones de años de antigüedad. Por supuesto no es una ideología para tomarsela en serio, sino que extrema el argumento del Omfalismo hasta el absurdo para resaltar su carencia de falsabilidad. Dicho argumento se usa a menudo para defender ideologías creacionistas radicales, sí esas que dicen que los dinosaurios no existieron porque la tierra solo tiene seis mil años de edad. El argumento Omfalista propone que es perfectamente plausible que la tierra sea tan joven (a pesar de la evidencia en contra) porque la tierra, si no es que todo el universo, fue creada por algún ser omnipotente hace seis mil años, pero con la apariencia de ser más vieja, de modo que no tendríamos forma de darnos cuenta. A esto el último juevesismo responde que por qué no afirmar entonces que el universo entero fue creado el jueves pasado; después de todo tampoco podríamos darnos cuenta ya que hasta nuestros recuerdos de más allá del jueves anterior podrían estar configurados en nuestra mente recién creada para parecer más viejos. En conclusión, lo que el último juevesismo postula es que no tiene caso rebatir las evidencias concretas de que la tierra y el universo son muy viejos con argumentos de este tipo porque estos se pueden explotar hasta niveles absurdos y no son falsables.

Creo que al entender esto el título del relato cobra más relevancia. Es claro que hace referencia a la crisis existencial que experimenta la esclava (¿o Katy?) al entender que no tiene forma de saber cuando comenzó realmente su existencia. Al ser su mente tan maleable por las influencias de el Amo, cualquier cosa es posible. Pero de la misma manera que el último juevesismo hace, la esclava (¿o Katy?) se da cuenta de que no tiene caso preocuparse por esas cosas. Al no tener una forma de falsear sus suposiciones el ahondar en ellas solo le traerá sufrimiento. Es entonces cuando se abre a las ideas de su Amo y acepta su destino tal como es, y es feliz. Si su amo afirma que ella es Katy, entonces ella es Katy. ¿O siempre lo fue? Realmente no hay forma de saberlo.

En cualquier caso, esto es lo que me atrajo de esta historia y me llevó a traducirla. Me gustan los relatos de control mental que son más que solo sexo fácil sin consecuencias, me gusta que nos obliguen a enfrentarnos contra aspectos de nuestra psique humana que solo serían explorables con la manipulación de la mente. Imaginar el resultado de tal confrontación puede ser aterrador, claro, pero a veces resulta incluso más excitante que el sexo fácil sin consecuencias, el riesgo merece la pena.

Por eso, porque aprecio tanto esta historia, te recuerdo a ti querido lector que yo no soy el autor original. El autor original es nevermind y el estaría más que feliz de escuchar tus comentarios sobre el relato. Si deseas decirle algo solo escríbeselo aquí yo se lo haré llegar traducido. También recuerda que puedes visitar su perfil en la página inglesa mcstories para revisar más de su trabajo y la versión original de este texto

Por último, quisiera decirte que si tienes algún comentario o crítica constructiva de mi traducción estoy más que feliz de escucharla, esas cosas me ayudan a mejorar poco a poco así que no dudes en decirmelas en los comentarios o ponerte en contacto conmigo a través de mi email si lo deseas. Siempre es agradable compartir ideas con otros aficionados del control mental erótico.

-Hacedor de Historias