El ultimo favor

Un hombre, a punto de casarse le pide un ultimo favor a la que fue su amiga desde la infancia.

  • ¡Dios santo, Sergio, me has asustado…!. ¿Qué haces aquí a estas horas?

  • ¿Puedo pasar? Necesito hablar contigo.

Marta no me negó la entrada. Me conocía muy bien y leyó en mis ojos la ansiedad que me corroía.

  • ¿Quieres un café?

Debí de sacarla de la cama, por que no paraba de bostezar, de tocarse la cabeza y sólo llevaba puestos unos finos pantalones con una camisa azules de un pijama de seda.

Me dirigí al salón y me quité el abrigo, los guantes y los zapatos. Me encontraba muy nervioso, aunque seguro de lo que iba a hacer.

Marta llego con una bandeja con dos tazas, un cuenco con azúcar y un par de dulces. Siempre fue muy atenta conmigo

  • Bien, ¿qué es lo que ocurre? Espero que sea lo suficientemente importante para sacarme de la cama a las 5 de la mañana.

No me equivocaba. Siempre solía quedarse hasta bien entrada la mañana viendo clásicas películas o leyendo libros que parecían auténticos manuscritos. Pero esa noche había decidido acostarse temprano, y con razón

  • Veras Marta, mañana es uno de los días más importantes en la vida de cualquier persona. Para mi supone el comienzo de una nueva etapa, más segura y responsable. Es el principio de una nueva y elegida vida

Y no quiero que llegue mañana si haberte confesado antes algo.

Le di un sorbo a mi taza de café que, asombrosamente, no temblaba en mi mano. Levante la vista y vi su rostro serio, firme, sus ojos clavados en los míos, expectantes, sentada en el sofá, junto a mi, con las piernas cruzadas como cuando de niños nos sentaban en corro en el suelo en torno al profesor… Apenas había cambiado, seguía igual de atractiva, tan morena y profunda como la recordaba en mi juventud. Ahora tenía el pelo mas largo que nunca, aunque cogido en una coleta y tenía una expresión menos jovial, pero aun guardaba el brillo en sus ojos que tantas veces busque como apoyo.

  • Marta, te conozco desde que tengo uso de razón; son casi 15 años, de los cuales casi la mitad los he pasado enamorado de ti

No medió palabra. Sabía perfectamente que la situación era casi más violenta para ella que para mí. Aparto la vista de mí, cerró los ojos por un momento y bebió un poco de café, muy despacio.

  • ¿Y por qué me lo dices hoy, ahora, cuando apenas faltan 7 horas para tu boda…?

No te entiendo, no lo entiendo

  • Marta no te enfades… Durante ese tiempo, trate de considerarte como lo que te ofreciste: una amiga. Pero es algo que no se puede evitar… Espero que no te ofenda que yo

  • No digas tonterías, Sergio… Bueno, ¿y ahora qué? Ya pasó, ¿no? Llevas casi 3 años con María, con ella vas a casarte. Podrías habérmelo contado otro día, que seguro me resultaría hasta gracioso… Ahora no hago mas que pensar en

  • Sí, en lo que he tenido que pasar escuchando tus problemas con tus chicos, tus juergas con tus amigas, tus enamoramientos… Todo eso lo aguanté por que quería ser para ti el mejor de tus amigos. Pero a medida que fuimos creciendo, y tu te hiciste una mujer y yo empecé a sentir como un hombre, me fui enamorando de tus gustos, de tus manías, de tus encantos y de esos ojos que hoy miro y me recuerdan todo un ayer

Por un momento note como se turbaba. Era como si estuviese sintiendo 10 años mas joven, y viese en mi aquel amigo que tantas veces la ayudó en problemas sentimentales, que la apoyó en la carrera, que no la dejo un minuto cuando estuvo en el hospital por aquel accidente de coche tras la graduación

  • No se a que viene esto, Sergio.

  • No digas nada y escucha: estos últimos años con María han sido los mejores de mi vida. Tú y yo quizás nos hayamos distanciado, pero siempre hemos estado ahí el uno para el otro, incluso hemos tenido nuestras veladas juntos, charlando, riendo, recordando viejos tiempos… Se diría que lo hemos compartido todo, por eso, Marta, lo que voy a pedirte quizás te parezca una locura, pero se que es lo que me hace falta para poner fin a un pasado y empezar toda una vida con maría. Es un favor que te pido

No pudo negarse, al menos a escucharme. Le estaba pidiendo un favor.

  • Quiero que tu y yo, esta noche, hagamos lo que por amistad, siempre frenamos, Quiero que compartamos el ardor de un cariño que une dos cuerpos en un solo corazón

Me miró fijamente. Sabía que no bromeaba. Se levanto del sofá y anduvo un par de pasos, llevándose las manos a la cabeza. Empezó a hablar de una forma un tanto alborotada.

  • Pero… ¿y María? Es casi tu mujer… Estás loco, seria como traicionarle, ¿es que no te importa?

  • Yo no voy a tomarlo como una simple aventura, ¿Qué te crees?... Adoro a María, por eso la he elegido. Es cariñosa, inteligente y me quiere. Pero esto es algo que tengo que hacer. No te estoy pidiendo que lo comprendas, tu no sentiste como yo…Como amigos que somos, solo quiero entregarte lo que durante varios años no me atreví a darte: a MI.

A la mañana siguiente, mientras caminaba hacia el altar, busqué entre los bancos de la iglesia aquellos ojos negros que antaño me quitaron tantas veces el sueño. Allí estaba Marta, en los primeros bancos, mas radiante y atractiva que nunca, me dedico una sonrisa que nunca olvidare

Hoy he ido al cementerio, he cambiado los lirios de la semana pasada por un precioso ramo de rosas rojas. Te echo mucho de menos, Marta, sabía que algún día tu amor a la velocidad nos daría un disgusto… Nunca te perdonare el que te hayas ido sin conocer a mi hija, a la que te prometí que amadrinarías.

Nunca olvidare esa noche, Marta. Me hiciste aquel último favor con creces, pude poner fin a algo que nunca llegaste a entender, pero que te alegraste de compartir conmigo… Fue una unión más allá del tiempo, del mundo… Me sentí aquel niño de 18 años que sueña a entregarse a su primer amor, y jugué a ser el hombre con la mujer, de la que aun hoy, sigo enamorado.