El último día de clase
En el último día de clase, Gabi y su mejor amigo Sergio, lo pasarán juntos en la casa de Sergio. El principio de unas grandes vacaciones subidas de tono y una tarde inolvidable para para los dos (y una persona inesperada).
Buenas, me llamo ***, pero mis amigos me suelen llamar Gabi. Actualmente tengo 20 años, pero llevo tiempo frecuentado esta web. Es por eso que hoy me animo para haceros un favor a vosotros con una historia que me ha dado para hacerme muchas pajas. Disfrutad.
Pongamonos en contexto; esta historia se remonta de hace tiempo, Sergio y yo éramos grandes amigos por aquel entonces, posiblemente el mejor amigo que tuve. Más de una vez, incluso, nos quedábamos a dormir juntos, y alguna que otra paja (mientras que dormía el otro) había.
Sergio se declaraba heterosexual: era grande y musculado, de ojos color ámbar y pelo milimétricamente igualado, de una actitud bondadosa aunque era un bruto y descuidado. Bastante apuesto, para que engañarnos. Y no es para menos, ya que dejo de ser virgen (o eso decía el) mucho más pronto que la media y ligaba con cualquier mujer que se le antojaba. Su rabo era digno de estudio, el miembro le media, como mínimo, unos 18cm y no se avergonzaba en presumir de él. Como ya dije, en su momento éramos amigos inseparables a si que le vi la polla más de una vez. Dicho esto, empezamos con la historia.
Era un día cualquiera de principios de verano, y Serio y yo acabábamos de salir de nuestro última día de clases. Felices y agotados por el calor, nos dirigimos hacia su casa, a unos pocos minutos de ahí.
Por fin acabaron las clases! - dije yo- Tenía muchas ganas de terminar con este infierno. Además, mañana nos vamos juntos a la playa. Tengo unas ganas de bañarme con este calor inhumano... Tu no??
Ya ves tío! -afirmó entusiasmado Sergio- Y de comer hasta reventar, dormirse hasta las tantas y ver tías buenas en bikini.
Anda chaval - dije yo menospreciandole- Te sabes el plan para hoy y mañana no?
Que si pesado -respondió Sergio con una risa entre los dientes- Hoy comes en mi casa, después viene tu madre a buscarte para terminar las meletas y mañana temprano nos vemos de nuevo para ir juntos a la playa.
Va a ser la hostia!!!!!! -pronuncié impaciente-.
Y después de esa conversación nos chocamos las manos.
Una vez en su casa, me percaté que solo se encontraba su hermano mayor en ella: era lo contrario a él, alto, delgado (pero fibrado), aunque igual de guapo que su hermano. Una vez entré, su hermano, que vestía únicamente unos boxer apretados marcando una buena polla, se sobresalto al verme.
Que haces tío! -se quejó el hermano- Podrías haberme avisado que venía tu amigo.
Pero que más te dará capullo -le contestó Segio- encima que mañana te dejaremos la casa libre papá, mamá y yo.
Su hermano no pronunció palabra alguna después de eso, simplemente se levantó del sofá y tan ligero de ropa como antes, se dirigió a su habitación.
Después del alboroto nos pusimos la comida, que tragamos como hienas, y nos fuimos a su salón a ver una película para matar el tiempo. Sin embargo, a los diez minutos nos cansamos y empezamos a hablar entre nosotros.
Vaya mierda que has puesto jajajajaja -me burlé de él-.
Pues si la verdad... - contestó- Tengo ganas de pasarlo en grande -prosiguió después- Quiero que todas las tías se me queden mirando la polla cuando se me marque al salir del agua -dijo mientras se la agarraba con la mano-.
Anda fantasma, esa cosa no la ve ni tu madre -empezé a reírme a carcajadas-.
Ya te gustaría a ti verla chaval - dijo, y seguidamente se la sacó para confirmarme lo grande que era su rabo.
Que tío, siempre igual! -dije, aunque quería ver más. Y seguidamente, entre risas, Sergio se la metió de nuevo y proseguimos viendo la película.
Cinco minutos después como si no hubiéramos acabado la conversación anterior me pregunta
Oye -dijo vergonzosamente- me la chupas?
Como?!?! -le contesté yo de un grito.
Shhhh!, no grites que esta mi hermano al lado! -dijo mientras miraba hacia su habitación- Además era broma coño.
Perdón, perdón - le contesté seguidamente- Pero ahora te doy una hostia por tonto.
Después de un pequeño coscorron, nos enzarzamos en una pelea estúpida mientras nos reíamos. Hasta que finalmente Sergio acabó debajo mía, haciendo que notase en mi abdomen su polla dura como una roca.
Me la chupas ahora? - me reiteró meintras que se la tocaba-.
Por mi parte, ni le conteste. Únicamente baje mi cabeza y rápidamente Segio se sacó la polla del pantalón y se la descapucho con la mano.
Empezé chupandole el capullo mientras que su respiración era precipitada y bastante audible. Empezé a llevarme su rabo más profundo de mi boca, pero la diversión duro poco, ya que el hermano de Sergio se encontraba frente a nostros con la cara más roja que he podido ver nunca, aunque todavía vestía sus calzoncillos que dejaban muy poco a la imaginación.
PERO QUE COÑO HACÉIS - grito tanto que pareció que retumbaban las paredes - PUTOS ASQUEROSOS.
En ese momento me encontraba casi tan rojo como él y tan paralizado como las paredes, sin embargo, a nuestro auxilio salió Segio.
No es lo que parece! - argumentó Sergio- Solo era un juego.
Calla! - medio gritó mientras se intentaba tranquilizar-... Gabi, será mejor que te vayas...
Po- por su esto qu- que si - musité lo más complaciente posible- Me voy ahora mismo.
Venga porfavor - suplicó Sergio-- deja que se quede, esta pasando vergüenza y no va a suceder nada más.
De acuerdo... - aclaró después de un rato - pero a cambio de algo - dijo mientras se empezaba a tocar el rabo ya medio duro.
En ese preciso instante el hermano de Sergio se acercó lentamente a mi y, dado que yo estaba de rodillas, solamente se quitó esos bóxer apretados dejando ver toda su monstruosa polla. Abrí la boca para empezar a chuparla, pero justo después el hermano mayor de Sergio me cogió de la cabeza y se la llevó hacia su rabazo, llenando mi boca llena de saliva de las arcadas que me surgían.
Sin embargo, este momento duró poco más que con Sergio. Después de que el hermano de mi amigo empezara a gemir sonó el timbre de la casa y todos nos sobresaltmos. Tanto Sergio como su hermano se vistieron rápidamente como si estuvieran a punto de ser pillados por sus padres. La persona de fuera volvió a llamar y Sergio se apresuró para abrir. Salió al portal y yo, con él, me asomé.
Para mi sorpresa me topé con una cara conocida, era madre, que venía a buscarme para terminar las maletas para el siguiente día. Se me había olvidado por completo el mundo exterior en esos momentos. Así que, me despedí de los dos hermanos sin poder mirarles a la cara y me dirigí al coche de mi madre, pensando en las maravillosa vaciones que teníamos por delante Sergio y yo.