El tutor Epílogo

Todo lo que comienza, tiene un fin, ¿o no?

Epílogo.

Seis años después...

Sus dedos volaban rápidamente sobre el teclado de la laptop. Tenía que entregar a primera hora ese informe, era muy impresionante para las negociaciones que llevaba a cabo la constructora Diamond's con una distribuidora de materiales de primera calidas y estaba muy, pero que muy atrasado; si lograba analizar, antes de medianoche, las estadísticas de la...

En ese momento, sintió un leve tirón en el borde de su camisa.

Caleb, se detuvo unos segundos de lo que estaba haciendo y se agachó a ver.

Frente a él, un pequeño niño de uno seis años, de tez morena clara, cabellos rizados y oscuros, y con unos enormes ojos azul oscuro, lo observó fijamente.con pijama de rallas azul y negro, lo observó fijamente.

El niño parpadeó unos segundos.

—Papi, Chris se hizo popo en la sala y está jugando con eso —indicó el pequeño.

Caleb quedó con la boca abierta por un par de segundos.

Él se levantó de golpe y salió corriendo todo lo pudo.

—¡Oh. Dios. Oh. Dios...! —murmuró sin parar mientras bajaba la escalera.

Al llegar a la sala, se encontró con un enorme y sucio desastre en medio de la sala... Y a una pequeña bebé de dos añitos, de tez blanca con cabellos y ojos castaños, nadando en medio de toda esa porquería.

A Caleb casi le da un infarto en ese instante.

Al otro lado de la sala, un pequeño niño en bóxer de cabello castaño y ojos verdes, apareció algo nervioso.

—Oh, oh... —dijo lentamente.

Solo entonces Caleb reaccionó.

Definitivamente ese informe no iba a llegar para la mañana del día siguiente...

::::::

Las burbujas de jabón y la espuma, volaban por todos lados mientras que la pequeña Christine se reía sin parar, lanzando a pati-pati por los aires sin parar.

La hermosa imagen de su hija jugando en medio del jabón, le arrancó a Caleb una sonrisa.

El niño de cabellos oscuros apareció por la puerta del baño.

—Papi, Sammy y yo quisimos ayudarte, así que ya limpiamos la sala —indicó el niño orgullosamente.

—¿En seri-?

Caleb se calló al voltearse y ver que el pequeño estaba casi tan sucio como lo estuvo Christine hace media hora.

—¡Bryan! —se quejó Caleb en ese momento, para luego suspirar—. Llama a Sam, dile que venga a bañarse contigo —ordenó imaginándose que su otro hijo, Sam, estaría tan sucio como Bryan.

—¡Síiiii...! —exclamó divertido, corriéndo por el pasillo.

—¡Papi! —exclamó la niña con alegría, lanzando el pato por los aires—. ¿Mami manana? —dijo la niña con un puchero, como si odiara no poder hablar bien.

A Christine le estaba costando un poco empezar a hablar, pero a Caleb eso no le preocupaba, la pequeña niña era extremadamente inteligente para la edad que tenía, así que seguramente pronto se le pasaría el bloqueo que tenía.

Caleb le dió una divertida sonrisa a la pequeña.

—Sí, linda, mami vendrá mañana de su viaje —indicó Caleb, observando su anillo de bodas brevemente—, aunque probablemente llegue muy tarde, así que la verás pasado.

La pequeña niña siguió jugando con su patito, pero Caleb se quedó momentáneamente con la mirada perdida.

"Mañana... ¿No? Mañana es ese día" Pensó distraídamente.

Al final terminó de bañar a los niños para acostarlos a dormir.

Él se mantuvo despierto y trató de terminar de adelantar el informe lo más que podía.

Cuando se hizo la medianoche, él se detuvo y observó su teléfono unos segundos.

Hace aproximadamente seis años, ese mismo día, la vida de Caleb había cambiado por completo.

—Lo estoy logrando, Brandon, estoy siendo feliz con mi vida —murmuró con algo de melancolía, girando distraídamente su anillo de bodas.

::::::

A la mañana siguiente, como todas las mañanas con sus pequeños, fue toda una vorágine de velocidad.

Caleb tenía que preparar el desayuno y la merienda de los niños, además de vestirlos a los tres.

Era toda una maratón, considerando que tenía que llevarlos a todos a tiempo a sus respectivas escuelas y llegar temprano al trabajo.

Durante el desayuno, a Christine se había ocurrido pintar un lienzo de pajaritos con la comida, sobre su propia ropa, así que había tenido que volverla a vestir bajo la atenta mirada de los chiquillos.

Luego de que logró de que los niños comieran sin que se les ocurriera hacer alguna otra obra de arte, tenía que llevar a la bebé a la guardería y después llevar a los chicos al quinder para al fin, dirigirse al trabajo.

Aunque esa mañana, por ser ese día, Caleb decidió tomar un desvío, aunque eso significara llegar una hora tarde al trabajo.

Así que hizo una pequeña parada por la floristería.

Al entrar, la campana de la puerta hizo que encargado lo viera. Tim le sonrió brillantemente mientras ajustaba sus lentes.

—¡Tío! —exclamó el rubio platinado—. Te estaba esperando.

—Hola Tim, ¿cómo estás? —preguntó él, algo divertido. El chico soltó un bufido.

—Agotado, tengo un montón de cosas que hacer sobre la boda y tengo que hacer todos esos arreglos florales, y elegir la comida, y hacer las invitaciones... En fin... —suspiró, Caleb lo miró sorprendido.

—Oh. Bueno...

—Sí, apenas tengo tiempo para manejar las floristerías, pero se agradece esta distracción. —Tim se rió levemente.

Tim se veía mucho mayor, con sus casi 26 años, tenía un cuerpo más fuerte y estilizado, años atrás se había perdido el enclenque chico tímido y con un ligero tartamudeo.

Llevaba su cabello rubio platino con un corte militar, sus enormes lentes los había cambiado por unos delgados y finos, vestía una camisa blanca manga corta cominos vaqueros oscuros y botas.

Y también, todas las marcas y cicatrices que había cargado encima, habían desaparecido, lo que había reponteciado su hermosa imagen.

El día en que el desastre llamado Howard Cloud terminó, Tim había estado secuestrado y a punto de morir ahogado; se habían hecho grandes esfuerzos para salvarlos, manejando una enorme logística comandada por Shaun, Cameron y Daniel.

Estando a un paso de morir, él fue encontrado dentro de un container abandonado, justo cuando el agua le llegaba por la quijada... Cameron lo había salvado de morir ahogado.

Con el tiempo, Tim había estudiado economía y, con mucho esfuerzo, se terminó graduando y logró llevar la empresa de su madre adelante y prosperar. Cameron le había restaurado su antiguo negocio como un regalo y por él mismo, logró abrir otra sucursal en New York y otro par en Georgia que visitaba cada tanto.

Y ahora, el pequeño Tim estaba a punto de casarse.

Caleb volvió al presente en ese momento y le dió una sonrisa.

—Oye, ¿tienes listo el arreglo de flores que te pedí? —preguntó suavemente.

La sonrisa de Tim se apagó lentamente, hasta volverse melancólica.

—Sí, lo tengo —indicó lentamente,—, siempre tengo tu arreglo para este día. Ya vengo.

A los cinco minutos volvió con un pequeño, pero exquisito arreglo.

Se lo dió a Caleb, pero no lo soltó, en cambio, lo tomó de las manos.

—... Yo también lo extraño —murmuró levemente Tim, con los ojos algo cristalinos—. Yo ya llevé mis respetos, supongo que también irás tú ahorita, ¿no?

—Sí —murmuró melancólico—... Bueno, me voy yendo, sino llegaré tarde al trabajo.

—Vale, voy más tarde a tu casa a ver a los niños —indicó en ese momento. Arrancándole una sonrisa de sorpresa a Caleb

—¡Oh. Gracias! Ellos te lo agradecerán, te aman mucho. Nos vemos más tarde entonces.

Caleb salió y guardó el arreglo, conduciendo al cementerio.

::::::

Luego de visitar el cementerio, Caleb llegó al trabajo y se sentó a terminar el informe.

Como si se hubiese sincronizado aldrede, apenas prendió la laptop, Darren Clarkson apareció por su puerta.

—¡Alto ahí, Caleb Prescott, usted no puede estar aquí! —exclamó su jefe teatralmente—. No deberías de estar aquí, hoy es ESE día.

Caleb le dió una mirada de reproche.

—No puedo faltar hoy, necesitamos urgentemente este informe para el trato que tendremos con la-

—Ah, ah, ah —dijo Clarkson sentándose frente a él—. Hoy es un día de luto para ti, no deberías de presionarte en el trabajo.

—Pero si estoy bien —se quejó indignado.

—Eso es mentira y lo sabes —refutó su jefe—, tus ojos están cristalizados, están así desde que llegué.

Caleb se calló y observó el suelo.

—En serio, Caleb, tómate el día de hoy libre, luego puedes traerme el informe, o mejor, lo hago yo.

—¡Eres mi jefe!, ¡¿cómo voy a ponerte a hacer mi trabajo?!

—Porque soy el jefe, puedo hacer el trabajo de quien se me dé la pinche gana —soltó Clarkson, encendiendo un puro—, así que ya dije, ve a tomarte el día libre y has lo que quieras hacer hoy.

—Bien, bien... Está bien, me voy —concedió Caleb al fin, alejándose del escritorio—, tú ganas, así que deja de ser tan intenso.

—Genial —dijo Darren con una sonrisa. Caleb recogió sus cosas.

—Ahí te dejo la laptop con el documento a medio terminar, también tienes adjuntos todos los apuntes necesarios para terminarlo.

—Ah. ¡Por favor!, ¿por quién me tomas? Sé exactamente qué poner en ese documento —se quejó Darren indignado él esta vez.

—Sí, sí, no explotes —dijo Caleb, colocándose el saco—. Ah. Por cierto, salúdame a Riley de mi parte y de Tim, que hace mucho que no lo vemos —agregó—, además de que Tim está algo preocupado de que su mejor amigo no logré llegar a su boda; no lo dice, pero es muy obvio.

El rostro de Darren se sonrojó un poco, pero igual asintió.

—Relájate, Caleb, aunque mi novio está en España terminando sus estudios, si se le hace muy tarde para volver por su cuenta, yo mismo lo traeré en helicóptero solo para Tim —indicó divertido. Caleb negó con la cabeza divertido y salió de ahí.

::::::

Caleb paseó por la ciudad un poco, pensando en a dónde ir en su día su día libre. Al final terminó llegando al gym de Shaun.

—¿Será que ese idiota estará esta vez en su gimnasio? —se preguntó a la vez que bajaba del auto.

Al llegar a la entrada del gym, escuchó con claridad la risa cínica y psicópata de su mejor amigo.

—¡¿Qué te pasa, mastodonte?!, ¿es que la edad te está poniendo senil?; ¡ven y alcanzame! ¡JA, JA, JA, JA...!

—Sí, definitivamente sí está aquí —susurró Caleb cansado y algo avergonzado de su amigo.

—¡Hijo de puta! —exclamó Roger en el fondo—, ¡cuando te atrape voy a matarte!

En el fondo, Roger perseguía sin parar al pelirrojo, que lo esquivaba hábil mientras se reía como un lunático. Caleb cruzó el salón hasta llegar dónde estaban ellos.

Shaun se veía igual que siempre, con su impresionante cuerpo estilizado de Señal, había perdido algo de sus facciones aniñadas, pero seguía siendo un idiota.

Aunque ahora cargaba una larga cascada de rojo fuego, que ahora tenía recogido con un gancho, seguramente para evitar que Roger lo agarrara por ahí.

Por otro otro lado, Roger sí que había tenido un cambio más pronunciado. Tenía más masauscular aunque no tan fibrosa, su piel morena, ahora estaba salpicada de cabellos plateados, debido a que, aunque sólo tenía cuarenta y un años, sus cabellos y eran casi por completo plateados, él había explicado en su momento que era algo hereditario en su familia.

—Oigan, ¿qué demonios están haciendo? —preguntó al fin, luego de ver cómo Shaun prácticamente bailaba alrededor de Roger.

El pelirrojo se detuvo, sorprendido.

—¡Caleb, que sorpresa!

—¡Te tengo!

En ese momento, Roger lo atrapó y lo cargó en el aire, Shaun trató de zafarse sin mucho éxito, seguramente por los troncos de árboles que tenía el grandulón por brazos.

—¡Ahora debes cumplir tu promesa, debes ser mi nuevo compañero!

—¡No voy a hacer de asesor de la policía, idiota! —exclamó fastidiado—, yo no sirvo para la policía, ya te dije; además, ¡no es justo, Caleb me distrajo! —se quejó.

—Nada, debes de cumplir tu palabra —replicó Roger—, si no lo haces, Caleb se molestará contigo.

Shaun lo observó con ojitos de borrego degollado.

—Caleb, ¡por favooooorrr, por lo que más quie-!

—Roger tiene razón, una promesa es una promesa.

Shaun soltó un largo chillido, para luego suspirar.

—Okeeeeyy... Acepto, ahora bájame.

Solo entonces Roger lo soltó.

—Gracias por ayudarme, Caleb, llevo un par de semanas tratando de convencerlo para que sea mi pareja policiaca, pero él no se dejaba.

—¿Qué pasó con tu último compañero? —inquirió confundido. El grandulón suspiró.

—No aguantó el ritmo de mis investigación, así que pidió otro compañero.

—Claro, es que desde que perdió a Brandon, no a parado de cambiar de compañeros como si fueran condón-

Shaun se cayó al recibir un codazo del grandulón.

Pero el daño ya estaba hecho.

La mirada de Caleb se ensombreció un poco.

—¡Maldito bastardo, lo hiciste entristecer! —exclamó Roger, sacudiendo con fuerza a Shaun.

—¡Ah! ¡Lo sientoool!

Caleb recuperó como pudo los ánimos y sonrió.

—Ah. Está bien, tranquilos chicos. —Se quitó el saco—. De hecho, vine a ver si podías dejarme usar tu gym hasta que se haga la hora de la salida de los niños. Darren me dió el día libre, el muy imbécil.

—A-a pues genial, en tu casillero tienes ropa ya guardada para ti de antemano —indicó Shaun rápidamente. Caleb solo asintió y se marchó.

—... No debiste de haber mentado a Brandon frente a él —reprendió Roger a Shaun en cuanto Caleb desapareció; el grandulón le dió una mirada profunda y melancólica—. Sabes que hoy se cumplen seis años de todo eso... Debe de haber venido directamentr de esa tumba.

Shaun se rascó la cabeza.

—Lo siento, es que pensé que Caleb ya lo había superado, parecía estar muy bien pese a que hoy era el aniversario de su muerte... Supongo que hay cosas que algunas personas simplemente no pueden superar. —Observó fijamente al grandulón—. Justo como tú y tus sentimientos por mí.

Roger parpadeó unos segundos.

—Olvida lo de ser mi asesor, voy a matarte ahora mismo. —Se tronó los dedos con fuerza.

—¡NOOO...!

::::::

El resto del día pasó volando para Caleb.

Estuvo haciendo bastante cardio en las bicicletas, de modo que tenía vista VIP de cómo Roger no paraba de intentar golpear a Shaun con todo lo que podía. Definitivamente eran el uno para el otro, aunque nimguno de los dos lo admitiera.

Luego de que terminaran los sucesos ocurridos por Howard Cloud, Roger quedó solo en su equipo; nunca pudo superar del todo que Brandon ya no estaba para él, así que sin importar cuántos compañeros nuevos tuviera, estos siempre terminaban renunciando o pidiendo otro compañero.

El grandulón incluso había sido nominado por el anterior capitán como su nuevo suplente, pero, debido a su mala reputación con sus "compañeros", su ascenso estaba estancado en un "veremos", siendo el departamento de policía, manejado por un suplemento enviado por asuntos internos.

Hasta que no tuviera un compañero estable en sus casos, Roger no llegaría al puesto al que aspiraba.

Por otro lado, Shaun seguía siendo Shaun. Él había hecho que su gimnasio fuera de renombre, luego de haber llevado hasta las olimpiadas a algunos de sus mejores deportistas y que todos estos ganaran las medallas de todas las categorías y modalidades en las que participaron, además de conseguir otros títulos y premios en diversos deportes.

Se había convertido en un entrenador renombrado y de cuidado, que abrió algunos gimnasios desplegados por todo Estados Unidos, con entrenadores acondicionados por él mismo.

Se podría decir que había hecho realidad su loco plan de conquistar el mundo deportivo.

Y eso sólo podía significar algo, Shaun ya debía de estar aburrido de su negocio, tal y como pasó con los Seals de la marina.

"¿Tal vez por eso está provocando a Roger de esta forma?" Pensó divertido al ver como el grandulón al fin lo había atrapado y ahora lo batía en el aire como a una muñeca.

En ese momento sonó la alarma de su teléfono.

—Eh. Chicos, me tengo que ir a buscar a los niños; fue muy divertido estar aquí con ustedes —indicó en ese momento—, pero tengo que ir a buscar a los niños.

—¡Oh. Los monstruitos! —exclamó Shaun en el aire, justo antes de que Roger le aplicará una plancha— ¡Yo también quiero verlos!, ¡por favor, por favor, por favor!, ¡¿sí?!

—Oh. Por supuesto, después de todo Tim también irá hoy —respondió divertido.

—¿El rubito también va? ¡Gen-!

En ese momento Roger terminó la plancha, proyectando a Shaun de cara contra el piso. El pelirrojo convulsionó levemente en el suelo y luego dijo:

—... Auch...

—Cállate, que tú no puedes sentir dolor —espetó Roger mientras se limpiaba las manos—. Tranquilo, Caleb, iremos más tarde, cuando este cierre el gimnasio. —Señaló a Shaun todavía tirado en el piso.

—E-eh. Okey, entonces nos vemos más tarde.

Caleb se arregló y condujo hacia el preescolar, llegó un poco antes de tiempo, pero él era conocido entre las maestras por siempre llegar un poco antes. Él nunca dejaría que sus hijos esperaran por él.

Apenas sonó el timbre, Sam y Bryan salierom disparados por la puerta de salida, casi atropellándolo al final.

—¡Papiiii! —exclamaron los niños al abrazarse a sus piernas.

—¡Niños! ¿Se portaron bien? —preguntó, cargando a cada uno en un brazo.

—Sí papi, nos portamos muy bien —afirmó Bryan, orgulloso.

—Sí, ¡hasta ganamos puntos extras, cuando le enseñamos a la maestra, cómo se hace la mata leones y cómo deshacerla! —exclamó Sam con sus enormes ojos verdes llenos de emociones.

Caleb les dió una sonrisa nerviosa.

—¡Qué bueno niños! Por favor, recuerdenme que también debo de hacersele la mata leones al tío Shaun por haberles enseñado eso, ¿sí?

—Okey, okey... —dijeron los niños obedientemente.

Luego Caleb fue a buscar a Christine de la guardería y se dirigieron a la casa.

—Bueno niños, primero vamos a bañarlos y luego me ayudarán a preparar la casa, que los tíos vendrán hoy —indicó Caleb una vez los niños guardaron sus cosas.

—¡¿Los tíos vienen?! —preguntó Sam exaltado.

—Sí, Tim, Shaun y Roger vienen más tarde, así que debemos de cocinar como para... Quince personas —indicó Caleb luego de sacar un rápido cálculo.

Cada uno ellos comían como por dos personas, al menos, incluso los niños comían como un hombre adulto.

—¡Sí! —gritaron los niños sin parar, corriendo en círculos.

Incluso la pequeña Christine, levantó los brazos y pateaba locamente, muerta de la risa.

Caleb también se rió, feliz de tener esta familia, después de todo lo que pasó...

"Aunque todavía falta alguien..." Pensó mientras hacía girar distraídamente su anillo de matrimonio.

::::::

—¡Papi, ya arreglamos la mesa!

—¡Sí, quedó perfecta!

Soltaron los niños desde el comedor.

—¡Okey, niños! —exclamó, terminando de preparar una salsa de carne. Apagó el fogón— ¿Y tú, preciosa?, ¿qué tal quedó la salsa que hizo papá? —preguntó a la bebita, luego de sacar un poco y enfriársela.

La pequeña Christine probó un bocado y lo paladeó a consciencia, para luego asentir con sus ojitos castaños llenos de aprobación.

—Perfecto, esa es mi pequeña Chef —exclamó él, para luego de hacerle cosquillas a la pequeña niña, que se rió sin parar.

Caleb dejó todo solo para ser servido más tarde.

En ese momento su teléfono sonó.

—¿Diga?

—Hola hijo, ¿cómo estás? —preguntó Hellen en ese momento.

—¡Mamá! —dijo con sorpresa—. Bien, bien, cocinando un mini banquete porque los chicos vienen a ver a los niños. —Su mamá soltó una carcajada—. ¿Y ustedes?, ¿cómo están?

—Oh. Estámos bien, Daniel está llevando a James a su club de fútbol, ese niño está loco por ese deporte —exclamó divertida.

—Oh. Dale saludos a mi hermano entonces.

—Tranquilo, cariño, se alegrará cuando le diga, tal vez hasta te llame —indicó ella feliz.

Pero de pronto, ambos se mantuvieron en silencio unos segundos. Caleb se cruzó de brazos.

—Mamá, ¿por qué llamaste exactamente? —preguntó algo serio.

—Hijo, sabes muy bien por qué estoy llamando —indicó su madre—. Hoy es el aniversario de la muerte de ese hombre y es la primera vez que lo pasas solo, así que estaba preocupada por ti.

Caleb bufó.

—Estoy bien, mamá —dijo con desgana—, además, no estoy solo, tengo a los niños y los chicos vienen más tarde, ellos no me quieren dejar solo.

—Bueno, bueno, yo solo digo, me alegra ver que este año lo llevas mejor. —Hellen suspiró antes carraspear un poco—. ¿Y dónde está la mamá de los niños? —comentó jocosa esta vez.

Eso hizo que Caleb soltara una carcajada y negar con la cabeza.

—Ella está bien, acaba de llamar para decir que su vuelo se atrasó... Así que llegará mañana al mediodía —fijo algo desilusionado.

—Oh. Cariño, lo lamento mucho, ella debe de hacerte mucha falta.

—Pies sí —dijo sin pensar, hasta que cayó en cuenta—... Por Dios mamá, ya deja eso, ya de por síe está costando un montón quitarle esa maña a los niños, como para que tú también me vengas con esa.

Su mamá de pronto se carcajeó sin parar en el teléfono, al de que se tuvo que quitar el teléfono del oído.

—Bye, má —dijo a nadie en concreto, para luego colgar con la risa de su madre todavía resonando en su teléfono.

Al final de todo, pese a la masacre que había cometido Howard Cloud en la finca de sus padres, está logró sobrevivir luego de que Daniel vendiera todo y se te instalaran en Georgia, donde ambos comenzaron de nuevo.

Ahora su hermano menor tenía siete años y sus padres vivían felizmente en su no tan nueva finca. Caleb no podía estar más feliz por ellos.

En ese momento sonó el timbre.

—¡Yo voy, yo voy, yo voy...! —gritó sin parar Sam, abriendo la puerta—. ¡Tío Tim!

—Hola, pequeño Sammy, ¿comó estás hoy? —preguntó el rubio platinado, frotando el cabello castaño del pequeño.

—Bien, Tío, genial —sonrió brillantemente—, esperando a que el tío Shaun llegue.

—Oh. Ese desastre viene también —exclamó Tim agotado, como si la sola mención del pelirrojo, lo cansara.

—Sí, el diablo está a punto de ser invocado en mi casa —dijo Caleb, entornando los ojos. Tim se rió un poco—. ¿Quieres un poco de té?

—Ah. Sí, por favor —aceptó acomodando sus lentes.

Unos veinte minutos más tarde, sonó el timbre otra vez.

—¡TÍO SHAUN! —gritaron ambos niños al ver al pelirrojo.

—¡Pequeños monstruos! —exclamó el pelirrojo, cargándolos a los dos—. ¡¿Listos para más clases sobre cómo matar chicos malos?!

—¡Síiiii...!

—¡Deja de estar enseñándole cosas raras a mis hijos, Shaun! —se quejó Caleb, señalándolo con el dedo, este lo miró indignado.

—¡Yo no le enseño cosas raras a tus criaturas! —negó totalmente—, solamente les enseño cómo parar el corazón con un golpe al esternón, ¡todos los niños deberían de saber hacer eso! —exclamó como si fuera obvio que cualquier niño de cinco años debería de desarrollar habilidades asesinas.

Tim se carcajeó sin parar mientras que a Caleb le palpitaba una vena en la frente de la furia que sentía.

—Ah. Ya estacioné el auto, ¡gracias por esperarme! —exclamó Roger molesto a Shaun.

Este por respuesta, le sacó la lengua, siendo imitado rápidamente por el par de pequeños. Roger suspiró.

En ese momento, entre los brazos de Caleb, Christine se volvió como loca al ver a Roger.

—¡Tito, upa, tito, upa, tito, upa...! —decía la pequeña sin parar. Roger se rió al notarla.

—¡Ven acá, pequeña Chris! —dijo cargándola hasta montársela en los hombros.

La pequeña niña de reía sin parar, agitando los brazos como si fuera a volar o como si fuera la dueña del mundo. Roger se carcajeó un poco.

A Christine le encantaba estar en grandes alturas, y, aunque Caleb era muy alto, Roger le gana por unos treinta centímetros, así que ella se volvía histérica de la emoción cuando veía a su enorme tío.

—Ella definitivamente se va a morir por los hombres gigantes —comentó Tim a su lado, mirando la escena.

—No me sorprendería... —murmuró Caleb, también embelesado por la dulce sonrisa de su hija, ahora montada sobre la cabeza de Roger.

La tarde-noche fue bastante animada para todos. Mientras que Shaun le enseñaba algunas de sus maniobras locas a los niños, Roger y Tim se encargaban de la bebé.

Eso le dió algo de margen de descanso a Caleb, aunque igual tenía que mantener un ojo sobre Shaun, para que este no le enseñara nada muy peligroso a los niños.

Cuando se hizo la hora, él fue a la cocina a servir la comida.

El día había sido más dinámico y radiante de lo que Caleb había esperado.

Aunque se había divertido y distraído mucho.

Eso aún no era capaz de cubrir del todo el dolor en su corazón.

Ese día era uno de los más importantes para él, era el día en que perdió a alguien muy importante.

Se había prometido de antemano no llorar ese día, pero no pudo evitar sentarse unos segundos para soltar sus lágrimas.

Caleb lo extrañaba, lo extrañaba mucho.

A veces creía poder superar ese dolor... Pero entonces habían días como ese, que simplemente le mostraban que nunca podría superarlo del todo.

—... Lo siento, Brandon, lo siento mucho —murmuró Caleb entre lágrimas; al final se cubrió el rostro.

Entonces sintió el suave toque de alguien en su hombro.

—¿Cariño?

Caleb se volteó, sospredido, limpiando como podía sus ojos.

—A-ah. Volviste —dijo simplemente—, p-pero, ¿cómo?, si dijiste que llegarías mañana al mediodía.

—Eh. Es que justo cuando terminé de llamarte, solucionaron el problema en el avión, así que vinimos lo mar rápido posible. —Le tomó de las mejillas—. Supuse que algo así pasaría.

—L-lo siento, prometí que no iba a llorar, p-pero...

—Está bien, Caleb, si necesitas llorar, hazlo, no te contengas.

En ese momento, Brandon le dió un suave y corto beso en la frente y lo abrazó con fuerza.

—Me hiciste tanta falta hoy, me sentía tan vacío... Y solo...

—Está bien, amor, ya estoy aquí —murmuró Branson, masajeando su nuca—. ¿Fuiste a su tumba hoy?

—Sí, ya visité a Bryan. —asintió con la cabeza—. ¿Y tú?

—También lo ví unos minutos antes de venir a casa.

—Seguramente hechó chispas al verte —comentó Caleb algo divertido, tratando de cambiar los ánimos y parar de llorar.

—Sí, seguramente me quiera matar por haberte dejado solo hoy —comentó Brandon de vuelta—. Oye, me traje a Cameron para que se relajara un poco, anda gruñón porque todavía tiene demasiado trabajo que hacer —termimó divertido. Caleb bufó.

—Es que a él solo se le ocurre llenarse de trabajo en estos momentos, considerando su situación con-

—Quién diría que te gusta hablar a espaldas de otros, Caleb Prescott —espetó Cameron de mal humor, en la entrada de la cocina—. Se te olvidó tu bastón, hermano —dijo esta vez a su esposo, entregándole un bastón negro lustroso con un pomo redondo y dorado.

Aquella noche, cuando Caleb mató a Howard Cloud, clavándole un hacha en la cabeza.

Brandon había muerto entre sus brazos.

Y de camino al hospital, había muerto otras tres veces. Las apuñaladas habían sido muy profundas y la pérdida de sangre era muy grave, fatal, de hecho.

Fueron unos cinco milagros, no había otra forma de decirlo, al hecho de que Brandon respondiera al RCP y a la resucitación en cada ocasión, aunque a los pocos minutos volviera a estar en peligro, siendo la última la definitiva para estabilizarlo, cuando al fin lograron suturarlo y controlar sus valores.

Luego de eso, Brandon cayó en un profundo coma, los doctores no estaban muy seguros de que logrará despertar, había un serio daño cerebro cardio pulmonar, producto de las múltiples veces en que se paró su corazón y los minutos en los que estuvo muerto.

Esos días habían sido todo un carrousel para Caleb, que nunca supo con exactitud si Brandon volvería a abrir los ojos, especialmente cuando todos le decían que no despertaría.

Pero para sorpresa de todos, Brandon sí logró despertar, al mes y medio, de hecho, escapando así por fin de la venganza que había preparado Howard Cloud.

Aún así, Brandon no había salido ileso de ese ataque.

Una de las puñaldas de Howard Cloud, había golpeado la columna, y, aunque le operaron para reparar el daño, quedó con secuelas permanentes.

Sus piernas terminaron quedando algo afectadas, teniendo que hacer terapia para poder volver a caminar con la ayuda de un bastón.

Podía levantar pesas con sus piernas, pero nada extremadamente pesado, y correr estaba totalmente fuera de sus posibilidades.

Eso hizo que tuviera que dejar definitivamente su trabajo como asesor de la policía, o por lo menos, el trabajo de campo, pero Brandon decidió dejarlo del todo al final.

Él terminó montando una pequeña, pero importante empresa de asesoría financiera, que atrajo a algunas de las empresas más importantes en el mundo.

Entonces, luego de mucho tira y afloja por parte de los dos, ambos se casaron.

Y adoptaron a esos tres preciosos niños.

—Mira, señor gruñón, Tim está en el jardín, así que deja de una patada en el culo, agradéceme de que lo traje y ve a verlo.

Cameron no dijo nada al respecto, simplemente suspiró, gruñó un poco y salió al jardín. Brandon se sentó a su lado. Caleb lo observó de perfil.

Su hombre estaba radiante, en su hermoso traje negro con rayas plateadas, llevaba sus ahora permanentes lentes y su cabello impecable con alguna que otra cana.

Aunque este se pasó laano por el pelo y se lo desarregló, se quitó la corbata y el saco y se desabotonó un poco la camisa.

Desde que se habían casado, Brandon había tenido un cambio aterrador, había empezado a sentirse cada vez más y más incómodo en la ropa de trabajos, así que apenas llegaba a casa, siempre se ponía algo informal y ligero, a veces incluso vagaba desnudo si los niños no estaban en casa.

No es que Caleb se quejara mucho de ello, considerando que hombre seguía estando igual de fuerte que siempre, aparte de que había ido a un cirujano plástico, recomendado por su hermano, para tratar todas las cicatrices que tenía en su cuerpo, así que estas apenas y se notaban.

Brandon se las quitó más que todo, porque no quería ni asustar, ni avergonzar a los niños con estas; en cambio, sus tatuajes los seguía manteniendo.

—¿Estás mejor? —preguntó levemente, aferrándose a su mano y haciéndo que se apoyará en su hombro.

—Sí, te extrañé mucho estos días —murmuró, apretando unos segundos su agarre.

—Yo también te eché de menos, esas reuniones y conferencias son un martirio —comentó su esposo. En respuesta, Caleb besó suavemente su cuello...

Ambos se mantuvieron en silencio unos segundos.

—¿Sabes que mi mamá me llamó hoy y preguntó por ti como la mamat de los niños? —dijo algo divertido, Brandon se carcajeó fuertemente.

—¿En serio?, ¿ella también? —dijo sorprendido. Caleb bufó.

—Sí ella también —suspiró—, está costando mucho quitarle esa maña a Christine de decirte mamá, lo peor es que los niños la están copiando y te llaman mamá, ¡porque Shaun copia a la niña! —dijo incrédulo—. En serio, a veces pienso que en ves de tres hijos, tenemos cuatro.

Brandon no respondió el solo se carcajeó sin parar.

Entonces en algún momento, su esposo se detuvo y colocó una mano en su mejilla...

—No tienes que sentirte mal, Caleb, aunque nunca volveremos a ver a Bryan o a Cristopher, estoy seguro de que deben de estar felices por nosotros, por nuestro final feliz —dijo Brandon lentamente, frotando sumamente su cabello.

—Sí...

Entonces Caleb se separó de él.

—Aunque, ¿quién dice que este es nuestro final feliz?, este es nuestro merecido comienzo feliz.

—¿Nuestro comienzo feliz? —Brandon se rió, entre sorprendido y divertido.

—Sí, nuestro comienzo feliz.

Entonces, mientras que todos se divertían en el jardín.

Caleb besó al hombre de su vida suavemente.

Fin...

Hola chicos, seré breve debido a las condiciones en las que estoy publicando.

Aquellos que están preocupados por mi salud, debo de decirles que estoy mejor, de hecho, estoy bien, ya se solucionaron los problemas que tenía con el bulto, ya se desinflamó y todo, daría más detalles, pero no puedo, no en esta publicación.

Estoy sin saldo, con problemas en el teléfono, y con un WiFi horrible, y estoy publicando, más que todo porque deseo que vean el final de esta historia, la primera que publiqué y de la que estoy tan orgulloso.

Sé que prometí tres capítulos más y todo, pero cuando me puse a escribir, recordé lo que me dijo un amigo que me lee, debo decir solo lo más importante. así que en vez de buscar formas de extenderlo o algo, solamente escribí lo debía pasar, sin poner capítulos ni nada, cuando terminé, noté que no era tan largo como para dividirlo, aparte de que siempre he pensado que el último cap siempre debe ser el más largo, aunque en mi caso lo dudo 😅

Pueden comentar comentar o escribirme lo que deseen, pero advierto que voy a mandar mi teléfono a revisar, así que estaré en hiatus e incomunicado hasta nuevo aviso.

Hasta luego chicos, bye y perdón por no hablar bien