El tutor 41
Él no tuvo tiempo para pensar en eso, ni en cómo tenía los ojos abiertos todavía, ni en el enorme charco de sangre bajo su cabeza y el cómo los pedazos de carne salpicaban la zona y la pared, o en el agujero que había en su sien izquierda y que se volvía un boquete en lado derecho. Leer el pié pág.
El tutor 41
¡¡¡ABAJO TODO El MU-!!!
Brandon...
El suave jazz de los ochenta, envolvía la cocina como una suave canción de cuna. Mientras el saxofón soltaba un enérgico y algo melancólico solo, en los fogones chisporroteaba la grasa del tocino que se freía con sus propios jugos.
Brandon taratareaba el ritmo de la animada, pero triste melodía, mientras sazonaba el tocino con un poco de orégano y ajo, y preparaba a su vez una ensalada ligera, pero nutritiva para el desayuno y ponía a licuar un sabroso cóctel de frutas.
Una vez que terminó todo y comenzó a emplatar. Caleb apareció por la puerta, al mismo tiempo que la animada canción terminaba y comenzaba algo más lento, más candencioso. Su hombre aspiró con fuerza el delicioso olor de la comida, a la vez que terminaba de ajustarse la corbata.
—Wow. Huele realmente delicioso, amor —exclamó mientras lo ayudaba a servir el jugo—; extrañaba esta parte del día. Mi madre me odiará si escucha esto, pero nadie cocina mejor que tú —admitió algo ruborizado, colocando los vasos en su lugar. Él solo pudo carcajearse unos segundos.
—Oye, tú tampoco cocinas nada mal —animó a su hombre con un corto, pero sincero beso. Caleb le sonrió levemente, todavía sonrojado por el momento.
Ambos se sentaron del mismo lado de la mesa, y, tomados de la mano, comenzaron a comer bajo el ritmo de una canción un poco más actual.
—¿Y qué vas a hacer hoy? —preguntó Brandon antes de tomar un bocado de su ensalada.
—Oh. Hoy tengo una importante reunión en la oficina. Ya se están vendiendo los últimos puestos vacíos comerciales y empresariales que quedaban en la torre Magnus, así que se va a hablar un poco sobre eso —explicó Caleb—, también vamos a hablar sobre lo que toca desarrollar en la torre ya. Ya vamos por un setenta y cinco por ciento de su desarrollo, así que se va a decidir si comenzaremos a terminar los primeros pisos para que vayan siendo aptos para su uso dentro de dos meses.
Brandon asintió con una pequeña sonrisa a las palabras de su amado Caleb, que siguió explicando atentamente lo que le esperaba para ese día.
Ese momento, el poder comer tan tranquilamente y hablar de cosas cotidianas con el amor de su vida... Brandon había aprendido a valorar esos momentos, más que a nada en el mundo.
Y deseaba fervientemente, que, en algún momento, cuando pasará la tormenta que los esperaba afuera de esa pacífica burbuja, fuera así hasta el final de sus días
—¿Y tú?, ¿alguna tarea pendiente? —preguntó Caleb ligeramente cuando terminó de hablar.
—Oh. No mucho, prácticamente nada, estos últimos días han estado muy tranquilos, ya sabes —indicó lentamente, ajustando sus lentes. Caleb asintió simplemente.
El rostro de su hombre se veía normal... Pero él prácticamente podía palpar los nervios y la tristeza que embargaron a su amado con sus palabras.
Brandon no pudo resistirse; estiró el brazo y tomó suavemente de la nuca a su hombre, jalándolo hasta que llegara a su altura. Este se dejó pasivamente, Caleb hasta cerró los ojos cuando sus frentes se toparon suavemente.
—Todo va a estar bien, Caleb; tienes que confiar, amor mío —murmuró mientras acariciaba las mejillas de hombre. Caleb frunció levemente el ceño y asintió a los pocos segundos.
Ambos frotaron sus frentes lentamente unos segundos, era una costumbre que habían adquirido... Era para ellos, la caricia más pura e íntima que se podían dar.
De pronto Brandon se levantó y miró a su hombre unos segundos.
—Que le den al mundo, ellos pueden esperar un poco más —espetó con un gruñido. Caleb le miró divertido.
—¿Qué-?
Brandon se agachó sobre un Caleb y, soltando un gruñido, lo cargó. Su hombre soltó un grito ahogado y se aferró a su cuello por reflejo. Él lo soltó sobre la mesa.
—¡Brandon!, ¡¿que ra-?!
Caleb soltó un gemido involuntario cuando Brandon lamió su cuello lentamente, aferrándose a sus hombros con los dedos encrispados por el placer.
Él simplemente se dedicó a soltar los botones de la camisa de su hombre.
—B-brandon, n-nuestros trabajos... —gimió levemente Caleb, sin detenerlo exactamente.
—Que se vayan a la mierda, quiero estar contigo ahora mismo. Ya —susurró Brandon, para posteriormente chupar su clavícula, lo que le arrancó más gemidos a Caleb.
Empujó suavemente a su hombre para que se acostara y este lo hizo, empujando la comida a todos lados sin tirarla. Brandon con dedos realmente ágiles, soltó el resto de los botones de la cabeza azúl marino de su hombre, se deshizo del pantalón marrón oscuro y los mocasines negros.
Caleb quedó con la camisa abierta y la corbata ligeramente suelta. Brandon se deshizo de su suéter gris y se quedó con sus jeans.
Entonces tomó la tela de adelante del bóxer rojo de Caleb y le clavó los dedos, para luego rajarla por el medio. Caleb soltó un divertido gritito que le dejó rojo de la vergüenza.
—¡O-oye!, ¡esos bóxers me gustaban, y mucho! —exclamó molesto. Brandon le dió una cabrona sonrisa.
—Mañana te compro unos nuevos —dijo simplemente.
Antes de que Caleb pudiera quejarse, él se agachó y lamió desde la ingle, pasando por sus gordos huevos hasta llegar a su tronco, donde le dió algunas mordidas hasta llegar al glande y darle un beso. Su hombre soltó un gemido y su pene dió un respingón, comenzando a endurecer y crecer rápidamente.
Brandon lo miró a los ojos y ambos mantuvieron la mirada, mientras tomaba el cada vez más grueso pollón, y se daba golpes con él en la cara. El rostro de Caleb se tornó rojo y sus pupilas se dilataron un poco más.
Procedió entonces a comenzar a tragar el grueso pollón de veinte centímetros, mientras con su otra mano le masajeaba el ojal. Caleb tomó los cabellos de Brandon y lo empujó hacia abajo, obligándolo a tragarse toda la polla, aunque eso le generó una arcada.
Él lo dejó estar, a cambio, le penetró con un dedo, que hizo a Caleb gruñir de placer.
Su hombre comenzó a mover las caderas, penetrando así su garganta y, al mismo tiempo, penetrándose este con su dedo, que Brandon rápidamente cambió a dos, y que comenzó a rotarlos en su interior.
Caleb gemía desaforado, girando la cabeza hacia los lados sin parar. Brandon no pudo aguantar más y se bajó los pantalones, comenzando a masturbarse su chorreante verga llena de precum.
Caleb se masajeaba los hichados pezones mientras penetraba profundamente su boca.
Y esa vista, fue la gota que colmó el vaso para Brandon, que se sacó de golpe la verga de su hombre, salpicando por todos lados una mezcla de precum y saliva.
—Vamos, ven a mí —gimió Caleb, que intuyendo sus intensiones, abrió las piernas, mostrándole el ojete que lo tenía algo dilatado de la excitación que tenía.
Brandon se abalanzó hacia ese ojal, lamiendo rápidamente, devorándolo sin compasión. Caleb gimió más fuerte si cabe, sosteniendo sus cabellos para meterlo aún más entre sus glúteos.
El sonido de la saliva y los gemidos, impregnaron el comedor.
Brandon recogió con los dedos el charco de precum que estaba dejado su glande en la mesa, y comenzó a penetrar con ellos el ojete de Caleb, sintiendo el suave y jugoso tacto en su interior, girando los dedos y abriendolos como tijeras en su interior. Su hombre comenzó a bloquear y a soltar gemidos ahogados.
Subió por el cuerpo de Caleb, hasta que su glande se encajó en el ojete de su hombre, así que movió sus caderas para penetrarlo por completo. Caleb soltó un gemido de dolor a la vez que se sostenía de sus hombros.
Él no se detuvo, sacó casi por completo tu pollón para volver a penetrarlo de un poderoso golpe, el chasquido de sus pieles resonó por todo el lugar, junto con gemido efervecido de Caleb.
Así empezó a follar a Caleb con fuerza, como si quisiera meter todo su cuerpo en el interior de su hombre. El pollón de Caleb pulsaban y soltaba un hilo de precum que se volvía un charco entre sus abdominales, por cada embestida que le daba.
La mesa se bamboleaba con cada embestida, rodándose unos centímetros hacia adelante y hacia atrás con cada embestida que le metía.
Caleb estiró algo torpe los brazos, hasta alcanzarle los pezones, comenzando a rascarlos con las uñas, eso le arrancó algunos gruñidos y gemidos de placer a Brandon.
Él podía sentir, como el aterciopelado interior de Caleb, palpitaba sin parar, aparentando su pollón rítmicamente con las entrañas.
Así que Brandon, segado por la lujuria y el placer, tomó a Caleb por las piernas y las elevó a la vez que él también se subía a la mesa, haciendo que su hombre se encorvara hasta que sus pies tocaron la madera de la mesa por encima de la cabeza de Caleb, quien ahora tenía una vista de primera de cómo Brandon lo penetraba.
—B-bastardo, me va a doler la espalda m-más tarde —se quejó Caleb, pero aún así se dejó hacer, mientras Brandon solo se rió y comenzó a penetrarlo de nuevo, arrancándole gemidos nuevamente.
Así que, mientras lo penetraba, Brandon tomó el pollón de su hombre, y con él, apuntó a la boca, Caleb automáticamente se dió cuenta del detalle.
Esa postura ya la habían hecho contadas veces.
Y siempre terminaba de una sola forma.
Brandon aceleró sus embestidas de cero a cien, al punto que sintió la caliente fricción entre sus pieles.
Los ojos de Caleb se pusieron blancos de golpe, tratándo de arquearse del placer que le arrasó, aunque Brandon se lo impidió, manteniendo el control de su cuerpo.
Su hombre soltó un largo gemido que fue más como un lamento, a la vez que un continuo flujo de precum salía de su pollón y le daba en la boca. La vista era extremadamente morbosa para Brandon, que se lamió los labios inconscientemente.
No pasaron ni cinco minutos, cuando Caleb pegó un grito a la vez que su verga soltaba un largo y continuó chorro de semen directo a su boca.
Brandon sintió la potente presión del ojal de Caleb en su polla debido al orgasmo, apenas pudo dar una cinco embestida más, antes de que no pudiera aguantar más y terminará preñandolo con siete potentes trallazos de semen.
Brandon terminó prácticamente sentado sobre Caleb unos segundos, mientras este parecía ido del placer.
—¿E-estás bien? —le preguntó a su hombre algo cansado. Caleb solo asintió.
Brandon sacó con cuidado su pollón, que cada vez estaba más flácido, y bajó las piernas piernas de su hombre. Caleb gimió levemente del dolor cuando su espalda se enderezó.
Él terminó sentado en una silla, casando; hacía tiempo que no follaba tan rápido y tan duro, sin contar que todavía no estaba en su máxima for-
De pronto Caleb se sentó de golpe y comenzó a devorar su comida como si no hubiese comido en toda su vida. Brandon lo observó sorprendido.
—¿Pero qué...?
Caleb no respondió, terminó de comer y se levantó de la mesa, caminando rápidamente... O al menos, lo habría hecho si las piernas no le estuvieran temblando y tuviera que apoyarse de las paredes.
—¡Mierda, que voy tarde coño! —exclamó su hombre en apuros.
Brandon lo observó unos segundos... Y comenzó a carcajearse sin control, al punto de que tuvo de sostenerse del estómago.
—¡No te rías, estúpido!, ¡ayúdame a arreglarme de nuevo! —se quejó Caleb con las mejillas sonrojadas.
—Ah. Claro, claro, cariño, ahí voy.
Y efectivamente, Brandon ayudó a Caleb a subir, a bañarse y a vestirse, aunque ya para el final, su hombre ya había recuperado el control de su cuerpo.
—Me voy —soltó Caleb, mientras que el apenas se había puesto ropa interior—, nos vemos más tarde amor —se despidió rápidamente con un leve pico, Brandon sonrió de medio lado y asintió antes de ponerse los lentes de nuevo.
Siguió a Caleb hasta la puerta del garaje, donde esté agarró su auto y se marchó.
Solo entonces, la hermosa y algo dañada burbuja de felicidad en la que ambos vivían dentro de esa casa, explotó cuando Brandon observó cómo el auto de Caleb, era seguido desde muy cerca por tres patrullas de policía.
La mirada, hasta ahora brillante y risueña de Brandon, se tornó oscura, limitándose este a observar el suelo.
... Hacían ya dos semanas desde que Bryan había muerto a manos Howard Cloud, y la policía todavía no tenía pista alguna de en dónde podría estar el prófugo asesino serial.
Aunque Caleb parecía cada día mejorar mucho más y lidiar todavía mejor con los traumas que había sufrido hace siete años, él sabía que por dentro, su hombre todavía era un hervidero de nervios y temores.
Pese a que todos los cercanos a Caleb tenían custodia policial, incluyéndose él mismo... Eso no cambiaba el hecho de que alguien más podría morir, o que él o Caleb podrían morir en cualquier momento, a causa de ese hombre
Y esa era la propia pesadilla de Brandon.
—Por favor, déjanos atrapar a ese bastardo, por favor, que pague por todo lo que hizo —rezó por lo bajo antes de ir a vestirse.
Brandon hacía un buen tiempo que había perdido la fé por algún ser superior... Pero por Caleb, era sería incluso capaz de venderle su alma al diablo con tal de protegerlo.
Lo único que lo detenía de hacer esto último, era que Caleb lo mataría como se diera cuenta.
Así que se terminó de vestir con una camiseta manga larga color vinotinto; un blazer negro con mangas tres cuartos, jeans azul marino y botas oscuras.
Colocándose su carnet de asesor, su pistola en el cinturón y la de repuesto en el tobillo, salió en su auto hacia el departamento de policía, siendo escoltado por sus propias patrullas.
Caleb...
Cuando llegó al estacionamiento de la torre, ni siquiera pudo quejarse de su dolor de espalda o de su trasero, tuvo que salir a toda marcha del auto y subir a la oficina.
Incluso le tocó fingir demencia en el ascensor y controlar sus ganas de sobarse el trasero y la espalda, debido a que había una buena cantidad de personas, que si bien disminuyó a medida que subían a la cima de la torre, todavía quedaron un par de personas que llegaron a Diamond's junto con él.
Tratando de disimular la cogera que le había quedado producto de la brutal follada, se registró en recepción y automáticamente pasó a subir hacia su oficina, donde al fin se tiró en su cómodo sillón y suspiró.
Entonces frunció el ceño.
—Estupido Brandon, ¿cómo se le ocurre hacer eso a esta hora? —gruñó molesto.
"Pero bien que te gustó la follada que te metió" Le soltó su consciencia con un leve tono de reproche, lo que le hizo sonrojarse y congelarse en su lugar.
Últimamente se sentía... Diferente, más liviano, más en control, más estable. Caleb no sabía cómo describirlo con exactitud, pero en definitiva, ya no estaba sufriendo esos episodios de locura o los lapsos de recuerdos, y más aún, no escuchaba esas horribles voces.
Ya nada entorpecía sus emociones y sus deseos por Brandon.
Él todavía iba a terapia los fines de semanas, y le habían recetado algunos calmantes que tomaba de vez en cuando, pero aún así, él sabía en el interior, que quién más lo había ayudado era Brandon, y no era precisamente porque este estuviese planeando milimétricamente sus terapias.
Él podría decir, con total certeza en su corazón, que lo que Brandon hizo por él fue no rendirse, el estar siempre ahí, a su lado, pese a los múltiples incidentes que ocurrieron en todo el proceso, fue lo que más le ayudó, el que su hombre lo aceptara y esperara por él, fue en difinitiva su mayor alivio.
En un principio, se había molestado consigo mismo porque había alejado a Brandon en su momento. Si él no hubiera hecho eso, nada de lo que había sufrido en esto siete años habría pasado.
Pero luego de pensarlo bien, entendió que ese tiempo no era el momento para los dos. Él había estado demasiado herido y Brandon habría pedido demasiado de él en esos tiempos.
Lo más seguro, es que habrían terminado, no, más bien, él le habría cortado a Brandon al final y, seguramente, de una forma muchísimo peor a la que él usó, algo que hubiese sido definitivo e insoldable.
Y hasta ahí habría llegado la historia de los dos.
"Pero ahora tenemos una segunda oportunidad, la oportunidad decisiva de nuestro para siempre" Pensó más animado.
Caleb no pensó en vengativos asesinos seriales, ni tampoco en que ambos podrían morir a manos de quien estaba detrás de él; no, nadie iba interferir en ese pensamiento.
Él creía fervientemente en que ambos estarían juntos al final y así sería.
Estuvo arreglando sus papeles para la reunión, cuando Cris entró a su oficina.
—Llegas algo tarde —le indicó Cristopher con una leve sonrisa, para luego soltar una carpeta frente a él—. La información extra que manejaremos en la reunión.
—Ah. Okey, bien, gracias. —Caleb rápidamente ojeó el folio. Cris asintió antes de proseguir:
—Asegúrate de tener todo listo. Hubo un cambio de último momento, así que la reunión la haremos en la sala ejecutiva que hay veinte pisos más abajo —explicó Cris con un suspiro. Caleb saltó casi al momento.
—¿Qué?, ¿Por qué? —preguntó rápidamente. Cris levantó las manos.
—Calmate, Caleb, todo está bien —indicó con una leve sonrisa—, simplemente el aire condicionado de la sala perdió el gas y ya no enfría, y, considerando que la conferencia durará prácticamente todo el día, lo mejor es tener una sala acondicionada adecuadamente.
Los conserjes ya explicaron que fue un error de ellos, que se les traspapeló la orden para recargar el gas y que hoy mismo corregirán eso —terminó el rubio, lo que calmó a Caleb un poco.
Solo un poco.
—O-okey, en quince minutos estoy listo —susurró antes de mirar los papeles, esta vez cómo si fueran sus peores enemigos. Cris le dió unas palmaditas en el hombro.
—Vamos, Caleb, ten más confianza, es casi imposible que es bastardo esté detrás de esto —comentó Cris—. En veinte minutos te vengo a buscar.
Caleb se congeló, incluso cuando Cris se marchó.
"Cristopher tiene razón, debo dejar de ser tan paranoico" Con eso en mente, él suspiró y trató de relajarse lo suficiente como para que captar la información que debía de verificar antes de que Cristopher Stone volviera.
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La reunió trataba, más que todo, sobre las obras que la empresa llevaba en progreso, así como el presupuesto que se tenía para los materiales; tiempo estimado de entrega; posibles contratiempos que podrían ocurrir; mantenimiento de los trabajadores; sobre los patrocinadores y contribuyentes; el progreso en la venta y el alquiler de las secciones, entre otros temas más concernientes al manejo interno de la compañía.
Esa clase de reuniones era de las que más odiaba Caleb, ya que estas podrían tomar todo el día, al punto de que los participantes podrían llegar incluso a almorzar y hasta cenar dentro de la sala para ahorrar tiempo.
Incluso hubo una a la que se tuvo que dividir en dos días para poderla llevar a cabo, él lo consideraba como uno de los inconvenientes de trabajar en una de las empresas más influyentes y poderosas en New York.
Pese a que al principio había tenido algo de miedo, el hecho de que ya llevaran cuatro horas reunidos, y que todavía no hubieran tocado el tema de la torre Magnus, hizo que Caleb pasara de la paranoia al aburrimiento.
En la habitación habían aproximadamente unas treinta personas; el señor Clarkson estaba sentado en el fondo, bebiendo un té con su imperturbable sonrisa, oyendo atentamente toda la información que seguramente ya había leído en su totalidad y analizado.
Caleb siempre había tenido la sensación de que ese hombre, simplemente era alguien fuera de este mundo.
Él había estado anotando alguna que otra información y también había tenido que intervenir de vez en cuando, cuando se necesitaba alguna clase de información que le concerniera a su departamento, pero en general, la reunión estaba siendo más lenta y cansadora de lo que se esperaba.
De pronto, a su lado, Cris le dió un pequeño codazo.
—¿Ves? Te dije que no tenías que preocuparte de nada —indicó el rubio. Caleb le regaló una sonrisa cansada y asintió.
—Sí... Pero esto se está volviendo cansino. —Hizo una mueca de cansancio, que hizo a Cris reír un poco.
—Señor Prescott —lo llamó de pronto Darren Clarkson—. Sé que está cansado, todos los estamos, pero necesitamos que de su informe completo sobre el desarrollo actual de torre Magnus, por favor.
Caleb asintió y tomó su informe, pese a que ya había memorizado todos los datos, y pasó a darle una copia al señor Clarkson, quién le dió una amable sonrisa, para luego pasar a leer rápidamente el documento. Él lo observó unos segundos.
"¿Cansado?, ¡pero si parece fresco como una lechuga!" Pensó sorprendido de la antinatural resistencia de su jefe, que le recordó mucho a la de Brandon.
La habitación reuniones era una amplia sala con una mesa elíptica de madera, suelos de mármol de un lustroso negro, una pared estaba compuesta casi en su totalidad en cristal, solo el fondo, donde estaba el señor Clarkson, estaba hecha de hormigón.
Entonces pasó al frente de toda la mesa, rápidamente puso sus diapositivas en el proyector, iluminando toda la pared con sus gráficas y comenzó:
—Bueno señores, como verán, la torre está contrada cerca de un setanta y cinco por ciento. Debo aclarar que también estámos, pese a los inconvenientes en infortunios que han pasado, ciertamente estamos en al día con la fecha de entrega.
También, a partir de la próxima semana, se comenzarán a acondicionar por completo, los primeros diez pisos la torre , para que empiece a estar abierta al público y...
En ese momento Caleb se congeló, lleno de pánico y terror.
Todos le estaban prestándole atención, demasiada atención, al punto de que nadie, excepto él, noto el láser infrarrojo que entró por la pared de cristal de la sala.
Y que le apuntó a Cristopher Stone.
Caleb quería gritar lo que veía, pero se le formó un nudo en la garganta que le impidió siquiera gemir, y sus músculos se congelaron en su totalidad
Algo le decía que si no hacía nada, nada pasaría y todos estarían bien.
Los demás simplemente esperaron, expectantes a sus siguientes palabras en la exposición.
Solo Darren Clarkson, fue el único que frunció ceño, notando algo raro, y miró hacia donde él lo hacía.
Fue en ese preciso momento, cuando todo explotó.
Darren Clarkson se levantó de golpe.
—¡¡¡ABAJO TODO El MU-!!!
La pared de cristal explotó.
Al estar tan alto, una rafaga de aire, los empujó levemente hacia el agujero, antes de que se nivelara la presión en el lugar. Los gritos de sorpresa y terror llenaron la habitación.
Caleb, al estar parado, fue él más afectado, que cayó al piso algo aturdido.
Los empleados automáticamente se tiraron en el suelo, y aterrados, se arrastraron hacia donde estaba Darren Clarkson, ya que esa zona estaba relativamente resguardada.
Pero Caleb no.
Apenas logró recuperar la consciencia, él se rastró hacia la mesa, mientras los disparos atravesaban toda la sala.
No sabían de donde venían exactamente, solo los notaban cuando la mesa o la pared explotaban al ser atravesados por una munición de gran calibre, a juzgar por los huecos que deja-
De repente, justo cuando se cubrió con la mesa, sintió un fuerte ardor en un costado y se detuvo, sosteniendo con fuerza el lado que comenzó a sangrar profusamente. Él terminó arrastrándose hasta quedar totalmente debajo de la mesa, mientras que los demás empleados ya habían llegado al fondo de la sala, donde la pared de vidrio era ya de concreto.
Se revisó el costado, solo para ver un profundo, pero no grave, rasguño que ya podría ser considerado como corte.
Los gemidos de pánico de los demás, eran proporcionales a las balas que seguían entrando por la pared y que destruían toda la habitación y las balas perforaban la mesa, al punto de que comenzaba a caerse a pedazos, al igual que la entrada al salón de reuniones.
Caleb no era estúpido, él sabía que ese sujeto buscaba darle a él, así que decidió arrastrarse hacía la salida.
Fue cuando al fin lo vió con claridad al fin.
Cris estaba tirado en suelo, sin dar la menor señal de vida... Estaba muerto.
Él no tuvo tiempo para pensar en eso, ni en cómo Cris tenía los ojos abiertos todavía, ni en el enorme charco de sangre bajo su cabeza y el cómo los pedazos de carne salpicaban la zona y la pared, o en el agujero que había en su sien izquierda y que se volvía un boquete en lado derecho.
Caleb se arrastró sobre toda la sangre y la carne de Cris, para luego casi derrapar encima de la puerta de cristal hecha añicos y esconderse detrás del muro.
Casi al instante, los disparos cesaron. Caleb se levantó del suelo, lleno de su sangre y la de Cris, y miró a su alrededor.
Las personas en todo el piso estaban congeladas y asustadas, todos escondidos en donde podían.
Las balas habían vuelto todas las paredes de ese piso en queso suizo.
Caleb se levantó cómo pudo
—Llamen a la policía —espetó mareado, antes de caer sentado el piso.
—¡Caleb! —exclamó Darren Clarkson saliendo entonces del salón—. Dios, Caleb, estás muy herido —soltó alarmado, agachándose a su lado.
—Eh. N-no —balbuceó algo confundido—, solo tengo un rasguño en el cos-
Fue entonces cuando notó que sus piernas, rodillas, manos y antebrazos, estaban llenos de cortes.
—Ah. Los vidrios rotos —dijo simple, antes de volver a ver a su jefe—. Cris, Cris murió —dijo de pronto, alarmado como si acabara de recordarlo—, debemos de hacer algo con el cuerpo de Cris. Brandon...
—Basta, Caleb, estás en shock, debes de calmarte, vamos.
Pero lo que hizo Caleb, fue dormirse.
Brandon...
—¡QUIERO UN CERCO PERIMETRAL DE UNA MANZA Y LO QUIERO PARA AYER, SEÑORES! —gritó el capitán a través de los intercomunicadores—. ¡ESE BASTARDO NO PUDO HABERSE ESCAPADO TODAVÍA, ASÍ QUE QUIERO QUE CADA TRANSEÚNTE, CADA MALDITO VEHÍCULO, SIN IMPORTAR CUAL SEA, SEA REVISADO, QUIERO SABERLO TODO! Ese maldito no escapara hoy, ¿quedó claro?
Los policías en respuesta soltaron un rugido por la radio. Brandon y Roger en cambio se mantuvieron en silencio unos segundos.
—Roger...
—Lo sé, lo tengo, tendré cuidado —soltó su mejor amigo—, supongo que yo también soy un objetivo de ese psicópata.
—Ayudaste personalmente a salvar a Caleb e indirectamente a matar a Jax, ten por seguro que irá a por ti.
Su amigo no volvió a responder, solo asintió con rictus lúgubre en el rostro.
La camioneta se estacionó brevemente frente al edificio de Diamond's Contructions, lo suficiente para que Brandon se bajara; Roger salió disparado hacia donde se suponía que se originaron los disparos.
Algunos policías ya habían creado un perímetro despejado alrededor del edificio para controlar el flujo de personas que entraban y salían del lugar.
El plan era simple: Atrapar a Howard Cloud como fuese, vivo o muerto.
Brandon sacó su pistola en medio de la calle y entró al edificio con ella en mano. Si bien nada le indicaba que Howard estaba ahí, tampoco había nada que le dijera que no, y él no estaba por la labor de ir confiándose.
A todo aquel que se le atravesaba, le mostraba su identificación para que se calmaran.
Subió hasta el piso de la constructora y se dirigió hacia la recepcionista sin importarle si los guardias se alarmaban o no por la pistola que cargaba.
—Caleb Prescott, ¿dónde está?
La recepcionista automáticamente se levantó y caminó velozmente por un pasillo, él la sigió en silencio hasta llegar a la enfermería.
Al entrar, por fin encontró a su hombre, sentado en una camilla, con las manos, los antebrazos, las rodillas y las pantorrillas vendadas. El señor Clarkson estaba sentado en una esquina con uno de sus guardaespaldas personales.
Caleb le dió una mirada cansada al verlo entrar.
—Mató a Cris, lo mató de un disparo en la cabeza —dijo simplemente, con la voz apagada.
Brandon no dijo nada, simplemente atravesó la habitación y le abrazó. Caleb no correspondió su abrazo, pero sí dió un sonoro suspiro, como si al fin pudiera descansar. Él solo pudo cerrar lo ojos con impotencia.
—Le insistí en ir a un hospital, pero él se ha negado rotundamente —indicó Darren en ese momento—, supongo que tiene que ver con lo que ocurrió hace poco con el joven Bryan.
—Así es, pensamos que el asesino no podría intervenir en este lugar, pero...
Brandon abrazó más fuerte a Caleb.
—La policía está investigando y limpiando lo ocurrido, pero nosotros ya tenemos un conteo de lo ocurrido —indicó Darren Clarkson—, f0 loalleció Cristopher Stone y dos personas más, hay unos diez heridos, y dos en estado crítico en el hospital.
El asaltante, usó balas antiblindaje y expansivas, con toda la intención de hacer tanto daño como pudiera. Esperó a que la reunión llegara al punto en el que Caleb se levantó a dar su parte, para matar a Cris... Él quería que Caleb viera claramente cuando lo hiciera.
Después de eso, fue un ataque total e indiscriminado hacia Caleb... Ese sujeto disparó a diestra y siniestra, esperando que algo le diera de lleno, y se detuvo cuando Caleb salió de la habitación; si no lo hubiese hecho, seguramente hubiera seguido disparando y habría muchos más heridos —Terminó Darren lentamente. Brandon apretó los dientes, deseando tener a ese bastardo al frente por fin.
—Quiero matarlo.
Brandon se congeló, al igual que Darren y el guardaespaldas. Caleb se separó un poco de él, observando el suelo.
—Quiero matar a ese bastardo —repitió Caleb lentamente, saboreando las palabras—. Esto no ha acabado, él volverá por mí. —Miró a Brandon fijamente—. Y cuando lo haga, voy a matarlo lo más lento y dolorosamente posible.
Brandon tragó en seco y tomó a su hombre de las mejillas y dijo suavemente:
—Caleb, no puedes tomar la justicia por tus propias manos.
—Ese maldito viene claramente con intenciones de matarme. A ojos de la ley, es defensa propia —refutó Caleb con un leve gruñido—, y dudo que el estado me quiera demandar por asesinar a un bastardo que en sus días libres asesina, tortura y viola niños —espetó al final.
Brandon se quedó callado, algo frustrado porque Caleb tenía razón. Incluso si lograra matarlo y fuera a juicio por ello, nadie en su sano juicio lo inculparía, luego de escuchar el trasfondo de ese homicidio.
—Esas son palabras mayores, señor Prescott —indicó Darren Clarkson, con un gesto pensativo—, no diré que no podrás cargar con el peso de una vida, porque me parece obvio que sí puedes... Pero espero que cuando llegue el momento, sepas tomar la decisión correcta.
El señor Clarkson sacó un puro y lo encendió, pese a que era prácticamente una herejía al estar en la enfermería.
—Aunque claro, para hacerlo, primero tendrás que matar a los seguidores de este hombre —soltó de pronto.
—¿Qué? —dijo Caleb sorprendido. Brandon suspiró.
—Entonces usted también lo cree, ¿no? —preguntó. El señor Clarkson asintió, por lo que Brandon miró de nuevo a Caleb—. Esto que ocurrió aquí... Es algo demasiado complejo como para que Howard Cloud pudiera hacerlo solo, considerando que ahora todo el estado está en máxima alerta y hay una clara descripción saliendo a todas horas en televisión.
—Debe de tener uno o dos ayudantes, en el peor de los casos tres, y, seguramente deben de ser pedófilos "regenerados" —comentó Clarkson con un leve encogimiento de hombros—. Diría más, pero lo mío no son los homicidas, yo solo soy un hombre de negocios que piensa como uno.
Brandon y Caleb se miraron unos segundos, en esa clase de miradas que son toda una conversación.
Entonces él respondió:
—Puede ser, pero nosotros conocemos a alguien que sí es muy bueno en pensar como un asesino.
::::::
Cuando ellos entraron al Bloody Cross Gym's, ambos se pararon cuando escucharon en el fondo, en el exágono de combate, tres fuertes palmadas.
—Bueno chicos, hoy les voy a enseñar a matar correctamente a alguien con una patada —comentó alegremente Shaun, mientras que un numeroso grupo de hombres y mujeres estaban parados alrededor.
A diferencia de ese pequeño detalle, el resto del gym trabajaba de manera corriente, que para sorpresa de los dos, estaba más lleno que la última vez que fueron ambos.
Ellos saludaron al recepcionista que sin duda alguna los recordó de su última visita, y pasaron directamente al fondo, hacia la multitud.
—Este hombre de aquí, es Sergei Kovlozky, un hermoso espécimen de macho de dos metros y medio, que pesa más de doscientos treinta kilos de puro y delicioso músculo —explicó Shaun cantarinamente.
El hombre cuestión, era un gigantesco y aterrador hombre que parecía más una montaña de músculos que un humano, honestamente era impresionante.
Era calvo y tenía unos aterradores ojos grises muy, muy claros, con una barba castaño clara muy bien cuidada, su piel era prácticamente blanco nieve.
Estaba enfundado con todos los instrumentos habidos y por haber de protección, una gruesa camisa manga larga que casi le explota por los músculos, y unos shorts azul ocscuro.
Shaun estaba vestido simplemente con camiseta de tirantes negras y unos shorts blancos.
Algunos de los presentes parecían ser nuevos, porque simplemente se rieron por su forma de hablar o se incomodaban.
Otros por el contrario, simplemente asistieron firmemente, con respeto.
Casi que con miedo.
—Yo, por el contrario, soy un simple sujeto de un metro setenta y siete, que pesa unos ochenta y cinco kilos —estimó levemente, balanceándose entre sus pies—. Cada golpe que lanzan, tiene un porcentaje de la fuerza total de su masa. Hoy les voy a enseñar a lanzar una patada con el cien por ciento de su fuerza, más, el poder agregado en la fuerza de inercia.
Está técnica se tarda años en comprender en algunos casos, pero tienen que tener claro en la definición, que lo importante es usar todo el peso del cuerpo en la pata, coordinar todo el tren inferior y girar la cadera, más importante aún, la punta del pie, ¡nunca se les olvide la punta del pie! —amenazó con una sonrisa.
—Para que lo entiendan mejor, les daré una muestra de qué tan poderosa es esta clase de plantada. Sergei, vamos a darle.
El grandulón chocó los puños y se puso en posición de ataque.
Solo para la presentación, Shaun elevó los puños y se inclinó hacia adelante.
Entonces Sergei soltó un rugido y cargó hacia adelante como una estampida de un solo hombre.
Una persona normal habría al menos titubeado en esa situación... Pero debido a su falta total de emociones, Shaun simplemente silbó alegremente.
Entonces él pelirrojo dió un paso.
El siguiente golpe sonó como si una bomba hubiera explotado en medio del gym; algunos se dieron vuelta a ver qué ocurría, otros simplemente siguieron en lo suyo, ya acostumbrados a esa clase de anomalías.
El motivo por el cuál ese gym era tan famoso, era precisamente por Shaun Cooper y monstruosa habilidad de combate, eso Brandon lo tenía más que claro.
Honestamente, él creía que ese gym era el lugar más seguro en todo el estado. No lo sorprendería para nada, que Shaun mantuviera guardado en algún lugar, toda una armería o por lo menos artillería lo suficientemente pesada, como para destruir como mínimo tanques.
Caleb no podía estar más seguro que en ese lugar.
Todos los hombres y mujeres presentes, observaron atónitos, como la mole rusa cayó al piso en seco, con los ojos en blanco y sin el casco, ya que este salió volando, pasando las rejas de seguridad del exágono y terminando al fin en el suelo, justo a los pies de Brandon.
Shaun dió un par de palmadas nuevamente, sonriendo complacido.
—Por favor, cuatro chicos que quieran mover a Sergei. Gracias —dijo cuando cuatro chicos se movieron y arrastraron al gigantón a una esquina—. Ah. No se preocupen por Sergei, a él le gusta el juego rudo —canturreó divertido con un leve toque de picardía—. Como vieron, una patada así es más que suficiente como para desmayar a quién sea, y, si llegan a golpear en algún punto vital, las posibilidades de matar a la víctima con de un ochenta por ciento, y aumenta según el peso que se le ponga a la patada en relación con el tamaño del objetivo.
Pero créame chicos, vencerán en cualquier liga, en cualquier lugar, si logran dominar esa patada —acotó levantando el dedo índice—, y para que entiendan del todo la mecánica y los efectos de la técnica, la usaré en cada uno de ustedes. —Sonrió brillantemente.
La cara de todos se tornó pálida; automáticamente observaron a la mole rusa que solo daba como muestra de vida, una leve y algo torpe respiración.
—Por favor señores, hagan una fila y vengan a por mí de uno a uno, los que sigan despiertos moverán a los que...
Entonces Shaun se calló de golpe, cuando notó la presencia de los dos.
—¡Oh. Chicos, vinieron! —celebró Shaun con su acostumbrada sonrisa brillante y sus ojos muertos—. ¡Niños, por ahora descansen, hablaremos luego!
Todos los deportistas suspiraron aliviados al escucharlo. Shaun bajó del exágono dando suaves brinquitos y silbidos.
—Tú no cambias jamás, ¿verdad? —soltó Caleb con una sonrisa y negando con la cabeza. Shaun se encogió de hombros.
—Es que yo soy único y detergente —suspiró el pelirrojo con una mueca de suficiencia—. Que raro que estén aquí, chicos; ¿qué se les ofrece?
Brandon y Caleb se vieron unos segundos, su hombre obtuvo una mirada melancólica y miró fijamente a Shaun.
—Shaun... Cris está muerto —dijo simplemente.
Shaun tardó en reaccionar unos segundos, como si su cerebro estuviera recalculando.
La sonrisa del pelirrojo tomó un destello sádico, al igual que sus ojos.
—¿Y quiénes son los malditos a los que tengo que asesinar? —soltó sin siquiera parpadear.
Brandon y Caleb se observaron unos segundos.
—En realidad, lo que necesitamos es que protegas a Caleb por un periodo indeterminado, por lo menos hasta que atrapemos a Howard Cloud.
Shaun hizo un mohín de disconformidad, pero asintió.
—Pues puedo hacerlo tranquilamente desde aquí. Mi oficina está completamente articulada para que mi Calebcito trabaje y tengo un par de habitaciones vacías en el segundo piso.
—¡¿Tienes un segundo piso?! —exclamó Caleb, sorprendido. Brandon arqueó la ceja.
—¡Por supuesto que el edificio tiene segundo piso!, no es así de alto de gratis —exclamó Shaun divertido.
Brandon suspiró con una ligera sonrisa.
—Bueno, entonces te lo dejo en tus manos.
—Sí, tranquis, Brandon, mataré sin pensarlo a cuanto bastardo venga preguntando por Caleb.
Su hombre le sostuvo fuertemente el brazo en ese momento, mirándolo lleno de preocupación.
—Brandon, por favor, ten cuidado... Ese bastardo también va detrás de ti.
Él asintió con una ligera sonrisa, ajustando sus lentes.
—Estaré bien, ellos no sabes lo que les espera.
Caleb...
Él observó cómo Brandon Mayer se alejó con su clásico paso seguro. Caleb hizo un mohín de frustración, al sentir que no podía proteger a la persona más importante en su vida.
"O tal vez si puedo" Pensó lentamente, volteando a ver a Shaun.
El pelirrojo se le quedó viendo unos segundos antes de soltar una fuerte carcajada.
—Ay. Caleb, tú sí que eres un chico divertido —soltó su mejor amigo, antes de sentarse encima del escritorio—. Supongo que tú si quieres matar a Howard Cloud y compañía, ¿no?
—¿Cómo sabes que Howard tiene compañeros? —preguntó entonces, sin negar sus deseos de asesinarlo.
—Si Brandon te trajo, es porque hay demasiados frentes que no puede controlar, lo que significa que hay demasiadas variables, es decir, ayudantes que le permiten a Howard Cloud hacer lo que se le dé la gana, y ya debe de tener pruebas de que es así.
Caleb solo suspiró, sentándose junto a Shaun.
—En realidad, creo que Brandon necesita tu ayuda para encontrar a ese sujeto —soltó él con un leve encogimiento de hombros.
—... Mmm, nah. No creo —dijo Shaun, pensativo—, hay demasiadas variables que desconozco, tardaría mucho tiempo en descubrir por métodos comunes, la identidad de sus ayudanres y su ubicación —explicó—, en realidad, solo necesitamos hacer que se empiece a mover de manera llamativa y desorganizada, y la única manera de hacerlo, es mandando al diablo a sus ayudantes. Sin brazos, no le quedará de otra que tomar los riesgos él mismo.
—Entonces, ¿qué propones? —preguntó Caleb, algo confundido por toda la explicación.
Shaun lo vió sorprendido unos segundos, como si no comprendiera que él no pudiera entender de qué tema hablaba.
—¿No es obvio? Hablo de matar a los bastardos que asesinaron a Cris, sin siquiera salir de la manzana —indicó con una brillante sonrisa.
Continuará...
Hola chicos!!! Sí, lo sé, sé que cada vez tardó más en publicar y todo eso, lo sé y perdónenme por eso, tengo algunas cosas que comentar y sé que ciertas personas me van a matar cuando lo lean, pero bueno, empecemos por lo más sencillo.
Estámos llegando al final de la serie, como saben, quedan unos tres o cuatro capítulos más el epílogo, aunque creo que serán cuatro capítulos, porque este ha sido más corto de lo que tenía planeado.
Siguiendo lo que dije en otros capítulos, luego publicaré "el caballero de los cuervos" y "él luchó por mi vida".
Lo siguiente de lo que quiero hablar es que tal vez al final no lo haga.
Verán, hace poco descubrimos que estoy enfermo, como tal no sabemos todavía qué es, básicamente es un bulto que me salió de la nada en el cuello y que me provocó fiebre y dolores de cabeza por un tiempo.
Aunque ahora estoy bien, sigo teniendo el bulto. Me estoy haciendo los exámenes que me piden los médicos, pero estamos en Venezuela y el sistema de salud es un asco y es caro, así que los estamos haciendo poco a poco. Honestamente espero que solo sea un susto y ya, aunque dudo que sea algo tan simple...
Otra cosa que tengo que comentar es me estoy quedando ciego del ojo derecho, más ciego de lo que ya estaba XD antes me costaba ver de lejos, pero ahora, literalmente hace un par de semanas, aparecieron de la nada unas mancha grises en mi visión del lado derecho, es decir, que no veo nada en esas zonas, y pasó tan de pronto, que a veces me molesta el ojo o tengo dolores de cabeza alrededor del ojo, aunque últimamente no son tan frecuentes, supongo que mi vista ya se está acostumbrando a mi nuevo rango de visión.
Tampoco sabemos que es lo que lo causó y no me lo he tratado, primero quiero salir de un problema para montarme en el otro.
Mi travesía médica fue tan hardcore, que hasta me hicieron creer por una semana que tenía covid 😅
Para ser honesto, cuando comenzaron todos estos problemas, especialmente el de la visión, decidí automáticamente dejarlo todo, la escritura y los dibujos, que ya lo último lo tenía prácticamente abandonado.
Pero hace poco hablé con una persona muy importante para mí y que respeto, y me dió ánimos para seguir con todos mis proyectos, porque ella me advirtió que si abandonaba todo, me iba terminar comiendo la cabeza con mis enfermedades y condiciones, y sería contraproducente, así que le haré caso.
Así que decidí seguir adelante con todo, y fue por eso que salió este capítulo, debo disculparme de una con un par de personas que leerán y me regañarán por enterarse así, pero quiero decirles que no quería alarmarlos, son personas que tienes una vida algo complicada en este momento, y lo estaría aún más por algo en lo que no pueden hacer nada, pero igualmente gracias por preocuparse.
Bueno, eso es todo. Gracias por leerme. Pueden comentar, valorar el relato y/o escribirme al correo adeth.maldito@gmail.com. muchas gracias