El tutor 40

Locura, amor y tristeza decadente...

El tutor 40

Caleb...

Las paredes llenas de moho y húmedad; las bombillas defectuosas y parpadeantes; los suaves ecos de gemidos llenos de desesperación y dolor; el sucio y repugnante colchón; el frío desgarrador que se metía en los huesos y no se iba; la rechinante y oxidada puerta de metal...

Otra vez, él estaba en ese nauseabundo lugar otra vez.

Y ese sujeto, Howard Cloud, estaba de nuevo ahí, burlándose de él, echándole en cara que toda la situación, la muerte de Bryan, las futuras víctimas, que todo, todo era culpa de él.

Pero Caleb esta vez estaba decidido a acabar con todo.

—¡Todo es tu culpa, malnacido, todo! —gritó en carne viva, inyectando sus venas con furia, con deseos de asesinar a esa escoria.

Howard Cloud rió psicópatamente y lo miró con menosprecio.

—Niño inepto; pequeño, pequeño Caleb, tú no entiendes nada, estúpido.

Caleb se enojó aún más y apretó con fuerza. Howard Cloud hizo una mueca estraña y se calló en el acto, lo que le produjo una insana sensación de satisfacción, ni siquiera le importó o tomó en cuenta, el hecho de que el rostro de Howard comenzó a derretirse y a mostrar, partes del rostro de Brandon.

Su mente corría a toda velocidad, no pensaba con claridad; solo simple y llanamente, lo único que pasaba por su cabeza, era el asesinar a-

"Caleb..."

Él parpadeó levemente, pero no soltó el agarre.

"Caleb... Esto no es verdad, es una ilusión"

Caleb titubeó levemente. Él rostro deforme de Howard lo miró extrañado.

—¿Qué sucede, muchacho?, ¿acaso te gustó lo que mi pupilo y yo te hicimos?

Caleb bufó molestó y empezó a apretar...

"Amor, esto no eres tú, tú no eres así"

Caleb se congeló en ese momento.

—E-esa voz... —murmuró levemente.

"Tú eres tú Caleb, lo que sea que veas en esos momentos de oscuridad, es una mentira. Toda esa rabia, toda esa desesperación y violencia, todo eso, no eres tú, tú jamás harías algo así, jamás Caleb... Jamás"

Howard Cloud hizo una mueca feroz.

—¡Tus gritos, Caleb! ¡Tu dolor! ¡Tu exquisito sabor! ¡Ja, ja, ja, ja...! —dijo frenéticamente—. ¡Todo eso, tendremos todo eso y más!

Pero Caleb está vez no le hizo caso a sus incitaciones, él comenzó a respirar cada vez más calmadamente, soltando levemente el agarre.

El cuarto a su alrededor comenzó a difuminarse, a derretirse. La imagen de Howard también comenzó a ser intermitente.

Él parpadeó... Y ya no estaba en ese horrible cuarto, estaba en la casa de Brandon, sobre Brandon... Que estaba inconsciente y con el rostro rojizo.

—¡Br-Brandon! —exclamó asustado, levantándose—. ¡Oh. Dios mío! ¡Brandon, por favor desierta! —Tomó a su hombre entre sus brazos y le dió palmaditas en el rostro.

Las alarmas de Caleb se disparaban cada vez más al notar que Brandon no se mov-

Brandon tomó una fuerte bocada de aire y tosió con fuerza. Caleb lo sostuvo nerviosamente.

—B-Brandon, lo siento, en verdad, n-no sé cómo pasó; por favor, no me deja-

Su hombre lo calló al abrazarlo con fuerza por la cintura.

—Volvíste —susurró Brandon precupado, con la voz rota. Le tomó del rostro y le miró fijamente—. ¿E-estás bien?

Caleb solo pudo ver el rostro enrojecido de su hombre y su cuello amoratado; asintió, aguantando las súbitas ganas que le entraron de llorar.

Casi había matado otra vez a Brandon... Y este en respuesta, solo le preguntaba si él estaba bien...

Algo dentro de él le dolía mucho.

—Estoy... Bien, ¿de acuerdo?, todo está bien —susurró Brandon.

—P-pero... C-casi vuelvo a-

—No lo digas —le interrumpió—, no pasó y eso es lo que importa. —le sonrió levemente con una la diminuta mueca de dolor—. Ven, vamos a tomar algo para que te calmes.

Caleb lo ayudó a levantarse, y, aunque Brandon quiso encargarse de la cocina, al final tuvo que hacerlo él porque a su hombre le dolía mucho el cuello.

Y todo era su culpa.

Esto era lo que él había querido evitar, está situación de sentir que en cualquier momento podría asesinar a Brandon... Era una de las mayores pesadillas de Caleb, vuelta realidad.

Él terminó preparando una liviana comida para los dos y algo de manzanilla y leche con miel para él.

—Me contacté con él departamento de policía, les pedí que me dieran el día de hoy libre, antes de tratar... Con la situación de Bryan —explicó Brandon cuidadosamente—... Tú, ¿quieres ir a ver su cuerpo?

Caleb solo lo observó unos segundos hasta que no pudo aguantar más y comenzó a llorar. Brandon colocó suavemente su mano en su espalda.

—Caleb, nada de lo que ocurre es tu culpa, tú eres la víctima principal en esto —explicó Brandon con un leve rictus de preocupación—, nada, absolutamente nada, justifica lo que ese bastardo te hizo antes... Y lo que está haciendo ahora.

Caleb lo observó entonces, acariciando levemente su cuello. Brandon frunció levemente el ceño, seguramente tratando de ocultar su dolor.

—Claro que es mi culpa —refutó levemente—, así como fue mi culpa lo que acaba de pasar hace rato, también lo es que ese sujeto se fijara en Bryan. Por mi culpa todos van a...

—Eso no es así y lo sabes —le reprendió su hombre—. Caleb, nada de lo que ha pasado es tu culpa, ni siquiera lo que acaba de ocurrir; no te dejes llevar por esa clase de pensamientos, eso es lo que ese maldito desea.

Caleb solo pudo mirar fijamente la herida en el cuello de Brandon y asentir ante sus palabras.

Era tan difícil creer eso en esa situación, realmente era difícil hacerlo.

Pero si Brandon lo decía con tanta insistencia, él haría un esfuerzo en creerle.

::::::

Por enésima vez en esa madrugada, Caleb dió otra vuelta en la cama, sin lograr dormir un poco.

Luego de haber comido, Brandon le había dicho para dormir un rato y descansar durante el día, ya que ambos necesitaban fuerzas para lo que les tocaría hacer al día siguiente..

Caleb solo pudo ver el cada vez más obvio moretón en el cuello de Brandon y asentir a regañadientes; pese a que no tenía nada de sueño, Brandon tenía razón, él necesitaba reunir fuerzas para lo que vendría luego.

Aún así, no podía quitarse de la cabeza el momento en que vio a Brandon realmente vulnerable entre sus brazos; lo que él había provocado...

Caleb se levantó y fue a la cocina por un poco más de leche con miel. Al paso en qué iba, se iba tomar un litro entero del brebaje.

Al salir de la habitación, no pudo evitar detenerse en medio del pasillo y mirar hacia la habitación de Brandon. Por un segundo, pensó en ir a verlo, le preocupaba mucho el cuello de su hombre y las complicaciones que podría tener, así que fue y tocó levemente la puerta.

—¿Brandon? —murmuró con suavidad, entrando lentamente.

En medio de la penumbra, solo escuchó el lento respirar de Brandon, lo que le hizo desistir y devolver-

—¿Caleb? —preguntó Brandon levemente con la voz todavía algo afectada. Caleb se congeló—. ¿Ocurre algo?

Caleb titubeó unos segundos antes de susurrar:

—N-no puedo dormir, ¿me puedo acostar contigo? —preguntó nervioso, retorciendo el borde de su camiseta.

Brandon no respondió en un buen rato, lo que hizo desistir a Caleb y tratar de abrir la puerta de nuevo.

—Ah. Perdón, es solo... Es que me agarró de sorpresa tu propuesta —murmuró Brandon atropelladamente—. Claro, claro, puedes acostarte conmigo, solo déjame vestirme, que cargo solo unos bóxer y nada m-.

—No, está bien, sí quieres duerme así.

—Okey, está bien.

Caleb, casi como un autómata, se movió hasta acostarse junto a Brandon, ambos miraban hacia el techo. El silencio los envolvió por un rato.

—¿Estás bien? ¿No te sientes alarmado o repudiado cerca de mí? —dijo Brandon al final.

—... Es difícil sentir algo así en este momento, considerando que casi te maté hace una hora.

En ese momento Brandon se volteó hacia él y le tomó de la mano.

—Caleb, deja de pensar en eso, no pasó a mayores y eso es lo importante —desestimó Brandon simplemente.

Él lo escuchó atentamente, pero sin dejar de ver en la penumbra, el cómo Brandon lo sostenía con tanta naturalidad; este pareció notarlo y lo soltó.

—L-lo siento, lo hice sin darme cuenta..

—No, está bien —murmuró Caleb, tomando la mano de Brandon, hasta entrelazar los dedos. Se volteó de lado, haciendo que ambos se vieran de frente—. Es la primera vez que me tocas tan naturalmente, sin pensar en nada.

Brandon no respondió, solo respiró profundamente, mirándolo en medio de la oscuridad. Su cabello oscuro estaba algo alborotado, lo que le daba esa apariencia juvenil que llevaba años sin ver.

Sin darse cuenta, él se acercó muy, muy lentamente hacia Brandon, que se mantuvo congelado. Colocó su otra mano en la mejilla de su hombre y observó la herida en ella, que ahora era una fina y casi imperceptible línea en medio de la oscuridad.

—Siempre sales lastimado por mi culpa, Brandon —murmuró algo melancólico. Su hombre arropó su mano con la suya y cerró los ojos.

—Yo nunca te he tratado como realmente lo mereces, así que supongo que estamos a mano —indicó este con una leve sonrisa, antes de abrir los ojos y fruncir algo el ceño, preocupado—. ¿Estás seguro de querer hacer esto?

—No, para nada —reconoció en ese momento Caleb, tragando en seco para luego asentir—, pero también es cierto que deseo hacerlo con todo mi corazón... Llevo siete años deseándolo.

—Pues yo estoy nervioso —soltó Brandon—. No quiero que esto entorpezca nuestra relación más de lo que ya lo está.

Caleb asintió, recordando lo ocurrido el día anterior, durante la sesión de besos.

—Lo entiendo, pero... ¿Sabes qué?, que le den a los traumas, estoy harto de todo, especialmente de mí —bufó cansado, lo que le sacó una sonrisa a Brandon.

—Eso suena un poco más a...

Antes de que Brandon pudiera decir algo más, Caleb cerró la distancia entre ellos y unió sus labios. Automáticamente Brandon posó su mano detrás de la nuca de Caleb y profundizó el beso con fuerza. Él gimió levemente.

Esto era lo que necesitaba realmente. Nada de psicólogos, nada de terapeutas, nada de meditaciones.

Lo único que necesitaba, era a Brandon y dejarse llevar, realmente dejarse llevar; olvidarse de todo lo demás y simplemente... Estar juntos.

Caleb se acercó a él hasta que sus pechos se tocaron, hasta que sus piernas se entrelazaron y comenzaron a rozarse con fuerza. Él se dejó llevar cuando Brandon le tomó de la cintura y pegó sus pelvis.

Su polla apenas estaba despertando, pero la de Brandon ya pulsaba desesperadamente dentro del bóxer. Caleb gimió levemente y se aferró al pecho de Brandon; había pedido algo de musculatura y había ganado unas cuantas cicatrices más, pero para él, seguía siendo el mismo hombre altivo y hermoso del que una vez se enamoró.

Él frotó lenta y candenciosamente, los pezones de su hombre, que estaban duros como piedra y pulsaban casi tanto como su pollón, que comenzaba a mojar el bóxer. Caleb bajó una mano y comenzó a masajerle su larga verga.

Brandon simplemente gruñía lenta y continuamente, moviendo sus caderas contra su mano.

El olor a sexo comenzó a llenar la habitación, sus cuerpos también comenzaron a llenarse de sudor.

Caleb se separó un poco, lo suficiente como para que ambos pudieran recuperar el aliento, entonces se levantó y se quitó la camiseta y se quitó el bermudas a la vez que Brandon, todavía acostado, se quitó el bóxer.

Su pollón saltó por el aire y soltó una gota de precum. Brandon lo observó fijamente, mordiéndose el labio inferior levemente, extendió la mano le apretó justo en el glande. Un calambrazo de placer le hizo encogerse y paralizarse unos segundos; su pollón soltó un súbito chorro de precum, como si este ayudará a Brandon a masajearle más comademente.

Caleb gimió en voz baja cuando Brandon comenzó a masturbarlo y masajearle los huevos con las manos llenas de precum.

En ese momento se paralizó por completo, sintiendo... Cómo poco a poco el frío comenzaba a envolverlo y las risas a llenarle la cabeza, y la oscuridad a cubrirle la visión.

"Respira... Y vacía tu mente"

Caleb hizo precisamente, obedeciendo cuidadosamente a la calmada voz que sin duda alguna, reconoció como la de Brandon.

Entonces las sensaciones simplemente se desvanecieron y las risas se apagaron. Cuando recuperó la visión, reconoció a Brandon, totalmente desnudo y alarmado, llamándolo desesperadamente.

—Caleb... Me asusté -dijo preocupado—, te desvaneciste por unos segundos y creí lo peor. ¿Estás-?

Caleb lo calló con bes que tomó desprevenido a Brandon; rodeó su cuello con sus brazos y lo jaló consigo para acostarse, con su hombre encima de él.

—T-tomaré eso como un sí —balbuceó Brandon, atontado por el beso.

—Lo estoy, es solo... Que por un momento me perdí de nuevo, pero tú me salvaste —explicó lentamente, sin entender exactamente cómo funcionaba.

—¿Yo te salvé? —Brandon enarcó una ceja, confundido.

—S-sí, no sé cómo explicarlo... Simplemente escuché tu voz y obedecí... Y aquí estoy.

Brandon lo observó unos segundos antes de sonreí con suficiencia.

—Así que te salvé al final, ¿eh?

Caleb rodó los ojos.

—Oh. Dios; ya cállate, Brandon Mayer.

Brandon se carcajeó unos segundos. Caleb lo vió fijamente.

De alguna manera, esto se sentía como si volvieran a los viejos tiempos, donde simplemente eran felices y nada más importaba. Sin asesinos seriales detrás de ellos o traumas y alucinación que los separaran.

Eso le hizo sentir, como si un fragmento de su corazón, que no siquiera sabía que había perdido, volviera a su lugar.

Él observó entonces las marcas en el cuello de Brandon y le dolió el pecho.

Su hombre se cayó cuando sintió cómo Caleb se encorvó y comenzó a lamer su cuello.

—Lo siento, lo siento tanto, perdóname por favor... —murmuró sin parar de lamer se cuello. Brandon solo suspiró de placer y le tomó de la nuca, manteniéndolo ahí.

—Está bien, Caleb, está bien, ya pasó... Todo está bien ahora —murmuró Brandon, acunando su cabeza.

Caleb posó sus manos en el fuerte culo de su hombre y lo masajeó lentamente.

Brandon comenzó a mover sus caderas, frotando así sus cuerpos y vergas, que pasaron rápidamente del reposo a la erección en en cuestión de segundos.

Caleb lamía desde la clavícula, hasta el borde de su quijada, robándole leves gemidos a Brandon, mientras sus vergas se frotaban cada vez mejor por el sudor y el preseminal que manaba de sus cuerpos. Su hombre se agachó y comenzó a besarlo; sintió como metió la mano entre ellos y le colocó su pollón, entre las piernas. Caleb comenzó a subir y bajar, frotando su polla contra los huevos, el perineo y el culo de Brandon.

—Fóllame, Caleb, hazlo —ordenó Brandon mirándolo fijamente a los ojos.

Caleb no dijo nada, simplemente besó con fuerza a su hombre, mientras comenzaba a penetrarlo con uno de su dedos; sintió cómo la entrada de Brandon se forzó un poco, arrancándole un gruñido de dolor a su hombre, pero luego pasó sin problemas, sintiendo lo apretado y caliente que estaba por dentro.

Brandon gimió en su boca, comenzando a moverse este, para frotar el pollón de Caleb.

Él penetraba lentamente las entrañas de Brandon, toma un poco del precum que bañaba las piernas de su amado y volvía a meter sus dedos, poco a poco, subiendo la cantidad de dedos.

Cuando llegó a meterle cuatro dedos, Brandon rompió el beso y gimió fuertemente en su hombro.

—Fóllame, Caleb, fóllame ahora —ordenó Brandon con la voz ronca. Caleb simplemente asintió sin dejar de besarlo.

Entonces Brandon se alzó, y, sin decir nada más, se elevó lo suficiente como para que el gordo glande de Caleb quedara a la altura de su entrada.

Lentamente, Caleb sintió como penetró el caliente interior de Brandon, palmo a palmo, pedazo a pedazo, sintió su pollón entrar en calor y en un lugar muy apretado. Gimió con fuerza y se arqueó, acelerando un poco su entrada. Brandon inspiró con fuerza y, con un rugido, se clavó de golpe la mitad que le faltaba.

Brandon respiró con fuerza unos segundos, aguantando. Caleb sintió como las paredes palpitaba rítmicamente sobre su pollón, como un corazón.

—Mierda, no la recordaba tan gorda —dijo Brandon con un leve gruñido de dolor.

Antes de Caleb pudiera decir algo, Brandon le atenazó los pezones con fuerza y comenzó a cabalgarlo lentamente. Él solo pudo gemir de dolor y, dejándose hacer, sintiendo el resbaladizo interior de su hombre a causa de su abundante precum, y, sintiendo también con sus pezones se hinchaba entre los dedos de su amado.

Los gemidos aumentaron en la habitación, seguido al sonido de aplausos, cuando Brandon comenzó a clavarse su verga cada vez más fuerte y decisivo.

El pollón de Brandon saltaba con fuerza; era tal su excitación, que iba soltando hilos e hilos de precum que bañaban el estómago y pecho de Caleb e incluso a veces le llegaban a la cara.

Ambos se miraban a la cara, aunque la mirada de Brandon parecía algo perdida, con el sudor bañando su frente y un leve hilo de saliva cayendo de la comisura de su boca. Caleb estaba seguro que de él se veía igual.

El sonido húmedo de la penetración se hizo cada vez mayor y el placer acumulado en sus huevos, tenía a Caleb a punto de ebullición, sentía como si su piel ardiera en vida. Brandon retorció un poco más duro sus pezones en una cabalgata donde se enterró tan duro y profundo su polla, que la hizo algo de daño en los huevos.

El disparo de dolor y placer, lo llevó al borde.

Caleb rugido y se aferró al culo de su hombre, cuando sintió que la visión se le volvía borrosa con cada disparo de semen que soltó en el interior de Brandon, quién gimió levemente con cada uno de ellos, apretando su ano para ordeñar su verga lentamente.

Al final Brandon se detuvo y se sentó sobre él, exhausto, aunque no se sacó su pollón, que todavía estaba bastante duro.

Caleb se impulsó y se sentó, Brandon lo esperó con los brazos abiertos, envolviendo su cuello, antes de comenzar a besarse de nuevo; esos besos salvajes y a la vez tiernos que tanto les gustaban.

Brandon se separó un poco y le tomó de las mejillas, mirándolo fijamente para luego juntar sus frentes.

—Te amo, Caleb.

Él simplemente frotó su frente con la de su hombre.

—Yo también te amo, Brandon, te amo tanto...

Entonces su hombre le abrió levemente los labios, solo lo suficiente para dejar una rendija, y soltó un hilo de saliva entre estos.

Eso excitó en demasía a Caleb, haciendo endurecer del todo su verga de nuevo. Brandon comenzó a moverse de nuevo, llenando así la habitación con sus gemidos una vez más.

Caleb se aferró a la espalda de Brandon y la arañó suavemente, haciendo que Brandon gimiera y acelerara su cabalgata.

Su hombre saltaba tan duro, que sentía el semen rebosar su culo como si fuera espuma y caer en hilo hasta bañarle los huevos. Caleb se había corrido bastante, por lo que el semen y el precum se estaban acumulando debajo de él, bañando las sábanas y su culo.

Caleb se mesía como podía, pero Brandon era quién controlaba la cabalgata en sí, autopenetrándose con fuerza y brío.

El placer estaba fulminando el glande de Caleb por lo fuerte que se movía su hombre, se iba a correr de nuevo.

—M-me corro de nuevo —murmuró justo antes de abrir la boca ampliamente con una mueca de placer y soltar un gemido ahogado.

Brandon aceleró aún más, si es que era posible, soltando un rugido mientras se corría sin siquiera tocarse, temblando sin parar entre los brazos de Caleb, soltando semen como una fuente, sin parar, hasta bañarles los pechos y los estómagos.

Caleb cayó en la cama y Brandon tembló solo un poco más, soltando un par de débiles chorros.

Ninguno dijo nada, simplemente respiraron entrecortadamente, hasta que el pene de Caleb salió por sí solo del interior de Brandon junto con un pequeño chorro de espumoso semen.

Entonces él se giró lentamente hasta quedar bocabajo, dejando su culo y su entrada, bañados de semen y precum, frente a Brandon.

—B-Brandon... Fóllame también, por favor —suplicó levemente. Brandon solamente le tomó de las nalgas y las masajeó levemente, antes de observarlo a los ojos algo preocupado.

—¿Estás seguro?

Caleb asistió lentamente.

—Lo necesito, necesito tenerte a dentro, para olvidar —susurró lentamente, dejando el final a interpretación. Brandon asintió entonces—. Sin dilatarme... Necesito sentir el dolor, como si está fuera nuestra primera vez.

Su hombre asintió nuevamente, para luego buscar su mano entre la oscuridad del cuarto y apretarla.

—Esta es nuestra nueva primera vez; juntos, siempre.

Caleb asintió y parpadeó rápidamente, aguantando las lágrimas que quisieron salir en ese momento.

Brandon le obedeció sin rechistar y subió por su cuerpo, hasta que Caleb sintió, cómo el glande de su amado se topó con su entrada, y, cómo Brandon empujó levemente, solo lo justo para que la punta penetrara suavemente su ano por un segundo, como si fuera un beso de disculpa.

Entonces comenzó a penetrarlo muy lentamente, pero sin detenerse.

Caleb se aferró a las sábanas con fuerza y gruñó duro del dolor, pero nunca pidió que parara, incluso, aunque sentía que el largo pollón le estaba partiendo en dos y le dejaba las entrañas al rojo vivo.

Cuando la pelvis de Brandon chocó con su culo, Caleb agradeció mentalmente que terminara, porque estaba cerca de perder el conocimiento.

Irónica y extrañamente, eso le hizo sentirlo justo como la primera vez que Brandon lo penetró.

Su hombre esperó pacientemente a que su dolor se mitigara y que el precum le rellenara y aliviara el interior; mientras le besaba suavemente la espalda y le masajeaba el pecho y las piernas.

En algún momento que Caleb no dicernió, comenzó a mover su cadera, sintiendo ya casi sin dolor, como el pollón de su hombre entraba y salía levemente, eso fue el indicativo que necesitó Brandon para comenzar a moverse.

Caleb gimió con fuerza al sentir como el inmenso glande de Brandon barrenó su interior, seguido de su gordo tronco, lo sintió llegar hasta muy en el fondo, violando todos sus puntos. Sus ojos se llenaron de lágrimas del placer abrumador que sintió... Hacia años que no sentía esa clase de placer tan intenso.

Solo Brandon lo hacía sentir así, el mismo hombre que gruñía con la frente pegada a su espalda, mientras embestía en su interior cada vez más duro.

—Tan apretado, tan, tan apretado... No voy a aguantar mucho —gruñó Brandon levemente.

Caleb no respondió, estaba ido del placer, moviéndose como podía, sintiendo y amando el casi continuo frotar del glande de Brandon contra su próstata, que palpitaba como loca. Trató de apretar su entrada rítmicamente sin importarle si dolía o no, consiguiendo que Brandon soltara un alarido de placer.

Su hombre le embistió realmente duro y rápido, al punto de que el dolor se mezcló con el placer, confundiendo su mente; al punto, de que los dedos los pies se le arquearon y los ojos se le voltearon.

En menos de cinco minutos, Caleb se corrió sin tocarse o frotarse con algo, gritando casi como loco. Brandon se clavó en su interior por completo y sintió, cómo llenaba su interior con chorros calientes en medio de un potente rugido.

Él cayó inherte en la cama y Brandon le siguió, tirándose a un lado con cuidado de no hacerse más daño. Sintió como el semen salía de su interior, poco a poco con cada bocanada que daba su ano.

Ambos se mantuvieron en silencio unos segundos.

—Eso fue... —murmuró Brandon lentamente.

—Increíble —completó él con un suspiro, sin moverse.

—¿Te duele el culo? ¿Quieres ir a bañarte? —preguntó rápidamente su hombre con un gesto preocupado, lo que sacó una sonrisa.

—No y no... Solo quiero acostarme contigo —explicó divertido, lo que le sacó una sonrisa a Brandon también.

Así que Brandon se acostó y él apoyó la cabeza en su pecho.

Brandon...

La mañana comenzó con el suave despuntar del sol en el horizonte, no obstante, la luz no entró en la habitación de Brandon, que se mantenía en penumbras por las cortinas.

Aún así, él ya estaba despierto, observando fijamente a su amado Caleb, que acostado en su pecho, dormía plácidamente. Él no pudo evitar soltar una suave y algo triste sonrisa.

Al fin tenía a su hombre a su lado; sin complejos, sin traumas de por medio o absurdas ideas o romances atravesados. Luego de prácticamente siete años, Brandon al fin tenía a Caleb nuevamete... Al fin.

Pese a eso, todo el momento estaba teñido con un tinte amargo.Brandon no podía parar de pensar en el costo de esto; alguien muy bueno había muerto y los allegados de Caleb estaban potencialmente en peligro... Más que todos, él mismo estaba en peligro.

"Esta vez no sé repetirá todo, Caleb, está vez sí te protegeré... Cueste lo que cueste" Pensó lentamente, frotando levemente los cabellos chocolates de su hombre.

Automáticamente Brandon pensó entonces en los anillos, que seguían guardados, esta vez juntos, en su cómoda.

Tal vez, pese a la situación, era el momento indicado para volver a proponérselo a Caleb, o por lo menos, para que usara los anillos que llevaban años esperando por su verdadero dueño.

Brandon suspiró un par de veces, sin dejar de acariciar la frente de su hombre.

—... Sí sigues suspirando así, vas a desinflarte —murmuró levemente Caleb con una diminuta sonrisa, lo que le hizo sonreír a él también.

—¿Cuánto llevas despierto? —preguntó curioso.

—No mucho, unos cinco minutos antes de que me acariciaras —explicó su hombre antes de aferrarse un poco más a su piel.

Brandon no lo dijo, pero luego de que Caleb huyera de él durante tanto tiempo, la sensación de que se aferrara a su piel, se había vuelto adictiva, mucho más de lo que era antes.

—Caleb... ¿Te sientes bien? Quiero decir, que si no te molesta tocarme o estar tan cerca de mí —indicó algo incómodo.

Caleb tardó unos segundos en responder.

—... Sí, honestamente, sí me siento incómodo —reveló, levantando la cabeza para verlo unos segundos—, pero, ¿sabes? Es algo extraño, siento que puedo enterrar la sensación en el fondo de mi cabeza... Y simplemente no pensar en ella. Quiero más estar contigo, que estar alejado de ti.

Los ojos Brandon se llenaron de lágrimas por unos segundos, llenando de preocupación a Caleb.

—Oye, ¿qué-?

—Lo siento, lo siento, es solo que... Hacía tanto que esperaba escuchar esas palabras, saber que querías estar a mi lado. No puedo evitar ponerme así, escucharlas ahora me hacen sentir muy feliz —dijo conmovido, limpiando como podía las lágrimas. Caleb también sonrió algo afectado y subió hasta su rostro.

Antes de que Brandon pudiera decir algo, Caleb le besó suavemente, arrancándole un leve gemido.

Caleb aclopó su cuerpo al suyo y posó sus manos en su pecho, sus labios se separaron con un leve estallido, antes de volverse a unir. Brandon simplemente colocó las manos en las caderas desnudas de su hombre, justo antes de tocar la curvatura de sus glúteos.

Ninguno de los dos se movió durante unos minutos, solo se dedicaron a llenar la habitación con los húmedos sonidos de su amor, que se fortalecía con cada segundo en el que pasaban sosteniéndose.

Entonces Brandon se separó un poco, lo que hizo que Caleb simplemente apoyara la frente en la suya. Permanecieron así durante unos segundos.

—No quiero hacer nada más contigo, por lo menos por ahora —dijo de pronto, provocando que Caleb abriera los ojos—, hoy tenemos que lidiar... Con lo ocurrido con Bryan y con el hecho de que Howard Cloud anda por ahí, y no me sentiría cómodo haciendo esto.

Los ojos de Caleb se llenaron de dolor unos segundos, este suspiró para luego darle una mirada más dura y llena de determinación. Asintió levemente.

—Estoy de acuerdo —dijo Caleb antes de volver a cerrar los ojos.

—... Pero aún así, sí quiero darte algo que me gustaría que tuvieras —prosiguió algo incómodo—. No es que tengas que usarlos, solo me basta con saber que ya están en tus manos.

—¿Qué cosa es?

Brandon no respondió, simplemente ambos se sentaron y él prendió la lámpara, para luego abrir el cajón y sacar las cajitas de terciopelo. La respiración de Caleb se detuvo al verlas juntas y reconocerlas.

—Brandon... —dijo Caleb, totalmente anonadado. Él rostro de Brandon se tornó levemente rojo.

—Como dije, no es que quiera que los uses, pero me gustaría que nunca más, volvieras a abandonarlos, Caleb. —abrió las cajitas y sacó el anillo de plata y el anillo de oro con el cristal de rubí y zafiro—. Son lo más cercano a votos de amor que tenemos.

—No los volveré a soltar, no lo haré —prometió Caleb de inmediato. Brandon lo observó unos segundos y asintió.

Él le dió a Caleb los anillos, y este, cuidadosamente, los observó y detalló, haciendo sentir a algo ansioso a Brandon.

Entonces su hombre de pronto encajó los dos anillos, volviéndolos en uno solo... Y se los puso, quedando el anillo perfectamente en su dedo. Brandon carraspeó, tratando de controlar el sentimiento que devoraba su pecho y le hacía sentir el hombre más afortunado del mundo.

—Es perfecto, como su dueño —dijo con un boba sonrisa en el rostro. Caleb se sonrojó antes de sonreír también.

—No —refutó Caleb de vuelta—, este anillo es como tú, esperfecto para mí a pesar de lo mucho que tardó en estar en su sitio.

Brandon no pudo evitarlo está vez, comenzó a llorar.

—Y-yo, l-lo siento, es que-

Caleb lo abrazó con fuerza.

—No tienes que decir nada al respecto, Brandon, simplemente, no es necesario —murmuró en su oído, frontando su espalda; eso le calmó algo, pero igual siguió llorando.

Ambos se mantuvieron así el tiempo necesario, aferrándose el uno al otro, encontrando nuevamente las esquinas donde uno encajaba con el otro.

Eso era todo lo que necesitaba Brandon en ese momento, y como siempre fue, es y será, Caleb lo entendió y fue lo que le dió.

::::::

Cuando ambos llegaron al estacionamiento del departamento de policía, se mantuvieron unos segundos en el auto, preparándose mentalmente para lo que venía. Él se aferró a la mano de Caleb y este se la apretó con fuerza.

Ambos tenían que ir a lidiar con lo ocurrido con Bryan; Brandon tenía que ir a ver las evidencias del caso; Caleb quería ir a ver el cadáver de Bryan; también debían de ir a ver a Tim y a Molly; sin contar, con el hecho de que debían de advertir a los demás sobre lo ocurrido, especialmente a Daniel y a Helen.

En definitiva, tenían un largo día por delante.

—¿Estás bien? —preguntó en medio del silencio. Caleb respiró con fuerza unos segundos.

—No, no lo estoy, ¿y tú?

—Yo tampoco... Pero hay que hacer esto.

Caleb asintió, también dispuesto a ello.

—¿Quieres que vaya contigo a ver a Bryan?

—... No, me gustaría estar a solas con él unos minutos, luego iré a ver a Roger —indicó Caleb mirando a la nada. Brandon asintió en respeto a su desición.

Así que con un doble suspiro por parte de ambos, enfrentaron el principio del día.

::::::

Con un suéter de cuello de tortuga de color café; un pantalón de vestir negro ajustados a sus gruesas piernas y unas botas azul marino. Brandon ajustó sus lentes y entró a la oficina de Roger.

El grandulón de piel bronceada, cabellos rubios claros y ojos verdes, vestido con una camisa roja manga larga; una corbata negra; unos jeans cafés y mocacines negros, tenía una mirada cansina y agotada; observaba todos los informes y fotos que estaban cuidadosamente ordenadas en la pizarra de cristal que había en el fondo. Brandon se paró a su lado y observaron juntos, en total silencio, las pruebas.

Los ojos de Brandon salieron disparados directo a donde se veía cómo habían encontrado el cadaver de Bryan.

Había sido amarrado y amordazado; su rostro parecía calmado, incluso con la enorme jeringa que sobresalía en su pecho, justo sobre su corazón.

—... Esto nunca es fácil —murmuró Roger de pronto, con el rostro compungido—, y es una mierda total, cuando se trata de alguien conocido... Más si se trata de alguien como Bryan.

Brandon asintió ante sus palabras; con un pequeño gruñido, él dijo:

—Le haremos pagar por esto.

Entonces notó que en el borde de la pizarra, una pequeña foto de Bryan antes del accidente, sonriendo brillantemente.

Se le quedó grabada en el pecho una sensación hueca. Carraspeó.

—¿Qué ocurrió? —preguntó entonces.

—Alguien se infiltró en el hospital, robo un carnet, llegó hasta Bryan, lo redujo, lo ató y lo amordazó, luego le atravesó el corazón con esa jeringa. —Señaló la foto principal—. El laboratorio encontró una cantidad demencial de adrenalina en el cuerpo de Bryan. La muerte fue casi instantánea, no duró ni dos minutos.

Brandon apretó molesto su maletín, antes de dirigirse al escritorio. Tironeó un poco su cuello al sentir algo de incomodidad y dolor.

—Yo te traje algo más como de evidencia —declaró, sacando una bolsa de evidencias con la nota que le llegó a Caleb—. Quién mató a Bryan, fue Howard Cloud.

Él tiró la bolsa en la mesa y Roger se quedó mirando la nota unos segundos. Volvió a rotar el cuello.

—¿Cómo está Caleb? —preguntó el grandulón en un murmullo.

—Soportándolo como puede... Está destrozado, cree totalmente que es su culpa —explicó antes de limpiar sus lentes, lo que le hizo doler el cuello un poco más.

—Mierda.

—Ni que lo digas.

—Por suerte, o por desgracia —prosiguió Rger—, tuve la sensación que algo así pasaba, aunque esperaba lo mejor, pero ya me comuniqué con el señor Daniel y puse en sobre aviso a la policía sobre esa posibilidad y pedí escoltas policiales para todos los cercanos a Caleb y a Bryan.

—Caleb se está quedando conmigo, porque el bastardo se infiltró en el San Johns también —gruñó Brandon, molesto y frustrado.

—En estos momentos no sabemos qué apariencia tiene Howard Cloud, lo único que no pudo haber cambiado, es la estatura —indicó Roger un tono de extrema preocupación.

Brandon se sentó en la orilla del escritorio y se masajeó el puente de a nariz.

—Sí, sí... Lo sé. Básicamente, estamos en la misma situación que hace siete años, pero peor —suspiró levemente desesperado—. Un maldito asesino serial está detrás de Caleb y cualquiera que él considere valioso para él; no sabemos cómo se ve o donde está... Así que solo podemos esperar atraparlo en medio de un intento de asesinato contra cualquiera de sus posibles blancos.

Brandon se masajeó discretamente el cuello, aliviando al fin un poco su dolor, pero igual, esta vez no pasó desapercibido para Roger, que preguntó:

—Oye, ¿qué te pasa en el cuello?

—¿A qué te refieres?

—A que no has parado de girar el cuello y ahora te lo masajeaste —explicó el teniente, algo preocupado.

—Ah. No es nada, es solo que dormí muy mal ayer; las cosas con Caleb están algo tensas por todo lo que pasó.

—Lo puedo imaginar. —Roger se dirigió a una esquina, donde tenía una mini nevera—. Caleb debe de estar al borde del colapso.

Brandon solo pudo asentir, observando la evidencias.

—Ahora mismo está en la morgue, quería ver a solas el cuerpo de Bryan.

—Bueno, Max seguramente lo dejará pasar. Bryan no tenía heridas graves y la autopsia ya debe de estar terminando... Tim debería de estar haciendo los trámites para recuperar el cuerpo. —Roger se paró a su lado—. Ten, aquí tengo una compresa para el dolor, déjame...

Pero cuando Brandon fue consciente de lo que Roger pretendía, este le bajó el cuello de tortuga, viendo al final el horrible hematoma que le había dejado Caleb.

Los dedos de sus manos de su hombre, estaban firmemente marcados pese a lo moreno de su piel, así de duro lo había ahorcado. Roger le miró fíjamente el cuello antes de exclamar:

—¡¡¿Pero qué mierdas?!!

Antes de que los detectives escucharan, Brandon cerró la puerta y le puso seguro. Roger le miró con incredulidad.

—Ro-

—¿Con quién carajos te peleaste? ¡¿Te encontraste con Howard Cloud?! —exclamó Roger, asustado.

—Eh. No —indicó rápidamente, antes de mirar a su alrededor, incómodo—... Fue Caleb, de hecho.

Antes de que Roger pudiera decir algo más, él le explicó la situación de lo que ocurrió... Su mejor amigo solo le observó fijamente por lo que fueron casi diez minutos.

—Por Dios, ya dí algo, que me empiezas a preocupar —indicó cuando se sintió extremadamente incómodo. Roger lo miró incrédulo.

—Brandon... Caleb sufrió un ataque de psicosis que comenzó, con él apunto de matarte, otra vez, y que terminó en ustedes teniendo sexo jodidamente caliente, pese a los traumas de este. —Se cruzó de brazos—. No sé qué coño decirte, aparte de que son la pareja más tóxica y rara que he conocido en mi vida.

Brandon en respuesta, le fulminó con la mirada.

—Mira quién habla, el tipo que se enamoró de un chico que, literalmente, no tiene sentimientos, y Que luego de siete años, todavía no lo supera.

Roger se cruzó de brazos.

—No diré nada al respecto —dijo el grandulón simplemente, ante de mirarle el cuello de nuevo—. ¡Por Dios! Ya cúbrete el cuello, que lo tienes horrible.

Brandon notó entonces que todavía tenía el cuello de tortuga arremangado y se lo subió. Ambos se mantuvieron en un silencio incómodo por unos segundos.

—Oye... ¿Al menos las cosas ya están bien entre ustedes? —preguntó Roger entonces. Brandon observó el piso.

—Caleb está usando al fin el anillo que diseñé para él —respondió en cambio. El grandulón lo miró sorprendido.

—Eso es un gran avance, muchísimo más grande que tener sexo, Brandon. —Frunció el ceño—. Pero, no pareces para nada satisfecho, aunque entiendo el motivo.

Él no dijo nada más, simplemente asintió.

En ese momento la puerta de la habitación se abrió, dejando paso a Caleb con un Tim Bradford inconsolable entre sus brazos. Ambos lo miraron sorprendidos.

—Me lo encontré haciendo el papeleo de Bryan —comentó Caleb lentamente. Brandon notó que apenas si podía mantener la compostura.

Él ni lo dudó, cruzó la habitación y los abrazó a los dos. Tim se aferró a él desesperadamente.

—S-señor Br-Brandon, m-mi tío, ¡mi tío!

Brandon no respondió, simplemente le abrazó con más fuerza, al igual que lo hizo Caleb. Roger no tardó mucho en sumarse al abrazo.

Los celestes ojos de Tim estában terriblemente hinchados. Este lloró durante un buen rato, hasta que Brandon lo llevó al sofá y le dió un refresco de tomar.

Casi que en el momento, Tim cayó dormido en el sofá. Los tres lo vieron en silencio unos minutos.

—... ¿Qué harán con el cuerpo de Bryan? —preguntó Caleb en ese momento, cruzando lo brazos sobre sí mismo.

—Trataré de hacer que se lo entreguen a Tim y Molly lo más rápido posible; a más tardar será pasado mañana, en lo que se termina de hacer la autopsia rutinaria y se termina con el papeleo —explicó Roger en un rápido cálculo. Brandon asintió lentamente.

—Y Cameron y yo nos encargaremos de los preparativos para el funeral y el entierro, además...

Pero su voz se ahogó cuando volteó a ver a Caleb y notó su mirada totalmente perdida; en blanco.

Sus alarmas saltaron de golpe.

—¿Caleb? —preguntó con suavidad, acercándose y posando su mano en la mejilla de su hombre.

Automáticamente, Caleb dió un respingón y los miró a los dos, como si apenas se diera cuenta de en dónde estaba.

—A-ah. Lo siento, s-solo, estoy algo cansado... Iré por algo que tomar —murmuró Caleb incómodo al final, saliendo de allí.

—Esta al límite —dijo Roger en el momento—. Está a punto de romperse. Brandon, necesita descansar.

—Lo sé, debo llevarlos a ambos a sus casas y ocuparme del resto.

—Y ten cuidado, por favor. —Roger lo miró preocupado y se acercó, hasta posar su mano en su hombro—. Ese sujeto anda suelto allá afuera y busca venganza. No podemos acertar con lo que hará, pero si sabemos a quién podría matar... Y estoy seguro que ahora mismo, la señora Helen y tú, deben de estar en el puesto número uno de ese maníaco.

Él observó a su amigo unos segundos, antes de asentir.

—Estoy claramente consciente de ello —admitió—. Helen está fuertemente custodiada en la finca de Daniel, así que quedo yo en vía libre y alcance de la mano.

Roger asintió ante sus palabras.

—Y si te asesina, será como haber matado a Caleb directamente.

Brandon recordó las desesperadas palabras que le dió su amado en el momento en que volvieron. Observó fijamente al grandulón unos segundos.

—No te preocupes, Roger, ese malnacido no es el primero en ir a por mí y tampoco será el primero.

Caleb...

Ese día no era como lo mostraban en las películas; en las múltiples veces que había sufrido algo así, en ninguna ocasión, había sido como lo mostraban en la mayoría de las películas.

No era un día lluvioso, ni era un día con aire de fatalidad; no había un coro de llantos o alguna dramática escena ni nada por el estilo.

De hecho, chocaba inmensamente el cómo el cielo de ese día, estaba totalmente despejado y especialmente coloreado de un intenso celeste; como el sol brillaba intensamente, pero igualmente hacía un agradable y fresco clima, incluso el pasto y los árboles parecían más verdes de lo normal.

El mundo reflejaba todo el vigor y la belleza que Bryan nunca más mostraría.

El cementerio incluso irradiaba vitalidad, mientras que un enorme grupo de personas vestidas de luto y escuchaban las palabras del pastor que daba las últimas palabras, los pajarillos abundaban y silbaban sin parar, a la vez que un suave olor a lavanda y rosas perfumaba el aire.

Bryan siempre bromeaba que, si un día llegaba a morir, deseaba ser enterrado y no cremado, puesto que ya había lidiado y peleado demasiadas veces contra el fuego, como para ser vencido la final por este.

Así que eso fue lo que hicieron. Nadie quiso levantar la tapa del ataúd, ya que todos querían mantener vívidos los recuerdo que tenían de Bryan antes de las quemaduras.

Nadie lloró, ni siquiera Molly o Tim. Bryan hubiese odiado que alguien llorara por él; de hecho, una vez que terminaron de enterrarlo, Cameron arregló todo para que se sembraran rosas alrededor de la lápida.

Y luego se hizo una pequeña fiesta donde todos brindaron por él, bailaron y hasta picaron un pastel.

Todo eso, habian sido cosas que Bryan había dicho en broma algunas veces, pero que ellos tomaron muy en serio al final.

Bryan nunca se querría ir de una forma común, no, él querría algo especial que lo identificara, y eso fue lo que Caleb y los demás le dieron.

Aún así, Caleb durante todo ese largo ritual, prácticamente no participó, no podía.

Cómo hacerlo, sí por su culpa, habían asesinado a Bryan; nadie quería admitirlo o decirlo en voz alta, pero era así, era su culpa, y, eso era algo que le estaba quemando de adentro hacia afuera.

Brandon dió la cara durante toda la reunión, mientras que lo demás lo miraban como si, en vez del ex novio, fuera más bien el viudo de Klein.

Eso, de alguna forma, lo hizo sentir peor; sí en ese momento, Brandon no hubiera estado a su lado; bueno, él no quería ni pensar en ello.

Fue por todos esos detalles, que cuando llegaron a la casa, Caleb simplemente quería enterrarse entre las sábanas y desaparecer.

Simplemente desaparecer.

—Voy a preparar algo ligero para cenar —comentó Brandon dándole un corto abrazo—. Ve a descansar, lo has hecho increíble hoy.

Él simplemente asintió y se marchó a la habitación, se desnudó, y se tiró en la cama.

Y como si esa simple acción, presionara algo en su interior, él automáticamente comenzó a llorar en silencio.

En algún momento, Brandon llegó a la habitación y se sentó a su lado, levantándolo en ese instante.

—Caleb, mírame, por favor, mírame. —Le tomó de las mejillas y lo hizo mirarlo, limpiándole los ojos. Caleb observó a los oscuros ojos de su hombre—. Esto no es tu culpa, ¿entiendes? No tuviste la culpa de nada.

—P-pero...

—Caleb, tú ni le ordenaste a Howard Cloud que lo hiciera, ni tampoco le pediste a Jax que tuviera una obsesión por ti, ni tampoco les rogaste para que te secuestran —soltó Brandon con un leve gruñido—. Aquí la culpa la tiene total y enteramente, Howard Cloud; nadie controla sus acciones ni le dice qué hacer, así que quién tiene que pagar y sufrir las consecuencias, es él.

El que llores de esta forma y te incrimines, es algo que él desea; no le des esa satisfacción, Caleb, no lo des poder sobre ti, no más.

Caleb asintió lentamente.

—No más —repitió él, haciendo que Brandon asistiera.

—No más —dijo este también, antes de agachar la cabeza—. Haremos todo a nuestro alcance para atraparlo lo más rápido posible, pero tienes que mentalizarte ante el hecho de que, muy posiblemente, más personas morirán antes de que eso pase. —Volvió a levantar la cabeza, dándole una muy dura mirada—. Cualquiera podría morir, incluyéndome a mí y a tu madre.

—... Lo sé, eso lo tengo claro, Brandon, pero —cerró los ojos con un gesto derrotado— eso es lo que más me aterra de toda esta situación, que más personas podrían morir.

—Por eso tienes que ser fuerte, sin importar qué, ¿me entiendes? No dejes que ese bastardo siga jugando con tu mente y tu cordura —terminó para darle un fuerte abrazo. Caleb lo aceptó más que gustoso.

Esa tarde solo comieron un poco y se acostaron; llevaban cuatro noches que apenas si podían dormir, Caleb debido a varias pesadillas que le llegaban sin parar; y Brandon, debido a que pasaba horas tratando de perseguir hasta la más absurda posiblidad con tal de atrapar a Howard Cloud.

Cada uno a su manera estaba enfrentando el problema y lidiando con ello.

Pero más importante aún, ambos lo estaban haciendo juntos.

Continuará...

Bueno chicos, aquí está el segundo capítulo que prometí, a partir de esto, no queda mucho para terminar, realmente quedan pocos capítulos antes del epílogo.

No prometeré que subiré pronto la siguiente parte, pero si prometo que lo subiré, seguiré escribiendo cuando pueda, y, una vez que tenga acumulados suficientes capítulos a mi parecer, los publicaré. Probablemente haga otros dos y los publique de la misma forma.

Una vez termine "el tutor", planeo continuar "el caballero de los cuervos" y "él luchó por mi vida".

Sobre la historia de Cameron, todavía no sé cuándo comenzarla para no sobrecargarme, porque no puedo lidiar con muchas historias al mismo tiempo como antes.

Muchas gracias por seguir aquí, fieles a mis historias, lo agradezco mucho en verdad.

Gracias por leerme. Pueden comentar, valorar el relato y/o escribirme al correo adeth.maldito@gmail.com. muchas gracias