El tutor 39

Lamento haberme retrasado en esta publicación, pero aquí está al fin la siguiente parte, espero que les guste...

El tutor 39

Caleb...

Aquella mañana, luego de que pasara una semana de que volviera con Brando, él por fin tenía entre sus manos, su teléfono.

El número de Bryan se mostraba en la pantalla; llevaba unos cuantos minutos observándolo.

Para él, era duro e incómodo, escribirle a su ex prometido. Bryan había sido el gran parche que había mantenido a flote su vida durante esos tres años que permanecieron juntos; era alguien a quien había llegado a amar y apreciar realmente, aunque en el fondo hubiese seguido amando a Brandon, aún con todas sus paradojas morales y emocionales.

Era por eso que le era tan difícil hablar con Bryan, pese a que Brandon ya le había indicado que el ex bombero, esperaba su llamada ansiosamente; Caleb no sabía cómo enfrentar a su actual ex.

Pero al igual que todas esas innumerables cosas con las que tenía problemas y no sabía qué hacer, él tenía que aprender a lidiar con ello y resolverlo.

Con esa conclusión, fue entonces que inhaló con fuerza y pulsó el ícono de llamar.

El teléfono apenas si repicó una vez, cuando sonó el tono de contesta. Caleb fue a decir algo, pero sus palabra murieron en el acto.

Al otro lado, solo pudo escuchar la suave respiración de alguien.

—... ¿Caleb, eres tú? —preguntaron al fin.

—Eh. Sí, soy yo, Bryan.

Escuchó claramente una exhalación al otro lado.

—Hágamos un videollamada —dijo su ex simplemente.

Aunque no lo pudo ver, Caleb asintió y luego se dispuso a realizarla. A los segundos, el rostro molesto de Bryan se plasmó en su teléfono, Caleb lo observó sorprendido.

Los cirujanos plásticos habían hecho bien su trabajo, Bryan se parecía ahora muchísimo más a quien fue una vez, su piel estaba prácticamente como nueva, sino contábamos con el hecho que se veía más rosada de lo que era en realidad y todavía tenía algunos agujeros y cicatrices en la cara, aunque mucho más pequeños que antes, incluso tenía un suave y muy corto cabello negro.

Él se volvió a paralizar, esta vez por lo apariencia de Bryan, este en cambió gruñó molesto.

—Caleb... Definitivamente eres un imbécil, un idiota, un inconsciente, un estúpido, un tonto, un, ¡un...! —gruñó Bryan sin parar, temblando prácticamente de la rabia. Caleb se encogió levemente.

—Ah. Bryan...

—¡No, tú vas a escucharme! —exclamó este. Caleb volvió encogerse, regañado—. ¡¿Por qué demonios desapareciste sin decir nada?! Y no solo eso, sino que también, ¡ni siquiera tratas de hablar con los demás, cuando al fin te ubicaron! ¡¿Tienes la idea de lo preocupado hemos estado por ti, que estoy preocupado por ti, idiota?! —le reprendió.

Caleb tragó en seco y asintió con un suspiro.

—Lo sé, soy un imbécil, lo sé. Lo siento —murmuró algo avergonzado—, pero no podía hablar con ustedes... No me sentía capaz. —Miró el suelo antes de volver a ver a Bryan—. Lo lamento mucho, sé que tengo que comunicarme con los demás, lo haré poco a poco, cuando me sienta más preparado.

—¿Más preparado?, ¿entonces por qué me llamaste? —preguntó Bryan confundido entonces. Las mejillas de Caleb se tiñeron de rojo.

—E-eh. Brandon me dijo que tú estabas realmente preocupado por hablar conmigo, así me preocupó que pudiera complicarse tu salud por mi culpa, por eso te estoy llamando.

Una vez terminó de hablar, notó como tensión en Bryan, se volvió prácticamente nula.

—Bien... —dijo su ex con un suspiro... Para luego darle una sonrisa pícara—. ¿Y cómo te va con Brandon? —preguntó de golpe—. Tengo entendido que él te acompaña en tu tratamiento, ¿no?

Caleb asintió lentamente.

—Sí, Brandon está a mi lado todo el tiempo que puede, prácticamente vive en el psiquiátrico conmigo. —Hizo una mueca de desagrado.

—¿Qué pasa?, ¿no te gusta la idea?

—No es eso, es que no es muy justo para Brandon —explicó—, debe de ser muy incómodo estar todo el tiempo aquí, pendiente de mí, y al mismo tiempo revisar sus casos mientras está acompañándome en mis sesiones de terapia y demás...

Apenas si le da chance de ir a su casa cambiarse para presentarse en el trabajo —terminó. Bryan también hizo una mueca de incomodidad ante sus palabras y dijo:

—Diablos, debe de seruy difícil para él; ¿Brandon te ha dicho algo al respecto?

—Para nada. —Negó con la cabeza, frustrado—. De hecho, parece inhumanamente enérgico y calmado con todo lo referente a mí, se parece... —se detuvo entonces. Bryan solo paradeó unos segundos.

—¿Se parece a...? —preguntó entonces, luego de unos segundos. Caleb se sintió incómodo unos segundos, antes de decirle lo que pensaba.

—Se parece al Brandon que recuerdo de cuando estábamos juntos... Es simplemente perfecto —dijo lentamente, solo entonces, Bryan pareció desviar la mirada, incómodo también.

El silencio se instaló unos segundos nuevamente, hasta que Bryan suspiró.

—Bueno, supongo que al final, yo realmente no era rival para Brandon —comentó como si nada. Caleb le dió una mirada de disculpa.

—Bryan, no es lo que quería de-

—Vamos, Caleb, tranquilo, lo sé, lo tengo muy claro. —Bryan hizo un ademán aireado con una mano—. Era presisamente por esto que te llama, yo quería hablar contigo. —Sonrió levemente—. No tienes por qué sentirte mal por mí o algo por el estilo. Yo fuí quién te votó, ¿recuerdas?

—P-pero-

—Yo creo que lo mejor es que estés con Brandon, así que por mí, todo está bien entre los dos. —Se encogió de hombros—. Me gustaría al menos seguir siendo tu amigo si quieres que sigamos en contacto.

—Claro que quiero ser tu amigo, Bryan —dijo rápidamente—. Quiero que sigas formando parte de mi vida, eres alguien muy importante para mí.

—Okeeyy, no me iré a ningún lado, Caleb Prescott —espetó tornando los ojos, haciéndolo reír—, de todas maneras, no puedo caminar, así que relájate.

Caleb se rió un poco más.

—Hablando de eso, ¿cuándo te colocarán la prótesis? —preguntó algo más tranquilo, al saber que las cosas entre Bryan y él, estaban bien.

—Pues mañana mismo —anunció de pronto, para su sorpresa—. Los médicos parecen bastante positivos al respecto, más bien, no han parado de hacerme exámenes para ver si no hay algún efecto contraproducente por mis cirugías de cabello y piel, son una patada en el culo los constantes exámenes. —Hizo una mueca de desagrado.

—Bueno, al menos todo va como se esperaba, ¿no?

—Sí, yo esperaba algo más emocionante, pero todo este proceso es bastante fastidioso, ya quiero volver al trabajo —suspiró Bryan con molestia—. Si no fuera porque mi aspecto aterroriza a los niños y que quiero mi hermosa y sublime cara de vuelta, no hubiera hecho tanto trajín con las cirugías.

—Espera, ¿dijiste trabajo?; ¿seguirás siendo bombero? —preguntó Caleb, sorprendido.

—Mmm, pues solo lo seré de nombre —indicó misteriosamente—, mi trabajo real será en la central de mando; me encargaré de dar la alarma, pasar los códigos y las órdenes, además de que formaré parte del comité de reclutamiento y entrenamiento, así que —se encogió de hombros nuevamente— no tendré mucho descanso. Pareciera que mis heridas fueron mis vacaciones —bufó cansado al final.

—Me alegra de que puedas seguir con tu trabajo, sé lo mucho que te encanta —dijo Caleb con una honesta y sincera felicidad por su ex.

—Sí, bueno, no será trabajo de campo, pero peor sería nada —admitió Bryan, tocándose el mentón levemente—. Así que no tienes de que preocuparte, con cada cirugía me parezco más a mí y tengo un trabajo seguro; no estoy solo y todo está bien, así que estoy bien.

La vida sigue y la mía tiene mucho que recorrer; estoy seguro de que muy pronto me encontraré con un guapo y morboso hombre, al que además le gusten los pseudo bomberos mediococidos-mediocrudos y con piernas protésicas. Alguien en difinitiva que me quiera y valore más que tú, porque soy grandioso y merezco lo mejor de lo mejor —terminó con un gesto de sufuciencia. Caleb sonrió divertido.

—Por supuesto que mereces lo mejor de lo mejor, mereces a alguien mucho mejor que yo —admitió sin problema alguno.

Porque era así. Bryan era un brillante sol y después de todo por lo que había pasado y sufrido, merecía lo mejor de lo mejor.

—Bien. Ya que al fin aclaramos que soy el puto amo del universo y que todos deben de arrodillarse ante mi sublime presencia. —Caleb se rió ante sus palabras—. ¿Qué tal te va con tu terapia?

Solo entonces, la risa de Caleb se paró en seco, para luego ver el suelo con un gesto patético en el rostro.

—Oh. Rayos, esa cara no es nada buena —indicó Bryan—. ¿No ha habido progreso alguno?

Caleb suspiró pesadamente.

—De que ha habido progreso, pues lo ha habido... Pero...

—¿Pero?

—Han sido apenas pasitos de bebé; es muy frustrante —murmuró molesto—. No he podido disminuir la sensación de peligro y de malestar al estar cerca de Brandon... Y escucho a Howard hablarme todo el tiempo cuando estoy cerca de él; me cuesta mucho escuchar al psicólogo y prestarle atención a todo.

—Entiendo, pero oye, velo por el lado bueno, al menos puedes hablar del problema tranquilamente —comentó Bryan positivamente—, antes era casi un tabú.

—Si... Bueno, es algo más fácil hablarlo. Los psicólogos me dijeron que, cada que empezara a sentirme superado por la situación, me tomara unos segundos para respirar y anclarme a la realidad, es bastante difícil hacerlo, pero en eso voy.

—Eso está bien; en algún momento, esos bastardos tienen que dejar el fastidio —bufó Bryan algo hastiado.

—Yo también lo espero, espero que algún día, deje de escuchar sus voces —murmuró Caleb con un leve tono de positivismo.

—¿Y Brandon?, ¿qué tal vas con él?

Caleb parpadeó unos segundos, hasta que su rostro se sonrojó.

—Estámos bien, creo.

—¿Crees?

Caleb suspiró para luego carraspear un poco.

—B-bueno, nosotros tenemos nuestra propia terapia, y-y, bueno, en esa vamos muy bien.

—¿Jo?, ¿y de qué trata exactamente esa terapia? —preguntó Bryan algo divertido.

—Eh. Bueno... Besos... Caricias, cosas así —explicó incómodo—. Se supone que es para acostumbrarme a su toque.

Bryan se carcajeó unos segundos para soltar:

—Ya, ya, vamos, que se meten tanta mano y lengua como pueden.

—¡No lo digas así!

Caleb hizo un puchero, avergonzado, viendo cómo Bryan se revolvía de la risa en su cama.

—¿Y qué tal vas con eso?

—... Vamos bien —dijo simplemente—, es el único momento en el que me olvido de todo, o bueno, es hasta el momento en que le pido a Brandon que trate de ir un poco más allá, casi de inmediato me empieza a causar ansiedad y los recuerdos vuelven... Así que lo detengo.

—¿Le pides?

—Si, bueno, Brandon me trata casi como si fuera de porcelana... Aunque no es que esté mal encaminado. —Hizo una mueca de incomodidad—. Solo hacemos lo que quiero, cuando quiero y cómo quiero; me gustaría que fuera un poco más lanzado, pero no sé cómo hacérselo saber.

—Oh. Bueno, tal vez debas de simplemente decírselo. —Bryan se encogió de hombros—. Creo que es obvio que tiene miedo de hacerte daño, así que ahora tú eres quien tiene la pelota en tu cancha; quien tiene que moverse, eres tú.

Caleb suspiró antes de asentir.

—Lo sé, lo sé... Es solo que es difícil, no sé qué esperar de él exactamente.

—Bueno, no lo sabrás hasta que se lo digas. Lo importante, es que lo hables con Brandon.

—Lo sé...

En es momento, le entró una llamada del señor Clarkson.

—Ah. ¿Hablamos luego?; me está llamando mi jefe.

—Dale, dale, de todas formas dudo que pueda hablar contigo algunos días; mañana en la mañana me harán la cirugía, ¿recuerdas?

—Ah. Claro... Suerte en tu cirugía, Bryan —dijo suavemente

—Y suerte en tu tratamiento, Caleb —le devolvió Bryan con una gran sonrisa, antes de mirarlo pícaramente—, y que te sigas besando como loco con Brandon y lleguen a más. —Soltó una carcajada

—¡Tú!

En ese momento Bryan le cortó la llamada... Las cosas parecían estar bien entre los dos.

Caleb no pudo pensar detenidamente en el tema, puesto que tuvo que contestarle a su jefe y comenzar a trabajar.

Brandon...

—¡Vamos, vamos, vamos! —gritó Roger elevando las manoplas en el aire.

Brandon soltó un rugido y lanzó una patada por todo lo alto, haciendo que la manopla resonar por toda la habitación y las gotas de sudor salieran disparadas por todos lados. Los policías presentes se les quedaron viendo unos segundos.

—¡Eso es! —celebró Roger con un brillante sonrisa, aunque se sacudió la mano un poco a causa del dolor—, casi me rompes la mano con esa patada, cabrón, se nota que empiezas a recuperar la forma.

Brandon respiró con fuerza, sintiendo que todo su cuerpo era una catarata de sudor. Suspiró cansado y se puso en guardia de nuevo, y, sin decir nada, comenzó a atacar al grandulón de nuevo.

—¡Espera, espe-!

En ese momento, la alarma del teléfono se Brandon sonó; se detuvo abruptamente antes de que su puño tocara la manopla. Roger suspiró.

—Salvado por la campana... Nunca antes mejor dicho.

Brandon no lo esperó y se quitó los guantes para salir corriendo a la ducha. Últimamente, su vida básicamente se limitaba a correr de un lado a otro, haciendo todo a tope y en el menor tiempo posible, todo para estar el mayor tiempo posible al lado de Caleb. Había días en los que se sentía terriblemente cansado, puesto que había perdido algo de condición física entre sus anteriores altibajos.

Pero el solo pasar unos minutos con Caleb, le hacía ver que todo valía la pena. Sí bien las cosas estaban en un momento clave y muy difícil, también era cierto, que Brandon no pensaba rendirse tan fácilmente, no cuando su segunda oportunidad con Caleb estaba en juego y tan cerca de perderla o de ganarla por completo.

Él nunca había tenido una segunda oportunidad con nadie, jamás se había permitido una segunda oportunidad con Sam, y, aunque durante mucho tiempo se negó a aceptar que lo deseaba, esta segunda oportunidad con Caleb, era lo que más había esperado.

Pero ahora estaba ahí, al alcance de su mano... Y él no iba a echarla a perder.

Así que con eso en mente, se bañó rápidamente y salió antes de que Roger apenas llegara a las duchas.

—Oye, hombre, estás algo acelerado, ¿estás bien? —preguntó su mejor amigo algo sorprendido. Brandon asintió rápidamente, colocándose su traje.

—Sí, solo que voy algo tarde para la terapia de Caleb y tengo que estar ahí para él. Si no estoy ahí, no tendrá sentido alguno —indicó Brandon, revisando levemente el teléfono para ver la hora—. ¿Me pasas la información del caso por e-mail? Creo que no alcanzaré a ir a la oficina.

—Eh. Tranquilo, recogeré toda la información, haré algunos interrogatorio y te lo llevo todo al San Jhon's al mediodía, ¿te parece? —negoció Roger antes de entrar a las regaderas. Brandon asintió con una suave sonrisa en sus labios.

—Gracias, Roger, te debo una.

—Oye, ¡sí hasta sonreíste! ¿Las cosas entres ustedes van tan bien? Hacía rato que no te veía sonreír tan animado —comentó sorprendido.

—Eh. En mí opinión, creo que la cosas van muy bien, mejor de lo que esperaba. —Brandon ajustó sus lentes, pemsatico—. No diré que todo es perfecto, porque obviamente no lo está, pero me prometí simplemente dar todo lo que fuera necesario por Caleb sin pensarlo, sin esperar nada a cambio y sin espectativa alguna, y por ahora parece funcionar.

Caleb necesita a alguien que le dé un silencioso, pero certero apoyo, no alguien que le cause ansiedad.

—¿Y te sientes bien con eso? —preguntó Roger sorprendido—, es que me parece curioso e insólito, que no quieras tomar parte activa en su tratamiento, ni tampoco, el organizar personalmente su tratamiento... No pareciera que fueras tú.

Ante esas palabras, Brandon observó el suelo unos segundos antes de sentarse.

—Honestamente... Es liberador no tener la total responsabilidad de todo —soltó de pronto—. Creo que... Empiezo a entender que no todo tiene que estar controlado, ni todo tiene que estar preparado; las cosas simplemente podrían pasar de imprevisto.

Lo importante es, simplemente estar ahí, resistiendo lo que venga, juntos como pareja.

Roger lo miró sorprendido unos segundos, antes de decir:

—Vaya, ni siquiera suenas como tú.

—Lo sé, es raro para mí decir algo así —bufó levemente Brandon para pararse—. Pero empiezo a creer en eso y parece ser lo correcto. Nunca más volveré a decidir por encima de Caleb, sí él desea hacer algo, lo haremos; si no me parece, lo negociaré, pero nunca más decidiré lo que crea mejor para él, ni cargaré completamente esa responsabilidad porque hay cosas que simplemente no se pueden controlar.

Roger colocó su mano en su hombro pesadamente.

—Suena muy bonito y todo... Pero veamos cuánto tiempo mantendrás a raya tu dominante controlador y maníaco del orden interior.

Brandon parpadeó unos segundos.

—Por Caleb, borraré esa parte mí de ser necesario. Él no es el único que esta en terapia; a mí manera, lo estoy también. —Revisó su reloj de mano—. Voy realmente tarde; lo siento Roger, hablamos mejor al mediodía.

—Eh. ¡Claro, claro!, corre caballero, que te espera tu príncipe. —Le guiñó un ojo.

Brandon solo se rió un poco para luego negar con la cabeza y marcharse.

En realidad era así, su príncipe lo estaba esperando...

::::::

El silencio marcaba la habitación en la que estaban, quebrado únicamente, por el rítmico campaneo del metrónomo que estaba colocado en medio de la sala

Era una habitación hecha únicamente para la meditación, donde era de un mullido tatami con gruesas mantas grises en el centro de la habitación, lo que lo hacía perfecto para sentarse, también estaba bordeado por cojines y almohadas de colores cálidos y fríos.

En el medio de las sábanas, estaba una mesa muy baja de colores oscuros, con el metrónomo sonando suave y constantemente.

Frente a este, Caleb estaba sentado en la postura del indio y con los ojos cerrados, murmurando levemente las palabras que la mujer le decía con cuidado, mientras esta esparcía el humo de un dulce y somnífero incienso.

—Debes recordarlo, Caleb, esas voces, esas visiones, todo eso, solo son recuerdos, no es la realidad; son una mera ilusión, así que necesito que te concentres en el olor del incienso, en lo suave de las mantas y lo mullido de los cojines, concéntrate en estas cosas hasta que todo eso que te atormenta, desaparezca; úsalo para anclarte al mundo real, al aquí y el ahora.

La voz de la mujer tenía un efecto hipnótico muy extraño, que, sumado al olor del incienso, al sonido del metrónomo y lo cómodo que era el suelo, tenía a Brandon al borde del sueño.

¿Dónde estaba él?; presisamente, estaba acostado en el suelo, apoyando la cabeza en el musculoso regazo de su hombre, de Caleb.

Brandon solo tenía un trabajo en todas las sesiones y terapias de Caleb: Tenía que estar a su lado, simplemente eso, estar ahí al lado de su hombre.

Los doctores habían notado claramente, cómo Caleb se volvía otro cuando él estaba presente, era como pisaran un botón y todos sus problemas fueran revelados, como si Caleb se volviera más vulnerable cerca de él, como si inconscientemente se abriera para él, aunque no significara algo realmente bueno.

Así que por ello, le pidieron que siempre estuviera en las sesiones; eso era lo único que hacia, eso y bueno, observar a Caleb.

Roger tenía razón en algo, para su lado controlador y obsesivo, era una tortura ver a Caleb y saber que no estaba en sus manos el mejorar su condición, porque si él tratara de hacer algo, definitivamente su hombre lo tomaría mal otra, otra... Otra vez.

Así que esto también era una prueba para él, para entender que realmente, él jamás tendría un control total de nada más que sobre él mismo, y aún así, eso tampoco era seguro.

Pero en ese momento, Brandon, lo que sentía más que todo, era sueño. La mezcla de todos esos artilugios, sumado a la tranquila visión de la meditación de Caleb, le hicieron cerrar los ojos al fin.

La siguiente vez que los abrió, fue al sentir el suave roce de unos dedos por todo su rostro.

Sin poder evitarlo, sonrió levemente cuando sintió los dedos pasar cerca de sus labios, sintiendo un pequeño brinco bajo de él.

—Oh. Dios, creí que estabas dormido —murmuró Caleb algo disgustado, dándole un suave golpe en la frente que amplió la sonrisa de Brandon aún más.

—De hecho sí lo estaba, pero tus caricias me despertaron. ¿Cuánto tiempo llevas haciendo eso? —Preguntó curioso. Las mejillas de Caleb se tiñeron de rojo y desvío la mirada.

—Eh. No sé; ¿cinco minutos?, ¿diez minutos? No llevo la cuenta presisamente, la doctora se fue hace rato —comentó distraídamente. Brandon lo miró algo sorprendido.

—Pero, ¿no te sientes incómodo por mi presencia o algo así? —preguntó curioso. Caleb frunció el ceño levemente.

—Eh. Sí, creo, las piernas las tengo algo dormidas. —Sonrió algo incómodo—. Pero entiendo tu punto y... No sé, simplemente, estoy poniendo en práctica lo que dijo la doctora Grey.

Ahora mismo, solo estámos nosotros dos, solo nosotros.

Brandon se levantó entonces y miró fijamente a su hombre, este le devolvió la mirada unos segundos, antes de volver a sonreír.

—¿Qué estás esperando?, ven y be-

Brandon no se hizo de rogar, le tomó suavemente de la mejilla uno segundos y después le besó suavemente.

Brandon sintió claramente, cómo una chispa saltó entre los dos; notó como Caleb también lo sintió.

Todas sus sesiones comenzaban así, con tímido y simple beso.

Un hambre insaciable devoró por dentro a Brandon; el deseo de más; la necesidad de tomar a Caleb, todas esas sensaciones comenzaron a quemarle desde adentro.

Aún así, él mantuvo las riendas y se controló, esperando atentamente a que Caleb dictara los pasos.

Sus labios se separaron levemente y se miraron fijamente. Los ojos olivas de su hombre brillaron levemente, para luego acercarse y darle otro suave beso. Brandon gruñó por lo bajo, satisfecho.

Y más cuando Caleb abrió la boca y le invitó a entrar, agarrando su mano para que le tomara de la nuca, eso fue como ganar una fracción de terreno; Brandon lo tomó con el mayor gusto del mundo, como si fuera un pequeño milagro.

Jamás había disfrutado tanto de un simple beso.

Caleb gimió muy levemente, casi como si fuera un pecado hacerlo, mientras sus lenguas se tocaban tímidamente, cada vez cómo si fuera la primera vez.

Entonces de pronto Caleb se separó. Brandon lo miró sorprendido.

—¿Caleb?, ¿qué-?

—Brandon, deja de dudar —dijo de pronto, frunciendo el ceño—. Sé que lo haces para mantenerme cómodo, pero... Solo haz-

Brandon lo empujó suavemente al suelo, montándose encima de él.

Sus cuerpos no se tocaban, pero podían sentir la palpable tensión sexual entre ambos a punto de estallar.

—No puedo hacer eso —indicó lentamente—. Parte del problema, es mi control impulsivo y mi obsesión; tengo que aprender a darte espa-

—Lo sé bien, ambos lo sabemos... Pero ahora mismo no quiero espacio —interpuso Caleb—, no es como que tengas que mantenerte a raya todo el tiempo, yo también quiero que seas tú mismo, que seamos los mismos...

—Pero mejores —agregó Brandon, acariciando la mejilla de Caleb, este se afianzó a esa mano, frotando su mejilla—. ¿Seguro que estás bien?

Caleb abrió los ojos y lo miró fijamente.

—Tiene carta blanca por ahora, señor Mayer.

Así que Brandon soltó un poco la correa y se agachó hasta juntar sus labios nuevamente. Caleb no hizo algún intento de sostenerse a su cuerpo, pero contestó el beso rápidamente.

—Pero... —murmuró Brandon entonces, separándose un poco—. Quiero que cada vez que sientas que vas perder el control, quiero que pienses en mí, que mantengas la calma y recuerdes estas palabras.

Tú eres tú Caleb, lo que sea que veas en esos momentos de oscuridad, es una mentira. Toda esa rabia, toda esa desesperación y violencia, todo eso, no eres tú, tú jamás harías algo así, jamás Caleb... Jamás —terminó lentamente, tratando de alcanzar el corazón de su amado. Caleb asintió lentamente y cerró los ojos.

Así que Brandon volvió a unir sus bocas, esta vez con más fuerza e impulsividad.

Mientras sus lenguas se unían y se juntaban, Brandon bajó lentamente, hasta que sus cuerpos se tocaron por completo; solo entonces, Caleb le rodeó el cuello con sus brazos y sus piernas se frotaron.

Él sentía que su cuerpo era una enorme zona erógenas, y por eso mismo gimió lenta y profundamente en la boca de su hombre.

Y él no podía sentirse más a gusto. Era de por mucho, lo más lejos que había llegado con Caleb.

Su hombre se aferró a su espalda con fuerza. Brandon podía sentir el grueso pollón de Caleb palpitar en su cadera; él no estaba mejor, su propia verga comenzaba a soltar precum y a bañar su ropa interior con ello rápidamente.

Llevaba demasiado tiempo esperando por eso, demasiado tiempo, era casi como si todas las demás veces, que había tenido sexo, no contaran.

Caleb gimió necesitado entre sus brazos, sujetándolo aún más con fuerza.

Ambos abrieron la boca, sintiendo sus lenguas frotarse con fuerza y la saliva pasar de un lado a otro.

Brandon trató entonces se meter sus manos por debajo de la camiseta, rozando con los dedos los tonificados músculos de Caleb, hasta llegar a tu pecho, y entonces, apretar suavemente sus pezo-

De pronto Caleb sufrió un espasmo, encrispando los dedos en su espalda, clavándolos en su espalda hasta sentir que le abrían la piel.

A la vez que le mordió con fuerza el labio, haciéndole un corte algo profundo.

—¡Arrgth...! —exclamó de dolor, alejándose de Caleb rápidamente, confundido.

Solo entonces, fue consciente de la sangre que salía de su labio y de la humedad en su espalda, pero nada de eso le importo.

Él observó alarmado a Caleb.

Este lo estaba viendo con los ojos de un venado a punto de ser arrollado, pero sin verlo realmente, con la respiración acelerada y temblando ligeramente.

Brandon no se movió, ni siquiera parpadeó... Sabía que si hacía algo, podría desencadenar otro episodio de ira.

Entonces notó, cómo la luz volvió lentamente a sus ojos, hasta que parpadeó rápidamente y entonces, sí que se fijó en él.

—¿E-eh?... ¿Brandon?, ¿p-pero sí...?

Caleb se calló de golpe, sosteniendo su cabeza con fuerza. Brandon actuó rápidamente y le tomó de las manos. Caleb observó detenidamente la unión entre los dos

—Amor, mira, estoy bien, tranquilo, no pasa nada, tranquilo, este fue un gran...

—P-por favor, suéltame.

Brandon se detuvo abruptamente y le soltó, observando frustrado la depresión que comenzaba a sufrir Caleb, que cubrió su rostro con las manos.

—Lo siento mucho, en verdad lo intento —fue todo lo que dijo su hombre muy frustrado.

Brandon se mantuvo en silencio, deteniendo como podía, la necesidad de abrazar a su hombre y decirle que todo estaba bien.

Que él lo amaba a pesar del muro que los separaba férreamente.

Caleb...

El resto del día no fue para mejor, luego de suceso que ocurrió con Brandon esa mañana

La incomodidad no se fue, incluso cuando Brandon se marchó, y le estaba costandi demasiado concentrarse en el trabajo, así que Caleb se rindió y solo se tiró en la cama, derrotado... Aunque ni siquiera conseguía conciliar el sueño.

En verdad lo estaba intentando, en verdad... Pero es que era tan difícil, tan difícil superar sus traumas, olvidar lo que había sucedido... Él no dejarse atrapar por el pasado.

Caleb suspiró en silencio en medio de la habitación, sintiéndose totalmente patético y amarrado al pasado.

"Tú eres tú Caleb, lo que sea que veas en esos momentos de oscuridad, es una mentira. Toda esa rabia, toda esa desesperación y violencia, todo eso, no eres tú, tú jamás harías algo así, jamás Caleb... Jamás" Las palabras de su hombre se repitieron en su mente por enésima vez en el día.

Palabras que entendía, pero no sabía cómo usar.

—Brandon... —murmuró con la voz afectada, deseando fervientemente que su hombre estuviera ahí para él y la vez no.

Caleb cerró los ojos y trató de meditar para bajar la ansiedad y la frustración que atenazaban su corazón, así como también para despejar su mente. Era algo que sus psicólogos siempre le recomendaban hacer de vez en cuando y especialmente, cuando se sentiera superado por la situación.

En ese momento, de pronto golpearon su puerta con fuerza. Él se levantó y la observó unos segundos, confundido.

Era casi la medianoche, nadie en su sano juicio tocaría a esa hora, de hecho, la gran mayoría de las enfermeras y enfermeros, ya se abrían ido.

Frunció el ceño y se dirigió hacia la puerta, al abrirla, no encontró nada ni nadie en el pasillo.

Nada ni nadie... Excepto una pequeña nota tirada a un par de metros adelante. Él frunció el ceño mucho más y salió para agarrarlo.

Cuando leyó su contenido, el mundo de Caleb se detuvo.

Él la leyó y la releyó sin parar, repitiendo las frases una y otra vez en su cabeza sin parar durante tanto tiempo, que el enfermero que estaba de guardia, lo encontró parado en medio del pasillo.

—¿Eh? ¿Señor Hend-?... Digo, ¿señor Prescott, qué hace aquí afuera? —dijo el chico, acercándose a él.

Pero Caleb no le prestó atención, él simplemente se desmayó.

Bryan...

Por enésima vez en el día, Bryan suspiró lentamente, sintiendo la tristeza salir por sus poros y correr por cada fibra de su cuerpo.

Todo estaba saliendo de maravilla; él cada día se parecía un poco más a quien había sido antes de ser devorado por las llamas; pronto volvería a caminar con la prótesis robótica que le había prácticamente regalado Cameron y, cuando estuviera sano del todo, podría volver a trabajar con los bomberos.

Todo iba de maravilla, entonces, ¿por qué todo se sentía tan vano, tan... Inútil?

A Bryan no se le iba de la mente, la imagen de Caleb de esa tarde. A pesar de todos los problemas y dilemas por los que pasaba su ex, este había parecido tan feliz... Tan liberado y tranquilo...

Todo lo que Caleb nunca había parecido con él, no al menos, tanto como esa mañana.

Bryan lo entendía claramente, muchísimo más que antes. Las cosas tenían que ser así, porque era obvio que Caleb estaba destinado a estar con Brandon, su mente lo tenía claro.

Pero entonces, ¿por qué le costaba tanto a su corazón el entenderlo?

—Idiota, ¿acaso no viste que todavía te amo? —murmuró afectado, tratando de controlar las lágrimas.

Él no quería algo mejor que Caleb, él no quería un hombre con mejores sentimientos o con un mejor trabajo, o con mejor aspecto, o que fuera mejor amante.

Él quería a su impráctico y afectado ex prometido, a nadie más.

Pero... No podía ser, ahora lo veía, la mejor desición que pudo haber tomado, fue la de volver a juntar a esos.

Aunque eso significara romper su propio corazón y dejarlo sin remedio alguno.

Bryan también sabía que él no era un hombre débil, él superaría algún esto, él lograría ver a Caleb solamente como un buen amigo algún día... Solo que no sabía exactamente cuándo sería ese "algún día", pero sabía que llegaría.

Y cuando sucediera, él podría ir tranquilamente ir a buscar a ese hombre muchísimo mejor que su ex.

Aún le quedaba mucho tiempo de vida para encontrar a ese magnífico hombre y ser realmente fe-

En ese momento la puerta de su habitación se abrió y entró un doctor.

—Buenas, buenas —dijo con una enorme sonrisa el enorme hombre con bata blanca y estetoscopio— Soy el doctor Steve, internista, y vine a hacerle su revisión final para su operación de mañana a primera hora

Bryan frunció el ceño, confundido.

—Pero, ¿y el doctor Terrence? Él es mi internista —preguntó confundido. El doctor le dió una mirada de disculpa.

—Lo siento mucho por usted, señor Klein, pero el doctor Terrence tuvo una importante emergencia familiar y tuvo que marcharse rápidamente, así que me dejó a cargo de su última revisión.

No se preocupe, no tardaré mucho, solo será algo de rutina.

Bryan asintió algo perdido.

Sí él no hubiese estado tan mal emocionalmente, tal vez se hubiera dado cuenta de un pequeño en insignificante detalle.

Habría recordado que su doctor le había comentado en anteriores revisiones, que no tenía familia alguna.

Para el momento en que se dió cuenta de ese detalle, el supuesto doctor le lanzó una cachetada que le impactó en la sien y le noqueó por unos segundos, dándole así, tiempo suficiente para reducirlo rápidamente, sosteniéndole las manos por encima de la cabeza y tandolas con un prescinto plástico al cabecero y tapándole la boca con cinta adhesiva.

Su monitor cardiaco se disparó rápidamente, pero el sujeto lo manipuló rápidamente, normalizándolo de alguna manera.

El terror se elevó rápidamente dentro del pecho de Bryan, cuando la mirada gris del sujeto se tornó fría, deforme... Depredadora. Bryan trató de zafarse, de moverse, lo que fuera.

Pero en su estado, era algo simplemente inútil.

—Lo siento, chico, esto no es nada personal. —Se abrió la bata y sacó una jeringa con una larguísima aguja—. Para tu desgracia, solo eres el final de un simple mensaje. Caleb te manda saludos —comento cantarinamente el hombre.

Antes de que Bryan pudiera sacar alguna conclusión, el sujeto le clavó la jeringa en el pecho, directo al corazón.

El efecto fue inmediato.

Un intenso dolor le laceró el cuerpo, mientras el sujeto se iba del lugar tranquilamente, Bryan se revolvió con fuerza del dolor, sintiendo como si su corazón estuviera lleno de fuego y lo tuviera en la cabeza.

Trató de gritar, trató de soltarse, de hacer lo que fuera, sintiendo como su corazón latía vertiginosamente, hasta sentir que algo se había roto.

Bryan lo sabía claramente, él iba a morir en ese momento.

Su cuerpo se arqueó sin control algunos y un par de lágrimas salieron de sus ojos.

Cuando su cuerpo tocó de nuevo la cama, Bryan ya había dejado de vivir...

Brandon...

En la madrugada de ese día, cuando el departamento de policía le llamó para hacerle saber que Bryan había muerto y que requerían su ayuda en el lugar, ni siquiera se vistió adecuadamente, él tomó lo primero que encontró en el armario, una camiseta blanca; unos pantalones azules tipo pijama y salió disparado al hospital.

Lo siguiente que pasó en su cabeza, cuando llegó al primer semáforo rojo en la calle, fue en Caleb.

¿Cómo le iba a contar que Bryan había muerto?; simplemente no había una forma adecuada de hacerlo, esto iba a matarlo como se enterara de una mal forma.

Sin pensarlo otra vez, cambió de dirección hacia el San Johns y fue a toda marcha; rápidamente trató de encontrar la mejor manera posible de contárselo a su hombre sin dañarlo demasiado, pero su mente estaba en blanco.

—¡Mierda! —gruñó molesto, golpeando el volante.

Brandon realmente no sabía qué hacer para disminuir los daños colaterales.

Pero cuando se estacionó y llegó a la entrada, una de las enfermeras cercanas a Caleb lo esperaba con el rostro lleno de ansiedad.

—Seño Mayer... Lo estábamos esperando —dijo la enfermera antes de comenzar a correr hacia el interior.

—¿Qué sucedió? —preguntó Brandon rápidamente, siguiendo a la enfermera.

—Necesitamos que hable con él, hemos tratado de hacerlo, pero no sirve de nada, el señor Prescott sigue insistiendo con tirarse de la azotea si tratamos de moverle de ahí.

Un sudor frío atravesó a Brandon al escucha la noticia. El edificio principal del San Johns tenía diez pisos.

Caleb no iba a sobrevivir a eso.

—¿Qué ha dicho hasta ahora? —dijo mientras subían rápidamente las escaleras.

—Eh. Ha estado bastante asustado y paranoico... Muchísimo más que cuando usted vino por primera vez; no para de decir incoherencias y de que un asesino viene por él. —Negó con la cabeza—. No sabemos qué es lo que pasa. Uno de los enfermeros de turno lo encontró en medio del pasillo cuando se desmayó de pronto, y luego cuando despertó, salió disparado a la azotea, deciendo que no estaba a salvo... Que nadie lo estaba.

Tratamos de calmarlo, pero entonces dijo que si nos acercábamos, él se lanzaría, aunque igualmente creemos que lo hará —advirtió la chica, asustada.

—No, no es así, él no se va a lanzar —negó rápidamente—... Él está esperando por mí.

Sin duda alguna estaba seguro de algo, Caleb había corrido a la azotea solo por un motivo.

Howard Cloud lo había contactado dentro de ese lugar. No era extraño que Caleb sufriera una psicosis de tal nivel por eso.

Brandon mordió frustrado su labio inferior y empujó la puerta de seguridad que daba a la azotea, la enfermera lo llevó entre los aires condicionados y la ventilación, hasta la zona sur; ahí, encontró una muralla de enfermos que vigilaban atentamente a Caleb.

Quién estaba sentado peligrosamente del borde con algo entre las manos.

Los enfermeros trataban de negociar o calmar a Caleb, pero este parecía no escuchar a nadie: estos se callaron al ver que él había llegado. Brandon no se preparó mentalmente ni nada por el estilo, él simplemente cruzó el muro de enfermero y comenzó a caminar los seis metros que lo separaban del amor de su vida.

—Y-ya se los advertí, si se acercaban, y-yo-

—Caleb, estoy aquí.

Solo entonces Caleb se giró rápidamente, observándolo con los ojos muy abiertos, que rápidamente se llenaron de lágrimas. Brandon lo alcanzó y se agachó frente a Caleb.

—Mi amor...

—B-Brandon... E-él mató a Bryan, él lo mató —murmuró rápidamente, comenzando a llorar —. Él lo mató por mi culpa, él lo hizo, Howard Cloud vino por mí, vino a terminar lo que ellos empezaron —terminó asustado, abrazándose a sí mismo. Brandon solo pudo fruncir el ceño con un gesto dolido.

No habían palabras para describir lo que sentía, era como una montaña rusa de emociones, y todas eran malas.

—Caleb, cariño, por favor baja de ahí —pidió lentamente, acercándose un poco más

Caleb lo observó congelado unos segundos, para luego negar y ver el vacío.

—... No, no lo haré. —Cerró los ojos con fuerza—. Él los matará a todos antes de venir por mí; pero, sí yo muero ahora mismo, nadie más saldrá lastimado por mi culpa.

—Eso no lo sabes, Caleb —refutó con calma—, tú muerte no solucionará nada, solo causaría más dolor.

—No quiero que nadie más muera por mi culpa. Bryan no merecía eso. —Caleb comenzó a llorar más fuerte—. ¡Bryan merecía algo mejor!

—Lo sé amor, lo sé. —Brandon aguantó las ganas de llorar—. Pero piensa que a Bryan no le habría gustado que te suicidaras.

Caleb, por favor, baja y ven conmigo, por favor... Por favor.

Caleb no respondió en el momento, solo lloró abrazado a sí mismo, mientras que Brandon esperó pacientemente por una respuesta.

—Quiero ir a casa, contigo, no quiero quedarme aquí, por favor Brandon, no quiero quedarme aquí, no es seguro —suplicó desesperado. Brandon asintió rapidamente.

—Iremos a donde quieras ir cariño, solo, solo baja de ahí por favor.

—No quiero que nadie más muera, no quiero que tú mueras por mi culpa —murmuró Caleb lentamente.

—Nadie morirá, Caleb, lo pro-

—¡No lo digas! —exclamó de pronto, totalmente alterado—, no lo prometas, Brandon, no lo hagas, no cargues ese peso por mí, yo solo, solo...

—Está bien, está bien —admitió Brandon lentamente—. No lo prometo, pero por favor, baja de ahí, Caleb, podemos lidiar con esto, lo sabes, así que por favor, baja de ahí y ven conmigo.

Caleb lo observó unos segundos para luego asentir lentamente y secar sus lágrimas.

—Podemos hacerlo, tú y yo, podemos hacerlo.

—Así es cariño, podemos.

—Podemos lidiar con esto... ¡Pero es que duele tanto! Era Bryan, B-Bryan...

—Lo sé, cariño, sé lo importante que era Bryan para ti, él era un buen hombre.

—Lo era, él siempre lo fue.

Caleb bajó al fin de la azotea y Brandon lo sostuvo con fuerza.

—Por favor, Brandon, no dejes que nadie se acerque, tengo miedo —murmuró Caleb asustado, observando desconfiados los demás, parecía una animalito asustado. Brandon asintió.

—Está bien, cariño, está bien, hoy iremos a mí casa para que descanses.

Brandon lo llevó entre sus brazos bajo la atenta mirada de los efermeros hasta su cuarto.

—Estaré en el pasillo frente a la puerta para hablar un momento con los enfermeros, ¿bien? Recoge tus cosas para irnos.

Caleb asintió algo temeroso, pero lo hizo. Brandon salió y cerró con cuidado.

—Denme el número del director, necesito haba con él —le ordenó a la enfermera que estaba presente.

Brandon necesitaba sacar a Caleb de ahí, no precisamente porque este se lo pidiera, sino porque él también creía que no era seguro. Si Howard Cloud había logrado entrar para decirle a Caleb que había matado a Bryan, podría entrar para hacer eso y mucho más.

No era seguro ese lugar, probablemente ninguno lo era.

No lo fue muy díficil convencer al director de que le diera el permiso, lo difícil fue, convencer a los enfermeros de que era lo mejor; luego de media hora de pelear con ellos hasta llegar a un acuerdo, al fin pudo llevarse a Caleb a su casa.

Él tuvo que lidiar con el tráfico, el vigilar su alrededor por si notaba que alguien los perseguía, o peor, los vigilaba, y también tuvo que cuidar de Caleb, que permaneció en una especie de estado catatónico con los ojos lloroso.

Al llegar a casa, rápidamente estacionó el auto y ayudó a salir a Caleb y lo llevó hasta la sala, donde lo sentó y le tomó de las mejillas.

—Caleb, mírame por favor; vamos, Caleb, reacciona por-

—Es mi culpa —explotó Caleb nuevamente, comenzando a llorar lentamente otra vez.

—Caleb, no es tu culpa, no-

—Yo le prometí que conocería a alguien mejor, yo le prometí...

—¡Caleb! —gritó perdiendo el control por un momento, su hombre dió un respingón, como si al fin hubiese reaccionado—, ¡esto no es tu culpa!, ¡tú no hiciste nada, Caleb!, ¡lo que haga o deje de hacer ese maldito asesino no es tu culpa!, ¡¿entiendes?!

Caleb no respondió, solo se encogió un poco más y siguió llorando. Brandon se levantó frustrado y lo dejó desahogarse. Su hombre no estaba en condiciones para razonar mucho con él; necesitaba que se calmara primero.

—Voy a hacer un poco de manzanilla para bajarte los nervios, ya vuelvo —dijo al aire, porque Caleb ni se inmutó, solo se mecía a sí mismo, llorando en silencio. Un regusto amargo se quedó en su interior al ver la escena.

Tratando de no sobrepensar más la situación, Brandon fue a la cocina, llenó la tetera y la puso en la estufa, mientras revisaba la alacena en busca de las bolsitas para el té.

Las cosas estaban realmente mal, eso lo tenía claro; nadie estaba a salvo, y menos con un loco que había estado esquivando a las autoridades por siete años prácticamente; Howard Cloud ni siquiera debía de verse remotamente parecido a su apariencia original... Mientras que ellos estaban a simple vista, totalmente indefensos.

"Debo de pedir escolta policial para todos los cercanos a Caleb, aparte de buscar las cintas del hospital a ver si..." Rápidamente ideó un plan a seguir mientras conseguía las bolsitas de té y la tetera comenzaba a silbar.

Apagó la estufa y sirvió el agua hirviendo en un par de tazas y les colocó el-

Brandon sintió un potente golpe en la cabeza y cayó al suelo.

Estaba casi inconsciente, tirado en el piso.

Apenas si logró pensar inconexamente en que posiblemente, Howard Cloud estaba ahí en búsqueda de Caleb.

Entonces sintió cómo fue arrastrado por el pie, hasta que sintió el material felpudo de la alfombra de la sala.

El mundo era un borrón cuando le dieron vuelta y se montaron sobre él, sintió unas manos envolver su cuello y apretarle hasta hacerle crugir levemente las vértebras. Brandon tosió muy levemente y trató de soltarse, sin ninguna clase de éxito.

"Caleb... Caleb... ¿Dónde-?... Caleb" pensaba sin parar, tratando desesperadamente de recuperar el control de su cuerpo y de evitar la muerte.

Los oídos le pitaban, los pulmones le ardían y la cabeza le palpitaba sin parar.

—C-Ca... Leb

—¡Muere bastardo, muere! —gritó Caleb en ese momento, totalmente fuera de sí.

Quién lo estaba ahorcando, era Caleb.

Brandon trató de zafarse, pero su fuerza era prácticamente nula, más con la escasa cantidad de oxígeno que había en su cuerpo y con toda la sangre atorada en su cabeza.

Los puntos negros comenzaron a aparecer en su visión... Él iba a morir.

"Caleb... Lo siento... No pude..."

En ese momento Brandon se desmayó por la hipoxia.

Continuará...

Hola chicos. Antes que nada, pido una disculpa por haber tardado tanto con la publicación de este capítulo; honestamente, no he tenido mucho tiempo para escribir últimamente. Entre el trabajo, el que me estoy mudando varias veces seguidas, el problema del covid y que ya tengo un par de familiares y algunos conocidos fallecidos por eso, realmente no he tenido tiempo para escribir, y el poco tiempo libre que tengo, tampoco es que tenga muchas ganas para hacerlo, prefiero simplemente descansar o no hacer nada.

Aún así, he seguido escribiendo, muy poco, pero lo he estado haciendo, lo suficiente como para tener dos capítulos ya listos; trataré de corregir el siguiente capítulo y mandarlo para mañana, por otro lado, quiero decir que la serie ya está llegando a su fin, le quedan otros cuatro capítulos y epílogo.

Gracias por leerme. Pueden comentar, valorar el relato y/o escribirme al correo adeth.maldito@gmail.com

Muchas gracias.