El tutor 37

Era un anillo de planta, el anillado de plata que él le había regalado, y, junto a él, había una breve nota. "Lo siento"

El tutor 37

¡No te tengo miedo, no te tengo miedo! ¡Voy a matarte y acabar con esto!

Caleb...

La concentración de Caleb en ese momento, era tan pobre, que tuvo que tirar el enésimo intento de informe que había creado esa mañana. Soltó un pobre bufido, derrumbándose con ello en la mesa, cansado.

En ese momento, Cris entró a su nueva oficina; hacía poco que el señor Clarkson lo habí a nombrado director general del departamento de arquitectos e ingenieros. El rubio se detuvo justo en la puerta al verlo en ese estado.

—¿Duro día? —preguntó este con cuidado, moviendo inquieto los documentos que parecía ir a entregarle. Caleb observó fijamente a su antiguo amigo.

Tenía que admitir, que desde el día en que habían, en teoría, solucionado los problemas que tuvieron en el pasado, Caleb se había mantenido alejado de Cris; no era como si lo quisiera, después de todo, Cristopher era el director del departamento de arquitectos y tenían que trabajar juntos, pero siempre mantenía una visible pero notable raya entre ellos, delimitando así sus contactos a solo lo estrictamente necesario.

Pero con Shaun ocupado en su negocio y con todos los demás pendientes de Bryan, quien pronto comenzaría a tener sus cirugías reconstructivas y la cirugía protésica. Caleb, después de todo lo que le estaba pasando últimamente, necesitaba el apoyo de alguien en ese momento.

—¿Podemos hablar? —preguntó lentamente, recolocándose bien en su silla. Cris lo observó sorprendido unos segundos, antes de sentarse frente a él.

—Eh. B-bien. ¿Qué ocurre? —preguntó Cristopher algo sorprendido todavía por esta petición. Él carraspeó.

—Estoy viviendo con Brandon —soltó de golpe. Cris abrió la boca unos segundos y luego la cerró, en shock.

—¿C-cuanto tiempo llevan viviendo juntos?, ¿y Bryan? —dijo cuando se recuperó un poco.

—Hoy se cumplen cinco días desde que vivo con él —suspiró—. Tengo que hacer todo lo que me ordene, que básicamente es fregar los platos, barrer, limpiar el polvo; vamos, tengo que ser la sirvienta. —Recogió los papeles que tenía regados en el escritorio—. Cuando está en casa no me habla prácticamente para nada, ni siquiera me mira... Y todo los días lleva a alguien a la casa y-y... Me hace escuchar sus gemidos todas las noches.

Y Bryan, bueno, él me echó, me mandó a vivir con Brandon —murmuró todavía algo dolido por su separación.

Cristopher se frotó la boca, al parecer asombrado por lo que escuchaba.

—Pero, no lo entiendo. ¿Por qué estás quedándote con él? —Negó con la cabeza—. Creí que te llevabas mal con él.

Caleb bufó algo molesto.

—Ese es el punto... No sé porqué mierdas hago esto. —Apretó los dientes—. Se supone que iba a ser una especie de terapia entre los dos, que íbamos a mejorar nuestra relación con convivencia diaria... Pero él simplemente pasa de mí, como si yo no existiera.

Cris se quedó unos segundos pensativo, eso bastó para que Caleb recordara brevemente lo que pasó en la noche donde toda esa situación comenzó.

::::::

—Tim me entregó la llave de emergencia de la casa —explicó brevemente su ex, cruzándose de piernas y de brazos—... Bueno, Caleb, ahora sí, tú y yo hablaremos muy seriamente sobre lo que vamos a hacer, de ahora en adelante.

Él se mantuvo estático, sin saber qué decir o pensar, a parte del hecho que Brandon había entrado fácilmente en su casa.

Eso le hizo tener un escalofrío que lo fijó en su sitio.

Brandon se bajó del mesón y se apoyó de este.

—Seré claro y directo; si no respondes y te quedas congelado, como pasó ayer, júralo que no me volverás a ver en tu vida —advirtió lentamente, lo que hizo a Caleb ponerse más nervioso—. Cuando fuiste a mi casa, ¿qué esperabas conseguir de aquello?

Caleb permaneció mudo unos segundos, sintiendo el amenazante frío en su interior. Brandon entrecerró los ojos y él pudo notar, cómo la decepción se construía rápidamente dentro de su ex novio. Apretó los puños con fuerza.

"¡Habla, dilo!; es ahora o nunca. Si no lo haces... Está vez, él se irá del todo" Pensó frustrado.

Dió un paso adelante.

—Yo quería, mejorar mi relación contigo —dijo lentamente, tratando de no tartamudear o titubear con su voz. Brandon asintió lentamente.

—¿Realmente deseas eso? Es difícil decirlo, considerando que probablemente, ahora mismo, ni quiera sepas qué rayos quieres.

Caleb frunció el ceño levemente, evitando el intento de provocación en esas palabras.

—Brandon, quiero disculparme de verdad, y-yo... No puedo controlar está sensación dentro de mí —admitió resignado, abrazándose a sí mismo—. Es más fuerte que yo, p-pero aún así, yo quiero recuperar, aunque sea una parte de lo que una vez tuvimos; si tú me dejas volver a entrar en tu vida, me gustaría volver a formar parte de ella —terminó, siendo lo más sincero que podía ser.

Caleb realmente no esperaba que Brandon lo perdonara, muchos menos que lo volviera a amar. Había muchísimas más razones para no hacerlo, que para hacerlo... Su relación con él, estaba demasiado dañada y todo era su culpa; siempre a sido su culpa, y por ello, él aceptaría cualquier cosa que Brandon decidiera en instante, incluyendo si este no quisiera volver a ver en toda su vi-

—Bien, entonces lo haremos —dijo de pronto Brandon, sacándolo de sus pensamientos.

—¿Eh?

—Si realmente estás dispuesto a recuperar, por lo menos nuestra amistad; entonces supongo que harás todo lo que yo te diga, ¿no? —preguntó rápidamente, confundiendo un poco a Caleb.

Algo en Brandon, tal vez en su tono de voz o en las palabras que uso, no le gustó para nada, pero rápidamente lo retribuyó al miedo implantado en su corazón y en su mente.

Lo importante era, que de repente Brandon estaba dispuesto a hacer algo por arreglar la situación; no supo qué cambió la situación, pero tenía que tomar esta oportunidad.

Debía de cruzar el vacío que los separaba o morir en el intento.

—S-sí, lo haré —dijo rápidamente.

—¿Cualquier cosa que te ordene?

—Sí.

—¿Sin excepciones?

—Estoy dispuesto.

—Bien. —Brandon caminó hacia él, hasta tener un metro de distancia y le señaló—. A partir de mañana, te mudarás temporalmente conmigo, harás las labores del hogar y lo mantendrás todo impecable.

Tienes prohibido pedir ayuda psicológica de cualquier tipo a alguien más, y antes de que hagas cualquier cosa, incluso el ir al baño o sentarte a comer en tu trabajo, deberás de pedirme permiso por teléfono para hacerlo; en el caso de hablarme, deberás esperar a que yo te dé el permiso de hacerlo; y, si hasta te niego el respirar, tú te asfixiarás; ¿quedó claro? —Caleb asintió, algo temeroso por lo que escuchaba—. Si desobedeces cualquiera de estas condiciones, se acabó, ¿entendiste?

—S-sí, señor —murmuró cabizbajo, sintiendo que las cosas se pondrían muy difíciles a partir de ese momento.

Brandon sonrió fríamente al escucharlo.

—¿Alguna pregunta al respecto, niño? —dijo su ex, recogiendo todo lo que había usado y lo puso en la lavaplatos.

—¿Hasta cuándo estaremos haciendo esto, señor? —murmuró levemente.

Su ex lo observó fijamente unos segundos.

—Hasta que, cuando te vea a lo ojos, Caleb, pueda ver algo más que el absoluto terror con el que lo haces. —En ese momento, Brandon pasó por su lado y se marchó.

Caleb cayó al piso cuando escuchó la puerta cerrarse. Se tapó la cara con las manos.

"Oh. Dios mío, ¿qué fue exactamente lo que acabo de aceptar" Pensó angustiado.

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Caleb volvió al presente cuando sintió que Cris asintió y carraspeó un poco, despertándolo así del recuerdo.

—P-perdón. Dime —indicó rápidamente. Cris lo miró con algo de aprensión.

—Caleb, creo que ya te lo has imaginado, pero creo que es obvio que Brandon, en vez querer reparar su relación, pareciera que más bien, desea hacerte vivir una pesadilla, justo como la que él vivió durante todos estos años en los que te esperó —explicó Cris con cuidado. Caleb solo pudo parpadear.

Efectivamente, él ya se había imaginado algo así, aunque en un principio no había querido verlo, especialmente por lo que temía que le ocurriera a su corazón y a su mente al internalizar la idea.

Pero ahora que Cris había llegado a la misma conclusión que él... Caleb no sabía que hacer con eso.

Él se cubrió la cara con las manos. Cris le dió una palmadita en el hombro y le dijo:

—Tienes que resistir, Caleb, él te está poniendo a prueba. —Él se quitó las manos de la cara e hizo un mohín de cansancio.

—Eso lo puedo hacer, pero no sé qué le hará esto a nuestra relación... O a lo que sea que tengamos ya. —Observó su escritorio, jugando con los papeles un poco—. No sé cómo toda esta situación tan incómoda, cambiará algo de lo que ha pasado; siento como si esto que hago fuera en vano... Y estoy seguro que él quiere que yo sienta esto.

—... Lamento no poder ayudarte con algo más que solo escuchar, Caleb —dijo Cris a los pocos segundos. Él le dió una ligera sonrisa.

—Tranquilo, está bien, lo entiendo, de todas formas solo quería desahogarme un poco —admitió algo avergonzado—. Gracias por estar ahí, aunque sea para escucharme. —Cris asintió con una leve sonrisa.

—Para eso están los amigos.

—Gracias. —Caleb observó la mesa de nuevo, sintiendo el peso del anillo de plata que cargaba en su bolsillo, aplastarle el corazón—. De todos modos, sé que esto solo podrá ser resuelto entre nosotros dos de alguna manera, pero... Pero igual siento, que las cosas solo irán a peor a partir de aquí.

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Luego de ambos platicara un rato sobre las intenciones de Brandon, Caleb le había dicho a Cris que él podía soportar toda la presión y castigo que Brandon le colocara.

Pues bien, él estaba claramente mintiéndole a su amigo.

La verdad era que estaba desmoronándose, pedazo a pedazo, hasta perder toda la cordura que había obtenido en esos casi siete años luego de su secuestro.

El llegar a la casa de Brandon; el saber que era la casa de él, y que tenía que quedarse bajo el mismo techo que Brandon... Ponía los nervios de Caleb en punta.

Apenas ponía un pie en esa casa, podía sentir el hielo meterse en su piel hasta filtrarse en sus venas, las manos que rozaban constantemente su piel y las frígidas risas. Caleb siempre tenía la mirada por encima el hombro, esperando que en cualquier momento ocurriera lo peor.

Estar en esa casa, era como tener la adrenalina y el instinto de supervivencia al máximo todo el tiempo; más aún, porque no sabía qué esperar de Brandon.

El limpiar la casa era estremadamente difícil, con cada cosa impregnada con el olor de Brandon... La colonia de Brandon.

La colonia que sus captores tanto usaron mientras estaban con él.

Caleb sentía náuseas y arcadas todo el tiempo, teniendo a veces que pararse y apoyarse de una esquina hasta recuperar el aliento.

Los peores momentos, eran cuando Brandon llegaba.

La puerta de entrada tenía la costumbre de rechinar; por más que Caleb la aceitó y cambió las bisagras por nuevas unas docenas de veces, esa puerta siempre rechinaba como la puerta de la habitación donde lo mantuvieron cautivo.

Y luego estaba la actitud de Brandon, que era más como la presencia de un tiburón, asechándolo sin parar; viendo y analizando cada uno de sus movimientos, esperando ver que cometiera el más mínimo error.

Esa mirada inquisidora y fría, justo como la de Howard Cloud, y el silencio estático y perforador entre los dos, lo mantenían nervioso todo el tiempo.

Y luego, a cierta hora de la noche, siempre alguien tocaba el timbre, y siempre era un hombre.

No sabía si Brandon lo hacía conscientemente, pero todos esos hombres se parecían en algo a él.

Si no era la estatura, era la musculatura; si no la forma de hablar, entonces era en el color de ojos; el color del cabello o la forma de vestí. Caleb podía ver algo de él, reflejado en cada uno de esos chicos.

Igual que los chicos capturados junto a él.

Aparte de eso, Brandon lo hacía ver, cómo se besuqueaba con cada uno de esos tipos, frente a la puerta, para luego llevárselos a su cuarto. Caleb dormía en la siguiente habitación a esa, y tenía que taparse los oídos desesperadamente, sintiendo como los gemidos de cada uno de esos chicos, se volvían en su interior en gritos de agonía intempestiva..

Caleb apenas si había podido dormir por ello en esos días, y las pocas horas en las que lograba conciliar el sueño, se llenaban de turbulentas y oscuras pesadillas, de las cosas que sufrió sin parar en aquella vieja casa de tres piso en la que lo encerraron.

Caleb nunca tenía ni un solo segundo de paz dentro de esa casa, y eso estaba matándolo, tal vez incluso, estaba sucediendo literalmente.

Caleb le había dicho a Cris que podría aguantar sin problemas la situación... Pero, ¿Hasta cuándo podría en realidad soportarlo?

Probablemente, si esta situación se extendía una semana más, él terminaría volviéndose loco, más de lo que ya estaba.

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Sábado...

Las manos lo tomaban con fuerza, con mucha fuerza. Él trató de resistirse forcejeando y pataleando, sin éxito alguno; trató de gritar, pero fue como si brea entrara por su boca hasta llenar sus pulmones, su voz simplemente se ahogó en medio de la oscuridad.

Una frigida risa fue susurrada en su oído. Caleb no pudo evitar que se le escaparan algunas lágrimas.

—¿Lo vez?; él es malo, muy malo.

—Él se burla de ti, te usará y te votará como un papel usado.

—A él le gusta verte sufrir. ¿Crees que no sabe, que todo lo que está haciendo, te hace daño?

—Ven con nosotros, Caleb; ven con Jasper y conmigo.

—Brandon te usará como un juguete. Lo olvidaste, ¿no? Él te usó antes y lo hará de nuevo.

—¿Necesitas que te lo recuerde?

—¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA-!

Caleb soltó un grito ahogado y se levantó, desesperado, forcejeando desesperado y tratando de soltarse de alguien que no estaba en su habitación.

Cuando el terror y la histeria bajaron a un nivel aceptable, fue cuando se dió cuenta que había tenido una pesadilla, que no había sido real.

No estaba atrapado todavía en ese sucio lugar, ni tirado en aquel mugriento colchón.

Caleb se colocó en posición fetal y se cubrió el rostro.

—No fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real, no fue real...

Pero lo había sido; se había sentido tan escalofriantemente real... Hacía años que Caleb no había tenido esa clase de pesadillas, mucho menos, una tan fuerte como esa, y, había sido tan espantosa como la primera vez que le ocurrió.

Siempre era el mismo sueño, con la mismas sensaciones y las mismas palabras... Y el mismo nivel de miedo absoluto y sensación de realidad.

Ahora después de tanto, él entendía, que ese sueño había sido implantado en su subconsciente de alguna manera, pero, ¿de qué servía saberlo, si era algo que no podía controlar en lo absoluto?

Cuando sintió que su mente ya no iba a colapsar, revisó la hora, apenas si eran las dos de la mañana.

Pero Caleb simplemente no pudo conciliar el sueño de nuevo... Especialmente porque le daba miedo volver a sufrir esa pesadilla.

Así que se levantó algo nervioso y trató de despejarse con el agua del baño y se dispuso a limpiar, limpiar y limpiar; y si no estaba sucio, sin una mota de polvo, él lo repasaría solo por si acaso. Necesitaba una forma de distraer su mente ese espeluznante sueño, y esa era la única forma de hacerlo por el momento.

Luego se eso preparó el desayuno, lo dejó servido para Brandon y salió a correr, desesperado por poner algo de tierra de por medio entra esa casa, Brandon y él.

No quería admitirlo, pero el aire se volvió más liviano y la atmósfera que calmó a su alrededor, como si ese lugar y Brandon, fueran el origen de todos sus males. Caleb se sentó en un banca, en medio de la madrugada, y observó el cielo oscuro.

"¿Cómo se van a solucionar las cosas, sí apenas si puedo soportar estar ahí?" Pensó cansado y frustrado, sintiendo que el sueño lo vencía.

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Caleb se levantó de golpe, cuando la luz del sol ya empezaba a quemarle la piel.

—¿E-eh?, ¿q-qué...?

Ni cuenta se había dado de qué se había quedado dormido, hasta que notó a toda esa gente corriendo a su alrededor y a los niños jugando en el césped.

Caleb se levantó y salió corriendo hacia la casa, teniendo lo peor.

Y notó que efectivamente estaba ocurriendo lo peor, cuando vió a Brandon parado en la acera del frente de la casa, con los brazos cruzados. Él corrió hasta detenerse frente a su ex novio.

—Rompiste las reglas —espetó Brandon simplemente.

—Solo fui a correr como parte de los ejercicios matutinos que me impusiste —justificó rápidamente. Su ex entrecerró los ojos.

—No te di permiso de salir.

—Estabas durmiendo, Brandon, y lo necesitaba en verdad. —Caleb observó el suelo. Brandon se mantuvo en silencio unos segundos.

—¿A qué hora saliste a correr? —preguntó simplemente.

Caleb tragó en seco y se sonrojó.

—Salí a correr, más o menos como a las tres de la mañana... me quedé dormido en una banca —susurró incómodo. Brandon simplemente se dirigió a la casa.

—Apúrate y arregla el jardín trasero, solo por esta vez te lo pasaré, Caleb. —Se detuvo en el portal de la casa y lo observó de reojo—. Ni se te ocurra volver a salir de esta forma de la casa, solo saldrás de esta casa para trabajar.

Caleb se mantuvo congelado, impactado.

A Brandon no le importó su incomodidad, y, mucho menos le importó el hecho de que tuvo que ir al parque, solo para dormir en paz un rato; solo le importó el prohibirle ese único respiro por si volvía a ocurrir.

Caleb tenía que admitirlo, estaba frustrado, molesto... Y muy decepcionado.

"¿Por qué diablos tengo que hacer esto? ¿De que sirve hacer todo esto... Si yo no le importó?" Pensó desesperado, sintiendo que cada vez le quedaban menos fuerzas para resistir.

Caleb paso toda la mañana limpiando el jardín, incluso hasta pintó la cerca, solo para retrasar su entrada a la casa, con tal de no ver a Brandon en esos momentos. Su ex tutor tuvo que salir, para ordenarle que cocinara el almuerzo y tuvo que soportar la mirada fija de Brandon sobre él; una cruda mirada llena de frialdad y odio. Varias veces estuvo a punto de quemar la comida, de lo nervioso que le causaba esa penetrante mirada.

Casi podía escuchar claramente, la cínica carcajada resonar en su mente.

Terminó la comida y se sentaron a almorzar.

—Cuando termines de comer, espérame en mi oficina —ordenó Brandon sin prestarle atención.

Caleb asintió levemente, aunque su ex no le prestó atención para nada.

Él esperó pacientemente por casi cuarenta y cinco minutos. Para cuando Brandon apareció en la habitación, lo atrapó respondiendo una llamada, discutiendo algunos detalles sobre el diseño de una de las tiendas la torre Magnus. Se detuvo cuando notó a su ex.

—Eh. Sí, sí, me parece bien, comenzaremos a construirla a primera hora del lunes. Adiós...

Caleb colgó y esperó algo intranquilo, mientras Brandon se acomodaba en su escritorios y lo observaba fijamente.

Y eso fue todo. Él se rascó la mejilla, incómodo; fue a hablar, pero se detuvo al recordar una de las normas. Apretó los labios y mantuvo su intranquilidad bajo control.

"Esto será para rato..." Pensó incómodo mientras se relajaba en la silla.

Y no se equivocó, tuvo que luchar con la incómoda mirada de Brandon, por casi dos horas.

Honestamente, ahora menos que nunca, él no tenía ni idea de qué estaba pasando por la cabeza de Brandon.

Al final su ex simplemente suspiró y le dijo:

—Puedes irte, vé a hacer lo que quieras —le ordenó mientras se ponía a revisar un par de dosieres, seguramente de algunos casos.

Él observó unos segundos, como Brandon entró en modo asesor de la policía, para luego salir de la oficina y apoyarse unos segundos en la puerta.

Caleb se sentía total y completamente perdido; no sabía que pensaba su ex al forzarle a hacer todas esas cosas; no sabía que esperaba Brandon exactamente de él; no sabía por qué le hacía pasar por todo eso.

Realmente... Él no sabía nada, y ciertamente, eso era lo peor en toda esa extraña situación.

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Fue mientras preparaba la cena, que de pronto sonó el timbre de la puerta.

Caleb se congeló, mientras terminaba de hacer un guiso de carne, no tardó en escuchar en la voz de Brandon en un tono... Meloso... Junto con la divertida voz de un chico.

Escuchó cómo la pareja se instaló en la sala entre risas, apareciendo Brandon de pronto por la entrada que daba a la sala.

—Termina de cocinar, sirve los tres platos y vete con el tuyo a comer a tu cuarto —ordenó de manera fría, volteándose hacia la sala, recuperando su voz animada.

Hacía años que no escuchaba esa clase voz, la voz que solo usaba con él cuando estuvieron juntos.

Durante esos cinco largos y extenuantes días, Caleb había tenido que escuchar el cómo Brandon coqueteaba con un hombre distinto cada noche.

Era una interminable patada en los huevos. Apretó los dientes frustrado, sintiendo una enorme humillación por toda la situación en sí. La ira subió por su cuerpo al punto de que se tuvo que sostener del tope de la cocina, para no hacer alguna estupidez de la que se arrepintiera luego.

De pronto se empezaron a escuchar sonidos de besos... Y él solo pudo terminar de servir rápidamente e irse a su cuarto. Al entrar, automáticamente se puso un par de tapones en los oídos y comió en silencio.

No iba a volver a escuchar los gemidos de Brandon junto a los de otro chico, como justamente le ocurrió la primera noche en que se quedó.

Aún así, al acostarse, tuvo que taparse los oídos, al casi sentir que podía escucharlos.

"Solo debo de resistir... Solo debo de hacerlo" Pensó frustrado, sintiendo que paso a paso, se estaba desgastando con toda esa situación.

Solo debía de resistir... ¿Pero hasta cuándo?

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Domingo...

En algún momento de la madrugada, ese par al fin se había callado, pero a pesar de eso, Caleb no pudo dormir en toda la noche.

En parte porque le daba miedo tener otra pesadilla, y en parte porque prácticamente los gemidos resonaban en su interior una y otra vez, haciéndolo pensar, que esa horrible sensación que sentía en su interior, seguramente era la misma que Brandon sintió, cada vez que lo vió a él junto a Bryan... Tal vez incluso fue peor para su ex.

A diferencia de los días anteriores, no se levantó tan temprano, él esperó a que el sol empezará a salir del horizonte, para pararse y tratar de comenzar su día. El sueño y los sentimientos lo estaban devorando por dentro, pero debía de cumplir con su papel.

Pese a que no sabía todavía, exactamente para qué y qué saldría de todo eso.

Sin embargo, cuando Caleb salió de su habitación y se dirigió a la cocina, Brandon de la nada, había cocinado y hasta la había servido la comida.

No pudo evitarlo; se paró en la entrada y observó la escena con sospechas. Sí hubiese podido hablar, le habría preguntado qué demonios estaba planeando hacerle pasar ahora.

En un momento dado, Brandon notó su presencia en la cocina y se detuvo unos segundos.

—¡Ah. Caleb!, ven, siéntate a comer —ordenó suavemente su ex... Lo que le hizo sospechar aún más.

Caleb se sentó y, apenas probó un bocado de la comida, Brandon siguió hablando:

—Hoy voy a tener una reunión importante que hacer en la casa —anunció antes de darle un mordisco a su emparedado—, así que me gustaría que te tomaras el día para que hagas lo que quieras, tienes carta blanca —terminó para luego pasar totalmente de él; Caleb aún así asintió.

No sabía por qué, pero todo el asunto le estaba dando mala espina; se habría negado a marcharse, de no ser porque era un descanso de todo eso que lo atormentaba en esa casa, y, porque le vendría bien un verdadero descanso.

Así que simplemente tomó sus cosas y salió al hospital a ver a Bryan.

::::::

A diferencia de las anteriores veces que había ido a verlo; esta vez, su ex prometido se veía mucho mejor tanto física como psicológicamente.

Al entrar a la habitación, ya no no había un muro de plástico que los separara y las enfermas no le pidieron colocarse los implementos de vestir.

Bryan ya no estaba vendado en su totalidad y ahora se podía ver su rostro, no tenía cejas ni cabellera todavía y apenas empezaban a crecer pestanas de una forma algo desordenada, su piel era de un rosa muy oscuro, estaba arrugada y algo agrietada, aunque parecía recompenerse rápidamente. Además, las costras y pedazos de piel seca y vieja, se desconchaban de todos lados, parecía como una serpiente mudando piel permanente y de una forma un tanto desordemada. Parecía que Bryan se estaba curándo rápidamente, lo cual era bueno.

Peno no solo eso.

Su antiguamente hermoso rostro, ahora estaba lleno de agujeros y extirpaciones... Eran los lugares donde la careta protectora se le había derretido y pegado a la cara, y que por lo tanto, para despegar el material, tuvieron que sacarlos con parte del tejido y músculo.

Aún así, Bryan mantenía una birllante sonrisa, frotando sus dedos en la sábana lentamente, despegándosele pedazos de costra y piel mudada con ello.

—¡Caleb, hasta que al fin me visitas! —exclamó el ex bombero, antes de hacer un puchero—. Pensé que ya me habías abandonado.

Las cuerdas vocales de Bryan se habían recuperado casi del todo y ahora podía hablar continuamente, a pesar de que ahora tenía un tono de voz bajo, extrañamente grave y algo ronca; a Caleb le era difícil asociar esa voz con el viejo Bryan.

Él le dió una mirada de disculpa a su ex prometido.

—Lo siento Bryan, he estado bastante ocupado últimamente y no tenía un hueco para verte. —Se inclinó en gesto de disculpa.

—Oh. Tranquilo, estoy seguro de que Brandon debe de estar dándote muchos problemas. —Bryan se encogió levemente de hombros.

Caleb dió un leve respingón, abría y cerrando la boca, para luego decir:

—... ¿Tú cómo sabes sobre eso? —preguntó lentamente, sentándose en el borde de la camilla. Bryan le dió una de sus suaves sonrisas.

—Oh. Creo que es obvio, ¿no?, yo fuí quien le convenció de quedarse a tu lado —respondió simplemente, como si no fuera la cosa.

Caleb parpadeó unos segundos...

—¿Qué? —balbuceó simplemente, aún sin entender.

—Bueno, creo que era bastante obvio que Brandon te iba a rechazar; ese hombre es verdaderamente un cabeza dura... Sin contar con que te odia a morir —señaló Bryan, alisando la sábana lentamente con un leve gesto de dolor—. Desde aquí, no podía contactarme con él cómo me habría gustado hacerlo, así que te mandé a ti como una especie de mensajero de intenciones, él automáticamente se daría cuenta que yo sería la mente maestra detrás de tus acciones.

Y así, una vez que vino a mí, pude manipularlo y hacer que se quedara a tú lado. Verdaderamente soy una mente maquiavélica, ¿no lo crees? —Sonrió con suficiencia.

Caleb quiso ahorcar a Bryan en ese instante.

—¡¿Estuve bailando en tu mano?! —soltó indignado.

—Oh. Cariño, ¡tú siempre has estado en la palma de mi mano! —exclamó con una leve carcajada. Caleb frunció el ceño para luego suspirar.

Su ex prometido era alguien realmente aterrador. Brandon tenía razón, Bryan, en ves de ser bombero, debería de haber sido detective o alguna especie de villano, esas cosas le quedaban mejor.

—Si no estuvieras en el hospital, ahora mismo te estaría estrangulando —gruñó contenido. Bryan se carcajeó—... Y dime, ¿qué le dijiste para que Brandon me fuera a buscar?

—No fue la gran cosa, simplemente manipulé un poco su hombría, su honor y su odio hacia ti —explicó su ex prometido misteriosamente—. Básicamente hicimos una apuesta, en la cual, las reglas eran que él tendría que volver a vivir contigo y alojarte según sus reglas y tú tendrías que obedecerle.

Si llegabas a resistir hasta que el decidiera que era suficiente, él te daría una verdadera oportunidad, pero si fallabas, yo tendría que casarme contigo en cuanto terminaran de hacerme todas las dichosas operaciones que el camarón quiere que soporte —bufó molesto al final. Caleb se levantó, aún más molesto que antes.

—¡¿Una apuesta?!, ¡¿toda la maldita situación por la que paso en este momento, es una puta apuesta?! —apretó lo dientes con fuerza, observando el suelo—. Todo lo que he pasado estos días, toda la humillación, la denigración, el restregarse en la cara todo lo que le hice, todo... ¡¿Es por una maldita apuesta en la que me toman por un maldito peón?!

—Eh. Sí, ciertamente es así —admitió Bryan sin tapujos, sin siquiera parpadear—. ¿Qué piensas hacer al respecto?

Esa fue la gota que rebasó el vaso de paciencia de Caleb.

—Se acabó, no quiero saber más al respecto.

—Caleb...

—¡No, Bryan, esto se acabó! —gritó furioso—. ¡Estoy harto de todo esto! ¿No te quieres casar conmigo?, pues vale, te lo acepto; ¿quieres que trate de volver con Brandon?, pues está bien, lo intenté y sí fui realmente patético, fuí toda una mierda cuando traté y sí, mi amor por Brandon no puede superar el miedo y las dudas que cargo encima por la grandísima putada que me hicieron cuando esos malditos asesinos me secuestraron.

¡Pero maldita sea!, ¡yo no soy juguete de nadie, ni tuyo, ni de Brandon! —Respiró con dificultad—. ¡Así que se acabó!, recogeré mis cosas de ese maldito lugar y me largaré a mi casa, ¡no quiero saber más nada sobre ti, sobre Brandon, ni nadie más!

Y así fue como Caleb salió dando pisotones, lleno de rabia y de cólera.

Bryan...

Cuando su ex se marchó, él solo pudo sonreír algo melancólico.

—Bueno, parece que las cosas van a marchar justo como lo imaginé —suspiró en voz alta—. Lo lamento Caleb, pero pronto me vas a agradecer por esto... Claro, solo si Brandon reacciona como espero que reaccione.

Y así Bryan simplemente se quedó en su habitación, esperando que ese par chocara entre ellos y que todo se solucionara de una buena vez.

Él dudaba que la cosas fueran a peor, ya que las cosas de por sí estaban muy mal.

Lo que Bryan no esperó, que realmente, las cosas realmente no estaban tan mal como parecían.

Y que aún podía pasar algo mucho peor.

Cosa que efectivamente, fue lo que pasó.

Caleb...

Al llegar al frente de la casa de Brandon Mayer, se detuvo unos segundos antes de cruzar la verja.

Unas horas antes, él había literalmente huído de ese lugar en busca de algo de descanso.

Bueno, ahora mismo volvía a esa casa y no precisamente por algo como la resignación a quedarse o alguna resolución de continuar con esa especie de baile sin sentido que tenía con Brandon.

Él realmente estaba dispuesto a cortar sus lazos con Brandon Mayer.

"Resistir un cuerno, hoy mismo me largo de esta mierda" Pensó molesto, realmente molesto.

Él no era alguna clase de peón o pelota de pin pong, ni alguna clase de juego barato para diversión de otros o para que pagara los platos rotos solo porque sí.

Durante toda esa semana, él se había sentido perdido y con alguna especie de desesperanza, y ahora entendía él porqué de eso.

Brandon nunca lo perdonaría, así de sencillo; su ex novio nunca lo haría, él simplemente lo usaría como pelota antiestrés hasta que se cansara de usarlo, y luego lo votaría.

Y Caleb se negaba a caer tan bajo, si bien sabía que había cometido muchos errores, tan bien era cierto que ya había pagado bastante por ello, los había pagado muchísimo antes de siquiera cometerlos.

Y era por eso, por eso mismo, que cuando Caleb abrió la puerta, ni siquiera parpadeó al ver el panorama de toda la casa.

El aire estaba especiado con humo de cigarrillo, alcohol, lubricante y semen... Apestaba tremendamente a sexo y a sudor.

Por todo lados había gente tirada; en los pasillos, en la sala, en la cocina, en todos lados.

Y todos eran hombres vestidos con cuero o cadenas y demás artilugios.

Él simplemente escaneó cada habitación para luego subir al primer piso y revisar cuarto por cuarto.

Fue en su propio cuarto, donde encontró al dueño de la casa, dormido desnudo y rodeado de cinco chicos que tenían todas las pintas de ser sumisos.

Sí Caleb no hubiese estado tan molesto, la escena en verdad le hubiera dolido en el alma; en cambio, solo se limitó a sacar su bolso de viaje del armario y comenzó a meter todas sus cosas, o por lo menos la ropa.

Su revuelo por la habitación, pareció despertar a quienes estaban en la cama.

—Ah. Mi cabeza —escuchó gemir a Brandon de dolor, justo cuando estaba en el baño, recogiendo en un neceser sus cosas de aseo.

Cuando salió del baño, Brandon le dió una somnolienta mirada antes de tirarse en la cama. Caleb se detuvo y lo observó fijamente.

—Ah. Eres tú —dijo su ex simplemente, antes de volver a acostarse—; has que la gente de abajo se vaya y limpia la casa... Ah. Y prepara algo de café, tengo un poco de resaca —murmuró Brandon levemente.

Caleb apretó los dientes y asintió... Para luego soltar una carcajada.

—¡Claro!, ¡como guste, su real y excelentísima señoría! —soltó sarcástico—. ¿No quiere algo más?, como. Mmmm. No sé, ¿qué bese el piso por donde pasa?, ¿tal vez que le traiga algo de caviar?, ¿o qué tal agua mineral de algún maldito manantial virgen?

Antes de que Brandon pudiera contestarle, salió del cuarto y azotó la puerta, tan fuerte, que la agrietó un poco y casi la arrancó de las bisagras. Caleb se quedó con el picaporte en la mano y lo tiró contra la ventana al final del pasillo, rompiéndola con ello.

—¡Caleb! —gritó Brandon en ese momento, pero este simplemente siguió su camino.

El portazo y el destrozo de la ventana, habían hecho que la gente de abajo comenzara a despertarse, y eso fue lo que encontró Caleb al bajar las escaleras.

—¡Caleb, espera!

Pero no le importó que lo llamara. Solo cuando Brandon le sostuvo el brazo, justo cuando abrió la puerta de la entrada, fue que se detuvo, y solo fue para zafarse de agarre.

—¡Suéltame! —gritó furioso cando Brandon lo intentó agarrar de nuevo; le señaló—, ¡No tienes el maldito derecho a siquiera pensar en tocarme!

Las personas comenzaron a remolinar a sus alrededores para ese momento. Brandon lo observaba algo conmocionado.

Pero nada de eso le importaba a Caleb, se sentía demasiado herido como para importarle en lo más mínimo la situación en sí o si hacia el ridículos o no.

—Cal-

—¡Cállate, no quiero escuchar nada de ti! —gritó furioso, casi que echando espuma por la boca.

—Espera un seg-

—¡No voy a esperar ni un maldito pestañeo por ti!, ¡me largo! —rugió iracundo, mirando a todos los hombres que lo miraban algo sorprendidos y divertidos por el asunto—. Espero que te hayas divertido lo suficientemente conmigo y que te hayas burlado bastante de mí cuando estabas en la cama con esas putas, cuando te revolcabas con ellas, ¡porque yo sí que estoy harto!, ¡harto de toda esta maldita mierda y de que mi mundo tenga que girar alrededor de ti de una u otra forma!

Así que felicidades, Brandon Mayer, lo conseguiste, no volverás a verme en tu asquerosa e inmunda vida. ¡Me largo!

Caleb se giró y fue a salir... De no ser porque Brandon le sostuvo del bolso. Su visión se tornó roja a la vez que trató de jalar del bolso hacia él.

—¡Suéltame que me voy! ¿No querías eso?, ¿hacerme sufrir hasta que decidiera marcharme?, ¡pues eso mismo voy a hacer!

Brandon no le respondió, solo tiró con todas sus fuerzas, mientras él hizo exactamente lo mismo para marcharse de una vez.

Él era más fuerte que Brandon, pero su ex estaba mejor parado para jalarlo.

El resultado fue que el bolso se rompió por la mitad, tirando todas las cosas y las prendas de Caleb por el suelo.

Ambos se congelaron unos segundos, observando por unos instantes, la ropa tirada.

La humillación y todos eso horribles sentimientos dentro él, se dispararon.

Caleb corrió hacia la cocina, empujando a todo aquel que se le atravesaba, hasta salir al jardín trasero de la casa; se sostuvo de los cabellos y gritó, gritó muy furioso, soltando todo lo que le molestó y denigró durante toda esa semana; todo aquello que había aguantado; todo el dolor y la desesperación que siempre tenía que contener en su interior.

Tenía que calmarse o terminaría matando a alguien.

Cuando pasaron unos diez minutos y él volvió a ser apto para el consumo humano, entró a la casa y tomó de una de las alacenas un par de bolsas de basura para meter sus cosas.

Nada ni nadie le impediría largarse de esa casa ese día.

Pero cuando fue a la entrada de la casa, notó dos cosas: Que su bolso destrozado ya no estaba en el portal, y por otra parte, que ya no había personas en la casa.

Automáticamente se dirigió a su habitación, teniendo el presentimiento de que sus cosas y Brandon, estaban ahí.

Y fue precisamente lo que encontró, a su ex sentado en la cama junto a su bolso y pertenencias.

—Brandon, dame mis cosas que me voy.

Pero Brandon solo lo observó unos segundos, para luego levantarse.

—Caleb, primero quiero hablar con-

—¡No!, ¡no vamos a hablar de nada! ¡Yo...! —Caleb se detuvo unos segundos, tratando de calmarse—. Yo creí que habría una oportunidad de volver a amarnos; soñaba con que pudiéramos ser lo que éramos antes. De que volviéramos a ser ese par de chicos que no podían ser más felices estando juntos; que tú fueras ese Brandon alegre y juvenil que tanto amé y que yo recuperara lo que me arrebataron.

Pero no puede ser, no, ya no. —Caleb observó el suelo—. Ambos estámos demasiado dañados, hay demasiado odio de por medio y en este mundo, los sueños no se cumplen. —Se frotó la cara unos segundos—. Sí no vas a devolverme mi ropa, no importa entonces, de todas maneras me voy a ir.

Cuando Caleb fue a abrir la puerta, sintió como Brandon le agarró del brazo y lo hizo darse la vuelta, apoyándolo a esta.

La mirada de su ex parecía sorprendida y algo perturbada... Confundida.

Caleb solo suspiró, cansado de todo el tema ya.

—Espera, Caleb, no puedes irse así como así —refutó Brandon, Caleb se rió divertido.

—¿Qué? ¿Ahora ya ni puedo tomar mis propias decisiones? —increpó divertido, sin realmente estarlo—. Tú ni nadie puede darme órdenes. Sí tratas de forzarme a estar aquí, te demandaré.

—¡No lo entiendes, Caleb! —exclamó este, sujetándolo de las muñecas y arrinconándolo en la puerta.

Caleb trató de zafarse, pero nuevamente, no estaba en la posición para librarse realmente.

Algo frío y oscuro lo estremeció, pero se controló.

—¡Solo estaba poniéndote a prueba! Yo no hice nada con esos chicos, Caleb —aseguró Brandon rápidamente.

—¿Poniéndome a prueba?

—¡Sí!

—¿Y por qué deberías de hacerlo? —prengutó cansado, tratando de revolver sus muñecas, cada vez más inquieto—. Prácticamente me estaba entregando a ti, a pesar de todo lo que hay entre los dos, yo me estaba entregando a ti en bandeja de plata... ¿Y quieres que yo me crea esa mierda?

—¡Es la verdad! Hice todo esto porque me tienes miedo Caleb —indicó frustrado su ex. Caleb simplemente agachó la mirada—, sin importar cuánto digas amarme, ¡tú todavía te sientes aterrado por mi presencia!, ¡¿crees que no me he dado cuenta?!

—Hay mejores formas de tratar mis miedos, que haciéndome odiarte. Brandon, ¡por favor!, ¡no trates de tomarme el pelo! —dijo sarcástico—. Tú hiciste todo esto, solo para saciar tu sed de venganza y odio hacia mí. Crees saber por qué hice todo lo que hice, pero tú no entiendes nada de mí, ¡así que no creas que tienes derecho a juzgarme de esta forma, haciéndome todo esto que me hiciste!

—Caleb, yo sé todo por lo que pasaste por culpa de esos asesinos seriales, así que no me tomes por tonto, sé cuál es la situa-

—¡Tú no tienes ni una jodida idea de cómo me siento o por lo que pasé ! —exclamó Caleb molesto, para luego suspirar—. Brandon, déjame ir, estoy cansado y quiero irme a mi casa, a dejar de ser el conejillo de indias de todo el mundo.

Caleb comenzó a revolverse, pero Brandon no lo soltaba.

La sensación de amenaza comenzó a crecer en su interior.

—No, Caleb, por favor, vamos a hablar.

—¡No quiero hablar contigo Brandon!, ¡estoy cansado de tratar de hablarlo! ¡Suéltame!

—¡No, Caleb-!

Las palabras de Brandon se cortaron debído a que entre el forcejeo, Caleb lo logró despegarse un poco de la puerta, pero Brandon aprovechó ese momento y trató de arrinconarlo de cara a la pared, lo que derivó en que se enredaran en la alfombra y cayeran al suelo. Brandon encima de Caleb, quien que quedó boca abajo.

Caleb se golpeó algo fuerte la sien y gimió levemente de dolor, cuando sintió cómo Brandon le hacía una llave en el brazo y lo invobilizaba del todo.

El terror comenzó a crecer dentro de Caleb, a la vez que el frío lo envolvió y la mirada se le tornaba borrosa. Trató de revolverse aún cuando se hacía daño en el brazo por ello.

—¡Brandon, suéltame! —gritó alarmado, respirando cada vez más difícilmente. Su ex en cambio lo redujo por completo.

—No, no te pienso soltar hasta que te calmes, debemos de hablar esto —dijo este, fríamente.

Caleb trató cada vez más de soltarse, pero no podía.

La oscuridad comenzó a nublarle más y más la vista; el frío comenzó a atravesarlo y las frías risas hacían sus oídos pitar. Caleb llegó al punto de que comenzó hiperventilar y gritar.

—¡Suéltame, por favor, suéltame, suéltame...! —rugía sin parar. Pero Brandon lo controlaba como podía contra el piso.

—¡Caleb, cálmate, respira!

Pero él no podía escuchar nada de lo que decía Brandon.

"Eres mío, eres nuestro..." Susurraban viciosamente en su oído sin parar.

Más y más oscuro.

El sonido de los gritos de horror.

Los golpes, el ruido sordo.

La puerta oxidada que rechinaba.

Las manos que pasaban por todo su vunerable cuerpo, junto antes de golpearlo.

En ese momento, algo se rompió en la mente de Caleb.

Brandon...

La situación se le estaba escapando de las manos. Caleb estaba cada vez más histérico y él no podía evitarlo.

Si lo soltaba, este escaparía para siempre de sus manos, pero si lo mantenía sujeto, este entraría más y más en pánico.

Pero no podía dejarlo ir, así que decidió mantenerlo sujeto; aunque su ex se hacía daño a sí mismo, parecía que este ni siquiera se daba cuenta de ello.

En algún momento, luego de un fuerte rugido, Caleb simplemente se detuvo, cayó inherte en el suelo como una marioneta a la que le cortaron los hilos.

Brandon estaba ciertamente asustado, jamás había visto tal reacción en Caleb.

Lo soltó lentamente y trató de darle la vuelta para revisarlo.

Caleb tenía los ojos totalmente abiertos, con la mirada completamente perdida en la nada.

El miedo y el terror crecieron en éla pasos agigantados.

—¿Caleb?, reacciona, vamos. ¡Caleb, reacciona!; por favor, vamos, mi amor... —suplicó desesperado, dándole palmadas en las mejillas.

Lo siguiente que pasó fue demasiado rápido como para que Brandon lo registrara en su mente del todo.

En cuanto Caleb pareció recobrar el sentido, de pronto se levantó como un rayo y lo lanzó contra la pared.

Literalmente lo lanzó.

La pared se hundió un poco a la vez que Brandon soltó un gritó ahogado de dolor.

Ni siquiera terminó de caer al suelo, cuando Caleb lo volvió a tomar del cuello y presionó contra la pared, elevándolo hasta que quedó suspendido en el aire.

Confundido, trató de soltarse del agarre, sin embargo no pudo, era como si esas manos estuvieran fusionadas a su cuello.

—C-Ca... Leb —susurró como pudo, desesperado, tratando de patalear o alcanzar a Caleb.

Pero era imposible, cada vez que lo intentaba, este lo azotaba contra la pared y clavaba su cabeza contra la madera, atontándolo con los golpes.

El sangre pálpito en los oídos de Brandon. Trató de abrir los ojos.

Frente a él, Caleb lo trataba de estrangular con todas sus fuerzas; su boca soltaba saliva sin parar y sus ojos parecían llenos de locura.

Caleb gritó con fuerza, elevándolo un palmo más.

—¡No vas a tomarme, no vas a tocarme!, ¡te voy a matar, bastardo!, ¡¡bastardoooo...!! —gritó lleno de ira.

Brandon trató de tensar su cuello para pasar algo de aire, apenas pudo logramos, tomó una profunda bocanada, aunque todo le dolió con ello.

—Ca... Leb... Soy... Yo —murmuró como pudo, sintiéndose cada vez más mareado—. Caleb...

—¡No matarás más chicos! ¡No volverás a tocarme! ¡Voy a matarte!

Entonces Brandon entendió que, a quién estaba tratando de matar Caleb, no era a él.

Estiró sus brazos hacia el rostro de Caleb, tratando de hacerlo reaccionar, pero sus dedos apenas si rozaron sus hombros.

Brandon empezó a quedarse más y más sin aire; puntos negros comenzaron a crecer en su visión.

Palmeaba, desesperado, los hombros de Caleb, pero este parecía ni sentirlo.

A este paso lo iba a matar en verdad.

De todos los escenarios que había previsto de la situación, este era el que nunca imaginó posible.

—Caleb —susurró desesperado. Trató de tragar duro—. ¡Caleb! —gritó cada vez más mareado, golpeando los brazos de su ex cada vez más duro.

Y luego cada vez más débil.

—¡Caleeeeeb!

Caleb...

Aquel lugar era una pesadilla sin parar.

Aferrado con grilletes a una barra de hierro pegada a la pared, y con las piernas abiertas debido a una barra que fijaba sus tobillos; siempre dispuesto y vulnerable a una violación.

Caleb sintió como el mundo a su alrededor, se fragmentaba cada vez más sin que él pudiera evitarlo.

Desde la primera vez que Jax había llegado y había usado su cuerpo como quiso, sin importar cuánto ese asesino trató de hacerle gritar y suplicar, Caleb se negó a ello y trató de mantener su mente centrada, unida y coherente, jurándose que todo saldría bien.

Pero nada salió bien.

Los primeros días, apenas si le daban de comer y tomar, él sabía que era para mantenerlo débil y que no pudiera resistirse a lo que fuera que le quisieran hacer.

Cuando trataba de evitar comer, esos sujetos lo golpeaban hasta dejarlo inconsciente, para luego hacerlo despertar con un balde de agua fría.

El olor del cuarto era insoportable y esos sujetos siempre lo mantenían ahí, la primera vez que tuvo que orinarse encima, casi lloró de humillación, teniendo que soportar las ganas de defecar hasta que estos quisieran.

Y luego Jax usaba su cuerpo como quisiera, violándolo hasta hartarse.

En ese lugar, siempre había algo que lo mantuviera despierto, ya fuera una gota de agua que caía del techo justo en su cabeza, ya fuera un extraño sonido sordo y amorfo que apenas sentía, pero que era extremadamente notable en cuanto trataba de dormir, todo para debilitarlo cada vez más y más.

Pese a todo, él en ningún momento perdió la esperanza de que su amado lo salvará; aún cuando esos sujetos lo golpeaban y lo violaban para luego curarlo; aún cuando apenas si dormía; aún cuando le daban de apenas de comer y beber para sobrevivir, él creyó en Brandon Mayer con todo su corazón. Su amado lo salvaría, de eso no dudaba.

Por lo cual nunca les siguió los juegos, no importara cuánto daño y dolor le provocaran, no importara cuántas veces le dijeran que sus esperanzas estaban muertas, él se mantuvo firme y no suplicó.

Entonces, en algún momento, las cosas se retorcieron de manera inesperada.

El primer día en que Jax y Howard Cloud, llevaron a esa habitación a un chico que se parecía a él, Caleb se congeló.

—¿Q-qué-?

Howard lo cayó haciéndolo abrir la boca para hacerle tragar un manojo de pastillas, trató de vomitarlas pero recibió una cachetada en la sien que lo aturdió del todo.

—Traga, perra. —Y lo ahogó con un vaso de agua.

Caleb tosió un par veces para luego ver cómo se marchaban, dejándolo con el chico desmayado en medio del cuarto.

Cuando empezó a sentir la mente extrañamente nublada, ellos volvieron a entrar.

Y notó que Howard vestía de forma extraña y su pelo se veía rubio.

Estaba disfrazado de Brandon.

—Vamos a jugar, Caleb... —susurró belicosamente Jax en su oído.

Ellos simularon que Brandon era quién asesinaba a ese chico frente a sus ojos, Jax lo hizo ver con un casco que le mantenía forzosamente los ojos abiertos, mientras que Howard destazaba a ese chico lenta y dolorosamente con un cuchillo.

—Mirs bien, Caleb, mira bien, esto es lo que te hará Brando Mayer, sí sigues con él, mira bien...

Caleb sabía que esos dos estaban locos, pero no imaginó que llegarán hasta ese horrendo punto.

Ni pensó en lo que ellos trataban de hacerlo en ese momento.

Rapidamente, estos comenzaron a darle de comer y beber regularmente, justo antes de que comenzaran sus torturas y las violacioneo, repitiéndole sin parar que Brandon Mayer le haría todas esas avejaciones si volvía con él, que, sí los aceptaba a ellos, estaría bien y seguro.

Caleb obviamente se negó a aceptar tal absurdo.

Pero los días se volvieron largos, y la falta de sueño, la gota del techo, el ruido sordo, las drogas, los golpes, la violaciones, los múltiples asesinatos frente a él, mientras vestían como si fueran Brandon... Hicieron que Caleb comenzara a alucinar.

La primera noche que soñó con que Brandon lo asesinaba justo como a uno de esos pobres chicos, Caleb casi se rompió, de no ser porque su corazón confiaba más allá de la lógica en su amado, él se habría roto.

Jasper y Howard Cloud, siguieron atacando su mente sin parar, ya ni podía distinguir en qué momento se iban o venían; siempre lo mantenían drogado hasta las cejas y luego hacían lo que querían con él.

Tres días antes de que lo sacaran de aquel infierno, Caleb realmente confundió a Howard con Brandon.

Mientras ese asesino ahocarba a su antojo a un chico que suplicaba por su vida, Caleb por un momento, super puso la imagen de su amado sobre la de Howard, hasta que distinguió quién era quién.

Caleb se odió por ello con todas sus fuerzas.

Pero todo era una alucinación, ¿no? Todo era culpa de las pastillas, ¿no?

La venenosa duda comenzó a entrar en su mente lenta, pero firmemente, pese a que había recuperado su temple luego e ese momento de duda.

Cuando comenzaron a asesinar a esos chicos frente a él, ellos siempre le ordenaban que dijera que Brandon Mayer era lo peor que le podía pasar y que con ellos estaba mejor, y cómo siempre, él se mantuvo en silencio.

Entonces, la siguiente parte del ritual, era cuando Howard, disfrazado de Brandon, le pedía que eligiera cómo debía morir el chico, Caleb simplemente cerraba los ojos y le pedía perdón al chico con todo su corazón.

Ese día, Caleb tuvo una verdadera alucinación despierto y gritó horrorizado cuando el Brandon que vió frente a él, comenzó a apuñalar al chico.

—¡B-Brandon, no! —gritó sin ser consciente de ello.

En ese momento, ambos asesinos de congelaron.

—¿Qué dijiste? —preguntó Jasper, excitado.

—N-no, y-yo...

Antes de que pudiera decir algo, Howard le montó encima al chico casi inconsciente, tirando de la cabeza de este hacia atrás.

Y degolló al chico encima de él.

Caleb gritó horrorizado cuando la sangre le salpicó por completo, más aún, cuando Howard abrió en canal al chico sobre él y le tiró al chico muerto encima.

Le agarró del rostro y lo hizo mirarlo fijamente.

—Mira lo que hizo tu amado Brandon, mira como te mató, Caleb.

—B-Bran... B-Brandon...

—Sí, Brandon fue quién lo hizo, míralo, míralo bien, por culpa de él es que sufres tanto. Brandon no es bueno para ti.

Caleb se revolvía sin parar, tratando de quitarse el chico muerto de encima, pero Howard lo impedía.

—Brandon es malo, Caleb, Brandon quiere matarte.

—N-no, ¡no! Brandon no me haría... ¡No me haría!

Howard lo soltó y recogió al chico. Jasper soltó un silbido molesto.

—Hombre, que luego tengo que limpiarlo yo, esto es un puto desastre —espetó el chico, asqueado.

—No, déjale así, que la sangre se le seque encima.

—Oye, no me lo voy a follar todo sucio con esa mierda encima.

—No importa, este chico está muy cerca de romperse, dentro de una semana a lo mucho, su mente estará totalmente rota y podrás hacer lo que quieras con él. Es una pena que tengamos que drogarlo tanto para poder sugestionarlo, su mente se está volviendo una sopa con tantas pastillas —dijo Howard algo decepcionado.

—¡No me importa si incluso pierde el habla! Caleb tiene que ser mío y no de ese bastardo policía.

A partir de ese momento, el hedor en esa habitación se triplicó y Caleb hasta se vomitó encima un par de veces al no poder soportar el olor de la sangre secándose.

Su mente se estaba rompiendo cada vez más rápido, luchaba con ello, pero era tan... Difícil.

Los golpes, las muertes, la imagen de Brandon, todo comenzaba a enredarse en una enorme maraña que lo hacía sentir que se partiría en dos. Seguía deseando que Brandon lo salvara... Pero este no aparecía. ¿Acaso Brandon ya se había olvidado de él?

¿Acaso en verdad todo le estaba pasando a causa de Brandon? ¿Estaría mejor... Si simplemente se rendía?

Y así llegó esa noche, la noche en la que terminó de romperse.

Los ruidos, los disparos y los gritos, tenían a Caleb totalmente nervioso, pensando lo peor.

¿Qué estaba pasando? ¿Qué planeaban hacerle? ¿Se estaban burlando de él?

¿Brandon había llegado a acabar con su vida?

Caleb se detuvo al pensar eso.

¿Por qué había pensado eso? Brandon nunca lo dañaría, ¿no? Brandon jamás le haría algo, ¿no?

¿O sí?

Los gritos, el sonido sordo, la gota de agua, el dolor, la sangre, toda esa sangre, la risa de sus captores, las violaciones.

La mente de Caleb de fracturó por completo.

En algún momento, la puerta se abrió. Caleb soltó un grito de horror.

—¡N-no, por favor, no vengan, no...! —gritó sin parar.

Caleb nunca suplicó... Hasta ese momento.

—¡Por favor, no, Brandon, no me mates, no por favor, no! ¡NO!

—Oh. Dios mío...

Caleb se congeló un momento al escuchar esa voz, se le hacía conocida.

—Caleb, por Dios...

—¡No, no me toques, no por favor, no me hagas dañ-!

En ese momento, Daniel cubrió su cuerpo con una camisa y le sostuvo el rostro.

Las alarmas de Caleb subieron de golpe.

—Caleb, mírame, soy yo, Daniel, mírame por favor, mírame.

Esa voz se le hacía conocida a Caleb, era una voz que llevaba días sin escuchar, ¿o tal vez eran años?

Caleb trató de calmarse y enfocó su mirada por fin.

El dolor estaba plasmado en el rostro de Daniel.

Así fue como recogieron a Caleb y lo rescataron de ese diabólico lugar. No fue hasta entrada la noche, que Caleb recuperó el sentido en su cama de hospital.

Por unos segundos se revolvió asustado en la cama, hasta que vió que estaba a salvo. Caleb observó sus manos, que temblaban sin parar; las cerró con fuerza.

—Yo... Escapé de ese lugar, y-yo lo logré, ¿no? —murmuró lentamente, tratando de calmarse—. Yo estoy a salvo... ¿No?

Entonces escuchó una fría risa frente a él. Caleb miró asustado.

Howard Cloud, vestido como Brandon, lo observaba divertido.

—¿En serio crees que escapaste de nosotros?, ¿que escapaste de Brandon? —preguntó sarcástico con una risa—. Aún no hemos terminado contigo, Caleb, nosotros siempre iremos tras de ti.

Caleb se congeló en la cama del hospital, observando como el rostro de Howard se derretía hasta mesclarse con el de Brandon.

Cuando Howard-Brandon, se acercó a él, Caleb saltó de la cama.

Él ya no estaba inmovilizado, drogado o debilitado por la hambre y la sed.

Él iba a matar a ese bastardo, Howard Cloud merecía morir; por todo lo que le hizo a esos chico; por todo lo que le hizo a él... Caleb lo mataría con todo lo que tenía.

Así que lo tomó del cuello y lo ahorcó con todas sus fuerzas, Howard-Brandon se revolvió entre sus brazos, riendo como loco, asqueado a Caleb cada vez más con ello.

Esa fue la primera vez que casi mató a uno de los enfermeros del hospital.

Caleb no podía controlarse, a veces se sentía como si todavía estuviera en ese lugar y veía a Howard o a Jasper en todas partes, pese a que le decían que ambos no podrían volver a tocarle.

Helen y Daniel, mantuvieron la situación en secreto a petición de él, mientras los psiquiatras entraron en acción, ayudándolo a ver la realidad, o por lo menos, eso fue lo que fingió Caleb que lograba.

Porque sin importar cuánto lo intentara, ellos siempre aparecían, su mente no podía dicernir de lo que era falso o era verdad, no podía evitar evocar, todas las horribles sensación a las que fue sometido en ese lugar.

Y la simple mención de Brandon despertaba algo horrible y desagrable en su interior.

Con el pasar de los años, él logró controlar y mantener bajo control todas esas cosas, encerrándolas herméticamente hasta que su mente simplemente pasó de ellas.

Hasta esa día.

Ese día, Caleb volvió a esa horrible habitación, volvió a ver a Howard Cloud.

Y nuevamente lo mataría, lo mataría las veces que fuera necesario, a él y a Jasper.

Howard reía como loco, mientras se entremezclaba con la cara de Brandon en una amalgama derretida de locura o psicopatía.

—¡Maldito bastardo! —gritó asqueado, sintiendo la viscosidad de ese rostro, llenarle los dedos. El miedo creció en él, pero lo enterró dentro de la ira— ¡No te tengo miedo, no te tengo miedo! ¡Voy a matarte y acabar con esto!

—¡Caleb!

Escuchó una lejana voz en el fondo de su mente, pero no le iba a prestar atención, todo era una trampa de ese sujeto para dejarlo libre.

No, él tenía que matar a Howard Cloud de una vez por todas.

—C-Ca... Leb... ¡Soy yo, Brandon! —dijo la voz en plena agonía.

—¡No, no eres Brandon!, ¡no te atrevas a usar su nombre!

Howard-Brandon se carcajeó como loco.

—Vamos, haber si me puedes matar, niño inútil —se burló la alucinación, Caleb gritó molestó y apretó hasta que sus brazos se tornaron rojos.

El rostro de Howard se torció en una mueca de dolor; Caleb sonrió psicótica mente al sentir una gran satisfacción por ello.

—Ca... Leb... Deten... Te

Caleb gritó furioso, bajando a Howard Cloud hasta la altura de rostro, solo para verlo morir de cerca.

Entonces sintió que alguien le tomaba las mejillas.

—Ca... Leb... Soy yo...

Caleb se congeló unos segundos.

Esa voz era muy parecida a la Brandon, su Brandon, el real.

Parpadeó.

Frente a él ya no estaba el grotesco rostro de Howard Cloud, sino que era Brandon, el real, con el rostro morado.

Desmayado.

Caleb lo soltó de golpe; Brandon cayó al suelo y a los segundos, aspiró fuertemente antes de comenzar a toser. Él se congeló en medio de la habitación.

—Eh. ¿Qué? Yo, ¿qué hacía? Yo —balbuceó torpemente, mirando sus manos.

Así comenzó a recordar. Él había estado molestó por toda la situación entre ellos, así que recogió sus cosas, pero Brandon lo detuvo, pelearon hasta que el bolso se rompió, y luego...

Y luego...

Caleb se sostuvo el rostro, horrorizado.

—Y-yo, no, yo. Ese era Howard, no tú, no, yo... —balbiceaba inconexo.

—Caleb... No te vayas —murmuró Brandon en el suelo. Él dió unos pasos hacia atrás, asustado.

Esto lo había hecho él, él había intentado matar al hombre de su vida, en verdad lo había hecho.

Lo que siempre temió se hizo realidad.

Caleb salió corriendo del lugar, asustado de sí mismo y de lo que le podía hacer a sus allegados si sufría otro ataque como ese.

Huyó de todo y de todos, incluso cuando la ahogada súplica de Brandon de que se quedara, retumbaba en su mente sin parar.

Brandon...

Cuando al fin se sintió listo para levantarse, Brandon sintió como su cuello tronó de dolor. Tosió un par de veces, girando el cuello con cuidado por si había sufrido algún daño grave.

—Caleb... —murmuró asustado, recordando lo que hacía una media hora había pasado.

Él había calculado que los traumas de Caleb eran fuertes... Pero nada de lo que imaginó, se comparaba a esto.

El que Caleb hubiese estado él solo, soportando esa clase de impulsos, alucinaciones y fantasmas durante tantos años...

La sola idea hizo temblar de terror a Brandon; él se hubiese vuelto completamente loco hace mucho.

Caleb necesitaba ayuda urgentemente, muy urgentemente.

Y la única persona que se la podía dar, era él. Si él era el centro del problema, solo él podría deshacerlo.

"Y de estúpido vine y lo empeoré" Pensó molesto consigo mismo, sintiendo una vez más, que toda la culpa de la situación recaía en él.

Brandon tropezó hasta su cuarto y sacó su teléfono y llamó rápidamente a Caleb.

Ni siquiera cayó la llamada.

—Mierda —espetó molesto.

Cómo pudo, se vistió para salir y empezó a llamar a Roger, cuando fue hacia la cocina.

En ese momento notó algo en la barra de desayunos.

Era un anillo de planta, el anillado de plata que él le había regalado, y, junto a él, había una breve nota.

"Lo siento"

Brandon solo pudo mirar la nota durante unos minutos.

Esto era su culpa, todo lo que ocurría era su culpa, por pensar más en su odio que en todo lo demás, por creer que Caleb siempre había tenido una vida brillante mientras que él se hundía en fango.

Nunca se dió cuenta, en realidad era al revés, Caleb siempre tuvo que pelear con tods sus fuerzas en contra del pasado, mientras que él solo se limitaba a regodearse en su autocompasión y espera.

Brandon casi lloró en ese momento. Él debía de alcanzar a Caleb y reparar toda esa mierda que él mismo había provocado.

Brandon salió a toda marcha a buscar a Caleb.

Pero sin importar cuánto lo busco, este simplemente había desaparecido.

Caleb simplemente... Había desaparecido en el aire, sin dejar rastro alguno.

Continuará...

Antes que todo, quiero disculparme por tardar tanto en publicar este capítulo. Por una mezcla de motivos personales, laborales y de salud, no he podido publicar en todo este tiempo, pero como ven, las historias siguen en su curso.

Debo anunciar que me próximas publicaciones, serán los capítulos que me faltan de "él cambió mi vida", que empezarán a salir a partir de mediados-final de esta semana.

Gracias por leerme. Pueden comentar, valorar el relato y/o escribirme al correo adeth.maldito@gmail.com. muchas gracias