El tutor 36
Tim me entregó la llave de emergencia de la casa explicó brevemente su ex, cruzándose de piernas y de brazos... Bueno, Caleb, ahora sí, tú y yo hablaremos muy seriamente sobre lo que vamos a hacer, de ahora en adelante.
El tutor 36
Yo todavía... Amo a Brandon.
Caleb...
Él se quedó paralizado; sintiendo, cómo el mundo a su alrededor se oscurecía; cómo el pitido de monitor cardíaco y el zumbido del respirador de Bryan, se desvanecía en medio de la nada.
Todo se desvaneció en la oscuridad.
Caleb se sentía frío, apresado; su respiración poco a poco se volvió errática y un sonido sordo, casi inaudible, lo inundó todo.
Detrás de él, una fría y sádica risa comenzó a rezonar, junto en el chirrido metálico de una puerta.
Pero aún así, Caleb trato desesperadamente de no caer en la desesperación; él debía ver hacia el frente, hacia el moribundo hombre que también mantenía sus atormentados ojos, llenos de dolor, en los suyos.
Caleb luchó con uñas y dientes, por no caer en el agujero de nuevo.
Bryan trato de hablar de nuevo pero solo pudo toser un poco y gemir de dolor. Eso activó el instinto protector de Caleb y lo sacó de sus peores pesadillas.
—¡Bryan!
—E-estoy... Bien —murmuro su prometido.
No. Mejor dicho, ex prometido.
—Un poco... Cansado, pero bien... Quemé muchas... Calorías —continuó, con una débil y agrietada sonrisa.
A Caleb le costó un poco, entender lo que había dicho Bryan. Dió un paso hacia adelante y se sostuvo de la cama, confundido.
—¿Por qué? —dijo desesperado—.¡¿Por qué nos haces esto?! ¡¿Por qué deseas arruinar nuestra relación?! ¿Es por tu pierna? ¿Es por tu rostro y tus heridas? ¡¿Por qué?!
Bryan no podía mover, ni un solo centímetro de su cuerpo, sin sentir un terrible dolor en su cuerpo a pesar de estar lleno de morfina hasta las cejas, así que solo bajó su mirada unos segundos, para dale otra sonrisa a Caleb, esta vez una de disculpa.
—Lo siento... Caleb; e-es... Un poco de todo eso y la vez... No.
Caleb apretó la mandíbula, frustrado.
—Bryan... Si esto es una broma, ¡yo nunca te lo per-!
—Tú nunca fuiste mío... No por completo, al menos —continuó Bryan, como si él no hubiese dicho nada—. Caleb tu realmente... Nunca me amaste.
Caleb solo negó con la cabeza.
—Bryan, ¡yo lo daría todo por ti! —exclamó, frustrado.
Su ex le observó fijamente.
—Caleb... Te mientes a... Ti mismo —susurró algo débilmente e incluso suspiró, aunque sonó como si dos piedras se frotaran.
—Bry-
—Brandon.
Caleb se cayó abruptamente, sintiendo su sangre helarse.
¿Por qué decía ese nombre justo en ese momento?
Bryan hizo un leve gesto de dolor.
—M-mi g-gar... Gan...
Caleb ya estaba a su lado, agachándose para darle el agua con la pajita. Bryan le agradeció con la mirada.
Una vez terminó. Su ex prometido soltó una fuerte exhalación de alivio.
—¿Por qué nombraste a Brandon en nuestra conversación? —preguntó nervioso. Bryan sonrió levemente.
—Caleb... Desde la primera... Vez que nos hablamos... No. Desde la primera vez... Que peleamos, tú... Me gustaste —dijo en cambio—. Cada intercambio... Cada cita... El descubrir más de ti... Todo eso y lo demás, me hizo... Enamorarme, más y más y más... De ti.
Pero tú, en las noche... Que estuvimos juntos... Incluso hasta hace poco... A veces decías su nombre... Desesperado, sin parar... Había que estar muy... Atento para escucharte... Pero lo llamabas una y... Otra y otra... Vez.
La primera vez... Que escuché ese nombre... Me sentí anonadado... Y cuando me dí cuenta... De que siempre, lo llamabas... No pude evitar sentirme... Celoso. Agua por favor.
Caleb se mantuvo en silencio y obedeció casi por inercia.
—Pero... Nunca dije nada. Tus... Días eran míos y... Tú nunca hablaste sobre él... P-pero las noches... Tus noches, incluídas en las... Que teníamos sexo, eran... Única y exclusivamente... De Brandon.
"¿Por qué era... Así? ¿Quién era... Ese sujeto? ¿Por qué... Caleb no me habla de él?"... Las preguntas se amotonaban... Pero nunca dije nada... Por miedo a perderte... Sabía, que habías pasado... Por cosas muy difíciles... Y tenía miedo de perderte... Por esto, así que... Me mantuve callado... Entonces lo conocí.
En realidad, fue bastante... Obvio cuando se vieron... En la casa para... El interrogatorio, y, debo.. de admitir que no... Solo sentí celos... Estaba frustrado. Brandon era tan... Hermoso, tan fuerte, tan... Decidido, inteligente e interesante... Me sentí totalmente... Superado, derrotado.
Solo soy un bombero... Caleb. Brandon... Era un maldito genio... ¿Cómo podía competir... Contra eso?... ¿C-cómo p-podría c-conquistar... Tus... Sueños? —dijo Bryan con la voz cada vez más rota y los ojos húmedos. Caleb no aguantó más.
—Bry-
—Déjame terminar, por favor —soltó más fuerte que antes; su voz se tornó muy grave y grumosa—. Brandon incluso me cayó... Bien, en el momento en que.... lo conocí, él es tan fantástico... Y me dió miedo, miedo porque... Volvía a tu vida.
Pero él no hizo... Nada y tú tampoco... No importa, cuánto los... Puse a prueba, ustedes... Simplemente se mantuvieron... Alejados; tú me elegías, aunque... Muy en el fondo... No lo hacías... Y me aferré a eso.
"Caleb no lo elige... A él, nunca a él... Solo a mí, así que... Voy a vivir con esto... Porque Caleb es mío"... Eso fue lo decidí, egoístamente... Cuando noté que jamás... Se atreverían a acercarse.
No soy ciego... Caleb, soy bastante observador... Yo notaba la tensión... Entre ustedes y todo lo... Demás, pero también... sé que dependias de... Mí, para todo las cosas... Y eso me hacía tan... Feliz, porque yo también... Dependía de ti, yo no... Podía concebir una vida... Sin ti. Sin importar lo que... Me dijeran o lo que... Tú susurraras en sueños... Tú eras mío.
O al menos... Así pensaba hasta que... Me asé vivo.
Bryan se detuvo y Caleb no necesitó indicativo alguno; le dió el agua.
Realmente no sabía que decir; él jamás creyó que Bryan tuviera tales sentimientos en su corazón.
Mientras el fuego... Me consumía, creí que... Me pasaría cómo esas... Películas, donde la gente... Ve toda su vida pasar... Pero yo solo podía... Ver tu rostro e imaginar... Qué pasaría cuando supieras... Que yo estaba muerto... Todo ese dolor... —Bryan se detuvo unos segundos—... L-lo lamento, Caleb, pero a pesar... De que te sigo amando... Con todo mi corazón... T-tú no eres mío... Me vas a odiar... En algún momento... Lo harás.
—Bryan, yo no te voy a odiar —negó rápidamente, acercándose al rostro de su amado, para posar sus dedos en el vendaje de forma mínima—. Vivir contigo es lo que deseo, Bryan.
—Caleb, déjame ir de una vez —murmuró Bryan muy lentamente—. Con heridas, sin heridas... Entero o sin una pierna... Tú terminarías odiándome... Te torturarías, el resto de... Tus días, con el nombre de... Tu amado, de Brandon... Muy en el fondo, sabes... que eso pasará... Y yo no quiero eso.
Ya no soy ni la mitad... De lo que era antes... Soy más un lartre que... Una ayuda; requiero cuidados y... atención, que tú y tu actual... Vida, no pueden darme... Acabaré con tus sueños... Con tu trabajo... Con tus amistades... Tú obsesión por mí... Llegará a un punto... Incontrolable, y, cuando veas hacia... Atrás, verás todo lo que... Perdiste por mi, la persona a la... Que perdiste por mí, y me... Odiarás por eso.
Es por eso... Que prefiero dejarte... Ir y que vayas, busques... A Brandon, le digas... Cómo te sientes... Y sean felices.
Eso es lo que quiero... Que seas feliz... Y solo el hombre... Que te tiene en las... Noches, Brandon Mayer... Podrá hacerte... Verdaderame, feliz.
Solo entonces Bryan cerró los ojos y respiró algo inestable, como si hubiese perdido las fuerzas al terminar de hablar.
Caleb solo pudo cerrar los ojos también y cubrirse el rostro con las manos, desesperado.
¿Cómo podía responder ante esas palabras?, Bryan lo había dejado totalmente acorralado hacia un pasado, al cual solo sentía terror, miseria y culpa.
Un amor tan brillante que parecía irreal.
Unos días tan perfectos que parecían el paraíso en la tierra.
Un hombre que lo amaba profundamente.
¿Por qué corría de eso? ¿Por qué dejaba que sus miedos, que esos malnacidos, lo siguieran alejando?
De pronto todas las máquinas se volvieron locas.
Antes de que Caleb se levantara alarmado, sintió como el vendado dorso de la mano de Bryan, se posaba en su mejilla.
Bryan practicamente había sacado su brazo de la cama para posar el dorso de su mano en su mejilla.
Debía de sentir un dolor atroz, simplemente inimaginable, aparte de que rápidamente, podía notar cómo manchas rosadas aparecían por todo el vendaje.
Aún así, el hombre que probablemente lo amaba, más que ninguna otra persona en el mundo, le sonreía suavemente.
—¡Bryan, detente!, ¡Tus heridas...!
Bryan negó lentamente con la cabeza, su cuello rápidamente se llenó de manchas rojas y las máquinas enloquecieron mucho más. Como siguiera así, las enfermeras aparecerían en cualquier momento.
—Caleb... Dímelo... Dímelo por favor —murmuró Bryan muy lentamente, seguramente tragándose el dolor como podía.
Él solo pudo observar al hombre moribundo frente a él y soltar un par de lágrimas; algunas mojaron el vendaje.
—Yo todavía... Amo a Brandon —susurró con la voz quebrada—, todavía lo amo y no puedo olvidarlo; no importa cuánta sal y odio le eche; no importa cuánto me esfuerce; no importa cuánto me repita que te amo a ti... No puedo dejarlo atrás, no puedo olvidarlo —admitió al fin.
Bryan soltó un par de lágrimas también.
—¿Te esforzarás... Por recuperarlo?, ¿lo harás por... Mí y lo mucho que... Te amo?
Caleb lo tomó de las manos y frunció el ceño.
—N-no es justo que uses eso en mi contra —dijo tratando de sonar divertido, aunque fue más como un quejido. Bryan solo sonrió—. E-está bien... Voy a intentarlo.
—No es un intento... Es un hacerlo, ¿entiendes?
Caleb asintió.
—Él me rechazará, lo hará de una... Yo he sido un desgraciado con él y mucho más, todo para alejarlo. —Caleb cerró los ojos, abatido. Bryan carició su mejilla levemente, con el dorso de su mano todavía apoyado en él.
—Está bien si te... Rechaza, solo debes de... Seguir intentando, solo dile todo.
—No puedo —dijo Caleb automáticamente—, y-yo... L-las cosas a las que fui sometido...
—Caleb, lo harás —repitió Bryan lentamente. Él lo observó unos segundos.
—¿Cómo estás tan seguro?
Pero Bryan no respondió, solo respiró con fuerza.
—Aún no te salvas... Caleb Prescott... Todavía tenemos una... Conversación con café... Y galletas pendiente. —Parpadeó lentamente, para luego cerrar los ojos y suspirar—. Y-ya no aguanto... Más. C-Caleb... Por favor, ayúdame a c-colocar...
Caleb asintió y lenta, muy lentamente, colocó su brazo en su lugar. Las máquinas pitaron como locas mientras la respiración de Bryan era muy errática de nuevo, seguramente por el dolor.
—Caleb... Ten fé, fé en ti... En... Brandon... Te amo. —Fue con si precionaran un interruptor.
Apenas su brazo tocó la cama, Bryan cerró los ojos, cayendo practicamente inconscientemente. Desmayado. Caleb no podía imaginar cuánto le costó Bryan el mover el cuerpo, y mucho menos el imaginar lo que le costó decir todo eso.
Simplemente, no podía ir en contra de Bryan, él siempre cedería ante este.
Así que, como siempre, él lo haría por Bryan.
Por Bryan, él tendría fé.
Por Bryan, lo intentaría.
Por Bryan, era capaz de lanzarse al vació, tratando de alcanzar el sueño que alguna vez estuvo entre sus brazos y lo hizo más feliz que nada.
Por Bryan...
Brandon...
Colocó la botella de ron y la cajetilla de cigarros encima de la chimenea de madera que estaba en sala de su nueva casa. Brandon observó fijamente ambas cosas y se sentó en su sofá, se colocó un par de lentes de lectura y se puso a revisar, un par de casos que ya debía de empezar a tratar.
Una casa entera, solo para él.
Una extraña e intensa sensación de vacío lo asfixió y los magulló, hasta dejarlo exhausto y seco, lo que le hizo detenerse y suspirar. Observó fijamente el techo, sintiendo algo, tanto difícil de explicar, como doloroso.
"Supongo... Que nuevamente, ya debe de ser hora" Pensó lentamente.
Hace un par de días que ya había dejado de quedarse en el hospital, de hecho, todavía no había vuelto. La pequeña tregua que había tenido con Caleb, se había roto el día en que este le miró incómodo y se fue sin decirle nada; así que realmente, no había vuelto porque no deseaba cruzarse con su ex.
Así que Brandon se encerró en su casa, revisando algunos casos desde su hogar. Tim ya no iba a visitarlo para las tutorías y Cameron le había dado tres semanas libres, prohibiéndole también, aparecer por su empresa.
Así que realmente, por primera vez en años, volvía a estar solo.
El haber durado tantos años jugando con Roger a algo que no eran; las tutorías que había tenido con Tim, que habían vuelto sus días brillantes y apacibles; los días de angustia en el hospital; todo eso, lo había mantenido ocupado, lo suficiente como para no volver a notar, esa seca y agobiante sensación de soledad.
Brandon se sentía solo, cansado, arruinado y resignado a la soledad, justo como antes de conocer a Caleb.
Así que se quedó ahí, observando el techo, sientiendo que el tiempo no corría para el, mientras que los demás seguían adelante... Y el estático.
—Debería de ir a un bar de ambien o descargar una aplicación para ligar... Haber si consigo un amante o un novio —se dijo en voz alta, muy lentamente, con menos ganas de las que debería de tener.
En ese momento sonó el timbre de su casa, lo cual le extrañó.
Nadie más aparte de Roger o Cameron o tal vez Daniel, si estuviera en la ciudad, lo visitaría.
El timbre volvió a sonar, lo que le hizo levantarse. Cuando abrió la puerta, se sorprendió de quién estaba ahí.
Tim observó el piso, nervioso, frotando el borde de su camiseta.
—E-eh. S-señor Brandon... ¿Puedo pasar? —preguntó lentamente.
En respuesta, Brandon simplemente se movió a un lado. Tim pasó en silencio.
Él lideró el camino hasta la cocina; su ex pupilo solo lo siguió.
Preparó café en silencio y luego le colocó una taza de café en frente de Tim, echándole un par de cucharadas de crema de leche y unas seis de azúcar. Tim asintió y tomó la taza, solplándola levemente.
—Gracias —susurró inquieto, tomando un sorbo.
El actual nivel de paciencia de Brandon, llegó a su límite.
—Tim, ¿a qué viniste exactamente? —preguntó simplemente. Tim dió un respingón y su rostro se tornó rojo.
—Q-quería pedirte disculpas por las cosas que ocurrieron el otro día, en nuestras últimas tutorías, y-yo...
Brandon lo detuvo, levantando la mano.
—No fue tu culpa, fue mia; yo fui el que malinterpretó las señales, creí que tenía una oportunidad... Lo siento. —Apretó la taza, frustrado. Tim tembló levemente.
—¡E-es mi culpa!... Debí manejar mejor lo ocurrido, p-pero me dejé llevar —suspiró—... Usted es el reflejo viviente de él —mumuró el chico, pensativo.
—¿Él?
—El hombre del que estoy enamorado —explicó Tim muy, muy levemente, tanto, que si no le estuviera prestando atención, no lo hubiera escuchado.
Brandon lo observó fijamente, digiriendo la noticia. El único hombre que se parecía a él, era...
—Tim, ¿estás enamorado de Cameron? —preguntó lentamente.
El chico platinado se tomó la de café de golpe, quedándole un bigote de leche que lo hizo ver, ridículamente tierno. Brandon se rió levemente y le limpió los labios distraídamente. Tim se sonrojó violentamente y se separó.
—¡O-olvide lo que dije! —exclamó el chico, arrepentido—. P-por eso debo de pedirle perdón... Cuando estaba junto a usted, no podía evitar pensar que era... como si estuviera cono él, p-por eso malinterpretó todo —Se cubrió el rostro con las malos—. ¡Oh! ¡Dios, he sido tan desgraciado y pervertido!
Brandon solo sonrió y le frotó los cabellos al chico, quien lo miró sorprendido.
—No tienes porqué castigarte de esa forma, igualmente fue mi culpa —indicó con una suave sonrisa—. Creo que es más que obvio, pero creo que lo mejor es que dejemos las tutorías; de todas formas, tú te manejas bastante bien.
Tim apretó los labios y lo observó fijamente.
—L-la verdad, señor Brandon, me gustaría seguir aprendiendo cosas de usted —reveló—; es extremadamente inteligente, muy observador y un gran analista... Me gustaría aprender sobre eso.
Brandon le dió una mirada comprensiva.
—Entiendo, quieres alcanzar a mi hermano, por lo que, aprender de mí, te acercará a él mucho más, ¿no? —analizó.
Pero, en contra de lo que esperaba, los ojos de Tim de cristalizaron.
—E-el señor Cameron... Es totalmente inalcanzable para mí. —se tocó el rostro, justo en la cicatriz—. Y-yo, no soy suficiente, para alguien como él... Aparte de que es asexual, ¿cómo alguien tan increíble como él, se fijaría en alguien tan... como yo?, es absurdo. —Cerró los ojos con fuerza.
Brandon lo observó unos segundos, antes de carcajearse.
—¿E-eh? —balbuceó el chico, confundido.
—Perdón, Tim, lo siento, no me estoy burlando de ti. —Le frotó el cabello platinado a su pupilo—. Es que, creo que sobrestimas a ese idiota; él es mucho más simple y accesible de lo que crees... Aparte de que su carácter es una patada en el culo —explicó, terminando de tomarse café, tomar las tazas y lavarlas.
Sintió la mirada de Tim clavada en su espalda.
—S-señor Brandon, ¿se siente bien?
—Sí, ¿por qué lo dices?
Tim tardó en responder unos segundos.
—Lo notó algo apagado, triste.
Brandon trastabilló un momento, justo cuando guardó la taza.
—No, para nada, ¿qué te hace creer eso? —dijo volteándose al fin. Tim se revolvió en su asiento, intranquilo.
—E-es por mi tío Caleb, ¿no? Ustedes volvieron a pelear —asumió el chico, algo nervioso. Brandon tembló levemente, pero se controló.
—No sé de qué hablas. —Terminó de limpiar, para ver a su pupilo— ¿Quieres estudiar algo hoy o-?
—Y-yo lo sé, señor Brandon, o p-por lo menos lo intuyo —soltó el chico a cambio. Brandon quedó frío—. S-sé que ocurre algo entre ustedes, algo más que una simple relación profesor-estudiante —terminó en un tono trémulo, temeroso.
Él solo pudo observar fijamente al chico, haciendo sentir a Tim, cada vez más nervioso.
—¿Le has dicho a alguien sobre esto? —preguntó algo preocupado sin poder evitarlo. Tim negó con la cabeza.
—... P-pero... D-disculpe la indiscreción, p-pero si yo lo ví, seguramente, mi tío Bryan también lo vió —indicó Tim, confirmando las sospechas de Brandon.
Pero eso le hacía preguntarse, ¿por qué Bryan hizo todas esas cosas?; el forzar los encuentros entre Caleb y él, ¿por qué lo hizo?
Brandon solo suspiró, sintiéndose atrapado.
—Sí, Tim, si ocurrió algo entre Caleb y yo —admitió al fin. Tim lo observó sorprendido, seguramente por atinarle en sus conclusiones.
Brandon entonces recordó el anillo que tenía tirado en un rincón del ático de esa casa. Entrecerró los ojos, mirando el suelo.
—Yo... Iba a casarme con él, cuando se graduara de la universidad... Pero todo fue un maldito juego de su parte —espetó con rabia, sin poder evitarlo. Tim ahora sí, realmente lo observó sorprendido.
—¡¿Q-qué?!
Cuando fue consiente de la ira que soltó con esas palabras, sonó el timbre nuevamente.
Ambos se observaron por un momento.
—Ya vengo...
Brandon fue y abrió la puerta nuevamente, quedando otra vez congelado, esta vez, realmente congelado.
Con sus ojos color verde oliva algo atormentados; sus cabellos castaños desordenados y grasientos; la tez blanca algo pálida y con ojeras; vestido con un suéter de cuello de tortuga naranja; jeans azul marino y zapatos casuales.
Caleb se abrazó a sí mismo, sin poder verlo a los ojos, estaba muy, muy inquieto. Brandon no supo qué decir. Su ex había estado tanto tiempo escapando, que le parecía irrazonable que Caleb hubiese ido a por él.
Realmente no supo cuánto tiempo, ambos estuvieron parados en ese lugar; solo reaccionó, cuando Caleb se dignó a verlo a los ojos.
—B-Brandon... ¿P-puedo...?
Las palabras de Caleb murieron cuando vió detrás de él. Él no tuvo que adivinar para saber que había visto a Tim detrás de él, apareciendo por el corredor.
—¿Tío? —preguntó su pupilo, sorprendido. Caleb no respondió, solo lo observó de regreso y se calmó un poco.
—Estás ocupado, entiendo, entonces me voy. —Caleb se dió la vuelta rápidamente.
Pero Brandon lo sostuvo, casi de manera inconscientemente, confundido.
"¿Por qué está aquí? ¿Qué está pasando aquí? ¿Acaso él...?" Pensó a toda máquina, confundido.
No entendía por qué Caleb había venido a su casa... Lo que le hacía pensar lo peor.
—¿Está bien Bryan? —preguntó con cuidado. Caleb lo observó confundido antes de caer en cuenta y asentir velozmente.
—Sí, sí, él está bien —indicó antes de agachar la mirada.
Algo tormentoso brilló en la mirada de Caleb, algo que Brandon no pudo entender, lo que le hizo estar más confundido y alarmado.
—Los doctores indicaron que él aceptó al fin tener visitas, las comenzará a tener a partir de mañana —explicó antes de callarse unos segundos—... Lo siento, estás ocupado, n-no debí venir.
Caleb trató de zafarse de su agarre, pero Brandon no lo soltó. Casi podía sentir la mirada de Tim clavada en ellos.
Su ex frunció el ceño.
—Caleb... Entra y dí lo que quieras decirme —pidió suavemente, aunque su agarre sobre su ex era fuerte. Caleb observó detrás de él.
—Tim está aquí.
—Tim ya sabe sobre nosotros —reveló. Caleb lo observó unos segundos, asustado.
Ninguno de los dos se movió, Brandon sabía que si decía algo de más o erróneo, seguramente terminarían peleando. Era obvio que Caleb también intuía eso.
Ninguno de los se movió, aunque su ex tironeaba discretamente su brazo para soltarse, mientras que Brandon tenía que aferrarse más duro a su muñeca para que no se le soltara y huyera. Tenía que hacer algo o de lo contrario...
—E-está bien, me iré a la floristería —dijo Tim de pronto, saliendo de la casa—. Tío Caleb, resuelve tus problemas con el señor Brandon, por favor. —empujó a Caleb hacia la casa.
Aunque Caleb era practicamente un titán de casi dos metros al que ni una docena de enfermeras pudieron moverlo, y Tim era apenas más alto que Brandon y que podía desmayarse con un simple golpe promedio en la cara, su pupilo pudo meter tranquilamente a Caleb dentro de su casa, como si fuera nada. Su ex respiró inestablemente mientras el chico platinado lo terminaba de meter.
Tim les sonrió dulcemente.
—Hasta luego. —Y cerró la puerta él mismo.
Ambos se quedaron observando la puerta por unos minutos. El silencio y la tensión entre ellos era un tan denso, que Brandon dudaba seriamente de que incluso un disparo o siquiera una explosión, pudiera atravesarlo.
En silencio, él volvió a dirigirse a la cocina, escuchando los pasos de Caleb detrás de él.
A diferencia de como hizo con Tim, el sacó los vasos de bebidas; buscó en lo más alto de uno de los estantes, hasta dar con una botella de ron; sacó unos hielos y los echó en los vasos, llenándolos con el licor hasta el tope.
Fue él terminando con el vaso de Caleb, y este ya se lo estaba bebiendo todo de golpe; para cuando terminó con el suyo, su ex ya se había tomado el suyo. Él lo imitó.
—Creí que habías dejado la bebida —indicó Caleb, observando la botella.
—Dejé de ser un puto alcohólico, eso no significa, que no pueda beber algo de vez en cuando —explicó de su parte.
Entonces ambos se quedaron callados. Brandon volvió a llenar los vasos y ambos se lo tomaron de golpe nuevamente. El silencio volvió.
—... Me gusta tu casa, está bonita... M-me ecuerda a la que tenías antes.
Fue Caleb diciendo eso y él recordando, aquel día donde todo comenzó, el día en que un joven revoltoso, se coló por la cocina de su otra casa, una cocina muy parecida a la de su actual morada.
El día en que toda su vida, realmente cambió para siempre.
Solo entonces, Brandon decidió que ya estaba bueno de jueguitos, y observó clínicamente a su ex.
—Caleb, si vas a decirme algo, dilo de una bue-
—Bryan me dejó.
Él se calló de golpe, sorprendido. Caleb seguía sin verlo a la cara.
—Un par de noches, me colé en su cuarto y lo vi... Está irreconocible, totalmente vendado... Quemado —Caleb se puso una mano en la boca, horrorizado de sus recuerdos—. Entonces él despertó... Y me dijo que ya no quería casarse conmigo, que ya no quería nada de mí —explicó atormentado.
Hubiese sido mentira, si Brandon hubiese dicho en ese momento que sentía lástima o alguna cosa al escuchar eso; aún así, el dijo:
—Lo siento, Caleb. Sé que la relación que tenías con Bryan, era muy importante para ti —indicó, aunque sintió que su voz sonaba algo extraña.
Y Caleb al fin lo observó, tensando la mandíbula.
—Brandon... No sé por dónde comenzar. —Caleb metió su mano en su bolsillo—. Y-yo...
Pero no dijo más nada, él simplemente parecía luchar con algo que Brandon no podía ver.
Solo logra ver, la gigantes duda en Caleb, el absoluto miedo y la falta de resolución; Brandon no supo por qué, pero todo eso le molestó en demasía. Soltó una risa sarcástica por ello, que hizo que Caleb frunciera el ceño.
—Ja. No me digas, que ahora que Bryan te echó, viniste por a por mí como si fuera alguna clase de premio de consolación —increpó cruzándose de brazos.
—¿Qué? ¡No, no se trata de eso! —exclamó Caleb, apretando la mandíbula—. Yo no haría esa clase de cosas.
—¿En serio? Porque el Caleb que una vez conocí, no se hubiese escapado como todo un cobarde; el Caleb que conocí, no se habría atrevido a golpearme, solo porque le pedí una explicación... Ese Caleb no habría hecho muchas cosas que tú hiciste; ¡pero mira!, sí que las hiciste —dijo irónico. Su ex solo pudo parpadear.
—Brandon... Lo siento tanto, te he hecho tanto daño —murmuró de vuelta.
La ira de Brandon creció un poquito más.
—Lo que menos quiero, es tu puta lástima. ¿Qué coño viniste a hacer, Caleb? —gruñó bastante enfadado. Caleb bajó la mirada, como si hubiese recordado algo.
—Vine a explicarte las cosas, pero... —La boca de Caleb tembló.
La paciencia de Brandon llegó a su fin. Se sirvió un vaso de ron, se lo tomó de golpe y observó fijamente a Caleb.
—Estoy harto de esperar, Caleb; ya no tienes que seguir con esto... Yo lo sé todo —espetó cansado. El rostro de Caleb se tornó pálido.
—¿Q-qué estás diciendo?
—Es mot que escuchaste. Yo lo sé todo, absolutamente todo —susurró Brandon calmadamente con un leve gruñido. Caleb parecía estar en shock—. Tardé lo mío, especialmente porque estaba nublado por los sentimientos que te tenía; creo que todo era tan obvio, que no lo quise ver... Esto es mi propio castigo divino.
—Brandon... Esto no es tu culpa —dijo rápidamente. Brandon se rió.
—Sí, Caleb, ahora sé que no es mi culpa... Toda esta situación en culpa tuya.
Antes de que Caleb dijera algo más, Brandon tiró la botella de ron contra la pared, asustando con ello a su ex.
—¿Sabes cuánto espere a que vinieras a mí con una explicación?, ¿sabes cuánto fue? ¿Tienes una idea de lo mucho que sufrí, culpándome por todo lo que te ocurrió? —gruñó lentamente, sintiendo como la herida en su corazón, destilaba todo el rencor que llevaba acumulando con los años—. No quiero una maldita explicación de tu parte, no quiero que me cuentes nada; ninguna motivos, ni las cochinadas que te hicieron ni como fue que te torturaron y trataron de lavarte el cerebro; muchos menos, quiero escuchar que me pidas perdón.
Tú y yo somos nada, absolutamente nada. No voy a perdonarte nada; no voy a escuchar tus patéticas excusas y disculpas, ¡porque siquiera eres capáz de decírmelo a la cara! —gritó sin control al final, respirando pesadamente—. ¡Tú preferiste huir y llorar, que confiar en mí y en nuestro amor!, ¡Así que lárgate por dónde viniste y no vuelvas en tu jodida vida!
Y cómo si sus gritos no hubieran bastado, tomó su vaso y también lo estampó contra los azulejos de la pared. Caleb solo pudo observarlo, congelado.
—T-tú... ¿Todavía sientes algo por mí? —preuntó Caleb suavemente. Brandon trató de recobrar el control, pero lo que hizo fue soltar un gruñido.
—No sé qué demonios siento por ti —admitió al fin—, solo sé, que cada vez que te veo o pienso en ti, no puedo evitar sentir, cómo me desgarro por dentro y estoy harto, Caleb, cansado, de sentirme así.
Caleb solo pudo asentir lentamente, impotente, para luego levantarse.
—F-fué mala mala idea venir aquí, lo siento mucho... S-será mejor que me vaya —comentó Caleb suavemente, levantándose.
Brandon no se movió de su lugar, hasta que escuchó la puerta cerrarse nuevamente.
Él limpió a conciencia la cocina y recogió todos los vidrios; luego se dió una ducha y subió hasta el ático; cruzó todo el lugar, hasta llegar a la ventana que daba a la calle.
En el marco de la ventana, en una esquina, estaba colocada una pequeña cajita negra de terciopelo, llena de polvo y telarañas.
En un principio, nunca entendió, porqué le había dado esto a Daniel para que se lo cuidara, mi muchos menos entendió, porqué se lo pidió de regreso cuando le dió esa casa; pero Brandon, lo había dejado ahí, haciendo que el tiempo hiciera lo suyo con eso.
Y ahora estaba limpiándolo la cajita con cuidado, para luego abrirla.
Era un hermoso anillo de oro, con una torcedura en la mitad circunferencia y con un pequeño abultamiento en el frente, donde estaba incrustada, una discreta y hermosa piedra compuesta con una parte rubí y otra de safiro.
Era la segunda parte del anillo de compromiso, que una vez le había dado a su antiguo prometido.
Un par de lágrimas cayeron de sus ojos, mientras apretaba el anillo contra su pecho.
—Yo ya no sé... Qué es lo que siento por ti —murmuró levemente.
::::::
Al día siguiente, Brandon se dirigió a ver a Bryan.
Normalmente, cuando se trataba de Caleb, tomaba todo lo que tuviera que ver con él y lo tiraba en el cuarto sin fondo de su mente, para dejarlo en el olvido.
Pero está vez, por más que trataba, no podía quitarse de encima una molesta sensación.
Ese patético intento de conversación, no pudo haber venido directamente de Caleb; su ex jamás hubiese intentado, ni siquiera bajo coacción, como lo comprobó en el baño de aquel gym, tratar de hablar con él.
Excepto, si cierta persona se lo pedía.
Si Bryan se lo pedía, Caleb seguramente se tiraría por un precipicio sin siquiera preguntar.
Brandon caminó directamente hacia la habitación de Bryan, hasta que empezó a escuchar algunos gritos de dolor proveniente de la habitación. Cameron estaba sentado afuera leyendo una revista con su imperturbable expresión.
—No están dejando pasar a nadie —indicó su hermano sin verlo—. En este momento, están limpiando las heridas de Bryan para impedir que sufra nuevas infecciones y estimular la sanación de su piel.
Brandon lo observó unos segundos; eso significaba que tardarían un poco.
Se sentó junto a su hermano, onservándolo unos segundos.
—¿Y tú por qué viniste a verlo?; pensé que él te caía mal —indicó algo curioso.
—Es un amigo, creí que eso era claro —comentó Cameron como si fuera poca cosa. Brandon sonrió para frotarle el cabello a su hermano menor.
—Eres mejor persona de lo que pareces, Cam.
—Cállate, idiota.
Ambos hermanos comentaron algunas cosas sobre el trabajo, hasta que los gritos y quejidos terminaron; y, a los cinco minutos, el doctor salió con algunas enfermeras.
—Ya terminamos... Pueden visitar al paciente —dijo el doctor para luego marcharse.
Ambos se vieron unos segundos, justo para entrar en la habitación y colocarse todos los implementos que las enfermeras le indicaron, para luego pasar una cortina de plástico hermética que separaba la mitad de la habitación.
Cuando la atravesaron, Brandon tenía que admitirlo, quedó impresionado, más concretamente shockeado, cuando observó el deplorable estado de Bryan.
Su cuerpo estaba completamente cubiertos por vendas nuevas; era bastante notoria y abrumadora, la falta de su pierna derecha hasta el muñón que era ahora la rodilla; no tenía cejas ni pestañas y la única piel que se le veía, era la que rodeaba los ojos, naríz y boca, y eran de un siniestro rojo oscuro, en la que se notaba cuarteada, arrugada y recientemente limpiada, con las fibras musculares y las venas muy visibles.
Bryan les sonrió con algo que pareció más una mueca de dolor. Sus labios se veían resecos y viejos, con algunas costras, como si se hubiesen partido infinidad de veces durante esos días.
—Lo siento por hacerlos esperar, señores... Pero los doctores tenían que limpiar bien... Este pollo quemado, tenía mucho tostado pegado —dijo lentamente con una voz grumosas y muchísimo más grave de lo que era realidad.
Brandon solo lo observó, inexpresivo. Cameron suspiró.
Ese había sido un chiste malísimo.
—¿Qué mierda de chiste fue ese? —preguntó Cameron con el ceño fruncido. Bryan suspiró.
—Lo siento, chicos, los buenos chistes los usé... Con quienes me visitaron en la mañana... No quiero requemar lo que ya dije —dijo mientras repiraba con espasmos, para luego gemir de dolor—... Mierda, aún no puedo reírme como alguien normal.
—Me alegra ver que te lo estás llevando tan bien —indicó Brandon.
Y era así, él ya había visto en casos anteriores, cómo algunas personas, incluso perdían la cordura, al ver cómo el fuego les había desfigurado... Y esos hechos, habían acontecido con lesiones muchísimo menores, que las que Bryan sufrió.
—Estás horrible —intervino Cameron, seco. Brandon lo golpeó en el hombro, pero este no le hizo caso—, esas heridas son horribles, espeluznantes, es casi imposible que te reconozca como Bryan Klein, a excepción de ese grotesco sentido del humor tuyo... Vas a quedar como un adefesio, desfigurado, sin pierna, sin cabellos, por el resto de tu vida.
Brandon casi se tiró encima de su hermano para ahorcarlo; lo que menos necesita escuchar Bryan, era eso.
El ex bombero solo lo observó, para luego suspirar y decir:
—Lo sé, camarón, pero honestamente, no me importa... Podría ser peor, al menos estoy vivo —comentó simplemente.
Aunque lo dijo a la ligera, Brandon notó mucha resignació, tristeza y fuerte voluntad, en esas palabras. Cameron dió un paso hacia Bryan.
—No seas ridículo, esto no es vida; el estado en el que estás, no es vida —gruñó Cameron, molesto—. He hablado con algunos de los mejores cirujanos plásticos, para que reconstruyan tu aspecto; me encargaré, personalmente, de que quedes mejor de lo que estabas antes.
Además, te colocaremos una pierna protésica de última generación, que podrás manejar con solo pen-
—Oye, estooo... Cameron —interrupió Bryan, algo sorprendido—, no tengo dinero para pagar cirugías plásticas, mucho menos, una prótesis como esa.
—¿Quién dijo que tú pagarás por eso? —Cameron se cruzó de brazos—. Yo me encargaré de los gastos y de todos tus servicios. Solo necesitamos que te mejores un poco más, para trasladarte a un hospital de última generación y comenzar con los preparativos.
Bryan observó atónito a Cameron unos segundos. Brandon solo pudo observarlo también, asombrado.
—Camaroncito... En verdad eres un buen tipo, aunque no lo parezcas. —Sonrió Bryan brillantemente.
—Sí, ¿verdad?, ¡es justo lo justo lo que acabo de decirle! —agregó Brandon, divertido.
—¡Cállense, idiotas! —exclamó Cameron con el ceño fruncido. Brandon aguantó la risa y Cameron suspiró.
—Ah. Si tan solo mi pequeño Tim se fijara... En este ogro bipolar, tendría la vida hecha —suspiró de forma soñadora.
—¡¿P-por qué metes a tu sobrino en esto?! —exclamó Cameron sonrojado y sorprendido.
"Interesante..." Pensó Brandon al observar como su hermano perdió la compostura.
Cameron nunca perdía realmente la compostura.
—¿Por qué más va a ser?... Mi Tim necesita un brillante futuro... Y tú eres el único hombre asquerosamente rico... Que conozco. —Bryan tosió un poco y gimió de dolor.
Brandon rápidamente observó, el vaso con agua con una pajita en la mesita y se lo dió.
—¡No voy a seguir escuchando estas estupideces!; ya te dí las noticias de lo que haremos. Me voy —gruñó Cameron antes de marcharse.
Bryan terminó de tomar agua y Brandon se sentó en la esquina de la cama.
—Ahhh... Es tan obvio que le gusta mi sobrino. —Bryan soltó un suspiro que sonó que si tuviera flema en los pulmones.
—¿En serio? Yo creo que simplemente sacaste a mi hermano de sus casillas —increpó Brandon con el ceño fruncido.
—Bueno, necesitaba que se fuera para que... Pudiéramos hablar a solas. —Bryan se revolvió un poco en la cama y soltó un leve gemido de dolor—. Si estás aquí, eso significa que... Caleb fue a verte, ¿no? —susurró.
Brandon lo observó fijamente.
El rostro del ex bombero, el sonriente rostro y brillante rostro de Bryan... Estaba ahora totalmente serio, con una oscura mirada que lo taladraba.
Era la mirada de un hombre celoso y rencoroso. Brandon supo automáticamente de qué se trataba.
—Tú sabes sobre mi relación con Caleb —asumió automáticamente—. No, tú siempre supiste sobre nuestra antigua relación, ¿no?
—Sí, siempre lo supe —admitió Bryan sin problema alguno—, siempre lo supe, desde el primer momento... En que apareciste en mi casa.
Brandon no tenía palabras. Tal vez era porque estaba afectado por Caleb, pero nunca notó que Bryan sabía algo o que tan siquiera sospechara... Lo cual en cierta forma era sorprendente y aterrador, que Bryan fuera capáz de fingir tan bien.
Pero todo eso le dejaba una duda.
—¿Por qué? Si siempre consiente sobre lo que ocurrió y ocurría entre nosotros dos, ¿por qué fingiste durante todo este tiempo? —preguntó confundido.
—La verdad, tenía curiosidad por ti, quería saber... Qué clase de hombre eras —suspiró—. Odio admitirlo, pero eres asquerosamente impresionante... Estoy casi seguro, de que si te hubiese... Conocido primero, muy probablemente... Me hubiera enamorado de ti.
—No sé que decir al respecto —dijo Brandon, sin saber qué decir.
En ese momento Bryan tenía el sartén por el mango, y él quería saber lo más que pudiera conseguirle decir, antes de sacar conclusiones.
—No digas nada, no importa lo que hice ya... En el pasado; el punto es, que yo... Corté al final con Caleb, y que lo mandé... A hablar contigo y que arreglará la situación... Eso es lo que te importa ahora, ¿no? —preguntó en cambio, tosiendo un poco. Brandon automáticamente le dió agua.
—No entiendo por qué hiciste eso; tú estás enamorado de Caleb, se nota en esa mirada de odio que me tienes, así que no lo entiendo —dijo simplemente. Bryan tardó un buen rato en hablar.
—Aunque admito que lo odio con toda mi... Alma y corazón, yo quiero que vuelvas con Caleb —soltó de pronto. Brandon solo pudo parpadear, anonadado—. Odio admitirlo, pero creo que en mi... Condición, es claro que no puedo retener a Caleb.
—¿Retener?
—Sí, porque Caleb en realidad, te ama todavía.
Brandon automáticamente se echó a reír, no pudo a evitarlo, se carcajeó por un buen rato, en el cuál Bryan lo observó fijamente.
—¿Amarme?, ¿a mí? Pensé que ese extraño y patético abordaje suyo era por algo más, como cargo de consciencia o un intento de seguir adelante, o alguna clase de terapia de tu parte... ¿Pero le indicaste que lo hiciera, porque me ama? —dijo sarcásticamente—. Por lo frío y calculador que me has salido de pronto, pensé que este movimiento era por algo más racional y menos ridículo como el amor —despocritó molesto.
—No sé por qué lo crees tan imposible —prosiguió Bryan—. Caleb dice tu nombre en sus sueños.
—¿Y eso que importa?; la gente dices estupideces mientras duerme —desestimó rápidamente.
—Caleb tiene un anillo —continuó el ex bombero—, es de plata y torcido en la mitad... Lo he visto cargarlo con él y guardarlo... Infinidad de veces en estos años.
Solamente entonces, Brandon se congeló, confundido.
El anillo de plata, la mitad de su anillo de compromiso.
—Eso...
—Por tu expresión, es más que obvio... Que ese anillo es importante para ti —agregó Bryan suavemente. Brandon metió discretamente su mano en su bolsillo, sosteniendo la caja con la otra mitad.
—... No importa lo que me digas; Caleb no me ama, no puede amar a nadie; todos somos simples juguetes para él; la única persona que he vistos que realmente parece querer, es a ti.
—Me sorprende lo mucho que se ha retorcido tu opinión... Respecto a Caleb, parece que te hizo mucho daño —indicó Bryan. Brandon frunció el ceño.
—Caleb huyó de mí, él prefirió irse a llorar en una esquina, que luchar conmigo para recuperar nuestro amor. —Se pasó la mano por el rostro, cansado y cada vez más molesto—. El Caleb que amé, murió hace mucho tiempo; yo no pude salvarlo del asesino serial que lo atrapó —explicó brevemente. Bryan asintió, soltándo un leve gemido de dolor.
—Pero tú haces lo mismo... Huyes de tus sentimientos y te refugias en tu dolor. —Bryan tosió un poco. Brandon quiso darle agua, pero este se negó—. Aunque no lo quieras admitir, lo sigues amando... Pero prefieres quedarte en los errores... Del pasado, antes de tomar otra oportunidad.
—Tu estrategia barata me sigue molestando —dijo él en cambio—. No entiendo qué rayos ganas tú en todo esto, ¿por qué estás tratando de hacer creces flores en una tierra muerta?
Solo entonces, Bryan recuperó su semblante risueño... Lo que molestó aún más a Brandon.
—Como no puedo hacer feliz a Caleb... Alguien debe de tomar mi lugar... Y solo tú puedes hacerlo, Brandon —explicó—, así como sabes, muy en el fondo... Que solo Caleb puede hacerte feliz.
—Eso es ridículo —soltó Brandon, levantándose—. Me sorprende que creas esa estupidez.
Bryan simplemente lo observó fijamente, como si supiera que tenía razón y Brandon no.
—No sé que es lo que crees, Bryan —continuó él—. Caleb ni siquiera pudo decirme su estúpido "secreto", cuando me fue a visitar ayer; le ganó el miedo. ¿Cómo va a amarme, si ni siquiera puede hablarme de frente?
—Estoy seguro de que no se lo pusiste nada fácil... Ni ayudaste a qué soltara la lengua —señaló en cambio el ex bombero—; además, para eso entras tú... Eres psicólogo, Brandon, ayúdalo —dijo simplemente el ex bombero.
—¡No puedo hacer tal cosa! —explotó— ¡No puedo ayudarlo, cuando cada vez que lo veo, solo quiero golpearlo y gritarle para ver si reacciona! —Se pasó las manos por la cara—. Tengo demasiado odio acumulado, demasiados años soportando esta mierda, para pensar mínimamente en ayudarlo, sabiendo que luego seré dejado a un lado como un maldito perro callejero apaleado.
Lo único que quiero a hacerle a Caleb, es golpearlo, romperlo, destrozar cada puto pensamiento que tiene, masticarlo y luego escupirlo, para luego pisotear cada maldito sueño y falacia con los que está construido su patético mundo, y luego, tirarlo a la calle como él hizo conmigo... Maldita sea —terminó asqueado y torturado, conteniendo la sensación de querer arrojar algo. Se le estaba empezando a hacer costumbre eso tirar cosas.
Bryan solo suspiró, asintiendo nuevamente, muy lentamente.
—Bien... Entonces hazle todo eso —dijo simplemente.
—¿Qué? —espetó él, confundido.
—Hazle todo eso... Rómpelo, destrúyelo, desarmarlo y vuélvelo a armar mal... Golpéalo hasta dejarlo irreconocible, hazle pasar... La mayor agonía que puedas imaginar y vierte en él... Cada gramo de odio que pudre tu corazón... Hazlo hasta que vacíes todo y te quedes con nada —indicó Bryan lentamente.
Brandon solo pudo observar al hombre herido frente a él, pensando seriamente que ya estaba senil o que el fuego le había derrito el cerebro.
—¿Por qué quieres que haga eso? ¿Por qué me pides que sea cruel con Caleb? —preguntó realmente confundido.
—¿No es obvio? —espetó el ex bombero, divertido—. Sé que cuando hayas... Soltado, todo ese dolor y rencor sobre Caleb... Solo quedará el amor que sientes por él —respondió con una suave sonrisa—, y, antes de que preguntes cómo es... Que estoy tan seguro, te diré que lo sé... Porque tengo fé en que todo saldrá bien... Ustedes se aman, después de todo... Solo ustedes serán felices, si están... Juntos.
Brandon solo frunció el seño y calló, harto de discutir sobre el tema.
—Está bien, si vas a seguir siendo un cabeza... Dura, entonces hagamos una cosa —negoció Bryan suavemente—. Quiero hacer una apuesta contigo, que sé... Que no podrás rechazar —soltó misteriosamente; llamando la atención de Brandon.
Caleb...
El día había sido realmente agotador para Caleb; tuvo que presentarle algunas propuestas a su jefe, sobre el proyecto del que estaba a carfo; recibió la noticia del propio presidente Clarkson, de que una vez que su vida se estabilizara, le daría con seguridad, el puesto de jefe del departamento de ingenieros y lo pondría de nuevo en el proyecto de la torre Magnus; y, aunque en cierta forma lo agradeció, le incomodó un poco la forma en que Cris estuvo practicamente montado sobre él.
Todo el día no pudo concentrarse, por más que trato, todo el día tuvo un trabajo deficienciente. Su mente distraída, no podía evitar volver una y otra vez a su absurdo intento de conversación que tuvo con Brandon.
Había sido patético, total y completamente patético. Jamás se había sentido tan humillado y ridículo que esa vez, no por las cosas que dijo Brandon, sino por su incapacidad de tan siquiera hablar, como si fuera un niño de cinco años siendo regañado por su padre.
Él no podía entender por qué fue tan patético, por qué las palabras se le atoraron en la garganta hasta devorarlo.
O tal vez sí lo entendía; tal vez ocurrió porque Caleb sentía que era un absurdo intento; tal vez ocurrió, debido que sabe en el fondo de su corazón, sabía que Brandon no lo perdonar sin importar qué tantas disculpas y explicaciones dé, y que no lo merecía realmente.
Y estaba bien así; él sabía que no tenía perdón, y, cada vez que veía en dolor en los ojos de Brandon y lo estúpido que fue, al intentar esconder los hechos de él, veía que cada vez más merecía lo que le ocurría.
Morir solo, sin nadie a su lado, era su justo castigo.
"No tiene sentido pensar en eso ya... Debería preocuparme en qué decirle a Bryan" Pensó con terror, conduciendo a su hogar.
Él le había prometido a Bryan intentarlo, pero había sido un intento tan absurdo, que en vez de ayudar, lo único que hizo fue empeorar las cosas.
No había ido a visitar a su ex prometido, porque sabía que en cuanto le contara lo que pasó, probablemente Bryan se levantaría de esa cama, solo para ahorcarlo.
Caleb volvió a suspirar de cansancio e impotencia; ni siquiera había podido dormir. Había tenido pesadillas toda la noche, donde algunos momentos de la discusión de Brandon, se había mezclado y confundido con situaciones que había sufrido durante su captura... Pasando una noche tormentosa.
Abrió la puerta de su casa a la vez que suspiró cansado por enésima vez en el día.
—¿Que se supone que debo de hacer? —pensó en voz alta, apoyándose unos segundos en la puerta, para luego caminar hacia la cocina—... Tal vez deba de acelerar mi sesión con el doctor Mor-
Caleb se calló abruptamente, sin saber qué pensar.
Sentado, literalmente, encima de la barra de desayuno, comiéndose un sandwich.
Brandon lo estaba esperando.
—... ¿Q-qué?... P-pero... —balbuceó confundido, sin tentender nada.
Brandon se terminó de comer su emparedado y lo observó fijamente.
—Tim me entregó la llave de emergencia de la casa —explicó brevemente su ex, cruzándose de piernas y de brazos—... Bueno, Caleb, ahora sí, tú y yo hablaremos muy seriamente sobre lo que vamos a hacer, de ahora en adelante.
Continuará...
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