El tutor 27
Dicen que del odio al amor aún un delgada línea... Lo que nadie te dice es que del amor al odio hay menos que eso, mucho más si mezcla con decepción y desesperación.
El tutor 27
No vuelvas a decir ese nombre.
Brandon...
Muchas cosas sucedieron al mismo tiempo que Ronald McCain, el director del departamento de construcción y mejor amigo de la víctima, los encontró y les apuntó con el arma.
Y les disparó.
Apenas Brandon había notado entre su borrosa mirada el cómo la puerta se abría lentamente, él tanteó el suelo como pudo hasta dar con lo que le pareció ser una grapadora.
Aún así, su sedada mente aún no eran capáz de reaccionar, por lo que se quedó congelado.
La puerta se terminó de abrir...
Buenas señores —saludó el asesino mientras le quitaba el seguro al arma.
Cris notó la presencia del asaltante y se giró hacia este, asustado.
—Parece que están en algo importante y urgente, pero tranquilos, no les quitaré mucho tiempo, yo tengo la cura para este desastre. —Ronald McCain les sonrió sádicamente antes de apretar el gatillo.
Al mismo tiempo, Brandon comprendió lentamente que iban a morir sin poder hacer nada, por lo que lanzó el objeto al aire.
Él no pensaba hacer alguna proeza como romperle el entrecejo al asesino o quitarle el arma con el lanzamiento como si fuera alguna especie de ninja salido del cine o de la fantasía.
No, su objetivo era uno mucho más simple e incluso tal vez más eficaz.
Distracción.
... Y lo consiguió cuando notó cómo la borrosa figura del asesino, tembló ligeramente, así logró sacar a Cris de la trayectoria del arma empujándolo hacia la derecha a la vez que se tiró a la izquierda.
La grapadora golpeó cerca del marco a derecha de McCain, que se medio giró para protegerse, todavía "apuntándoles', y con el susto disparó el arma.
Un dolor lacerante e incandescente golpeó a Brandon en la mejilla derecha hasta el lóbulo de la oreja, despertándolo de su embotamiento de golpe.
La sangre estalló levemente del profundo corte en su mejilla junto con el pedacito del lóbulo de la oreja que le arrancó el disparo. Se agarró la mejilla y la oreja para detener el sangrado como pudo, ahora totalmente alerta a causa del dolor.
Pero aún así, poco podía hacer arrinconado en el suelo.
Por lo que ahí, tirado en el suelo y desangrándose, notó con dificultad como el arma ahora le apuntaba directamente.
—Buen truco, señor asesor, pero este es el fin —sentenció el asesino a la vez que presionaba lentamente el gatillo, como si saboreara el momento.
Era final, iba a morir. Brandon solo cerró los ojos, paralizado por el dolor y el shock.
"Caleb, lo siento..." Fue lo último que pensó cua-
De pronto un enorme borrón atropelló al asesino con un gruñido de rabia mientras los disparos se fueron al techo para luego todo explotar en un fuerte estruendo de muchos cristales y el alarido de dolor de Ronald McCain.
Él gruñó adolorido al entender que Roger lo había salvado, otra vez. Trató de hablar pero casi sintió como si fuera a abrirsele la boca en canal, fue tan horrible que desistió en al acto.
—¡Brandon! —gritó Cris, volviéndose a levantar—. Dios, estás sangrando mucho.
Brandon perdía rápidamente la consciencia.
—Es... Toy... Bien —murmuró apenas con un gruñido de dolor, sintiendo que el corte se le abría y cerraba con cada palabra.
Eso iba a dejar una fea cicatriz.
En ese momento entró el escuadrón policial armado hasta las cejas, atrapando en ese momento al asesino, quién no paraba de quejarse, adolorido.
—¡Llamen a los paramédicos, tenemos tres bajas! —gritó alguien en ese momento.
—Se acabó todo, estámos a salvo —murmuró Cris mientras se rompía una de las mangas de su camisa gris para taponarle la he-
Brandon se desmayó en ese momento.
::::::
Cuando abrió lentamente los ojos, lo primero que sintió fue el ligero pinchazo de la aguja haciendo puntadas final para terminar de cerrar la herida.
—Hasta que al fin despierta —indicó la enfermera al notar su ojos abiertos.
Brandon estaba recostado en una camilla de la sala de urgencia del hospital, una intravenosa estaba conectada a su brazo. No le habían cambiado la ropa, así que estaba bien.
—No sé que habrá sido lo que le causó tanta conmoción —comentó la mujer entonces—, pero su tensión estaba muy baja, al punto que tuvimos que ponerle algo de suero para ayudar a recuperar sus valores, por suerte eso también ayudó a coser bien la herida. La gente se mueve mucho sin darse cuenta cuando hay que coser zonas como la boca
—...Gracias —murmuró ronco, sintiendo el pinchazo de dolor en la mejilla en el acto—. ¿Cuánto tiempo... Llevo inconsciente?
—Eh, según me informaron, poco más de una hora. —La enfermera observó su reloj antes de suspirar—. Te he cosido lo más cuidadosamente que he podido, la cicatriz no será tan gruesa como debería y los puntos apenas se notarán, pero igual será bastante notoria y larga, sin contar que perdió un pequeño pedazo del lóbulo que no se recuperó, lo siento —informó algo apenada.
En realidad a Brandon eso poco le importó, le daba igual haber perdido parte de la oreja o la oreja completa o que si tuvieran que estirparle la mejilla.
—¿El teniente... Roger? —indagó al recordar vagamente que Roger se había lastimado con algo en la operación.
La enfermera terminó la sutura colocando un parche de gasa en la herida.
—Eh, él no llegó al hospital —dijo simplemente.
Brandon se sentó de golpe, sintiendo un ligero mareo y un fuerte dolor de cabeza. La enfermera trató de detenerlo.
—¡O-oiga ¿Qué-?!
—Necesito ir a terminar mi trabajo —mumuró superficialmente, sintiendo con ello solo un diminuto pinchazo.
—¡Pero...!
Brandon no supo que vió la enfermera exactamente en su rostro, pero lo que fuera que iba a decir no lo dijo, sino que simplemente suspiró:
—Bien, tome, estos es lo que debe tomar para los dolores. —Le entregó dos frascos de analgésico—. Si su herida por algún motivo se abre o algo parecido, no dude en venir.
Brandon observó los frascos en sus manos.
—¿Por qué me deja ir así como así? —Observó a la señora de cincuenta años de mirada sería y tranquila.
Ella dudó unos segundos en responder.
—Usted parece sufrir mucho, y no precisamente por la herida —reveló, dejando a Brandon en un leve shock—. Considero que debería de soltar ese peso que lo aplasta, además de que parece tener que hacer algo importante que hacer, así que solo por eso lo dejaré ir... Por eso y porque sé sobre su reputación. Es todo un cabezota y un completo escapista.
Brandon sonrió de medio lado hacia la izquierda muy levemente, sabiendo en el acto en qué hospital estaba.
—Gracias...
::::::
Cuando él volvió a cruzar las puertas del departamento de policía, prácticamente todos los presentes lo observaron algo sorprendido, especialmente porque era bastante tarde, al punto de que estaba cerca de amanecer.
Sin saber exactamente por qué, las personas se quitaban de su camino al verlo pasar pese a que no caminaba rápido ni sus gestos eran bruscos. Todos lo observaban algo intimidados.
Fue al pasar cerca de una ventana de las salas de interrogatorio, que notó su reflejo.
Pese a la enorme gasa que cubría su mejilla derecha, su rostro parecía cansado y algo atormentado, pero sobre todo, su mirada bien podría matar a alguien.
Brandon estaba molesto, realmente molesto, o más que eso, lo que realmente estaba era dolido.
Dolido, frustrado, cansado, atormentado, engañado, embaucado, arrastrado... La lista de cosas que sentía bien podrían tocar el suelo y recorrer un par de metros frente a él.
Y todo por la causa de un hombre.
Lo peor de todo es que si la situación era como la imaginaba entonces el quejarse, el echarle en cara todo lo que sentía, los años de dolor en vano, los caminos que se separaron por una absurda negligencia, los traumas que aquejaban su alma y el intenso dolor que no se iba sin importar qué, nada de eso podría reprocharle porque así todo sería peor.
Y pese a todo eso, a Brandon lo único que le importaba era la felicidad de ese hombre, de Caleb... No complicarle más la vida.
Aún así, él quería una explicación, e iba a buscarla.
Así que respiró profundo, tratando de guardar otra vez su sentimientos, antes de llevar a la ventana con la imagen de Ronald McCain.
Entró en el apartado solo para observar a Roger, el capitán de departamento, Travis Reinhard, y al presidente de la constructora Diamond's, Darren Clarkson, todos reunidos con el rostro lleno de preocupación.
Cuando Roger notó su presencia, se acercó a él rápidamente.
—Estoy bien —dijo en voz alta antes de que el grandulón lo tocara, aunque eso causó que su mejilla explotara en dolor.
Roger se detuvo en seco, trató de tomarlo de las mejillas pero al final desistió, incómodo.
El enorme moreno de cabellos rubios y ojos de un gris verdoso tenía una camiseta negra y vaqueros, sus brazos estaban vendados totalmente y tenía algunos parches en la cara y cuello.
—¿Qué te pasó? —Brandon trató de modular perfectamente para parecer entero, aunque mentalmente gritaba de dolor por dentro.
Roger observó el suelo algo nervioso.
—Cuando taclee a Ronald McCain, nos estrellamos contra la cristalería del fondo, tengo todo el cuerpo lleno de cortes porque rodamos sobre los vidrios, pero no son profundos —informó con una ligera e incómoda sonrisa.
—Habían mejores formas de detenerlo que hacer esa tontería —le reprendió haciendo el gesto de acomodarse los lentes, solo para darse cuenta que no los tenía.
Maldijo mentalmente al darse cuenta que tendría que comprar un par al no saber qué se habían hecho los otros, así de perdido estaba.
Como tal, Brandon no veía muy mal... Al menos no de cerca. La vista se le volvía cada vez más y más borrosa a partir de los tres metros de distancia.
Pero aún así le fastidiaba no poder leer bien las expresiones faciales sin los lentes.
—Brandon... Estaba a punto de matarte, yo solo reaccioné —El grandulón observó el suelo—. Tú micrófono se desconectó cuando gritaste de repente, así que me asusté y salí de la base de operaciones a buscarte... Y menos mal que lo hice. —Posó sus ojos de nuevo en él—. Lamento que te enteraras de las cosas así.
Brandon solo asintió bruscamente.
—Tranquilo, ya lo superé. —Observó por el cristal al asesino—. Iré a hacerlo hablar.
Antes de que Roger o los demás fueran capaces de decir algo, Brandon entró en la sala de interrogatorios. Ronald McCain apretó la mandíbula al verlo.
—Deberías de sentirte orgulloso, eres por lejos la persona que ha estado más cerca de matarme, y mira que me han tratado de matar muchos. Solo te faltaron un par de centímetros para lograrlo —dijo suavemente mientras se sentaba y señalaba la gasa en su mejilla.
El asesino se mantuvo en silencio, casi inexpresivo. Brandon rascó levemente su mejilla sana.
—Oye, no tenemos todo el tiempo del mundo para que confieces el asesinato de Michael Cromwell, tranquilamente podríamos dejarte pudrir en la cárcel por intento de asesinato. —Se señaló a sí mismo—. Pero si confiesas entonces podríamos tratar de bajarle un par de años a tu condena.
Incluso con esa negociación, McCain, el ex director del departamento de construcción, se mantuvo callado. Brandon suspiró.
—Bien, ya que no quieres contar la historia, lo haré yo:
La víctima y el jefe de recursos humanos, Alan Pike y tú, son unos desgraciados. —Entrelazó sus dedos y apoyó los brazos en la mesa, apoyando así el mentón en sus dedos, observando fijamente al criminal—. Les encantaba meterse con todos y sentirse los gobernantes del lugar, aunque ciertamente la situación distaba mucho de la realidad.
Porque la verdad es que estabas furioso con él ¿No? Ustedes dos se habían apoyado el uno al otro para subir escalones en la compañía, seguramente tú eras el que le hacía todo el trabajo a Michael y él te daba honores aparte con su carisma, la relación entre ustedes era más de amo y sirviente que de amigos, y Alan Pike solo era un instrumento para evadir las quejas y acampar a sus anchas.
Pero todo cambió cuando empezaron a llegar los "maricones" al trabajo. Caleb Prescott era mucho mejor que ustedes y Cristopher Stone era tu igual en el escalafón en el que estábas, sin contar que el señor Prescott se había llevado el premio gordo con la torre Magnus. Estoy seguro que ustedes dos se pelearon más de una vez al ver qué tú "amigo" no hacía nada para quitarle el proyecto a Caleb. Aunque Michael Cromwell solo era un despota que es fuerte contra los débiles y débil contra los fuertes, él no era un tonto, él sabía que si trataba de hacer algo muy radical en contra de Caleb, entonces podrían despedirlo al ser este la nueva promesa del lugar
Así que cuando Caleb decidió salirse del proyecto, la víctima seguramente trató de calmarte a ti y a Alan diciendo que al fin estaba logrando sacarlo del proyecto... Pero supongo que tú ya sabías que era mentira, y no solo eso, también sabías que el proyecto recaería temporalmente en manos de Cristopher Stone y que ni tú ni Michael serían elegidos para ser los jefes.
Así que supongo que pensaste que ya era hora de abandonar el nido y eliminar, literalmente, los obstáculos... Entonces conseguiste un bolqueador y te infiltraste en los de vigilancia, seguramente durante la rutina que tenían para amedrentar, y lo colocaste sin que te vieran. Tenías llaves del salón de exposiciones, así que tenías vía libre para tomar el arma homicida que tenía las huellas de Caleb por todos lados ya que él la hizo
Luego lo demás fue coser y cantar: activaste el aparato cuando Caleb pasó para hacerlo sospechoso, te infiltraste en medio del caos, robaste la aguja de la maqueta y fuiste a matar Michael Cromwell, estaba perfecto tu plan... Pero tenía algunas fallas, como el hecho de volverlo todo tan personal.
Porque una vez asesinaste a Michael Cromwell, escondiste el trofeo casualmente en el escondite del escritorio de la víctima, algo que Caleb Prescott simplemente no podría saber de su existencia. Lo escondiste porque seguramente para ti era como un trofeo de caza que tomarías una vez te dieran el puesto y la oficina. Y cuando el señor Darren hizo público que el señor Stone era el nuevo encargado de la obra, te apresuraste demasiado pronto en asesinarlo, supongo que por las ansias de ver un rápido resultado en tus esfuerzos.
Y estoy totalmente seguro de que pensabas tirar la pistola casualmente cerca de la casa y que de alguna manera tendría las huellas de Alan Pike para que pareciera alguna clase de retorcida venganza del jefe de recursos humanos en contra de los homosexuales... Y así, sin nadie más en tu camino, te hubieras convertido en el jefe del departamento y en la obvia opción para guiar la obra... Pero como dije, no eres lo suficientemente inteligente para pensar más allá de tu ego.
Brandon terminó en ese momento, observando como podía los gesto del asesino.
Aunque Ronald McCain seguía callado y con el rostro neutro, su respiración era acelerada y estaba rojo, temblando ligeramente.
Él no necesitaba tener una vista de veinte sobre veinte para saber que el asesino estaba furioso.
—Mmm ¿No piensas decir nada? Bueno, entonces te pudrirás en la cárcel por el resto de tus días en cuando cuente esta versión de los hechos al jurado. —Se levantó lentamente de la silla para marcharse.
En ese momento, la boca de Ronald McCain se abrió:
—¿Cómo...? —mumuró el asesino. Brandon se detuvo—. ¿Cómo supiste que fui yo? En el interrogatorio no mostré nada que me pudiera culpar, mi actuación fue perfecta, de eso estoy seguro.
Brandon simplemente negó con la cabeza, cansado.
—Ese fue tu error —dijo mientras se apoyaba en la mesa—, fue perfecta, muy perfecta, tanto que fue falsa ante mis ojos.
—Pero creer que fui yo, uno de los mejores amigos de Michael... Simplemente no comprendo cómo llegaste a ello. —El asesino negó trémulamente.
Ante eso, Brandon se rió, se rió de verdad, al punto que se carcajeó un poco, incluso cuando sentía los puntos estirarle la piel al máximo, comenzando a rasgarla.
Estaba tan molesto, tan herido, que era eso o llorar y matar al infeliz frente a él, y las dos últimas no eran una buena opción.
—Nadie es realmente confiable en el mundo —explicó suavemente con la voz cargada de odio—. Las personas que hoy consideras las más valiosas para ti, al día siguiente pueden tratar de clavarte un puñal en la espalda o de romperte el corazón con una bonita sonrisa... Aprendí esa lección a la mala, dos veces —recalcó para luego tomar la libreta colocada en la mesa, el bolígrafo y tirarselos al pecho—. Así que ahora haznos el favor de escribir tu confesión, firmarla y ahorrarnos la pelea judicial, de lo contrario me aseguraré de que en prisión ni siquiera te dejen ver la luz del sol, bastardo manipulador y pretencioso —escupió antes de marcharse.
A los cinco minutos de que Brandon se fue, Ronald McCain comenzó a escribir su confesión.
Caleb...
Cuando el cielo comenzó ha aclarar y con ello la prisión se llenó de luz, Caleb se despertó sin haber realmente dormido nada.
Durante toda la noche se había mantenido en vela, esperando tener alguna noticia de lo que sea que estuviera pasando afuera, aún así, el cansancio laboral y el mental de estar en prisión lo hicieron dormirse poco más allá de la media noche, con un sueño turbulento cargado de pesadillas y culpa.
Así que cuando despertó, fue como si no hubiese dormida na-
—¿Sabes? Pensé que te encontraría despierto.
Caleb se levantó como un resorte aunque se sintió algo mareado, sintiendo que el sueño y el cansancio desaparecían de golpe.
Brandon estaba sentado en el suelo y apoyado de perfil a las rejas de su celda, se estaba comiendo un burrito junto a una taza de café.
Dentro de su celda, cerca de los barrotes, estaba una bolsa de papel y un vaso plástico con café.
—El desayuno —dijo Brandon simplemente antes de darle una mordida a su burrito.
Aunque Caleb sintió como un nudo en su pecho se deshacía al ver a su ex sano y a salvo, no pudo evitar mirarlo con un poco de renuencia. Brandon simplemente no le prestó atención y siguió comiendo como si nada.
Al final, Caleb decidió acercarse y tomar la bolsa de papel.
Pero apenas fue ha agarrarla, la mano de Brandon se cerró como un cepo en su muñeca. Caleb tiró de su mano del susto y la extraña sensación de asco y anhelo que sintió al ser tocado por su ex, así que siguió tirando hasta que se liberó.
—¡¿Qué demonios te pasa?! —Caleb lo observó furioso, sintiéndose algo violentado por el acto.
Pero Brandon no respondió, simplemente lo observó fijamente de medio lado antes de seguir comiendo. Caleb frunció el cejo aún más.
—¿Qué demonios te pasa? —repitió suavemente—. Brandon, andas muy ra-
—Estuve hablando con Cris...
Esas palabras mataron la voz de Caleb, dejándolo frío. Brandon le dió una mirada algo somnolienta.
—¿Qué creías? ¿Qué no podía hablar con él? —murmuró Brandon algo sarcástico, algo bastante sarcástico—. Deberías hablar con tu viejo y querido amigo, te extraña bastante —gruño mientras estrangulaba levemente la comida.
Caleb no sabía qué decir. Mientras sostenía la comida algo fuerte, Brandon terminó de comer.
—En un principio, quería hacer las pases contigo Caleb, yo quería... Bueno, lo que yo quería a estas alturas ya no importa. Honestamente, debo admitir que tú siempre has tenido esa extraña habilidad de cambiar mis planes, ya fuera para bien o para mal. —Brandon entrecerró los ojos, observando fijamente su burrito.
—B-Brandon ¿Qué-?
—Me lo dijo todo —le interrumpió su ex, aplastando el vaso plástico de café, ya vacío—, absolutamente todo.
Caleb se sentía cada vez más y más frío, sin saber qué decir para no delatar-
—¿Sabes qué es lo que más me molesta de esto? —prosiguió Brandon mientras metía el vaso aplastado en la bolsa y la volvía una bola—. ¿Lo que más me hiere de todo el asunto? Es que tú una vez me prometiste que nunca me dejarías solo ¿Lo recuerdas? Esa noche en el antro, cuando te conté sobre Sam, cuando te confié mi más grande secreto, tú me prometiste muchas cosas.
Y esas promesas que me hicieron muy feliz en el momento, más feliz que nadie y esas promesas me hicieron darlo todo en nuestra relación aunque yo en el fondo sintiera que no era suficiente, que nunca lo sería y que no podría jamas saldar la deuda que gané contigo al haberme liberado de mis pesos.
Yo lo di todo Caleb, todo, lo estuve dando todo el tiempo, cada día, cada hora, cada segundo y hasta me metí de lleno contra un maldito asesino serial por ti... Y eso tampoco bastó. —Brandon carraspeó un poco—. Sin importar qué, yo nunca basté para ti, ahora tengo claro que yo nunca te alcancé de verdad.
Caleb sentía que volvía al pasado con cada palabra de Brandon, volviendo al momento en que había roto todo para siempre, solo que ahora se sentía al revés, que era él a quién estaban botando.
Y era simplemente horrible.
—Dime ¿Cuál fue el motivo real por el me echaste como a un perro? —Brandon estaba cabizbajo y Caleb no pudo observalo ya— ¿Tan siquiera fue real lo que tuvimos?
Caleb sentía que una parte de su roto corazón estallaba con las palabras y preguntas de Brandon. Preguntas que no podía responder.
"¡Yo siempre te he amado Brandon!" Gritó desesperado en su mente... Aunque sus labios permanecieron muertos.
—... Al final tampoco piensas decir nada, otra vez... Entiendo. —Notó que Brandon se levantó—. Voy a liberarte, ya atrapamos al asesino de Michael Cromwell. Eres libre.
El ruido de las llaves en la cerradura hicieron que Caleb volviera a ver a su ex novio.
Quedó sin aliento al ver a Brandon ahora de frente.
Una enorme gasa cubría su mejilla derecha y su oreja también estaba cubierta. Caleb estaba en shock.
—B-Brandon ¿Q-qué te pasó?
Pero Brandon no respondió, simplemente abrió la reja y esperó a que saliera. Apenas lo hizo, Brandon cerró la celda y se dispuso a irse.
Pero esta vez él fue quién sostuvo a su exnovio de la muñeca.
Y a diferencia de Caleb, Brandon se dejó sujetar, sin girar su rostro hacia él.
—B-Brandon ¿Qué te pasó? —preguntó de nuevo, apretando su agarre aunque una parte de él simplemente quería salir corriendo para no ver a su ex nunca más.
Brandon se giró lentamente y susurró:
—Nada, simplemente algo más para anotar a la larga lista de cosas que nunca bastarán para alcanzar tu corazón —su voz estaba cargada de decepción y dolor antes de observarlo a los ojos.
Cuando sus miradas conectaron, Caleb por algún motivo sentía que Brandon ya lo sabía todo, que ya había logrado ver a través de él.
Pero eso era imposible, Brandon nunca podría imaginar el infierno en el que estaba viviendo y las repercusiones que le causarían el saber la verdad.
Él estaba casi totalmente seguro de que Brandon se volvería loco si lo supiera todo.
Caleb lo soltó lentamente hasta dar un paso hacia atrás. Brandon soltó una amarga risa.
—Eso pensé —murmuró su ex antes de volver a comenzar a irse.
Pero algo impulsó a Caleb, algo que le decía que si Brandon se iba, esta vez realmente no lo volvería a ver.
Ese algo lo hizo girar a Brandon de golpe.
Tomar suavemente por el cuello a su ex.
Y agacharse para luego, suavemente be-
—Vine por mi prometido, su nombre es Caleb Prescott —Se escuchó afuera del bloque.
Los labios de Caleb se congelaron mientras rozaban levemente los de Brandon al escuchar cómo Bryan había llegado.
Mientras la puerta del pasillo se habrían, ambos se separaron rápidamente con la respiración acelerada.
"¿Q-qué estuve a punto de hacer?" Pensó Caleb acelerado, sintiendo su corazón a punto de reventar en su pe-
—¡Oh, Caleb! —exclamó Bryan al verlo ya fuera de su celda, corriendo a abrazarlo.
Pero incluso así, Caleb solo podía pensar en las sensaciones que tuvo cuando sintió el aliento de Brandon golpear su rostro y el fantasma del sabor de sus besos al tenerle tan cerca.
Caleb no lo notó en ese momento, ni siquiera al rato.
Tuvo que pasar mucho tiempo, demasiado, antes de darse cuenta que en ese momento, en ese preciso instante, había tenido la posibilidad de rozar la verdadera felicidad y de volver a su hogar si hubiese tomado la desición de besar a Brandon
Y tal vez si lo hubiese hecho, no hubiera tenido que ver arder todo a su alrededor para entenderlo.
Para ver que había perdido para siempre lo único que de verdad siempre había necesitado.
Brandon...
La sensación de los labios de Caleb rozando los suyos no desapareció ni siquiera cuando lo vió besarse apasionadamente con Bryan, ni cuando el bombero le abrazó y le dijo que le debía una cena como agradecimiento, ni cuando Caleb desapareció sin decirle nada más o siquiera mirarlo.
Ni siquiera cuando el capitán le dijo que se tomará unas tres de semanas de descanso mientras su mejilla y su oreja se curaban, o incluso cuando Roger le besó suavemente antes de dejarlo en su horrible departamento en el Bronx, ni tampoco cuando entró y cocinó un poco y comió, ni cuando se ejército y se bañó con el cuidado de no mojar la gasa.
No.
La sensación de lo que pudo ser, el suave roce de los días de antaño, empezó a desvanecerse justo cuando se sentó en la cama y notó que había comenzado a llorar en silencio.
Y desapareció totalmente cuando gritó de dolor a pleno pulmón incluso cuando se reventó algunos puntos y la gasa se manchó de sangre.
Y se cubrió de un sórdido y helado dolor mientras golpeaba frustrado la cama hasta quedar sin fuerzas y caer inherte, sintiéndose tan vacío que no tenía fuerzas para nada.
Caleb jamás volvería a su lado, nunca, incluso si no estuviera con Bryan él no volvería a su lado; incluso si estuviera solo, probablemente su exnovio se cortaría las venas antes de siquiera pensar en volver a hacer lo que estuvo a punto de hacer en el pasillo de las celdas, de besarlo.
Brandon se sintió tan vacío que incluso olvidó que tenía a Roger, su fiel amigo y amante. Tan vacío, que hasta olvidó el amor que alguna vez sintió por Samuel Larren. Estaba tan vacío que no se movió de la cama incluso cuando su sangre manchó las sábanas, la cama y le manchó la mitad del rostro, ni se movió cuando le dió hambre o sed, no se movió ni un centímetro de la cama.
Su mente se mantuvo vacía todo ese tiempo, como si estuviera muerto.
Cuando se hizo mediodía, se movió, y lo primero que hizo fue levantarse lavarse la cata, bajar de su departamento para ir la tienda de barrotes y comprar un par de lentes baratos de lectura, una botella de ron, una de tequila y un kit de sutura.
Entonces se sentó en la mesa y se tragó tres analgésicos para luego beberde toda la botella de ron en menos de dos minutos, luego buscó medio tambaleando el espejo de baño y lo colocó en la sala, se quitó la gasa que ahora era color vinotinto, se colocó los lentes para mejorar aunque sea un poco su visión y comenzó a sacarse los hilos rotos sin importarle el espantoso dolor que nubló su mente y que fue difuminándose con el efecto de las pastillas y el alcohol, se bañó la mejilla con el tequila y se dispuso a coser la herida él solo.
Cuando terminó vio el resultado.
Comparado con el estilizado trabajo de la enfermera, era un desastre.
Aún así cumplía su función, por lo que preparó un parche de gasa y listo, como nuevo.
Luego llamó al ex capitán Daniel para decirle que en unos días le iba a visitar para saldar cuentas y olgazanear en su finca debido a que tenía tiempo libre. El señor Daniel aceptó de buen grado, diciéndole que de todas formas había pensado en llamarlo para que fuera a ver a Helen, ya que a esta le haría bien verlo.
Luego de eso, fue a comprar alimentos, luego cocinó y comió, luego se ejercitó, luego vió algo de televisión, luego volvió a cocinar y cenó y... Bueno, Brandon realmente vivió tres días sin pensar en absolutamente nada, solo en hacer cosas.
Solo en seguir viviendo, sin pensar.
Al cuarto día, Brandon llamó a Roger.
—Hola Ro-
—¡Brandon! —exclamó el grandulón en l línea, interrumpiéndolo—. Estaba muy preocupado por ti, llevas días sin contactarme bastardo, creí que debía ir a verte.
—Precisamente por eso te llamaba —aclaró—, me gustaría que vinieras y bueno... Ver lo que surge.
Roger se carcajeó ante sus palabras, arrancándole una leve sonrisa de medio lado.
—¿Ver lo que surge? Brandon, tengo el cuerpo lleno de cortes, no me duelen, pero no creo que quieras tener sexo conmigo lleno de vendas como si fuera una momia, o incluso conmigo desnudo pareciendo que me pelee con un rallador o con la hojilla de la afeitadora.
—Oye, no te quejes, a mí me falta una parte de la oreja y pareciera que soy dos caras o una versión rara del jocker —se quejó con una mueca, tocando la gasa nueva—. ¿Qué dices? ¿Vienes o no?
Brandon espero mientras la línea se mantuvo en silencio un minuto. No se lo dijo, pero si Roger se hubiese negado, él se hubiera ido a un bar de ambiente o un antro a pillar lo primero que encontrara en un cuarto oscuro.
Para Brandon ya no había amor para nadie más que para él mismo, así que no pensaba en rendirle cuentas a nada ni a nadie, él haría las cosas por él y para él, solo para su beneficio. Esa fue la resolución que tomó.
—Está bien, voy para allá —Roger se rió un poco—. ¿Alguna otra cosa, señor mandón?
Brandon sonrió levemente un dijo:
—Sorprendeme.
::::::
Casi un cuarto de hora después, Roger apareció en la puerta de su departamento, sosteniendo un pequeño bolso y una mirada cargada de lujuria.
Brandon le cedió paso al grandulón, quien se sento en la sala, para luego buscar algo de tomar.
—¿Qué has estado haciendo todos estos días que estuviste desaparecido? —pregunto Roger al agarrar el vaso de jugo que le ofreció.
—¿Yo? Pensar —respondió, dándole un sorbo a su bebida—, tenía muchas cosas que pensar y resolver.
Roger lo observó fijamente unos segundos...
—Te notó distinto —dijo de pronto.
—¿A sí? Yo me siento igual. —Él se encogió de hombros para tomarse toda la bebida.
—No, en serio, te noto más animado. Eso me alegra —siguió Roger—... Pareciera como si lo ocurrido con Caleb no-
Pero Roger se calló en ese momento, cuando Brandon reventó el vaso entre su mano de lo fuerte que lo apretó.
Roger se levantó asustado.
—¡B-Brandon ¿Estás bi-?!
—No vuelvas a decir ese nombre —advirtió Brandon calmadamente mientras limpiaba distraídamente su mano con un pañuelo, por suerte no se había cortado.
—¡P-pero...!
—Roger, he dicho que no —negó rotundo mientras recogía los vidrios del suelo—, no quiero saber nada de ese sujeto, no quiero escuchar su nombre salvo lo estrictamente necesario porque —perdió la sonrisa y miró duramente a Roger— ya he descubierto la verdad sobre ese niño así que ya no me importa para nada, ya nadie me importa nada... Ni siquiera tú, y ambos sabemos el porqué y estoy harto de que sigamos tapando ese pequeño gran problema con los dedos.
Roger se mantuvo en silencio y cabizajo con un gesto de vergüenza y dolor, mientras que él se disponía a botar los cristales.
—Lo siento tanto, Brandon —murmuró el grandulón, algo cohibido.
Brandon se permitió por unos segundos sentir algo al ver la tristeza en los ojos de su mejor amigo.
Él sabía que ese "lo siento" significaba algo más que una disculpa por un error cometido.
Ellos habían hecho una promesa hace años, justo antes de que Brandon se escapara de casa. El perseguir el sueño de que algún día encontrarían la paz interna y alcanzarían el amor verdadero, ya fuera entre ellos o fuera con alguien más.
Y ese "lo siento" era la tristeza de Roger al ver que él se había rendido claramente, que Brandon había roto la promesa con lo que acababa de hacer y decir.
"Bueno, no es como si los demás no rompieran constantemente sus palabras y promesas hacia mí" Pensó amargamente antes de volver a cerrar herméticamente su corazón.
Pero el punto era, que aunque Roger había comprendido en ese instante que Brandon probablemente jamás volvería a amar a nadie... Igualmente se había quedado en su departamento.
Eso hizo que Brandon diera el paso y, sentándose suavemente sobre el grandulón, lo tomara de la barbilla y le diera un suave beso.
Roger gruñó complacido mientras él le habría la boca y le encajaba su lengua, comenzando a frotarla contra la del grandulón.
Luego, tomó las manos de Roger y las colocó en sus glúteos, y este no pudo evitar apretar y masajear complacido su gran culo por encima de la tela.
Brandon se separó levemente de la boca de Roger y lamió sus labios, este gimió, cerrando los ojos.
—Vamos Roger, podemos follar de todas formas —susurró mientras frotaba la larga verga del grandulón por el pantalón—, sé que te-
Roger no lo dejó terminar, atacó su boca pasando su lengua por cada rincón a la vez que metía sus manos por su short y acariciaba compulsivamente su ojete.
Brandon gimió a la vez que sacó más el culo para dejarlo expuesto, comenzando a frotar su pollón semierecto con el de su amigo mientras frotaba los dedos por los pezones del grandulón.
Roger las manos de su trasero para luego, mientras ambos se veían fijamente, hacerle chupar los dedos. Brandon, ansioso, lamió y chupó golosamente como si fueran pollas.
Entonces Roger volvió a meter las manos en su ropa, para luego comenzar a meter sus dedos en su interior, perforando su ojete lentamente. Brandon tomó a Roger por la nuca y lo hizo agacharse para besarlo mientras gemía levemente de placer.
Poco a poco sintió cómo un dedo se volvieron dos y luego tres y hasta cuatro, todos atacando su próstata rasguñando y frotando. Acariciando, Brandon tenía el short totalmente empapado en precum, Roger era poco más de lo mismo.
—Roger... Fóllame —gimió desesperado cuando el grandulón arqueó sus dedos en su interior y los frotó contra sus entrañas.
Roger solo se limitó a quitarle la camisa y tumbarlo en el sofá para luego ir por el bolso que había traído. Brandon se terminó de desnudar y mientras se acariciaba su pollón se metió cuatro dedos, gimiendo por-
De repente Roger quitó sus manos de su polla y su culo y lo volteó, amarrándole las manos en la espalda con una fina y suave cuerda. Brandon sonrió.
—Serás cabrón —se quejó divertido.
Roger se carcajeó un poco.
—Querías que te sorprendiera ¿No? Entonces lo haré a mi estilo.
Brandon se dejó atar sumisamente mientras Roger pasaba la cuerda por su cuerpo, amarrándole y dejándolo en una posición específica.
El resultado fue que terminó arrodillado con las piernas atadas conectando el muslo y las canillas para que no se pudiera levantar, las manos atadas a la espalda, le había dejado una especie de chaleco de cuerdas por dónde podía agarrarlo sin ahorcarlo y con la polla extremadamente dura y erecta al tener tres vueltas en la base y otras tres en los huevos.
Los nudos eran lo suficientemente fuertes como para sujetarlo y suficientemente suaves como para no estrangularlo, estaban perfectos.
Roger acostó a Brandon y luego le mostró una gruesa bala plateada con un par de cordones en los cuales uno llevaba un parche al final y en el otro un pequeño botón.
—T-tú... —Brandon no pudo decir más ya que Roger le abrió las piernas y le metió la bala.
Al estar tan dilatado, la bala entro suavemente, pero Brandon no supo que hizo el grandulón que notó cómo está se alojaba muy en lo profundo de su cuerpo.
Entonces sintió como metió el parche también, junto encima de su próstata.
—¡Roger espe-!
De pronto sintió una ligera corriente que lo hizo arquearse y tragarse el gemido que casi gritó para no romperse los puntos otra vez. Su pollón saltó como loco.
—Primero vamos a ponerte a tono —indicó Roger con una ligera sonrisa.
Los ojos de Brandon se pusieron en blanco al sentir cómo lo lamía desde el ojete hasta la cabeza de su rabo que chorreaba entrecortado, para luego tragarse sus veinticinco centímetros casi enteros mientras le tironeaba de los huevos algo fuerte.
Brandon tenía serios problemas para no gritar.
Cada pulso hacían que elevará las caderas violentamente, clavando su verga en la boca de Roger que chupaba golosamente.
Cuando el grandulón sentía que los amarres no iban a evitar que Brandon se corriera, apagaba la bala y dejaba de chupar para solo dedicarse a golpear y jalar sus bolas, alejándolo del orgasmo.
Brandon estaba que botaba espuma.
—M-mierda, Roger —gimió cuando el grandulón volvió a prender la bala y se mantuvo lamiendo su pollón sin llegar a la cabeza—. ¡Follame ya, no aguanto maaa...!
Roger se metió su glande a la boca y chupó mansamente como un cordero. Brandon casi gritó, casi.
De alguna manera, el no poder expresar el placer que sentía le hacía sentir aún más placer que se mezclaba con el dolor de la herida al tensar la boca, causando estragos en su cabeza.
Brandon gruñía como animal agonizante, esperando a que Roger se apiadara y lo matara de placer de una vez.
—R-Roger... No aguanto... Más —gimió luego de diez minutos sintiendo como su pollón estaba literalmente como una fuente chorreando precum y sus pelotas eran casi el triple de su tamaño.
Roger en respuesta le sacó el parche... Y le metió su larga verga lubricada hasta la base.
Brandon se mordió las labios hasta casi hacerse sangrar.
Sintiendo ahora la bala muchísimo más profundo, Roger se apoyó del arnés que le hizo y se lo folló a una velocidad de vértigo. Brandon aguantaba los gritos como podía mientras que Roger rugía de placer puesto que a este punto de la follada, cada vez que la bala soltaba una descarga, Brandon sentía un pequeño orgasmo que le hacía apretar el culo con fuerza.
Su pollón sonaba chorros y chorros de precum, casi como si se orinara mientras que a veces soltaba uno que otro hilo de semen. Brandon estaba al punto del desmayo.
Y esta vez era de placer.
De pronto Roger se detuvo y le apretó los huevos tan duro que le apagó el orgasmo continuo que sentía.
—Ca... Brón —murmuró con apenas voz por la explosión de dolor.
—Ya me lo agradecerás —jadeó Roger antes de voltearlo bocabajo y clavarle el pollón de nuevo.
Brandon sintió como el orgasmo se construyó más lentamente, más intenso, sin poder gritar o expresar, solo gruñir mientras Roger lo perforaba sin compasión. Cada vez que la bala soltaba una descargar se sentía morir y resucitar.
—M-mierda Brandon —Gruñó Roger, mientras se acostaba sobre él y rotaba las caderas—, e-este es... De los mejores culos que he probado... Tal vez incluso el mejor.
Brandon tenía leves espasmos por las sensaciones que lo poseían.
Entonces Roger comenzó a rugir.
—M-mierda Brandon ¡Me corro, me corroooo...! —Roger gritó mientras bañaba sus entradas con su caliente semen en lo más profundo.
Eso desató algo en Brandon, que se tensó al máximo al punto de casi romper las cuerdas mientras que su visión se borraba y los oídos le pitaban, no podía sentir el mundo.
Salvo las intensas olas que venían de su culo.
Su pollón comenzó a soltar precum por carga con alguna gota que otra de semen, como si se estuviera corriendo.
Pero ni siquiera había superade ese estado cuando Roger, aún erecto, lo tomó del chaleco de cuerdas y lo sentó sobre él, haciéndole subir y bajar por su larga polla.
Brandon ya no podía más, comenzó a gemir desaforado, incluso cuando eso podría romperle los puntos.
—¡Ah, ah, sí, sí, mmmaaaaasss...! —rugió con la voz casi afónica y muy grave de tanto gruñir.
—¿Más? —jadeo Roger mientras lo hacía botar sobre su larga verga.
—Sí, ah, C-Caleb, déjame venirme, déjame correrme ¡No aguanto más! —gritó con la mente ida.
Brandon no se dió cuenta de que Roger se detuvo en seco al escuchar eso... Pero luego siguió follándolo con más fuerza aún.
—¡¿Q-quieres venirte?! —Preguntó Roger entre jadeos.
—¡Sí, sí...!
—¿Seguro?
—¡Porfavor, déjame venirme!
Sin dejar de penetrarlo, Roger soltó cada una de sus ataduras, dejándole solamente los nudos de su sexo. Brandon casi estaba inconsciente del placer y la tensión.
—C-Caleb, déjame...
Roger soltó los últimos amarres entonces.
Brandon gritó como poseso mientras se corría de golpe, bañando todo a su alrededor mientras sentía cómo Roger bañaba su interior otra vez con un rugido.
Brandon cayó laxo sobre Roger, cayendo dormido rápidamente.
—C... Caleb, te a... Mo —murmuró Brandon justo antes de caer rendido.
Roger acarició a su amigo suavemente para luego retirarle la bala y acostarlo en su cama, observándolo fijamente, llenándose de tristeza.
—Sin importar qué, aunque no quieras admitirlo, siempre amarás a Caleb ¿Verdad? Nunca habrá espacio para nadie más.
Brandon nunca escuchó esas palabras, ni tampoco sintió el beso que le dejo en los labios ni las caricias en su rostro... Y tampoco escuchó los sollozos de su mejor amigo.
Continuará...
Hola señores y señorita!!!! Aquí está, la segunda entrega de la semana. De una quiero pedir disculpas, cuando Mrbulanyer me dijo lo de Ronald McCain, casi hice sepuku XD porque fue un error garrafal, debí de haber dado un breve resumen antes de que Roger y brandon continuaran la investigación, así que F por mí, ya lo he arreglado en mis documentos, así que el arreglo tendrá que esperar a Wattpad uwu.
Dejando eso de lado, debo decir por qué he tardado tanto en publicar, la verdad ha sido por la catarsis de Brandon, en este punto es un punto clave sobre como irá el final de la historia y ver cómo se desarrollarán los sucesos, admito que he escrito como tres veces esta parte, previendo distintos finales de la historia con ello, porque como saben Brandon es la estrella en este escenario XD y la verdad me he decantado más por este que por una cartarsis donde él se volviera más humano y humilde y buscará su felicidad a parte o otra en donde simplemente se alejara de todo y terminara con Roger, el motivo es simple, es la más real.
Brandon es un personaje recio y exigente, duro, se me hizo obvio que él se volvería más fuerte luego de descubrir la verdad de Caleb, pero a veces, ser más fuerte no significa exactamente ser mejor o peor persona, a veces significa ser más cabrón, recordemos que Caleb lo conoció cuando recién había superado su etapa de bastardo hijl de puta y comenzaba a marchitarse, es hora de que vuelva esa faceta que hemos conocido hasta ahora solo de refilón.
A partir de aquí, las narraciones serán más de perspectiva de Caleb que de Brandon ya que entramos en el mini arco de su boda, así mismo aparecerán los demás personajes de una, Daniel, Helen y Cameron, ah, y Tim Bradford, el nuevo estudiante de Brandon (creo que ya sabemos lo que significa eso😏) y sí, también en Cris y nuestro amado SHAUN!!!!
Bueno señores, y señorita, la próxima semana tocan los cuervos y la pasada a esa pienso hacer un mega especial de 4 o 6 capítulos del tutor seguido, el motivo? Bueno, básicamente porque la historia está llegando a su fin señores!!! Quedan aproximadamente 16 capítulos, sino que menos.
Me gustaría que mis comentaristas de siempre me dieran su opinión respecto al giro que ha dado Brandon de valerle madres todo XD, también para aquellos que me comentan a parte (véase mi amigo T) pueden darme su opinión por el correo adeth.maldito@gmail.com XD
Hasta la próxima señores!!!! Feliz pajazo!!!
P.D: el capítulo en sí ha contenido spoilers por aquí y por allá, espero que no se hayan dado cuenta... Porque me odiarán cuando pasen xd