El trío con Carolina

Lo que se puede hacer cuando no ves a una amiga hace tiempo. Escrito por Pobre Caín para mí y sólo algo revisado por mi. Muchas gracias Pobre Caín, por tu amistad y tus relatos.

Te dejo una tareílla: a ver qué te sale con estos mimbres: un matrimonio que desea un trío, pero que no saben que lo desean y una amiga de la mujer que se ha "puesto" tetas.

Sentada en el suelo, las piernas bajo la silla, agarrada a las piernas de Carolina y lamiéndole el clítoris con desesperación, mientras Juan la sujetaba por la cintura y le daba enérgicos caderazos que le provocaban unos estertores que solo provocaban en mi aún más deseo de ser la próxima, por ello aprovechaba para lamer cuando estaba casi fuera, esa polla que tenía la certeza que me haría gozar en breve.

Hacía casi seis meses que no veía a Carolina, desde que Pablo, su marido, amplió la empresa apenas salían, hablamos por teléfono de vez en cuando y la última vez hace más de un mes, me dijo que tenía una sorpresa para cuando nos viéramos, el viernes siguiente por fin iriamos a cenar los cuatro, con la intención de ir después a tomar una copa y bailar, A Juan le cae mucho mejor Carolina que Pablo porque es una chica muy alegre y espontánea.

Esa noche Juan, me “tuvo” despierta hasta bien entrada la madrugada, empleo todo el repertorio y algo que se sacó de la manga, yo estaba encantada y puse de mi parte todo aquello que correspondía, aunque no entendía demasiado a que respondía tanto entusiasmo, cuando por fin nos dormimos, me sentía agitada, tuve el mismo sueño que otras veces y que sigo sin poder recordar, pero tenía que ser muy “movido” porque me desperté con dos dedos dentro de la vagina y sudando a mares.

Esa noche, me puse un vestido azul cielo bastante escotado porque me gusta lucir “canalillo” y la espalda descubierta casi del todo, a Juan no le molesta que me miren, sabe que solo soy para él. Acudimos al restaurante donde habíamos quedado y al llegar encontré a Carolina “diferente”, nos abrazamos y después de besarnos en las mejillas y que Juan y Pablo se dieran la mano dijo este.

¿Qué os parecen las tetas que se ha puesto la señora? Ahora ya se parece más a ti Ana.

Nos sentamos pero parece que a Carolina no le gusto el tono empleado por su marido. Después de pedir fuimos un momento al baño, solo para poder hablar un instante con ella a solas, pues no la vi bien y en cuanto pude le pregunte como les iban las cosas y su respuesta no me gustó nada ya que le tengo mucho afecto, más que aprecio.

No demasiado bien, sin tener “problemas” no estamos bien, él solo piensa en el trabajo, los negocios, socios, expansión y nada más, con decirte que en estas tres últimas semanas no hemos tenido sexo ya está todo dicho, me puse las tetas por él, ya que tiempo atrás, alguna vez había hablado de “las tuyas” como ejemplo de buen tamaño.

Me quede un poco perpleja, pensaba que les iba mejor ahora que Carolina tenia mejor figura, iba al gimnasio y destinaba más tiempo a “ella” para estar mejor para él, pero no era el caso como aseguró, entonces pregunto ella.

¿Y a vosotros que tal os va?

Siempre hemos sido muy sinceras y mi respuesta en este caso también lo fue.

A riesgo de que pienses que soy una “

mala bicha

” y que solo lo digo por fastidiar, nos va de fábula, anoche mismo no me dejo dormir hasta la madrugada y yo contenta.

Como única respuesta soltó esta frase, pero casi como para ella.

Me lo podrías dejar alguna vez, a ver si al menos me quitaba las telarañas.

No le di más importancia y como habían entrado otras mujeres, no pude pedirle que me enseñara “las nuevas tetas” que era la idea que tenía cuando dije que fuéramos al baño, pero una serie de pensamientos un tanto extraños se instalaron en mi mente, regresamos a la mesa y poco después nos sirvieron, la cena discurrió de forma más bien jocosa, Juan es muy de la broma y Pablo, por no desentonar también tomo una postura bastante “graciosa”.

La sorpresa llego cuando terminando los cafés comenzamos a hablar del sitio donde iríamos a bailar Pablo nos dijo.

Bueno en realidad elegid el sitio que más os guste, yo no podré acompañaros porque mañana tengo una reunión “informal”, que puede resultar muy provechosa, pero es en Cádiz, por lo que además de la hora y pico de coche, necesito estar descansado para asistir con la cabeza clara.

Carolina, tu ve con ellos a donde decidáis y si se hace muy tarde o habéis bebido algo más de la cuenta y prefieres quedarte en su casa, no te apures porque ya cuento con ello, además he de salir pronto y tampoco nos veríamos apenas.

Se levantó de la mesa y se despidió sin dejarnos decir apenas nada, todo quedo en un “

Que tengas suerte mañana

” dicho por Carolina y que los demás coreamos con menos entusiasmo del que aparentamos.

Después de irse y esperar un poco, salimos a la calle donde Juan nos dijo.

Bueno chicas esta noche sois las dos mías, os llevare donde digáis y lo pasaremos estupendamente.

A lo que Carolina respondió.

¡No! mejor que marchéis solos y yo me voy para casa, si cojo un taxi llegare casi al mismo tiempo que Pablo, aunque no lo molestare nada, me quedare en el salón con una botella y cogeré una buena “peana” para que se me quiten todo los males

.

Me sorprendí diciéndole que de eso nada, si no le apetecía ir a bailar, iríamos a casa y si de todas formas quería emborracharse, allí teníamos de todo lo que sé que le gusta.

Juan paso un brazo por nuestras cinturas y así muy juntos los tres nos encaminamos para casa, fue en ese momento cuando esos extraños pensamientos tomaron forma y se asociaron con “el sueño” que tantas veces me había atormentado tan gratamente, ya estaba todo claro.

Al llegar a casa, Juan puso algo de música suave y preparo unas copas, en cuanto las sirvió y tomamos un primer trago, siendo muy consciente de cómo terminaría todo eso le dije a Carolina que ahora sí que nos podía enseñar cómo le habían quedado las tetas.

No se hizo de rogar y nos hizo sentar en el sofá mientras decía, ya que íbamos a ser “los privilegiados” que las íbamos a contemplar por primera vez solo por el placer de verlas, nos haría un estriptease.

No sé exactamente porque, pero me note muy mojada y solo se me ocurrió alargar la mano y ponerla sobre la polla de Juan, a través del pantalón pude comprobar cómo iba creciendo y endureciéndose, hasta alcanzar la plenitud que tanto me gusta, el me miraba de reojo mientras Carolina comenzaba a danzar, sacándose primero un tirante después el otro y por fin dejando bajando el vestido hasta la cintura, dejando al descubierto unos pechos preciosos.

La jaleamos un poco y entonces se acercó a nosotros, aparto la pierna de Juan que estaba junto a la mía, para poder sentarse en ella de lado mirando hacia mí, entonces tomo una mano de Juan y la guió hasta uno de sus pechos, haciendo lo mismo con una mía mientras decía.

¡Tocad! Tocad a ver si os parecen verdaderas o de “cartón” como dice Pablo.

Sin decir nada más se aproximó a mí y me besó en los labios con ternura y note como unas lágrimas caían en mi rostro, cuando logre salir de mi asombro la mire a los ojos y note mucha tristeza en ellos, rodeando su cuerpo alargue una mano hacia Juan que encontré acariciándose la polla y la lleve hasta la espalda de Carolina.

No hicieron falta palabras, Juan le soltó el cierre del vestido que quedo suelto del todo, cuando me puse de pie ella también lo hice, al caer su vestido al suelo, comenzó a sacarme el mío mientras yo le besaba el cuello, algo que a mí me encanta y que imagine que a ella también, Juan le acariciaba el culo con una mano y con la otra de canto entre sus piernas le restregaba el coño sobre el tanga que era la única prenda que le quedaba.

Las dos desnudas nos encaramos a Juan y sin más tiramos de el para que se pusiera de pie, mientras yo le bajaba los pantalones Carolina retiraba su camisa mientras lo besaba con desespero, cuando ya libre del todo pude cazar la polla con los labios lo hice y comencé una mamada con mucho cariño, recordando claramente ahora sí ese sueño, que tantas veces había tenido, de cómo satisfacíamos a Juan entre yo y un cuerpo esplendido sin rostro, pero con unos labios ansiosos, como los míos en ese momento.

Entre tanto como pude averiguar después Juan pensaba.

Cuantas veces he fantaseado con este momento, sin atreverme siquiera a comentarlo con Ana, seguramente se habría enfadado conmigo, o quizás he sido un gilipollas que si hubiera hablado antes, lo habría tenido como ahora.

Estaba de rodillas con la polla de juan en la boca, pero notaba contra mi hombro el sexo de Carolina que seguía besándose con Juan mientras este le sobaba las “recién estrenadas tetas”, abandone la polla y sin tener otra referencia que el sexo oral que Juan me hacía siempre que podía, me lance en pos del coño de Carolina con desesperación.

Baje el tanga y lamia su clítoris mientras con dos dedos en la vagina la iba follando con brío, note como le temblaron las piernas. Juan la sujeto para que no cayera, entonces se sentó en el borde de la silla como en ocasiones conmigo y sin muchas contemplaciones la aproximó para sentarla encima, fui yo la encargada de apuntar bien la hermosa verga de Juan para que no hubiera fallos, entonces fue cuando me senté en el suelo a seguir con mi labor.

El orgasmo de Carolina fue espectacular, se notaba que llevaba mucho tiempo con mucho menos sexo del que merecía, seguimos ambos dándole “marcha” pues Juan no se había corrido y yo, yo quería ver como gozaba “

mi amiga del alma

” en nuestras “manos”, enlazo con otros dos orgasmos y antes de terminar la noche, nos confesó que siempre había pensado que los “multiorgasmos” eran un mito.

Cuando por fin pidió “piedad” paramos y esperamos a que se serenase un poco, clavada como estaba en Juan antes de levantarla y ayudarla a ir al baño, pues lo cierto es que lo necesitaba para refrescarse un poco, al salir nos dijo.

Hace mucho tiempo que soñaba con algo así, pero cualquiera se lo plantea a Pablo, como habéis visto no es un problema de celos, más bien de tiempo y prioridades por su parte, estoy segura que si se lo cuento cualquier día de estos me diría, que si me cuadra a mí a él también.

Dicho eso me cogió por la cintura y me dijo.

Me tienes que enseñar como aprendiste a darle a la lengua así.

Fue Juan quien respondió que el merito era de ambos, ya que estábamos siempre dispuestos a probarlo todo, aunque era la primera vez que teníamos a alguien más en “nuestra cama”.

Entonces Carolina se agacho frente a Juan y simplemente comenzó a lamerle “torpemente” el capullo, viéndolo me agache junto a ella y cogiendo el tronco de la polla le indique como hacerlo, fueron muchas las ocasiones en que nuestras lenguas se encontraron, algunas veces seguían su camino por separado, otras colaboraban intensamente en alguna zona y otras simplemente nos desentendíamos de la polla de Juan para “jugar” un poco nosotras.

Cuando engullí la polla de Juan, como tantas otras veces y me dedique a hacerle “el túnel” como le llama el a la mamada profunda note junto a mi oreja la boca de Carolina que con la punta de la lengua me la acaricio antes de murmurar.

¿Me dejas intentarlo? Hace tiempo hice alguna mamada, pero nada que ver con lo que tú haces, ni siquiera fueron completas pues siempre se corría fuera, quisiera que me dierais la oportunidad de hacer algo bien por vosotros.

Me retire y la deje hacer, eso sí le iba murmurando al oído, los pasos a seguir para evitar tener arcadas y cuando me pareció por el cambio de ritmo en la respiración de Juan, que pronto eyacularía le dije a Carolina.

¿

Dónde la quieres

?

A Juan le gusta en la boca y a mi tragarla toda, pero si se corre en las tetas la cara o donde prefieras no pasara nada, de lo que se trata es de que

NO

le tomes asco, la primera vez que llegas al final.

Carolina siguió como si no me hubiera oído y cuando Juan comenzó a rugir, señal inequívoca del orgasmo, acompañado de sus siempre abundantes eyaculaciones, pude comprobar como Carolina se esforzaba por tragar, aunque como vi que no daba abasto, me dispuse a ayudarla y me dejo un sitio, la polla iba de boca en boca, hasta que se la quedó para rebañar los restos que habían quedado, entonces nos amontonamos nosotras para compartir lo que había quedado en nuestros rostros, Juan nos miraba con deleite y dijo.

La frase que he dicho antes ha resultado premonitoria y me alegro.

Ambas lo miramos y nos recordó.

Bueno chicas esta noche sois las dos mías, os llevare donde digáis y lo pasaremos estupendamente.

Después de eso nos tomamos un merecido descanso, las copas que había preparado Juan hacia dos horas estaban calientes, entonces preparò otras y mientras las tomamos aprovechamos para hablar un poco de lo sucedido esa noche y de lo que estaba por venir, empecé yo diciendo.

Carolina imagino que en este tiempo no habrás tenido relaciones más que con Pablo, nosotros no somos promiscuos, ya te ha dicho antes Juan “que eras la primera persona” que metíamos en nuestra cama y es así, esta noche no hemos empleado condón, entre otras cosas porque no tenemos en casa, espero no haber cometido un error y no quiero que te enfades por la pregunta.

Carolina con una gran sonrisa respondió.

Ahora que lo dices, me haces pensar que igual Pablo sí que es gilipollas del todo, o a pesar de lo que pueda pensar. SI tiene algo por ahí, o no se fía de mi respecto a lo que hablamos de no tener críos de momento, a pesar de que tomo anticonceptivos, empleamos siempre condón, y no he tenido nada con nadie más hasta hoy con vosotros, y si queréis podemos hacerlo durar mientras nos parezca bien a los tres.

Nos fundimos en un gran abrazo y ahora casi un año después, cada vez que se nos ocurre quedamos para “alguna actividad” en que estamos seguros que Pablo no participara, como una ruta de senderismo, visitas a casas rurales, cenas con baile, escapadas a la playa y lo bueno es que la mayoría de esas actividades las financia él, por “distraer a su mujer” pues él está muy ocupado, solo de vez en cuando asiste a alguna cena entre semana, en que “todos” nos tenemos que retirar pronto para ir a trabajar al día siguiente.

Definitivamente es gilipollas, Juan habló con un compañero del bufete de abogados donde trabaja, que es el detective de la empresa y después de unas pesquisas le confirmo que ese “tío” solo se dedicaba al trabajo, aunque tiene una mujer “despampanante”.