El trekking

Un matrimonio sale a hacer senderismo por una ruta de montaña, pero lo que iba a ser un agradable día de deporte en el idílico marco de la naturaleza, se convierte en una perversa aventura morbosa.

Toda la casa estaba inundada por el aroma a café recién hecho, Marga correteaba nerviosa de un lado a otro, y Juan mientras daba los últimos retoques para salir inmediatamente después del almuerzo, Marga es un torbellino sin control, alegre jovial, y entregada, ya sentados ella untaba su tostada mientras el daba las últimas instrucciones para la caminata que iban a realizar por la mañana, recogieron a toda prisa, y partieron a una zona cercana a la ciudad pero con una espesa y preciosa arboleda

Dejaron el coche en un aparcamiento desde el cual partía la pista de tierra que llevaba al sendero por el que iba a transcurrir el trekking, caminaron un buen rato a paso rápido y ella aun que jovial, estaba absorta en sus pensamientos, le encanta soñar despierta, al llegar al cruce de caminos ella propuso una especie de carrera, en la que cada uno cogería uno de los senderos y ganaba el que llegase primero al punto indicado.

Ella sin mas dilación comenzó a caminar por la derecha, mientras andaba se fue fijando en la hermosura que la rodeaba observando la sinuosa forma de los arboles, recubiertos de liquen, dando un aspecto sereno y a la vez misterioso, ella caminaba y su paso fue cada vez más lento, de repente se fijo en un árbol en especial que estaba casi escondido  fuera del sendero, lo miro  con fijación mientras se desvió del camino desapareciendo entre los matojos, sus pensamientos se le  agolparon en la cabeza, y comenzó a soñar despierta.

Marga era una preciosa chica de voluptuosas curvas provocadoras y de melena rizada de color negro azabache siempre  alborotada, sus ojos grandes también negros como su conciencia de mirada lozana y unos labios carnosos en forma de corazón, y soñadora era una gran soñadora  siempre tenía su cabeza ocupada con sus pensamientos, se imagino entonces allí desnuda y atada al tronco con sus brazos en cruz fijados por las muñecas a las ramas bajas del árbol, iba a ser utilizada por dos hombres que en su sueño tenían la cara cubierta.

De repente nerviosa abrió su mochila y saco la pequeña cuerda que cada uno lleva consigo por si hiciese falta para superar alguna dificultad, se desnudo en la intimidad del lugar apartado, y como pudo se ato malamente al árbol que tanto admiro, para sentir la sensación de su sueño, mientras sus pensamientos  se agolpaban en su cabeza, con los ojos cerrados, un escalofrió recorrió su espina dorsal, y un impacto de miedo reboto dentro de su cabeza, un ruido de rama rota acababa de entrar por sus oídos.

Pese a lo mal que ella creía que se había atado no fue capaz de soltarse, creo que mas por los nervios y el miedo que la atenazaban que por el nudo en sí, se quedo quieta y escucho, escucho y escucho con mucha atención, y no oyó absolutamente nada su corazón latía acelerado  y su respiración era fuerte, la preocupación la embargaba, y el miedo erizaba su bello cuando empezó a relajarse, de repente noto algo que caía desde arriba y le tapo los ojos, el terror se apodero de ella bloqueando su garganta, su corazón latía con tal fuerza que a simple vista parecía que se le iba a salir del pecho, noto como una mano subía por su vientre.

Marga estaba en un estado de pánico casi rozando el shock, las sienes le estallaban y parecía que le iba a dar algo de un momento a otro,  de repente noto como un cuerpo desnudo se pego a ella y se froto mientras casi estaba a punto de desmayarse, y en un momento se quedo sin respiración al notar cómo era penetrada sin que nada pudiese hacer, pese todo esto ella estaba totalmente mojada y excitada, y en ese momento la venda que la cegaba le fue retirada de sus ojos, viendo como su esposo Juan un hombre atlético de musculo dibujado con ojos verdes, y pelo castaño, la poseía con una burlona sonrisa en su cara, llegando los dos al orgasmo, ella se dejo caer desfallecida, y una risa nerviosa se salió de su garganta casi a punto de llorar, él la desato y en un terno abrazo, la acurruco contra su pecho.

FIN