El trato (3: emociones complicadas)

Elena es feliz en brazos del hombre que la desvirgó, mientras que su madre se pone a pensar en el futuro de la niña con Manuel.

El trato 3 (emociones complicadas)

Nota de la autora: Las historias a veces se escriben solas. Originalmente iban a ser sólo tres partes pero Elena es una persona mucho más complicada de lo que yo esperaba.

Carlos había reservado una suite porque esperaba que le acompañase su asistente. Lamentablemente, Federico (otro gran polvo y ocasional recipiente del semen de Carlos si no había otro prospecto en el área - me constaban ambas circunstancias) se había accidentado el día antes del viaje y no se pudo cancelar la reservación, por lo que Carlos tuvo que viajar solo. Su propuesta era que Manuel, Elena y yo nos pasásemos a su suite; así él y yo podríamos follar en el momento que se nos antojase, a la vez que escuchábamos a mi socio montárselo con la niña en la otra recámara.

Fui a consultar con Manuel pero al llegar vi que estaba educando a Elena en el fino arte del sexo. Ella estaba sentada en sus piernas dándole la espalda, la verga dentro del coñito sin vello, mientras él recorría el cuerpo puber con sus manos, animándola mientras se meneaba. Se podía apenas notar cómo se deformaba el vientre de mi hija cuando el grueso pene la penetraba hasta el fondo, empujando su matriz inmadura hacia fuera. Tan concentrados estaban en su placer que no se dieron cuenta de que me tenían casi en frente.

-Uhh… sí, amor… eso es

-Ahh… qué rico… ahhh

-¿Te gusta ser mi mujer, cielo? ¿Te gusta tener mi verga bien metida?

-Síii… ahhh… está tan caliente… y tan grande….

-Uhmmm… y tú coñito está tan mojadito y apretado… inclínate hacia delante y te pones de rodillas y manos… eso es… usa la almohada para apoyar la cabeza si quieres.

-Ouhh… ¿Así?- habían cambiado de posición sin que Manuel sacase su verga de Elena.

-Sí, así... uhmmm qué linda… ahora agárrate bien porque voy a joderte con ganas.

Aún no terminaba la frase cuando ya la estaba embistiendo brutalmente, su cuerpo golpeando el de ella con un ruido seco mientras sus huevos rebotaban contra el clítoris desnudo. La niña gemía con cada roce del glande contra la boca de su útero infantil, mordiendo la almohada mientras el placer enrojecía su rostro.

-¡Ahh! ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Ahh!

-Uff… uff… uff… ufff… qué placer… y sólo doce añitos… me encantas, Elenita… toma… toma… toma

-¡Ahh! ¡Ahh! ¡AAAHHH!!!

-Eso es… vente alrededor de mi verga… déjate sentir el orgasmo, amor

-¡AAHHH!!! ¡AAAHHHH!!! ¡¡AAAAHHH!!!!!!

-Uhmm, qué bien se siente eso… yo aún no acabo… ponte boca arriba, mi amor, y no dejes que se te salga mi verga….

De algún modo mi hija logró lo que le pedía su amante, quien le puso una almohada bajo las nalgas.

-Así es, mi cielo… ahora sólo déjame joderte hasta que me venga en ti de nuevo.

-Ohhh… ¿otra vez?

-Sí, y las veces que quiera,- le clavó la verga hasta el fondo, arrancándole otro gemido de dolor y placer -recuerda que me perteneces... ahora abre bien las piernas… uhhmmm eso es… qué niña tan obediente… los bracitos sobre la cabeza

-Ouhh… se siente tan bien tenerte encima… uhhh

-Eso es mi amor… tú naciste para ser mía… rodea  mis piernas con las tuyas… así es, ¿sientes mi vello contra tu clítoris?

-Ahhh…síii... Manuel… me siento… llena… contigo sobre mí….

-Sí amor… ahora…te meto los brazos bajo la espalda y pongo mis manos en tus hombros… así… quédate flojita como si estuvieras dormida

Elena estaba nuevamente a punto de venirse, y se dejaba hacer de su amante. Manuel demostró que era un experto, manteniéndola al borde del orgasmo sin permitir que la vagina recién estrenada se secase ni llegara al dulce espasmo. Cubrió la boca de la niña con la suya, un beso profundo de amantes al que ella correspondió con dulzura, gimiendo suavemente mientras sus bocas se acariciaban.

-Dios, Elenita, qué placer tomarte así… mi vergota de hombre dentro de tu coñito de niña… apenas logro metértela… pero entra toda

-Ahhh… qué rico… cuando me lo haces así… lento… y me lo metes todo…  me siento como una botella… que le vuelven a meter el corcho… pero apenas entra

-Y cuando me vengo dentro de ti… ¿qué sientes?

-Siento muy caliente… que se me llena la barriga… es lo más rico

-¿Ah sí? ¿Más que cuando te hago tener un orgasmo?

-Ahhh… es lo más rico… que te vengas dentro después de… eso que dices… me lo metes todo hasta el fondo… y me llenas de… aaahhh….

-Bueno, entonces quédate así flojita como estás para darte otro orgasmo y luego te lleno el vientre de semen.- Dicho esto empezó a moverse apenas un poco más rápido, llevándola a un orgasmo arrollador en apenas un par de minutos. Cuando los gritos de mi hija empezaron a bajar de volumen él gimió y tiró hacia abajo el cuerpo de la niña para clavarle la verga hasta el fondo.

Elena gritó nuevamente al sentir la eyaculación de su amante, su cuerpo sacudiéndose con violencia debajo de Manuel quien tampoco dejaba de bombear hasta que ella quedó casi inerte bajo él. Gimió quedamente mientras él jadeaba y se sacudía un par de veces más; luego quedaron ambos casi dormidos, el hombre sobre la niña, la verga aún túrgida dentro del apretado coñito.

Decidí no hacerles saber de mi presencia y me fui a tomar una ducha. Por extraño que parezca, mis pensamientos mientras me enjabonaba los senos -36C en talla americana, casi tan firmes y lozanos como el día en que me casé- no eran de índole sexual, al menos no directamente. Estaba pensando en el futuro cercano de Elena.

Era obvio que en sólo unas horas mi hija ya era una adicta al sexo como yo; más bien, adicta al sexo con Manuel. Lo bueno era que Manuel estaba igualmente adicto a ella. Lo malo era que en cualquier descuido Julián se enteraba.

Mi marido, tan capaz de seducir a una chica ignorante como yo, fue igualmente capaz de mandar a su hijo mayor, fruto de un primer matrimonio, al reformatorio tan sólo por haber tomado el coche sin permiso. En realidad era una venganza mezquina porque el chico era homosexual y había salido del closet unas semanas antes. Rodrigo había pasado tres meses encerrado, y aunque le fue increíblemente bien para ser un niño rico jamás perdonó a su padre. Susana, la madre de Rodrigo, solicitó el divorcio y logró quitarle la casa, el coche y una importante suma. Tanto casa como coche fueron vendidos y se marcharon a vivir al extranjero. Ella y yo nos llevábamos muy bien, y el muchacho y su novio eran los héroes de Elena. (Siendo además de gay un joven muy astuto,  se había arrimado inmediatamente al que distinguió como un importante líder de las pandillas de la institución, relación que continuó cuando ambos salieron.)

Si Julián se enteraba de que Elena era la mujer de Manuel la enviaría a ella al internado que tanto la aterraba, y en cuanto a él, lo haría matar, no por amor de padre sino por no tener un posible yerno -léase rival- en la empresa. En cuanto a mí, jamás me daría el divorcio y me pondría un guardaespaldas homosexual por el resto de mi vida. No volvería a viajar ni podría divertirme a mis anchas por el simple egocentrismo de mi marido.

“MIERDA,” pensé, “¿qué habré hecho yo para merecer semejante engendro como marido? ¿Por qué no pude haberme encontrado con Carlos en ese entonces? Ese sí que es un hombre; tiene la edad de Julián pero su libido parece la de un adolescente. El no sólo no dejaría de atenderme, sino que no se opondría a que su hija tenga sexo con alguien, hasta la habría desvirgado él mismo al menos seis meses antes… Bueno, ahora que Elena le pertenece a Manuel tendré que pensar en cómo quitarnos de encima a Julián, así Elena se va a vivir con Manuel como su mujer y yo estaré libre para disfrutar la vida….”

Llevaba una media hora pensando en las ramificaciones de la situación cuando Elena entró al baño para orinar. Suspiró profundamente al aliviarse y luego preguntó suavemente:

-Mami… ¿me puedo bañar contigo?

-Claro, amor… entra. ¿Cómo te sientes?- Le di un beso en la frente- ¿Te lavo la cabeza?

-Sí, por favor… me siento cansada pero es un cansancio muy rico, y también siento muy rica la barriga, como hinchada.

-Se te nota hinchada, mi vida. No te duele nada, por lo visto.

Le lavé el cabello como no hacía desde que Elena tuvo edad para ducharse sola en vez de bañarse con asistencia. Tiene un cabello precioso, un castaño de tono roble antiguo con reflejos color caoba, lacio y fino como el de un bebé. En el salón de belleza se lo habían cortado a los hombros y le sentaba muy bien.

-Bueno… cuando Manuel me metió la verga por primera vez sí dolió pero… dolía riquísimo tener eso tan grande adentro

-Te entiendo, cariño, eso sentí yo con tu papá.

-Pero a papá ya no le gusta hacerlo contigo, ¿verdad? Por eso buscas otros hombres

Quedé pasmada. - ¿Cómo sabes eso?

-Escuché una de sus peleas… papá te reclamaba y tú le decías que si no fuera por mí ya te habrías divorciado y buscado un hombre que sí quisiera atender a su mujer. Entonces pensaba que era porque papá nunca escucha lo que alguien más tiene que decir, pero… bueno, ahora que Manuel me hizo su mujer… entiendo de qué hablabas.

-Tu papá nunca me va a dar el divorcio… no a menos que sea idea suya.

Los ojos de Elena se encendieron. Me di cuenta de que mi hija no sólo había heredado mi lujuria, tenía además el intelecto retorcido de su padre. Podía ver los pensamientos correr a mil por hora, pero… ¿qué pensaba?

Manuel entró para orinar también, apenas saludándonos al llegar. En lugar de meterse con nosotras en la ducha llenó la tina de baño y se metió a remojarse. Aproveché el momento para contarle de la oferta de Carlos.

-Me parece excelente, pero tendrá que ser hasta mañana; de todos modos pagaríamos esta noche así que yo me quedo aquí con Elenita mientras tú te vas con tu amigo.

-Vale, pero por favor descansa un rato. Mañana será un día muy pesado, nos reunimos con los proveedores a las nueve.

-¿Ya sabes sus condiciones?

-Sí, y nos son favorables pero aún tenemos algo de espacio para negociar. Elena, tú te quedas, si quieres puedes ir a la piscina pero te pones protector solar.

-Bueno… y si llueve, me quedo jugando.

-Está bien… espero que regresemos antes de la hora de salida para pasarnos a la suite. Si no, llamas a un conserje y pides que te ayuden con las maletas. Ya me voy

Salí de la ducha y me fui a poner algo para ir donde Carlos. Elena y Manuel salieron cuando yo me iba y se metieron directo a la cama a dormir. Al cerrar escuché que ella le decía a su amante: Quisiera poder ser tuya siempre...


Manuel llego antes de lo que esperaba al salon de reuniones. Se le veia muy animado y cuando llegaron los proveedores japoneses saco a relucir su conocimiento del idioma. Le deje a cargo de las negociaciones y me fui a otro salon donde me esperaba otro proveedor, pero de semen: Carlos.

Decidida a no perder tiempo me subi la falda para que me comiera el coño, tarea a la que se dedico con entusiasmo. Su lengua recorria cada doblez de mi concha mojada como un gatito lamiendo crema de un plato de ceramica. Tuve que morderme el puño para que mis gritos de placer no se oyesen fuera de las pesadas puertas de madera tropical. Carlos me sonrio desde entre mis muslos y dijo: Ahora es mi turno... chupa mi verga, niña.

Me arrodille gustosa, como lo habia hecho la primera vez que me entregue a este hombre, el primero que me toco despues de que el hombre con quien me case, el que hasta entonces habia sido el unico, me dejo de lado diciendo que no se arriesgaria a que me embarazase de nuevo y asi quitarle mas de su dinero. Maldito el y su avaricia; yo lo habia amado sinceramente pero el no amaba a nadie excepto sus cuentas de banco.

Me concentre en el delicioso pene de Carlos, grueso y largo como debieran ser todos los penes. Tire de su prepucio para lamer mejor el nudito de piel debajo del glande mientras frotaba el tronco, cuidadosamente masajeando sus huevos con la otra mano. Podia sentir las venas latiendo contra mi lengua y labios mientras mamaba esa verga que me hacia feliz como ninguna otra podia hacerlo, sus gemidos de placer excitandome mas y mas.

-Uhhh... sueltame, niña, que todavia no me quiero venir, inclinate sobre la mesa.

Hice lo que me pedia, mis nalgas al aire para su inspeccion. Un repentino ardor y un "plaf!" seco me hicieron soltar otro gemido; Carlos me habia dado un azote. Otros cuantos azotes mas me dejaron el trasero sonrosado y picando ligertamente. Entonces separo mis nalgas con ambas manos y me penetro con rudeza, clavandome el glande en la boca del utero. Me eche hacia atras para asegurarme de que estaba todo dentro de mi y aprete la vagina alrededor de su dura verga, gimiendo de felicidad al ser empalada como lo habia sido mi hija la noche anterior. Empezo a bombear con movimientos suaves y pausados mientras me hablaba.

  • Cuentame de tu hija... le gusta la verga tanto como a su mami? O todavia no aprende que el unico proposito para el que nacio es para tener un pene dentro de su vagina?

  • Uhmmm... ojala todos los penes fueran tan ricos como el tuyo..

Me dio un par de azotes mientras seguia metiendo y sacando su verga de mi concha. - Esa no es una respuesta, niña.

-Ahhh... si, le encanta... no quiere nada mas que tener a Manuel dentro de ella todo el tiempo posible... uhhh.... como yo... uhhh... quiero tenerte dentro siempre... aaahhhh...

  • Bien, muy bien... Dime mas...

  • Le conte entre gemidos lo que habia pasado, como presencie la violacion de mi hija y sus orgasmos devastadores de la noche anterior.

  • Estan hechos el uno para el otro... asi como tu estas hecha para mi... a ver cuando te divorcias...- Sus manos me rodearon y se posaron en mis senos cubiertos de encaje.

  • Ahh... que rico me lo haces.... pero Julian no se divorciara... para no soltar un quinto... uhhh...

  • Uhmmmm... divorciate de todos modos... uhh... yo tengo suficiente para los tres....

  • De que hablas...?

Carlos detuvo su movimiento y me hizo girar para que pudiese ver sus ojos cuando me lo dijese.

  • Que quiero que te divorcies del avaro y te cases conmigo.