El trato (2: videojuego y violación)

Carmen observa oculta mientra su socio Manuel viola a la hija de ésta con pleno consentimiento de la madre; luego un nuevo personaje se presenta con una nueva oferta.

El trato (videojuego y violación)

Una vez llegamos a nuestro hotel Elena insistió en un baño en la piscina. Yo no había empacado su traje de baño porque estaba en un estado lamentable así que fuimos de compras. Manuel insistió en acompañarnos para dar su opinión.

Después de varios modelos rechazados por eso o por lo otro Elena se decidió por el modelo que Manuel más le alabó, un bikini de cordel en rayas rojas y blancas que dejaba entrever el color de su vello púbico a la vez que acentuaba los pequeños senos que apenas llenarían una copita de champaña. La semi-transparencia del bikini sirvió de pretexto para una visita al salón y hacer que a Elena la depilasen completamente.

El grito de dolor y sorpresa de mi hija cuando la cosmetóloga le arrancó la venda encerada me excitó terriblemente, haciéndome imaginar sus gritos cuando Manuel la desvirgase. Yo la consolaba diciéndole "Ya, mi cielo, ya, verás que pronto se te pasa. Además, para ser bella hay que sufrir un poquito." El depilado de piernas, axilas y cejas fue menos traumático. Con un corte y un buen peinado mi hija salió del salón hecha toda una señoritina.

Regresamos a la habitación para buscar a Manuel, y sorpresa, sorpresa, había un PS2 con varios juegos. Elena se emocionó, ya que su padre se negaba a que ella tuviese uno. Es uno de los pocos puntos en los que estoy 100% de acuerdo con Julián, los videojuegos no son buenos para tenerlos en casa. Permití a Elena ponerse a jugar con Manuel un rato, ya que yo tenía que reunirme con un proveedor en media hora.

La reunión fue bien, aunque terriblemente aburrida. El punto álgido fue reencontrarme con un viejo amigo hospedándose en el mismo hotel, el primer hombre con quien le puse el cuerno a mi marido. Carlos me invitó a pasar las noches con él y le conté acerca del trato con mi socio. Prometí que en cuanto Manuel terminase de iniciar a Elena en el sexo me iría a su habitación. Nos despedimos por el momento con un beso ardiente que me dejó con aún más ganas de ver a mi socio en acción.

Llegué a mi habitación y me encontré a los dos jugadores en las mismas posiciones en que los había dejado...

  • ¡Ya estuvo bueno de videojuego, salgan a que les de el sol!

  • Vale, vale, ya nos vamos,- dijo Manuel- deja guardar el nivel. ¿Me das la revancha?

Elena rió - ¡Claro! ¡Y te vuelvo a ganar!

Una vez en la cabaña junto a la piscina y los tres en trajes de baño, fingí haber olvidado algo en el cuarto y le dije a Manuel que se asegurara de que Elena tuviese puesto protector solar por todas partes. El entendió mi mirada y empezó a untarle en la espalda mientras yo me ocultaba.

  • Mmmmmmmmm... qué linda piel tienes, Elenita.

  • Gracias... ohh.

  • ¿Sientes rico?

  • Sí... ¿se siente así cuando te dan masajes?

  • El masaje se siente más rico. Acuéstate boca abajo y suéltate el bikini para untarte bien.

Elena obedeció y él empezó a untarle con movimientos de masaje. Ella suspiraba de gusto.

  • Date vuelta, amor...

Las manos de Manuel recorrían cada centímetro desde sus tobillos hacia arriba. Al llegar a las caderas hábilmente evitó la entrepierna y acarició el vientre de mi hija con tierna firmeza. Un suspiro escapó de los labios de la niña.

  • ¿Rico?

  • Sí...

Elena, los ojos entrecerrados, no había notado que la polla erecta de Manuel estaba fuera de su traje de baño hacía varios minutos. Al llegar las manos de su ya casi amante a sus pequeños senos, abrió los ojos como platos. En ese momento Manuel se arrojó sobre ella entre sus piernas y le cubrió la boca con un beso hambriento. De dos manotazos le arrancó el bikini y le clavó la verga en el coñito, arrancándole un grito que apenas se oía por tener la lengua de Manuel metida hasta la garganta. Elena se había excitado tanto con el masaje que esa gruesa polla entró de un sólo golpe hasta los huevos. Desde mi posición podía ver el hilillo de sangre que corría desde el himen destrozado hasta la blanca toalla del hotel.

No sé qué me excitaba más, ver ese grueso pedazo de carne masculina hundido en una niña de apenas dieciocho años o los gemidos y el esfuerzo inútil de mi hija por quitarse de encima al hombre que ahora la poseía. Manuel se quedó quieto sobre ella unos momentos para luego empezar el dulce mete y saca del buen sexo. Se movía lentamente, buscando el ángulo exacto para restregar el clítoris indefenso con su vello púbico, sus manos amasando las tetitas de pezones aún tiernos y sonrosados.

Cubrió la boca de Elena con una mano para que no pudiese pedir auxilio y le jadeó al oído. Yo estaba tan cerca como para oírlo a pesar de estar oculta.

  • Ahora me perteneces y te voy a meter la verga cuantas veces se me dé la gana en el momento que se me dé la gana. Ni te molestes en quejarte con tu madre, que ella me va a dar la razón, tú querías esto, por algo te compraste ese bikini tan provocador... y mientras estemos aquí dormirás desnuda conmigo. Ya veremos cuando regresemos pero igual tendrás que ser mía...

A estas alturas la fricción del vello de Manuel contra el clítoris de la niña estaba haciendo efecto; los ojos color caoba de Elena estaban algo vidriosos y tenía la mirad perdida. Manuel quitó su mano de la boca de ella para volver a amasar esos senos adolescentes mientras le murmuraba cosas que ya no alcancé a oír. Ella sólo alcanzaba a gemir quedamente mientras su rostro se volvía de un carmín encendido y sus piernitas temblaban al borde de su primer orgasmo.

Manuel lo notó y cambió de posición, su cuerpo ahora sólo haciendo contacto con el de ella en la entrepierna, sus manos sobre las tetitas mientras las magreaba, restregando duramente su pubis contra el de la niña, obligándola a sentir placer a pesar de ser violada. Elena se arqueó y gritó al tener su primer orgasmo, las manitas aferradas a las de su violador que continuaba amasando sus senos.

-AAAAAAAHH!!! MANUEL!!! AAAIHHHHHH!!!

  • Síii... eso es, mi amor... grita, disfruta mi verga -jadeaba Manuel mientras la embestía brutalmente- eres mi mujer... voy a joderte cuantas veces quiera, Elenita... AAAAHHHH! SIIII!!!

Se dejó caer pesadamente sobre Elena mientras se corría en el fondo de su vagina; ella gritó nuevamente al sentir su vientre inundado de semen. Manuel se sacudió sobre ella varios minutos mientras la niña violada sollozaba quedamente, las lágrimas surcando su rostro.

  • Ahh… ahhh… Manuel… ahhh

Decidí hacer mi entrada en ese momento.

  • Mira nada más...

  • ¡Mami! Mamita, él-

  • El, nada. Te callas, que bien que lo disfrutaste, yo te vi la cara de gusto cuando él se vino adentro tuyo. Ahora te toca dormir con él. Mejor, así tengo más espacio en la cama y podré descansar, mañana será un día muy pesado.

  • Tranquila, "suegrita". - rió Manuel.

  • Me vuelves a llamar así y te pateo. Seguimos siendo Carmen y Manuel. Y tú, niñita, mucho cuidado con que se entere tu padre, porque te manda al internado suizo.

Los ojos de mi hija se llenaron de terror y se aferró al hombre que aún yacía encima y dentro de ella.

  • ¡No, Mami, por favor, el internado no!

  • Bueno, entonces tienes que ser la mujer de Manuel.

  • Claro que es mi mujer, ya le llené el vientre de mi semen, y no te preocupes que si la preño yo sí doy la cara, no como otros por ahí. Tú tranquila, mi amor… eres mía y nadie te alejará de mí.– Besó a Elena tiernamente, y esta vez ella le correspondió.

  • Entonces los dejo, que yo tengo otra reunión. Regreso al rato.

Me fui donde Carlos a contarle todo mientras jodíamos. Sentada en su regazo con su verga dentro yo era feliz, y él me hizo aún más feliz cuando dijo:

-Te propongo un trato

-Te escucho

Continuará