El tratamiento

Mi primer relato, si les gusta, va la segunda parte.

Aquella noche tenía mi primera cita con un hombre que conocí a través de una aplicación para conocer pareja, me parecía muy atractivo y planeamos salir de copas, por lo que me arreglé lo mejor que pude y llegué al lugar sin demasiadas expectativas. El me esperaba en la mesa del bar, me pareció mucho más atractivo en persona, era alto y fuerte, debo admitir que la atracción sexual fue inmediata, su nombre era Damián. Se mostró muy caballero y agradable, por lo que me relajé y (gran error) bebí unas cuantas copas de más, sin saber que el horror acechaba a la vuelta de la esquina.

Cuando me invitó a ir a un lugar más tranquilo, no lo dudé ni un instante, por lo que tomé mi abrigo y fuimos a su casa. Quedé sorprendida, quedaba en las afueras de la ciudad y se encontraba rodeada de un bosque, lo primero que pensé fue que iba a ser muy difícil encontrar un taxi de vuelta a casa, pues debería caminar kilómetros para encontrar mínimo una carretera. Entramos y me sirvió una copa de vino, comencé a sentirme un poco mareada, en cuestión de minutos me quedé dormida en el sofá.

Desperté desnuda en una especie de camilla como la que usan los ginecólogos, con las piernas abiertas y levantadas, atada de manos, pies y un cinturón ajustaba mi cintura y no permitía movimiento alguno. Sentí mucho miedo y unas terribles ganas de orinar y hacer de cuerpo debido a todo lo que había consumido aquella noche. Escuché su voz.

-Al fin te despiertas, ¿nunca te han dicho que no debes confiar en desconocidos? Hoy aprenderás una lección.

-Por favor, déjame ir, necesito ir al baño, te juro que haré lo que me pidas pero por favor suéltame.

El largó una carcajada.

-No te preocupes, tengo pensado algo para eso, si cooperas, lo disfrutarás. Necesito tus agujeros limpios para el tratamiento que voy a aplicarte luego. Para empezar, te aplicaré un enema. No me gustan los gritos de niña malcriada así que si lo haces, tendré que castigarte.

-NOOO POR FAVOR, TE LO SUPLICO!! NO QUIERO NO QUIERO.

Sin siquiera inmutarme trajo una bolsa que a mi parecer contenía dos litros de líquido, pensé que era imposible que aquello entrara en mis intestinos. Además, mi agujero trasero era virgen, comencé a llorar.

Untó algo frío sobre mi clítoris y ano, con su dedo índice masajeó mi botón y a pesar de mis miedos, la excitación no tardó en aparecer. Se me escapó un gemido de placer mientras trabajaba sobre mi vagina y recordé mis ganas de orinar cuando me metió primero un dedo, luego dos.

-POR FAVOR, NECESITO IR AL BAÑO!! QUIERO ORINAR!

No respondió. A continuación, colocó sobre mi clítoris una especie de bolita de metal que adhirió con una pegatina y vibraba suavemente.

-Este es mi regalo que apaciguará tu sufrimiento, por ahora y solo si te portas bien. Dos cosas te prohíbo: correrte y orinar.

Hundió un dedo en mi ano y sin darme tiempo a acostumbrarme a aquello, metió la cánula y el líquido comenzó a fluir.

-AGHHHH NO NO SACAME ESO POR FAVOR ME DUELE.

-Tranquila, solo estoy preparándote.

Mientras sentía aquel líquido recorrer mis entrañas, se dedicó a acariciar y jugar con mis pezones, primero suavemente (mi vagina ya comenzaba a escupir su líquido blanquecino) y cuando ya estaban duros y erguidos, colocó unas pinzas dentadas.

-AAAYYYY AAYY!!  QUÍTAME ESO POR DIOS!!

Sin decir una palabra, sacó de un cajón lo que parecían ser unos succionadores de leche para maternidad. Pacientemente, untó mis pechos con gel y acomodó cada uno de mis pechos dentro del artilugio. Cuando accionó el mecanismo, mi cuerpo ya no distinguía entre dolor y placer, sentía que unas bocas gigantes chupaban mis pechos y los hacían duplicar de tamaño. A su vez, las pinzas presionaban más y más fuerte. Mientras mi vientre se inflaba cada vez más, sentía que si me corría, me orinaría encima.

-ME VOY A CORRER, AHHH BASTA BASTAAAA.

-Te lo prohíbo. Si lo haces te arrepentirás.

-AHHHHHHHHHHHHHHH AHHHH ME CORROOOOO.

Estaba al límite, el orgasmo era inminente. Al notarlo, rápidamente quitó la bolita de mi clítoris  y me lo pellizcó con ambos dedos, el dolor fue atroz pero no suficiente. Estallé en un orgasmo fatal, grité como nunca antes lo había hecho. Una gota de orina comenzó a mojar mis muslos internos.

-PERRA SUCIA, TE LO ADVERTÍ.

Contuve mis ganas con toda la fuerza que pude para no recibir el castigo pero ya era tarde. Tenía todo preparado. Abrió mis labios vaginales e insertó algo frío y metálico en mi conducto urinario, luego volvió a colocar la cinta adhesiva para que no se me escapara más líquido.

-ORINARAS CUANDO YO TE LO ORDENE. POR SER TU PRIMER ENEMA NO QUERÍA LLEGAR A TANTO, VOY A TENER QUE TAPARTE LA BOCA.

No podía más, necesitaba expulsar el líquido de mi vientre y mi vagina, el aparato seguía succionando mis pechos y comenzaba a excitarme otra vez. Volvió a utilizar una cinta adhesiva, esta vez sobre mi boca.

-AHORA, EL CASTIGO. ¿HAS PROBADO ALGUNA VEZ EL JENGIBRE? SENTIRÁS UN CALOR Y UN PICOR INSOPORTABLE, LO UNTARÉ SOBRE TU CLÍTORIS Y LUEGO LO USARÉ COMO TAPÓN PARA TU CULO.

-HHHHMMMMMGGHHHHHH.

Untó una pasta se sentía fría sobre mi clítoris, al principio no sentí nada. De a poco, un picor caliente comenzó a torturar mi botón que se encontraba muy sensible después del orgasmo, al mismo tiempo quitó la cánula de mi culo y lo taponeó con un pedazo de lo mismo. Luego, insertó un vibrador en mi vagina como premio consuelo.

-HHHHHMMGGFFFFHHHHHH

No podía pensar, la sensación era muy fuerte, creí que iba a desmayarme: el líquido en vientre y vejiga y todos mis agujeros llenos. El picor era insoportable, mis pechos inflados. Mientras mi cuerpo convulsionaba, se acercó y acarició mis mejillas mojadas de llanto.

-ERES UNA BUENA NIÑA.

Primero quitó la pasta de mi clítoris y con sus manos comenzó a trabajarlo, el dolor volvió a convertirse en placer. Colocó la bolita vibradora. Sacó los succionadores de mis pechos y las pinzas, empezó a chuparlos para aliviar el dolor. Colocó otro artilugio que consistía en dos gomas que al apoyarse sobre mis pechos, los succionaban dándome solo placer. Arrancó la cinta de mi boca.

-AHORA SI, PREPÁRATE.

Esperó unos minutos a que mi cuerpo volviera a excitarse, sin dejar de acariciar mis mejillas. Quitó suavemente el consolador de mi vagina y metió sus dedos para comprobar mi humedad. El picor en mi culo había cesado. A pesar de mi resistencia, otro orgasmo se estaba asomando.

-BIEN, AHORA TE ORDENO QUE TE CORRAS.

-AAAHHHH NO PUED…AHHHH NO NO, AAYYYY ME VOY A CO….

En ese preciso instante libró ferozmente mi culo y mi uretra.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Mi culo escupió mierda y agua, un chorro de orina caliente se disparó empapando la camilla. Nunca sentí tanto placer en mi vida. Me desmallé.

Desperté esta vez en una cama, tapada con una frazada de plumas, acurrucada como una niña durmiendo la siesta. En la mesita a un costado había una bandeja con tostadas, café y jugo. Lo vi sentado en una esquina de la habitación.

-¿Has dormido bien? Come y toma tu jugo, debes recuperar energías para tu tratamiento.

Sabía que no había escapatoria, por lo que hice caso. Además, cuando recordé la noche anterior, la humedad de mi bajo vientre no se hizo esperar. Bebí también mi café.

-Espero que no te moleste, pero acabas de tomar con tu desayuno unos sedantes. No son fuertes, es solo para que te relajes y puedas disfrutar lo que sigue.

Abrí los ojos de par en par y el terror volvió a mí.

-Por favor, haré lo que me pidas pero no me hagas daño, tengo dinero, puedo pagarte si quieres, pero déjame ir.

-No tengas miedo, he notado que tus agujeros estaban muy cerrados y una mujer debe tenerlos bien abiertos para su hombre. Prometo que al final, lo agradecerás.

Tenía razón, los sedantes calmaron mis nervios y sentí un poco de somnolencia. Tomó mi mano y me acompañó al cuarto de baño, me permitió orinar y me sumergió en una tina con espuma y agua tibia. Me lavó el cuerpo, acarició suavemente mis pechos, mi clítoris, la espalda. Regresamos a la habitación, me recostó en la cama.

-Ahora tendré que atarte, no es que desconfíe, pero quizás te alteres un poco cuando veas lo que haré con tus agujeros. Lo hago por ti.

Hecho esto, colocó un almohadón debajo de mi espalda, que dejaba mi culo y vagina expuestos. Amarró mis tobillos a los costados de la cama.

-¿Qué vas a hacerme?

-Shhh, tranquila. Comenzaremos con algo simple, volveré a colocarte los succionadores en tus pechos y la bolita en tu clítoris, esto es para que tu vagina se humedezca naturalmente, no usaré lubricantes, así que depende de ti. Usaré tu flujo para el agujero del culo. Seré paciente, si cooperas.

-Noo, mi culo no —susurré— me va a doler.

-Si no te relajas, dolerá aún más. No voy a darte más sedantes porque entonces te perderías toda la diversión. Te pido por favor que no te corras hasta que te lo ordene, necesito tiempo para trabajar tu cuerpo.

Acomodó una silla a los pies de la cama y cada tanto metía sus dedos en mi vagina para controlar mi flujo, ya sentía ganas de correrme, pues mi clítoris se hinchaba cada vez más. Cuando lo creyó oportuno, empapó sus dedos e intentó abrirme el ano. Esta vez la sensación era agradable, hundió un dedo, luego otro, sentía que los movía en círculos para abrirme más.

-Muy bien, ahora colocaré este consolador en tu culo.

-NO NO ESPERA, ES MUY GRANDE, ESO NO VA A CABER AHÍ DENTRO, NO LO HAGAS.

-Este es solo para comenzar la dilatación, mira, si aprieto este botón comienza a inflarse, ¿lo notas?

Esa cosa se inflaba como un globo, no era posible, empecé a desesperar pero al mismo tiempo sentía mi cuerpo relajado por el sedante y mi clítoris a punto de explotar de placer.

Sentí como aquel objeto extraño comenzaba a abrir mi culo, lo metía y lo sacaba despacio, hasta que lo dejó ahí dentro.

-AAAAHHH ME DUELE AHHHH ME VA A ROMPER EL CULO SACALOOO AHHHH AHHH

-Relájate, una vez adentro se acomodará y el dolor irá desapareciendo. No lo moveré hasta que te acostumbres.

Al cabo de unos minutos el dolor comenzó a desaparecer, sentía ganas de ir de cuerpo, pues mi agujero intentaba expulsarlo. Al notar esto, me advirtió que era inexpulsable, solo él podía sacarlo.

-Ahora bien, colocaré uno igual en tu vagina. Si gritas, el consolador de tu culo comenzara a vibrar y el dolor volverá. Se buena niña.

Lo hincó de un golpe.

-AAAYYYYYYYYYYYY

Mi culo comenzó a vibrar.

-AAYYYY AYYYY NO PUEDO MÁS NO PUEDO, APAGALOOOOO

-Te lo advertí, dijo con voz suave. Tienes que cooperar, ahora comenzaré a inflar ambos consoladores. Aumentaré la fuerza de succión en tus pechos y la vibración sobre tu clítoris, esto compensará el dolor. Colocaré una sonda en tu uretra para que te sientas totalmente llena, taparé el orificio de salida para que no te mees. Recuerda que no puedes correrte, si lo haces, ya no seré tan bueno.

Mis agujeros comenzaron a llenarse y sentía que tenía dos sandías en mi culo y vagina, la sonda me molestaba y volvieron las ganas de mear. Jamás sentí tanta excitación y dolor al mismo tiempo, apenas podía respirar, jadeaba y me babeaba. Esas cosas no paraban de inflarse más y más. Intenté aguantar lo más que pude.

-ME VOY A CORRER PARA YAAAAAAA AAHH AHHHH AHHHHHH ME DUELEEE ME CORROOO AYYYY MI CULOOO

-NO PUEDES CORRERTE

-AYYYYYYYY AHHHHHHHHH AHHHHHH AHHHHHH

Estallé en un orgasmo infinito, todo mi cuerpo se estremeció y comencé a llorar y retorcerme de dolor y placer.

-No hay caso contigo, eres una perra sucia. Tu deber es obedecerme.

Mientras me recuperaba del orgasmo, quitó rápidamente las sandías de mi culo y vagina, la sonda, el vibrador de mi clítoris y los succionadores de mis pezones.

-PERDÓN, PERDÓN. JURO QUE NO VA A VOLVER A SUCEDER, NO ME HAGAS DAÑO TE LO SUPLICO.

-Eres mala, pero soy un hombre bueno. Aplicaré un correctivo pero te daré otro sedante, esta vez lo necesitarás. Además, podrás tener todos los orgasmos que quieras, dado que esta vez ya no tendré compasión.

Me acercó una botella con agua y una píldora que tragué sin dudar, ordenó beberme toda la botella. Trabajó con sus dedos y boca mis pezones y una vez duros y firmes, aplicó las pinzas dentadas, no grité a pesar del dolor. Liberó mi cuerpo de las ataduras y me acomodó boca abajo, con mi vientre sobre el almohadón, ajustó mi cuerpo de esa manera dejando expuestos otra vez vagina y ano.

Continuará…