El trasplante 3/7

He participado en un experimento científico médico, en el que han realizado con humanos algo que hace tiempo practicaban con cobayas: el trasplante de cerebro.

Al día siguiente, mi informador vino temprano por lo que tuve que pedir que las auxiliares volviesen más tarde. El hecho de ser un caso especial, tenía sus privilegios.

Tras los saludos de rigor, pasó a comentarme las incidencias del día anterior.

“-El personal de su casa está compuesto por 5 personas: cocinera, jardinero y tres doncellas. Son muy discretos y no comentan nada sobre lo que pasa en la casa.

A primera hora interceptamos los teléfonos y preparamos todo. En cuanto vimos que ya se habían levantado, creamos la avería y tenemos toda la casa cubierta de cámaras y micrófonos. También tenemos controlado el piso donde se encuentra con su mujer y sabemos la dirección donde vive realmente y hemos registrado todo. Está extorsionando a otras tres mujeres, que atiende en direcciones distintas. Ninguna lo pude localizar realmente.

Ayer, una vez que terminamos y permitimos volver a todos, comieron y su esposa estuvo viendo la televisión y sus hijas o bien hablando por teléfono o con el ordenador o cuidando su cuerpo. Sobre las 9 de la noche, su esposa se arregló y salió. Una hora después llegó un muchacho, de unos 26 años, que se abrazó y besó con su hija mayor, cenaron algo en la cocina y luego se retiraron a la habitación de ella. La otra hermana estuvo chateando con el ordenador.

Le he traído imágenes que vamos a visionar ahora.”

La televisión mostró a mi hija y al otro besándose con frenesí y metiéndose mano por un pasillo hasta que entraron en una de las habitaciones. La escena cambió al interior de la habitación, donde, sin dejar de besarse, él le subió la sudadera del chándal, separándose lo justo para sacarla por la cabeza, dejándola con las tetas al aire, pasando a desabrochar su camisa.

En un instante estaban ambos desnudos y él la hizo arrodillarse a sus pies, obligando a metérsela en la boca y hacerle una mamada. Al menos eso fue lo que me pareció. Eso me hizo preguntarme por un momento, si era algo puntual, si eran novios o si era un dominante y que podían actuar de común acuerdo o estar aprovechándose de ella.

La sujetaba del pelo y le follaba la boca con violencia. A ella se le veía cómo se ahogaba y babeaba.

-Eso es, ensalívala bien, porque te la voy a clavar por el culo de una sola tacada. –Le decía.

-Por el culo ya sabes que no. –Dijo interrumpiendo como pudo la mamada.

-ZASS –le dio una sonora bofetada.

-Calla puta. Haré lo que me dé la gana, y si no te gusta, te jodes. Llevo demasiado tiempo esperando y de hoy no va a pasar.

Ella hizo un intento de rebelión, pero él la arrastró del pelo hasta ponerla boca abajo sobre la cama, arrodillada en el suelo y el culo en pompa. Seguidamente, separó rápidamente sus piernas por el procedimiento de dar sendas patadas en la parte interior de las rodillas. Escupió probablemente sobre su ano, puso la punta en la entada y presionó hasta que entró la punta.

-AAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYY NOOOOOOOOOOOOOOO Sácala por favor. Me estás matando de dolor.

Al no poder escapar, intentó que soltase su pelo, pero una lluvia de golpes con la otra mano sobre su culo cabeza, espalda y brazos, la obligaron a desistir. Me di cuenta de que estaba siendo testigo de una violación.

Solamente se oían los gritos de dolor, cada vez más apagados, de mi hija y el “plas, plas” del golpeteo de los cuerpos. El tiempo se hizo eterno viendo la violación. El sexo duro me gusta, pero una violación, sin venir a cuento, me estaba indignando.

Parecía que no iba a terminar nunca. Las quejas de ella, casi apagadas ya, y las palabras pronunciadas por su violador me estaban poniendo de mal humor. Por fin:

-Que estrecha estás perra. Pero ya te voy a dejar un buen agujero, que pueda ser follado por cualquiera. ¿Te gusta he, zorra? MMMMM. Te voy a llenar de leche este culo de puta que tienes.

Y un momento después, clavó la polla con toda su fuerza, sacando un último grito a mi hija y anunció su corrida.

-AAAAAAAAHHHHHHHHHH ¡TÓMA LECHE, PUTA! ¡TÓMA LECHE! AAAAAAAAHHHHHHHHH AAAAAAAHHH.

Se dejó caer sobre ella, aplastándola con su peso, permaneciendo largo rato hasta que se recuperó. Cuando se la sacó, ya tenía algo baja la erección, pero todavía debió hacerle daño a mi hija porque emitió un último grito de dolor.

Ella quedó en la misma postura sin moverse, solo llorando y gimiendo de dolor, mientras por su ano resbalaba una mezcla de abundante sangre y semen, que iba tiñendo la alfombra sobre la que estaba. Él salió de la habitación para ir al bar y prepararse una copa. Con ella en la mano, volvió a la habitación, encontrándose con mi hija que se levantaba con intención de ir lavarse.

La volvió a agarrar del pelo con la mano libre y le dijo:

-¿A dónde vas, puta?

-Déjame, por favor, necesito lavarme.

-Irás cuando yo te diga. Arrodíllate y vuelve chúpamela hasta que me la pongas dura de nuevo. Quiero follarme ese coño de puta que tienes.

-Por favor, por favor…

En un movimiento rápido, le soltó el pelo y le dio dos fuertes bofetadas.

-ZASSS, ZASSS.

-¿Quieres más o es suficiente para que obedezcas?

-¿Por qué me haces esto?

-ZASSS, ZASSS.

-Chupa, puta, que no vales ni para esto. Estoy hasta los cojones de aguantar tus remilgos y cursilerías de chica rica y todo eso va a cambiar desde hoy.

Le metió la polla en la boca, sucia de heces, sangre y semen. Ella se la sacaba como podía, para escupir y él, tras sendas bofetadas, se la volvía a meter.

Cuando debió de quedar limpia, empezó a hacerle una mamada que a mí me las han hecho mejores y era la primera vez que lo hacían.

-ZASSS

-Esmérate más, zorra. Que tengo que follarte tu puto coño. ¿O quieres que te folle con el puño?

Esto aceleró la mamada, consiguiendo ponerla dura de nuevo. Cuando a él le pareció suficiente, se la sacó, la agarró del cuello y la lanzó cruzada sobre la cama, subiendo y colocándose acto seguido entre sus piernas. Sin esperar más, puso la polla en la entrada de su coño y empujó, pero no pudo meterla.

-Espera, por favor, estoy seca…

-PLAFFFF

-Cállate, puta.

Le dio un puñetazo en el vientre que la hizo doblarse y tomándola de las piernas, se las echó hacia arriba, hasta que las rodillas quedaron a la altura de sus tetas y el coño enfrentado a la polla. Apuntó y se dejó caer.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGGGGGG

El grito de dolor de mi hija sonó en los altavoces, haciéndome estremecer, a pesar de que estaba acostumbrado a muchas cosas. Las cámaras estaban muy bien colocadas, y las tomas eran impresionantes. Mostraban cómo se regodeaba en la violación, metiendo y sacando la polla lentamente unas veces para pasar a darle varias clavadas rápidas que hacían emitir nuevos gritos a mi hija.

Los pechos de mi hija se movían al compás de las embestidas que la machacaban, mientras se mordía una mano y apoyaba la otra en el pecho de su violador para intentar minimizar la violencia de sus actos.

Después de su primera corrida aguanto bastante, hasta que, por fin, dijo:

-Prepárate, zorra, que te voy a llenar ese coño de puta que tienes con mi leche.

Para terminar metiéndosela bien adentro y agarrar sus tetas mientras se corría.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH OOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHH

-¡Qué gusto! Me has dejado seco.

Tras permanecer unos momentos encima, se levantó y comenzó a vestirse, mientras le decía.

-A partir de ahora yo doy las órdenes. Harás todo lo que te diga, cuando te lo diga y como te lo diga. Todo el dinero que te den, me lo darás a mí y si veo que no es suficiente, te pondré a trabajar de puta hasta que te lo ganes. Si desobedeces o dices una palabra, lo primero que haré será enviar todas las fotografías y vídeos que tengo follando contigo a tus amigos y familiares, además de enviarlas a publicaciones de fotos y vídeos porno. ¿Te has enterado?

-Sssi. –Respondió entre lágrimas.

Cuando terminó, se fue, anunciando que la llamaría.

La imagen cambió a la otra hija. Me había extrañado que no hubiese aparecido al oír los gritos, pero la explicación era que estaba frente al ordenador con los cascos puestos como única vestimenta. Se veía una toma de la pantalla en la que aparecía un chat erótico y varias conexiones de chicos.

El ordenador estaba en una mesa junto a la pared y los investigadores habían hecho un buen trabajo. En una esquina de la pantalla se veía la imagen de la webcam y en el resto podían verse imágenes tanto de frente como de espaldas. Habían seleccionado una toma trasera alta, que mostraba la pantalla.

La imagen cambió a otra toma, en la que se veía a ella desnuda, acariciando su cuerpo, mientras decía con voz sensual:

-Mmmmmm. ¿Te gusta así?

-…

-¿Más? ¿Por dónde?

-…

-¿Mis pezones? Mmmmm. Qué malo eres.

Estaba claro lo que hacía. Se acariciaba y masturbaba delante de la cámara para varios espectadores que le iban diciendo lo que quería que hiciese.

Recorría su cuerpo con las manos, alcanzaba sus pechos, los amasaba, frotaba sus pezones, los estiraba. Lanzaba sonoros gemidos que tenían mucho de reales. Volvía a recorrer su cuerpo, ofreciéndolo impúdica a la cámara.

Los espectadores le pedían sin cesar posturas y acciones, que ella aceptaba o ignoraba con perversas sonrisas. Yo, a pesar de la violencia, me había excitado con las escenas anteriores y pude ver que mi acompañante también lo estaba.

En la pantalla, mi hija seguía excitando a su audiencia, al tiempo que lo hacía ella misma. De pie ante la cámara, bajaba sus manos a sus rodillas, para subirlas por el interior de sus muslos hasta llegar a su coño depilado. Frotaba por encima con los dedos juntos y recorría con el dedo su raja para subir por su vientre hasta sus tetas y acariciarlas nuevamente.

Bajaba de nuevo hasta su coño, para recorrer la raja con el dedo, metido entre los pliegues, mientras gemía más y más fuerte.

Ante algunas peticiones, vimos cómo ajustaba la cámara para subirse a la cama y arrodillada, con el culo en pompa y mostrando su ano y coño a la cámara, metía la mano entre sus piernas separadas y seguía recorriéndolo en toda su longitud. Metía un dedo, follándose un poco con él.

Llevó otra mano por fuera hasta su ano. Se veía cómo hacía círculos sobre él, al tiempo que daba ligeras presiones con el dedo. Se lo llevaba a la boca para humedecerlo bien, y volvía a su ano hasta meter ligeramente la punta.

Con la otra mano, separaba los labios del coño y mostraba su interior, mientras el dedo entraba y salía de su culo. Pasó a combinar las acciones sobre su ano con caricias en su clítoris, aceleraba sus movimientos, se detenía, se follaba el coño con uno, dos y hasta tres dedos.

Por fin, con tres dedos en su coño y el pulgar en su clítoris, realizó una serie de frenéticos movimientos en culo y coño, estallando en un orgasmo que se pudo oír fuerte en la habitación.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Juntó las piernas durante un momento y se dejó caer sobre la cama. Tras un largo minuto, se levantó y apagó el ordenador.

Las escenas nos habían dejado con sendas erecciones imposibles de disimular.

-Tengo la polla a punto de reventar. –Dije.

-A mí me pasa igual. –Me respondió el detective.

-¿Quieres follarte ahora un par de coños?

-No me importaría. ¿Se puede? ¿Podemos llamar a unas putas?

-No es necesario.

Le dije a mi informador que se metiese en el baño y se desnudase totalmente, mientras yo llamaba para que hiciesen la habitación y mientras esperaba, me quité el pijama hospitalario y quedé desnudo. Cuando entraron Helen y Rebeca y vieron cómo las esperaba, se desnudaron rápidamente y, mientras una cerraba la puerta, la otra se lanzaba sobre mi polla, poniéndose a lamerla.

Enseguida la otra se lanzó a comerme la boca, mientras mis manos iban directas a sus pechos. Tras un buen magreo por mi parte, me separé y les dije:

-Tengo una sorpresa para vosotras.

-A ver, a ver. -Repitieron ambas con ilusión.

Entonces llamé al detective, que salió del baño enseñando una polla más que aceptable con una buena erección.

-Os presento a un amigo mío que, como yo, os va a follar por todos los agujeros hasta que no podáis más.

Ambas pusieron cara de espanto e intentaron negarse, pero llevé la cabeza de la una a mi polla, metiéndosela hasta la garganta y volví a besar a la otra, por lo que se callaron. Al momento, el detective estaba junto a nosotros y presionaba con su polla los cachetes de Rebeca, al tiempo que sus manos acariciaban sus pechos.

Ella giró la cara para besarse con él y me dejó libre para levantar a Helen, cruzarla en la cama, levantar sus piernas de forma similar a lo visto en el vídeo y dedicarme a comerle el coño, que ya estaba ligeramente húmedo.

Lo recorría en ambos sentidos, metiendo la lengua entre los labios y arrancando gemidos de placer. Iba desde su clítoris a su ano y al revés, entreteniéndome un momento tanto en un extremo como en el otro. Mientras Rebeca, acostada boca abajo, con los pies en el suelo, recibía idéntico tratamiento por parte de mi compañero.

Helen pasó enseguida de pedir más y más a querer sentirla dentro, por lo que tiré de ella para dejar su culo en el borde de la cama y se la clavé poco a poco hasta sentir que la punta llegaba al final, entonces dejé sus piernas sobre mis hombros y, sin moverme en su interior, llevé mis manos a sus pechos, amasándolos, y frotando suavemente sus pezones.

Fue ella la que empezó a mover la pelvis para disfrutar y entonces yo fui sacándola y metiéndola despacio. Sus piernas a cada lado de mi cabeza, facilitaban el aumento de presión sobre mi polla, lo que me hacía sentir el roce placentero en el glande al entrar y salir.

Mis manos recorrían sus tetas y acariciaba sus pezones duros e hinchados. Ella gemía sin parar, al tiempo que cada vez movía más deprisa su pelvis. Ella misma alimentaba e incrementaba su excitación con sus movimiento y su deseo.

Por fin, coloqué el pulgar sobre su clítoris, sin moverlo, haciendo una ligera presión. Eso pareció volverla loca, cambió la forma de sus movimientos para que hiciese círculos alrededor de mi dedo. De repente, sus jadeos entrecortados, anunciaron su orgasmo.

-Ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah. SIIIII. AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH.

Me detuve y esperé que se recuperase, mientras veía que Rebeca estaba siendo follada, deduje que por el coño, al ver los movimientos ascendentes de su follador. Le pedía más duro, y él se puso a darle palmadas en el culo, lo que la excitó más todavía, pero la escena también volvió a excitar a Helen y subiendo de nuevo las piernas a mis hombros, me dijo:

-¡Sigue!

Volví a acariciar su clítoris por encima de la piel y empecé a follarla despacio, nuevamente. Poco a poco fui acelerando, al tiempo que los gemidos de Rebeca anunciaban su corrida.

-Oooooohhhhhh. Siiiii. Me corrroooo. AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH

Yo, seguí machacando el coño de Helen y haciendo círculos sobre su piel. Helen puso su mano sobre la mía para que lo estimulase más directamente.

El detective, que todavía no se había corrido, dio la vuelta a Rebeca y, aprovechando la estrechez de la cama, la puso boca arriba, con la cabeza colgando por un lado y se puso a follarla por la boca, al tiempo que se inclinaba sobre ella para comerle el coño.

Durante un rato, todo fue un concierto del slup, slup de la mamada, slap, slap, de las lamidas, el plas, plas de mi cuerpo y los ah, ah, ah de Helen disfrutando de la follada.

Por fin, llegó mi turno. Anuncié mi corrida, Helen me pidió que aguantase un minuto, lo que hice a duras penas, y empecé a soltar mi carga dentro de ella. Ella también se corrió prácticamente a la vez que yo, y como una perfecta sincronía, Rebeca levantó sus piernas apresando la cabeza del detective y corriéndose con gemidos y gritos apagados por la polla que tenía en la boca.

Cuando bajó las piernas, el detective se incorporó, tomó la cabeza con ambas manos y la folló unos segundos, la clavó todo lo que pudo y se corrió, tragando ella todo lo que soltó.

Una vez satisfechos, se vistieron y se marcharon. Primero el detective, al que pedí el nombre y dirección del novio de mi hija lo antes posible, y luego, tras arreglarse un poco, las chicas, pero antes de salir, pedí un teléfono para hacer unas llamadas.

Me llegó antes la dirección que el teléfono, y cuando me lo trajeron, hice una llamada.

¿Quién es?

-¿Jimmy? No nos conocemos, soy Thomas Rogers, y en los últimos tiempos me hice muy amigo de Robert Birdmard, y estuve con él hasta que murió. El me habló mucho de ti.

Jimmy era mi antiguo compañero de fechorías y jefe de la banda, el no participó en el atraco ese día por estar detenido en comisaría. Éramos uña y carne, como se suele decir y ahora tenía que convencerlo para que me ayudase.

Me preguntó que qué me había contado.

Le expliqué que me dijo que habían sido vecinos durante la niñez, sus correrías, los destrozos y robos en casas solitarias, las peleas con otras bandas del barrio hasta hacerse con la supremacía, la pérdida de nuestra virginidad con unas hermanas gemelas y la cantidad de veces que nos las follamos sin saber si era la una o la otra, y muchas más cosas que solamente podíamos saber ambos.

-¿Para qué me llamas?

-Necesito un favor, y Robert me dijo que si algún día necesitaba uno, que te lo pidiese a ti. Podemos llegar a un acuerdo económico también.

-¿De qué se trata?

-Es un poco comprometido para hablarlo por teléfono. ¿Podrías pasarte esta tarde sobre las ocho por el Hospital…, habitación…?

-Lo intentaré.

Y colgó.

Por la tarde me anunciaron la visita de mi mujer e hijas, por lo que me volví a meter en la cama y oscurecer la habitación.

Una entrada fría por parte de las tres, petición de más dinero que excusé diciendo que no podía hablar con el director, unas palabras enfadadas por lo poco que me preocupaba por ellas, la cantidad de problemas que tenían y la falta de dinero. Un momento después se volvieron a marchar como la gallina seguida se sus polluelos.

A las ocho se presentó Jimmy. Seguía haciendo preguntas sobre su amigo Robert, que yo contestaba sin dudar. Por eso mismo me dijo:

-Se me hace muy extraño que sepas tanto sobre mí y Robert. Yo y él nunca hemos contado a nadie nada nuestro. No confío en ti, pero voy a ayudarte si puedo. Si es una trampa, no saldrás vivo del hospital.

Le puse la escena de violación de mi hija y las imágenes del chulo de mi mujer. Cuando lo vio todo, me preguntó:

-¿Qué quieres?

-Que recuperéis todo lo que el novio tenga de mi hija y luego que reciba una buena lección y no vuelva a verla en la vida y que el chulo que se folla a mi mujer desaparezca, pero también quiero que limpiéis su casa de todas las fotografías, videos y documentos que tenga, pero como si lo hubiese hecho una mujer.

-No sé. Es muy comprometido. Y puede ser una trampa. No me fío.

-¿200.000 dólares te darían más confianza?

Acordamos el precio y algunos detalles, y se marchó. Yo llame al director y le pedí 500.000 dólares.

Al día siguiente, el informe del detective fue bastante sucinto. Las chicas no habían salido y la madre lo hizo pero volvió después de estar dos horas esperando en un restaurante. Quiso ponerme el vídeo de la pequeña, pero no me apetecía verlo, por lo que se marchó con gran desilusión, después de preguntar por las auxiliares.

Poco después vino el director, trayéndome el dinero e informando de la marcha de los negocios.

Más tarde vino Jimmy a notificarme que el trabajo estaba hecho. Me dio los datos y la llave de un guardamuebles donde había dejado todo y yo le di el dinero. Añadí cien mil más.

-Esto como agradecimiento y por tu silencio. Adminístralo todo bien.

Entonces él saco un aparato que conectó a la televisión y reprodujo una grabación. En ella se veía a cuatro personas encapuchadas entrando en una vivienda que resultó ser la del novio de mi hija. Le amenazaban con cuchillo, pistola y bate de béisbol. Sin hacer caso de sus protestas, uno lo sujetó y los otros le empezaron a dar bofetadas y puñetazos, ordenándole que se estuviese callado y que hiciese caso si quería salir con vida.

Cuando lo tuvo claro, le ordenaron desnudarse completamente, cosa que hizo después de recibir algunos golpes más. Totalmente desnudo, lo hicieron subirse a una silla. Con tiras de plástico, de las de sujetar cables, sujetaron sus manos a la espalda, lo hicieron ponerse en cuclillas, ataron la cabeza al respaldo y cada uno de los pies a las patas delanteras y traseras. Eso le dejó en cuclillas sobre el asiento de la silla, con las piernas bien abiertas y con el culo y los testículos expuestos.

Le pusieron una bola en la boca, sujeta en la nuca, para impedir que se oyesen sus gritos, y le dieron un par de golpes en los cachetes del culo.

-ZASSS, ZASS.

-MMMMM MMMMM.

-¿Así que te gusta violar a las chicas?

-ZASSS, ZASS. -Otros dos golpes

-MMMMMMM MMMMMMM.

-Y grabarlas y hacerles fotos mientras te las follas.

-ZASSS, ZASS. -Otros dos golpes

-MMMMMMMMM MMMMMMMMM.

-Y luego amenazarlas con publicarlas si no acceden a tus deseos.

-ZASSS, ZASS. -Otros dos golpes

-MMMMMMMMMMM MMMMMMMMMMM.

-Pero nos vas a dar todo lo que tienes. ¿Verdad que sí?

-ZASSS, ZASS. -Otros dos golpes

-MMMMMMMMMMMMMM MMMMMM MMMMMMMM.

-¿Verdad que sí?

-MmMMMmmmM pqassss fssfs.

-Vaya, si no te habíamos quitado la bola.

Nada más quitarle la bola…

-En el ordenador, están en el ordenador. No tenía intención de utilizarlas, de verdad. Lo juro…

-¿Y dónde tienes más copias?

-No, no hay más copias. Es todo lo que hay…

-Más te vale, porque si no es así y tú o alguien tiene alguna copia, aunque sólo sea una foto, volveremos y tú y quién sea lo va a pasar muy mal.

-No hay nada más. Lo juro…

Le volvieron a tapar la boca.

-Ya hemos resuelto el tema de las fotos y vídeos. Ahora vamos a resolver el de la violación de la muchacha.

  • MMMMMM Pfsssmmpsss MMMMMM Pfsssmmpsss.

-Zass, Zasss

Unos golpes en los colgantes testículos le cortaron la respiración, le dieron golpes en brazos y piernas, así como en ambos costados. Los ruidos indicaban que le debían de estar rompiendo un montón de huesos. El chillaba a través de la mordaza:

  • HHHHHHIIIIIIIIIIIIIIIII. HHHHHHIIIIIIIIIIIIIIIII.

-Y ahora el toque final. –Dijo uno de ellos.

Le colocaron el bate en el ano e intentaron meterlo, pero era demasiado grueso, por lo que alguien salió y volvió con una botella. De un golpe la metieron hasta el gollete. Nuevos gritos apagados acompañaron la entrada.

-¿Qué pasa? ¿No te gusta? Pues a tu novia tampoco le gustaba, pero tú la ignoraste. Prepárate a sentir en tus carnes lo que ella sintió.

Uno lo sujetaba por la cabeza y otro presionaba la botella. La sangre goteaba desde su culo y un río de mocos, babas y lágrimas caían desde su cara. El que sujetaba su cabeza, le daba bofetadas porque le manchaba los zapatos y le anunciaba que se los tendría que limpiar con la lengua.

Cuando ya había pasado el gollete y tenía media botella dentro, se la sacaron de golpe y metieron el bate, pero no pudieron evitar que una expulsión de heces acompañase la salida y fuesen a parar al cuerpo del que intentaba meter el bate.

-Maldito hijo de puta. Te vas a enterar.

Y empezó a meter y sacar el bate con todas sus fuerzas, follándolo con él y metiéndolo cada vez más adentro. Poco después, el que sujetaba su cabeza dijo:

-Para, para, para. Joder, para. Está muerto. ESTÁ MUERTO.

Entonces se detuvieron todos y acabó la filmación.

-Lo siento. -Me dijo Jimmy. -Se nos fue de las manos. En el registro encontramos bastantes dosis de varias drogas, que requisamos, dejando sólo algunas, así como el dinero que tenía, que no era poco.

-Me alegro. –Le respondí.

-El otro salió mejor parado, solamente le rompimos unos cuantos huesos. En el almacén tienes todo lo que le quitamos, incluidas fotos e informes de otras mujeres a las que chuleaba o extorsionaba. Encontramos también un buen suministro de varias drogas y dinero, dudamos en quedároslo nosotros también, pero al final, avisamos a la policía. ¡Quién me lo iba a decir!

Ahí terminó la conversación. Nos dimos la mano y se marchó, diciéndome que le llamase si necesitaba otra vez de ellos.

Me quedé un momento pensando en lo que iba a hacer y cuando obtuve mis conclusiones, llamé a las auxiliares, pero solamente vino Rebeca.

CONTINUARÁ

Vuestros comentarios e ideas ayudan a escribir más. Y gracias además por tratarme tan bien. También agradezco vuestras valoraciones, tanto a los comentadores como a los anónimos.

AMORBOSO