El trabajo es lo primero 2ª parte (¿pillados?)
Entramos en la habitación y dejando la puerta medio cerrada, le quité los tirantes y deslicé su vestido hacia el suelo, comprobando que esta vez tampoco llevaba sujetador, debía ser una costumbre suya pensé-
Al día siguiente, tuve que madrugar porque tenía trabajo atrasado y porque tenía la cita con Carmen y no quería interrupciones telefónicas ni de ningún tipo.
Pasé la mañana con la cabeza metida en el ordenador y a la hora prevista, ya tenía toda la tarea que tenia para esa mañana finiquitada.
Me dirigí a casa de Carmen y al llegar al patio, llame al telefonillo al mismo tiempo que escuchaba tras de mí una voz que me llamaba por mi nombre.
Me giré hacia donde provenía la voz y vi que era ella, venia andando rápido e iba vestida de blanco de nuevo, pero esta vez era un vestido largo suelto y también sin mangas, que al trasluz dejaba entrever toda su silueta.
Llegó a la puerta del patio al mismo tiempo que uno de sus vecinos y este mismo nos abría a todos la puerta con su llave.
¿Llevas mucho esperando? – Me preguntó- he tenido que ir a comprar unas cuantas cosas que necesitaba en casa y se me ha ido el santo al cielo y no me he dado cuenta de la hora – me dijo sin dejarme responder –
No te preocupes – le dije – acabo de llegar en este mismo instante.
Nos encaminamos en dirección al ascensor que ya se encontraba en la planta baja y entramos junto con el vecino. Le pregunté al vecino cual era su piso y apreté el botón de ambos pisos.
El vecino bajó un piso antes y cuando el ascensor se cerró ella se abalanzó sobre mí rodeando mi cuello con sus brazos y dándome un largo profundo e intenso beso que no cesó hasta que se detuvo el ascensor, casi me deja sin respiración.
El ascensor se abrió y ella ya con las llaves en la mano abrió la puerta de su casa y entramos a la vivienda.
Nada más cruzar el umbral y cerrar la puerta ella de nuevo intentó colgarse de mi cuello mientras yo apartándola le decía que tenía que terminar el trabajo, que debía entregarlo todo a primera hora del día siguiente, si no quería que se nos pasara el plazo de entrega.
De acuerdo – dijo ella- pero tenemos que hablar – continuo-
Después – le dije- primero acabo esto y después hablamos lo que tú quieras.
¡Ah ¡se me olvidaba – me dijo -ayer por la noche mi marido encontró todo lo que pedias en la lista y tan solo tienes que repasarlo que esté correcto y como tengo que rellenar la autorización.
Yo ya estaba inmerso en mi trabajo y con la intención de terminar lo antes posible, para poder disfrutar de ella.
¿Quieres algo fresco? – Me dijo desde la cocina-
¡Vale! Un refresco – respondí-
En ese momento suena el timbre de la puerta y la veo pasar por la puerta del salón hacia la puerta de la entrada.
Escuché abrir la puerta y como no estaba en mi casa, tampoco era de mi interés saber quién era la visita o quien hubiese llamado.
A los pocos segundos apareció Carmen acompañada de una chica un poco más joven que ella, pero prácticamente idéntica.
Te presento a mi hermana - me dijo acercándose las dos hacia donde estaba yo –
Se llama Alicia – me dijo –
Yo me levanté del sofá para darle dos besos y saludarla.
Hola, encantado – le dije - soy Toni.
Ya lo sé, me lo ha contado mi hermana – respondió Alicia con una sonrisa en la boca-
Bueno, - dijo Alicia encaminándose a la cocina- no te molesto que te veo muy ocupado –
Ya me queda menos - dije mientras me volvía a sentar en el sofá-
Cuando se dio la vuelta, no pude reprimir el levantar la cabeza y verificar que eran prácticamente iguales las dos hermanas, aunque Alicia estaba un poco más delgada y tenía la melena un poco más larga.
Volví a concentrarme en mi trabajo y mientras las oía cuchichear y reír a ambas en la cocina, pero era incapaz de averiguar el motivo de sus risas ni tampoco de que hablaban.
Transcurridos unos minutos, ambas hermanas se asomaron a la puerta del salón y Carmen me dijo que su hermana ya se iba, que la iba a acompañar a la puerta.
Hasta pronto – me dijo Alicia con esa bonita sonrisa en la boca –
Hasta pronto –respondí-
Ambas hermanas se dirigieron a la puerta de la vivienda y yo reanudé mi trabajo que ya di por concluido, a falta de unas firmas que tenía que poner Carmen en las autorizaciones.
Lo tenía ya todo recogido en la carpeta, cuando entró Carmen con una bandeja con refrescos, y al ver la mesita limpia de papeles dejó la bandeja sobre ella y se sentó a mi lado.
¿Ya has terminado? – me preguntó-
Ya está todo terminado a falta de que estampes tu firma en estos dos documentos – le respondí mientras le acercaba los documentos y un bolígrafo para la firma-
Ella cogió el bolígrafo e inclinándose hacia delante se dispuso a firmar los documentos mientras yo no perdía detalle y miraba ese escote que se había abierto y por el que asomaban ese par de tetas, que el día anterior pude saborear.
Al terminar de firmar y sin moverse de la posición en la que se encontraba, girando la cabeza hacia mí y comprobando que yo tenía la vista fija en su escote, se puso la mano en el pecho tapándose
Primero el trabajo – me dijo riéndose –
El trabajo está terminado le respondí también sonriendo.
Bueno, y dime qué era eso que teníamos que hablar antes - le dije mientras cogía el vaso del refresco y me lo acercaba a la boca con la intención de mojarme un poco los labios-
Que ayer por la tarde –empezó a contarme- vino mi hermana a casa y se sorprendió del buen humor que tenia y lo simpática que estaba –continuó – y como las dos estamos muy unidas desde siempre por la escasa diferencia de edad entre las dos, después de mucho insistirme, se lo conté todo.
¿Qué le contaste? -le pregunté con cara de sorpresa-
Lo que había ocurrido entre tú y yo – me dijo –
Estás loca – le dije – ¿tu no sabes que eso no se cuenta?
Espera, si no te enfadas te pongo en antecedentes – me dijo –
A ver empieza – respondí –
Veras –comenzó a contar – a mi hermana su matrimonio tampoco le funciona, su marido es muy egoísta y cuando se la folla, siempre la deja a medias y tiene que meterse en el baño a masturbarse para disfrutar ella – continuó - pero ella a diferencia de mi es mucho más atrevida y ha tenido varios encuentros fuera de su pareja, aunque dice que lo único que le excita es el morbo de estar engañando a su marido, porque después también los tíos con los que se acuesta son casados y a la primera de cambio se corren y también la dejan a dos velas.
Yo –seguía diciendo- le relaté por encima lo que había hecho contigo y que sin casi tocarme me había corrido y que además de eso me había corrido varias veces más, algo que ella sabe que nunca me ha ocurrido, y entonces me pidió más detalles.
Yo la escuchaba con el vaso aun en la mano y sentado en el sofá incapaz de articular palabra.
Yo le di toda clase de detalles –siguió relatándome la conversación con su hermana- de cómo me había corrido mientras me comías el coño, de cómo me habías follado y mientras tanto ella no paraba de tocarse de lo caliente que estaba, tanto que se levantó corriendo y se metió en el baño y sin cerrar la puerta, se bajó las bragas y empezó a masturbarse cara al espejo hasta que se corrió, mientras yo la veía desde la puerta del baño.
Cuando salió del baño – continuó contando – me dijo que no se había podido aguantar por lo caliente que se había puesto escuchándome.
Ambas nos reímos - me decía – recordando cuando éramos mas jóvenes y tuvimos algún que otro momento lésbico entre nosotras explorando nuestros cuerpos y me dijo que eso era imposible, que no se lo creía de mi, que desde que yo me había casado había pasado a ser una mojigata incapaz de disfrutar del sexo, y mucho menos ponerle los cuernos a mi marido, que eso lo tenía que comprobar con sus propios ojos.
Yo tragaba saliva y tenía mi polla dura como el hierro dentro del pantalón por la escena que me estaba contando.
Por eso – continuó explicándome – al decirle que hoy ibas a volver a casa, ella ha venido a comprobar que era cierto lo que le conté, y mientras estábamos en la cocina, me preguntó si se podía quedar y apuntarse con nosotros, yo le dije que no, que quería disfrutar a solas de ti y la tuve que echar a empujones.
En ese momento yo ya no sabía que decir ni cómo ponerme, así que cogiéndola de la mano, la levanté del sofá y la llevé a su habitación.
Entramos en la habitación y dejando la puerta medio cerrada, le quité los tirantes y deslicé su vestido hacia el suelo, comprobando que esta vez tampoco llevaba sujetador, debía ser una costumbre suya –pensé- y haciendo que se tumbara sobre la cama me recosté a su lado y empecé a jugar con sus ya tiesos y duros pezones con la lengua alternando mi boca de una teta a la otra, mientras con la mano tiraba de sus braguitas hacia abajo con la intención de poder disfrutar de toda su desnudez.
Ella acabó de quitarse las bragas y abriendo las piernas todo lo que pudo, dirigió mi cabeza hasta su coño que se veía brillante, debido a la cantidad de fluidos que emanaban de su raja.
Poniéndome en pie, me despojé de toda la ropa a una velocidad increíble, mientras ella tumbada me miraba con cara de vicio.
Arrodillándome ante ella puse mi boca directamente en su coño, esta vez no iba a ser todo suavidad. Necesitaba ver como se corría y disfrutaba y quería notar mi polla dentro de aquel estrecho y chorreante coño.
Ayudándome de las manos, le abrí los labios mayores, en busca de su clítoris con mi lengua y con la intención de retenerlo entre mis labios.
Mientras intentaba follarla con mi lengua metiéndola lo más adentro posible, puse mis manos debajo de su culo para levantarla un poco e inicié un recorrido con mi lengua desde su coño hasta el agujero de su culo.
Al notar la primera pasada de mi lengua sobre su rosado y cerrado agujero, ella dio un resoplido, iniciando ella misma un movimiento de levantar y bajar la pelvis, ayudando a mi lengua a explorar ambos agujeros.
Ella no dejaba de resoplar y jadear, su respiración ya era entrecortada y sus manos apretaban mi cabeza con fuerza, y marcando un ritmo.
¡Ufffff! ¡Qué pasada, me voy a correr – decía con voz entrecortada.
No pares, que me viene – decía entre jadeos-
En ese momento y viendo que su ano estaba totalmente húmedo gracias a la mezcla de mi saliva y sus fluidos, me atreví y cuanto más fuerte era su respiración le introduje un dedo sin avisarla.
En ese momento ella cerró sus piernas atrapando mi cabeza entre ellas y empezó a convulsionar, moviéndose de una forma totalmente arrítmica.
Me corro – gritaba – que cabrón, como me gusta – decía entre jadeos –
Aparté mi cabeza de entre sus piernas como pude, pero continúe con mi dedo metido en su ano, mientras con la otra mano le frotaba suavemente el clítoris.
Para por favor – rogaba ella – déjame parar continuo diciéndome –
Aparte mi mano de su coño y saqué el dedo de su ano y tumbándome a su lado dejé que cesarán sus movimientos y se relajase.
Ella poco a poco volvió a recobrar el compas de su respiración y me miraba sonriendo mientras yo seguía jugando con sus pezones.
Que corrida dios mío – me dijo – cuando me has metido el dedo por detrás ha sido como si explotase algo dentro de mí.
Tú sabes el tiempo que hace que nadie entra por ese agujero – me dijo –
No lo sé – respondí – pero de hoy voy a entrar yo.
Pero con mucho cuidado – decía – que hace mucho que no me la mete mi marido por detrás – continuo diciéndome – con lo mucho que me gustaba a mí y él decía que le daba un poco de asco.
La hice subir sobre mí y ella sola me cogió la polla que estaba dura a reventar, y se la fue metiendo en su depilado coño.
Esta vez entró a la primera sin ningún esfuerzo.
Yo apretaba mi boca e intentaba relajar la respiración, porque con la excitación temía correrme en cualquier momento y hoy me apetecía entrar en ese bonito culo que me volvía loco.
Mientras ella sobre mi iniciaba unos movimientos de sube y baja sobre mi polla y yo cogiendo con fuerza su culo la empujaba hacia dentro para que la penetración fuera lo más profunda posible, era una visión increíble el ver aparecer mi polla de entre su coño y al segundo verla desaparecer completamente.
En un momento dado giré la cabeza para no seguir viendo esas tetas coronadas por unos tiesos pezones, que saltaban al mismo ritmo y que aumentaban tanto mi excitación que pensaba que no podía aguantar ni un segundo más sin correrme y yo estaba deseando meter mi polla por ese culito y correrme dentro.
Al girar la cabeza, me pareció observar un pequeño movimiento de la puerta de la habitación, fijé mi vista más aun en la puerta y en ese momento por la ranura de la puerta vislumbré una pequeña sombra que hizo que mi polla perdiese toda la erección en milésimas de segundo y que mi corazón diese un salto como queriendo escapar de mi pecho.
Qué te pasa – me dijo Carmen –
Nada - le respondí – mientras ella seguía ahora con movimientos circulares sobre mi polla.
Si hubiera sido su marido o alguien no hubiese pillado– pensé- hubiera entrado y montado un escándalo.
Son imaginaciones mías – pensé -
Volví de nuevo a lo mío y con un rápido movimiento en el preciso instante en que mi polla estaba prácticamente fuera de su coño, la cogí de la cintura y la quité de encima de mí, colocándola a mi lado.
¿Que haces? – Me preguntó – estaba a puntito de volver a correrme otra vez
Ella intentó subir otra vez sobre mi mientras yo me incorporaba un poco sobre la cama impidiéndoselo y explicándole que íbamos a probar otra postura.
Ok – me dijo –
¿Como me pongo? – Preguntó mientras no dejaba de acariciar mi polla-
Ponte de rodillas y apoya la cabeza en la almohada – le dije –
Mientras ella se ponía de rodillas y ponía el culo en pompa, yo me situé detrás y metiendo mi cara entre sus nalgas, me dediqué con la lengua a lubricar ese agujerito rosadito mientras iba introduciendo un dedo.
Mi dedo entró a la primera y sin encontrar prácticamente ninguna resistencia, por lo que lo saqué y me dispuse a meter dos dedos mientras con la otra mano seguía acariciando su clítoris.
Ella con la cara apoyada en la almohada suspiraba fuertemente.
Dios, como me gusta – decía-
¡Uffff! Sique así no pares que me viene – gritaba a través de la almohada –
Como mis dedos ya entraban y salían con facilidad del agujero de su culito, decidí que ya estaba suficientemente relajado y dilatado y era el momento.
Sacando los dedos de su culo, cogí mi polla y con la punta de mi capullo me dediqué a recorrer desde su coño hasta su culo, recogiendo los flujos que rebosaban con la intención de lubricarlo un poco más.
Me coloqué de rodillas detrás de ella y levantándole el culo, le metí mi polla en su coño por detrás.
Ella aun con su cara apoyada en la almohada resopló de placer.
Yo empecé un movimiento lento de entrar y salir completamente mi polla de su coño sujetándola con mis manos de su cadera, para que ambos mantuviéramos el equilibrio.
En uno de esos movimientos en que se la saqué por completo, en lugar de volvérsela a me ter por el coño, apunté a su culo, y haciendo un poco de presión, mi capullo desaprecio dentro del mismo.
¿Ahhhhggg! –Gritó ella apretando su cara aun más fuerte contra la almohada-
Yo me quedé quieto notando la presión que su culo hacia sobre mi capullo mientras con la otra mano volvía a frotarle el coño con la intención de que se relajase.
Despacio – decía – es muy gorda y no va a entrar – continuaba diciéndome- mientras resoplaba intentando coger aire –
Poco a poco y mientras aumentaba los movimientos de mi mano sobre su coño, mi polla centímetro a centímetro iba desapareciendo dentro de su culo.
Llegó un punto en que mi polla había desaparecido por completo y yo me quedé quieto esperando a que ella se acostumbrase a notar mi polla toda dentro.
Ya la tienes toda dentro - le dije –
Ella intentó girarse sin mover el culo para ver la escena de mi polla dentro de su culo.
Empecé a sacársela muy despacio, con el fin de que se acostumbrase y no sufriera dolor y cuando prácticamente ya la tenía fuera del todo, de un solo empujón se la volví a meter hasta lo más profundo.
De no ser porque porque la almohada amortiguo el grito que pegó, todo el edificio se hubiese enterado.
Se la volví a sacar despacio y vuelta a entrar hasta el fondo.
Mi polla ya circulaba mas suavemente por su orificio trasero, prueba de ello es que ella se incorporó sobre sus brazos resoplando y mantenía la fuerza de la embestida apoyada a cuatro patas.
Mis embestidas poco a poco fueron intensificándose, tanto en velocidad como en rapidez, mientras ella apoyada sobre una sola mano, utilizaba la otra para meterse un par de dedos por el coño, mientras yo la sujetaba de las caderas atrayéndola hacia mí en cada embestida.
Me pareció ver un reflejo y un movimiento de nuevo en la puerta de la habitación.
Me quedé observando algún movimiento tras la puerta mientras yo seguía aumentando la velocidad de mi polla entrando y saliendo de aquel ya muy lubricado culo y ¡la vi!
Por la parte baja de la puerta sobresalía un trozo de tela igual al vestido que llevaba su hermana, y levantando un poco la vista, pero disimulando pude distinguir la sombra de su cabeza junto con algunos pelos de esa melena rubia.
Eso me produjo un morbo terrible.
Tenía a cuatro patas a una mujer mientras le follaba el culo, y su hermana espiaba tras la puerta.
Mientras Carmen seguía resoplando y encadenando un orgasmo tras otro yo la cogí bien fuerte de las caderas, porque mi corrida ya era inminente.
¡Corete ya! Córrete conmigo – decía Carmen – ya no puedo más.
Lo cierto es que yo no aguantaba más y empujando lo más adentro posible de su culo empecé a correrme en su interior soltando unos chorros de leche.
¡Lo noto! -Decía ella- noto como te corres – repetía –
Mientras mi polla seguía escupiendo leche dentro de ese culo, mientras a mí ya me fallaban las fuerzas, y era incapaz de mantenerme erguido detrás de ella.
Me estoy corriendo contigo – decía resoplando fuertemente y con voz entrecortada –
Una vez mi polla dejó de palpitar y se relajó, yo caí sobre ella que aun se mantenía a cuatro patas, y ambos caímos tumbados en la cama intentado recuperar el ritmo de nuestras respiraciones.
A mí se me nubló hasta la vista, mientras ella me miraba a la cara como buenamente podía, ya que yo estaba tumbado sobre su espalda y sonreía.
¡Dios mío! ¡Que gusto! – Decía – no puedo moverme, he notado como se hinchaba tu polla dentro de mí y los movimientos que hacia al correrse.
Se la saqué y me tumbé a su lado en la cama recuperando la respiración y sonriendo.
Que corrida me he pegado – le dije cuando pude hablar –
Y tanto – me dijo mientras con la mano se tapaba el culo- está rebosando tu leche por fuera de mi culo y voy a mancharlo todo.
Se levantó como pudo y se metió en el baño para asearse, mientras yo seguía en la cama tumbada boca arriba, mirando hacia el techo incapaz de moer un solo musculo.
En ese momento recordé a la hermana y lo más rápido que pude mientras Carmen estaba en el baño, salí de la habitación en pelotas, aun a riesgo de que no fuera su hermana y hubiese sido su marido.
Revisé toda la vivienda, y en ese momento escuche un sonido muy suave, que me indicaba que la puerta de la calle la estaban cerrando poco a poco con la intención de hacer el más mínimo ruido.
Al llegar a la puerta de la entrada, vi que estaba cerrada completamente, pero que el llavero que colgaba de la cerradura, tenía un movimiento pendular.
Ha sido ella pensé sonriendo mientras volvía a la habitación.
Carmen salió sonriente del baño y yo ya me encontraba de nuevo tumbado en la cama totalmente relajada y sonriente, se tumbo a mi lado y puso su cabeza sobre mi pecho mientras de nuevo con su mano volvía a coger mi polla ya encogida del todo para juguetear con ella.
Levantó un poco la cabeza para ver la hora en el despertador de la mesita y de un salto se incorporó.
¡uffff! Que trade es – comentó – he quedado que mi hermana vendría a comer y esta es capaz de presentarse aquí dentro sin tan siquiera llamar – me dijo mientras tiraba de mi llevándome a la ducha –
¿Cómo? – le pregunté –
Que mi hermana tiene llaves de casa – me contaba mientras entrabamos en la ducha los dos – y yo de la suya, pero ella entra sin llamar muchas veces.
En ese momento que estábamos bajo el chorro de agua de la ducha refrescándonos, yo sonreí sabiendo ya con total seguridad, que era la hermana la espía de la puerta.
Nos dimos una ducha rápida y mientras nos vestíamos, ella adecentaba la habitación y abría las persianas y ventanas para ventilarla.
¿Mañana vendrás? - me preguntó –
Mañana tengo lio en la oficina y lo tengo complicado – respondí –
Hasta el lunes de la semana que viene lo tengo complicado - le dije –
Bueno – respondió – así el lunes te cojo con más ganas y mas descansados los dos – me dijo –
Nos dimos un beso de despedida y me acompañó hasta la puerta quedando en que hablaríamos por teléfono.
Al bajar en el ascensor mi cabeza empezó a pensar que posiblemente si era lo que yo pensaba, y después de lo acontecido mientras estaba en la habitación, tenía muchas posibilidades de tirarme también a su hermana.
Pero eso habría que planearlo con cuidado, no podía permitirme el lujo de perder a una por la remota posibilidad de pillar a la otra.
Pero algo que si que tenia claro es que la hermana es muy caliente y que esto aun no ha acabado, continuará
Gracias por los correos de ánimo y criticas constructivas, los cuales leo y me sirven para intentar corregir los fallos
Espero sus correos y que les sea agradable y lujuriosa la lectura.
Un saludo
casadoval