El trabajo

Todos debemos trabajar, pero no todos los trabajos son iguales.

EL TRABAJO

¿Realmente vivir significa tanto?

No seria mejor nacer muerto para así apreciar la vida.

Capandres

A la hora de acostarse Pedro, viendo en medio de las sombras de su habitación a su esposa dulcemente dormida recordó todos los acontecimientos de su jornada. Su imaginación vagó por las diversas situaciones que enfrentó aquel día, pero sobre todo recordó lo último que había hecho antes de llegar a casa: Su trabajo. Rememoró inmediatamente como esa misma mañana no deseaba hacerlo. Pero ya estaba hecho y eso le bastaba; tenía el dinero en su bolsillo y había recibido las felicitaciones por un muy buen trabajo realizado. ¿Qué más podía desear?

Sabia que era una pregunta insensata. Aquel trabajo le había ofrecido estabilidad económica para él y su familia. Gracias a su trabajo habían decidido encargar un bebe. Uno que venia en camino. Aun así, aquel trabajo no era lo que deseaba. Pues su insomnio se acrecentaba noche con noche al recordar todos aquellos trabajos terminados y todas aquellas vidas posibles. Eran momentos de debilidad, se lo decía a si mismo; momentos de debilidad que solo podían remitirse a un pasado mejor que nada tenia que ver con el ser de sangre fría que ahora era. Un ser al cual los instintos mas feroces renacían en cada trabajo.

Aun a sabiendas que era su debilidad, que aquellos rostros no se desvanecerían de su mente, de alguna forma tampoco los quería olvidar y esa era la mayor de sus contradicciones; pues se decía a si mismo que era la única forma que tenia para sentirse vivo. Entonces tenia que hacerse a la idea de que tendría que vivir así, vivir viendo en las noches rostros de desconocidos atormentándolo; era su precio a pagar; la tranquilidad de su alma.

Pese a todo, ya se había hecho a la idea de esto, a la idea de que mataba personas para poder vivir. De que era un asesino a sueldo. Su esposa no lo sabía; Pues ¿Qué ser amaría a otro que mata por negocio? Y una de las ideas más crueles que llenaban su corazón cada noche al verla a su lado, era que ella se enterase de su trabajo. Pero siempre se decía a si mismo cada noche, que esa no era la apropiada. Que ésta ya vendría y tendría que hacerle frente. Ahora estaba cansado para pensar en eso. Solo se decía que mañana seria otro día y por lo menos tendrían con que comer.