El toque femenino...
Este relato esta dedicado a Machirulo sin el cual los cambios que le he hecho no hubieran sido posibles y al gran Albani por su paciencia y dedicación a esta página
[Pajas en el sofá]
¡El pobre Martín había vuelto a las pajas en solitario y a escondidas de los otros dos!
Se aprovechaba de que ni a su padre ni a su hermano, le gustaban las pelis de Van Damme para quedarse totalmente en pelotas en el sofá donde podía meneársela con ganas. Mientras lo hacía pensaba en lo mucho que deseaba el poder volverse a quedarse a solas con su hermano Luisito pero desde que su padre le hubiera perdonado el castigo, no se le planteaba la más mínima ocasión para poder hacerlo
De nuevo sus ojos se volvieron a dirigir hacia la puerta del dormitorio paterno.
“Habían cerrado de nuevo la puerta”, y esto era algo nuevo en esa casa.
Isidro siempre la había mantenido abierta por si Martín o su hermano pequeño necesitaban algo de él durante la noche.
“¿Por qué ahora se encerraba con Luisito?”
Su mano pajeaba su duro y largo rabo deseando con todas sus fuerzas ir hasta el umbral para intentar escuchar algo de lo que estaba pasando dentro de esa habitación, pero él no estaba para labores detectivescas.
¡Él solo quería correrse para quedarse un rato a gusto, y terminar de ver la peli antes de irse a dormir!
¡Martín solo quería poder volverse a follar a escondidas a su hermano Luisito! …¡Correrse en su culo, descargar en esa glotona y golosa boca!
“¿Por qué diablos era todo tan complicado?”
★ ★ ★
Cuando se despertó su cuerpo desnudo era iluminado por las luces que emanaba el televisor.
El ruido de la tele tienda que empezaba justo después de finalizar Crónicas Marcianas lo había terminado sacando del profundo letargo en el que había caído justo después de correrse.
De nuevo volvió a escuchar esas risitas dentro del cuarto.
“¿Por qué están despiertos?” Se preguntó de nuevo mientras se rascaba los genitales. Todo el semen de su anterior corrida, había caído sobre el vello púbico logrando que los pelos se pegaran unos a otros de una forma algo molesta.
Cuando Luisito se la chupaba podía correrse en su boca. Su hermano no dejaba que ni una sola gota de lefa se desperdiciara dejándole todo el rabo limpio y exento de ese molesto picor que ahora lo atenazaba.
“¡Pero claro, Luisito no podía hacer eso con el, porque su padre se lo había prohibido!” Pensó mientras se incorporaba en el sofá
Después de bajar el volumen del televisor y apagarlo definitivamente el comedor quedó completamente a oscuras. Una leve rendija de luz salía por debajo de la puerta del dormitorio, donde esos dos cerdos no paraban de reír.
-¡Ya están estos dos putos cabrones, otra vez!-murmuró.
¡Cada vez lo llevaba peor!. Durante un tiempo pensó que el guardar silencio sobre lo que estaba ocurriendo en aquella casa era lo mejor que podía hacer. Si alguien en el pueblo se enteraba de lo que su padre había estado haciéndole al pequeño por culpa de la falta de una mujer, el escándalo hubiera sido mayúsculo.
Por eso calló durante años…
Pensaba en que cuando volviera de hacer la mili, tendría el valor suficiente como para poder enfrentarse a su padre y hacerle ver que eso no estaba bien.
Pero al volver del servicio militar las cosas se habían puesto mucho peor. Entendió por fin cuál era el destino que le esperaba a su hermano Luisito, si es que Martín abandonaba la casa como tenía pensado hacer.
“¡Su padre iba de honesto!”…
“¡Hasta se había atrevido a darle a el mismo lecciones de moralidad acerca de lo que estaba haciendo con su hermano!”
Recordaba como si fuera ayer mismo, como en la fuerte discusión que había tenido con él en lo alto del pajar. Este le había dicho que todo lo que hacía era por el bien de Luisito. Los había sorprendido follando a escondidas y el padre había mandado al pequeño a la casa. Pudo en aquel momento, haberse enfrentado a su padre contándole que lo sabía todo, que no tenía por qué hacerse más el inocente.
-¡Te encanta follártelo, papa!...¡Si casi siempre eres tú, el que lo terminas buscándolo!- Podría haberle reprochado en ese momento pero se arrepentía tanto de todo lo que termino pasando en ese lugar, que ni en ese, ni en los días que le siguieron obtuvo el valor suficiente como para enfrentarse a su padre.
Sus pies descalzos pisaban el suelo de la granja mientras bordeaba la casa. Iba completamente desnudo y apenas prestaba atención a no hacer ruido ya que sabía que podría armar todo el escándalo que quisiera,... ninguno de esos dos cerdos se daría cuenta de que estaban a punto de ser espiados otra vez,… por Martín.
Su cara se pegó al cristal para ver con claridad como su hermano pequeño saltaba rítmicamente sobre el pollón duro de papa.
Sus lenguas se cruzaban en un caliente beso mientras ese rabo no paraba de introducirse en las profundidades de Luisito.
Mientras observaba la brutal escena su mano se dirigía irremediablemente hasta su endurecida polla.
Comenzó pajeándose frenéticamente, como solía hacer las primeras veces en las que empezó a espiarlos. Pero de pronto su cabeza le ordenó que parara.
“Tranquilo Martín, estos tienen para rato. ¿No ves cómo están disfrutando esos dos cerdos salidos del polvo?” Pensó mientras se la soltaba para estirarse violentamente de los huevos.
★ ★ ★
[Hace mucho tiempo en una perdida granja del centro de la península]
Martín jamás pensó que ver algo como eso podría llegar a excitarlo
Había salido a la hora de la siesta para cazar pájaros como era costumbre en él, pero en lugar de irse hacia el pajar como solía hacer se había entretenido en la parte trasera de la casa,…
Martín iba persiguiendo con el rifle a una paloma torcaz…
¡Pero lo que estaba a punto de presenciar esa tarde,… era como un cuarentón enculaba a un palomo sumiso!
Cuando paso junto a la venta del dormitorio de sus padres oyó con claridad la voz de papa saliendo de este.
-¡Ahora Luisito lámeme los huevos un rato!
-No dejes de pajearme,…¡asiii, … si que gustooo, … no pareessss!... ¿ves cómo se va poniendo más y más dura?
-¡Si papa!... ¡Es enorme! …¿Tú crees que alguna vez podre tener una polla así de grande?-Le preguntó su hermano mientras sujetando de la base ese duro y largó pollón le iba dando pequeños lengüetazos.
Cuando su boca llego hasta la altura del gordo y enrojecido capullo, la boca de Luisito se abrió para engullirse el rabo de su padre hasta la mitad, con una voracidad que solo había visto en esa serie de lagartos llamada “V”
-Joder hijo,… no quieras, ir tan rápido… ¡No quiero correrme aunnnnn, … ah si que gusto, ... Me da,... Aggghhhh… cuando me la comes asiiiiii!
-¿vas a follarme otra vez papa?- Le preguntó su hermano.
Ninguno de esos dos parecían haberse percatado de que desde la ventana estaban siendo observados por un incrédulo adolescente que no podía ni imaginar que una sola de las escenas que estaba presenciando pudieran llegar a ser ciertas
-¿quieres que lo haga?- Le preguntó el padre mientras tiraba de los calzoncillos de Luisito hasta bajárselos hasta las rodillas.
¡No pudo pasar de ese punto ya que en esos momentos su hermano estaba arrodillado a cuatro patas sobre la cama, para poder comerse con mucha más facilidad, el duro pollón de su padre. El culo levantado se balanceaba de un lado a otro como si fuera un gato travieso jugando con una madeja de hilo!
-¡Sabes que puedes hacer lo que quieras! …¡todo esto me encanta y da mucho gusttoooooo!
Luisito había terminado gritando al notar como un primer dedo ensalivado del padre se introducía con brusquedad en su casi virginal ojete.
-¿Te duele?- Le preguntó Isidro mientras empezaba a follarse el culo del pequeño. De momento solo lo hacía metiendo y sacando rápidamente el dedo paterno, pero Martín desde su improvisado puesto de observación tenía la certeza de que ese solo era el comienzo.
-Un poco, … Llevo todo el día, ahhhh, si, …intentando cagar pero no me sale nada.
-Las primeras veces pasa eso, … dan ganas de cagar, … pero al final el culo se acaba acostumbrando- Le contó el sabio padre mientras jugaba ya a meter dos dedos en el estrecho culo de Luisito.
-¡Ya está casi listo! …¿has hecho lo que te he dicho?- Le preguntó mientras le daba un par de azotes en el culo para indicarle que debía acostarse en la cama y quedarse culo en pompa mirando con impaciencia a ese hombre que se incorporaba en la cama.
-¡Si, he usado la manguera que había en los comederos! …¡como esta todo el día al sol, el agua salía calentitaaaa, …agghhhh!. Le contestó Luisito incapaz de reprimir el chillido al notar como el rabo duro del padre empezaba a taladrarlo.
Martín podría haber parado en ese preciso momento todo aquello. La cara de dolor de su hermano al ser penetrado, se lo pedía a gritos, … pero no lo hizo
Su mano se había sacado el rabo duro y palpitante a través del mono y se estaba cascando una paja mientras oía los crujidos que daba la cama cuando Luisito era follado en ella. Oculto al otro lado de la ventana, notaba como un sol abrasador le caía en la espalda. Por su frente se iban derramando unas gotas de un sudor salado hasta caer con brusquedad al suelo.
El padre también sudaba como un cerdo mientras se follaba a Luisito, derramando sobre este gotas que al caer sobre la espalda desnuda, parecían lágrimas.
Luisito también sudaba, gemía y sudaba, … pero no lloraba. Pedía que aquello siguiera por mas tiempo.
-¡Oh si papa, … la notoooo tanto! …¡Me encanta sentir todo tu peso hundiéndose dentro de mi!
-¿Has visto lo pronto que te ha entrado hoyyyyy?- Le preguntaba un padre al que le costaba cada vez mas respirar
-Si, … si, es como me dijiste, … cada vez me da mas gustooo, … oh siiii, … que bueno, …. Me voy a correr ya papa, …. Ahhh siii sigue no pares.
-¡Eso, es, asiiii, … mariconazo, … exprímeme el rabo con tu culo mientras te corrressss! …¡yo también voy a acabar yaaaaa, …. Ah siii, … me corrro Luis, … me corrooooo, …ohhhh siii!
★ ★ ★
Martín no podía creer que una escena como esa pudiera haber llegado a calentarlo tanto.
Todavía estaban frescas en su cabeza las imágenes en las que veía como el rabo de su padre se introducía sin descanso en el hambriento culo de Luisito. No podía pensar ni un segundo en ello sin empezar a notar como su propia polla se empezaba a poner dura sin remedio.
Durante los días que siguieron a aquella fatídica tarde Martín intento en vano un acercamiento hasta su hermano pequeño. Intento llevárselo durante la siesta hasta el pajar con la escusa de enseñarle una revista porno en las que salían unas tías con unas tetas enormes.
Pero Luisito prefería dormir la siesta con su padre y él sabía muy bien porqué.
También empezó a llevar películas porno desde el videoclub para verlas por las noches los tres en el sofá justo después de cenar. Las películas eran lo mas heterosexuales posibles, pero no podía evitar que cuando en alguna escena aparecieran dos tías comiéndose a besos esos dos empezaran a impacientarse, y se levantaran del sofá con cualquier escusa para dejarlo solo dentro de la casa!
Martín los seguía también, sabía que terminarían encontrándose en algún lugar de la granja y conocía cada uno de los posibles escondites. En esos instantes obtenía unas imágenes mucho más nítidas y más excitantes que las que podía presenciar en esas películas porno.
Los gemidos de Luisito y los bufidos de su padre mientras follaban a escondidas lo calentaban mucho más que la mas caliente de las películas porno.
Se acabó dando por vencido y empezó a pensar que terminaría guardando para siempre ese secreto que portaba y que no se atrevería a contar, ni al el mismo.
¡Esa tarde mientras trabajaban llenando una carretilla con estiércol le preguntó a su hermano por primera vez!
-¿por qué andas así?
-Así, …¡Cómo?-Le contesto un Luisito que se empezaba a poner algo rojo.
-¡Pues cómo va a ser! …¡Como si te acabaras de bajar del caballo! …¿no te has visto? …¡Andando así con las piernas entre abiertas!
-¡Yo ando así desde siempre!-Le contestó un más que azorado Luisito.
-¡Pues andas como si te acabaran de dar por el culo! Le contesto Martín.
Sin poder asimilar completamente el golpe bajo que acaba de recibir la carretilla llena de excrementos que intentaba portar un nerviosísimo Luisito, se terminó volcando hacía un lado.
¡Desde ese día Martín empezó a llamarlo Marica y Luisito asimilaba en silencio el insulto sabiendo que no había motivo alguno para intentar defenderse!
Tampoco le costó mucho en terminar descifrando las conversaciones en clave que tenían Isidro y su hermano antes de escabullirse de él para poder echar un polvo furtivo. Durante años vio como esos dos vivían un noviazgo interminable en el que no había más que sexo a todas horas y en todos los sitios posibles.
Los había visto por las noches retozar en el fango como dos puercos.
¡Hasta una noche de romería los vio escabullirse dentro de un campo de trigo para follar furtivamente, como si fueran unos novios veinteañeros!
Cuando entraba en la cocina de casa para ver que estaban preparando para comer veía como Luisito se limpiaba la baba que caía por su boca mientras sin lavarse las manos volvía a pelar las patatas que había sobre la mesa.
Solo unos segundos antes había visto a través de la ventana como el padre se follaba la boca de un Luisito que se agarraba con fuerza a ese culazo paterno, para evitar que el pollón dejara de ahogarlo. Isidro solo se había sacado el rabo por la abertura del mono de trabajo y no le costó nada volver a encerrar a la bestia, pero Luisito hablaba asi con la boca algo desencajada.
-¡Foy, .. a hacerfff una torftilla de paftatasss!
★ ★ ★
Después del incidente del pajar, Martín ya había terminado convirtiéndose en un ser tan huraño y solitario, que odiaba a todo el mundo. Encontró en la decisión que había tomado su padre el castigo que los dos merecían por ser como eran. Pero seguía queriendo venganza. ¡Pensó que si seguía follándose al hermano sin que su padre lo supiera obtendría placer en ello, pero acabó descubriendo que el único placer que obtenía era el que su experto hermano era capaz de arrancarle!
¡Su polla se retorcía y se erizaba cada vez que Luisito estaba cerca!, mientras tanto veía como su padre avergonzado por todo lo que había hecho volvía al bar para volver a beber.
Ahora tan solo tres meses después todo había vuelto a la normalidad. Una normalidad en la que Isidro se follaba escondidas a Luisito y en la que ninguno de los dos quería que Martín entrara a formar parte.
“¡Había llegado el momento de vengarse!”
“¡El plan empezaba por poder volver a follarse a Luisito cuando se le antojara!”
“¿Pero cómo podría volver a lograrlo sin el consentimiento de su hermano?”
★★★
El problema de su concienzudo plan, estaba en que cada vez que el padre iba al pueblo para recoger o comprar cualquier cosa, Luisito por una cosa o por otra siempre terminaba acompañándolo.
Si iba al molino de piensos para cerrar una compra, le pedía al pequeño que se fuera con él.
-¡Tienes que ir aprendiendo el fino arte del regateo!- Le decía mientras lo subía casi a empujones en la furgoneta.
Si tenía que ir a comprar clavos o algo de la ferretería Luisito se empeñaba en irse con él para ver las demás cosas de la tienda.
“¿Desde cuándo le interesaban a su hermano pequeño las herramientas?”
Otros muchos días se iba con él al bar para “hacerle de pareja” durante la partida de Dómino. El padre solía pasar las tardes del domingo jugando al dómino con los ancianos que se reunían a jugar en el bar de la sociedad.
Luisito se había vuelto a convertir en la puta de su padre y como tal se comportaba.
Isidro y su hijo casi siempre partían a hacer todas esas gestiones cuando empezaba a oscurecer.
Todavía quedaban un par de horas antes de que cerraran los comercios del pueblo. Y por supuesto el molinero, el ferretero o los cuatro viejos que jugaban tranquilamente en el bar al dómino no sospechaban nada acerca de las fechorías que estaban a punto de cometer esos dos cerdos embusteros.
De camino hacia el pueblo el padre aparcaba la furgoneta, azul celeste, marca DKW, detrás de unos matorrales que quedaban algo alejadas del camino por el que se habían adentrado en el interior del pinar.
Cuando el hombre apagaba las luces, la oscuridad reinante en el exterior se introducía dentro del vehículo con rapidez. El padre apenas tenía tiempo para girar el contacto y sacar la llave antes de notar como Luisito saltaba hacía la parte de atrás de la furgoneta.
Le había venido sobeteando el rabo por encima del mono azul mientras se dirigían hasta ese escondite, dentro del pinar.
Luisito no tenía otras intenciones que las de comprobar lo dura que se le iba poniendo la palanca de cambios a su progenitor.
-¡Estate quieto! …¡al final vas a conseguir que no me dé tiempo a llegar!- Le decía el padre algo molesto al ver la impaciencia con la que el crio reclamaba su ración de polla
-Es que me pone muy cachondo que me folles en el pinar.- Le decía el cabronazo mientras se acariciaba el cuerpo desnudo.
-¡Como me tenga que parar alguna vez a hablar con alguien durante la marcha a ver cómo le explico que llevo a mi hijo pequeño desnudo en el asiento de al lado!- Protestó un padre algo molesto al ver como Luisito había decidido empezar sin él.
Los pies de adolescente iban apoyados sobre el salpicadero y dos deditos jugaban con el hambriento ojete que se los engullía para ir asimilando la saliva que el pequeño había puesto en ellos.
-¡Me gusta notar como los dedos se me hunden bien adentro por el taqueteo!...¡ Y ya que no quieres que me siente encima de tu polla mientras conduces tendré que contentarme con esto! …¿no?
-¡Hijo!, … ya probamos una vez y por poco nos chocamos contra un pino.- le reprochó su padre mientras alargaba la mano para posarla sobre el culo desnudo de su hijo.
Cuando dos gruesos dedos se colaron dentro hasta los nudillos Luisito se incorporó y clavando los pies en el cristal se los tragó enteros.
-Vamos busca ahí dentro papi, … ¡a ver si encuentras la polla que casi pierdes esta mañana!- Isidro intentaba conducir mientras notaba como los matorrales iban golpeando en los laterales de la furgoneta mientras el vehículo se introducía en la espesura del monte.
La mano que le quedaba libre era incapaz de controlar por sí sola el volante y dio un frenazo logrando que el pequeño Luisito diera un chillido al notar como los dedos se clavaban en su interior hasta casi salirse por su boca.
Con la furgoneta ya aparcada y sin riesgo de tener un accidente el padre saltaba hacía la parte de atrás en busca del niño, los dos ocupantes totalmente en cueros en el interior de la furgoneta, no tardaban en encontrarse dentro de la furgoneta.
¡Sujetándolo de las caderas y completamente de pie empezaba a follarse a un Luisito que apoyado contra el asiento delantero intentaba inútilmente volver a la parte delantera!
-¿Dónde te crees que vas ahora, eh cochino?- Le preguntaba Isidro mientras lo embestía con fuerza.
-¡Busco la linterna! …Con las prisas no he visto donde pisaba y creo que me acabo de clavar alguna herramienta.
-¡No tranquilo lo que te acaba de entrar en el culo no es el mango del azadón! …¡Es mi polla … y mira como me la has puesto!
-Menos mal, …papa. Sigue follándome entonces, …, … ahhh siii, … no creo que me haga falta ya la linterna para alumbrarte cuál es el camino.
Tranquilo Luisito … creo que he encontrado … bastante … bien el agujerooooo…
La total ausencia de luz evitaba que cualquier mirada desde fuera apreciara con claridad lo que sucedía en el interior. Pero era más que evidente que el traqueteo que hacía que la carrocería del vehículo se agitara violentamente fuera la muestra más que evidente de que dentro de ella alguien se estaba follando a alguien.
Posiblemente los que pasaran por el camino y vieran la furgoneta del porquerizo semiescondida en el interior del pinar no pudieran reprimir una sonrisa al pensar que el pobre Isidro tenía que irse hasta allí para follarse furtivamente a alguna hembra del pueblo sin que sus hijos sospecharan nada de las correrías amatorias del padre.
Todo el mundo en el pueblo le deseaba lo mejor a ese viudo con dos hijos, sabiendo y comentando durante la partida de dominó en el bar, que un cierto toque femenino, no le vendría mal a esa casa.
¡Pero en el fondo corrían a sus casas para comprobar que ni su mujer ni ninguna de sus hijas estaba siendo montada en el interior de la furgoneta del granjero!
★★★
[El toque femenino]
Aquella mañana el padre tuvo que salir de improviso en busca del veterinario, tal era la prisa que ni siquiera se esperó para que Luisito lo acompañara.
¡Era más importante salvarle la vida a esa cerda a medio parir que evitar que su pequeño fuera violado por el vicioso de su hijo mayor!
Martín quedó a cargo del parto mientras Luisito permanecía en el interior de la casa llevando a cabo las labores de limpieza básicas que evitaban que esa casa en la que vivían los tres machos se convirtiera en una autentica pocilga.
“¡Ha esperado demasiado, el veterinario no podrá hacer nada ya!”. Pensó Martín al ver como la cerda daba los últimos estertores de vida ante sus ojos.
Martín, pese a ello, logro salvar seis lechones, pero otros dos más habían muerto aplastados junto con la madre.
“¡Poco mas se podía hacer allí salvo esperar a que el padre volviera y empezar a amamantar a las hambrientas crías con la leche en polvo que tenían en el interior de la casa!”
Al pensar en la leche en polvo acabó irremediablemente pensando en su hermano pequeño. ¡Se percató de que era la primera vez que se quedaba a solas con él y decidió ir a echar un vistazo rápido, solo…para ver lo que estaba haciendo por la casa!
“¡Me da tiempo a volver antes de que padre vuelva!” Pensó mientras calculaba las consecuencias que podrían llegar a tener sus actos en la actitud autoritaria del padre.
Entró en la casa de forma furtiva no descubriendo en ella rastro del pequeño Luisito.
La escoba apoyada en una de las paredes era la prueba evidente de que el chico no estaba haciendo lo que se le había ordenado, así que quitándose las zapatillas empezó a recorrer las estancias con la esperanza de sorprender al hermano “in fraganti”, posiblemente lo iba a cazar a mitad de paja y ese hecho a Martín lo puso mucho mas cachondo todavía.
Los peldaños de la escalera que conducían hasta la cámara estaban más fríos de lo normal, pero ese era el único lugar en el que habría de estar Luisito, ya que por más que busco no encontró ni rastro de él, en el resto de las habitaciones.
Las ropas que halló tiradas en el suelo a la entrada de la amplia estancia le confirmaron que su hermano pequeño se encontraba allí arriba.
¡Debía de estar totalmente en pelotas y eso lo excitó todavía más!
-¡Sé que estas aquí!- Acabó gritando después de cansarse de dar vueltas y más vueltas buscándolo sin éxito.
¡Pero Luisito no salió desnudo como esperaba! …
El asombrado Martín vio como aparecía detrás de un baúl, en el que se guardaban las ropas de su difunta madre.
¡Martín esa mañana, vio salir a la pequeña Luisa!, …y no pudo reprimir la risa.
¡Fue fácil obligarlo a chuparle la polla con ese vestido aun puesto!
¡Martín acababa de descubrir en el chico un secreto inconfesable, algo con lo que podría chantajearlo las veces que quisiera hasta obtener de él todo lo que se propusiera!
No le dejo desnudarse, encontró algo de morbo en follárselo con esas ropas puestas. Se había metido algunas prendas dentro del relleno del sostén, logrando que a sus manos llegara la sensación de estar agarrando unas tetas mientras su gorda y larga polla entraba y salía del hambriento ojete.
La pequeña Luisa recibía rabo espatarrada y con las manos apoyadas en la pared, con el vestido de hilo de su madre subido hasta los riñones y las enormes bragas marrones, bajadas hasta las rodillas.
-Eres una puta viciosa-le decía su hermano mientras lo enculaba.-¿Desde cuándo te gusta ponerte estas cosas?
-¡Era para el carnaval!-Le contestaba Luisito intentando excusarse.
-¡Pues lo preparas demasiado pronto! …¡Estamos en septiembre!
-¿Y los morros porque te los has pintado?-Volvía a preguntar
Lo había visto arrodillarse delante de él con los labios pintados y su polla se había erizado aun más al notar el roce de la lengua en el gordo y enrojecido capullo.
-¡Eres una jodida zorra comepollas!... ¿crees que no se que le haces esto a papa cada día? …¿ha sido él quien te ha dicho que te vistas de mujer para follarte? …¿Es esta una de sus jodidas fantasías?- Preguntó un Martín furioso e irritado.
-¡Papa, no sabe nada de esto! …¡y te ruego que no se lo digas!-Le suplicó Martín entre lágrimas
-¡No entiendo cómo te las has arreglado para no venir en busca de esto que tengo aquí, desde que papa te saco del encierro!
-¡Ya te lo dije el otro día, …Le prometí a padre que no lo iba a hacer más!
Luisito se engullo el rabo del hermano hasta las amígdalas
-¿Y qué va a pasar cuando descubra que le has mentido?- Le preguntó Martín mientras se la sacaba para golpear con su endurecido rabo en la glotona lengua de su hermano.
-¡No, … le dije que no follaría más contigo y lo estoy cumpliendo!
-¡Me has llamado Luisa mientras te descojonabas de mi!
-¡Es ella la que te la esta chupando!
-¡Es ella la que va a dejar que la folles!
La mano de Luisito pajeaba la dura pieza de carne, intentando que la corrida evitara lo que era prácticamente imposible.
-¡Quiero follarme ese culo de marica que tienes!-La cara de vicio que ponía Luisito al chupar esa polla lo estaba volviendo loco
-¡No es un culo, … es un coñito prieto y jugoso y desde ahora será tuyo siempre que quieras!
Nota final: Se que pediros paciencia después de leer algo asi es casi imposible.
A los que les haya gustado no se la puedo pedir porque seguro que se habran quedado con ganas de saber mas. En ese caso os pido algo de tiempo, estoy como he dicho al principio haciendo en la historia los cambios que Machirulo me pidio, pero estoy seguro de que cuando llegue la traca final sabreís perdonarme.
A los que no les haya gustado nada, o no hayan podido seguirme, les pido perdón. Esta historia cada vez se vuelve mas compleja.
Si no os ha gustado porque la historia o el argumento no os va y os gustan mas otras historias, os pido de nuevo paciencia ya que han sido muchos los que me han pedido que continuara con esta historia y al final me ha salido muy larga.
¡Debereís esperar un poco mas antes de ver cosas o historias nuevas!
Saludos y gracias a todos