El tio presente
Sobrina y sobrino y un tio caliente
EL TIO PRESENTE
Mis padres se habían separado cuando éramos chicos, hablo de mi hermano y yo. Mi hermano Joe, así le decimos como a mi me llaman Beca.
Siempre fuimos unidos. Es más nos ayudamos en todo. A pesar de llevarnos algunos años de diferencia, compartíamos todo, desde que tengo memoria.
Me gustaron siempre los juegos con los varones, jugar a la pelota, bueno hasta el día de hoy juego con un grupo de amigas y a veces nos cruzamos con varones también. Quiero decir que era bastante "machona" como decían los viejos.
Para Joe nunca fue problema jugar conmigo, el me soportaba bastante también, es mas, mas de una vez se agarró a apiñas por mi con algún chico mal educado.
Lo que voy a narrar, pasó hace algunos años, tal vez dos, así empezó aquella historia, que no es historia, porque es presente, sigue ocurriendo al día de hoy, pero voy a contar como inició.
Mis tíos viven en un barrio paquete. privado. A metros de la ruta de la ciudad. Una de las rutas principales.
Siempre íbamos de visita, pero aquella vez, fuimos nosotros primero y luego en unos días iría nuestra madre, hermana de mi tío.
Los tíos no tenían hijos, perdón, no tienen hijos y creo ya no los tendrán, aunque nunca se sabe.
Nosotros, según mi madre, éramos como hijos para aquellos tíos.
El tema es que llegamos. La casa es enorme y preciosa. Tienen todas las comodidades. Enseguida nos pusimos cómodos y nos sentimos como en casa. Salimos al parque que tiene piscina y grandes árboles.
La tía no estaba, estaba viniendo cerca del fin de semana, todavía sin fecha, porque su trabajo era, entre otras cosas viajar mucho y bueno le había tocado salir de la ciudad y llegaría en días. Mi madre también estaba retrasada y llegaría en varios días, tal es así, que estábamos en la casa mi tío y nosotros dos.
__¡Esto es hermoso, no me canso de mirar!!__ dijo entusiasmado Joe
__¡Que tranquilidad y que paz!!
__¡Podríamos ir a la pile!__ así hicimos, mientras nuestro tío iba y venía.
Al rato se acercó al borde de la pileta con sus shorts largos hasta la rodilla. Se veía gigante, era alto. Musculoso. En buen estado atlético. Cabellos largos y descuidados, siempre fue un poco desprolijo. Nos miraba sonriendo, como si fuera un chico más.
__¡Quieren algo de tomar!!
__¡Siiii!!__ dijimos a dúo y riéndonos como locos mi hermano Joe y yo Beca. Al cabo apareció nuestro tío con una bandeja y varios tragos extraños. Salimos y nos envolvimos en toallones mullidos y cómodos.
__¿Esto tiene alcohol tío?
__¡Un poco Beca, ya estas un poquito grande!!
__¡La señorita le va a decir a mamá!!__ se burló Joe
__¡Para nada, solo pregunté tonto!!
__¡Chicos tranquilos, que la convivencia sea pacifica!!__ dijo mi tío sentándose en las reposeras.
__¿Qué comeremos?__ pregunté
__¡Tengo comida guardado, tranquilos, bebamos en paz!!__ el atardecer caía sobre nosotros. Una luna de verano aparecía en el horizonte, las primeras estrellas. Todo iluminado. Calmo. Bebimos.
No sé porque observaba a mi tío, era tal vez, la primera vez que lo veía así, como hombre y un hombre que me gustaba y me estaba calentando.
Tal vez era el trago que se había subido a mi cabeza. Pero sentí un arrebolamiento en mi cuerpo y mis sentidos que se alteraban.
Después de la cena nos fuimos a mirar la tele. Era como una especie de Salón con un enorme Smart, y allí estuvimos un rato, mirando una peli. Nos reímos intercambiando comentarios y frases estúpidas. Tío parecía un joven de nuestra edad. Era divertido, siempre lo había sido. Bebimos un poco más y después cada uno se marcho a su habitación.
No podía dormir, estaba muy caliente, me había metido los deditos en mi conchita húmeda, pero igual seguía muy caliente.
Entonces sucedió algo que nunca voy a olvidar. Escuche gemidos. Espié y no vi a nadie. Avance por el pasillo, llegué al puerta del cuarto de mi tío. Escuché atenta y ardiendo. Algo pasaba. Me asome despacio y con cautela, allí lo vi al garrote de tío levantado, pleno, hermoso, carne creciente.
Gemía y se acariciaba los huevos y las tetillas, se contorsionaba plásticamente y con gracia. No pude evitar tocar mi cuevita otra vez y taparme la boca cuando acabe como yegua. El ni se enteró que estaba ahí, mirando, su mástil elevado y rocoso, lo imaginé, muy caliente, abrazador. Un bocado que quise tener en mi boca, noté su agite, su convulsión, un terrible y agónico grito contenido cuando su blanca y espesa leche saltó por los aires salpicando todo alrededor.
Mi sudor resbalaba por la piel mojada. Caliente. Volví a mi cuarto echa sopa, tuve que cambiar mi ropa, es mas tiré todo al piso y me acosté desnuda.
Al día siguiente me levanté para desayunar, en la cocina estaban mi tío y Joe hablando amigables.
Yo miraba a mi tío y lo veía desnudo con su enorme poronga alzada y la humedad en mi conchita empezó a brotar como un manantial, me movía nerviosa, alzada, con las mejillas coloradas.
Joe me miraba sonriendo y por su mirada noté que algo intuía. Me avergoncé unos instantes, mas no les di mucha importancia Y traté de pensar en otra cosa.
Mi tío desayuno y salió a fumar al parque. Joe seguía mirando inquisitivo.
__¿Qué miras?__ pregunté molesta
__¡Te vi anoche!
__¿Qué viste?__ dije arrebolada y molesta
__¡Vi como te baboseabas con el pedazo del tío, guarra!!__ dijo y se río de buena gana
__¡No digas eso!!
__¡Si es verdad vi como te ponías!!
__¡Ya cállate!!
__¡No diré nada, pero quieres subirte en el, ¿no?
__¿Y tu?__ dije roja de rabia
__¿Yo?¡Yo también porque no!!__ siguió riéndose. Me fui de allí rumiando rabia sin saber bien porque. Mi hermano no había dicho nada raro. Era verdad que quería coger con mi tío. Era un macho atractivo. Estaba muy bueno. Y yo estaba muy alzada por aquellos días.
La noche llegó. Nos fuimos a nuestras habitaciones. Al rato sentí que tocaban a mi puerta. Entró Joe en bóxers.
__¿Qué quieres??__ pregunté
__¡Vamos!__ dijo
__¿Adonde vamos?
__¡A cogernos al tío!!__ dijo seriamente agitado y babeando. Yo como hipnotizada y caliente lo seguí sin mas.
Avanzamos por el pasillo, tomados de la mano. Sentía su ansiedad golpeando en las venas, que chocaba con la mía. Pegamos el oído en la oscuridad a la puerta del cuarto del tío.
Gemidos, casi entrecortados. Puerta entreabierta como invitando a entrar. Otra vez el macho desnudo y con el mástil erecto cien por cien. Parado, apuntando al techo. Comencé a mojarme sin remedio. Mi hermano Joe acarició mi culo y noté su erección amenazante. Apreté su bulto sin resquemor. La verga se puso aún mas dura y gorda.
El tío giró su rostro y en la semi penumbra preguntó.
__¿Qué hacen ahí?
__¡Observando el espectáculo!__ dije yo y avance
__¡Pero esto no esta bien Beca…Joe!!__ ya estábamos en la cama con el. Joe había quitado su ropa y la verga alzada se bamboleaba. Beso el cuello del tío y se aferró a la manguera. Tío balbuceo no sé que cosa, pero al instante gimió. Yo me acerqué a su boca y lo bese profundamente.
Mientras Joe llevaba a la boca el garrote durísimo del tío, yo me quitaba la ropa y le ofrecía mis pechitos rozagantes, frescos, senos redondeados, que cabían en su mano. Su lengua rodeaba mis pezones nuevos, paraditos, mi orgasmo explotaba simplemente con esa lengua chupando mis tetas.
Con la otra mano, el macho, al cual ya se le habían olvidado los rezongos, acariciaba palmo a palmo mi culito duro y fibroso, tentador, al cual estuvo tentado de garrar en mas de una ocasión, quedaba demostrado por el ardor con el que se apoderaba de mi trasero en llamas.
Llego y escarbó con los dedos ambas entradas profundas, se paseo y se metió hondamente arrancando gemidos de mi garganta arenosa.
Joe en tanto bañaba la espada, su saliva chorreaba era un glotón tragando aquella hermosa vara de carne.
__¡Oh Joe, chiquito, eres un encanto, que mamón, ahhh, siii, ohhh, me encanta!!__ volvía a morder mis pechos de miel. Los comía, besaba, chupaba, en tanto mi hermano se encargaba de su herramienta chupándola, mamándola, arrancando gemidos salvajes.
__¡Te gusta tiito, te gusta como te trata Joe, ahora voy a ayudarlo!!__ dije y resbalando por su cuerpo bien formado, llegué a su carne alzada y caliente.
Metí en la boca aquella hermosa poronga húmeda, cremosa, abrazante. La rodee con mi lengua sacada. Muy loca, quería tragar aquella espada. Tío se contorsionaba. Acariciaba nuestras cabezas.
Tomé sus gordas bolas. Sin pelos, porque tío se sacaba los vellos. Era una imagen hermosa. Chillaba el macho ardiendo. Joe se corrió dejando la tranca a mi disposición.
Mi hermano llegó y se unió a la boca de tío, se saborearon sin esquives. Se chupaban sus lenguas, Joe pellizcaba las tetillas de tío que aullaba muy alzado, no sabía cuanto podría aguantar esas caricias volcánicas.
De pronto al ver la verga de i hermano tan alzada como la de tío, y estando a tiro, ahí nomás muy cerca de mi rostro, acerqué mis fauces y como loba hambrienta, tragué la pija de Joe que tiró su cuerpo, eléctrico, y disfruto de mi mamada. Gemía Joe, dulcemente, me encantó. Empezó a coger mi boca despacio. haciendo esos movimientos de pelvis sacando y metiendo, aguantando, apretando mandíbulas.
Con mis manos sopesaba las bolas de ambos. Las de tío más gordas y llenas, las de Joe, acordes a su edad, más pequeñas pero igualmente llenas de líquido que quería para mi.
Joe y tío se besaban luchando con sus lenguas de fuego. Cruzándose como rayos. Calientes. Endurecidos. Rígidos. Volvía comer la pijota de tío e intercambié unos momento, una y otra, ellos no dejaban de morderse y babearse.
__¡Vas a cogerme tío, por favor!!__ suplicó Joe
__¡Oh claro cariño!!__ dijo tiernamente mi tío. Paso seguido, Joe colocó su hermoso culito en pompa. Yo fui y metí mi lengua, lamiendo, chupando, su ojete se fue relajando y abriendo, en tanto tío metía su lengua hasta el fondo de mi vagina sacando otros orgasmos violentos y largos, llevándome casi al punto del llanto.
Cuando el ojete de Joe estuvo listo, tío se acercó a el, acarició las nalgas del sobrino, las pellizcó, apoyando su tremendo pedazo en la entrada, ya abierta, dilatada. Empujo despacio, Joe resopló, gimió, empujó otro poco y la cabeza del garrote se perdió en las entrañas de mi hermano calentón.
__¡Ahhhh, siii, tiiitoooo, dame tu verga, ahhh, ohhh!!!__ gemía el putón de Joe, atravesado por el garrote brioso de tío, que aferrándose de sus caderas empezó a bombear, metiendo y sacando el pedazo dentro de Joe que gritaba, lloriqueando de gozo.
Aproveché para mamar un poco más la pija de mi hermano y enseguida en dos o tres chupadas me largo todo su jugo, bañando mi rostro, mis tetas, mi vientre, me regó bien regada de su leche pegajosa y salobre.
Pasé mi lengua una y otra vez por aquella pija dejándola muy limpia. Tío aceleraba las embestidas, se frenaba, volcando su cuerpo contra la espalda de Joe que sacaba su cola para ser ensartado un poco más profundo.
Me coloqué al lado de tío y buscando su boca nos besamos profundamente. Lamí su oreja y susurre en su oído.
__¡Dame tu pijota tío, la quiero, dámela!!!
__¿Quieres que te penetré zorrita??
__¡Claro, lo deseo hace tiempo!!__ dije acariciando la espalda de Joe que se corría, dejando su lugar, la bamboleante poronga de tío salió del agujero de Joe. Mi hermano se acercó a mi y tomando mi cara cruzó su lengua con la mía, nos besamos un instante.
Luego tío me puso en cuatro patas y hundió su vergota en mi conchita resbaladiza. Comenzó a taladrar divinamente y yo me corría teniendo un orgasmo tras otro. Alzada, lujuriosa, echa una loca. Si mi madre me hubiera visto creo que hubiese caído muerta al instante.
Tío se prendía a mis pechos, pellizcaba mis pezones, y a mi las corrientes eléctricas me hacían contorsionar como animal salvaje.
La poronga del macho me bombeaba. Joe estaba de frente a mi y me lamía la cara. Lamía mis labios, los mordí suavemente. Luego nos volvíamos a besar, pasando nuestras lenguas. La saliva nos desbordaba las bocas, chorreando.
La poronga de tío se inflamó. El empezó a gruñir, apuro las embestidas, se aferraba a mis caderas, próximo a acabar.
Sacó su herramienta y colocándose en medio de nosotros dos nos regó con su leche. Nos salpicó ojos, nariz, boca, pechos. Nuestras bocas limpiaron a conciencia el garrote de nuestro tío que se retorcía de placer, acariciando, nuestros cabellos, la piel nos ardía.
Nos besamos palmo a palmo. Recorrimos cada espacio de cuerpo, en todas partes, nada dejo de ser besado, lamido, chupado.
Nos dormimos desnudos los tres. Al día siguiente seguimos amándonos y así fue cada día, en cada rincón de la casa. No teníamos descanso. Éramos insaciables. Cogimos cada día, a cada momento. Tal vez hacíamos un alto para comer y tomar algo.
Después volvieron nuestra tía y nuestra madre, y empezó otra historia.-