El tío militar (reeditado)

Relato reeditado, el anterior tenía algunas fallas.

A Ricardo no le hacía ninguna gracia tener que pedirle ayuda a su hermano, sabía que si lo hacía su hermano iba a sentir cierta satisfacción de lo que le pasaba pues nunca fueron tan unidos, pero ahí estaba, un viernes 9 de abril de 2010, 10 a.m., vestido con su uniforme militar, después de una semana de haber sido dado de alta en hospital.

No quería tocar la puerta de la casa, no por cobardía, sino por orgullo, no podía permitirse que un hombre como él, un macho de 30 años, lleno de virilidad, altura de 1.80, se viera derrotado ante alguien, pero no le quedó más remedio que tocar la puerta, tras ello un hombre de unos 35 años la abrió.

Caray Ricky, pensaba que te habías arrepentido – dijo el hombre que abrió la puerta y que claramente era el hermano de Ricardo.

Llámame solo Ricardo, por favor Reynaldo – le respondió Ricardo con una voz muy gruesa y varonil.

Ostia que serio hermanito – dijo Reynaldo en un tomo burlesco.

No me vas a hacer pasar – preguntó Ricardo.

Bueno, pasa, aunque no me hace gracia que estés aquí – le dijo Reynaldo de mala gana.

Créeme a mí tampoco, pero está casa era de nuestros padres, así que también me corresponde – dijo Ricardo.

Corrección, de tu madre, porque como bien sabes, eres bastardo – dijo Reynaldo.

Cada vez que Ricardo ha tenido contacto con su hermano siempre tenía ganas de romperle los dientes, pero aquella vez no podía hacerlo, pues lo cierto era que su mamá se refugió en los brazos de otro hombre, pero sin embargo, a pesar de ello, el hijo más querido por su padre fue Ricardo, aunque ni tanto porque el padre tampoco cariñoso, es más siempre fue violento, pero con Ricardo mucho menos porque era el mejor portado y más correcto.

Cómo sea, está casa también me pertenece, y da gracias que no te he pedido mi parte porque de lo contrario también te hubieras quedado en la calle – respondió Ricardo.

A Reynaldo no le agrada escuchar nada de eso, pero su hermano tenía razón.

Pero cuéntame qué te pasó hermanito, mala suerte en el amor – dijo el hermano burlándose.

No es que Ricardo tenga mala suerte en el amor, la mala suerte era para las mujeres que han estado enamoradas de él, pues siempre salían llorando, o alocándose como la última, que terminó dándole dos puñaladas, uno al costado del abdomen y otro en el brazo, por encontrarlo en la cama con otra mujer, pero felizmente no llegó a comprometer ningún órgano.

Intenté sentar cabeza, pero al parecer Susana era tremenda loca, la mala suerte la tuvo ella por enamorarse de alguien como yo, así como la tuvo tu ex mujer de estar con alguien como tú, no hermanito – dijo Ricardo devolviéndole el sarcasmo.

Reynaldo estuvo casado, pero duró poco pues la mujer cansada de los malos tratos y después de una ida al hospital, lo dejo con su hijo de 5 años.

Los ánimos se iban calentando cada vez más, aquellos hombres no podían estar ni un minuto solos pues ya se querían partir las caras.

Está más que claro que me provoca romperte la cara, no Ricky – dijo Reynaldo ofreciéndole un trago.

Y también está más que claro que no te atreverías, Rey, te supero en fuerza y en táctica – dijo Ricardo recibiendo el trago – El hecho de que hayas servido en el ejército, no te garantiza que me puedas pegar hermanito – terminó diciendo Ricardo para sentarse al mueble.

Reynaldo miraba a su hermano con una rabia única.

Dejémonos de rodeos y al grano, ¿cuánto tiempo te piensas quedar aquí? – preguntó Reynaldo.

Aproximadamente, dos meses, en lo que se vende la casa que tengo con Susana y firmar los papeles del divorcio, esperaré a que se arregle mi situación en la milicia y además el proceso por alimentos – dijo Ricardo.

Eso es mucho tiempo no crees – dijo Reynaldo con poca gracia.

Un mes es el descanso médico que me dio el doctor, y el otro mes son las vacaciones que me faltaban tomar del año pasado – dijo Ricardo.

Creo que no tengo más remedio – dijo Reynaldo visiblemente disgustado.

Nicolás, ven – gritó Reynaldo.

Nicolás era el hijo de Reynaldo que había quedado trágicamente a su cuidado desde que su madre los abandonó.

Por las escaleras bajo chico de unos 18 años, visiblemente golpeado, con un pómulo hinchado y los brazos morados.

Verdaderamente Ricardo se sorprendió al ver a su sobrino así, pero no hizo ningún comentario.

Si papá – dijo Nicolás

Mira este es tu tío, Ricky – dijo su padre.

Hola tío Ricky – dijo extendiéndole la mano.

Hola chaval, pero te voy a pedir un favor, no me digas Ricky, eso me revienta los cojones- dijo Ricardo en tono serio.

El padre reía como si hubiese cometido una hazaña.

A pesar de la llamada de atención, el chico no agachaba la cabeza.

Y dime ¿qué te sucedió? – le preguntó Ricardo al chico.

Lo castigué por desobedecer – dijo Reynaldo sin dejar responder a su hijo.

Bueno en eso no me voy a meter – respondió el hombre.

Bueno hermanito, dormirás en el cuarto de Nicolás ya que no tenemos otra habitación disponible – dijo Reynaldo.

La casa era una humilde, no tenía las comodidades con las que Ricardo contaba en su departamento, con las justas Reynaldo le había hecho unas pequeñas refacciones.

Bueno arréglense entre ustedes -dijo Reynaldo yéndose a su habitación.

Pues bien, chaval, guíame a la habitación anda – dijo Ricardo.

Subieron por las escaleras, y entraron a la primera habitación con la que se toparon, era pequeña, pero de toda la casa, esa habitación era la más bonita y acogedora, tenía posters de películas de acción, como Rambo entre otras, y de ciencia ficción en un mural completamente negro, y el resto de paredes eran blancas.

Había una pequeña cama de plaza y media, un pequeño ropero, un escritorio con sus cuadernos y libros, y finalmente un pequeño baño con su ducha.

No tengo otra cama tío, tendremos que compartir – dijo el chico.

Ricardo se rio.

Nicolás esa cama con las justas entro yo, tu dormirás como lo hacen los novatos en el ejército – dijo Ricardo.

Y ¿cómo es eso? – preguntó Nicolás presumiendo la respuesta.

Con mantas en el suelo – respondió Ricardo.

Pero.

Pero que soldado, le irá a decir a su padre – le dijo Ricardo sarcásticamente.

No, tío – dijo Nicolás mirándolo a los ojos y con cólera.

De ahora en adelante soy señor o comandante para usted, ¿entendió soldado? – preguntó fuertemente Ricardo.

Si señor – dijo el chico sin ganas entre los dientes

Más alto y míreme a los ojos – dijo Ricardo.

Si señor – dijo el chico sacando una voz profunda.

Menudo hijo de puta igual que su padre pensó el chico.

Ahora bien, soldado organice toda mi ropa en su ropero, haga un espacio – le ordenó Ricardo.

Sí, señor – dijo el chico haciéndole caso, pero con mala gana.

Mientras tanto el hombre se despojaba de su uniforme, dejando a la vista su enorme cuerpo de muscle Bear, era todo peludo desde el pecho hasta el abdomen, brazos anchos, espaldas anchas, barba y cabello corto de color castaño.

El chico se había quedado mirándolo, extrañamente le atraía ese cuerpo, el hombre no se daba cuenta de ello y seguía en lo suyo, posteriormente se bajó el pantalón quedando en bóxer que dejaba ver un prominente bulto y un trasero bien formado, no llegando a ser grande.

Toda la sangre se le subió al chico a la cabeza cuando Ricardo se sacó el bóxer, cayendo colgada una hermosa verga venosa sin circuncidar, el prepucio cubría el glande y unos huevos gordos y peludos.

Sí que era abundante aquel vello púbico pensó el chico.

Pásame una toalla que está en mi maleta – dijo Ricardo.

Sí, señor – dijo el chico.

Cuando se estaba acercando a darle la toalla el corazón de Nicolás latía a mil por hora, aún conservaba el rubor de su cara.

Ricardo tomo la toalla y se me metió a la ducha sin anudársela a la cintura.

Ni bien el hombre entro a la ducha, el chico se sentó en la cama y una erección se le comenzó a formar entre sus piernas.

¿Y si de verdad soy maricón como dice mi padre? – dijo en voz baja.

Pero un sentimiento de impotencia lo invadió y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.

Las palabras que su padre le decía cuando le pegaba retumbaban en su mente, maricón, le decía todo el tiempo, y el pobre chico se lo había creído, pero era fuerte y no dejaba que eso le afectará más de la cuenta, así que se limpió el rostro y siguió haciendo lo encomendado.

Ni bien, el hombre salió de la ducha el chico se paró de la cama y se dirigió a la puerta para salir de la habitación.

¿A dónde va soldado? – le preguntó Ricardo.

Señor, iré a la sala en lo que se cambia de ropa – respondió el chico.

Soldado Nicolás, usted de ahora en adelante tendrá un trato como en el ejército y en el ejército todos nos desnudamos delante de todos, así que está no será la excepción, y a quien se quedaba mirando más de la cuenta, se le castigaba por maricón – dijo Ricardo.

Y ahora la pregunta es, ¿soldado usted es maricón? – preguntó Ricardo con voz grave.

No señor – dijo el chico más despacio.

El chico agachó la cabeza como si le hubieran descubierto el más grandes de los secretos y peor aún, un secreto que ni el mismo Nicolás sabía.

No lo escucho – dijo el hombre.

No señor – gritó el chico.

Muy bien soldado, eso me gusta – respondió.

Ahora pásame ropa interior limpia y el botiquín para curar las heridas – ordenó el hombre.

El chico obedeció de inmediato.

Mientras el hombre se ponía el bóxer, le enseñaba a Nicolás la manera en que tenía que curarlo.

Hasta eso tenía que hacer el pobre, en lugar de soldado, parecía su sirviente.

Ahora soldado póngase a hacer otra cosa más sin hacer ruido que dormiré un rato.

Así pasaron tres semanas desde que Ricardo llegó a la casa, si bien es cierto, el hombre trataba a su sobrino como a un novato que recién entraba a la milicia, pero a decir verdad ese trato era mucho mejor, sin insultos y sin golpes por confundirse, hasta había desarrollado cierto cariño por su tío, hasta sentía más respeto por él, que por su padre.

El muchacho era víctima de golpes constantes por parte de su padre, los motivos eran injustificados, que por no hacer bien la comida, por no ordenar la casa, pero sin embargo Ricardo no podía hacer nada, él solo era un invitado forzado en aquella casa.

Todos los golpes que recibía de su padre, el chico los aguantaba bien, no lloraba, y eso admiraba Ricardo del muchacho, se aguantaba los golpes como un soldado.

Tiene madera de soldado - pensaba siempre el hombre- pero en las noches era todo distinto, cuando Nicolás pensaba que su tío dormía, lloraba en el piso, cubierto por aquellas mantas, Ricardo lo escuchaba, pero no hacía nada, era el tipo de trato que había recibido desde pequeño por su padre, es por ello que Reynaldo trataba así a su hijo, lo masacraba a golpes porque era el trato que recibía, pero un día todo estaba a punto de cambiar.

Aquel día Ricardo llegaba a casa después de entrevistarse con su abogado, había llegado furioso, pues la mujer lo quería dejar en la ruina.

Al abrir la puerta el hombre vio como su hermano golpeaba a Nicolás en el piso, no le prestó atención a las cosas que decía, mientras se dirigía a las escaleras la mirada de Nicolás se cruzó con la suya, recordó cuando su padre en vida los trataba así, sintió un poco de lastima, pero solo subió de frente a la habitación, se desnudó y tomó una ducha para relajarse, mientras tanto Reynaldo siguió con la golpiza a su hijo.

El chico no lloraba, tal vez eso alentaba a seguir golpeándolo, recordaba cuando su papá le pegaba de la misma manera y él entraba en llanto, no veía el temor en los ojos del chico a diferencia del temor que sentía cuando Reynaldo era niño, le pegó hasta que se cansó.

Ricardo terminó de bañarse y el chico entro al cuarto, adolorido, las marcas de la correa estaban en todo su torso.

¿Y está vez por qué fue? – preguntó el hombre mientras se secaba el cuerpo .

Prefiero no responder señor – contestó el chico quién se estaba a punto de acostar.

Cada vez más Ricardo admiraba a ese chico y sentía respeto, porque a pesar de todo no se quebraba.

Irá a algún lado señor – preguntó el chico.

Sí, tuve un mal día y me iré a follar a alguna chica – respondió el hombre poniéndose una camiseta.

Entiendo señor – dijo el chico.

Menudo hijo de puta tu padre no – le dijo Ricardo al chico.

Usted mismo lo ha dicho señor – solo respondió él.

Como sea no me esperes despierto – dijo el hombre .

Tenga por seguro que no lo haré señor – respondió Nicolás.

Ricardo salió, no sin antes mirar al chico y sentir una pequeña culpa por no hacer nada por él.

¿Qué se siente? – le pregunto Ricardo a Reynaldo quitándole el trato de las manos.

¿Qué se siente qué? – repreguntó Reynaldo.

Tratar a tu hijo como tu padre te trato a ti – le dijo tomando un sorbo del whisky.

No sabes una mierda – respondió el hombre.

Sabes porque te ensañas tanto con el pobre crío, porque él no llora, el no siente temor, a diferencia de ti cuando papá te pegaba – le dijo Ricardo.

Temor yo – dijo Reynaldo riéndose

Tu pobre hijo es admirable, tiene madera, en cambio tú solo eres un pobre cobarde igual que la rata de tu padre, que nos golpeaba – dijo Ricardo.

Reynaldo con una ira tremenda quiso golpear a su hermano, pero este lo detuvo.

No te respondo porque estoy en tu casa, pero la próxima vez te dejo peor de como dejas a tu hijo – amenazó Ricardo.

Ricardo soltó a su hermano y salió por la puerta.

Reynaldo hizo lo mismo, tomo las llaves y se fue.

Eran pasadas las 12 de la noche, Ricardo llegaba al fin relajado, había follado después de tres semanas, y se había metido 4 magníficos polvos aquella noche.

Antes de entrar a la habitación, escucho gimotear a su sobrino, se le remordió la conciencia pues había desarrollado una especie de cariño, gracias a la admiración que sentía, pero obviamente no se lo podía demostrar, él pensaba que los sentimientos te hacen débiles.

Ni bien entró por la puerta el chico paró de llorar y se hizo el dormido.

Ricardo se quitó la ropa y quedó solamente en bóxer, dejando al descubierto su hermosa anatomía de macho, las mujeres que se follaba le levantaban el ego, no dejaban de alabarlo por la manera en que follaba y por el aspecto rudo y varonil que tenía.

Se acostó en la cama y dio un largo y profundo suspiro, pero no dejo de mirar al chico, pensó en que tenía suficiente con su padre de mierda como para que él lo trate así.

Hey soldado, despierta – dijo Ricardo.

El chico no respondió, estaba volteado mirando a la pared fingiendo estar dormido, pero llorando en silencio.

Soldado de pie, sé que está despierto, póngase de pie, es una orden – dijo Ricardo.

El chico se limpió las lágrimas, y se levantó, estaba en bóxer al igual que su tío, el bóxer le dibujaba una bonita colita.

Ricardo se sentó en la cama haciéndole un espacio a Nicolás.

Cuéntame, que paso hace rato –le dijo Ricardo.

Señor, no se ofenda, pero no me interesa contarle – respondió el chico.

Nicolás por hoy no me digas señor, está conversación la tendremos de manera normal. – dijo Ricardo.

Al chico le extrañó esta actitud de su tío, pero decidió confiar, pues después de tanto tiempo sintió que alguien se interesaba por lo que le pasaba.

Papá me golpeó porque le dieron quejas de mí en el colegio – dijo el chico.

¿Solo por eso? ¿qué te peleaste? ¿No copiaste la tarea?, Menuda bestia tu padre – dijo Ricardo.

No fue por eso – respondió el chico.

Ambos se miraban atentamente.

Entonces ¿por qué fue? – preguntó Ricardo .

Me encontraron follando con una compañera – dijo el chico.

Joder chaval, menudo hombrecito, pero porque no te la llevaste a otro lado – dijo el hombre.

No pensé en nada, solo pensaba en las palabras que mi padre me dice cuando me pega – dijo el chico haciendo un esfuerzo por no llorar.

¿Y qué te dice? – preguntó el hombre.

Que soy un maricón porque no tengo novia, porque prefiero hacer otras cosas en lugar de hacer ejercicio como otros chicos de mi edad, porque cocino, pero si no lo hago él me saca la mierda a golpes – dijo el chico ya con la voz entrecortada .

Menudo hijo de puta – dijo Ricardo.

Y simplemente lo hice, quería saber si en verdad era maricón o no – dijo el chico.

¿Pero cómo te sentiste luego? – preguntó Ricardo.

Si me gustó, sentí placer al correrme, pero después de eso no más, no sé si soy maricón o no – dijo el chico frustrado.

Pero dime te pone cachondo cuando vez a un tío por la tele o por la calle – preguntó Ricardo .

El chico se quedó callado.

Vamos hijo, no te juzgare – dijo el hombre.

Sí, me llaman la atención – dijo el chico con un nudo en la garganta.

Al escuchar eso Ricardo se conmovió por el esfuerzo que estaba haciendo el chico por no llorar.

Se puso de pie.

Nicolás ponte de pie – ordenó el hombre.

Nicolás extrañado le hizo caso.

Me va a pegar señor – preguntó Nicolás preocupado.

Ven – le dijo Ricardo abriéndole los brazos.

Nicolás no se movió, pero Ricardo lo jalo hacia sus brazos.

Siento mucho lo que el cabrón de tu padre está haciendo contigo – dijo

En ese momento Nicolás sintió un cariño que nunca antes le había dado, y entro en llanto, en un llanto profundo y amargo, que le hizo un nudo en la garganta a Ricardo.

Llora todo lo que quieras muchacho, sácalo.

Ricardo abrazaba al chico, y frotaba su espalda con sus ásperas manos, mientras Nicolás seguía llorando, su rostro estaba pegado al torso peludo del hombre, lloró hasta que se calmó y se volvieron a sentar.

Eres admirable y valiente - dijo Ricardo.

No lo soy, soy un maricón – dijo el chico.

Y que importa si eres maricón, el temple que tú te cargas, es difícil de encontrar, eres aguerrido, por más que tú padre te destroce, tú le haces frente, para eso se necesita coraje - dijo Ricardo.

El chico se quedó callado escuchando a su tío.

Sabes porque tu papá te golpea de esa manera – le dijo al chico – Porque cuando papá lo molía a palos, él lloraba, tenía miedo, y lo que ve en ti cuando él te hace lo mismo le hace tener irá, ver qué no le tienes miedo – dijo el Ricardo respondiendo la misma pregunta que él había hecho.

Pero soy maricón tío – volvió a recalcar el chico.

A ver espérate, te follaste a tu compañera – dijo Ricardo.

Si – respondió Nicolás.

Ya ves un maricón o bueno gay, no se folla a una mujer – dijo Ricardo.

Pero – dijo Nicolás y se quedó callado.

¿Pero qué? – preguntó Ricardo.

El chico tomo aire.

Hace poco vi a un tío, me quedé mirándolo y mi verga se paró – dijo el chico avergonzado con la cabeza gacha.

Hey entonces eres bisexual, mírame Nicolás, que no te quepa la menor duda que eres un chico valiente, cojonudo y a toda madre, que te podrán gustar los hombres también, pues no hay ningún problema, pero no permitas que nadie quebrante tu espíritu – Ricardo le dijo.

Está bien, gracias tío – dijo el chico

De nada soldado y le dio otro abrazo.

Ese abrazo le hizo sentir a Ricardo también que después de mucho tiempo alguien lo quería de verdad, se sintió tan real, y le gustó.

Al otro lado de la puerta Reynaldo estaba escuchando absolutamente todo.

Bueno soldado ahora sí, a dormir – dijo Ricardo

Está bien, hasta mañana señor – dijo el chico dirigiéndose a su suelo.

Hasta mañana soldado – respondió el hombre.

Una semana después, exactamente un sábado, definitivamente todo estaría a punto de cambiar.

Ricardo se preparaba para ir jugar fútbol con sus colegas de la milicia por primera vez después de su salida del hospital.

¿A dónde va señor? – preguntó Nicolás.

A hacer deporte y después a remojar a Ricky – dijo Ricardo.

Ricky - pregunto extrañado el chico

Bueno Ricky le digo de cariño a mi verga – le dijo Ricardo.

Ah ya entiendo – dijo el chico.

Bueno me voy, nos vemos en la noche – dijo el hombre y salió.

Unos minutos después Reynaldo cruzaba la puerta de la casa con un tipo de aspecto delincuencial.

Nicolás ven – gritó el hombre.

Joder, ahora que quiere – se dijo así mismo.

¿Qué papá? – preguntó el chico.

Mira a quien te voy a presentar – dijo Reynaldo con una sonrisa bastante pervertida.

Qué bonito el chaval – dijo el delincuente.

En definitiva, Nicolás era un chico bonito, un poco gordito pero su rostro limpio sin ninguna marca de acné como normalmente ataca a los jóvenes de su edad, su cabello era ondeado, ojitos claros, y de piel blanca.

¿Qué pasa papá? – preguntó el chico con expresión de sobresalto en su cara.

Ven para acá – dijo Reynaldo jalando al chico que aún no terminaba de bajaras escaleras.

Nicolás era un chico muy listo, y desde que el tipo le dijo bonito, ya estaba comenzando a tener miedo.

Hoy quiero tener una muestra de cariño hacia ti, hijo mío – decía Reynaldo con sarcasmo .

El delincuente de apelativo buitre, solo miraba al chico con lascivia y le sonreía de manera asquerosa.

El hombre era mal aspectoso, era calvo, y tenía cicatrices en todos lados, parte de la cara quemada pero cubierta por un tatuaje, le faltaban algunos dientes, era alto y delgado, consumido por la droga.

Y también quiero brindarle una pequeña ayuda a mi amigo el buitre, que desde hace tiempo no folla – dijo Reynaldo.

Nicolás sudaba frío y comenzó a retroceder.

No chaval, no te vayas quédate – le dijo el buitre a Nicolás jalándolo con él a la fuerza.

A ver hijo, el buitre te ayudará a saber si eres maricón o no – dijo Reynaldo riéndose.

El chico al escuchar eso, trató de escapar con dirección a la calle, pero Reynaldo lo detuvo, y de un puñete lo arrojó al suelo.

El chico cayó al piso y no contento con eso, el hijo de puta de su padre le dio una patada en el estómago, dejándolo sin aire.

Me encanta que se hagan lo difíciles, escucharlos gritar mientras me los follo me excita- dijo el buitre sacando una enorme verga nauseabunda poco aseada.

El chico lo mira y entró en pánico.

Hey, eso déjalo cuando estén solos, pastelero de mierda – le dijo Reynaldo a buitre .

Ven para acá hijo de perra – le dijo Reynaldo al chico levantándolo del cuello.

Por favor papá – le dijo el chico en forma de ruego.

Te odio, porque eres igual a la perra de tu madre – le dijo el hombre.

Llévatelo- me dijo el hombre al buitre.

¿Sabes porque me odias? – le dijo el chico agarrándose su estómago que aun dolía.

Me odias porque no soy débil como tú – le dijo el chico.

Reynaldo le tiró una bofetada, pero el chico siguió hablando.

Mírame, toda la vida me vienes pegando y dime cuantas lágrimas he botado, ni una, ¿sabes por qué?, porque soy más fuerte que tú, tu padre te maltrataba y tú te cagabas del miedo, llorabas ni bien lo veías y te jode que no lo puedas hacer conmigo – dijo el chico .

Cállate – le dijo Reynaldo tirándole un puñete y arrojándolo al suelo a los pies de buitre.

El repulsivo delincuente se iba masturbando con esa escena.

El chico se levantó con el labio roto y sangrando.

Apuesto que si supieras que te van a violar tú te mearías del miedo, hijo de puta – le dijo el chico a su padre con odio.

El hombre volvió arremeter contra Nicolás con dos golpes más, pero este aun así, se levantaba.

Pastelero de mierda hijo de puta que esperas – dijo Reynaldo gritando.

El chico sintió las manos del asqueroso delincuente y quiso escapar, pero este lo tomo del cuello y lo aventó hacía las escaleras haciendo que este de golpeara nuevamente.

Suéltame malnacido – le decía Nicolás al hombre .

Nicolás trataba de soltarse, pero el buitre le ganaba en fuerza.

Rastro de gotas de sangre quedaron en las escaleras, mientras que Reynaldo tomó la botella de whisky y comenzó a beber.

Nicolás luchaba con todas sus fuerzas, hasta le llego a acertar dos golpes en el rostro al buitre que le hicieron sangrar levemente la nariz, pero no fue suficiente, para escapar, el delincuente se ensañó también con él lo golpeó hasta que Nicolás quedó casi inconsciente.

Fácilmente el buitre hubiese consumado su maquiavélico acto así nada más, pero no, lo llevo al baño y lo metió en la ducha, haciendo que el muchacho despertara, pues quería escucharlo gritar mientras lo ultrajaba.

El chico despertó enseguida y continúo tratando de escapar, pero ya sin fuerzas, el buitre lo redujo y lo arrojó al suelo, a punto de consumar el acto.

Joder tío precisamente ahorita, estaba por ir a follar a una tía y después tengo partido de futbol – decía Ricardo entrando por la puerta.

Reynaldo estaba a un lado de la cocina en suelo borracho después de haberse tomado toda la botella de whisky de un solo golpe.

Tío tengo que ir a cambiarme, además estuve comprando un regalo para …

Ricardo no termino de decir esas palabras pues vio las gotas de sangre en la escalera.

Tío espera un momento tengo que colgar – dijo Ricardo entrando a su habitación.

Dejo el celular sobre la cama.

Soldado – llamó Ricardo, pero no obtuvo respuesta.

Mientras tanto en la habitación de Reynaldo, el buitre le tapaba la boca al chico amenazándolo para que no grite.

Nicolás –llamó otra vez saliendo por la puerta y viendo que las gotas de sangre conducían hacia la otra habitación.

¿Nicolás estás bien chaval? – preguntó otra vez acercándose al cuarto donde estaba .

Señor aquí estoy – dijo Nicolás con el poco de fuerzas que le quedaban .

Automáticamente Ricardo derribo la puerta de un solo patadón, viendo la grotesca escena.

Nicolás estaba golpeado en el piso, desnudo y con las manos atadas a las patas de la cama.

Hijo de puta – le gritó Ricardo al buitre mientras común rápido movimiento lo arrojó al suelo.

Que le has hecho infeliz hijo de puta – le gritaba con toda su ira mientras lo golpeaba.

El buitre solo se reía y pedía más golpes, parecía que eso lo excitaba.

Su papito me lo ofreció, dijo que el niño es maricón y me dijo que me lo cogiera – dijo el buitre.

Ricardo vio al chico que aún está a ahí amarrado y arrojó a un lado al delincuente.

Joder soldado como te dejaron – decía Ricardo con un nudo en la garganta mientras lo liberaba.

El chico apenas levanto la cabeza, tenía el labio roto, un pómulo hinchado, el abdomen morado, las costillas también, no lucía desfigurado, pero para su edad la golpiza que traía si era de preocupación.

Lo desató y lo levanto del piso, el chico casi sin fuerzas levantó la mirada y vio como Ricardo lo llevaba fuera de la habitación.

Un líquido caliente recorrió el abdomen de Ricardo, el chico se había orinado.

Lo siento – dijo el chico.

Descuida hijo, el que lo siente soy yo – dijo Ricardo.

Ricardo sintió por primera vez después de su madre, como se le rompía el corazón verlo en ese estado.

¿Puedes andar solo? – preguntó Ricardo.

Si creo que sí – dijo el chico.

Ricardo lo bajo de sus brazos, pero Nicolás no se pudo poner en pie y por poco cae al suelo.

Ven yo te tengo – le dijo Ricardo.

Quiero vomitar – dijo el chico.

Apresuradamente Ricardo lo llevo al baño y lo dejo en el wáter.

Mientras tanto Ricardo en lugar de verlo con lastima, la admiración que sentía por él, iba creciendo.

Menudo tronco está hecho el chaval - pensó- luchó con todas sus fuerzas.

Ricardo se quitó la camiseta y el short que estaban llenos de orina y las tiro a un lado.

Nicolás intento levantarse, pero otra vez perdió el equilibrio.

Ostia chaval, avísame que para eso estoy yo aquí – dijo Ricardo

Solo me quiero bañar – dijo el chico.

Déjame te ayudo – dijo el hombre

Ambos se metieron a la ducha.

Nicolás se sostenía de Ricardo mientras se lavaba con un poco de dificultad, se pasaba el jabón en el cuerpo adolorido, Ricardo por su lado le ayudaba con el champú.

El agua se llevaba la sangre.

Quedaste como nuevo – le dijo Ricardo.

Quiero dormir – solo menciono el chico.

Ricardo lo saco de la ducha, y antes de acostarlo lo seco con la toalla.

En el ejército también se secan con la toalla entre ustedes – dijo irónico Nicolás.

No, solo a los novatos les hacen hacer ese tipo de humillaciones – dijo Ricardo.

No se siente humillado de estar secando el cuerpo de un maricón – dijo el chico.

Maricón o no, tú tienes todo mi respeto, por eso lo hago – dijo Ricardo.

Auu – se quejó Nicolás.

Lo siento, ya terminé – dijo Ricardo.

Gracias – dijo Nicolás dirigiéndose al piso para acostarse.

Hey a dónde vas – preguntó Ricardo.

Pues a dormir – dijo Nicolás con una sonrisa.

Ricardo se sintió como el peor de los hijos de puta, todo el tiempo que estuvo ahí había hecho dormir al crío en el piso.

Usa tu cama – dijo Ricardo.

No señor prefiero …

Ricardo no dejo que el chico dijera nada más, lo cargo y lo depósito en su cama.

Descansa Nicky, te lo mereces – dijo Ricardo.

A Ricardo le nació decirle así.

¿Nicky?, mi mamá me decía así – dijo Nicolás suspirando.

Mi mamá me decía Ricky – dijo Ricardo entrando al baño.

El hombre prendió la ducha, y se quedó debajo del chorro de agua, pensando, no evitó derramar lágrimas, las cuales se las llevaba el agua.

Nicolás se quedó dormido.

Ricardo salió de la ducha, su cuerpo era casi del mismo ancho de la puerta, brazos peludos y espalda ancha, torso velludo que recorría su abdomen, llegando a su pubis, huevos y piernas, era todo un espécimen de masculinidad.

Se puso un cambio de ropa limpia, fue a ver si el buitre aún seguía ahí pero ya no estaba, bajó y su hermano estaba aún borracho tirado en la cocina, quería agarrarlo a golpes, pero se controló, tenía que estar despierto para hacerlo.

Salió un rato de la casa y fue a comprar comida para Nicolás, medicinas, antinflamatorios, pastillas para el dolor y la fiebre, y regresó

Cuando llegó a casa fue a dejar el medicamento arriba encontró al chico destapado, vio su bonita cola, y su cuerpo rellenito, pero no le llamo la atención, pues el hombre no sentía atracción por los chicos a diferencia de Nicolás cuando se excito al ver a su tío desnudo, simplemente lo tapo con mantas.

Bajó y se puso manos a la obra para prepararle una sopa de pollo como cuando su mamá le preparaba después de haberlo golpeado su padre, le puso mucho amor a esa preparación.

Ricky, hijo precioso – le decía su mamá cuando era niño.

Ricardo se sintió nostálgico y le llevo la sopa a Nicolás.

Hey Nicolás levántate – le dijo Ricardo mientras entraba con el plato de sopa.

Nicolás hizo un esfuerzo en incorporarse, pero no pudo así que Ricardo dejo a un lado la bandeja con la sopa y lo ayudo.

El chico solo estaba cubierto por dos mantas, por la postura de le asomaban los rollitos del abdomen y apenas los de los pectorales, tuvo vergüenza así que hizo un intento por taparse de pies a cabeza.

Chaval así no podrás comer – me dijo Ricardo.

Es que estoy sin ropa – respondió el chico.

Joder no tengas vergüenza, venga – y Ricardo lo acomodo listo para comer .

Tío eres genial, gracias, mi padre nunca había hecho eso por mí – le dijo el chico mirándolo a los ojos

De nada chaval, te lo me mereces – le dijo alborotándole los cabellos de la cabeza.

¿Qué sucede? – preguntó Ricardo viendo que el chico dejo de comer.

Ya no quiero – dijo el chico.

No me jodas chaval, ¿está feo acaso?, mira que es la receta de mi madre y yo no cocino desde hace muchos años – dijo Ricardo tomando la cuchara.

Mira, cuando papá me golpeaba, mamá siempre me preparaba está sopa y me hacía avioncito, y me decía, toma Ricky, mi niño hermoso y valiente – dijo el hombre imitando lo de su madre.

Toma Nicky soldado valiente – dijo el hombre haciendo que Nicolás sonriera y abriera la boca.

La escena era perfecta parecía una escena de padre e hijo, sin ningún tipo de morbo, nada sexualizado.

Así, el chico se tomó toda la sopa, posteriormente Ricardo le dio dos antinflamatorios y lo volvió a acostar.

Gracias señor – le dijo Nicolás.

No, gracias ti chaval por enseñarme muchas cosas – le dijo eso dándole un tierno beso en la frente, un beso que demostraba cariño y protección.

Estar en esa situación con el chico había hecho recordar a Ricardo que tenía nobles sentimientos, a pesar de ser muy ególatra, narcisista y egoísta, había olvidado por varios años de su vida que se sentía sentir cariño por alguien, y ser querido también.

Bajo unos instantes se encontró a Reynaldo intentando subir las escaleras, al verlo sintió hervir su sangre, quería matarlo, pero se contuvo para no hacerle nada.

Eres un maldito hijo de puta – le dijo Ricardo.

Recuerda que tu madre también era la mía Ricky – le dijo Reynaldo.

Es tu propio hijo, bestia, cómo pudiste tratarlo de esa manera – le dijo Ricardo empujándolo haciendo que este perdiera el equilibrio y casi caiga al suelo.

Si tanto te preocupa ese maricon, quédatelo – dijo Reynaldo.

Eso hizo enojar más a Ricardo, pues sintió que para Reynaldo su hijo era un objeto sin valor que podía desechar cuando quisiera, así que lo arrojó al piso y golpeó a Reynaldo en el estómago con dos patadas dejándolo sin aire, acto seguido tomó su celular y marco un número.

Hey colega, necesito tu ayuda – dijo Ricardo.

No sé diga más mi comandante – dijo el hombre.

No me digas que vas a irte otra vez –se escuchó la voz de un hombre a través del teléfono.

Joder sigue mamando que no es asunto tuyo – dijo el amigo de Ricardo.

Macho si esto se entera tu mujer de seguro te clava los puñales, pero en el culo – le dijo Ricardo riendo.

Que va tío, tú solo tienes esa mala suerte, en lo que me corro voy para allá – dijo el hombre y colgó.

¿Hey a dónde vas? – dijo Ricardo a Reynaldo quien se estaba levantando.

Ricardo lo arrojó al suelo con otra patada, Reynaldo estaba tan mareado como para contestarle a su hermano y se quedó en el piso.

El hombre se sentó a configurar un celular que le había comprado a Nicolás, esa mañana antes de salir pensó que el chico para su edad ya necesitaba tener un celular y decidió comprarle uno.

Al cabo de 30 minutos tocaron la puerta.

Dos hombres saludaron con el saludo típico militar a Ricardo, uno moreno alto de facciones rudas y un chico de piel blanca más bajo que el otro.

Comandante – dijeron al unísono.

Soldados, descansen – dijo el hombre.

Ambos hombres posteriormente se saludaron con un fraterno abrazo y con el otro solo con un apretón de manos.

Joder ahora andan juntos para todos lados, ¿estáis enamorados o qué?, o tanto te gusta que el chaval te chupe la pija – dijo Ricardo sirviéndoles un trago.

Como cree comandante, si cada uno tiene su mujer – dijo Ayden el moreno.

Claro señor lo nuestro solo es camaradería pura – dijo el otro chico.

Joder los estoy molestando, venga vamos siéntense – les dijo Ricardo.

¿qué te podemos ayudar, señor? – pregunto Ayden

Bueno que este hijo de puta, es mi hermano, intento hacer que violen a su hijo, mi sobrino, que por cierto es un chiquillo cojonudo – dijo Ricardo.

Joder tremendo hijo de puta tu hermano – dijo Ayden.

Lo dicho, quiero que te lo lleves a dónde ya sabes, para que le den su escarmiento, veras si yo lo hago se me puede pasar la mano – dijo Ricardo.

Está bien Comandante cuenta con eso – respondió Ayden.

Después de esa pequeña conversación se lo llevaron.

Eran aproximadamente las seis de la tarde, había pasado bastante rato ya, y Ricardo subió a la habitación, en el camino se quitó la camiseta, pero se percató que Nicolás estaba temblando, tenía calosfríos y se acercó a tomarle la temperatura.

Joder estás hirviendo – dijo

Le busco pastillas para la fiebre que había comprado hace unas horas y se las dio de beber con una botella de agua.

Calma chaval ya pasara, eres fuerte – dijo mientras lo arropaba.

Ricardo lo dejo y se sentó en el piso, pero no sin antes sacarse el short y quedando en bóxer dejando ver su paquete gordo y pesado.

Cómo has aguantado tanto chico, el piso es súper incómodo – dijo en voz baja.

Ricardo no dejaba de observar al chico, seguía temblando y la medicación no hacía efecto, se estaba preocupando, a cada momento le tocaba el rostro y no sentía que le bajaba e instintivamente Ricardo lo movió y se acostó a su lado en posición de cuchara para darle calor.

No había nada morboso en el acto, Ricardo no pensaba en nada más que darle calor, hasta que le pase el frio, el chico al sentir el calor corporal se comenzó a calmar, así se quedaron dormidos.

Mientras dormían Ricardo, inconscientemente abrazo a Nicolás, lo abrazaba con todas sus fuerzas y lo tocaba, frotaba su verga erecta en la cola de su sobrino, pero ninguno de los dos se daba cuenta, el chico había caído en un sueño profundo producto del medicamento.

Aquel macho en ese momento estaba teniendo un sueño erótico, tal vez inconscientemente había confundido el cuerpo de Nicolás con el de una de las chicas de piel suave y tersa que él estaba acostumbrado a follar, ambos cuerpos sudaban, hasta que finalmente Ricardo eyaculo y automáticamente despertó.

Al despertar se dio cuenta de la escena, se enorme verga estaba encajada en la cola del chico, el semen había traspasado la tela y había manchado las nalgas de Nicolás, quien yacía aún dormido.

Ricardo se levantó y se quedó sorprendido, había tenido un sueño erótico con una mujer pero había estado tocando el cuerpo de su sobrino, tremendo cerdo – pensó- pero a su mente vinieron recuerdos, cuando en su época de novato, a los más débiles les hacían chupar las vergas a los de  mayor rango, pero él nunca había  participado de eso, a él le encantaban las mujeres, eran su debilidad, pero en ese momento no pudo evitar tener una fijación por el cuerpo de su sobrino, inmediatamente vio el semen recorrer las nalgas y decidió limpiarlo.

Tomo papel toalla y lo comenzó a limpiar, primero con cuidado para que el chico no se despertase, pero mientras más limpiaba más fijado estaba en su cuerpo, piel blanca, limpia y tersa, sin ningún solo vello corporal, ni facial, el chico era lampiño, se atrevió a más, le abrió las nalguitas solo para ver y no tocar, no tenía ningún pelito y su verga se paró completamente.

Frotaba con sus ásperas manos el cuerpo del chico, y su verga más iba latiendo, hasta que de un momento a otro el chico se dio la vuelta y el hombre volvió en sí.

Rápidamente se paró de la cama y se fue a la ducha, se limpió los webos que se habían manchado también de semen y coloco debajo del chorro, pensando en porque su sobrino le había excitado de esa manera, mientras pensaba, imágenes del cuerpecito desnudo llegaban a su mente y no se explicaba porque lo excitaba, decidió calmarse.

Salió de la ducha con la toalla anudaba a la cintura, y recibió una llamada de su amigo Ayden.

Tío ya lo tenemos aquí – dijo el amigo de Ricardo.

Escúchame, denle la paliza de su vida, y déjalo ahí por dos semanas, encadénalo del cuello y solo le pones algo de comida necesaria, no se olviden de vigilarlo, no pretendo que muera – dijo Ricardo.

Está bien colega – respondió Ayden con los gritos en el fondo de Reynaldo.

Y otra cosa, ubiquen a un tal buitre, investiga por el barrio, llévalo al mismo lugar y le vuelan la cabeza en delante del malnacido de mi hermano y le dejan bien en claro que sí le intenta hacer algo otra vez a su hijo, yo mismo lo mato – dijo Ricardo con rabia .

Como tú digas hermano – dijo Ayden y corto.

Ni bien cortó, se percató que Nicolás tenía una pesadilla, decía cosas que no se entendían y lloraba, lo dejo un momento a ver si se calmaba, pero no lo hacía, así que instintivamente el hombre se acostó al lado de él, como cuando un padre o una madre lo hace para calmar a su hijo.

Calma, campeón ya todo está bien le decía, pero al volver estar en contacto con ese cuerpo una electricidad recorrió por su ser, la piel se le erizó y con sus manos recorría el cuerpo del chico logrando calmarlo, el pene del hombre aprisionado en la toalla palpitaba luchando por salir, pero no sentía deseos de hacerle ninguna maldad, solo sentía que debía protegerlo.

Se quedó unos minutos acariciando al chico hasta que se volvió a quedar tranquilo.

Volvió a la realidad, se cuestionaba lo que hacía, pero aun así le gustaba, se paró de la cama, se volvió a poner ropa y salió a correr para despejarse.

Corrió hasta que se agotó, de regreso a casa decidió comprar algo de comida china para llevar, todo esto le había dado hambre, mientras caminaba con las bolsas de comida, pensaba que si todo lo que estaba pasando fuera producto del estrés, talvez necesitaba follar como antes.

Antes de entrar a casa se encontró con un perrito, posiblemente de un año más o menos, color caramelo de una raza mediana, estaba temblando de frio y asustado, al parecer lo habían abandonado.

Entro con el perrito y subió de prisa a la habitación con todas las bolsas, se sentía tan preocupado por Nicolás que no pensaba en otra cosa, y lo encontró acostado, seguía durmiendo, estaba descubierto y estaba sudando, le hizo bien el médicamente y eso alegro a Ricardo.

Se puso cómodo, se quitó la ropa y quedó en bóxer como siempre le gustaba andar, posteriormente se sentó a comer mientras revisaba mensajes de texto.

Después de comer se sentó en el piso en el mismo lugar que se acostaba el muchacho, lo observaba mientras dormía, y no le quitaba los ojos de encima, recorría su cuerpo con la mirada, como esperado algo, él no sabía que era, pero esperaba algo que hiciera el chico para poder acercarse, lo que sea, y pasadas unas horas lo obtuvo.

Nicolás volvió a tener una pesadilla otra vez, lloraba y luchaba con la manta, Ricardo automáticamente fue hacia él, apartó las mantas y se acostó a su lado.

Ya campeón ya pasó todo – le decía con su voz masculina pero muy bajo.

Frotaba su cuerpo con sus manos y el chico se calmaba.

Se quedaba quieto aspirando el olor del chico, le gustaba, pero no sabía por qué, no era un olor femenino, ni mucho menos una mujer, era solo un adolescente, la idea por ratos le comía la cabeza, pero sentía una necesidad grande de protegerlo, talvez estaba confundido.

Un movimiento brusco hizo que Ricardo despertara y se levantara de la cama.

¿Qué pasa? – preguntó el chico .

Hey chaval calmante – Ricardo un tanto asustado.

Tenías tus manos en mi trasero y su pene está parado – le dijo el chico.

No Nicky, no pienses mal – dijo el hombre.

No me violes – dijo el chico asustado.

No chaval no es lo que parece, nunca te haría daño – le dijo Ricardo intentando calmarlo.

Y era verdad Ricardo desde lo profundo de su ser había prometido cuidarlo y protegerlo.

Nicolás confiaba en Ricardo y bajo la guardia, el hombre le dio una botella con agua, que el chico tomo toda.

Te sientes mejor – le preguntó Ricardo al chico dándole ropa interior.

Gracias – dijo el chico.

Vamos venga, no te la vas a poner – dijo el hombre retirando las mantas.

Al hacer aquello dejo al descubierto totalmente la anatomía del chico y una gran vergüenza, el pene de Nicolás se encontraba erecto, había sentido gusto de verlo a su tío en interiores tan cerca de él, sentir sus manos en su cuerpo, que su pene automáticamente se paró, era pequeño, y todo depilado, piel rosa, todo su cuerpo era así, era de piel clara y bonita, el chico agachó la mirada

Hey chaval no te avergüences, a todos nos pasa – dijo Ricardo acariciándole la cabeza.

Nicolás tomo profundamente aire, se levantó, se puso la ropa interior y lo abrazó, con un profundo cariño y gratitud.

Ya tío que me vas a ahogar – dijo Ricardo intentando separarse sin ganas del abrazo que Nicolás le estaba dando.

Lo siento no suelo ser así – dijo Nicolás.

Descuida, toma, te lo regalo – le dijo dándole el celular que le había comprado.

Eres la ostia tío, nunca había tenido uno – dijo Nicolás con emoción.

Lo sé, por eso te lo compre – dijo Ricardo.

Pero no lo puedo aceptar, papá me lo quitaría – dijo el chico.

A Ricardo le disgusto oír esas palabras, se arrodilló ante el chico agarrándole por lo hombros.

Escúchame bien Nicky, de ahora en adelante, el hijo de puta de tu padre no te va a volver a tocar, antes lo mato, si tú me dejas, yo puedo ser un padre, un amigo y un hermano para ti – dijo Ricardo con todo su corazón.

Sabes que no necesito que me defienda nadie – dijo Nicolás.

Lo he sabido desde el primer día que estoy aquí – le respondió Ricardo .

Pero de todos modos se siente bien escuchar eso – dijo Nicolás mirándolo a los ojos con emoción.

Ricardo le dio un beso en la frente y se abrazaron.

Au – dijo el muchacho que aún estaba adolorido.

Tío sí que estás hecho un moustro – dijo Ricardo en son de broma.

Estoy acostumbrado – dijo el chico.

Nicolás estaba con parte de su rostro inflamado y con hematomas por su cuerpo.

Que hambre tengo, que se te antoja de desayuno – le preguntó Nicolás a Ricardo.

De ninguna manera vas a preparar algo así, mejor quédate en cama – dijo Ricardo.

Te digo estoy acostumbrado – respondió el chico y salió de la habitación en ropa interior y con una camiseta

Ricardo lo siguió, pero solo con ropa interior, aunque estaba acostumbrado hacerlo en pelotas cuando estaba en su departamento.

Nicolás era muy habilidoso en la cocina, Ricardo no dejaba de verlo y a los minutos ya había preparado un bistec con papas fritas y café.

Esta es mi forma de agradecer – dijo Nicolás.

Es demasiado, con unas gracias por todo hubiera sido suficiente – dijo Ricardo.

Si no hubiese sido por ti, yo no la hubiera contado – dijo el chico

Te estuve tratando como una basura también yo – dijo Ricardo.

El trato que tú me das comparado con el de mi padre, era mil veces mejor – dijo Nicolás

Ahora ese trato ya no existe, te voy a tratar como un tío a un sobrino, como de un padre hacía un hijo – dijo Ricardo.

Estas hablando enserio – preguntó el chico.

Yo ahora te voy a cuidar Nicolás – dijo Ricardo.

Gracias – dijo el chico con una lágrima corriendo por su mejilla. Pero no necesito que me cuiden – dijo sonriendo.

Ricardo con su mano le limpio el rostro y comieron.

El perro los observaba al pie de la mesa moviendo la cola, también estaba contento de haber encontrado una familia.

Pasaron los días y así toda la semana, cuando Nicolás se dormía, el hombre esperaba atentamente que tenga una pesadilla para poder acercarse y calmarlo, solo así sentía que tenía permitido acercarse, sentía que debía hacer algo al respecto así que se acostó con todas las mujeres que pudo, pero ninguna lo hacía sentir como Nicolás, el contacto de sus pieles hacía que Ricardo se escarapelase.

Así mismo tenía todo el sexo que se pudiera tener, pero ninguna mujer le satisfacía.

Cada día Nicolás y Ricardo se hacían más unidos, Nicolás lo atendía en las comidas y eso sumaban puntos para el cariño que Ricardo estaba comenzando a sentir, así que decidió hacer algo.

Busco anuncios de mujeres jóvenes por internet, quería específicamente a una, la chica tenía que ser con características similares a Nicolás, encontró una muy parecida y la citó en un hotel.

Pensó que follándose a una chica parecida a Nicolás haría desaparecer la fijación por él.

Él estaba completamente desnudo cuando la chica entro a la habitación.

Hola soy Nicky – le dijo la chica.

Antes de encontrarse Ricardo había Sido muy claro en decirle a la joven que se presente como Nicky .

Ven Nicky acércate, estas hermosa – dijo Ricardo a la chica

La chica se acercaba sensualmente.

Enserio Ricky – le dijo.

Así también dijo que lo llamara.

Sí, mi amor, ven acércate, pero antes sácate la ropa y déjame ver esas preciosas nalgas – dijo Ricardo.

La chica se desvistió frente a él, la había elegido según estatura y forma de Nicolás, aunque está chica tenía curvas, pero algo no lo terminaba de convencer.

Ven mi amor – dijo Ricardo.

La chica fue gateando a la cama.

Ricardo la detuvo en su gran polla peluda y la hizo mamar.

La chica se engulló de un solo bocado la polla de Ricardo con profundidad y maestría, ambos se miraban, pero en su mente Ricardo solo pensaba en Nicolás, él, primero le hubiera dado besitos, y hasta se asombraría de ver algo así, no se sentía completamente cómodo.

Acto seguido la hizo que se detenga, se colocó un condón y le dijo muy cariñosamente que se sentará en su verga.

Ricardo se acostó a lo largo de la cama y la mujer lista para meterse su gran polla en la vagina, pero tampoco quedó conforme.

No hubiera entrado tan fácil en el culito de Nicolás.

La chica se movía con bastante destreza con tal de complacer a ese macho, Ricardo la miraba y la tocaba, pero no sentía la textura de la piel del chico, y el cuerpo, los senos, obviamente el muchacho no tenía, y cuando dirigió su mirada directamente a la penetración, deseo que los genitales de Nicolás estuvieran rebotando ahí, a él no le gustaban los hombres, pero en ese momento anhelo con todas sus fuerzas que la persona que lo estuviera montando fuera en verdadero Nicky.

Espera cariño, lo siento, no sé qué me pasa – dijo Ricardo parándola.

¿Qué paso, no te gusto? – preguntó la chica triste.

Estás divina, pero no me siento bien – respondió el parándose de la cama.

Definitivamente para Ricardo hacer eso debía estar muy mal, nunca le había fallado a una mujer, por eso su fama de buen macho.

Para otra será cariño - le dijo dejándole la otra parte de la paga en la cama.

Ricardo salió del hotel y se dirigió a casa.

Condujo hasta casa fantaseando con Nicolás, imaginando su carita de placer, se sentía muy culpable, pero a la vez le fascinaba a idea.

Al llegar a casa lo primero que hizo fue ir donde Nicolás, estaba dormidito, en ropa interior, el perro despertó y saludo a Ricardo.

Hola amigo, no hagas tanta bulla, lo vas a despertar – dijo Ricardo.

Esta vez no espero nada, solo se quitó la ropa, se quedó en interiores e inmediatamente se acostó junto a Nicolás.

Así pasaron tres días en los que Ricardo ya no pudo aguantarse.

Eran aproximadamente las 7 de la noche, llevaba corriendo largo rato, estuvo pensando en Nicolás, fantaseando despierto, por momentos su gran verga se le erectaba, emanando abundante liquido preseminal, y eso era un tanto vergonzoso, pero como estaba corriendo casi ni se notaba.

Llego a la casa bastante sudado y excitado, esta vez no subió de inmediato a ver a Nicolás como era costumbre, se quedó en la sala pensando, estaba sudando, hasta que treinta minutos después se decidió, era una locura lo que iba a hacer, pero tenía que hacerlo.

Subió y lo primero que hizo fue quitarse la camiseta sudada mientras el perro lo saludaba y lo olía, especialmente en su verga como olfateando lo que la actividad de las hormonas hacía en su cuerpo.

Tío Ricardo – le dijo saludando el chico mientras jugaba en su celular.

Hola chaval – dijo Ricardo bastante nervioso.

Thor compórtate – le dijo Nicolás al perro por estar olfateando al hombre.

Ricardo tenía una batalla mental, se animaba y desanimaba, iba a entrar a la ducha, pero antes de cruzar la puerta del baño tomo aire y se decidió.

Nicky quiero preguntarte algo y quiero que me escuches atentamente – dijo Ricardo jalando la silla del escritorio y sentándose frente a Nicolás.

A Nicolás le llamó la atención la manera cariñosa que lo llamo su tío, solamente en una ocasión lo había llamado así.

Ven acércate más – le dijo su tío.

Nicolás hizo caso y se sentó a la orilla de la cama frente a frente a su tío.

Nicky lo que te voy a preguntar es algo descabellado y si no lo hago no podría vivir en paz, toda la semana me lo he pasado dando vueltas en mi cabeza y no me deja tranquilo – dijo Ricardo.

Nicolás escuchaba muy atento y a Ricardo gotas de sudor recorrían su frente, iban a su rostro y se perdía en su barba.

Estas en una edad donde tú ya puedes decidir cosas – dijo Ricardo .

Sí, eso lo sé – dijo Nicolás extrañado .

Ricardo sudaba más.

Lo que quiero decir es que, a tu edad ya puedes dar consentimiento sobre ti para que se hagan cosas – dijo Ricardo – Joder no sé cómo explicarme – dijo.

Ricky solo dímelo y sabré entenderte – le dijo Nicolás.

Al escuchar que Nicolás lo llamo de esa manera, el pene de Ricardo dio un ligero respingo.

Ricardo se quedó callado, buscando las palabras adecuadas para decir y a la par las palabras correctas para que Nicolás no se ofenda, no sabía cómo iba a reaccionar, y al fin las encontró.

Está bien ahí va, si me dices que no, no pasa nada y nunca más volvemos a tocar el tema – dijo Ricardo.

Ricky solo dijo – le dijo Nicolás posando su mano en su pierna velluda.

El chico no era tonto y desde un principio sabía lo que trataba de decirle su tío, aquello que su tío deseaba él lo deseaba también.

Ricardo tomo aire profundamente.

Quieres hacer el amor conmigo – dijo Ricardo sin más rodeos.

Nicolás se quedó mudo y no respondió, la verdad es que no podía creerlo, el silencio puso al borde de la desesperación a Ricardo.

No, chaval olvídalo, no debí preguntarte eso, lo siento – dijo Ricardo mientras se levantaba.

Sí, quiero – dijo Nicolás.

Ricardo ni bien escucho eso, sonrió de la emoción.

Es enserio – dijo Ricardo.

Si – respondió el chico avergonzado.

Oye entonces, ¿yo seré el primero? – preguntó Ricardo.

El chico se puso sumamente rojo ante la pregunta.

Si – respondió el chico desviando la mirada.

Ricardo estaba muy emocionado al escuchar eso, como el típico macho que le gusta desvirgar culitos.

Prométeme que serás cuidadoso y no me harás daño – dijo Nicolás mirando hacia abajo.

En ese momento a Ricardo se le calmo el ego de macho desvirgador y tomo con suavidad del mentón al chico e hizo levantar la mirada.

Escúchame bien lo que te voy a decir.

Nunca haría algo para hacerte daño– le dijo Ricardo mirándolo directamente a los ojos.

Ambos se miraban, y sus rostros estaban muy cerca, la mirada de Ricardo iba de los ojos a los labios del chico, y la mirada de Nicolás lo mismo.

Ricardo le hizo caso a su instinto y beso los labios del chico, nunca había besado a un hombre, pero al fin y al cabo era un beso, el primer beso del chico también, y fue maravilloso.

Cuando se separaron Ricardo de percato de lo sudado que estaba.

Joder no me he bañado, espérame un momento por favor, tomo una ducha y vuelvo – dijo levantándose para ir a la ducha.

No, así está bien – dijo Nicolás tomándolo de la mano.

Pero no querrás que primera vez sea con un apestoso como yo en estos momentos – dijo Ricardo.

No enserio está bien, me encanta tu olor – dijo Nicolás.

Eso hizo despertar al pene de Ricardo y el hombre volvió a besar al chico haciendo que las vergas de ambos quedaran completamente paradas.

Puedes quitarte el bóxer, yo también hare lo mismo – dijo Ricardo.

Nicolás con algo de pena se puso pie y dejo caer su ropa interior dejando al descubierto su pene de 12 centímetros y se volvió a sentir con mucha vergüenza.

Ricardo hizo lo mismo, se puso de pie y dejo caer su short y su bóxer hasta el piso, ni bien cayo la ropa interior, una hermosa verga de más de 18 centímetros gruesa salió rebotando con unos huevos pesados y gordos que cayeron por la gravedad, todo esto rodeado por una frondosa mata de vello púbico.

Ese pene babeaba liquido preseminal a montones, el olor que emanaba embriago al chico que estaba sentado frente a esa rica verga, tanto le encantaba que su pene palpitaba a mil por hora.

Quieres tocarla – preguntó Ricardo.

Si – respondió el chico.

Nicolás quedo admirando la verga de aquel hombre sin decir palabra alguna, el olor del sudor mezclado con el presemen y combinado también con el olor que emanaba el vello púbico embriagaba al chico, quería probarla hacerle todas las cosas que se imaginaba en la mente y todo aquello que vio en las porno.

Vamos Nicky, tócala, no muerde – dijo Ricardo.

Nicolás se animó, y casi temblorosamente llevo su mano y aprisiono la verga de aquel macho, casi sin poderla cerrar completamente.

La sangre de Ricardo hirvió y su pene comenzó a palpitar y a babear de la emoción.

Nicolás recorría la verga del hombre, masturbándolo muy lentamente, cubriendo y descubriendo el glande con el prepucio, manchándose las manos del riquísimo liquido preseminal que emanaba de esa preciosura de pene, el chico estaba extasiado, le encantaba sentir como su mano no cerraba en aquella verga.

El muchacho quería probar el sabor de aquel líquido, pero no se atrevía, estaba esperando que se lo ordenaran o algo parecido.

Nicky no tengas miedo, dale besitos – dijo Ricardo acariciándole el rostro y guiando su cabeza con suavidad hacia su verga como adivinando lo que el chico quería hacer.

El chico primero olfateo la punta y miro a los ojos al hombre, este le sonrió y asintió con la cabeza e inmediatamente Nicolás paso su lengua haciendo que una electricidad recorriera el cuerpo de Ricardo.

Nicolás comenzó lamiendo el glande y alternaba con besos, recorrió el tronco llenándolo de besos y lamiéndolo, hasta llegar al pubis lleno de pelos, aspiro su olor y su penecito dio un respingo, bajo hasta lo huevos gordos y pesados y se metió a la boca uno por uno con mucho cuidado porque sabía que era una zona sensible, no le molestaba la sensación del vello púbico en su boca, al contrario, le gustaba.

Ese olor lo incitaba a más, le encantaba, su cerebro lo relacionaba a hombre, a macho.

A Ricardo le gustaba que el chico se estuviera soltando, posteriormente el muchacho paso de los huevos a la verga y esta vez metió el glande en su boca, saboreo los restos de presemen y sudor debajo del prepucio y le pareció el sabor más excitante y exquisito del mundo.

El hombre estaba encantado y maravillado, su cuerpo se tensaba.

Así se imaginó Ricardo todo, el chico se la chuparía con torpeza sintiendo los dientes, no le gustaba sentir los dientes en una mamada, pero no decía nada porque el chico estaba haciendo su mejor esfuerzo.

Nicolás solo se quedaba chupando el glande como un chupetín.

Nicky métetela un poquito más, anda, me gusta tu boquita, pero esta vez cuidado con los dientes – le dijo acariciando su cabeza.

A Nicolás le gustó que su tío le dijera eso y en un intento por esmerarse se comió poco menos de la mitad de esa verga, el hombre bufó como un buey.

Ahora mueve tu lengua – le dijo al muchacho.

El chico con el pene en su boquita movió su lengua como pudo, lo cual hizo alucinar de placer al hombre, a pesar de la torpeza del acto.

Nicolás mamaba aquella verga como en las películas porno, intentaba metérsela toda pero no podía.

El hombre veía el esfuerzo que ponía el chico, le saco su verga de la boca y lo levanto de su asiento, lo tomo en sus brazos, lo alzó y se besaron, Ricardo daba unos besos muy apasionados que acompañado con su barba hacían que el chico delire.

Si ya fue suficiente para ti, solo tienes que decírmelo – dijo el hombre.

Quiero continuar – dijo el chico.

Y se volvieron a besar.

Se despegaron y el chico se acostó en la cama, con su cabeza colgando en el aire.

¿Qué haces? – le preguntó Ricardo imaginándose lo que quería el chico.

Esto lo veo en las porno – respondió.

El pene del hombre no dejaba de babear parecía que también se imaginaba lo que iba a pasar, pues eso les hacía a las mujeres que se follaba.

Si te falta el aire me dices – dijo Ricardo.

El chico solo asintió con la cabeza.

Nicolás ahueco la garganta y el pene comenzó a entrar, primero despacio, entró la mitad y algo más, y se quedó ahí, metía y sacaba la verga con cuidado sin ser bruto, el muchacho podía respirar, los huevos quedaban arriba de sus ojos, pero sin chocarse.

El hombre aprovechaba para tocar el cuerpo del chico mientras era penetrado por la boca, las manos del muchacho se posaron en las nalgas del hombre como empujando, eso le dio la señal de que quería que la metiera más al fondo.

¿Estás seguro? – preguntó.

Ujum – solo respondió el chico con la verga en la boca.

El chico respiro profundamente y ahueco lo más que pudo la garganta, el pene entró cuando chocó, el hombre hizo una leve presión y el pene siguió su paso, Nicolás pudo sentir como la verga rompió la barrera de la garganta y entro un poco más.

El muchacho lagrimeaba, pero animaba a seguir al hombre tocando sus piernas y sus huevos peludos que poco a poco iban chocando con su rostro, el pene iba entrando más, a pesar de ser la primera vez del muchacho estaba aguantando la incomodidad que conllevaba el acto. Hasta que finalmente los 20 cm de verga entraron completamente, los huevos del hombre chocaron con el rostro del chico, y por el cuello se podía ver el contorno del mástil.

Nicolás palmeo las piernas del hombre como señal de que se la sacara y así lo hizo, el pene salió con babas, el chico tomo aire y tosió.

Joder Nicky eso me encanto, eres muy valiente – dijo el hombre.

Vamos otra vez – dijo el chico.

¿Seguro? –interrogó el hombre.

Seguro – afirmó con confianza .

A Ricardo le encanto eso, y volvió a penetrar la boca del chico.

Esta vez con un poco más de velocidad, pero no exagerada, el chico aguantaba el pequeño dolor que eso le causaba, pero a la vez le daba placer.

Cuando ya se hubo cansado, el chico le dio la señal al hombre para que parara, porque por el fuera siguiera hasta el final.

El hombre se sentó en la cama alcanzándole una botella de agua a Nicky  quien se sentó a su lado a tomarla.

Nicolás quiso tocarlo, pero pensó que a un hombre como él, no le gustaban esas cosas.

Ambos se miraron y Ricardo pudo sentir una vez más lo que él quería.

Ven, siéntate en mis piernas – dijo Ricardo.

El chico sonrió, se puso de pie y se sentó en las piernas del hombre.

Se besaron, mientras sus manos recorrían sus cuerpos.

Quiero hacerte el amor - le dijo entre besos.

Yo también lo deseo, pero eso me va a doler y tengo miedo – le dijo el chico.

Las primeras veces siempre duelen, pero te prometo que no te hare daño – dijo Ricardo.

Esas palabras le dieron más confianza a Nicky y acepto.

Ve acuéstate en la cama boca abajo – le dijo Ricardo mientras buscaba algo.

El chico ya lo estaba esperando nervioso acostado, mientras el traía un pote de lubricante.

Esto va ayudar a que no te duele mucho – le dijo Ricardo.

Ricardo alucino con el trasero del chico, era bonito, redondito un poquito aguadito y muy blanco.

Ricardo subió a la cama, y recorrió con la lengua la espalda del muchacho, hasta llegar a su trasero.

Primero lo olió para reconocer su olor, no era un olor femenino, olía a limpio, pero no era el olor que él estaba acostumbrado a reconocer.

Cuando dejo de oler pudo apreciar bien el ano, su pene palpitaba a mil por hora, quería hacerlo suyo en ese momento, pero tenía que aguantar.

Tan chiquito y bonito – dijo el hombre con voz gruesa.

Le dio la primera lamida al ano, y el chico gimió ahogadamente.

No te cortes Nicky, puedes gemir todo lo que quieras – le dijo Ricardo.

Le dio otra lamida más, y el chico gimió, pero esta vez más fuerte.

Eso gemidos eran música para los oídos del hombre, le encantaba cuando las mujeres gritaban de placer, y se iba a esmerar el doble para que Nicolás disfrutara.

Lamia y chupaba, intentaba penetrar el pequeño ano del chico con la lengua y tras cada intento el chico gemía.

Así pasaron unos diez minutos, posteriormente coloco su verga entra las nalgas del chico moviéndose adelante y atrás simulando una masturbación con sus nalgas.

El chico se estremeció porque por primera vez pudo sentir el pene de su tío que tanto deseó desde el primer momento.

Si te hago daño por favor dime y paramos – le dijo el hombre.

El chico solo asintió.

Tomó el lubricante y se lo esparció por toda la verga, cogió una buena cantidad con sus dedos y la coloco en la entrada del chico.

Voy a presionar levemente mi verga con tu ano, si te duele mucho me avisas – dijo Ricardo .

Está bien - respondió Nicolás

Ricardo presionaba contra el ano del muchacho, se moría por entrar y sentir como apretaba, estaba seguro que se sentiría diferente a estar dentro de una chica.

Al ser su primera vez, estaba tan cerrado que la verga resbalaba, a Ricardo le encantó eso puesto que estaba seguro que era la primera vez del muchacho.

Ejerció un poquito más de presión y punteó, hizo gemir a Nicolás, punteaba despacito y separaba mientras besaba la espalda de Nicolás, así estuvo, despacito hasta que sintió como el pequeño ano del chico, cedía.

Se separó, abrió las nalgas y vio como el ano estaba ligeramente abierto y rojito. De lo que estaba bien cerradito, ahora se podía abrir una ligera abertura, y lo mejor, estaba haciéndolo tan bien, que Nicolás solo tenía pequeñas molestias.

Beso otra vez las nalgas y se echó otro poco de lubricante.

Volvió a repetir la misma operación, pero esta vez comenzó a moverse en círculos como si de un tornillo entrando a su tuerca se tratase, el adolescente solo gemía de placer y a veces daba un quejido de molestia, pero Ricardo siempre preguntaba y él siempre respondía que le gustaba y que siguiera.

Después de casi diez minutos intentando por fin sintió Ricardo como el ano del chico cedió, es increíble esa sensación cuando un pene entra, aunque sea un poquito, el chico gimió esta vez, pero con un poco de fastidio, con algo de dolor pero bastante soportable y un placer inmenso.

¿Te hice daño? – preguntó Ricardo.

No, se siente raro, pero me gusta mucho – dijo el chico .

Siempre es así, por más que te moleste una verga enterrado en el culo, siempre termina gustándote, es extraño, te puede doler y gustar a la vez.

Genial Nicky, porque la verdad no quiero parar – dijo.

Te prometo que voy a aguantar lo más que pueda – dijo el muchacho.

Me encanta eso soldado – dijo el hombre.

A mí también señor – respondió el chico.

Cada vez que el hombre se movía su verga de a poquitos entraba en la cavidad del chico, acción con la cual el adolescente reaccionaba gimiendo, de molestia, de pequeño dolor, de placer, pero nada fuera de lo común en el sexo entre hombres.

Y al cabo de uno minutos con la ayuda de mucho lubricante y los movimientos del hombre ya tenía todo el glande metido dentro del ano de Nicky.

Lo sientes Nicky, ya tienes metida toda la cabeza – dijo Ricardo.

Hay Ricky, si la siento – decía Nicolás entre gemidos.

Los dos sudaban y Ricardo besaba toda la espalda de Nicolás.

Sacaba todo el glande y lo embarraba de lubricante, le echaba un poco en la entrada de Nicolás y volvía a penetrar logrando que el chico gimiera fuertemente.

A medida que iba entrando el pene, Ricardo se detenía y le preguntaba como se sentía.

En ningún momento Nicolás se quejó o dijo que parara, si sentía bastante molestia como es natural por ser la primera vez, y peor aún con semejante verga, pero no sentía dolor, tal vez uno muy pequeño, pero el placer y la excitación de tener a un hombre como él opacaba todo lo malo por así decirlo.

Entraba centímetro a centímetro, mientras lo besaba hasta que finalmente casi treinta minutos después el pene entro completamente, ni bien ambos sintieron que ya no había más por meter, jadearon, Ricardo dio un bufido de macho y Nicolás gimió profundamente.

Lo sientes Nicky – dijo Ricardo.

Sí señor, si lo siento, créame que me encanta – dijo Nicolás.

Me voy a mover despacio en círculos, para que te vayas acostumbrando más y no sientas incomodidades – dijo Ricardo con la respiración entrecortada.

Ricardo se movía y el chico gemía.

¿Te gusta? – preguntó Ricardo.

Me encanta Ricky – respondió el chico.

Ahora voy a sacar y meter la verga lentamente, si te duele me avisas – dijo él.

El pene de Ricardo entraba y salía muy despacio para evitar hacer el mínimo daño.

Por otro lado, Nicolás se sentía en la gloria, el pene de Ricardo chocaba suavemente con su próstata y le generaba sensaciones que nunca antes había sentido, su pene que estaba aprisionado contra la cama, palpitaba a más no poder, y el gemía con cada suave embestida.

Ricardo lo tenía rodeado con sus brazos, bufaba como un macho, mientras lo penetraba.

Que rico Nicky, tan chiquito, bonito y apretadito, que gusto se siente tu huequito apretando mi verga, nunca antes había sentido algo como esto – dijo el semental con la voz entrecortada.

Ay , ay, ay, ay – solo decía Nicky.

Ricky, yo tampoco antes había sentido esto – dijo Nicolás jadeando.

Voy a aumentar un poco la velocidad – le avisó Ricardo.

Una vez sintió que el ano del chico recibía sin mayor dolor a su huésped, Ricardo comenzó a ir un poco más rápido.

AY, ay, ay, ay – Nicolás se quejaba sonoramente.

Los quejidos de placer de Nicolás, alentaban a Ricardo a seguir dándole.

Pasaron unos minutos, Ricardo se detuvo y con cuidado retiro la verga de ano del chico.

El miembro salió con resto de sangre.

Nicky, te quiero ser sincero, mi pene está manchado ligeramente de sangre, pero como sabrás es normal, por ser tu primera vez, ahora dime quieres continuar – dijo Ricardo.

Nicolás tuvo confianza en las palabras del hombre y decidió continuar, eso le lleno de felicidad a Ricardo.

Voltéate y levanta tus piernas – le dijo.

Nicolás automáticamente hizo caso, Ricardo le colocó una almohada dejado de su cintura para elevarlas.

Se puso más lubricante y penetro, no entro rápido, tuvo que volver a hacerlo lento para que no le doliera.

Ricky se quedó quieto unos minutos mientras besaba a Nicky, el olor que emanaba ese hombre a sudor era exquisito y Nicolás enloquecía.

En esa posición el pene de Ricardo chocaba directamente con su próstata.

Comenzó a penetrar, primero suave y lento después aumento la velocidad.

Nicky solo se quejaba de placer.

Ricky sentía como su verga chocaba con la próstata del chico, se volvió completamente loco de placer, pues nunca había sentido algo como eso.

Ricardo bufaba y Nicky gemía.

Ricardo junto su boca con la de Ricky.

Quería ponerlo de perrito, pero pensó que Nicolás ya tenía suficiente, así que no se lo propuso.

La sensación de sentir como su pene chocaba con la próstata de Nicky era maravillosa tanto que ya comenzaba a asomar las ganas de eyacular.

Nicolás por su lado a pesar del placentero dolor que sentía cuando el pene de Ricardo chocaba con su próstata también sintió la necesidad de eyacular.

Ricardo comenzó a besar apasionadamente a Nicolás mientras bufaba.

AH, Nicky, ah Nicky, ah Nicky – decía Ricardo muy varonilmente.

Ay Ricky, ay Ricky, Ricky mi amor – decía el chico producto de la excitación.

Ricardo levanto su cabeza un momento.

Te quiero Nicky, siempre te voy a proteger – dijo Ricardo y lo beso.

Nunca Ricardo imagino decirle palabras tan cariñosas a un hombre.

Nicky no aguanto más y eyaculó sobre su abdomen acompañado de un fuerte gemido, acto seguido, Ricky con un fuerte bufido eyaculó varios chorros de semen, el sudor recorría su cuerpo de hombre y se perdía en su pubis velludo, aun después de eyacular seguía moviéndose hasta que se detuvo; el semen del chico se escurría por los rollitos de su abdomen y su pene se había vuelto chiquito.

Ha sido maravillo – dijo Ricardo.

Nicolás no decía nada.

¿Qué pasa chaval, no te ha gustado? - preguntó

Sí, solo que, me preguntaba si lo que dijiste era verdad – dijo el chico con los ojos llorosos.

Todo lo que dije, hoy y antes es verdad, te querré y te protegeré siempre – respondió Ricardo.

A Nicolás se le cayeron unas lágrimas pues nunca antes nadie le había dicho que lo quería.

Yo también te quiero Ricky – le dijo dándole un beso.

Ricardo volvió a sentir después de muchos años que alguien lo quería de verdad.

Tras unos minutos besándose, la verga de Ricardo aún estaba dentro y estaba comenzado a cobrar vida otra vez.

Ricky espera un momento – dijo.

Y comenzó a sacar la verga lentamente.

El pene de Ricardo tenia rastro de semen, de sangre y algunos rastros de heces, lo normal en una primera vez.

Quiero ver – dijo Nicky.

Bueno pero no te asustes – dijo Ricardo.

Ricardo de levanto, y dejo a la vista de Nicolás su verga.

Bueno, supongo que es normal eso – dijo Nicolás.

Si cariño, lo más normal del mundo – dijo Ricardo cargándolo.

¿Espera a dónde vamos? – preguntó el chico.

A bañarnos, estamos apestando – contestó Ricardo

Entraron al baño, el chico se sentó en el wáter y expulso lo que tenía adentro, una vez hecho eso, se metió a la ducha junto con Ricardo.

Nicolás, se puso a lavarle el pene con bastante jabón, sacaba bastante espuma de sus vellos púbicos los cuales se sentían muy bien en la palma de su mano, al mismo tiempo que Ricardo con cuidado le lavaba la cola.

Al terminar se secaron los cuerpos mutuamente, mientras conversaban de planes sobre su futuro.


MUY PRONTO ESTARÉ SUBIENDO UNA SEGUNDA PARTE DE ESTA HISTORIA, ESPENNLA.