El tercer maestro. La prueba (2)

Despues de Q... continúa el aprendizaje.

EL TERCER MAESTRO. La prueba (2)

Mientras caminaba buscando a Daniel mi cabeza no descansaba, pensaba en la situación que estaba viviendo y, la verdad, no sabía por que estaba allí. Me gustaba el sexo, sí, pero aunque empezaba la noche, ya echaba de menos la cama de "D", su imaginación y su forma de someterme, también recordé a "Q", el hombre que descubrió mi "lado oscuro"; Antonio y su forma salvaje de hacerme gozar… hice un repaso de cada uno de mis amantes, incluso de mi marido que me había seguido en mi viaje a las profundidades del mundo del sexo y llegué a la conclusión de que no necesitaba estar allí, mi vida sexual estaba completa sin necesidad de esto….

No sabía cuanto tiempo pasé encerrada en mis pensamientos, pero de pronto "desperté", estaba apoyada en un árbol situado en un oscuro rincón, no sabía como había llegado allí… pero si sabía a qué había ido

Mi pecho comenzó a latir con fuerza, de nada valían mis disquisiciones, mi calentura era más fuerte. Noté como mi sexo, en el que aún notaba la descarga de Tomás, comenzaba a temblar, estaba esperando que Daniel me poseyera, pensé en la noche de la discoteca y recordé mi frustración cuando él, asustado, se fue dejándome sola y vacía, ahora sabía que no iba a fallar… sería la continuación de aquella situación y un escalofrio de placer me recorrió. Pequeñas punzadas en mi vientre me advertían de mi ansiedad al tiempo que espesos jugos comenzaban a bajar por mis muslos. El tiempo corría y él no llegaba, restregaba mis muslos buscando un placer que solo Daniel podría darme, mi temperatura subía por momentos y pensé irme y follar con el primero que me lo propusiera, pero ni uno de mis músculos se movió, seguí pegada al árbol esperando ansiosa que llegara y me poseyera… el mero pensamiento de su polla invadiendo mi vagina me provocó un orgasmo. Recordé la tarde que "D" me sedujo y como me hizo esperar en los grandes almacenes, (ver EL TERCER MAESTRO. Acoso y derribo) su hijo estaba haciendo lo mismo y yo volvía reaccionar del mismo modo… esperaba… cerré los ojos implorando mentalmente que viniera.

Repentinamente sentí como me tomaban de los brazos desde atrás, no me resistí, una rugosa cuerda unió mis muñecas y me ató al árbol, un gemido escapó de mi garganta mientras una oleada de flujo corría por mis piernas. Pronto le tuve delante de mí, me miraba fijamente y bajé mis ojos, sentía mis pechos temblar de excitación. Pausadamente se desnudó e instintivamente dirigí mi mirada a su polla, estaba increíblemente erecta, abrí la boca buscando aire mientras un nuevo gemido se escapaba de pecho.

Bruscamente bajó el escote de mi vestido dejando mis tetas al aire… el frío de la noche y mi ardor provocó que mis pechos pezones se hincharan como un globo. A continuación me levantó el vestido hasta la cintura y, de alguna forma, consiguió que se quedara allí enrollado, sentí la rugosidad del tronco en mis nalgas y… me corrí.

AAAAAHHHHH – exhalé mientras una nueva oleada de flujo brotaba de mí.

Daniel se me acercó y puso su boca a centímetros de la mía, notaba su calor y la abrí, se apoderó de ella y la recorrió sin dejar un rincón sin visitar, mi lengua luchaba con la suya en una batalla perdida de antemano, estaba a su merced y él lo sabía, mis jadeos se hacían mas intensos y mi cuerpo buscaba desesperadamente el contacto con el suyo, sentía su polla, dura y caliente, en mi pubis

Tómame ya… - le dije con voz queda, aprovechando un momento que dejo mi boca libre.

Todo a su tiempo – contestó.

Bajó la cabeza a mis pechos y, literalmente, me los comió. Chupó, lamió, mordió… mis pezones crecían y mis pechos se hinchaban al ritmo que su boca y dientes marcaban. Me estaba volviendo loca de placer, pensé que era digno hijo de su padre y en ese momento recordé la polla de este… un nuevo latigazo recorrió mi columna vertebral y me vacié de nuevo, sonreí interiormente pensando que hasta gozando con un hombre le era infiel mentalmente. Continuó su tratamiento llevándome al éxtasis, necesitaba sentir su polla dentro de mí y así se lo rogaba

Follame por favor…no puedo más… te lo suplico

Daniel continuaba masacrando mis ya hipersensibles tetas, sus caricias me derretían, mi coño no paraba de destilar jugos que corrían libremente por mis muslos y piernas, si no hubiera estado atada, seguro que me hubiera derrumbado.

Follame…follame…follame…- repetía sin cesar –

Noté como se separaba de mí y un sollozo salió de mi boca… me iba a follar

Noté el calor de su miembro en la entrada de mi vagina y, al momento, la punta de su glande rozó mi sexo y exploté de nuevo

Putita… -oí que me decía.

Siiii – le dije desfallecida – soy tu putita caliente…follame ya

¿Alguna petición? – preguntó.

Siiii…- le contesté –…follame como un hombre.

Me penetró de golpe, sentí como mi coño se abría al paso de su polla, grité de placer, mientras me sacudía como si la vida se fuera en ello, sentí la rugosidad de la corteza del árbol que me arañaba el culo pero no me importó

Siiii… así…tómame…dómame… demuéstrame que eres mi macho

De mi boca no paraban de salir palabras invitándole a masacrarme y él cumplía, me estaba matando de gusto. Recordé su mirada a mi coño antes de salir de casa y como supe que aquella noche me iba a poseer a su antojo, no me estaba defraudando, al contrario, estaba siendo uno de los polvos de mi vida

Mas…mas…mas… - le pedía y él me lo daba –

Ahora él era mi hombre, le pertenecía y en ese momento podía pedirme lo que quisiera que yo se lo daría. No mentía al decirle que era suya, en ese momento era mi dueño, me había entregado a él con todas las consecuencias

Así… así… así… - gemía mientras sentía su polla invadiendo lo mas profundo de mi ser.

Daniel continuaba poseyéndome, su erecto miembro entraba y salía de mí a su antojo, mis caderas se retorcían sin control mientras mis músculos vaginales intentaban exprimir esa polla que, incansable, perforaba mi cuerpo

Me perteneces – afirmó –

Recordé la breve conversación con "D" antes de salir de su casa

Putita

Tu putita – le respondí.

Lo veremos al final de la noche –contestó él.

y allí estaba… ahora era la puta de su hijo… antes lo había sido de Tomás y… quien sabía de cuantos mas lo sería a lo largo de la noche

Siiii... soy tuya…sigue follándome… no pares

Daniel aceleró sus envites, su polla me llegaba al útero y me hacía desear sentir la tibieza de su semen, quería incrustarme en él y con un gran esfuerzo intenté rodearle con mis piernas. El entendió mi maniobra y tomándome de las nalgas me levantó, apreté mis piernas contra sus riñones y me sentí clavada… grité de placer

Inúndame…lléname de ti… - gritaba enloquecida –

La sensación era intensísima, deseaba sentir su semen dentro de mí, por un momento pensé que me gustaría quedarme embarazada en ese polvo, sabía que era casi imposible porque hacía tiempo que tomaba medidas, pero lo deseé con toda mi alma

Cuando sentí su caliente liquido invadir mi cuerpo, un aullido salió de mi garganta, todo hervía dentro de mí y mi cabeza se venció sobre su pecho, mantenía mis piernas alrededor de su cintura. No se como liberó mis manos, me abracé a él que, tiernamente, me tendió en el suelo y se colocó a mi lado. Mi vientre temblaba violentamente, mientras sentía como la entrada de mi cueva se abría y cerraba sin control, nuestros jugos resbalaban lentamente por mis muslos.

¿Te ha follado un hombre? –preguntó –

Me volví hacia él y le besé ardientemente mientras musitaba

Todo un hombre –

Ignoro cuanto tiempo permanecí allí, perdí la consciencia, de pronto, sentí como unas manos me movían y abrí los ojos, Daniel había desaparecido y dos hombres me estaban quitando el vestido, no me resistí, sabía donde estaba y a lo que había ido. Mis nuevos "amigos" eran mayorcitos, más o menos de la edad de "D" pero, como él, bien conservados. Estaban desnudos y sus miembros, semierectos, me parecieron bastante grandes. En ese momento mi cuerpo comenzó a despertar, recordé la enorme polla de Tomás y me prometí que la tendría, al menos, una vez mas dentro de mí esa noche. Estaba de pié entre los dos hombres que me acariciaban por todo el cuerpo, lo hacían cuidadosamente y un leve cosquilleo comenzó a recorrer mi vientre. Comencé a pajearlos lentamente y vi, con orgullo, como sus pollas comenzaban a crecer entre mis manos, las caricias en mis tetas me hicieron recordar la comida de ellas que me había hecho Daniel; me estremecí… el niñato, como yo le llamaba en la playa, me había hecho alcanzar el cielo. Mis pensamientos y las manos de mis dos nuevos amantes me estaban calentando de nuevo. Un mordisco en uno de mis pezones me hizo gemir y levantar instintivamente los pechos buscando más. Uno de ellos se agachó y comenzó a lamerme las ingles, mi coño se abrió lentamente buscando esa lengua y yo eché mi cabeza hacia atrás apoyándola en el pecho del que se mantenía a mi espalda. La polla de este recorría la hendidura que separa mis nalgas y sus manos sobaban mis tetas, solo se oían leves gemidos. Pronto tuve la lengua del que estaba a mis pies dentro de mi raja, abierta y a su disposición, mi cuerpo comenzó a temblar mientras mi sexo se humedecía lentamente y su lengua se volvía más exigente. Se tendió y me arrastró con él y quedé tendida encima, entendí lo que quería y, sumisamente, tomé su polla con mi boca y empecé a ensalivarla. En ese momento, el que estaba detrás se apoderó de mis nalgas y, abriéndolas, comenzó a lamerme el ano, intenté relajarme lo más posible y pronto mi esfínter dejaba pasar la punta de su lengua. Mientras tanto mi boca no dejaba de jugar con la polla que la llenaba, los gemidos de su dueño se hacían cada vez más intensos y los avances del otro me arrancaban algunos a mí, noté como me abría aún más y sentí la punta de su pene intentaba penetrar en mi culo, bajé una de mis manos y comencé a acariciarme mi ardiente cueva… nuevamente era una perra preparada para ser follada. Poco a poco la polla se abría paso a través de mi estrecho canal, que se iba rindiendo a la potencia de su invasor; saqué la otra polla de mi boca y emití un profundo suspiro, pero su propietario me la volvió a introducir, continué mamándosela mientras sentía como mi otro asaltante estaba consiguiendo llenar mi culo, pronto noté como había llegado al final, su vello púbico rozaba mis nalgas… la tenía toda dentro. Comenzó a moverse lentamente y un intenso calor comenzó a subir hacia mi pecho, sin prisa sacaba la casi totalidad de su miembro y volvía a meterlo lentamente, mi calor crecía y él aumentaba su ritmo, quería gritar pero la polla que tenía en mi boca lo impedía. Le tomé de los testículos y acentué mis caricias, pronto le tuve en el punto de no retorno y, entonces, le introduje un dedo en el ano… reventó mientras gritaba, le ordeñe con mis manos y boca hasta que noté que su corrida había concluido. Ya libre del primero pude dedicarme al que me horadaba el culo, moví las caderas acompañando sus embestidas y hundí mi cabeza en el suelo mientras levantaba el trasero lo más que podía, sentía su polla entrar y salir con violencia, jadeaba y sentía el aliento de mi amante en mi cuello, me estaba dando una buena cabalgada y mi cuerpo lo agradecía. Súbitamente me penetró una, dos, tres veces… y sentí su semen dentro de mí…mis dedos aceleraron sus caricias en mi coño, y, en segundos, mi orgasmo se confundió con los últimos estertores de mi nuevo amante, caí encima del otro que permanecía tendido y con las piernas abiertas, noté como la polla del otro salía de mi interior. Permanecí boca abajo mientras los dos hombres se levantaban y se marchaban…no habíamos intercambiado ni una palabra.

Dejé pasar unos minutos y me levanté cogí el vestido del suelo y me dirigí hacia la parte del jardín donde estaban las mesas, no me molesté en vestirme. Algunas parejas follaban en el jardín e, incluso, una de ellas me propuso unirme a ellos, dudé unos instantes, pero continué mi camino. Al llegar, observé que nadie estaba vestido y busqué con la vista a mis "hombres". "D" enculaba a una guapa morena junto a la piscina, Daniel tenía ensartada a Sara que gritaba desaforadamente, Cristina estaba emparedada entre uno de los jovencitos y un canoso maduro, el tamaño de sus pezones y sus gemidos entrecortados no dejaban dudas sobre como estaba disfrutando, Silvia follaba dentro de la piscina… solo cinco personas estaban sentadas alrededor de las viandas y las bebidas, tres mujeres y dos hombres, uno de ellos era Tomás, me dirigí hacia ellos arrastrando el vestido. Todos me miraron, pensé en que mi aspecto sería lamentable, pero al acercarme vi que tampoco el de ellos era el mejor, una de las mujeres tenía el pecho cubierto de semen y mirando a sus entrepiernas advertí sus coños estaban en el mismo estado; con respecto a los hombres también acusaban las huellas de sus "combates".

Me paré delante de Tomás y dejé caer el vestido, me miró y se levantó, le sostuve la mirada, se acercó a mí y levantándome como a una pluma me cargó en su hombro y comenzó a andar en dirección a la casa, mi cabeza colgaba en su espalda y él me sostenía por el culo, pasamos junto a Sara y Daniel, ella continuaba gritando ante las acometidas de su momentánea pareja que frenó su ímpetu a nuestro paso, nos miramos y vi decepción en sus ojos, recordé como me había hecho gozar y le sonreí tristemente enviándole un beso mientras me alejaba en brazos del próximo hombre que me iba a follar. Oí un grito desgarrado de Sara, Daniel le estaba haciendo pagar su frustración con una follada salvaje.

Tomás entró en una habitación y me arrojó sobre una enorme cama, caí boca arriba y mantuve las piernas abiertas, él se sentó a mi lado y me levantó tirando de los pechos, grité y le pedí que no me hiciera daño, continuó acariciándome fuertemente mientras me miraba en silencio

Me estás haciendo daño – le dije gimiendo.

El solo me miraba y continuaba con sus agresivas caricias

Por favor… - le rogué – sé más suave.

Se agachó y me mordió un pezón mientras me retorcía el otro

¿Estás segura? – preguntó.

No supe que contestarle pero mi vientre le respondió, una pequeña catarata de flujos mojó la cama. El bajó sus manos y las empapó con mi caliente líquido, luego volvió a subirlas y sobó fuertemente mis tetas mojándola con mi propio jugo, una punzada en mi vientre me avisó de que me esperaba una fuerte sesión de sexo. Cerré los ojos esperando acontecimientos, repentinamente me dio la vuelta en la cama y me dejó tendida hacia abajo, su mano comenzó a acariciarme suavemente desde el cuello, bajó por la espalda, llegó a mis nalgas y recorrió la hendidura que las dividía, me relajé y en ese momento me azotó el culo, di un grito e intenté darme la vuelta pero una de sus manos lo impidió, volvió a repetir la maniobra y de nuevo golpeó, mi cuerpo se revelo pero su mano me mantuvo inmóvil contra el colchón, comenzó a manipularme el coño y el culo, noté que su mano ya no me impedía moverme pero yo permanecí inmóvil mientras mi cuerpo temblaba respondiendo a sus caricias.

¿Quieres que pare? – me preguntó.

Deseaba que me sometiera… que me hiciera sentir que estaba en sus manos…Oí mis palabras como en un sueño

Noooo – arrastré las palabras –

No quiero ninguna prenda sobre ti –ordenó.

Tardé diez segundos en quitarme el liguero y las medias, entonces me percaté de la gran mancha de flujos que había dejado en la cama, definitivamente me excitaba ser dominada. Pensé en los dos tipos que me habían "asaltado" en el árbol, en el poco tiempo que llevaba en esa cama, había disfrutado más que en toda la secuencia con ellos…Me puso una almohada bajo el culo para levantar mi pelvis, mi coño quedó completamente ofrecido, puso su cara entre mis piernas y con dos dedos comenzó a abrir mi vagina, agarrada a las sabanas me retorcía del placer que me proporcionaban sus manipulaciones…volví a oír su voz.

¿Estás disfrutando? -

Siiii… y tu lo sabes…-

¿Quieres delicadeza? – preguntó

No, no, no – respondí – quiero sentirme usada por ti.

Sus dedos continuaban barrenando mi coño, lo notaba muy abierto y mojadísimo, noté como acercaba su boca y me soplaba, su caliente aliento me hizo temblar, estaba empapada. Sus dedos penetraron en mí de forma inesperada, grité y arqueé el tronco, un chorro de flujo salió a presión de mis entrañas. Sin darme tregua se puso de entre mis piernas y las levantó apoyándolas en sus hombros, que dé colgada de él y solo apoyada en la parte superior de mi espalda, miré hacia arriba y vi como su polla se acercaba a mi sexo

Ahora… por favor – le pedí –

Me penetro de un solo golpe, sentí como me abría y grité con fuerza, pensé que todo el mundo me habría oído…fue lo ultimo que pensé conscientemente. Tomás se transfiguró, entraba y salía de mí con una violencia mientras yo abría la boca buscando aire, su miembro me llenaba por completo y alcanzaba zonas a las que yo creía que no había llegado nadie. Me estaba dando una soberana paliza, su ritmo era constante y sus embestidas fuertes, noté como el sudor corría por mi cuerpo mientras ingentes cantidades de fluidos manaban de mi vientre, solo podía jadear y abandonarme al hombre que me estaba poseyendo. Por primera vez alguien estaba dentro de mí sin darme oportunidad de "luchar" con él; incluso en los momentos de más entrega, había tratado de presentar "batalla", ahora no, era un pelele que Tomás movía a su antojo, me limitaba a recibir placer de mi amante que hurgaba en lo más profundo de mí arrancándome orgasmos continuos.

La constante fricción de su polla con mis paredes vaginales había convertido mi sexo en un horno, me parecía oír su voz pero yo no entendía nada, solo quería que aquella sensación no acabara nunca. Mis jadeos se habían convertido en una especie de lamento continuo… me estaba rompiendo, notaba mi saliva que salía de la boca y corría por mi cara, de pronto sus embestidas se hicieron más lentas y profundas…supe que el final se avecinaba y mi cuerpo se preparó para recibir la descarga de mi amante, mi vientre se abrió por enésima vez y una nueva oleada de flujos bañó mi cuerpo. Notaba los latidos de su polla y una sensación de ahogo me invadió cuando en uno de sus ataques su miembro no retrocedió, lo notaba muy dentro de mí y, entonces, se produjo la inundación, su semen invadió mi útero haciendo convulsionar mi cuerpo, movía la cabeza de un lado a otro, mis manos se aferraban a la sábana e incontrolables gritos salían de mi garganta, perdí la noción del espacio y del tiempo

Cuando me recuperé, noté que Tomás seguía dentro de mí, su polla seguía enterrada en mi sexo y su vello púbico se apretaba contra mi afeitado pubis.

¡Dios mío! – le dije - ¿Qué me has hecho?

Simplemente darte lo que querías ¿verdad? –

Creo que me has dado más… mucho más… -

Su polla se iba haciendo más pequeña y mi coño aún sufría pequeños espasmos de placer, me parecía sentir su semen corriendo libremente en mi interior. Tomás me tomó la cara entre sus manos y me besó los labios, mi boca se abrió y su lengua arrancó nuevos gemidos de mí, fue un beso largo e intenso, incluso noté como su polla se movía en mi interior.

Ya me lo había dicho "D", eres fuego – musitó –

Gracias, pero sois vosotros quienes me hacéis arder – contesté –

¿Estás disfrutando?

Sabes que sí –respondí – tú y Daniel me habéis vuelto loca.

¿Daniel?- parecía extrañado – creí que no era muy de tu agrado.

Desde esta noche sí, la primera vez que me folló lo disfruté, pero "D" estaba allí y fue él quién me preparó. Hoy no, sin intervención de nadie me ha llevado al paraíso.

¿Y yo hasta donde te he llevado? – preguntó –

Sonreí mientras me acordaba de mi primera tarde con "D" (Ver EL TERCER MAESTRO. Acoso y derribo)

Vamos, te llevo donde quieras -

Quiero que me lleve otra vez al infierno - contesté mientras abría lentamente las piernas – poséame de nuevo.

Se tiró encima de mí, sentí el placer de poder usar piernas y manos, le abracé y me atravesó con su polla, rodeé sus caderas con mis piernas, comenzó el delirio.

Tu eres de la misma cuerda que "D", me has llevado y me volverás a llevar al infierno – le contesté –

Su polla se estaba recuperando y volvía sentir como me iba llenando

¿Aguantas otro asalto? – preguntó con voz ronca

¿Y tú? – le respondí con picardía

Sentí un nuevo salto de su polla, me la sacó y me dio la vuelta, me puse de rodillas y abrí las piernas, ofreciéndole mi trasero, nuevamente me penetró de golpe y comenzó su segunda cabalgada en un corto espacio de tiempo, su polla me llegaba a la matriz, gemí y le pedí

Hazme gozar

Lo hizo… y bien, me sacudió con la misma fuerza o más que antes, pero ahora la postura le permitía azotarme las nalgas y jugar con mi orificio trasero, no se si estaba en el cielo o en el infierno, pero si sabía que estaba fuera de mí. Tomás me arrancó sensaciones si no nuevas, si diferentes, sus dedos taladraban mi ano llevándome al éxtasis, mientras mis nalgas esperaban ansiosas los golpes que intermitentemente me propinaba. Mis jugos resbalaban de mi coño y caían a la cama, estaba destrozada pero, aún así, quería más. Los dedos continuaban su labor y mi esfínter, dominado por aquellos, estaba totalmente relajado. Me sacó la polla del coño y la acercó al ano, quería mi culo y se lo iba a dar… se lo había ganado. Intenté ayudarle lo más posible y separé mis piernas hasta donde pude, pronto noté su glande luchando por entrar, me dolía… poco a poco fue entrando… mi recto ardía. Una de sus manos comenzó a acariciar mi empapada raja y el clítoris, me relaje aún más

Ya falta poco – me dijo –

Métela de una vez- le pedí sollozando –

Empujó con fuerza y me sentí empalada, mi tronco se levantó. Cuando noté que el dolor menguaba hundí de nuevo la cabeza en la cama, Tomas empezó a moverse, cada vez entraba y salía con más facilidad

Ahora… dame fuerte – rogué -

Me obedeció, otra vez imprimió ese ritmo infernal que había empleados las dos veces que me había poseído, el dolor y el placer se confundían pero prevalecía el segundo, estaba disfrutando con esa enorme polla en el culo, jadeaba y gritaba como una perra mientras me taladraba el recto, palabras deslavazadas salían de mi boca

Siiii…más fuerte…no pares

Tomás no necesitaba que lo animara, su polla entraba y salía de mí sin descanso. Sentía como mi vientre se hinchaba preparándose para explotar, estaba exhausta, solo repetía una palabra

Siiii…siii…siii…siii… - mientras él continuaba martilleándome sin pausa.

Oí como se aceleraba la respiración de mi amante y supe que el momento había llegado, apoyé fuertemente los brazos y aguanté sus últimos embates, un fuerte gruñido de él me avisó de su eyaculación, sentí como inyectaba su caliente liquido y, con un desesperado grito, me corrí una vez más, vi como chorros de flujo manaban de mi castigado coño e inundaban la cama. A continuación me derrumbé arrastrando a Tomás que permanecía unido a mí por su polla, me oprimía con su peso e intenté moverme, él se dio cuenta y cuidadosamente sacó su miembro de mi culo…Estaba desfallecida, antes de cerrar los ojos vi a través de una ventana que comenzaba a amanecer

(CONTINUARÁ).

P.D. Para Taurus 63, la cronología es fácil, primero la serie de "Q" y, prácticamente, a continuación "Involucrando a mi marido" y "En manos de la experiencia". "El tercer maestro" ocurre tres años más tarde.