El tercer maestro. Acoso y derribo.

Despues de Q... continúa el aprendizaje.

EL TERCER MAESTRO. Acoso y derribo.

Era el verano del año en el que cumplía 29 años, mi vida sexual continuaba prácticamente igual, "Q", "A" y alguno más me seguían dando momentos inolvidables. La verdad es que los dos primeros eran mis mentores, mis maestros en el sexo, los que me habían mostrado una nueva dimensión que me convirtió en adicta desde que la conocí, ellos, después de casi cuatro años seguían llevándome al éxtasis. El resto de mis "acompañantes de cama" - no digo amantes porque este título solo lo tenían aquellos dos - eran "episódicos", es decir, personas que en un momento determinado habían conseguido conquistarme y llevarme a la cama y digo bien "llevarme" porque yo no me iba con alguien hasta que no me había conducido a un proceso inicial de rendición, necesitaba saber que esa persona me iba "reventar" lo que venía después, era unas veces decepcionante y otras gratificantes, por fortuna, mas de las segundas que de las primeras pero, aún así, ninguno había conseguido someterme como aquellos.

Nosotros siempre veraneamos en la misma playa donde, además veranea parte de mi familia, mi marido, no muy amante de la playa, va y viene desde nuestra residencia habitual. Aquel año, coincidimos con una pareja de conocidos que, por primera vez, iban a esa playa, ella era un par de años más pequeña que yo y bastante mona, como vivían muy cerca de nosotros siempre se colocaban a nuestro lado en la playa por lo que iniciamos una buena relación. El primer fin de semana que pasaban allí vinieron a visitarlos su padre, que estaba separado, y su hermano, el primero tendría alrededor de cincuenta o cincuenta y dos años y el segundo tenía veintidós, por la noche salíamos de copas todos menos mi marido que aún no tenía vacaciones y venía los viernes por la noche, desde el primer día, me di cuenta que tanto el padre como el hermano no paraban de mirarme y, la verdad, me gustaba sentir esas miradas de deseo. El primero de ellos, físicamente estaba muy potable se notaba que se cuidaba, mientras que el hermano era un guaperas esculpido en el gimnasio, en lo que ambos coincidían era en ser unos mirones. Los días que estaba mi marido, que eran dos a la semana se comportaban más discretamente, pero el resto de los días me sentía como mis tetas, culo y coño era repasados por los dos infinidad de veces, un día sentí una mirada que me taladraba la entrepierna, era el padre, bajé mi mirada y me di cuenta de por qué miraba allí, la braga de mi bikini se había metido entre mis labios mayores y marcaba perfectamente mi coño, enrojecí como una colegiala y me levanté para ponérmela bien, después me dirigí al agua, cuando volvía, observé como de nuevo su mirada se fijaba en mi entrepierna, miré y vi como de nuevo, mi hendidura se marcaba perfectamente, esta vez no hice nada para arreglarlo, caminé hacia la sombrilla sin importarme que me viera. Los días que iban a estar se convirtieron en un mes, durante este tiempo, tanto el uno como el otro lo intentaban todo, el joven, cuando me bañaba siempre estaba cerca de mí y me tocaba todo lo que podía, yo intentaba separarme, pero en mi fuero interno me gustaba que un jovencito, aunque solo era ocho años menor que yo, se sintiera atraído por mí. El padre por su parte no intentaba acercamientos, pero estaba pendiente de mí, cuando le veía fijar su mirada en alguna parte de mi cuerpo, sabía que por algo era, así le descubrí mirando la parte superior de mi vello púbico cuando tomando el sol boca arriba, se ahueco la parte superior de la braga del bikini, una noche tomando una copa en un Púb, la luz transparentó mi vestido, me estaba viendo mis tetas sin sujetador y las minibragas que llevaba. Otro día en mi casa, juro que por descuido, separé las rodillas, inmediatamente observé que sus ojos estaban fijos en mi entrepierna, las cerré bruscamente y le quise fulminar con la mirada. Mi temperamento hacía que a veces me excitara con las acciones de los dos, pero así como al padre no le hacía mucho caso, con el hijo me relajaba a veces y le dejaba llegar más lejos de lo que dictaba la decencia.

Un fin de semana fuimos a una discoteca de un hotel una de mis primas, soltera y de mi edad, la pareja de amigos, mi marido, yo y, como "carabinas", el padre y el hermano. Era una noche calurosa y después de bailar y tomar unas copas, salí a tomar el aire a unos jardines anexos, estaba sofocada y un poco bebida, me senté en un banco junto a una fuente y, mentalmente, comparé la diferencia de comportamiento entre mis dos "admiradores" y "Q", sonreí, eran incomparables. Si "Q" me hubiera conocido en esas circunstancias, me habría llevado a la cama con toda seguridad, estos eran unos chapuceros, yo estaba caliente, uno o dos polvos conyugales a la semana no era a lo que estaba acostumbrado mi cuerpo y me pedía más. En esto, vi que se me acercaba el joven,

Hola – dijo - ¿me puedo sentar contigo?

Le señalé el asiento y se puso a mi izquierda. Comenzó a hablar de la noche, de la luna, yo no le miraba ni le escuchaba. De pronto me cogió un pecho, le solté una bofetada y le pedí que se fuera, tenía que "resistirme" un poco, él no me hizo caso, me tomó fuertemente en sus brazos y me arrastró detrás de unos árboles, inicié un grito pero me tapó la boca y me apoyó de espaldas a uno de aquellos, la situación comenzaba a gustarme, una "violación" al aire libre era una buena forma de quitarme la calentura. Me tenía sujeta empujándome el pecho mientras la otra mano permanecía tapándome la boca y mis pequeñísimas bragas empezaban a mojarse, me dijo:

¿Crees que puedes ir calentando a la gente y después dejarlas tiradas?

Yo le miraba con ojos desorbitados y negué con la cabeza lo imaginaba clavándome contra el tronco del árbol y se me licuaba el coño, él habló de nuevo

Te voy a soltar, si intentas gritar no te dará tiempo y te amordazaré, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza y me soltó, nos quedamos mirando, yo jadeaba mientras mi pecho se agitaba convulsivamente,

¿Qué vas a hacer, violarme?- le pregunté.

No creo que haga falta – contestó – estás calentándonos a mi padre y a mí desde que llegamos, y no te creas que no me doy cuenta de que te gusta que te magree.

Eso son fantasías tuyas, es lo que queréis tu padre y tú, pero ¡si solo sois un viejo y un niño! – le espeté, quería provocarle para que me follara con rabia

Se puso rojo de ira me levantó la falda y me cogió el coño con fuerza, se me escapó un pequeño grito, levantó la braguita y metió un dedo en la vagina.

¡Estás mojada puta! – dijo.

Ya te gustaría a ti hacer que me mojara, eso es puto sudor – le contesté sin dejar de mirarle - ¿Y después que harás, matarme?

Vi que se ponía pálido, comenzó a retirar su mano lentamente, pensé que se había asustado, quise retenerle y me saqué los pechos por el escote y se los ofrecí diciéndole,

Vamos, aquí los tienes, para ti, demuéstrame lo hombre que eres –

Retiró su mano sin mirarme y, mecánicamente, me alisó la falda, comenzó a balbucear

Perdona… tengo unas copas de más… por favor no digas nada... te prometo que no volverá a ocurrir

Me quedé helada, buscaba un hombre que me follará con furia y allí tenía un niño lloroso que creía que lo iba a denunciar, no supe como reaccionar, tras unos segundos le contesté

No te preocupes nadie se enterará.

Me cubrí los pechos y lo observé mientras se marchaba, me dio pena… y un poco de rabia, quería haber sido suya, cuando me apoyó en el árbol me tuvo en sus manos, deseé que me forzara.

Volví al interior de la discoteca de mal humor por mi frustrada aventura, mi amiga bailaba con su marido y mi prima, busqué al hermano y no lo vi, mientras, en la barra, mi marido hablaba con el "viejo". Me acerqué a la barra, para ponerme junto a mi marido tuve que pasar por delante de aquél, se restregó contra mí, sentí su polla a través de mi liviano vestido, no pude dejar de pensar en que la tenía grande y muy dura, mi sexo se estremeció, pero cuando me ubiqué y me volví, viendo que me miraba, le dije con los labios - Cerdo – Me entendió perfectamente pero no se inmutó, siguió la velada sin mas incidentes, hasta que apareció el hermano, todavía venía con miedo pensando que yo hubiera dicho algo, cuando vio que nadie mencionaba el tema, se tranquilizó aunque estuvo muy serio. Hubo un momento en que estuve a solas con el padre y le dije con furia contenida

¡No vuelvas a tocarme más! ¡No querría nada contigo aunque fueses el único hombre en el mundo!

No me contestó, solo me miró dio media vuelta y se fue, nos fuimos de la discoteca y regresamos a casa.

El día siguiente, al bajar a la playa me enteré que el hermano de mi amiga se había ido porque tenía cosa que hacer, el padre continuó allí dos o tres días más y su actitud fue la misma, estaba pendiente de mí por si tenía algún descuido, yo procuraba evitarlo y no sabia por que le había hablado de ese modo en la discoteca, por fin se marchó y se despidió de mi con un beso, yo solo puse la mejilla, los tres o cuatro días siguientes a su marcha estuve relajada, pero a menudo me acordaba del "viejo verde" y del jovencito, a fin de cuentas, a las mujeres nos gusta sentirnos admiradas. A primeros de mes llegó mi marido para pasar quince días, traía las cartas recibidas en la última semana y una de ellas era una cita para una revisión ginecológica rutinaria para el día cuatro de ese mes, o sea, en tres días, me cabreó un poco y mi marido me dijo que nos íbamos los tres, total, era solo un día. Le contesté que no que iría sola en el autobús en el primer autobús de la mañana y volvería en el primero que saliera después de la consulta, que él se fuera a la playa con la niña, pensé que era una pena que "Q" estuviera en el norte de vacaciones podríamos haber tenido una buena sesión, de todas formas llamaría a "A", necesitaba "marcha".

Llegó el día de la consulta, me levante tempranito, me puse una falda cortita, una blusa y unas pequeñas braguitas con sujetador a juego, me miré al espejo y me vi mona, salí y tomé el autobús. Media hora antes de la consulta estaba en el médico había poca gente y fui atendida con puntualidad, a las doce estaba fuera, el siguiente autobús era a las dos de la tarde y decidí darme una vuelta por unos grandes almacenes, estaba curioseando cuando hoy que me llamaban, me volví, era el "viejo" puse cara de disgusto, se me acercó y me pidió,

¿Firmamos un armisticio? – dijo sonriente.

Bueno- contesté de mala gana.

No seas rencorosa comprende que eres muy guapa y, con perdón, tienes muy buen cuerpo, que un pobre viejo como yo se propase un poco debería tolerarse, anda se buena y perdóname – me rogó.

Vale – le contesté con media sonrisa – te perdono pero no te aproveches de tu "vejez".

Me dio un beso y me dijo:

Tenemos que celebrarlo, te invito a comer –

Me voy a las dos a la playa y ya casi es la hora, otro día - respondí.

Venga, hay varios autobuses por la tarde y si quieres yo te llevo insistió.

La verdad es que tenía apetito y parecía que su actitud había cambiado radicalmente, dudé unos segundos y decidí

De acuerdo, pero me tienes que prometer que serás bueno –

Seguro que lo seré, tu misma me lo dirás- contestó y añadió – espérame por aquí, tengo que comprar una cosa y en cinco minutos estoy aquí.

Continué curioseando y pasaron cinco y diez minutos, empecé a impacientarme mirando el reloj repetidas veces, a los quince me planteé marcharme, pero no lo hice, por fin casi a la media hora apareció.

No se por qué no me he ido, ¿esta es tu forma de portarte bien? - le espeté – me parece una falta de consideración.

Perdóname –se excusó- he tardado más porque te he comprado un detallito, creo que te lo debía. Empieza a calificarme a partir de ahora.

-No me debías nada, pero… de acuerdo, empieza el examen –contesté –tengo hambre ¿vamos?

Me colgué de su brazo y el me guió a un restaurante muy cercano al gran almacén, comimos excelentemente y bebimos un muy buen vino, la sobremesa fue muy amena, la verdad es que era un hombre muy divertido, hablamos de lo divino y de lo humano, incluyendo parte de las cosa que ocurrieron en la playa, cuando le conté que había notado todas sus miradas me contestó que lo sabía, le pregunté coquetamente que "vista le había gustado más" y me contestó que la transparencia del Pub, que era el desnudo erótico más bonito que había visto en su vida y que si estuviera a la venta lo compraría y lo enmarcaría, me sentí halagada pero le recordé

Vamos a ser muy buenos amigos, pero no pienses en sexo –

No me contestó, le dije que eran las cuatro y media y que debía marcharme, a las cinco salía un autobús, él, mirándome tristemente me dijo:

Todo lo bueno se acaba, vivo a doscientos metros de aquí, vamos recojo unas cosas para que se las lleves a mi hija, y te llevo al autobús en coche.

De acuerdo, en marcha – le contesté alegremente intentando animarle.

Al salir me cogí de su brazo y me acerqué a él, parecía muy afectado. La verdad es que estaba a gusto con él y no comprendía mi actitud en la playa. Caminamos en silencio hasta llegar, subimos en el ascensor y abrió la puerta, tenía una casa amplia y bonita, entramos y dejó los paquetes en la entrada,

Ven – me dijo- te enseño la casa, es un minuto.

Pasamos y me hizo ver todas las dependencias, lo último fue su dormitorio, me impresionó, era muy grande, una cama enorme y las paredes eran enormes espejos, se me encogió el estómago, intenté bromear,

Eres un pillín, ¿aquí traes a tus victimas? – pregunté mientras notaba un leve temblor de voz.

Ninguna de mis victimas ha salido descontenta de aquí- me contestó.

Tragué saliva y sentí un leve cosquilleo en el vientre- No- pensé – no va ser capaz de violentarme, estoy nerviosa, no sé por que me preocupo, ahora me dirá vamos que se hace tarde – en ese momento oí su voz y me sobresalté.

¿Has visto la cama? Es una joya del siglo XVIII dicen que llegó a pertenecer a Catalina la Grande – dijo.

Me acerqué como una autómata, era impresionante, parecía ser de caoba y estaba labrada con escenas eróticas/pornográficas, parejas follando en cientos de posturas, mamadas, zoofilia… yo lo miraba todo en silencio mientras él me observaba a mí.

Mira esto- musitó mientras me mostraba dos pulseras de cuero colgadas encima del cabecero de la cama- acércate.

Estaba como hipnotizada me acerqué y le oí decir,

Tómalas –

Me arrodillé en la cama y me acerqué, él me tomó las manos con un rápido movimiento y me encontré esposada por esas piezas de cuero, otro movimiento y me vi tendida en el centro de la cama con mis manos colgadas de un clavo que había en la parte superior del cabecero, en ese momento parecí despertar, comencé a soltarle patadas una de ellas le alcanzó y oí un gemido, le grité que me soltara, el se lanzó encima de mis piernas y las sujetó con su cuerpo, noté como primero una y después otra mis piernas eran atadas a los pies de la cama, miré hacia abajo y vi mis piernas separadas, muy separadas, mi falda se había subido y él, que estaba de pie enfrente de mí, debía estar viendo mis bragas y algo más, intenté descolgar mis manos con movimientos violentos y tensé las cuerdas de mis piernas, no conseguí nada, tomé fuerzas y le grité ,

¡¡Me has engañado!!

¿Tú crees? –

¡¡Me dijiste que no intentarías nada!!

Nunca te dije eso, tú mereces la pena todos los intentos, lo que si te he dicho es que nadie que ha estado aquí ha salido descontenta. ¿de verdad quieres que no intente nada?

Las ideas me daban vueltas por la cabeza a toda velocidad ¿Por qué le había perdonado? ¿Por qué lo había esperado más de media hora? ¿Por qué había aceptado comer con él? ¿Por qué había ido a su casa? ¿Por qué había entrado en su dormitorio? ¿Por qué me había acercado a la cama?, si a este uníamos que cuando se fue de la playa lo extrañe, no tenía más remedio que reconocerlo, aquello me gustaba, pero me quería resistir, no podía entregarme a la persona a la que había dicho que no me tendría ni aunque fuera la última persona del mundo, le había llamado cerdo… no me podía rendir, volví a hablarle

Suéltame y nadie sabrá nada, si no lo haces gritaré –

La única persona que nos puede oír es mi hijo…si está aquí, ¿quieres que lo llame?

¡NO! – se me escapó.

Puedo abrir la ventana y si gritas te pueden oír los vecinos y llamar a la policía, ¿que crees que pensarán si vienen, les abro la puerta y ven a una chica joven casada y sin un rasguño, atada a una cama y con un hombre que casi todos los vecinos saben que trae a muchas mujeres y que vienen voluntariamente? ¿Abro?

No – gemí.

No ¿qué? – inquirió.

No, por favor – supliqué.

Se acercó a mí, de un violento tirón arrancó todos los botones de la blusa, cogió unas tijeras y la destrozó arrojó los trapos al suelo, vi como mi sujetador se movía arriba y abajo, me incorporó un poco y me lo quitó mis pechos aparecieron esplendorosos, duros, erguidos y con los pezones que querían estallar. Estaba en sus manos y quería resistirme, lo intenté por las buenas

Por favor, suéltame y te prometo que seré tuya voluntariamente, pero no lo hagas así-

Una bofetada sacudió mi cara, sentí como ardía y me puse a llorar, en un ataque de rabia intenté morderle, una nueva bofetada me impactó, lloré silenciosamente.

No me pegues- gemí-

De nuevo sentí su mano y seguidamente su voz:

¡Háblame con respeto, zorra!- gritó.

Me hundí, me iba a hacer suya, me había sometido, me había golpeado y mis braguitas…estaban chorreando, cerré los ojos y pensé – Me va a poseer, "D" va a ser mi tercer maestro,–

¿Comenzamos? - preguntó.

Se lo ruego- pedí humildemente, ¡le había hablado de usted!

¿Primero? –

Desnúdeme – gemí, pensando que diría cuando descubriera mi empapado coño.

¿Suavemente? –

¡Noo!, hágalo violentamente por favor – pedí.

Estaba gozando como nunca, empezaba a creer que era posible un nuevo tipo de placer, en ese momento sentí un fuerte tirón y oí rasgarse mi falda, un tirón más y noté como mis bragas quedaban al descubierto, me corrí con un fuerte gemido

¿Te está gustando? –

Siiii, señor - le hablaba como una sumisa a su amo, no lo entendía pero las palabras se me escapaban.

Dijiste que nunca serías mía y ahora

Quiero ser suya, quiero que abuse de mí…. - gemí mientras me retorcía.

Te dije que no haría nada que no quisieras, ¿te llevo a la playa y olvidamos todo?

¡¡NOO!! ¡por favor, se lo ruego, tómeme!

¡Mírame! – ordenó.

Abrí los ojos, se había desnudado y le miré la polla, era la mas grande que había visto al natural, las personas que se habían acostado conmigo las tenían normales, pero esta me impresionó no era muy larga, pero era gorda, nudosa y con una extraña curvatura, su glande era enorme, exhalé un gemido

¡Aaaaaaahhhhhh!

¿Te gusta?- preguntó

Siiii, señor –

¿La quieres?

Siiii, señor -

¿Qué tengo que hacer ahora? –

Arránqueme las bragas por favor -dije con los ojos entrecerrados pero sin apartar la vista de su polla –

Un nuevo tirón arranco de golpe mis braguitas, una nueva oleada de flujos bajó por mis muslos, no me había tocado y ya no sabía las veces que me había corrido. Vi como se subía a la cama y se acercaba a mi cara.

¿Feliz de ser mi sumisa?

Muy feliz señor –

¿Te gusta ser débil?

Me encanta señor-

Un extraño morbo se apoderó de mí, recordé sus bofetadas y quise sentirlas de nuevo, le musité

¿Lo hacemos más tarde? –

El golpe me hizo retumbar los oídos pero sentí fluir de nuevo mis flujos, con lágrimas corriendo por mis mejillas le dije en un murmullo...

Gracias señor –

Con un mando a distancia cerró las cortinas y encendió las luces, por todas partes veía mi cuerpo expuesto y el suyo, con la polla, erguida sentado a mi lado, comenzó a acariciarme y s un espasmo recorrió mi cuerpo, le pedí

Hágame daño, señor, no tenga compasión de mi cuerpo –

Empezó a masajearme todo el cuerpo con violencia, me apretaba las tetas, pellizcaba mis muslos, me azotaba las caderas, mordía mi cuello y mis axilas, mi cuerpo se retorcía lo que le dejaba las ataduras, mi coño era una fuente y me corría continuamente, ni "Q" ni "A" habían conseguido excitarme hasta tal extremo, yo utilizaba el vocabulario mas obsceno que se pueda imaginar, el sabía como utilizar todos los sentidos para darme placer, en medio de mis convulsiones me dijo,

-¿Quieres que te deje marcas?-

Se lo suplico señor, muérdame, aráñeme, márqueme….

¿Qué dirá tu marido cuando te vea?

Me da igual, soy suya, le pertenezco, puede hacer conmigo lo quiera, azóteme, rómpame el coño, el culo

Sentí como sus uñas se clavaban en mis muslos y mordía mis pezones, aullé como una perra, mientras que de mi coño seguía saliendo flujo, jamás en mi vida había disfrutado tanto "D" era el "sumun" sacaba de ti todo lo que tenías, cuando parecía que me había llevado al máximo del placer, un nuevo toque, una nueva frase… algo, siempre había algo que me llevaba más lejos. Estaba sufriendo la paliza más placentera que había recibido en mi vida.

De repente sentí que me soltaba, abrí los ojos y vi como se ponía encima de mí, miré a los espejos y observé como había puesto sus manos una a cada lado de mi cabeza y se sostenía a pulso sobre ellas su cara estaba a centímetros de la mía y su gigantesco glande se mantenía amenazante rozándome el sexo, notaba las contracciones de este, ansiaba la penetración pero aun me hizo desearle más, con voz ronca me dijo,

¿Desde cuando esperabas este momento?

Sentí como si mi mente se abriera, en décimas de segundo reviví todos los momentos de la playa y tuve el convencimiento de que siempre supe que sería suya, mi subconsciente trató de luchar contra eso, de ahí mi mal humor y mis insultos, pero estaba predestinada, el azar con ese encuentro, hizo el resto. Le respondí:

Creo que siempre me sentí atraída por usted, pero el día que me rozó el culo con su polla, aunque yo no fuera consciente de ello, supe que algún día me sometería.

Me llamaste cerdo –

Yo soy su cerda, acabe ya conmigo… fólleme como solo usted puede hacerlo… hágalo ya y perdone mis insultos… le prometo que haré que los olvide todos, húndase en mí

En ese momento me atravesó como un rayo, entró en mí como un cuchillo en mantequilla blanda, me abrió en canal, notaba como su polla iba tomando posesión de mí cuerpo y grité, grité como una posesa yo no se si de mi coño manaba sangre o flujo, pero sentía salir líquido a presión, me notaba llena como nunca, no la movía, abrí los ojos y vi que me miraba,

¿Estás lista? – me preguntó.

Incorporé mi cabeza y busqué su boca,

Déme su saliva y después haga conmigo lo quiera - le dije.

Me mordió la boca nos besamos con pasión y en ese momento comenzó la locura, su polla comenzó a moverse en mi interior a un ritmo diabólico, me mordía, me azotaba, me embestía como un toro salvaje, de mi boca salían gritos, gemidos, le pedía que me matara pero que no parara, yo entera era un orgasmo, mi cuerpo parecía estallar en pedazos, pero él continuaba sin pausa me estaba masacrando, había perdido la consciencia de todo menos de esa polla que entraba y salía de mi vagina sin parar, dándome un placer infinito, no se cuanto tiempo me tuvo así, pero de pronto sentí como se corría en mi interior, un río de fuego me hizo lanzar un alarido salvaje, era la hembra montada y sometida por el macho. Cerré los ojos y perdí las consciencia.

Cuando volví a abrirlos, seguía atada, "D" estaba a mi lado y su polla se mantenía o había vuelto a ponerse erecta, le pregunte que hora era, me contestó que las ocho y que llevaba casi una hora dormida, pensé que me había estado follando casi tres horas

Aún te quedan dos autobuses pero si quieres te llevo en el coche – me dijo.

No supe que contestarle, se incorporó y abrió las esposas, después bajó y desató los pies, moví mis extremidades para hacer circular la sangre y continué tumbada. "D" se levantó y salió, volvió con las bolsas que había comprado y abrió una, sacó una blusa blanca, una falda azul abotonada al frente y unas mínimas bragas negras que hacían juego con un sujetador de media copa,

Toma – me - dijo compré esto porque sabía que lo necesitarías.

¿Usted sabía lo que pasaría? – pregunté.

Desde que vi que me esperabas media hora supe que terminarías aquí. Tú también lo sabías ¿o no? –

Si - bajé los ojos – no era consciente pero lo sabía, lo temía, lo deseaba y… lo necesitaba –

Vamos, te llevo donde quieras -

Quiero que me lleve otra vez al infierno - contesté mientras abría lentamente las piernas – poséame de nuevo.

Se tiró encima de mí, sentí el placer de poder usar piernas y manos, le abracé y me atravesó con su polla, rodeé sus caderas con mis piernas, comenzó el delirio, mi cuerpo recibía y él no paraba de darle más y más, mientras me embestía, tuve tiempo de pensar, "vaya con el viejecito", después me sumergí en el placer mas sucio que nadie se pueda imaginar.

Cuando salí a la superficie estaba reventada pero pletórica, "D" estaba a mi lado también derrengado, me puso la mano sobre el coño,

Vaya con las amigas de mi hija – bromeó – me has sorprendido.

¿No esperaba que fuera así?- le pregunté.

No, supuse que eras caliente y que podría llevarte a la cama, pero has superado todas mis expectativas.

Dígame donde hay un teléfono, tengo que llamar a mi marido, lo había olvidado –

Allí – me señaló una mesita – yo también me he olvidado de todo. La próxima vez que nos veamos será en tu casa, quiero follarte en tu cama.

Yo había llegado a la mesa, cogí el teléfono y marqué el número, se puso mi marido

¿Dónde estabas?, me tenías preocupado- dijo.

Perdona, pero el médico tuvo una urgencia y pasó la consulta a la tarde, me ha dicho que tengo que hacerme unas pruebas mañana, pero nada importante, rutinarias – respondí...

Te he llamado a casa-

No he ido por allí, ahora iré, he estado curioseando por unos grandes almacenes, por cierto me he encontrado allí al padre de mi amiga.

¿Y que tal con él? – preguntó.

Estupendo – repuse – bueno cariño mañana nos vemos, un beso.

"D" me estaba mirando con ojos de sorpresa,

¿Qué es lo que tramas?- inquirió.

Quiero ver cuantas veces me puede hacer bajar al infierno, y para ello le ofrezco mi cuerpo, mi casa y mi cama – le dije con deseo contenido – no hay reglas, todo está permitido. Pídame un taxi y le espero en una hora y media, son las nueve y media, a las once la puerta de mi casa estará entornada para usted, entré y… haga lo que tenga que hacer.

Allí estaré y espero encontrarme a una puta – susurró mientras me arrojaba la bolsa con mi regalo -

Su puta lo estará esperando – contesté mientras recogía la bolsa en el aire –

No me duché, me puse la ropa que me había comprado, que, por cierto, me quedaba bien. "D" estaba llamando al taxi, al terminar, le pregunté,

Como sabía mis tallas –

Sonriendo, me contestó,

Por esa cama han pasado más de cien mujeres –

Enrojecí y me dirigí a la puerta, me acompañó hasta el ascensor cuando entré me dijo en voz muy baja,

Prepárate bien –

Le abrí el batín que llevaba puesto apretándole la polla y en el mismo tono de voz le respondí

Lo estaré…para todo – contesté, escribí mi dirección en un papel, se lo entregué y me fui.

(CONTINUARÁ)

P.D. Soy la misma autora de Historia de "Q", he tenido que cambiar de nombre de usuario porque perdí la contraseña de mi correo y no puedo acceder a mi panel de control. Intenté que el personal de TR me lo volviera a enviar pero, al parecer, no recibieron mis correos: En fin, soy la misma solo que con un 0 antes del 1968. Espero que os gusten los nuevos relatos.