El tendero cincuentón

El tendero se aprovecha de un jovencito que tenia algunas dudas en el sexo.

Hace trece años, cuando contaba con tan sólo 14, ocurrió algo que marcó mi vida, y la que la cambio en gran parte el resto.

Yo como buen chaval, hacia todos los recados de mi mamá, ayudándola en todo lo que podía, ya que éramos muchos en la familia y tenía mucho trabajo. Y siempre iba a comprar a la misma tienda, donde el dependiente ya un hombre mayor cincuentón, calvo, regordete, con cara de vicioso.

Uno de los días cuando fui a comprar, él estaba en el baño y me dijo que me esperara un momento que estaba indispuesto. Y yo empecé a mirar por la tienda, y me metí por dentro del mostrador, cual fue mi sorpresa, que abajo escondidas tenía un montón de revistas pornográficas. Como no podía ser de otra forma yo cogí una y empecé a ojearla, y me puse a cien. Me empecé a tocar por encima del pantalón, al tiempo que vigilaba que no entrara nadie a la tienda y que no saliera Don Diego, que así se llamaba el dependiente.

Tan excitado estaba embobado mirando las fotos que ya por aquellos entonces me encantaba mirar las comidas de polla, las penetraciones,… Y yo seguía mirando, cogi otra revista, y esta me sorprendió porque no había mujeres, sólo hombres… Y estaba con ella cuando Don Diego me pillo con las manos en la masa.

Yo la solté corriendo, pidiendo perdón, y él tranquilamente diciéndome que no debía haber entrado allí, y que eso no estaba bien… Y seguidamente me pregunto que si me gustó lo que estaba viendo. Yo con la excitación asentí con la cabeza. Luego me dijo que si lo había probado ya, y yo le dije que no. Y ya me propuso, acercándose a mi que si quería probar él me podría ayudar, pero que debería ser un secreto entre los dos. Así me cogio por detrás y me acercó su paquete a mi trasero. Yo no sabía que hacer… pero cuando me dijo, si no quieres no pasa nada, pero le diré a tu mamá lo que te gusta ver.

Entonces le dije que no, que pobraría lo que quisiese. Así se acerco y me cogio de la cabeza y me beso en la boca, estaba desconcertado. Me cogio mi mano y la llevo a su polla, y cual fue mi sorpresa que la tenía fuera. Le cogí la polla con la mano y me la movía masturbándole suavemente. El gemía cuando me cogio de la cabeza y me hizo hincarme en el suelo de rodillas, ofreciéndomela. Yo no lo pensé y la besé y me la metí en la boca chapándosela. Él mientras tanto me decía, así putita, que bien que lo haces. Hasta que empezó a gemir como un burro y soltó tres disparos de leche que me lleno la cara y la boca. Me dio un trapo, y me levanto de allí, y me dijo, mañana a las 5 de la tarde te quiero aquí, que mi mujer se va de viaje. Al tiempo de esto, entraba gente a la tienda, y yo me salí rápido, sin saber bien lo que había pasado ni que sentía de verdad.

No sé por qué, pero yo al día siguiente a las 5 estaba en la tienda, muy nervioso, como todo el día. Así se alegró mucho cuando entre y me dijo –Hola niñita, ya verás que bien lo vamos a pasar. Salió y echo la llave, y me llevo a la trastienda, y allí saco una bolsa, y me dijo vete y ponte esto en el servicio.

Me fui, para el servicio mirando lo que tenía la bolsa, y sorprendido vi, un tanga, un brassier, unas medias, peluca y un vestidito de su hija mayor. Y cuando iba hacia el servicio, me dijo que le gustaba más las mujercitas que los hombres, y por eso quería verme de mujercita.

Yo me lo fui poniendo, y salí del servicio. El viejo estaba como loco… Me dijo ven mi hijita, que hoy vas a salir echa toda una mujercita, riéndose

Me llevo hacia él y me empezó a besar, me metía la lengua por todo, yo al principio no me gustaba, pero al final me puso cachondo y accedí. Me metía mano por todo… Era un viejo verde que me estaba haciendo gozar como una putita.

Me pasó a dentro a una habitación que había una cama de matrimonio, mientras nos besábamos y metíamos mano. Yo ya estaba salido o salida, no sé, pero le saque la polla y se la masturbaba con fuerza. Y él me decía, quieta zorrita, que te vas a hartar.

Nos tumbamos en la cama, y le saque el pantalón y los calzoncillos. Y sin pensarlo, me puse a mamarle la polla, los huevos todo. El gemía como los toros, hasta que me paro y me dijo para, que ahora viene lo mejor, me quito el vestido, y me dejo en tanga, y me preguntó, quieres gozar como una putita? Y yo enseguida le dije que sí, y me dio una palmotada en el culo y me dijo pues ponte a cuatro patas que te vas a enterar

Me puse como las perras, esperando que su macho la desvirgara, cogio un bote de no se que y me echo en el culo, luego fue acercando su polla, y la fue metiendo poco a poco. Eso no me gustaba, me hacia daño, pero el me decía tranquila que te gustará, aguanta un poco. Y poco a poco, me la metió, la tubo dentro un ratito sin moverse, hasta que empezó un vaivén, que poco a poco empecé a disfrutar

El cabrón empezó a moverse como los diablos y me hizo gritar como una zorra… al tiempo no paraba de decirme lindezas, (toma zorra, putita a que te gusta mi rabo, serás mía cuando quiera…). Así estuvo un buen rato, hasta que sentí un liquido en mis entrañas, al tiempo que se abalanzaba y se echaba encima de mi, chupandome la oreja.

En ese momento yo también me había corrido, sin haberme tocado nada, estaba exhausto, pero con mucho placer en el cuerpo.

Me levante rápido, y me fui al baño a cambiarme, me fui avergonzado de lo ocurrido, y me dijo antes de irme, no te arrepientas de lo ocurrido, serás una gran putita… Lo tenemos que repetir, yo te aviso cuando se vaya mi mujer, y corrí fuera de la tienda

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