El temor a perderlo todo IV

*Shhhh, tenes que descansar, todavía tenes fiebre- le acariciaba la espalda lentamente y le daba pequeños besos en su cuello, su cabello y en su cara, lentamente nuestra respiración se fue relajando y las dos no dormimos abrazada*Shhhh, tenes que descansar, todavía tenes fiebre- le acariciaba la e

Antes que nada perodn por demorar tanto en subir la continuacion pero definitivamente la poca inspiracion que tenia me abandono, me costo muchisimo escribir esta parte, espero no defraudarlos y como todavia no decidi el final se aceptan sugerencias, gracias todos los que leen y comentan son muy importantes para mi. Aurora la diosa, intente no abreviar las palabras, si hay alguna es porque se me escapo, y tenes razon, es mas comodo para escibir pero horrible para leer, se acercan unos cuantos dias feriados en Argentina, asi que tratare de subir la conti rapido,  no los aburro mas, muchas gracias a todos, un beso!!!!

CUARTA PARTE

Ella siguió durmiendo toda la mañana, la fiebre no volvió a subirle, yo aproveche para ordenar la casa , ducharme y preparar el desayuno

Cuando entre a mi habitación con la bandeja del desayuno, ella  se estaba desperezando en  la cama, verla así, todavía con los rastros del sueño en su cara, el cabello alborotado, me lleno de ternura, solo quería protegerla y mimarla.

*Buen día, como amaneciste? Te traigo el desayuno para que recuperes fuerzas- le dije sonriendo, y evitando  hablar sobre lo que me había dicho anoche.

Ella me miraba midiendo mi reacción, tratando de saber cómo reaccionar,  se la notaba débil todavía pero no podía descuidarme un segundo, ella podía ser muy fría y dura cuando quería,  pero también muy dulce y vulnerable, era yo la que  provocaba  su peor faceta para resguardarme del amor que sentía por ella.

*Me siento como si un tren me hubiera pasado por encima, me duele todo, te di mucho trabajo anoche?- me pregunto mientras miraba el desorden que había en la mesa de luz que atestiguaba mi trabajo para poder bajarle la fiebre.

*Un poco bastante-, sonreí, ahora tenes que comer algo porque te toca otra pastilla, y te va a hacer mal si no comes nada-  me acerque con la bandeja  y con su cara me decía que lo que menos ganas tenia era de comer

*Cambia esa cara, tenes que comer si o si, no me hagas enojar como Nico, el tiene 10 años por Dios- trate de hacerle una broma, pero ella seguía seria

Tomo  la taza de té  que sostenía en mi mano y nuestros dedos se rozaron, la mire directo a los ojos y supe que estaba perdida,  ya no podía mas evitar lo que sentía, la amaba, que Dios me ayudara pero ya no podía soportarlo. Lentamente me acerque a sus labios, sentí su aliento tibio, y sonó el teléfono, Dios noooooo porque ahora.

Rápidamente me aleje y atendí el teléfono de la habitación, era Nico, empezó a contarme todas sus aventuras, a donde había ido a cenar,  desayunar  etc. etc., yo amaba a mi hijo pero en ese momento lo hubiera matado. No salí de la habitación mientras hablaba pero evitaba mirarla, por el rabillo del ojo veía que ella hacia un gran esfuerzo por tomar el desayuno.

*Chau mi amor, que te diviertas. nos vemos el lunes, pórtate bien, no hagas enojar a los abuelos, te quiero mi vida- corte el teléfono y disimuladamente me  seque una lagrima, no estaba acostumbrada a estar tanto tiempo sin Nico, lo extrañaba mucho.

Ella tenía su mirada clavada en mi y en sus ojos había una expresión de tristeza o algo que no podía definir.

*Era Nico, se fue a la playa con sus abuelos, me siento una tonta pero no estoy acostumbrada a estar sin él,  lo extraño mucho- no podía parar de hablar, estaba súper nerviosa y ella solo me miraba con sus inmensos ojos verdes, sin decir nada.

*Me sorprendió no escuchar los ruidos de un niño, pensé que estaría durmiendo aun,  no sabía que no estaba en la casa. Gracias por cuidarme, no tenias porque hacerlo- me dijo  mientras apartaba el desayuno.

*No me des las gracias, espero verlo reflejado en mi próximo recibo de sueldo  jajajaj- sonreí

*No te preocupes que te recompensare por las molestias- su expresión volvía a ser la misma de la jefa fría y hosca de la oficina, estaba intentando levantarse de la cama, pero  estaba medio mareada, en un segundo estaba con ella y la tome  del brazo pero ella se zafo y cayo sentada sobre la cama

*Hey, era una broma, no podes creer que hablaba en serio- yo también  había dejado de sonreír

*Ya me siento mejor, así que voy a irme a mi casa, si no te molesta voy a  cambiarme y me llevo la camisa, después te la devuelvo limpia- parecía que me estaba dando órdenes en el trabajo

*De ninguna manera, no te vas de aquí, todavía no estás bien, ni siquiera podes mantenerte de pie, seguramente la fiebre va a volver en un rato, así que te quedas en la cama como dijo el doctor, esta no es tu oficina, así que no tengo porque aceptar tus ordenes-  mi voz denotaba mi enojo

Se levanto de la cama como un rayo, el sudor en su rostro evidenciaba el esfuerzo que estaba haciendo, pero se paro frente a mí, enfrentándome, sus ojos verdes estaban oscuros por el enojo.

*Quiero mi celular? donde esta?- su voz era fría.

Me acerque al mueble  de mi habitación, donde estaba su cartera y  tome su celular, me volví mirándola fijamente.

*Aquí esta, que pansas que te quiero secuestrar? reí socarrona, aunque nada me gustaría mas

Ella tomo el celular y sin hablarme marco un numero.

*Hola Paula, perdón que te moleste en un fin de semana pero necesito un favor......-

No podía creerlo, cuando la escuche hablar con Paula los celos se apoderaron de mí, no me reconocía, ni por mi marido me había sentido jamás  tan celosa. Sin pensarlo le arranque el teléfono de la mano, y lo apague. Las dos nos miramos, mi cara era de furia y la de Fernanda de incredulidad

*Estas loca, que te pasa, porque hiciste eso? Dame mi teléfono ahora!!!!- me miraba como si estuviera loca, y era obvio que se estaba enojando.

*A quien vas a llamar a Paulita para que te venga a rescatar? -hervía de rabia y ya no hacía nada por disimularlo, sostenía en mi mano el celular, y no pensaba dárselo.

*No te interesa a quien llamo, es mi problema, pero es que te volviste loca, que te pasa?- ya me gritaba, su fría imagen también había desaparecido.

*Queres saber qué me pasa, de verdad queres saberlo?- me acerque a ella y con una mano la tome de la nuca y la atraje hacia mí, la mire a los ojos, sentí su respiración agitada sobre mis labios y mi mundo estallo, ya nada me importaba, si era mi jefa, si era la verdadera madre de mi hijo, nada, solo quería besarla hasta quedarme sin aliento, y  como un luchador vencido caí  de rodillas ante la dulzura de sus labios.

Nos besamos en forma salvaje, ella se colgó de mi cuello y mis manos viajaron hacia su cintura, la abrace  fuerte, queriéndola meter en mi cuerpo, no tenía suficiente de ella. Nos separamos buscando aire, nuestras respiraciones estaban más que agitadas. Su frente tenía una capa de sudor y ahí me acorde que estaba enferma, que unos minutos atrás se mareaba al levantarse.

*Lo siento, no deberíamos hacer esto- le dije pensando en su estado, ella me miro con desolación, había  tristeza en su mirada,

*Si tenes razón, no debimos hacerlo, mejor me voy- se dio vuelta, buscando su ropa encima del sillón, su voz sonaba apagada

La tome del brazo y la voltee hacia mí, ella me negaba su mirada, me evadía, con mi mano tome su mentón  y levante su rostro, sus ojos estaban húmedos, acaricie su mejilla y roce sus labios con los míos, apoye mi frente en la suya, y sentí que suspiraba.

*Creí que ya había quedado claro esto, vos te quedas aquí conmigo, yo voy a cuidarte, y mejor metete en la cama antes de que te desmayes- le dije sin dejar de acariciarla.  En su boca se dibujo una sonrisa, sus ojos volvían a brillar.

*Ok, me quedo pero con una condición- me dijo mientras sonreía y se abrazaba a mi cintura.

*Quiero darme una ducha, me siento fatal- hizo un mohín con su carita, no se parecía en nada a la Fernanda que yo conocía en el trabajo, era una mujer dulce, tierna, vulnerable, solo podía enamorarme más de ella.

*Mmmm déjame pensarlo, jajjaa- sonreí  al  ver su cara, la tome de la mano y la lleve al baño, prepare la ducha y le di unas toallas

*Nada me gustaría mas que ducharme contigo, pero tenes que descansar, todavía no estás bien- le dije mientras la besaba, el beso se volvió mas intenso y casi no llegamos a la ducha.

*Basta Fer, eres imposible- me desprendí de su abrazo y prácticamente la obligue a entrar a la bañera, mientras iba por un pijama para prestarle.  Me cruce frente a un espejo y me costó reconocerme, tenía una gran sonrisa en mi cara, mis ojos brillaban, mis labios estaban hinchados por los bezos, el pelo revuelto, hacía años que no me veía así, estaba irremediablemente enamorada de Fernanda Uribe.

Cuando volví al baño Fernanda todavía se estaba duchando, así que  deje  la ropa y salí para no tentarme, aunque cada célula de mi cuerpo me pedía a gritos por ella. Estaba cambiando las sabanas de la cama, cuando Fernanda entro envuelta en un toallon, sin el pijama, me quede embobada mirándola.

*Sabes, la ducha y el desayuno me sentaron muy bien, me siento mucho mejor- su mirada era picara y tenía una semi sonrisa en los labios que me volvía loca.

Dejo caer el toallon al suelo y mi mandíbula también, todo pensamiento racional me abandono, y solo la mire acercarse hacia mi sonriendo,  tomo mi cara entre sus manos y me beso.

*No me hagas esperar más, por favor- me dijo suspirando entre beso y beso, y ya no pude resistir.

Nos abrazamos como si el mundo fuera a terminar mañana, el beso que empezó salvaje, se fue tornando tierno,  quería disfrutarla, hacerlo despacio para recordar cada momento.  Deje sus labios y me perdí en su cuello, con el que tanto tiempo había soñado, un gemido de satisfacción escapo de mi boca, empecé con besos suaves que eran acompañados por mi lengua que se perdía en su piel, mis manos abandonaron su cintura y la tome de las nalgas, apretándola hacia mi haciendo que nuestras caderas chocaran, ahora era ella la que suspiraba. Me tomo del pelo para alejarme de su cuello, tuvo que tirar hasta que sentí dolor, la mire y vi el deseo en sus ojos, me beso en los labios otra vez.

*No me tortures mas, por favor- me decía entre suspiros y con sus manos comenzó a  sacarme la camisa,  estaba temblando, así que tuve que ayudarla, en seguida las dos estábamos desnudas, nuestros cuerpos se rozaban y se fundían entre sí. La empuje hacia la cama y caí sobre ella.  Fui bajando con suaves besos, siempre demorándome en su cuello, hasta que llegue a sus senos, eran deliciosos, intente tomarlos con mis manos pero no podía, eran bastante grandes, sus pezones eran oscuros y parecían piedras , sople sobre uno de ellos y lo lamí, ella se revolvió inquieta mientras me pedía entre susurros que la hiciera mía, pero yo quería que  disfrutáramos el máximo posible. Poco importaba que fuera mi primera vez con una mujer, solo seguía mi instinto , sus suspiros y gemidos me guiaban.

Me dedique a besar, lamer, chupar y besar sus pechos hasta el cansancio, ella tomaba mi cabeza y la apretaba llenando mi boca con su deliciosa carne, mi mano suavemente comenzó a recorrer su vientre y detrás de ella fueron mis labios, llegue a su vagina estaba totalmente mojada, con mis dedos comencé a acariciarla y jugaba con sus labios, hasta que mi boca empezó a besar su sexo, ella se retoca en la cama, se agarraba de las sabanas y levantaba su cabeza para verme, cuando mi lengua toco su clítoris, estaba tan excitada que se vino en un orgasmo intenso, mi boca se lleno de ella, sus gemidos debieron escucharse en toda la casa, eso me excito mas, así que con mi lengua seguí jugando a penetrarla, ella me pedía que parara, pero quería volverla loca de placer, en lugar de mi lengua introduje dos dedos y comencé a moverlos primero despacio y después mas rápido, despacio otra vez, me acerque a su boca, la bese, sus ojos estaba desorbitados, me tomo el rostro con sus manos y comenzó a pasarme la lengua por mi cara, sorbiendo los restos de  sus propios jugos. Su mano también descendió a mi vagina que estaba tan inundaba como la de ella y me penetro, lance un quejido, pero no de dolor, sino de placer, ella se quedo quieta

*Te lastime mi amor?- me miro preocupada

*Shh, solo sigue por favor- su boca sonrió y comenzó a besarme mientras nuestras manos seguían en su  juego, solo tardamos unos minutos en venirnos juntas, el orgasmo fue brutal, nunca me había sentido así, ni con mi marido, ahora si me sentía completa y feliz por mucho tiempo. Caímos las dos abrazadas, dándonos suaves besos y caricias y así nos quedamos dormidas.

Desperté desorientada, la luz del día entraba por la ventana de mi habitación, estaba desnuda y tapada con la sabana, pero sola,  en ese momento las imágenes de lo que había pasado vinieron a mi mente, no pude evitar sonreír. Donde estaba Fernanda, se habría ido? Salte de la cama y fui hasta el baño, no estaba allí, no podía llamarla porque no me salían las palabras, me puse un short y una remera,  salí corriendo de mi habitación sin siquiera fijarme que sus cosas seguían allí.

Baje  y recorrí la casa hasta que llegue a la cocina, la vi de espaldas, tenia puesta mi bata y estaba preparando unos bocadillos para comer, solo ahí me di cuenta de que mi estomago crujía del hambre, eran casi las 5 de la tarde y solo habíamos desayunado. El alivio de verla allí, pronto fue reemplazado por mi inseguridad, no sabía cómo tratarla,  no estaba segura de que sentiría ella, pero al fin y al cabo seguía en mi casa no ? Si estuviera disgustada se habría ido, Soy una estúpida, pensé.  Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que ella se había volteado y me había hablado.

*Eh perdón estaba distraída, no te escuche, que me decías?-

Sus enormes ojos verdes estaban clavados en mi, esperando, debería acercarme y darle un beso?

*Te pregunte si tenias hambre? la note algo enfadada,  se volteo y siguió preparando las cosas.

Me acerque lentamente y me coloque detrás de ella, pegue mi cuerpo al suyo y puse mis manos sobre la mesada, sin tocarla pero manteniéndola aprisionada,  acerque mi boca a su oído, le di un beso suave y baje hacia esa parte de su cuerpo que me obsesionaba,  su cuello, comencé a darle suaves mordiscos, ya que no quería marcarla, aunque me hubiera encantado, sentí que se estremecía con mis caricias.

*Muero de hambre, y tú?- le dije con mis labios sobre su piel, ella se dio vuelta dentro del circulo de mis brazos y comenzó a besarme , Dios besaba tan bien,  sus labios suaves y llenos se acoplaban a la perfección con los míos, la temperatura de nuestros cuerpos empezó a elevarse , mis manos se fueron a su cintura apretándola contra mí, y ella acariciaba mi espalda, pronto no tendríamos retorno y así fue.

Con mis manos aparte nuestro desayuno de la mesa, le saque la bata, estaba desnuda,  y la subí sobre la mesada,  bese su cuerpo hasta enloquecerla mientras con mi mano acariciaba su sexo, ella se aferraba a mí como si fuera lo único firme en su vida, me desconocía cuando hacía el amor con ella, con Eduardo al principio teníamos buen sexo, pero yo siempre era la pasiva, el tomaba las riendas de la relación y yo me dejaba, con ella no podía parar de besarla, acariciarla, penetrarla, quería hacerla mía, que no extrañara las caricias de nadie más.  Rápidamente llego al orgasmo, se abrazo a mi  sin fuerzas.

*Te sentís bien? Espero que no te suba la fiebre porque me moriría de la culpa- le dije sobre su pelo mientras la abrazaba.

Sentí su sonrisa antes de ver su rostro, sus ojos verdes brillaban, me acaricio la mejilla con su mano y comenzó a darme pequeños besos por mi rostro.

*Vos me producís la fiebre, no te das cuenta? Me moría por hacer el amor con vos, ya no sabía qué hacer para acercarme, para que te dieras cuenta  de lo que me pasa con vos?- cerré su boca de un beso, no quería seguir con ese tema, no quería hablar de mis sentimientos, no podía, estaba segura de que la amaba pero había mucho en juego, y podía perderlo todo.

*Vamos a comer, muero de hambre y vos tenes que tomar otro medicamento- la ayude a bajar, note la desilusión en su carita y me sentí una porquería por hacerla sufrir.

Mientras comíamos hablamos de cosas sin importancia, era muy divertida cuando dejaba de lado su papel de la Lic. Uribe, mientras arreglaba la cocina la mande a acostarse, necesitaba descansar, estaba algo pálida.

Cuando fui a la habitación, ya había anochecido,  estaba profundamente dormida, me acosté junto a ella y la abrace por la espalda, nos despertamos varias veces e hicimos el amor, sino empezaba yo, ella me despertaba con sus caricias y besos, terminamos agotadas, pero satisfechas, con nuestras piernas entrelazadas y abrazadas.

Así pasamos el domingo, haciendo el amor, durmiendo, volviendo a hacer el amor, no nos cansábamos nunca, no sé de donde sacábamos energía, pero en ningún momento hablamos de lo que sentíamos, ninguna quería arruinar el momento, pero llego el lunes, y  si bien era feriado, Nico me había avisado que llegaría después del mediodía.  Así que desayunamos juntas luego de ducharnos y hacer el amor una vez más en la ducha.

*A qué hora llega Nico?- me pregunto con voz neutra

*Supongo que tipo 3 de la tarde, eso me dijo ayer- sentía que algo en el ambiente había cambiado, se notaba la tensión.

*Imagino que no querrás que me vea aquí no? - ante mi silencio volvió a hablar sin mirarme, otra vez usando su frio tono

*Mejor me voy ahora, así podes descansar un rato y acomodar tu casa, gracias por todo- hizo énfasis en la última palabra la dijo mordiéndola como con rabia.

*Si creo que es lo mejor- odie cada palabra que dije, vi su transformación, ya tenía su máscara otra vez, nada quedaba de la mujer  tierna y dulce con la que había vivido los últimos días, me sentía terriblemente culpable.

Se levanto de la mesa y subió a la habitación, yo me quede estaqueada allí,  enseguida bajo, con su cartera y la ropa que tenía el viernes en una bolsa, yo le había prestado ropa, aunque prácticamente no la había usado.

*Mañana te devuelvo tu ropa limpia- se dirigió a la puerta sin mirarme, espero allí a que yo le abriera. No podía dejarla ir así, pero sabía que esto no tenia futuro, tenía que pensar en mi hijo,  no podía arriesgarme a tener una relación con ella, quizás después de habernos quitado las ganas, todo seria mas fácil, aunque en el mismo momento que lo pensaba tratando de autoconvercerme, sabía que era una estupidez, nunca podría ser fácil, la amaba como nunca ame a nadie.

*Fernanda, yo....- no sabía que decirle, no podía mirarla a los ojos

*No digas nada por favor, no arruinemos este hermoso fin de semana que pasamos juntas,  no sé qué es lo que te pasa y es obvio que no vas a decírmelo, así que prefiero que no me mientas, no lo soportaría, solo quiero que sepas que  te amo, y que no me arrepiento de  nada de lo que paso aun sabiendo que esto terminaría así, volvería a vivir cada momento contigo mil veces.

Me acerque y la bese, la bese como si fuera el último beso que daría un condenado,  quería transmitirle en ese beso todo mi amor para que no me olvidara.

Abrí la puerta y salimos, el chofer había traído su auto el sábado, así que estábamos yendo hacia el auto, cuando la camioneta de mis suegros para enfrente de mi casa. Nico se bajo y corrió hacia mí para abrazarme, lo llene de besos, cuando la vio a Fernanda se abrazo a ella

*Fernanda que bueno verte, te quedas a jugar conmigo, me lo prometiste- le dijo usando toda su manipulación infantil

*Otro día bonito, ahora no puedo- le dijo mientras se agachaba para besarlo y abrazarlo.

No me acorde de mis suegros,  y de lo inoportuna y metida que era María mi suegra, hasta que la sentí gritar

*Luciana por Dios que es esto, cómo pudiste hacerlo, Dios mío- no paraba de santiguarse y darse aire, parecía que estaba a punto de desmayarse, y miraba con odio a Fernanda, en ese momento me di cuenta de que había notado el parecido entre los dos. Fernanda me miraba, no entendiendo que pasaba.

*María por favor, no se preocupe, pase a la casa, ella es una amiga y ya se va- trataba de mantenerme calma , le ordene a Nico que entrara y enojado lo hizo, cuando   creí tener la situación bajo control, llego mi suegro con el bolso de Nico y vio a su esposa tan alterada

*Que te pasa María, porque estas así?-

*Como porque Miguel?, no te das cuenta, esta malnacida, ni siquiera nos consulto que opinábamos, estás loca si crees que por tu culpa voy a perder a mi nieto, voy a luchar con uñas y dientes- mi suegro trataba de calmarla y no entendía nada, Fernanda  tampoco entendía que pasaba y yo estaba pálida como una hoja.

*Cálmese María, y entre, ya le explicare todo, no hay porque alterarse, Fernanda, lo siento pero este es un problema familiar, te agradecería que te vayas por favor-

*Si , pero estas segura, si me necesitas para algo por favor avísame-se notaba la preocupación en su rostro

*Vete ya perra, prostituta, no vuelvas mas a la casa de mi hijo, no eres bienvenida aquí- le gritaba mi suegra, estaba enloquecida, y ni su esposo lograba calmarla

Fernanda incrédula intento defenderse

*Oiga señora que le pasa, está loca o qué? Retire ya sus palabras, usted no me conoce, como puede tratarme así, le exijo disculpas- estaba furiosa

Yo la tome del brazo e intentaba sacarla de allí, pero ello se negaba, Miguel hacia lo mismo, pero  ambas  seguían insultándose, hasta que lo que tanto temí salió a la luz.

*Tu no vas a sacarme a mi nieto, no te lo voy a permitir, nunca, antes te mato con mis propias manos-

*Pero está loca mujer, porque querría yo sacarle a su nieto- le respondió Fernanda riendo irónicamente.

*Entonces que haces aquí, pudiste haberlo parido, pero eso no te  convierte en su madre, mi hijo y Luciana son sus padres- y siguió insultándola.

Fernanda  estaba casi tan blanca como yo, a pesar de que su piel era mucho más oscura, se zafo de mi brazo, y me miro con horror

*Dime que tu no sabias esto, dímelo- me dijo en un susurro

*Fer, yo lo sospechaba pero nunca lo pude confirmar con vos, no sabía cómo encarar el tema, tenia tanto miedo- le dije llorando

Ella se alejo hacia su auto como una autómata, se subió y cuando iba a arrancar me acerque golpeando su vidrio

*Fernanda por favor, espera, tenemos que hablar, por favor, perdóname pero tenía miedo, mucho miedo de perder a mi hijo- yo lloraba descontroladamente

Ella bajo el vidrio y me miro con una frialdad que me helo el corazón pero sus palabras fueron la estocada final

*No tenias porque tener miedo, no quise a ese bebe antes, y tampoco lo quiero ahora- subió el vidrio y arranco el auto, yo me quede llorando de rodillas en la acera con el corazón y el alma desgarrados