El Televisor

La pasion, a veces, suele vencer los prejuicios que tenemos la personas pra compartir sexo, con otras personas que no sean nuestras parejas.

Hipólito y Ramón, eran dos amigos que ya habían pasado la barrera de los cuarenta hacia un par de años. Los dos tenían pareja.

Kamora era la pareja de Hipólito. María era la pareja de Ramón. Eran amigas. Pero María era muy Light según Kamora. María iba de moderna y presumía que se bañaba desnuda con los amigos y su pareja. Pero era una floja. Nada que ver con Kamora. Que era guapa y decidida. Y lo más importante desinhibida en el tema sexual. No como María que era una remilgada y una pija.

A Hipólito, le rondaba desde hacia unos meses la idea de hacer una película porno con su pareja. Pero necesitaba de alguien que les grabara.

Ya había hechos algunos pinitos en este campo. Pero eran todas grabaciones con la cámara fija, apoyada en un trípode.

Kamora, era muy buena modelo. Posaba con mucha naturalidad para Hipólito. Tenían infinidad de fotos. Eróticas y pornográficas. La verga de Hipólito se ponía más acerada cada vez que hacían el amor y con el teléfono móvil sacaba fotos de cómo la penetraba.

Ramón e Hipólito, quedaban los Sábados por la mañana para andar en bicicleta. Eran unos buenos aficionados al moutain-bike.

Hipólito, se fue pedaleando hasta la casa de Ramón, toco al telefonillo y le contesto María, que dejara la bicicleta en el rellano y que subiera. Que Ramón se estaba duchando.

Subió hasta el piso, y toco en el timbre. Abrió la puerta María.

Pasa, Hipólito. Ramón sé esta duchando y tardara poco. ¿Quieres tomar algo? – Dijo María

No, gracias.

María se sonrió, al ver la cara de Hipólito. El cual estaba alucinando. María, llevaba un camisón de color rosa, medio transparente. Ella se daba cuenta que el amigo de su compañero no le quitaba ojo. Sus pezones se pusieron un poco más duros y parecía que el camisón estuviera enganchado por ellos. Ella se notaba deseaba. Su sexo se empezó a humedecer. Le excitaba ver a Hipólito en mallas de ciclista.

-Bueno, si no quieres nada. Voy a preparar el desayuno para Ramón, para que este fuerte y pedalee mucho.- Apostillo María con retintín.

Se notaba, que no le gustaba que su pareja se fuera todos los sábados a pedalear, y que la dejara sola. Se giro y se dirigió a la cocina.

Hipólito, la siguió con la mirada, y noto como su entrepierna empezaba a crecer, al darse la vuelta María, pudo observar que debajo del camisón llevaba un tanguita de color negro, tenía unas nalgas preciosas.

Empezó a preparar el desayuno para Ramón, y se agachaba para coger el exprimidor, el cola-cao. Se erguía para poder coger los cereales, los vasos. En definitiva se movía, y en cada uno de esos movimientos el camisón subía y bajaba, acariciando su cuerpo. Ella jugueteaba para ver la cara de Hipólito. María notaba que el bulto de la entrepierna de Hipólito se había hecho mas grande que cuando entrara hacia diez minutos

Ramón, salio ya equipado con sus mallas de ciclista. Tomo el cola-cao y el zumo que le había preparado María. Le dio un beso y una palmada en el trasero y salio con Hipólito por la puerta y se pusieron a pedalear, de camino a los montes cercanos.

Hipólito, mientras pedaleaba, no dejaba de pensar en la escena que había vivido unos minutos antes. Ver a María con poca ropa, le había trastornado. Estuvo todo el recorrido pedaleando duramente para cansarse. Al transcurrir hora y media, decidieron los dos regresar.

Ramón le comento que había comprado un televisor de plasma de la marca Loewe, y que si se podía quedar a echarle una mano a instalarlo.

Llegaron a casa de Ramón, y María estaba todavía en camisón limpiando el salón.

-Hipólito, me ducho rápido y ya instalamos el televisor- Dijo Ramón, mientras se iba quintando las mallas de ciclista. Se encamino hacia donde tenían la lavadora y se empezó a desvestir.

-Ramón, no te desnudes ahí- Le espeto María

-Que más da, Hipólito no se va asustar- Le contesto Ramón

-No os preocupéis, que yo ya no me astuto por nada- Replico Hipólito.

Ramón se quedo totalmente desnudo, se acerco a junto de María y le espeto un beso con lengua. Ella se hacía la estrecha, pero en el fondo le gustaba este arranque de pasión de su pareja delante de su amigo. Solo pensar que era observada por Hipólito le humedecía la entrepierna. Ramón le acaricio su trasero y le estaba levantando el camisón. La verga de Ramón estaba aumentando de tamaño mientras besaba y acariciaba a María.

María sentía que la mirada de Hipólito era lasciva. Ramón , con el ímpetu, le tenia ya el camisón en la cintura. Su pudor le decía que tenía que parar, pero su corazón le decía que quería ser penetraba en aquel instante por su pareja Ramón y que Hipólito no perdiera detalle de la escena.

La pasión estaba invadiendo los cuerpos de María y de Ramón, sin darse cuenta María tenía agarrada la verga de Ramón, y empezaba a acariciarla de arriba-abajo. Al principio lentamente y después más rápido. Seguían besándose y acariciándose.

Hipólito, viendo la escena, de la cual no perdía detalle, se saco la polla de la malla de ciclista y empezó a masturbarse. Mientras sus dos amigos se dejaban llevar por la lujuria.

Ramón le quito el camisón a María, y la tumbo encima de la mesa del salón. Con su lengua fue recorriendo el cuerpo de María hasta llegar a la entrepierna. Con los dientes agarro el lateral del tango y tiro del, hasta romperlo. Mordió el tanga y lo escupió lejos.

Quedo al descubierto la entrepierna de María. Tenía el vello del pubis recortado. Ramón se concentro en comerle el conejo. Hipólito seguía machacándose la polla.

María, no dejaba de gemir, mientras Ramón le estaba comiendo su sexo, levanto la vista y vio como Hipólito se estaba destrozando la polla. Con la mirada lo invito a que le metiera la verga en la boca.

Hipólito se acerco a ella y le puso la verga al alcance de su boca. María se la metió en la boca y empezó a lamerla.

Ramón se irguió, y cogió su verga y la introdujo en el coño de María y empezó a bombear. Mientras Maria le estaba haciendo una felación a Hipólito.

Hipólito contemplaba como Ramón esta metiendo su verga en el sexo de su mujer. Ver esto hizo, que eyaculara al instante en la boca de María.

Ramón a ver que María estaba tragando la lefa de su amigo, saco su verga y eyaculo encima de los pechos de María.

María al "padecer" las corridas de sus dos amantes, le invadió un orgasmo que hizo que su corrida le llegara hasta las rodillas. Parecía una fuente. Le dio un poco de pudor ver que se estaba corriendo de esa manera tan salvaje.

Los tres satisfechos, se encaminaron hacia la ducha.