EL TEACHER: El Ying, el Yang y el imprudente.

Comenzando un nuevo trabajo como profesor de ingles en un liceo privado, Francisco se encuentra con algunos eventos inesperados: Dos jovencitos que lo que sacan de sí, una persistente erección, y un estudiante bastante confianzudo que se le insinúa sin miedo

Sin mucho adorno, sin mucho preámbulo, los dejo con esta nueva historia que me dio por escribir en un arranque de locura y de creatividad.

Advierto que el contenido sexual no es ni tan extenso ni tan crudo, ya que este relato es más bien un preámbulo al que puede que se convierta en una serie de no se cuantos.

Advierto también que todo lo escrito a continuación fue escrito un poco bajo el efecto de una botella de un licor artesanal de chocolate blanco que me regalaron y que se me antojó delicioso (Cuando sea apto debido a las condiciones actuales del país, y visiten Venezuela, no dejen de probarlo)

Así que ya verán…

_________________________________________________________

EL TEACHER:

El Ying, el Yang y el imprudente.

_________________________________________________________

Quiero que quede claro que cuando esto ocurrió no me encontraba en mis cabales.

A continuación presento algunas hipótesis que podrían explicar mi comportamiento:

Hipótesis #1: depresión. Mi relación de casi tres años se había terminado, incompatibilidad de caracteres después de tanto tiempo... vacío existencial y cotidiano... después de haberlo entregado todo.

Hipótesis #2: algún espíritu maligno, impúdico, morboso, se habrá apoderado de mí, haciéndome desvariar y perder mi sentido del respeto, y de la moralidad.

Hipótesis #3: la emoción por mi nuevo trabajo, después de ese largo periodo de desempleo, la frustración por la forma en que terminó mi trabajo anterior y la excitación por incurrir en ese mundo que hace tanto tiempo había querido saborear.

Hipótesis #4: no pudieron resistirse a mis indudables encantos, yo no soy culpable de nada. Yo fui la víctima.

Hipótesis #5: ganas. Necesidad. Naturaleza.

Listo.

Hora de contar lo que pasó. Pero antes sepan que soy un hombre con un alto sentido ético, graduado en administración de empresas, con un postgrado en Ventas, varios diplomados en lo relativo a publicidad, relaciones publicas, ventas de intangibles, marketing de masas y un componente docente... ese componente, y dos años de estudiar inglés en un prestigioso instituto, mas 4 meses de practica en Toronto... son los verdaderos detonantes de todo este asunto.

Hablemos un poco de mí para entrar en ambiente: Además, aunque parezca no compaginar con todos mis estudios, tengo 27 años, bien cumplidos. Soy "alto" según dicen, aunque yo me considero bastante bajo... mido 1.75. Soy moreno, uso barba poblada, tengo cejas gruesas y llevo mi cabello liso y corto, peinado en punta. Mis ojos son cafés, mis labios medianamente gruesos, sonrisa pareja, dientes bonitos y blancos. Mentón cuadrado... me han comparado varias veces con Josué Villae, y aunque yo digo que no, pues si tengo algo similar... tengo un cuerpo grande, espalda ancha, pecho fuerte, cintura amplia pero maciza, no tengo la tableta pero tengo una "V" muy definida brazos gruesos, piernas gruesas, nalgas firmes y buena dotación... me reservo las medidas para que sea un descubrimiento para mis futuros amantes. Me gusta vestirme joven, pantalones ajustados, sweaters que ajusten mis brazos y pecho, cinturones elegantes, muñequeras de cuero, gafas grandes, botas llamativas... me gusta que la gente voltee donde llego... vaya que me gusta...

Lamento mi desglose. Así soy yo. Es una manía.

En fin...

Me llamo Francisco, y soy homosexual. Completamente de closet. Que digo de closet, de más allá… quizá más allá de Narnia… Como les dije, acababa de salir de una relación larga. Llevaba mucho tiempo desempleado y finalmente recibí una llamada.

-¿aló?- decía de un lado del teléfono, ante el número desconocido.

-¿Sr. Sanz? Le habla Martha Gonzales, directora de "Sacramento". He encontrado su síntesis curricular en la red y quisiera saber su disponibilidad para una entrevista...-

-y sacramento es....-

-Liceo Técnico Privado "Sacramento"-

-ammm- asumí que sería para un cargo administrativo, o para buscar algún método de promoción para el nuevo año escolar -de acuerdo, está bien. Indíqueme día, hora y dirección y allí estaré-

-gracias por la confirmación Sr. Sanz. Le envío toda la información a su correo. Feliz tarde-

Llamada finalizada -que gente tan rara- pensé... lo cierto es que llegó el día, pantalón negro, sweater gris, cinturón y botas cafés, sonrisa y simpatía..... Acepté. Necesitaba un empleo. Y aunque no estaba convencido de ser capaz... lo acepté. sería el nuevo profesor de ingles. Replique que yo nunca había dado clases, y mucho menos de ingles, pero la Sra. Martha, prácticamente me suplicó... luego entendí que nadie tomaría ese cargo, para 8 secciones de 30 muchachos por el pago que daban.

El primer día, después de seguir el consejo de la Sr. Martha de no ir "tan sexy", me presenté a las 7:00am, jean ajustado azul, camisa manga larga negra ajustada, llevada a manga corta por la fuerza y con tres botones en desuso, zapatos formales de corte moderno y por supuesto, mis gafas de lectura para verme mas "educador" y menos "universitario" (cosas mías, y con el perdón de la Sra. Martha, toda mi ropa era, es y será ajustada).

Dos secciones, desde séptimo hasta noveno grado, una de décimo y una de onceavo... mi primer día, los grados menores, 2 séptimos y 2 octavos. Tenía unas horas con onceavo grado y estaba aterrado, pero al final... no asistieron a clases. Así que fue miedo desperdiciado. Con los niños me fue excelente, me las apañé bastante bien. Diría que incluso me gustó... me pareció raro que en un principio para todas las secciones, en los asientos frontales, sólo habían niñas, o mejor dicho NIÑAS, entre doce y catorce años, luego, a lo largo de las clases en absoluto silencio o con solo algunas risillas, comprendí lo que sucedía cuando una de ellas (que llamaré Waleska, ya que es importante ponerle nombre y por describirla un poco diré que parecía una modelito de unos 18 años, aunque ya dije su edad) me dijo

-teacher pero esos pantalones si le quedan ricos...-

Para ser honesto, me dio risa...

Con noveno grado no tuve problemas... una sección sólo de chamos con una chica, y otra de sólo chicas y un solo chamo... se imaginarán... me sentía en evaluación, donde los varones me escudriñaban y hacían pruebas y las niñas me veían y me desnudaban... de aquí  Hender Lovera se ganó mi atención, junto a dos mas que me sabotearon como les dio la gana. Los retuve al terminar la clase y les di una de mis charlas concienciadoras que a mi parecer solo Hender logró captar... un jovencito mas alto que yo, pero delgado, espigado, con bonitos rasgos y cara de "carajito malo"...

El día de la verdad... décimo y onceavo grado... no sé por que tenia tanto miedo de llegar a esos grados... quizá porque eran los que estaban en pleno apogeo de los dramas de la adolescencia, quizá porque las jovencitas ya me habían dicho que estaban dispuestas a "cualquier cosa" por aprobar mi materia... quizá porque los chamos altos, con aroma a testosterona joven, con cuerpos que en mis tiempos no eran así... quizá... quizá... me ponían nervioso... y con esos nervios llegue a onceavo grado:

-buenos días jóvenes. Ya todos saben mi nombre, supongo. Ya los he visto en los pasillos hablando "del teacher", que es pretencioso o que esta bueno, que es una rata o que es pana... pues aquí me tienen y quien sabe por cuanto para que saquen sus conclusiones...-

Y así seguí hablándoles de mí, haciendo uso de lo poco que conocía en pedagogía y orientación. Hablamos de mis métodos para evaluar, incluso repasamos nuestros gustos musicales para entrar en el idioma y terminamos hasta cantando. Trataba de verme relajado, y me esforcé tanto que me lo terminé creyendo. Llegó el momento de los nombres, uno por uno debieron presentarse, donde le pedí al más molesto, que estaba asomado a la puerta, de espaldas a mí... y por tener el culo tan bonito se ganó ser el primero...

-joven. El de la puerta- volteó asustado, pero "sobrado" con una bonita cara angular y labios finos -pase al frente. Si, venga. Diga su nombre, edad, a que se dedica, lo que le gusta... hable de Ud. Ya que sólo así me aprenderé los nombres de todos- me miraba con expresión de burla y de rabia a la vez mientras todos reían a voces...

-teacher... mi nombre es Luis Rojas... Ehh... estudio, trabajo en una tienda por las tardes... me gusta hacer dominadas y trotar...-

-bien Luis, gracias por la intervención. Ahora por favor si puedes estar sentado... si quieres no me prestes atención, pero por favor- le decía en el tono mas amable y amigable que podía -respeta mi clase papá, que sólo los veo una vez a la semana y necesitamos aprovechar el tiempo al máximo-

Así siguieron presentándose, Karina, Sofía, Laura, Mario y Francesca... los fichados como mi grupo favorito... Llego entonces un ángel rubio a presentarse. Verlo levantarse en cámara lenta fue un ataque grande a mis defensas... temí por un momento haberme quedado con la boca abierta, pero no fue así.

-Héctor Rosales… No sé qué decirle profesor. Tengo 17 años… A mi me gustan cosas “extrañas”. Definitivamente no me siento como un chamo común pero tampoco quiero decir que sea especial… Hago ejercicio en casa y me gustan los video juegos, por decir algo-

Me quedé perdido en sus ojitos de avellana tostada, esa sonrisa perfecta y falsa, tenía el cabello corto peinado hacia un lado, el rostro cuadrado con una deliciosa barbilla partida, pero lo que me cautivo fue esa piel blanca y lisa como una escultura de mármol… Su altura. Era un hombre alto, de espalda ancha… Y eso era lo mío, las espaldas anchas para verlas ir y venir mientras poseía los cuerpos de aquellos que se las daban de machos al caminar, pero en mis manos, si bien seguían siendo hombres, se entregaban sin contemplaciones… Espaldas sudadas yendo y viniendo… Esa era mi imagen favorita. Y él lo reunía todo.

-¿A qué te refieres con “Cosas extrañas”?- le pregunté en un intento rápido de verme natural

-Bueno, me gusta la miología, cosas de magia, las cosas antiguas y la música misteriosa sea del género que sea… También estoy aprendiendo a dibujar-

Me sentía un poco más satisfecho con la información sobre ese espécimen, ya sabía sobre qué hablarle o qué inventarme para “profundizar” en él, además ya teníamos algunas cosas en común. Pero sin embargo, no tenía ningún tipo de intención oculta. Héctor era un alumno y yo su profesor. Ahí moría la historia. Al menos hasta que se graduara… Pero eso sería sólo una fantasía.

-Jahir Mabares, Me gusta leer… Tengo 17 años y me gustaría empezar a practicar algún deporte. Acepto sugerencias profesor… Y bueno, estamos a su orden-

Él me dio algo de escalofríos. Pero no hice mucho caso. Llamó mi atención, pero de otra manera… Siguieron Silvia, Salma y Sara… parecían las tres hermanastras… Darío, Ana María y Braulio… cerrando el grupo de los que recibí la impresión que serían los que rendirían en mi materia. Y ya lo tenía claro, Onceavo grado sería mi reto, dar clases teniendo los ojos de Héctor clavados en mí no me funcionaría. Me gustaba, había que reconocerlo. Así se pasó la interminable hora, terminando en una conversación que logró adormecer mi erección espontanea e indiscreta, permitiéndome marcharme con la confianza del grupo y con esa sensación de que no hace tanto yo había pertenecido a un grupo similar… Sin duda, era todo un cliché en la vida real, los mala conducta, los vagos, los tres nerds, las niñas huecas y los que sólo van a llenar las sillas… Me sentía tranquilo al irme de allí…

Tocaba décimo grado… Y fue perturbador. Un salón tranquilo, ordenado, limpio, silencioso y en donde toda la atención estaba sobre mí. Definitivamente me pareció rarísimo, pero ya qué. Raro que una niña de doce años me piropeara en mi primer día, raro que un adolescente me haya puesto tan nervioso, raro que me estuviera sintiendo a gusto (en todos los sentidos) en ese trabajo que no imaginé hecho para mí.

Entonces empecé mi guión, empezó la dinámica y empezó la presentación de cada uno; recibí una declaración de amor de una muchacha, frente a frente y yo sólo pude quedarme callado un momento y hacer que ella misma se respondiera pálida por el rechazo… Uno a uno, no les presté mucha atención pues seguía teniendo en mente a ese angelito rubio como si mis ojos lo hubiesen fotografiado… Pero de un tirón me lo quitaron de la cabeza

-Jordán Ferrán… 16… Me gusta la música y la gimnasia-

Yo pensaba que los punketos, los emos, los rockers, los darkers y todas esas especies y subespecies se habían extinto para dejar que los wavys, los skaters y los “boletas” surgieran de debajo de las piedras… Pero este chamito tenía algo, algo, algo, quitándose el cabello que caía sobre su ojo derecho, con un desgano increíble pero con una voz gruesa que se escapaba de cuello también grueso adornado con un fino cordón de cuero negro… Delgado, pero con un cuerpo grande y unos brazos que se adivinaban acostumbrados a hacer fuerza…

¿Qué comían los muchachos en ese liceo? Cuando yo estuve en esos grados, o eran flaquitos, o eran estilizados, o eran llenitos o eran gordos, pero nunca músculos por ningún lado…

Jordán también me cautivo, pero de una manera diferente. Era un poco oscuro pero al mismo tiempo cálido, lucía rudo pero lo percibía delicado… Ahí tenía yo en mi mente un Ying-Yang hecho por dos cuerpos desnudos que antojaban imaginarios, fuertes, masculinos y desnudos, que me llevé a mi casa intacto, queriendo inmortalizarlo… El ángel rubio hecho de mármol, y el demonio de piel dorada con ojos nocturnos.

También hubo un chico que me preocupó con detallado informe sobre sus preferencias, desde sibaritas hasta musicales. Dijo su signo zodiacal, su color favorito, su libro favorito y creo que hasta el nombre de sus familiares. S nombre era Adán, pero él me insistió en que debía leerlo “Eiden”… Lo que me llamó la atención de él no fue su físico, ya que no era ni especialmente atractivo, ni feo,, ni alto, ni bajo, ni flaco, ni gordo… Era la representación física de la palabra “promedio”. Lo que me llamó la atención entonces fue que aún con tanta timidez se desenvolvió de aquella manera que casi pienso en mandar a callarlo.

-Agradezco su receptividad conmigo, hicieron que mi primer día con ustedes fuese perfecto. Espero sigamos con esta actitud a lo largo del año escolar y ya verán que se van a quinto año hablando inglés- decía regalándoles mi mejor sonrisa y recogiendo mis cosas.

Había un protocolo para salir de ahí que no he descrito aún, pero en ese momento, era lo que menos quería ya que había una erección muy marcada en mi pantalón que no podía exhibir por ahí sin contemplaciones… Debía reportarme con la directora para hablarle de mi experiencia con cada grado (recuerden que era nuevo), luego debía hablar con la coordinadora para darle un pequeño informe sobre el comportamiento general y algunos casos especiales (como los saboteadores), después en el departamento de “control de estudios” debía entregar la asistencia de los alumnos y firmar la mía… Logré superar esa larga ruta a lo largo y ancho de los pasillos, tapándome lleno de vergüenza con mi carpeta, sorteando a los pocos  alumnos que quedaban de modo que nadie me preguntara, que nadie me viera, que nadie me tocara…

Ya cerca de la puerta, ya a punto de irme, alguien me llama…

-¡Profesor Francisco!-

Escuché con una voz gruesa.

Y por la adrenalina, el estrés, la sangre que se empeñaba en mantenerse en mi pene y no en mi cabeza, giré rápidamente y mi carpeta cayó quedando de frente, exageradamente cerca de Jahir, quien por un par de segundos sintió mi dureza en su abdomen, abrió los ojos con sorpresa y gusto y con una sonrisa se inclinó para devolverme mi carpeta, sin dejar de rozar su brazo con descarada fuerza sobre toda la longitud de mi miembro que se adivinaba sin dificultad por encima de mi pantalón

-Tome profesor… Manténgala donde estaba… Aquí pueden pensar muy mal de Ud. Si lo ven así. Incluso algún abusador podría pasarse con sus comentarios- decía con malicia.

El muchacho me tenía sorprendido. Sí, definitivamente eran otros tiempos. O es que yo había crecido en un mundo imaginario. A mis 17 años ya me había follado a un compañero y a mi primer noviecito, pero jamás, ni a mi edad, me comportaba con tal descaro. Y como no tenía palabras ante aquella situación que me hicieran librarme de cualquier mala interpretación jugué con la intención de pasarlo por alto.

-Dime Jahir-

-Que bueno que se aprendió mi nombre profesor. Pues, sólo quería preguntarle a que Gimnasio va usted. Es que como le dije, quisiera practicar algún deporte. Estoy muy flaco ¿No le parece?- abría los brazos invitándome a ver su cuerpo –Y pues si Usted está como está a punto de gimnasio, yo quiero ir al mismo que usted va- Decía apretando mi brazo izquierdo.

Sin querer parecer violento retiré su mano de mi brazo y le reprendí por su comportamiento. Una vez bien armado el momento de incomodidad le indiqué que no iba a ninguno, que me ejercitaba por mi cuenta. Y le recomendé que cambiara su dieta y dirigiera su inquietud a sus compañeros, ya que había escuchado de varios que practicaban algún deporte, o bien, si asistían a algún gimnasio.

Después de un apretón de manos y un completo cambio de actitud de su parte. Se retiró y yo pude irme…

Que viernes…

Que día…

Los viernes serían el peor día. Vaya inicio de fin de semana.

Llegué a casa encerrándome en mi cuarto, dejando la ropa por todo el piso. En ropa interior, un interior bastante corto, gris, con un elástico grueso plateado con el nombre del diseñador en letras grises dejaba ver un pene descarado, burlándose de mí por casi hacerme quedar en ridículo por débil, por sádico, por pervertido… Así que para castigarlo, lo acaricié por encima de la tela haciéndolo sufrir con esa intensa cosquilla a lo largo de todo el tronco que terminaba recorriendo mi médula espinal.

Ya desnudo por completo lo sujeté firme mirándolo para que quedara claro que lo estaba reprendiendo. Y acostándome en mi cama, mientras me acariciaba el pecho, el abdomen y la ingle, comencé a sacudirlo con fuerza mientras venía a mi mente aquel Ying-Yang humano de cuerpos desnudos, pero mi imaginación no era tan poderosa como hubiese querido, para hacer que Héctor y Jordán me besaran, me tocaran, me lamieran y se comieran mi pene como lo estaba necesitando. No tenía una imaginación tan poderosa para hacer que se pusieran en cuatro y así contemplar sus quizá virginales y seguramente deliciosos tesoros… Y en un segundo, en un gemido, ellos dos se habían alejado de mi mente dejándome con Jahir, con su uniforme color beige, arrodillado frente a mí recibiendo todo mi semen con su boca abierta…

Agitado, empapado, y avergonzado… Abrí mis ojos y me reproché

-Eres un maravilloso profesor… Fantaseando con unos niños… -

Me limpié, recogí mi ropa, me duché, almorcé y me senté a revisar alguna nueva propuesta de trabajo que me resultara atractiva. Definitivamente no podría seguir dando clases. No era lo mío. Pero no había nada. Entrando en mi facebook para curiosear me encontré con unas interesantes sorpresas

-¿Invitaciones de amistad?-

Y la larga lista me dejó sorprendido… Ahí estaban, Waleska, Mario, Darío, Sofía, Ana María, Braulio, Silvia, Sara, Salma, Karina, Sofía… Me alegré y llené de morbo al ver que Jordán me había invitado… Me entristecí al no encontrar a Héctor en la lista… pero de pronto apareció una notificación que me asombró y me hizo reír como si fuese cómplice del ordenador…

-Ay mierda…-

No era Héctor, era Jahir y su foto era una de esas desde arriba, donde se veía su labio inferior siendo mordido, y un toso delgado y marcadito, desnudo, que llegaba hasta una cadera coronada por un músculo abdominal que se insinuaba delicioso…

-Es hora de otra paja-

Acepté con una fingida vergüenza…

________________________________________________________________

Acá termino una historia nueva, diferente, sobre una idea que venía rondando mi cabeza. Cabe resaltar que no soy fanático de las historias de “prepas”, ni de las comedias, ni de los crudos folladores… Así que con esto me reto a mi mismo, tomando esos tres elementos y llevándolos a lo que sí me gusta que son los buenos personajes, la trama cargada y las emociones.

Espero que les guste y me comenten sus impresiones. Vaya que ya estoy esperando sus comentarios.

Honestamente pensé que el tiempo me daría para más ya que he tenido unos cuantos días libres de mi trabajo, pero al mismo tiempo he estado haciendo otros trabajos particulares que me han secuestrado en una cocina o en un estudio y pues, comprenderán que a un ingreso extra no se le dice que no.

Nos vemos en los próximos días con la continuación del Poeta Maldito y quizá con algo más de Tom&Joseph.

¡Un abrazo Venezolano de todo corazón!

¡Se les quiere!