El taxista

El taxista se atrevió a empezar con el toque de mis piernas, buscando algo más.

Buen día, mi nombre es Daniela, tengo 26 años, mido 1.58, algo rellenita, de buenas tetas, piel trigueña. El relato que les contaré fue de un día en que salía de casa de una amiga hacia mi casa.

Siento las 8:00 pm un domingo, salía de la casa de una amiga, a la cual estuve visitando ya que se encontraba un poco enferma, estaba en la esquina de la calle esperando para abordar un taxi, ya que la distancia de su casa a la mía era un poco larga; después de un par de minutos allí, logré abordar el taxi, el conductor era un hombre aproximadamente de unos 50 años, un poquito gordo, yo me senté en la silla de atrás, le indiqué mi destino y me fijé en mi celular.

Ese día vestía un shorts, blusa un poco escotada en la parte superior, sentía como me miraba el taxista, hasta que se animó a hablarme.

T- Está muy linda.

D- Gracias.

En ese momento colocó una de sus manos en mi pierna, a eso de la rodilla, preguntó mi nombre, mientras subió su mano un poco más.

T- Mami tiene unas piernas muy bonitas.

D- Gracias.

Yo con mis calenturas constantes, ya me empezaba a sentir húmeda; él sin subir más, empezó a mover su mano, bajaba, subía, pero conservando su distancia, al notar que yo no le impedía nada, bajaba su mano hasta mi rodilla, luego la empezó a subir hasta rozar mi vagina con sus dedos, encima de mi shorts, estaba tan excitada, que quería decirle que ya me metiera sus dedos, pero no quería parecer demasiado zorra.

Cuando estábamos a unos 10 minutos de mi destino, su dedo se empezó a filtrar por un lado de mi shorts para tocar directamente mi vagina, al notar que estaba bastante húmeda, me dijo que me pasara al asiento del frente, así lo hice, bajé mi shorts, abrí las piernas y permití que ese extraño introdujera sus dedos en mi vagina, le sostenía su mano, tratando de conseguir más dedos y lo más adentro posible, se desvió del camino, nos dirigimos a un lugar oscuro, bajo sus pantalones y sin que lo pidiera me subí sobre él, metiéndome esa rica verga,

T- Perrita que rico, que caliente y húmedo está.

D- Ahhh, te gusta, chúpame las tetas.

T- Eso, muévete así de rico que me vas a sacar la lechita mami.

D- Eso quiero.

T- Dónde la quieres?

D- En la chocha, no me lo vayas a sacar.

Lo cabalgue hasta que me vine, y él me lleno de leche, nuevamente tomamos el rumbo, y siguió dándome dedos, hasta que llegué a casa, cogida, y no tuve que pagar el servicio.