El taxi

Encuentro en un taxi, dedicado a J.

Anoche íbamos juntos en ese taxi. Nos comíamos la boca mientras me acariciabas los pechos por encima de la ropa. Como no di muestras de que me molestase, me bajaste la parte de arriba de mi vestido dejándolos al aire, notaste mis pezones completamente duros, los pellizcaste hasta arrancarme un suave gemido. Miraste discretamente al chófer, comprobando que nos estaba mirando y me lo susurraste al oido.

Por respuesta, subí la falda de mi vestido dejándote claro donde quería que jugasen tus manos. Me recorriste los muslos, acariciandomelos de las rodillas hacia arriba para teminar de levantarme el vestido.

Finalmente pusiste tu mano sobre mi tanga, podías notar lo caliente que estaba... Tiraste de la tela hacía arriba hasta enterrarlo entre mis labios para después sacármelo de un tirón, una y otra vez hasta q lo moje por completo.

Nos volvimos a besar y me preguntaste :

-¿Estás caliente, perrita?

-Muchísmo- Te conteste mientras rozaba tu polla por encima del pantalón

Te metiste uno de mis pezones en la boca y me lo mordiste. Subiste hasta mi cuello y me dijiste:

-Levanta el culo, puta

En cuanto lo hice me quitaste el tanga y me arrastraste hasta quedar en mitad del asiento trasero con mi coño bien visible.

Mientras libraba tu verga del pantalón y el boxer, tu me masturbabas, metiéndome dos dedos hasta el fondo de mi vagina y sacándolos completamente empapados.

Te dirigiste al taxista y le preguntaste:

-¿Has visto lo zorra que es esta chica?

Llevaste tus dedos empapados de mis fluidos a mi boca para que te los lamiese mientras me decías:

-¿Verdad que eres una zorrita? ¿Por qué no le enseñas a nuestro amigo el chófer lo mucho que te gusta comer verga?

Me jalaste del pelo e hiciste que me la tragase entera de un solo golpe.

-Eso es...¡ Cómetela toda!

Movías mi cabeza cada vez más rápido, enterrándola en mi boca. Follándomela mientras me dabas azotes en el culo. Derritiéndome de placer.

El conductor ya no disimulaba y se tocaba por encima de la ropa.

-¡Orilla el coche!- Le ordenaste y en cuanto paró, hiciste que me sentase en tu polla.

-¡Vamos puta, cabálgame!

Apoyé una mano sobre la parte del asiento que estaba vacio y me fui enterrando de a poquito tu polla, notando lo dura que estaba, dejando que resbalase dentro me mi coño. Me agarraste de la cintura y me marcaste un ritmo más rápido, subiendo y bajando por tu verga. No podía parar de gemir, oyendo como chocaban nuestros cuerpos y viendo al taxista machacársela.

Llevaste tu mano a mi clítoris, empezaste a frotármelo muy fuerte y a darme golpes sobre él. Estaba por correrme y tú te diste cuenta.

  • Así puta, demuestra lo guarra que eres. ¡Córrete para nuestro amigo!

Después de oirte decir eso no pude aguantar más y me vine con toda tu polla dentro, gritándote como loca que me la metieses bien adentro.

Esperaste a que me calmase un poco, pero sin sacarla de mi coño y me dijiste:

-Ahora perrita quiero tu culito.

Aprovechaste que te había dejado la polla bien mojada para metérmela por atrás, costo un poco al principio pero al final cedió y entro hasta el final. Me metiste mi tanga en mi conejito y empezaste a darme duro, abriéndome el culo, follándome con furia.

-Así es como te gusta, ¿Verdad? Que un buen macho te llene el culo ¿A que si?

-Si, Papi ¡Qué bien me lo haces! ¡Dame más duro! ¡Rómpeme toda!

-¡Te voy a llenar el culo de leche!

-Uff si, Cabrón. ¡Échamela toda bien adentro!

-¡Tómala toda, Zorra!

Sentí cómo inundabas mi culo de tu leche, mientras me mordias el cuello hasta hacerme daño.

La retiraste de mi culo y me dijiste:

-¡Ahora, caga mi leche, puta!

Empecé a hacer fuerza y poco a poco fue saliendo tu semen cayendo sobre tu polla aún medio dura.

Sin que tu dijeses nada, me giré dando al taxista un visión perfecta de mi coño y culo, y comencé a pasar mi lengua por tu verga recogiendo con mi lengua los restos de semen que salieron de mi culo. Lo hacía mirándote a los ojos, haciendote saber que sólo tú me vuelves así de puta.

Podía oir al chófer pajeándose, y sentí como me quitaba el tanga de mi vagina y hundía varios dedos en mi coñito encharcado. Te miré de nuevo buscando tu consentimiento para correrme con la paja que me estaba haciendo el viejo.

-¡Córrete para mi, zorrita!

Mi orgasmo se unió al del taxista que se corrió salpicando mi espalda.

Me abrazaste y me dijiste al oído, cuando lleguemos a casa te voy a orinar toda. Me extremecí de gusto sólo al pensarlo y dejé que me abrazases.

Al llegar a nuestro destino, sólo pude oir cómo el taxista te decía que el viaje corría por cuenta de la casa y que para cualquier otra ocasión no dudases en contar con él.

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