El tasador inmobiliario

Un tasador inmobiliario se ve envuelto en un idilio sexual con una señora durante la visita del primero para realizar una pericia de la vivienda.

Me llamo Nicolás, tengo cincuenta y ocho años, mido 1,80 y peso unos 85 kilos;  estoy casado y padre de cuatro hijos, y trabajo en un estudio de arquitectura como aparejador. Tengo un buen físico y pese a mi edad, quizás por el  deporte que practico, y según comentan aún me mantengo bastante atractivo, pese a la existencia de algunas canas, pero que son contrarrestadas con la presencia de mis ojos azules. Además me gusta vestir bien, y casi siempre acudo a mi trabajo  con chaqueta y corbata.

En mi condición de Aparejador, tenía que visitar una casa para emitir un informe pericial para una entidad bancaria. Para ello me tuve que desplazar a un caserío en las afueras de la ciudad, llevando mi vehículo hasta donde se situaba el inmueble en cuestión. Como no conocía el lugar, estacioné el vehículo cercando a donde sabía que debía encontrarse la vivienda y me dispuse a preguntar a fin de que me orientaran,  haciéndolo un anciano, que me señaló que tenía que acceder por un callejón ubicado a unos metros del lugar para lo cual debía atravesar por un callejón peatonal, ya de que lo contrario, si quería llegar a coche tendría que dar un buen rodeo.

Tome mis utensilios de trabajo, y me introduje en el callejón que me indicó el señor, comprobando que a dicha vía lindaban los patios traseros de muchas viviendas, las cuales tenían igualmente un segundo acceso por allí. No encontré a nadie en el trayecto. Cuando me acercaba a una casa bastante bonita, cuyo jardín trasero daba a ese callejón, tras comprobar mis datos, verifique que según las referencias coincidía con la vivienda que andaba buscando.

Abrí una pequeña verja existente en el límite con el camino, y accedía al un interior de una pequeña senda,  que parecía llevar hasta la parte trasera de la edificación donde posiblemente debía existir una puerta. La senda estaba delimitada por una frondosa vegetación, que impedía ver con claridad la edificación, por lo que seguí  a través de ella.

Llame en voz alta por si había alguien, pero, al no responder  nadie a mi llamada, decidí continuar hasta el pie de la misma edificación. Cuando estaba llegando a un espacio donde parecía que la vegetación permitía ver la parta trasera de la vivienda,  de repente, “ cayó sobre mi cuerpo un chaparrón de agua que me baño por completo” , e incluso hasta los papeles de trabajo que llevaba se mojaron. Comprobé que no solo se trataba de agua, sino que parecía que tenía jabón de fregar o algo parecido. Quede completamente empapado, y mi traje totalmente hecho un verdadero asco.  No salía de mi sorpresa cuando escucho desde la parte alta de la casa, donde existía una balconada:

  • Esos es para que aprendáis gamberros, que soy unos gamberros.

Como pude grite a la mujer que me hablaba que se equivocaba, que yo no era un gamberro, que venía a realizar el peritaje para el banco. Me di cuenta de que la mujer enmudeció, y dijo algunas palabras en voz baja como dando a entender que había sufrido un error.  Me acerque a un claro para que viera quien era y la guisa en que me había dejado. Ella se echo las manos a la cara, pidiendo perdón y me indicó que ahora mismo bajaba .

Momentos después, siento abrir la puerta trasera de la vivienda, y aparece en al portal un señora de unos cuarenta años, rubia, con un delantal de trabajo, pero que parecía no ser muy gruesa, y, aunque estaba con un pañuelo en la cabeza, parecía bastante bonita.

Me pidió perdón, manifestándome que me había confundido con los chiquillos que la acostumbran a molestar y le tiran piedras al perrito que tenía en el citado jardín .

Al ver mi estado, me pidió que pasara a su vivienda, que intentaría ver cómo solucionar el problema, al menos para que me cambiara la ropa, ya que “ realmente estaba totalmente empapado” , y además el agua era sucia, proveniente de la lavadora, que según me dijo la tenía preparada por tal menester ante la insistencia de los chiquillos.

- de verdad que lo siento. No sé cómo ha podido ocurrir tal confusión. Reitero mi pesar.

Comprobé que la casa era muy espaciosa, y me hizo quitar la chaqueta, pidiéndole si me podía ofrecer su baño, ya que le iba a dejar el salón totalmente mojado. Me señaló el camino, y me hizo entrar en un pequeño aseo, donde una vez dentro me intenté quitar la camisa ante el mal olor que desprendía. Como estaba tan adherida a mi cuerpo, ella misma me ayudo a desprenderme de ella, apareciendo mi pecho y torso totalmente desnudo y con abundante bello. Note el rubor de la señora al contemplar mi cuerpo. No es normal que otro hombre se desnude, aunque solo sea de cintura para arriba ante una señora en su propia casa.

Estaba tan mal oliente, que el pedí si podía ducharme, ya que el olor era insoportable. Nuevamente me pidió perdón, y me indicó que para ello tenía que subir a la planta alta. Como no quería manchar toda la casa, me quite los zapatos, calcetines, y sin pudor, al ver que mis pantalones estaban empapados y escurría agua, me los  baje ante su presencia, quedándome solo en bóxer que usaba como calzoncillos. Le pedí perdón, pero le indique que no soportaba más el olor que desprendía ,y que de subir con ellos mancharía toda la casa.

Los rubores de la cara de la señora eran evidentes. Mucho más al contemplar a un hombre que era la primera vez que lo vía, hacerlo en paños menores, y además en su propia casa.

Me indicó que la siguiera, accediendo por las escaleras a la planta alta, llevándome hasta el interior de un baño el cual disponía de bañera. Ella me indicó que iría a buscarme unos pantalones de su marido y alguna camisa. Ya que era lo menos que podía hacer por mi.

En cuanto salió, me desprendí del bóxer y me metí rápidamente en la bañera. Tras enjabonarme adecuadamente, y pasarme agua limpia, intenté secarme, comprobando que, para mi desesperación, tampoco había ninguna toalla . Aquello era otro verdadero problema, ya que me encontraba totalmente desnudo, y además solo existía una mampara de cristal, pero totalmente transparente.

Ella toco la puerta, y me dijo antes de entrar: lo siento. La verdad es que con las prisas me había olvidado de ponerle una toalla. Voy a pasar para entregársela.

No me quedó más remedio, por lo que le indique que pasara. Solo al pensar que una mujer, que no conocía de nada, me fuera a ver en tal guisa, mi pene comenzó a tener una semi-erección. Debo reconocer que tenga un aparato nada común, cuyas dimensiones superan los 22 cm y una grueso no menor de 6 cm.

Ella abrió la puerta, y evidentemente tuvo que mirar hacia donde me encontraba dentro de la ducha. Comprobó que estaba totalmente desnudo, viendo la cara de situación de la mujer, pero en modo alguno me inmute, y aunque le pedí perdón, debo reconocer que me excito sobremanera exhibirme ante aquella mujer y que la misma comprobara el aparato que me gasto. La verdad es que no hice aspaviento alguno, ni tampoco me tape mis genitales, los cuales colgaban claramente ante su mirada.

Nadia, que así se llamaba la mujer, no pudo evitar contemplarme totalmente desnudo y con mi polla en tal grado de excitación, verificando como los colores afloraron al instante a su cara, notando sus cachetes rojizos, ante aquella morbosa escena.

Se acerco para alcanzarme la toalla, y mientras lo hacía verifique que la misma, lejos de retirar su vista de mis genitales, al contrario fijó su mirada en ellos, lo que hizo que mi pene se comenzó a empalmar de verdad. Verifique que ella, al ver como se encabritaba mi pene, realizó como una gesto de asombro, incrementado el color de sus mejillas, cada vez más intensas.  Tome la toalla, y me dijo:

- he encontrado unos pantalones, unos calzoncillos y una camisa, aunque, la verdad es que ¿no sé si le servirán?. Al menos hasta que lave su ropa y se pueda secar. Es lo más que puedo hacer.

-gracias, espero que al menos alguna de esas prendas pueda servirme .

Eran de su marido, y ella me dijo, siempre dentro del baño, que yo su esposo era más bajo y menos corpulento que yo , por lo que no sabía si me iban a quedar bien . Le di las gracias, y ella salió del baño, notando que antes de cerrar la puerta echó un último vistazo a mis genitales.

La verdad es que la situación era bastante excéntrica, pero a la vez muy morbosa. ¡Nunca me había ocurrido nada semejante!.

Tras secarme comprobé que, ni la camisa ni el pantalón me servían, ya que eran demasiado pequeños . El slip como era muy flexible, al menos pude ponérmelo aunque notaba que me apretaba un poco mis genitales, y con el aparato que me gasto, el bulto se marcaba completamente. Pensé, ¡joder como haré si mi pene se erecta! .

Me tuve que poner la toalla alrededor, haciéndoselo saber, y devolviendo el resto de la vestimenta. Ella me indicó que el pantalón y la camisa la había metido en la lavadora, pero que tardaría en secarse . La chaqueta había que llevarla a la lavandería.

Le indique: -¿ no tendrá algún pantalón de deporte que pueda ponerme hasta que termine de secarse mi ropa? .

Ella me dijo: creo que lo único que dispongo es de unos pantalones tipo bóxer, y, como son bastante elásticos, quizás le vengan bien .

Ella fue  y me los trajo. Al verlos, comprobé que era para hacer ciclismo. Entre nuevamente en el baño, comprobando que me quedan mejor, debido a la elasticidad de los mismos, pero opté por quitarme el slip, ya que me presionaba demasiado mis partes. Mire en el espejo, y me di cuenta que aquella indumentaria marcaba ostentosamente mi aparato y mis testículos , e iba como se dice vulgarmente “ marcando paquete ” y de una forma muy notable.

Cuando salí, note  la cara de sorpresa de ella al ver al bulto que formaba, y los colores afloraron a su cara. Igualmente me dejó una camiseta algo más elástica y me la puse.

Tras indicarle cual era el motivo de mi visita, me hizo saber que “ mi marido se encontraba de viaje por término de un mes, y, la verdad es que no regresaría hasta dentro de al menos dos semanas”. Luego supe que llevaban cinco años de casados, pero aun no tenían descendencia.

Como me tenía que quedar un buen tiempo hasta que se secara la ropa, para poder ponérmela, ella me dijo: estoy terminando de hacer la cena, y  dadas las circunstancias, creo que lo menos que puedo hacer es invitarle a cenar ”. Me me dispuse a aprovechar para realizar mi labor de tasación, el trabajo para el cual había acudido a su vivienda. Luego salí a una terraza totalmente privada, y sin vistas desde el exterior, verificando que era una gozada, ya que existía un jardín con muchos frutales, y además el sol comenzaba a ponerse. Me percaté, con sorpresa, que el cielo de pronto se había encapotado, amenazando lluvia, ya que se acercaban unas nubes negras bastante bajas, signo evidente de que iban a descargar.

A la media hora, Nadia salió a buscarme para que fuera a cenar, comprobando que ella se había duchado, y se había puesto un traje compuesto de una blusa blanca, que note algo escotada, la cual permitía verificar que mantenía una buena figura, y que destacaban unos buenos pechos, cosa que no había detectado al principio; y además llevaba una falta de tablas tendiendo a minifalda. Me di cuenta de que aquella mujer estaba realmente muy buena, y conservaba una figura envidiable.

Como me quedé mirándola, y me dijo:

- le pasa algo. ¿Tiene algo malo mi atuendo?.

-No claro que no. Lo siento señora, con la confusión inicial no me había percatado que es vd. una mujer muy elegante y además muy bonita. Y por supuesto, “de muy buen ver .”

Ella se sonrojó, algo nerviosa, y sumamente acalorada, pero no obstante me lo agradeció. Como constantemente la estaba tratando de señora, ella me pido que la llamara Nadia, que señora la hiciera muy vieja, sonriendo.

Nos sentamos a comer, y tras la cena pasamos al salón, sentándose ella casi de frente, comprobando que era de una belleza singular, pero sobre todo muy hermosa, con una silueta de unas curvas portentosas. Ella se encontraba nerviosa ante mis continuas miradas a su cuerpo, aunque tampoco ella dejaba de ojear mi paquete, ya que, yo mantenía una notoria erección que se apreciaba por lo marcado del bóxer que llevaba.

Al final me reconoció que  era de Madrid, pero, que cuando se casó se trasladó a este lugar con su marido. Sin embargo, ella aquí tenía pocas amistades. Que su familia, así como la de su marido se encontraba en Madrid y Barcelona, por lo que tras la marcha de viaje de su marido a Túnez, apenas tenía con quien hablar, salvo cuando iba al supermercado.

Hablamos de muchas cosas, y así pasó casi una hora. Ella fue a comprobar cómo iba mi ropa, regreso algo preocupada diciéndome: - apenas se había secado. Pero es que además, he tenido que quitarla del tendedero, ya que ha empezado ha llover. ¡Creo que al menos, va a tardar varias horas en secarse!.

Encima en la calle el tiempo se había puesto de lluvia, y además comprobé que lo hacía de forma torrencial. Era obvio, que con dicha situación no podía salir a la calle, al margen de que tampoco podía hacerlo con el pantalón que llevaba. ¡ qué pensaría mi esposa cuando me viera!.

- vaya problema. Así no podre salir a la calle. Y además, con esta pinta. Incluso mi esposa si me viera sospecharía llegar de esta manera. No se va a creer lo que ha sucedido. La verdad.

-lo siento. Todo ha sido por mi culpa. Me dijo ella igualmente apesarada, pero en el fondo preocupada por la situación.

-No. Si tampoco la culpo. Lo que ocurre es que voy a tener que permanecer en su casa por más tiempo, del que debía. Al menos hasta que la ropa se seque.

-Lo entiendo. Es lo menos que puedo hacer, después de ser culpa mía. Con este tiempo tampoco puede salir sin una ropa adecuada.- Me contesto.

Era obvio, que quizás tuviera que hacer noche en su casa. Ella se puso algo excitada ante este comentario.

Fuera llovía intensamente, por lo que decidí llamar a mi esposa para que no se preocupara, indicándole que quizás esa noche con el tiempo como estaba me iba a quedar a dormir en un hostal . Ella escucho lo que le contaba a mi esposa, y luego le dije:

  • Es una mentira piadosa. Si le digo que estoy en bóxer con una preciosa mujer en su casa, ¿qué crees que pensaría?.

Ella nuevamente enrojeció, y lo comprendió.  Luego se sentó inquieta en el sofá, comprobando que su falda había subido lo suficiente para contemplar sus pantorrillas y además pude ver que llevaba una braguitas rojas. Aquello, me puso como un toro, y mi paquete empezó a inflamarse de una forma que no pude controlar. Tanto, que no escapó de las miradas de ella. Lejos de tranquilizarme, observe que mi tranca amenazaba con salir de bóxer. ¡Joder, o me tranquilizaba, o mi pene iba a romper el pequeño pantalón, totalmente ajustado.

Nadia, estaba cada vez más nerviosa, y no hacía sino cambiar de posición en el sofá, pero notaba que pese a ello, en el fondo aquella situación tampoco le incomodaba demasiado, puesto que detecte que algunas veces se había abierto las piernas más de la cuenta sabiendo con toda seguridad que con dicha acción podía mostrarme sus bragas.

La vi mirando fijamente mi paquete, y ella comprobó que la había cazado observando. Le dije:

- Nadia, llevas toda la tarde mirándome el paquete, y lo siento pero no puedo controlarme. La verdad es que eres una mujer muy hermosa, y tus miradas me están excitando .

Ella sorprendida me dice: - ¡ Pero que dice!. Yo no te estaba mirando el paquete. Que grosero, ¡eso son invenciones tuyas!. Soy una mujer casada. Que te has creído “que soy una cualquiera”.

Le conteste:

  • Tampoco tienes porque ofenderte. Es normal que en una situación como esta, tengas la curiosidad de mirar mi bulto. El que estés casada, no significa que dejes de ser una mujer, y que tengas tus necesidades y tus curiosidades. Eso lo comprendo.

Ella volvió a insistir en que no me estaba mirando el paquete. Yo le confesé, que no voy a discutir con vd por eso. Yo sé que me lo ha mirado en varias ocasiones. Como tampoco puedo negar que la he estado observando, especialmente sus piernas, y sus bragas .

Ella se soliviantó y me dijo, intentando ceñirse su falda: ¡¡ queeee!. Eso es imposible. ¡No es cierto que me haya visto mis bragas!.

  • Mira Nadia, las he visto claramente, y te puedo decir hasta el color que son. Es más he visto que hasta estabas excitada, porque “he notado una mancha en las mismas”.

Ella se encogió como para evitar que la siguiera viendo, y me dijo supe alterada: ¡ eso es mentira!. Ni me has visto las bragas ni tampoco estoy excitada. Pero… que se ha creído.

_ Reconoce al menos que tus bragas son rojas, y que se trata de una tanga. ¿Lo vas a mentir también? .

Ella se revolvió inquita al descubrir que había acertado, y con los ojos como platos me contestó: - No sé cómo has podido verme las bragas. Pero, ¡no es cierto que este excitada!. Te lo estas inventando. Debes saber que siempre la he sido fiel a mi esposo.

_ Por muy fiel que hayas sido a tu esposo, no quiere decir que ahora no estés excitada. Te has excitado al ver mi paquete.

  • Que te propones. No querrás que te enseñe mis bragas para comprobar que no estoy excitada . Me contestó ella acalorada y sin saber cómo salir de aquella situación.

Le dije: tu lo has dicho, el único medio de saberlo es “enseñándome tus bragas”. Si no lo haces sabré que eres una mentirosa, y que estas totalmente excitada. ¡Yo estoy seguro que ahora mismo tienes las bragas mojadas!.

Yo a estas alturas me pasaba la mano por mis huevos y por mi polla sobre el boxer, ante la mirada morbosa de ella. Y me atreví a decirle: - Además, creo que estas deseando verme otra vez el paquete. Estas excitada desde que me viste en el baño. No puedes negarlo, tus ojos y tus miradas te traicionan. ¿Quieres verla de nuevo?.

Y sin que ella me respondiera, me baje el bóxer mostrando mi tranca con una erección impresionante . Ella abrió los ojos como platos, al ver cómo iba creciendo mi polla en mi mano. Le dije:

  • Habías visto una como esta. ¿la de tu esposo es tan grande?. Porque no la tocas y compruebas las dimensiones de la misma y lo dura que está?

Ella se levantó, haciéndolo al mismo tiempo, y me acerque a ella. Me dijo que haces no te acerques… . Pero yo seguí acercándome a ella, Le cogí una mano y la llevé hasta mi tranca. Cuando ella toco mí pene quitó la mano rápidamente, pero yo insistí, y le dije:

  • Anda Nadia, tócala, no tendrás la oportunidad de tocar una como esta, mira las venas, y lo dura que está.
  • -estás loco, debes respetarme oh Dios mio.

Ella como si estuviera ida, pero demasiado excitada, agarró mi tranca, comprobando que no podía rodearla. Insistí nuevamente en que la tocara, y lleve su mano hasta mis testículos, y le dije: - mira como los tengo. Son grandes, ¿verdad?. Y los tengo muy cargados de leche.

Note un  escalofrió cuando comprobó lo repletos que los tenía. Yo aproveche, y dirigí mi mano a su coño, haciéndola que separa las piernas, y aunque forzada, le palpé sus bragas, notando que estaba completamente empapada. Nadia estaba sumamente excitada, mucho más, cuando mis dedos alcanzaron la raja de su coño, al apartar la braga, recreándome en ella.

Le dije:

  • joder Nadia, estas empapada, tienes el coño totalmente mojado. Ya sabía yo que mentías. Y además estas hirviendo, “ese coño está pidiendo guerra”.

Ella se soltó y se fue corriendo hasta su dormitorio, pero yo la seguí y la aborde, impidiéndole que cerrara la puerta. Pero que hace, déjeme por favor …

Ella reculó hasta el borde de la cama, y con sumo cuidado, pero tenazmente, la recosté sobre la cama.

Ella me dijo: - ¿ qué me vas hacer?. Por favor soy casada.

Le conteste: - te voy a dar lo que has estado deseando toda la tarde. “Te voy a echar un polvo como nunca antes te han follado”. Me tienes toda la tarde excitado.

Me dijo horrorizada viendo como blandía mi polla ante ella:- ¡ estás loco!. No pretenderás violararme. Además…. es demasiado grande, me mas a romper.

Le dije totalmente excitado:- no te asustes, verás cómo tu coñito se la comerás completamente. Voy hacer que te corras como una verdadera putita. Te voy a dar tanta polla que se voy a dejar ese coño totalmente inflamado.

Lejos de asustarse, me di cuenta que aquella forma de hablar la excitaba. Por ello, sin más miramientos, le saque completamente la tanga, quedando su coño bien recortado ante mi vista . Me di cuenta de que los labios externos de su coño estaban bien brillantes, singo evidente de que estaba bien lubricada debido a su excitación. Era obvio, que ¡aquella señora tenía una calentura de mil demonios!.

Ante su mirada expectante, le abrí sus piernas, me coloque entre ellas, la sujeté y dirigí mi miembro aquella raja que se encontraba abierta por la presión que ejercía yo. Ella intentó forcejear evitando que la  penetrara, pero la sujeté bien y de un certero golpe, le clave más de la mitad de mi poderoso miembro en su cuquita. Ello suspiró al sentir mi tranca dentro de ella, y aunque noté lo estrecha que era, realmente estaba tan caliente que se otro golpe de riñones de la deje ir completamente hasta el fondo .  No me lo podía creer. Aquella mujer estaba tan excitada, que su coño ardía. Y le dije:

_ joder Nadia, que buen coño tienes. Pero nena, “estas quemando”, parece como si me fueras a quemar la polla. Joder, pero yo te voy a apagar ese calor. ¡ya verás! .

-oh por favor oooo me abre mucho…. oooo Dios mio no puede ser ooooo

Empecé un mete y saca constante, que hizo que ella cesara en su forcejeó y empezara a disfrutar del polvo. A los pocos minutos se contrajo notando su primer orgasmo de la noche. Pero yo no me detuve sino que seguí un bombeo hasta el mismo fondo, notando como mis huevos tocaban su culo. La tenía totalmente atravesada. “Aquella hembra estaba muy fogosa, y ello me excitaba más”.

Ella suspiraba y me dijo: oh cabron… joder… métemela más adentro cabron, fállame, quiero que me revientes. Ohhhhhhhhhh, que polla tienes cabron, ohhhhhhhhhhhhhh……dame más,

Y entró nuevamente en éxtasis corriéndose al instante. Yo ya estaba a punto de correrme, por lo que comencé un toma y daca, cada vez más profundo. Estaba al límite. Aquella hembra me estaba poniendo como un  toro. Cuando ella se percató de que mi polla crecía dentro de ella, la señal inequívoca de que iba a descargar , escuche que me decía: - oh dentro no. No puede hacerlo dentro. “Creo que estoy en mis días fértiles”. Oh nooo oooo

No la deje terminar, ya que aquellas palabras  fueron como un acicate más “ para querer descargar dentro de ella .” Saber que podía estar ovulando, más de excito, y me afianzó en mis deseos de correrme dentro de ella.

Chorros y chorros de semen bañaban la cuquita de Nadia. No se cuento tiempo estuve deslechandome dentro de ella, pero sé que mi corrida fue sumamente copiosa. Cuando termine, me que dentro de ella con mi trancas alojada profundamente dentro de su raja un buen rato.

Luego ella me mira y me dice: - Te has corrido dentro, ¿Qué voy hacer si me has preñado?. No eres mi esposo.

No dije nada, y seguí acariciándola, y por primera vez la bese en la boca. Era obvio que aquella hembra estaba caliente, ya me respondió a mis caricias y me devolvió los besos. Pronto, mis caricias, hicieron que mi pene volviera a endurecerse dentro de ella. Ella al percatarse me dice: _ ¿ cómo? ¿Vuelves a estar empalmado otra vez? Mi marido nunca me ha follado dos veces continuas. Tú eres mayor y joder vuelves a estar a piñón otra vez. Te siento crecer dentro de mí.

La bese con pasión esta vez, comprobando que le gustaba que la tratara amorosamente, continuando por un chupeteo de tetas que la dejó recaliente nuevamente. Hasta que me dijo:

  • Esta vez quiero cabalgarte yo. Déjame subirme sobre ti?

Me coloque de espaldas sobre la cama, y mi tranca quedó inhiesta como un asta, y ella la miro, y me sonríe diciendo: “ joder como la tienes de nuevo ”. Y colocándose a horcajadas sobre mí se la fue clavando poco a poco, hasta que se la encajó totalmente. Pronto empezó a subir y bajar sobre mi tranca, cabalgándome como una verdadera amazona. Sus tetas saltan al ritmo de sus cabalgadas, e iban pasando por mi boca, izquierda a derecha. ¡aquella hembra estaba cañon!

No tardó muchos minutos más en volver alcanzar un nuevo orgasmo. Yo seguí follándola, y chupándole los pezones, haciéndola nuevamente que comenzara una nueva cabalgada, hasta que la hice volver a convulsionarse nuevamente con la llegada de un nuevo orgasmo. Ella quedó agotada sobre mi pecho. Entonces, la hice colocar en plan perrito, a cuatro patas, y colocándome detrás de ella, dirigí mi cipote a su raja (comprobando que estaba muy enrojecida por mis penetraciones) y se la encaje totalmente.

Al momento comencé a darle caña, bombeando mi pene dentro de ella con gran virulencia, hasta que me di cuenta de que me iba a correr nuevamente. Sé que ella se dio cuenta, ya que lo percibí cuando la mire a través del espejo del dormitorio. Ella me dice:

  • Así, así córrete dame toda tu leche otra vez… ooooooooo, lléname como antes oooo siiiii que caliente.
  • Te voy a llenar esa cuquita de nuevo … uff como me pones
  • le dije mientras mi semen brotaba dentro de ella como un torrente.

Cuando termine, al salirme de ella, se hecho sobre a cama, y se miró su raja, observando que una hilera de semen salía de aquella. Me mira y me dice: Eres un buen semental, me has vuelto a llenar mi cuquita. De esta me voy a quedar preñada sin remedio .

Permitió que me quedara a dormir en su casa, y ya de madrugada me desperté a beber agua. Cuando regresé comprobé que se había desvelado, por lo que empecé nuevamente a acariciarla y al verificar que mi polla respondía adecuadamente, me pidió que la follara nuevamente. Estuve fallándola durante un buen rato, y terminé igualmente dentro de ella, notando además que todavía seguía muy caliente.

Por la mañana comprobé que mi ropa se había secado, pero una vez vestido, Nadia, me busco, calentándome  nuevamente y tuve que volver a follarla en la misma salida de la casa. Quede en que volvería antes de que llegara de viaje su marido. – quiero garantizar que quedes bien preñada.

Ella sonrió, y me despedí de ella.