El tan esperado trío

Por fin, y por error, se nos da el tan esperado trío.

Después de esas primeras, y satisfactorias experiencias, mi primo Rodrigo y yo nos volvimos amantes fijos.

Entre él y Silvina mantenían a mi sexo tan ocupado que no necesita a nadie más. Rodrigo sabía que Silvina era mi amante, pero ella, a pesar de saber que estaba cogiendo con un hombre, no tenía idea que era con mi primo. Me daba un poco de vergüenza que pudiera juzgarme por cometer incesto. A ella le había dicho que me estaba acostando con un compañero de la facultad, pero que no era más que sexo.

Ya habían pasado un par de años desde mi primera vez con Rodrigo y él era ahora un arquitecto con una prometedora carrera. Silvina y yo seguíamos estudiando nuestras carreras y vivíamos juntas en un departamento céntrico, y aunque ella pasaba la mayoría de las noches en casa de su novio, mis encuentros sexuales con Rodrigo siempre eran en casa de él por temor a que mi amiga nos descubriera.

Estos encuentros con mi primo siempre eran más que excitantes porque habíamos descubierto por un lado que él era totalmente sumiso, y que por el otro en mí se había despertado un instinto dominante hacia los hombres. Los intercambios de rol eran frecuentes, así como el sado. Incluso en su casa guardaba en una habitación especial toda la lencería erótica y juguetes que fuimos comprando entre ambos con los años. Yo era la única mujer que podía entrar en su casa y el sólo tenía sexo conmigo. Ese era el trato que teníamos. Yo había empezado a tomar pastillas de modo que ya ni forro necesitábamos y cada vez que nos agarraba la calentura, cogíamos libremente.

Además de amantes, con mi primo nos habíamos hecho muy amigos. Una tarde salimos a hacer compras juntos, yo necesitaba algunas prendas íntimas y de paso íbamos a comprar algo para él.

De ahí nos fuimos a un bar a tomar algo y cuando me di cuenta ya, estábamos bastante ebrios los dos, y calientes, muy calientes. Cómo su casa quedaba lejos, y yo sabía que mi amiga se había ido a lo de su novio, decidí arriesgarme y lo llevé a mi departamento para probarnos los nuevos conjuntos que habíamos comprado.

En medio del viaje en el ascensor me dieron ganas de ponerme juguetona y apreté el botón de stop. Lo miré entonces a los ojos y le dije que debía desnudarse del todo si quería entrar a mi casa. Rodrigo replicó que desnudo alguien podía verlo por el pasillo, que era una locura, pero mi respuesta fue la misma. Si quería jugar conmigo esa noche debía quitarse hasta la última prenda y seguir desnudo los pisos que faltaban y todo el camino por el pasillo. Era tarde y yo sabía que las posibilidades de toparnos con alguien eran mínimas, de todas formas me excitaba obligarlo a ponerse en esa situación.

Finalmente accedió y se fue desnudando poco a poco. Repartimos sus prendas en las bolsas de las cosas que habíamos comprado y cuando estuvo del todo desnudo, volví a poner en marcha el ascensor y seguimos subiendo los pisos que faltaban. Su vergüenza era total, y mi calentura igual. Cuando las puertas del ascensor se abrieron yo salí caminando hacía mi depto y él debía ir detrás mío  cargando las compras. Ya en mi departamente busqué el nuevo conjunto que había comprado para mí y me fui al baño a cambiarme. Él debía esperarme con su nuevo conjunto ya puesto cuando yo volviera. Pensé en darme una ducha, pero me gustaba que mi primo me lamiera entera estando sucia y transpirada, y a él también le gustaba.

Para mí había escogido un conjunto turquesa con una pequeña tanga de encaje y un corpiño haciendo juego. El conjunto se completaba con un portaligas y unas medias del mismo color. Me mire en el espejo y me veía fantástica. Para Rodrigo en cambio le había comprado un culote rosa con florcitas bastante juvenil, aunque era colaless y una camisetita con los mismos motivos. El contraste que ví entre la hembra fatal mio y la jovencita inocente de él cuando salí al living me gustó mucho.

Me senté en el gran sillón y le ordené que fuera a buscarme una cerveza. Después que me la dió, la siguiente orden para mí primo fue que se arrodillara entre mis piernas y comenzará a comerme la concha mientras yo disfrutaba mi cerveza y miraba una porno en la tele.

Rodrigo me chupaba tan pero, tan bien la concha, que en un momento tomándolo de su cabeza aplasté su boca a mi vagina y cerré los ojos esperando el orgasmo.

Justo cuando estaba por acabar escuchamos la voz de mi amiga que decía

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  • Ah bueno! ¿Y esto? -

Silvina por algún motivo había decidido volver al departamento en lugar de quedarse con su novio y no la  escuchamos entrar. Creí que me iba a morir de la vergüenza, y mi primo ni les cuento. Ella se había encontrado a su amiga abierta de piernas recibiendo sexo oral de su primo travestismo. La escena era muy bizarra.

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  • Pero mira a los primitos! - dijo ella riendo - nada asustaba a mi amiga - que linda escena que montaron, hasta me dan ganas de sumarme -

Mi primo ya se estaba levantando buscando algo para taparse con cara de pánico y yo estaba helada. Pero pronto entendí que quizá había llegado mi momento de disfrutar una fantasía que tenía desde hacía mucho.

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  • ¿En serio querés participar? - le pregunté a mi amiga y por su cara supe que si - ok, pero con una condición, hoy mando yo, y ustedes dos obedecen  -

  • La putita se quiere revelar - me dijo Silvina - ya era hora,me encanta. Hace mucho que quería ver tu lado morboso. Acepto - concluyó ella.

-Vos-dije señalando a mi primo - volves a acá a continuar con tu trabajo - le ordené mientras volvía a hacer un lado mi tanga, tras dudar un segundo, Rodrigo volvió a ponerse entre mis piernas - y quiero que vos te quedes ahí y hagas un striptease para mí - dije señalando a Silvina al tiempo que ponía música sensual.

Mi amiga sonrió con excitación en su rostro y comenzó a bailar sensual para mí. Era verano así que por toda prenda ella llevaba un vestidito muy liviano. Con movimientos sensuales bajo uno de los breteles y luego el otro hasta que su vestido cayó al suelo. Siguió bailando hasta deshacerse de su corpiño blanco y sus tetas hermosas y redondas quedaron libres. Solo una diminuta tanga blanca cubría la desnudes total de mi amiga. Ella seguía bailando y exhibiéndose para mí. Dándome la espalda se quitó por fin su última prenda y me la lanzó. Yo lleve su tanga a mi nariz y aspire el fuerte olor a concha de mi amiga que penetró en mi cerebro disparando un estado de excitación total.

Le hice señas para que se acercara y le pedí que se sentará a caballito arriba mío para luego fundirnos en un profundo beso. Su boca en la mía, sumado a nuestros pechos rozándose y la lengua de mi primo en la concha, me llevaron al primer orgasmo de los muchos que iba a tener esa noche.

Nos seguimos besando con Silvina y le di la orden a mi primo que en la misma posición en que estaba, ahora debía dejar mi concha y comenzar a lamerle la cola a mi amiga mientras yo le chupaba esas tetas hermosas que tiene y que me vuelven loca.

Un abanico de posibilidades se me abría teniendo a mis dos amantes en la misma situación sumisa. Le susurré en el oído a mi amiga que fuera a buscar algo a la pieza y ella me miró con lujuria. Silvina volvió con un bolso lleno de nuestros juguetes.

Les dí entonces la orden de ponerse los dos en cuatro patas en la alfombra del living y de la bolsa saqué dos plug anales que yo solía disfrutar mucho cuando mi amiga los usaba en mi.

Ella estaba ya desnuda, mi primo aún vestía sus prendas íntimas femeninas. Verlo así me excitaba y no se las iba a sacar.

Lubrique bien sus colas y les introduje a ambos los juguetes en sus culos.

Cuando ambos dilatadores ya estaban haciendo su trabajo, le pedí a mi primo que se acostara boca arriba y me puse en la posición de 69 con él. Quería sentir su pija dentro de mi boca y su lengua en mi concha. Silvina tenía el trabajo de ponerse detrás mío y lamerle mi culo para prepararlo. La combinación de sus dos lenguas jugando en mi eran gloriosas.

A esa altura ya había perdido la cuenta de cuántos orgasmos había alcanzado, pero quería muchos más.

Cuando estuve satisfecha de las lenguas de ambos, le ordené a Rodrigo que se sentara en el sillón y a Silvina que se pusiera el arnés que teníamos para jugar entre nosotras, era hora de probar la doble penetración que tanto había anhelado.

Me senté sobre la pija de mi primo, haciéndole una seña a mi amiga. Esta se colocó detrás mío y me metió el juguetito por la cola. Al principio costó que ambos coordinarán, pero una vez que encontraron el ritmo, el placer fue total. Se convirtió en algo que nunca había experimentado, y que muy pronto me llevó a tener el orgasmo más intenso que había tenido hasta ese momento. Una pija salía y la otra entraba alternándose en darme placer. A ese primer orgasmo les siguieron varios más.

Sentí a Silvina acabar también mientras me hacía la cola y poco después mi primo nos avisaba que ya no podía aguantar mucho más.

Me salí de encima de él y ambas nos arrodillamos a sus pies a chuparle la pija y las bolas mientras yo movía el juguete que mi primo tenía en el culo.

Cuando acabó lo hizo en mi boca. Nunca lo había visto soltar tanta leche junta. Tanta era que gran parte de la leche cayó de mi boca a mi cara y mis tetas.

Mi amiga me dió un gran beso y la leche pasó de boca a boca, mientras mi primo había quedado casi desmayado en el sillón.

Silvina juntó con su lengua la leche de mis tetas y ambas nos pusimos cada una al lado de mi primo y comenzamos a besarnos entre los tres intercambiando la leche entre nosotros.

Cuando todo se tranquilizó, nos quedamos los tres rendidos en el sillón donde dormimos un par de horas los tres abrazados.

Besos, Sofía.