El tamaño importa - 6
Tras la visita de Yolanda y ser sorprendido follándosela en la ducha, las cosas se le empiezan a complicar a Dani con Marta y sus dos compañeras de piso.
El tamaño importa - 6
Tres días después de la marcha de Yolanda, regresó Marta a su piso, dejándonos de nuevo a los tres solos. Esos tres días fueron como yo lo denomino, "de calma tensa". Estando Yolanda, las tres se comportaron con absoluta y extrema normalidad, de hecho, con una normalidad incluso excesiva para mi gusto, me daba mala espina. Cuando Yolanda se fue, la cosa cambió.
De repente empezaron a vestirse más ligeras para estar por casa, aunque en este caso debo de reconocer, que Maite fue menos incisiva que las otras dos, incluso en su forma de hacerlo o de comportarse con respecto a mí. Reconozco que con Maite no tenía muy claro a qué atenerme, ya que pasó a estar más ligerita, pero no podría haber dicho si era con miras a mi o simplemente aprovechaba lo que hacían las otras dos para ponerse aún más cómoda, recordándome un poco a su forma de vestir los primeros días, cuando salían de dormir y las dos al verme se volvían corriendo a sus habitaciones a ponerse más “discretas”. Me quedó claro de todos modos, que debían de haber estado hablando entre ellas de lo que vieron y de lo que escucharon en la ducha. El primer día lectivo tras la marcha de Yolanda, también hubo cambios en la facultad, de repente en la primera clase Marta se fue a sentar a mi lado. Según ella, prefería sentarse allí conmigo, ya que nos conocíamos y sabía que no le andaría molestando. Todo eso hubiese estado perfecto y me lo hubiese creído, si no llevase ya con nosotros en casa unos veinte días sin que me hubiese dado la menor bola en clase en ese tiempo, me empecé a mosquear, aunque os reconozco también que me hacia cierta gracia sus reacciones, a la niña se le veía el plumero a la legua.
Cuando Marta se marchó a su casa, pareció como si fuese el pistoletazo de salida para Sara, de repente su forma de vestir fue aun más ligera que antes, ya no se cortaba ni un pelo en estar por casa únicamente vestida con un tanga y una camiseta cortita. Estando Marta la habitual forma de vestir de las tres pasó a ser pantaloncito corto y algún top que solía dejar al aire sus ombligos, en el caso concreto de Maite muchas veces en lugar de un top solía usar camisetas largas, siempre con un pantalón, eso sí. Después de irse Marta, Maite continuo igual, con lo que aún tenía menos claro de que iba ella en concreto, le sorprendía alguna que otra mirada, pero como digo no atinaba a ver nada. Sin embargo, como ya he dicho, Sara fue mucho más agresiva tras quedarnos de nuevo a solas, y sus provocaciones, si que eran bastante obvias.
El primer fin de semana recibí una invitación de ambas para salir de copas, hasta ahí nada extraño ciertamente, ya que no era la primera vez, pero cuando ese viernes salimos y me encontré con que los únicos que iríamos éramos Marta, Sara, Maite y yo, ya sí que me extraño por completo. Cuando habíamos salido anteriormente juntos, siempre íbamos con varios de sus amigos y amigas, que en este caso brillaban por su ausencia, además de que se había incorporado Marta, que en los anteriores fines de semana había ido por libre con sus propias amistades.
La noche estuvo de lo más divertido…, en cierto modo. Estuve bailando con las tres por lo que parecía un riguroso turno entre ellas. Las dos primeras horas se pegaban mucho a mi mientras bailábamos, después supongo que al no ver avances significativos, dos de ellas pasaron de pegarse a frotarse, lo que desde el principio me hizo sentirme incomodo, pero lo pase por alto ya que me estaba divirtiendo de lo lindo con las tres. Tras otro par de horitas con las dos restregándose, yo con un empalme de cojones, que hacía que me doliese la polla cosa mala por la forma en que la llevaba recogida, se ve que como no parecían conseguir nada, pasaron a la siguiente fase. En todo este tiempo solo estaba relativamente a gusto bailando con Maite, cuyo comportamiento no se había alterado desde el principio, seguía bailando pegadita a mí, pero nada más, o juro que me desconcertaba cada vez más.
Llegó un momento en que como el que no quiere la cosa empecé a sentir sus manos sobre mí, tocando y palpando. Maliciosamente les deje tocar a las dos todo lo que les dio la gana, excepto en un único sitio, justo el que parecía que ella tenían mas interés en palpar. Cada vez que una de sus manos aparecía por allí, una de las mías se la sujetaba volviendo a colocársela en un sitio menos "comprometido". Confieso sinceramente que me estaba partiendo de risa por dentro al ver su frustración, no les dejaba tocar, les seguía la coña y no les decía nada de nada sobre sus intentos, pero creo que para ellas, lo peor es que yo tampoco intentaba nada, por lo que tampoco podían decirme lo mas mínimo. Cuando nos marchamos por fin, yo iba encantado de la vida, y las dos con caras más o menos largas. Maite por su parte me costaba descifrarla, pero si tuviese que decir algo, creo que diría que la veía mirando a sus dos amigas con ironía y un toquecito malicioso de sarcasmo.
No me malinterpretéis, me hubiese encantado follarme a las tres esa misma noche, es más, estoy seguro que de haber presionado un poco sobre ellas puede que me lo hubiese podido montar con las tres a la vez. Bueno, para ser absolutamente sincero y no ser un fantasmón, reconozco que con Maite, sinceramente no lo sé, como digo me desconcertaba mucho su comportamiento. Sin embargo, con Sara y Marta, estoy más que seguro de que me las hubiese follado, incluso a las dos juntas de haberlo querido, y sin el menor problema. Esa noche dejamos a Marta en la puerta de su casa, para despedirse me intentó meter un morreo, pero solo atino a poder darme el beso en la comisura de los labios, porque en el último segundo me moví lo suficiente como para negárselos. Se despidió de nosotros con una bonita sonrisa, de mí en concreto también con una mirada que dejaba clara su opinión sobre mí y el no haber aprovechado la ocasión con ella, amén de notársele en los ojos una cierta frustración.
Cuando entramos en casa, las dos dijeron que se marchaban directas a la cama con un gritito y salieron corriendo. No les permití llegar muy lejos, les indique que antes de que se marchasen quería hablar con las dos, y que no admitía ningún no como respuesta. Me dirigí al salón e hice que se sentasen a la mesa, situándome yo enfrente de ambas...
Bien, ¿voy a tener que buscarme otro piso para el año que viene? –les solté de sopetón.
¿Como dices? -preguntó Sara fuera de juego.
Digo lo que has escuchado. No sé qué coño os pasa, pero estos días no han sido nada normales por como os habéis estado comportando -dije muy serio.
No sé a qué viene esto -repuso Maite.
Pues creo que estoy siendo bastante claro al respecto, esta noche habéis estado las tres como pulpos conmigo. Reconozco que tu Maite algo menos, pero lo de Marta y Sara ha sido exagerado, si no me han cogido la polla mientras bailábamos es porque yo se lo he impedido. Lo de Marta me la trae al fresco, no es mi compañera de piso, pero vosotras dos sí que lo sois, y no estoy por la labor de tolerar esto, de forma que repito la pregunta. ¿Me voy a tener que buscar un nuevo piso para el año que viene? -dije muy serio.
Por mi parte no, y creo que hablo también en nombre de Sara. Preferimos que sigamos los tres juntos, nos llevamos muy bien y no tenemos el más mínima problema de convivencia -dijo Maite.
Opino igual que Maite, además si tú te marchas a saber quien mandan aquí. Te preferimos a ti aunque seas un chico, ya te conocemos y sabemos cómo eres. Perdona por lo de esta noche, de verdad que lo siento -dijo Sara.
Lo de esta noche también lo siento Dani, solo era un juego para hacerte pasar un pequeño mal rato por el concierto que nos diste con tu amiga la noche que se quedó -dejo a medias Maite.
Pero no reaccionaste y supongo que nos picamos, sobre todo Marta y yo, lo confieso. No te enfades por lo que te voy a decir, pero no entiendo cómo puedes no reaccionar con todo lo que hicimos para calentarte..., de verdad que no lo entiendo -dijo Sara meneando la cabeza.
Y quien dice que no reaccioné, disculpad mi sinceridad, pero llevo un empalme de aúpa porque habéis sido tres zorras de narices, me duele la polla de cómo me habéis puesto entre todas -repuse haciéndome el sorprendido.
Pero si no se nota nada, tiene que ser una broma. Mira he visto el tamaño que tienes y... -se puso roja, no pensaba decirme eso, pero continuó atropelladamente-. No pienses mal, no te he espiado ni nada, fue un accidente y... -la corté, haciéndole gestos de que se tranquilizase.
Lo sé, me visteis Marta y tú en la ducha con mi amiga, me di cuenta cuando entrasteis. No pasa nada, de verdad, no te preocupes por eso -dije con voz tranquilizadora.
¿Entonces como lo haces?, porque no se nota nada, y con el tamaño que Sara y Marta me contaron que vieron..., tío no sé cómo lo puedes esconder –repuso Maite.
Pues colocándola muy bien, evidentemente. No pensaríais que iba a ir por ahí mostrando semejante paquete ¿verdad? -dije divertido.
Pues no sé por qué no, desde luego tienes de sobra para marcar, mostrar e incluso levantar envidias -exclamo Sara.
Sara, he tenido muchos problemas por eso mismo –dije muy serio-, me tuve que venir aquí a estudiar porque me metí en muchos problemas. El tener un miembro grande me convirtió en un gilipollas y el poder follarme a cuanta tía quisiese me metió en muchos líos que no quería. Os confieso que ahora mismo me muero de ganas de follaros a cualquiera de vosotras dos como no os hacéis una idea, pero no puede ser, porque solo volverían a ser problemas encima de más problemas, y no estoy dispuesto a volver a ellos bajo ningún concepto, de modo que por favor dejarme tranquilo con ello, o sintiéndolo mucho, para el año que viene me buscare otro piso que compartir. Por favor chicas, estoy muy bien con vosotras y no quiero hacer eso... -dije intentando parecer muy convincente.
Después de eso me levante diciendo que me iba a dormir. Ambas se quedaron en el salón mientras yo me iba a mi cama, suponía que para hablar de lo que había dicho. Tuve la tentación de quedarme a escuchar, pero preferí no hacerlo por el riesgo de que me pillasen o que me enterase de algo que pudiese hacer flaquear mi, de momento, razonable fuerza de voluntad para no caer de nuevo. Al día siguiente, a la hora de desayunar, me encontré con que ambas querían habla conmigo, por lo que me serví el desayuno esperando después a que alguna de las dos empezase con lo que me querían decir.
Sentimos mucho todo lo que ha pasado, tienes razón al decir que nos hemos pasado un poco estos días -dijo Maite.
Mira Dani, es cierto lo que has dicho, Marta y yo te vimos en el baño con tu amiga, también vimos tu... tu... bueno, ya sabes -dijo Sara incomoda.
Jajajajaja -no pude evitar reírme-, lo siento Sara -dije al ver la cara que ponía-, no he podido evitar reírme. Me visteis la polla, llámalo por su nombre si quieres, no creo que ninguno nos escandalicemos a estas alturas, y además creo que tenemos confianza de sobra para ello.
Pues eso, que te vimos la polla. Nos sorprendiste con el tamaño y si, la verdad es que te hemos estado provocando, nos parecía divertido el verte con una carpa con lo que vimos que tenías. Pero como no funcionaba y no parecía que reaccionases a nosotras, supongo que se nos fue un poco de las manos, nos picamos, además sentíamos curiosidad por saber cómo era posible que no lo hicieses o que si lo hacías no se te notase nada, lo sentimos de verdad Dani -dijo Sara con sinceridad.
No hay problema, no os preocupéis, pero la próxima si tenéis curiosidad por algo me lo preguntáis, no me hagáis de nuevo algo así, ¿vale? -dije.
Tranquilo que no lo haremos, palabrita -dijo Maite levantando la mano como si hiciese un juramento.
Después de esta charla me dio en la nariz que con Maite sí que se había terminado todo, aunque reconozco que con ella cada vez andaba mas despistado, pero tuve muy claro que con Sara no, ni muchísimo menos. No digamos ya de lo que pensaba sobre Marta, con esa sí que estaba segurísimo que no se había terminado nada de nada, sabía que por mucho que dijese si la enfrentaba como a mis dos compañeras, me daría completamente igual, con ella estaba claro que no había terminado aún. Para Marta había sido un reto desde el principio, cuando pensó que era Gay y no podía decir si de verdad lo era o no, ni tampoco le hacía caso. Ahora mismo, que sabía que no lo era y el tamaño que me gastaba de aparato, todo era muchísimo peor con ella, seguramente en estos momentos me habría convertido en un caso de amor propio y ganas de probar mi polla, se le veía a kilómetros.
El primer lunes tras ese fin de semana, Marta volvió a sentarse de nuevo en su sitio, manteniéndose otra vez alejada de mí e ignorándome otra vez, tal y como siempre había hecho. Tarde tres clases en darme cuenta que la realidad era, que de ignorarme nada de nada, me controlaba de reojo de vez en cuando. Con sinceridad, debo de admitir que estuve bastante tiempo pensando si intentar follàrmela o no, era algo que no tenía muy claro, podía volver a fastidiarla de nuevo de mala manera y estaba muy a gusto últimamente con mi vida, como para correr el riesgo. Pero en todo este proceso de meditación por mi parte, me olvide del detalle insignificante de que ella también puede que tuviese sus propios planes, y que ya los estuviese llevando a cabo.
Seguí con mi rutina habitual, después del fin de semana anterior necesitaba follar como un desesperado, tenía un empalme casi continuo gracias a mis dos compañeras, Maite seguía a su bola, Sara parecía haberse relajado, pero yo seguía teniendo unas ganas locas de follàrmelas a las dos cada vez que las veía por casa con su ropita, estaba empezando a estar, que solo me faltaba aullarle a la luna, era una paja cada noche antes de dormirme para que se me bajase. Habíamos aclarado las cosas, pero no por eso volvieron a vestirse tan discretas como anteriormente, seguían las dos andado por la casa, o bien en ropa interior casi exclusivamente Sara, o con sus típico pantaloncitos y top. De modo que decidí que el sábado haría lo que normalmente, irme a alguna ciudad cercana a ver si podía ligarme alguna tía para echar un polvo, estuve incluso barajando irme a un club de alterne si la cosa no funcionaba, era consciente que, o me desahogaba, o en casa se podía montar la de dios a nada que, principalmente Sara, me presionase un poquito más, estaba al borde de mandarlo todo a tomar por culo y follarme a alguna a nada que me apretase. Menuda sorpresita que me llevé esa noche.
Como de costumbre, mis dos compañeras salieron el sábado con sus amigas, yo me fui poco después, me monté en el coche y me dispuse a hacerme unos ochenta kilómetros de viajecito para ligar, o mejor dicho, desesperado por follar. Cuando llegué a mi destino aparque y entre en un local de copas en el que ya había estado alguna vez anteriormente. Estaba hablando con la camarera desde hacía unos cuarenta minutos, echándome unas risas con ella, en principio sin intentar ligármela, cuando me tocaron en el hombro. Cuando me giré en el asiento para ver quién era me lleve una autentica sorpresa.
Hola, me llamo Marta, ¿me invitas a algo guapo? –dijo la cabrona sonriéndome con una ironía maliciosa que escapaba de cada gesto.
¿Qué haces aquí? -dije sorprendido, haciendo una seña a la camarera para que le pusiesen de beber.
De paso, mirando a ver si me puedo ligar a alguien que me guste para pasar una buena noche -me dijo con toda la cara.
¿Qué casualidad que vinieses también aquí, no? -dije un poco molesto por tanto morro que le estaba echando.
Esta bien -suspiró-, ¿vamos a seguir mucho tiempo con esta tontería? -me pregunto muy seria.
¿A qué te refieres?
Me refiero, ¿a que si vamos a irnos a follar o no?. Mira Dani, no te hagas el tonto, sabes de sobra que te he seguido, quería ver donde ibas los sábados. Llevo media hora mirando que haces y yo tampoco soy idiota, estas aquí para ligar e intentar echar un polvo, no entiendo el porqué de venirte tan lejos, pero eso sinceramente me da igual. Te seré muy clara, quiero lo mismo que tu, sexo sin compromiso. A ti supongo que te dará igual una chica que otra, pero en mi caso no, esta noche lo quiero específicamente contigo, me tienes cachonda perdida desde hace bastante, así que, quiero follar contigo, he venido a eso.
Vaya, que directa. ¿Y no has pensado que el venirme hasta aquí para ligar y echar un polvo quizá sea para no buscarme ninguna historia con nadie en la universidad? -dije serio.
No, no lo había pensado, la verdad. Pero sinceramente en este caso ya te da igual, si lo que querías ocultar es el tamaño de tu polla para que no se te coman vivo es un poco tarde, por lo menos conmigo que te la he visto bien vista, me la pienso comer a la mínima que pueda, quiero probarla -dijo con desparpajo.
Así que según tú el venirme hasta aquí es para que nadie se entere de lo que me mide la polla... curiosa deducción -dije sarcástico y reconozco que un poco sorprendido por lo directa que estaba siendo.
Oye mira, si no vas a querer follar conmigo me lo dices y ya está, así no hago el idiota. Dani, soy muy guapa, estoy buenísima, tengo una señora follada y sé el tipo de tía que doy, lo que me la trae al pairo, pero te garantizo que gilipollas no soy, de modo que no me vaciles. Se dé al menos veinte tías en la universidad que si supiesen lo que tienes entre las piernas te perseguirían como perros de caza para poder probarlo, puede que incluso yo fuese una de ellas de no tener esta oportunidad de oro de ser relativamente cercana a ti por esos días que compartimos piso, de hecho estoy segura que al haber venido hasta aquí a por ti es lo que has pensado según lo he dicho -dijo sonriendo.
Pues sí, eso mismo he pensado cuando lo has dicho -admití.
Lo había supuesto por la sonrisita que se te ha escapado. Dani no quiero presionarte, simplemente me ha parecido el lugar perfecto para poner las cartas sobre la mesa si mis sospechas de que quieres discreción era cierta, nadie nos conoce y los dos tenemos ganas de follar, lo que ocurra aquí no saldrá de aquí, de modo que si... uhmmmmmm -le tape la boca de un beso.
Pillándola por sorpresa la tome por la cintura atrayéndola hacia mí, abrazándola mientras la pegaba un morreo de campeonato interrumpiendo su diatriba. Puso sus manos sobre mis hombros intentando apartarme, algo que no consentí hasta pasado casi un minuto. Cuando deje de besarla empezó a respirar con fuerza jadeando, inhalando aire como una desesperada, prácticamente le había dejado sin oxigeno al haberla tomado por sorpresa con mi beso.
¡¡Salvaje!!, casi me ahogas -dijo jadeante.
De salvaje ahora nada, eso ya tendrás tiempo de llamármelo cuando termine contigo -respondí volviendo a besarla de nuevo.
Esta vez colaboro conmigo plenamente, en esta ocasión mi mano abandono su cintura para cerrarse sobre sus glúteos mientras la apretaba contra mí, haciéndola sentir mi polla en completa erección. Mi boca ahogo el jadeo que soltó al sentirla sobre su sexo, literalmente se colgó de mi cuello apretándose aun con más fuerza contra mí. Separándome un poco le pregunte al oído si quería bailar un poco conmigo, a lo que accedió.
Estaba empezando a sonar una canción lenta, lo que hizo que realmente en lugar de bailar nos prodigáramos todo tipo de caricias. Mientras que la abrazaba, le mordía el lóbulo de la oreja, lamiéndole también muy despacio el cuello... Emití un gemido cuando una de sus manos metiéndose entre nosotros empezó a acariciarme la polla por encima del pantalón, solo un minuto después la mano estaba dentro de él, apretándome la polla con fuerza. Me tenía a punto de reventar el pantalón, de lo dura que me la había puesto.
Tras diez minutos de estar allí bailando juntos nos fuimos del local. En otras circunstancias o me hubiese ido a la casa de la chica, o bien en el coche, pero en esta ocasión no quería hacerlo en el coche. Lo que hice fue irme con ella a un pequeño hotelito, donde solicitamos una habitación, a la que nos fuimos sin dejar de besarnos ni un solo instante. Cuando entramos a la habitación nos fuimos desnudando de camino a la cama, a donde llegamos sin prácticamente ya nada encima. Según llegamos a su lado Marta salto sobre ella, haciendo lo mismo yo sobre Marta. Se abrió de piernas todo lo que pudo ayudándome a situarme encima suyo, empecé a pasarle la cabeza de mi polla por su rajita mientras ella me abrazaba con fuerza...
Venga joder, métemela ya por favor, metemelaaaaa...
Despacio Martita, despacio..., disfrútala, siéntela... -dije empezando a introducir lentamente la cabeza.
Arghhhhhhhh... siiiiiiiiiiiiiii... que buenooooooooooo -dijo completamente excitada.
Te gusta cómo va entrando... -dije concentrado en no hacerle daño.
Siiiiiiiiiiiiiiii... me estas matando de gusto cabronazo..., no pares…, sigue como lo haces por favor…, aghhhhhh, sigueeeeeeee… Me partesssssssssss cabronnnnnnnnnn, me estas partiendooooooo en dossssssssssss…
Estuve metiéndosela poco a poco, lentamente, hasta tenerla casi por completo en su interior, entonces me moví con más cuidado aún, por si acaso hacia tope no hacerle daño. Una vez que estuvo dentro de Marta por completo y vi que no habría problema alguno, se la saque de golpe casi entera, cuando me pido explicaciones, de un solo golpe seco se la volví a hundir hasta el fondo, provocando que emitiese un grito ahogado, abrazándose a mi aún con mas fuerzas que antes, si es que eso era posible
Para unos instantes después detenerme para que se acostumbrase a mi tamaño por completo. Cuando ella misma me dijo que siguiese, que no parase, empecé de nuevo a moverme despacio. Solo unos minutos después de haber empezado a moverme dentro de ella, tuvo varios espasmos muy fuertes y se corrió sin que por eso dejase ni un solo instante de bombearla. Debido a ello, el orgasmo se le dilato un poco más de lo normal, se agito, grito, gimió y pidió por favor que parase, que no podía mas, que le molestaba. Me detuve aún con mi pene dentro, esperé pacientemente a que me volviese a decir que estaba lista para continuar.
Esta vez la sorprendí, ya que nos hice voltear quedando yo debajo y ella clavada sobre mí. Le ordene que siguiese follàndome, que esta vez guiase ella cabalgándome. Los ojos le brillaban, estaba sudando y el pelo le caía por los hombros sobre los pechos, ofreciéndome una visión que aun provoco mas deseo en mí. Empezó a subir y bajar sobre mi mástil, llegado un momento empecé a acompañar sus movimientos con mis caderas, logrando con ello penetraciones aun más profundas. Tras varios minutos cabalgando sobre mí, moviéndonos ambos a la par empecé a sentir las primeras contracciones en mi polla, señal de que estaba a punto de correrme, de modo que se lo dije. El resultado fue que acelero su cabalgada y solo segundos después ambos nos corrimos de forma casi simultánea, quedando sobre la cama abrazados y jadeantes por el esfuerzo.
Ha sido la ostia -dijo Marta.
No pensaras que hemos terminado, ¿verdad? -dije riéndome.
Confió en que no, aunque te confieso que solo con esto también estaría mas que satisfecha de ti -me halagó-, casi estoy para el arrastre, me duele hasta el alma.
¿No te he hecho daño, verdad? -dije un tanto preocupado.
No Dani, tranquilo, es solo que me has abierto tanto y me has llegado tan profundo que me noto toda la zona rara -me besó-, pero te aseguro que me muero de ganas de que continúes follàndome de este modo. Tío, es que no veas que pedazo polla que tienes, además eres increíble como la manejas...
Vaya, gracias.
Solo la verdad, y ahora, si consideras que estas bastante descansado, creo que esta -dijo agarradme la polla que ya estaba otra vez en pie de guerra- quiere seguir jugando un ratito mas conmigo.
No lo dude ni un solo instante tras eso, le hice levantarse y ponerse a lo perrito. Me situé tras ella y lentamente se la empecé a meter de nuevo en su sexo. Marta no paraba de jadear y gemir mientras mi miembro iba entrando lentamente en su interior. Una vez dentro por completo y una vez seguro que ella estuvo completamente acostumbrada a mis medidas sin hacerle daño empecé a darla con todas mis fuerzas, sonando los golpes de mi pelvis contra sus glúteos como si fuesen azotes.
Si al principio Marta se sostenía sobre sus dos brazos a los pocos minutos cayó sobre la cama, únicamente manteniéndose en alto con las piernas, su cara estaba apoyada sobre el colchón, mientras que yo la sujetaba por sus antebrazos, tendido sobre ella, besándole el cuello y la espalda mientras no cesaba de embestirla con fuerza. Los murmullos que se escapaban de sus labios eran del todo ininteligibles. No tarde en estar de nuevo listo para eyacular en su interior, nuevamente logramos acompasarnos, corriéndose esta vez ella unos segundos antes. Tras este nuevo orgasmo quedamos tendidos sobre la cama, abrazados los dos.
Después de esto nos vestimos, en total habíamos estado juntos en la habitación cerca de tres horas. Acompañe a Marta hasta su coche, que había aparcado a escasa distancia del mío. Nos despedimos con un beso, después del cual Marta me dijo un par de cosas.
No te pienses que esto termina aquí, aun me debes un par de polvos mas como mínimo -dijo maliciosa.
¿No se suponía que esto era sexo sin compromiso?
Y no tienes más compromiso que el volver a follar conmigo un par de veces más como mínimo, aún hay cosas que quiero probar contigo. No te preocupes que no busco una relación de pareja, solo divertirnos un poco más los dos juntos -dijo muy segura.
Supongo que tendré que creérmelo, ¿no? -dije
Deberías hacerlo, de todos modos no creo que para la próxima tengamos que venirnos tan lejos, ¿no?. Podemos quedar en vuestro piso o en el nuestro, ambos sabemos las horas a las que siempre regresan nuestras compañeras cuando están de juerga, de modo que tendremos tiempo más que de sobra para divertirnos sin que se enteren -explicó.
Es una opción, aunque casi preferiría ir a algún otro sitio que no sean nuestros pisos, pero bueno, eso ya lo veremos tranquilamente.
Si, tampoco tenemos prisa, ya lo miraremos -dijo dándome un beso y entrando en el coche.
Pero solo sexo Marta, recuérdalo, como vea otra cosa corto por lo sano –dije muy serio.
Que si pesado –dijo sonriendo-, palabra, solo sexo y nada más que sexo –terminó diciendo, cerrando la puerta a continuación.
Después de esto, arrancó y se marchó de allí. Yo me puse tranquilamente en marcha hacia el mío, montándome en él y yéndome por el mismo sitio por el que se fue Marta. Fui todo el camino pensando en cómo se me habían complicado las cosas, acababa de follar con Marta, esperaba poder controlarlo y que no se encoñase conmigo, yo estaba seguro de no encoñarme con ella, era del tipo de tía peligroso, pero no tenía muy claro él porque me pareció que no todo iba a ser tan sencillo entre nosotros como lo puso Marta antes de despedirnos.
CONTINUARA