El tamaño importa - 4

La estupidez de Dani alcanza su cenit, metiéndose en un problema muy serio con su hermana y sus padres, por no saber dejar la polla quieta dentro del pantalón.

El tamaño importa - 4

Ese primer curso de la universidad como digo me convertí en un autentico gilipollas integral, en solo dos meses era perfectamente capaz de identificar a mis “presas” con poquísimos errores por mi parte al “atacar”, aunque algún corte que otro reconozco que también me lleve, y más de uno de los gordos.

Mi principal problema fue que me lo empecé a creer, empecé a pensar que era el no va mas, el numero uno follando y llevándome tías a la cama. Aunque os parezca increíble el curso no se resintió para nada, eso sí, me tire todo lo tirable y por tirar, no sé si me pase más tiempo ese año estudiando o follando, sinceramente tengo mis muy serias dudas. También ese mismo año empecé a cepillarme a algunas de mis compañeras de clase y de universidad, no solo me dedicaba a las tías que conocía cuando salía los fines de semana a divertirme por ahí con los amigos.

Por lo menos tuve la suficiente cabeza también de no ir pavoneándome de mis conquistas…, aunque como digo, me convertí en un gilipollas pese a todo. Las mujeres para mí no pasaban de ser un coño con piernas al que follarme, y con dos tetas donde agarrarme cuando las metía el as de bastos, como llamaba a mi polla, y si, incluso delante de ellas, así que imaginad lo que podían llegar a pensar de mí. La conclusión generalizada entre las tías que me follaba, en general era que se estaban tirando a un imbécil integral con un señor pollòn entre las piernas, cosa que por cierto comentaban entre ellas y mi fama de imbécil fue creciendo a la par que la del tamaño de mi miembro. De hecho muchas chicas y mujeres maduritas cayeron por ese boca a boca sobre mi herramienta.

El verano en ese primer año no fue mucho mejor, me fui por mi cuenta con los amigos, allí donde estuvimos nos dedicamos a beber, a fumar canutos y a usar mi polla como reclamo para follarnos a todo coño que se nos cruzaba. En este tiempo estuve más o menos serio un mes con una chica, pero al final no resultó, porque su interés radicaba exclusivamente en mi polla, y no en mí, cuando me di cuenta la pegue la patada en el culo, eso si, no sin antes haber disfrutado de ella todo lo que pude, vamos, en plan cerdo con ella, de usar, aburrirme y tirar.

El segundo año me pegué la ostia padre, me crucé con una chica preciosa, para los demás reconozco que era del montoncito. Incluso mis amigos me preguntaron más de una vez que coño había visto en ella para enchocharme de aquel modo, porque no lo entendían, estar con ella pudiéndome follar a la que me diese la gana. Lo cierto es que para mí era una especie de ángel sobre la tierra llamado María, cuando la conocí me quede pilladísimo con ella. No pare durante dos meses de perseguirla hasta que por fin fue mia, aunque lo cierto es que a María no la quería únicamente para follar, a María lo cierto es que la quería para una relación seria, monógama y estable.

La ostia me la di y bien gorda cuando en el último semestre tras llevar ya más de seis meses tonteando los dos se lo propuse, creyendo que lo nuestro tendría futuro. Entonces fue cuando ella, riéndose en mi cara, me dejo bien claro que solo estaba conmigo por mi polla, por como la hacía correrse, pero que su opinión personal sobre mi desde luego no era nada halagüeña, de hecho me soltó en la cara riéndose que era un gilipollas inaguantable, que ni loca saldría con un mierda como yo. El motivo de esta forma tan brusca de decírmelo cuando me confesé, lo descubrí un par de semanas después, cuando vi a María muy acaramelada con un chaval por el campus. Sentí que me hervía la sangre en las venas.

No os hagáis ilusiones con que me conformara con eso y dejar las cosas así, que no, ni mucho menos, podía ser como ella dijo un gilipollas, pero también era un cabronazo, con todas las letras. Sabía de sobra que el punto débil de María conmigo era mi polla, de hecho ella misma me lo había reconocido, de forma que me puse en marcha para vengarme de ella. Me costó diez días de lamerla el culo, hacer las paces sin dejar de repetirle lo magnifica que era y como la seguía queriendo con toda mi alma, pero al final logre mi objetivo, terminó por volver a follar conmigo según me dijo por última vez…

Siguiendo mi plan, en cuanto la vi tan dispuesta hice mi jugada, me las arregle para que su flamante novio nos pillara en plena faena. Estábamos en uno de los aparcamientos del campus por la tarde, ya anochecido, ella tumbada debajo de mi, en el asiento del copiloto de su coche, y yo encima dándole como un salvaje… reteniéndome hasta saber que mi objetivo estaba allí, cuando por fin le vi, estaba mirándonos con los ojos muy abiertos, entonces me afane en darla mucho más duro para que gritase con fuerza y gimiese a voz en grito… Me esmere en que alcanzara un orgasmo arrollador, después de ello, no contento y sabiendo que el chico aun seguía mirando, le hice ponerse de espaldas a cuatro de forma que no le viese y se la ensarte por el culo entre sus aullidos de dolor… No tardaron en convertirse en aullidos de placer. Sabía perfectamente como le gustaba a María que la enculasen de ese modo y la trataran con semejante dureza…, también que en esas ocasiones era especialmente escandalosa, sin importar donde estuviese, cuando terminamos de follar… Aún recuerdo sus palabras…

  • Dani esto no se volverá a repetir… no volveré a caer, me gusta mi novio y no volverá a pasar…

  • Tranquila que después de esto nada será igual que antes –dije cínicamente con un tonillo irónico

Efectivamente su novio la plantó al día siguiente después de la vista que tuvo de su casta y fiel novia mientras era follada en plan salvaje por otro tío. María no os creáis que era idiota, no tardó mucho en darse cuenta de lo que debía de haber pasado, no creo que haya visto una chica que me odiase más que ella en mi vida, lo que por cierto, cuando se supo, aumentó mi fama de gilipollas integral, a hijo de puta de cuidado… en fin. El principal problema con lo de María para mí, es que me había pillado bien con ella, después de la jugarreta volví durante todo el tiempo que quedaba de curso a las andadas, no paré de follarme a toda la que se me ponía por delante… Fue un descontrol, y ese año mis notas sí que se resintieron mucho, aunque no suspendí, y gracias a los primeros trimestres no fue un completo desastre, pero si que se resintieron de forma bastante negativa mis medias.

Al año siguiente, tras las vacaciones, mi vida en la Universidad se torno aún más caótica si cabe, por un lado, en el primer trimestre del curso empecé a tener problemas con otros chicos por cuenta de sus novias o amores. No puedo jurarlo porque nunca logre averiguar nada, pero pienso que tras todo esto estaba la mano de María y de algunas de sus amigas, que estaban metiendo cizaña en mi contra. Tuve más de una pelea por esa causa, alguna de ellas con razón, ya que de verdad me había calzado a la novia del tío con el que me pegué, pero en otras no, por no ser, es que ni conocía a la supuesta infiel. El curso ese trimestre lo aprobé con dificultad, pero lo saqué, sin embargo pasé algunas veces por dirección debido a los enfrentamientos.

El segundo trimestre del año fue de órdago a la grande y me metí en un berenjenal de mucho cuidado con mi hermana, pero que gordísimo, incluso creí que me mataba. Resulta que Yolanda, una chica con la que me llevaba fenomenal y hermana pequeña de Rosa, una de sus mejores amigas, uña y carne con ella, empezó ese año la universidad. Durante el primer trimestre nos estuvimos cruzando los dos y haciéndonos coñas, sin embargo en el segundo trimestre fue cuando me fijé en ella como mujer, no solamente como amiga, quizá mi única amiga de verdad en esos momentos. La vi un Lunes que había ido a clases directamente de la juerga de la noche por el cumpleaños de una amiga según me enteraría después, y no sabéis como estaba la niña, que cuerpazo que se gastaba la cabrona, me la puso dura solo con verla, por lo que me lance a por ella.

El resultado fue que me la ligué y estuvimos follando los dos en varias ocasiones, incluso en alguna de ellas en su propia casa o en la mia. El marrón vino porque su hermana nos pilló un día en plena faena, estábamos en su casa cuando ella regresó, al entrar en el salón me encontró follàndome a su hermanita encima de la mesa. Yolanda tenía sus piernas alrededor de mi cintura y yo entre sus piernas moviéndome todo lo rápido que podía, yo llamándola puta, zorrita mia, guarrilla, etc, y ella a mi cabròn, hijo de puta, etc, digamos que estábamos los dos muy fogosos. No os hacéis una idea de los gritos que pegó Rosa cuando se recupero de la sorpresa de encontrarse con nosotros de esa guisa, y para más inri, ni Yolanda ni yo nos enteramos de que había entrado hasta que nos empezaron a llover los gritos.

A mi evidentemente me echó de casa de sus padres, y a su hermana le montó tal bronca que después de la pillada no quiso volver a quedar conmigo para evitarse problemas en casa, ya que Rosa le advirtió que a la próxima que la viese conmigo hablaría con sus padres descubriéndoles todo el pastel de su hijita pequeña. Evidentemente mi hermana Eva se enteró ese mismo día, y no veáis cómo se puso porque me había follado a la hermanita pequeña de su amiga del alma. Me amenazo con todo lo que se le ocurrió que me pudiese afectar, mis padres y mis huevos incluidos en el mismo lote.

En esta ocasión estuve en un tris de cargármela con todo el equipo, por suerte fracase. Veréis, como yo era más chulo que nadie, y todo un castigador de nenas que se podía follar a quien le diese la gana, en lugar de callarme la boca, dar media vuelta y tragármelo, lo que hice fue pensar en demostrarle a mi hermana que hacia lo que me daba la gana. Estuve unos días “investigando” cuál de sus amigas podría ser mas "fácil", y si, lo intenté, pero gracias a dios no funcionó, aunque en este caso casi podríamos decir que por fin me venció la sensatez, y pese a mi intento, lo hice con mucho cuidado, sin lograr mi objetivo, pero sin que ella se enterase. El problema final y realmente grave con mi hermana, sucedió en el último trimestre justo cuando estaba intentando corregirme. Después de este patinazo con ella, pegué, o al menos lo intenté, un cambio de ciento ochenta grados a mi vida y comportamiento al ver que con mi hermana, a la que aunque os cueste creer, tenia verdadera adoración por ella, se alejaba de mi poco a poco por mi forma de comportarme… Por eso decidí intentar cambiar, aunque de vez en cuando mi viejo yo resurgía, principalmente por culpa de mis compañías que me seguían usando como reclamo para follar.

Mi hermana tenía que llevar unos papeles a Susana, una de sus amigas de mayor confianza junto con Rosa, y como yo tenía que pasar cerca de su casa me los empaquetó. Cuando llegué no había nadie, pero me crucé con su hermana mayor, una chica de unos treinta años y con un niño, se los entregué dispuesto a irme enseguida, pero me lo impidió. Como agradecimiento me invitó a entrar en su casa a tomar aunque fuese un café, acepte de inmediato y, aunque no os lo creáis, sin segundas intenciones, como digo estaba intentando cambiar. Estuvimos hablando y resultó que había escuchado alguna que otra cosilla de mí, entre otras cosas el problemilla con la hermanita pequeña de Rosa, también salió a relucir en la conversación mi peculiar y especialísima particularidad. Ese mismo día falte a la universidad al estar ocupado enseñando a esta chica que todo lo que se decía sobre mi era cierto.

No os penséis que fue llegar, enseñarla mi polla tras una breve conversación y los dos a follar, que no. Confluyeron una serie de circunstancias que fueron las que realmente me la sirvieron en bandeja. El asunto fue que su matrimonio no iba excesivamente bien, estaban atravesando una crisis bastante seria según me enteraría luego. Por lo que se ve había pillado a su marido en un renuncio y aunque le había perdonado a priori, por lo que me comentó, se encontró luego con que eso de perdonar era fácil, pero lo de olvidarse de ello no tanto. Todo había pasado unos veinte días antes, y entre que aun lo tenía muy reciente, más que seguía con un mosqueo de narices con él, unas ganas malsanas de devolverle la jugada, pues pasó, la situación le resultó de lo más propicia.

Tomando el café estuvimos hablando de todo un poco, de nosotros y como nos iba, pero principalmente de nuestras hermanas y las cosas que ambos sabíamos graciosas de ambas, todo sin malicia. En un momento salió el asunto de una amiga de ambas que había roto hacia poco, a los escasos minutos de estar comentándolo me salió con la pregunta que lo inicio todo...

  • ¿Te puedo hacer una pregunta personal Dani?

  • Claro, pero que no sea muy difícil, ¿vale? -dije en tono de broma.

  • Jajajajaja, no tranquilo, será facilita..., aunque comprometida -hizo un gracioso gesto con la cara guiñadme un ojo.

  • Venga dispara, que me estás dando miedo -puse gesto de terror

  • ¿Es verdad lo que me ha dicho mi hermana, que tienes un pene enorme?

  • Joder que pregunta, ¿y eso como lo sabe tu hermana?

  • Por lo que me dijo su amiga Rosa os pilló a ti y a su hermana pequeña follando en su casa. Por lo visto comentó que tenías un aparato grandísimo, más que ninguno que ella hubiese visto.

  • Joder con Rosa, y eso que parecía que no se fijó en nada que no fuese intentar matarnos a su hermana y a mí...

  • ¿Entonces, es tan grande como ella decía?

  • Bueno, eso dependerá de cuantas haya visto ella, no se... -me había empalmado con la conversación- Mira, tu como lo ves, piensas que sea grande -me moví lo justo para que se marcase perfectamente en el pantalón todo el bulto que formaba.

  • Pues si -se pasó la lengua por los labios y se reincorporo en el sofá-, si que parece grande, si. Aunque no sé si lo será realmente, o es un calcetín -tragó saliva y sonrió forzada al hacer la broma.

  • ¿Si quieres me la saco y tú misma me dices si es tan grande como decía Rosa o no? -dije poniendo mi mano en la cremallera del pantalón... forzando la situación en la creencia que se echaría para atrás.

  • Bueno, los dos somos adultos y no pasara nada, solo es por ver si es verdad -dijo con los ojos fijos en mi bragueta y la voz tomada.

  • Claro que sí, no pasa nada -me bajé la cremallera dubitativo, pero mi antiguo yo me pudo y terminé sacándome la polla ante sus ojos.

  • ¡¡¡Madre de dios!!! -dijo abriendo los ojos como platos al verla- Joder que pedazo pollòn que tienes, no me extraña que Rosa les dijese que se encharco toda al verla pese a cabreo..., acabo de verla y ya estoy igual -se puso colorada al darse cuenta de lo que había dicho y empezó a balbucear- No hagas caso, no sé ni lo que digo... y... -se cayó cuando tomando su mano se la puse sobre ella.

  • Tócala si quieres, no pasa nada, no me importa...

No dudó ni un instante, fue ponerle su mano sobre el tronco de mi polla y empezar a movérmela de arriba abajo, empezando a hacerme una paja en toda regla mientras miraba lo que hacía con los ojos muy abiertos. Un minuto después, yo tenía una de mis manos acariciándola uno de sus pechos, jugueteando con uno de sus pezones. Mientras ella me decía que no podía ser e intentaba quitarme con una mano, mientras con la otra no soltaba mi polla ni por casualidad, moviéndola suavemente. Me costó un poco pero logre dejarle un pezón por completo al aire, una vez que mi boca se poso sobre él y empecé a lamérselo, alternando con suaves succiones sobre él, se entregó por completo a disfrutar sin oponerse ya a nada.

Cinco minutos después la tenía tendida sobre el sofá, con sus pechos al aire mientras que yo se los lamia, y ella con ambas manos me trabajaba la polla. Un par de minutos después estaba situado entre sus piernas y había logrado deshacerme tanto de su falda como de su braguita. Puse mi polla en la entrada de su sexo y empecé a empujar, metiéndosela lentamente mientras se abrazaba a mí con fuerza. Estaba jadeando sin parar, indicándome entre gemidos lo que quería que fuese haciendo al penetrarla para evitar hacerle daño. Hice lo que normalmente hacia en esos casos, que es ir siguiendo las instrucciones de la chica de turno al pie de la letra, cuando me pedía que por favor esperase un segundo, me quedaba quieto hasta que me rogaba que siguiese clavándosela. Había aprendido que no hacerlo así, casi siempre terminaba luego jodiendome el terminar bien el polvo.

Cuando sentí que la punta de mi miembro llegó hasta el fondo de ella, me detuve para amoldarme a la profundidad. Luego empecé a moverme despacio dentro de ella, evitando en lo posible llegar hasta esa profundidad, había aprendido a quedarme un poco más corto que eso para no hacer daño a mi pareja. Estuvimos follando durante poco más de una hora, para despedirnos me hizo una mamada dejándome la polla limpita como una patena. Eso sí, el sofá lo pusimos perdido de una mezcla de mi leche y sus jugos. Al terminar fue lo típico en esos casos, me dijo que no podía volver a pasar, que no se arrepentía ya que había podido probar una polla enorme y de paso devolverle el favor al cabròn de su marido, pero que no se podía repetir. A los cinco días me llamo preguntándome si estaba libre y podía pasarme por su casa para hablar con ella. A los tres minutos de entrar en su casa estábamos los dos follando en su cama, yo tumbado y ella cabalgándome con mi polla clavada casi hasta las amígdalas, por los berridos que alguna vez pegaba, sintiendo como mi polla era succionada por su coño, creo que con la forma de dejarse caer sobre mi parecía que quisiese que le saliese por la boca.

Estuve follando con ella en su casa como en cuatro o cinco ocasiones, en la tercera ocasión que estuvimos juntos le rompí el culo en la ducha, le metí mi polla por completo en su recto, abriéndola en canal sin casi darle tregua para que se amoldase. Empezó chillando de dolor y termino berreando de placer mientras se corría como una burra, cuando se la saque tenía el culo que parecía un agujero de golf, de el caían hilos de leche ya que me había corrido en su interior, descargándome por completo. El problema llego el último día que estuvimos juntos. Estábamos follando en su cama cuando su hermana Nati nos pilló con el carrito del helado, por lo visto tenia llaves y como no pensaba que su hermana estuviese en casa a esas horas, no se molestó en llamar, las utilizó encontrándose con la sorpresita.

Yo como era la costumbre en esa última época salí de allí por la puerta de atrás tras una bronca monumental, y ni os digo la que deje tras de mi entre las dos hermanas. Cuando llegué a casa tenía a mi propia hermana con una cara de asesina que acojonaba. Nuevamente había tocado a la hermana de una de sus amigas, que tras terminar la bronca con mi amante, le faltó tiempo para llamar a Eva, que me la volvió a montar, pero en esta ocasión ampliada y aumentada, y os aseguro que en esta ocasión sí que me temí, literalmente de verdad, que me soltase alguna ostia por cómo se puso. De aquí salimos muy tocados los dos en nuestra relación, aunque aún me faltaba lo peor de todo.

Tres días después de eso estaba solo en casa y llamaron a la puerta, cuando abrí me encontré con Nati, la amiga de mi hermana, que venía a buscarla. Nada mas verme empezó a insultarme, yo me metí para dentro invitándola a entrar para no dar el espectáculo en la escalera. Una vez dentro la cosa se fue poniendo cada vez peor con ella, llegó un momento en que vi que le faltaba poquísimo ya para llegar, incluso, a las manos conmigo. Según mi costumbre cuando me ponía cómodo, llevaba en esos instantes un pantalón de chándal, no se que se me paso por la cabeza pero lo cierto es que en un momento dado me baje de un tirón los pantalones ante ella.

Cuando los baje los acompañaron mis bóxer, dejando al aire mi polla completamente erecta, la discusión con ella reconozco que me había puesto a tono, además que estaba muy buena, que coño. Discutiendo con ella también a voces le cogí por las manos y se las lleve a mi polla igual que hice con su hermana, obligándola a moverlas como si me estuviese haciendo una paja. El resultado fue empezó a apretármela con intención de hacerme daño. Yo por respuesta metí una mano por dentro de sus vaqueros, alcanzando su coño, aunque intentó evitarlo cerrando los muslos con fuerza no lo consiguió. Dos de mis dedos entraron en su coño como un cuchillo en la mantequilla, ya que para mi sorpresa estaba mojada. Con la otra mano la cogí del cuello pegándola contra la pared mientras mis labios buscaban los suyos mordisqueándoselos. No tardo en entrarme al trapo y devolverme los mordiscos. Con su ayuda me deshice tanto de mis pantalones y ropa interior como de la suya.

Sacándole los dedos del coño la abrace por la cintura con un brazo, mientras que con la otra mano le sujetaba por el culo, haciendo que saltase sobre mi cintura rodeándola con sus piernas. Abandone su boca para morderla en el cuello entre sus gemidos, empecé a andar hacia las habitaciones mientras le decía que era una puta y me a pensaba follar como a tal. Ella me contesto que eso estaba por ver, que quería saber si lo que la hermana de Rosa y su misma hermana decían de mí follando era verdad. No lo dude, entre ni la primera habitación que pille a mano, donde terminamos sobre una cama los dos, desnudos y follando como descosidos.

Se la clave sin piedad, metiéndosela como un bestia, pero con cuidado de no hacerle daño al llegar al tope que sentía en la cabeza de mi polla. Cuando mi hermana llegó a casa nos encontró allí, a su amiga debajo de mi, con sus piernas enroscadas en mi cintura mientras yo se la metía hasta el hígado sin piedad, arrancándola auténticos alaridos al correrse en esos momentos. Apenas le había soltado el último chorro de leche en el coño cuando algo impacto contra mi espalda.

Nos levantamos raudos mientras de las manos de mi hermana salían disparados toda clase de objetos y de su boca un gran número de insultos a cual más fuerte, tanto para mí como para ella. Su amiga recogió toda su ropa del salón y se vistió como pudo, saliendo como alma que lleva el diablo, mientras que yo me tuve que quedar allí, aguantando el ataque de mi hermana, esquivando todo tipo de objetos, incluida una tijera que me lanzó, imaginaos el cabreo que tenía que tener conmigo tras el cumulo de trastadas.

Lo cierto es que razón no le faltaba, en esta ocasión no solo nos había pillado a su amiga y a mí follando como dos animales, sino que para complicarlo aun mas con ella, la habitación donde me metí era la suya, estábamos haciéndolo en su cama, nos había pillado follando en su cama. Desde luego la metedura de pata fue de las gordas, cuando su amiga y yo empezamos a besarnos arrancándonos la ropa de encima y la alce a mi cintura para irnos a una cama, ni me fije donde entraba, por lo que terminamos en la habitación de Eva, los dos follando sobre su cama, por no apartar no quitamos ni los peluches, alguno de ellos había quedado debajo nuestro sin que lo notáramos por el calentón que llevábamos. Como digo, aunque solo fuese por eso, creo de lo más normal el cabreo que se pillo mi hermana con nosotros y especialmente conmigo.

Se organizo tal pitoste entre los dos que en esta ocasión mis padres terminaron enterándose de todo lo ocurrido, además de rebote, se enteraron también de muchas otras de mis andanzas. A mi padre el que su retoño estuviese por ahí follàndose a toda chica con la que se cruzase, y fuese considerado todo un semental, no le pareció nada grave, de hecho creo que incluso se alegro de tener un hijo así... Tuvo una con mi madre cuando se le escapó una felicitación para con mi "hombría" que ni os cuento, después de eso no volvió a abrir la boca para nada en relación a este asunto.

El problema fue que a mi madre si, a ella y a mi hermana el que me comportase de ese modo con las mujeres, como que no les hizo la menor gracia, deduje por sus broncas respectivas que ellas sí que lo vieron grave. Al final por decisión unilateral por su parte, de mi madre me refiero, no tendría vacaciones, me tocaría irme con ellos que me tendrían más que controlado, y terminaría la carrera en otra ciudad lejos de la nuestra, mi padre, en bien de su salud al ver cómo le miraba mi madre, se limito a estar de acuerdo en todo con ella.

Con mi hermana solo logre hacer las paces justo antes de irme a la nueva Universidad al iniciarse el año siguiente. Eso de estar tan distanciados de verdad que me resulto muy duro ya que siempre pese a nuestras diferencias habíamos estado muy unidos, fue el punto de inflexión, justo el instante en que decidí en serio y sin tonterías que tenía que cambiar, que así no podía seguir, que tenía que aprovechar mi cambio de aires para empezar de cero. Mis padres lo habían organizado todo, incluso habían acordado que la universidad seria la que se ocuparía de buscarme algún alojamiento adecuado para evitar que yo pudiese buscarme por mi cuenta algo que no fuese muy adecuado con mi obligación de estudiar. Digamos que aun con todas mis promesas de cambiar no se finaban de mi ni por casualidad, especialmente después de todo lo que supieron sobre mis andanzas.

Cuando estaba para empezar el curso me trasladé a estudiar a la ciudad donde estaba la nueva universidad. Al principio y hasta organizarme me lleve únicamente me lleve una bolsa de deporte con ropa y en lugar de con mi coche, me fui en el tren. Al llegar a la estación de destino, tome un taxi para que me llevase a la dirección donde viviría con el fin de dejar todas mis cosas, para luego acercarme a la universidad a entregar todos los papeles y tomar los horarios de mis clases. Cuando llegué a la puerta del que sería mi hogar durante ese año, toque al timbre, abriéndome una morena que solo tenía como atuendo un pantaloncito y un finísimo top, una visión que me la puso dura en el acto.

Pensé que me había equivocado, pero no, resultó que alguien en la universidad al hacer la petición para mi alojamiento, se confundió en mi nombre, a Daniel le añadió al final una "a", por lo que me buscaron un piso compartido con chicas, con dos chicas exactamente, y en ambas mi primera visión fue casi idéntica, de empalme instantáneo ya que iban más o menos igual de cómodas con la ropa... No pude por menos que pensar irónico que menos mal que había ido allí para enmendarme y no tener a las chicas tan pegadas a mí como en mi antigua universidad, me habían ido a meter en un piso con una tía que me la había puesto dura nada más abrirme la puerta, luego había aparecido otra que estaba tan buena como la anterior y vestía casi igual de excitante. No dejaba de tener su guasa, tendría que, supuestamente, convivir con ellas todo un curso, pensé que eso era cojonudo del todo para enmendarme.

No reproduciré la conversación con las dos chicas que vivían en el piso porque francamente no la recuerdo, pero después de verificar los datos que me mandaron que no me hubiese confundido quedo claro que alguien había cometido un error mandándome allí. Al final me permitieron dejar mis cosas para que fuese a entregar mis papeles y de paso a ver de solucionar el problema creado con mi alojamiento. A una de ellas, Sara, también le faltaba por entregar un par de cosas, de modo que ambas decidieron que se iban conmigo a la universidad. Tras entregarlo todo, debo de admitir que gracias a ellas no me toco dar más vueltas que una peonza, nos fuimos los tres a ver de qué arreglaran de darme cabida en un piso de chicos. No hubo forma de solucionarlo, la única opción que nos dieron es que esperásemos al segundo trimestre que posiblemente quedase algún sitio libre para mí.

Debo de decir que ambas chicas, Sara y Maite, se lo tomaron con filosofía e intentaron desde el principio que no me sintiese incomodo con una situación que no era culpa de ninguno de nosotros, en ese aspecto tuve suerte de haber caído allí. Una vez en la casa nos sentamos los tres a hablar sobre nuestra futura convivencia forzada. Ellas llevaban viviendo juntas tres años, de modo que lo lógico fue que yo me adaptase a las normas que ellas ya tuviesen, como eran bastante lógicas no le vi mayor problema al respecto.

Los primeros días fueron divertidos por la novedad, me hacía gracia cuando por las mañanas salían despistadas tal y como dormían, que era en ropa interior con un jersey solamente. Era salir, verme, y volver corriendo a sus habitaciones a ponerse algo encima, a los pocos minutos aparecían con un pantalón y algo que les cubriese más que sus jerséis de dormir. Por mi parte algo en lo que tuve especial cuidado fue con el cuarto de baño, todas las veces que lo usaba ponía el pestillo para evitar que ninguna de las dos entrase en él, no es que desconfiase de ellas, pero prefería evitar accidentes.

Una vez que empezamos a cogernos confianza, el asunto del servicio pasó a ser un tema óptimo y perfecto para pincharme. Según ambas, parecía una damisela cerrándome por dentro para que nadie sorprendiese mi virtud, ni os cuento las risas que se pegaban a mi costa. Lo cierto es que en un par de ocasiones intentaron entrar por despiste, y os aseguro que de verdad fue de forma involuntaria, pero eso me reafirmo en mi idea de cerrar cuando estaba dentro. Lo último que quería es que alguna de ambas viese mi miembro y correr el riesgo de tener problemas con ellas por eso. Realmente no pensaba por lo que las iba conociendo que fuesen de las que caían rendidas simplemente por ponerles mi polla en una mano, pero decidí que tras todos los problemas anteriores, mas me valía prevenir que curar.

A los veinte días de estar allí ya tenía dentro de mi radar a las siete u ocho tías más buenas de toda la universidad, una incluso estaba en mi misma clase. Realmente después no pude evitar sentirme estúpido, ya que no tenía la intención de acercarme ni a medio metro de ellas, mucho menos a intentar follarme a ninguna. Simplemente había actuado como lo hubiese hecho cuando estaba en mi ciudad en la otra universidad.

Me estaba intentando reformar y sacar mi carrera con la mayor nota posible después de los dos últimos años tan desastrosos. Eso no quería decir que hubiese perdido mi gusto por las mujeres, lo único es que en lugar de salir por la ciudad y correr el riesgo de terminar liándome con alguna otra estudiante, me montaba en mi coche y me hacia un centenar de kilómetros para llegar a la ciudad de cierta importancia más cercana donde poder intentar conseguir un polvete de fin de semana. Con mis compañeras tuve suerte, ya que los sábados salían con sus amigas en plan desparrame total, regresando siempre a casa pasando de las nueve de la mañana, de forma que normalmente siempre estaba allí antes de que ellas llegasen.

El primer trimestre los tres respetamos la norma de nada de gente a dormir a casa, solo unos días después de terminar los exámenes  Maite llevo a un chico con ella a su habitación, donde a Sara y a mi esa noche nos quedo de lo más claro por los ruidos que estaban follando sin cortarse ni un pelo. Al día siguiente cuando el chaval se fue Maite se disculpo con nosotros por haberle llevado a la casa. Tanto por parte de Sara como mia dijimos que no había ningún problema en ello, solo cinco minutos después la norma había quedado abolida. De todos modos quedamos en que tampoco abusaríamos de ella, porque allí seguíamos viviendo tres personas y no era plan tampoco.

Yo seguí con mi forma de actuar, los viernes salía por la ciudad a tomar algo con los compañeros de curso pero sin comerme una rosca, los sábados me montaba en el coche y me iba de cacería a alguna ciudad cercana, unas veces tenía éxito y otras no. Lo cierto es que esta forma de actuar empezó también a pasarme factura ante mis dos compañeras de piso, por evitar un problema me busque sin querer otro bastante distinto. A las dos les dio por empezar a presentarme chicos…

CONTINUARA