El tamaño importa - 10

Las cosas se aclaran entre Dani y Maite, aunque por primera vez, Dani no sabe muy bien cómo llevar a una chica, ya que Maite se sale de todos los esquemas habituales para él

El tamaño importa - 10

Me fui acercando despacio a donde las tres me parecían estar esperando, cuando llegué a su altura se pusieron a andar a mi lado, pero antes de que pudiéramos abrir la boca siquiera, ya se nos habían unido dos chicos mas, uno el tal Juanpi que enseguida se situó junto a Maite. Después de esto, al ver que ninguna de las tres hablaba conmigo sobre lo que fuese que estaba pasando, yo opté también por permanecer en silencio sin decir nada de nada. Solo unos minutos después, también se nos unió Gonzalo, poniéndose junto a Maite, al otro lado y entablando también conversación con ella, vi como entre él y el tal Juanpi parecía estar la situación bastante tensa.

Os aseguro que no sabía muy bien como encajar todo esto, el ver a Maite hablando de forma tan amigable con esos tíos me estaba sentando considerablemente mal, pero especialmente en al caso de Gonzalo, al que cada vez me costaba más tragar, sobre todo después de mis sospechas de que había dicho algo de mí y por esto esa situación. Creo que se me debió de empezar a notar en la cara, porque Marta se colocó a mi lado, se alzó un poquito y me susurro al oído:

  • No te preocupes, eres tú quien le gustas, no él. Luego te lo explicamos todo, por favor, no hagas nada, ¿vale? -me pidió.

  • Vale -asentí, a la vez que también lo hacía con la cabeza, pero muy poco convencido de la conveniencia de ello.

  • Gracias por ser tan comprensivo -dijo Marta, cogiéndose de mi brazo y pegándose a mí.

En ese momento vi como Maite miraba de reojo hacia mí, creo que esperando que no hiciese nada raro, del estilo de saltar sobre Gonzalo y partirle la cara, en fin, eso me pareció durante unos segundos. Digo segundos, porque casi de forma instantánea, según vio a Marta que se abrazaba a mi sujetándome por el brazo, dejo de mirar de reojo para volver la cara por completo y mirarla fijamente, como si quisiese taladrarla, me pareció una mirada de esas de: "o lo sueltas o me voy a por ti y te sacudo el polvo de encima", lo que me desconcertó aún más.

Me di cuenta de que Marta se soltó en el acto, después me miro, y sonriéndome ladinamente me dijo:

  • ¿La has visto verdad? Así que estate tranquilo veas lo que veas, después de eso no podrás negar que realmente está interesada en ti.

Tras decirme esto soltó una carcajada guiñándome un ojo, en ese momento Maite pasó a mirarla con unos ojos que parecían querer asesinarla. Marta siguió a mi lado, solo que a los tres minutos teníamos a su sombra particular con nosotros, el resto del camino hasta los coches fuimos los tres hablando, aunque me di cuenta también de que al igual que no perdía de vista a Maite ni un instante, ella parecía que tampoco me la quitaba de encima a mi durante mucho tiempo. Lo cierto es que pese a todas las seguridades que Marta había puesto ante mí, seguía sin hacerme la menor gracia verla con esos dos tíos en tan buena sintonía, y lejos de mi alcance.

Cuando regresamos por fin a los coches, hubo varios cambios en la composición de la gente que íbamos en ellos, algunos se cambiaron de coche. En el caso del de Maite, de nuevo pasamos a ir los cuatro en el, dejando fuera a Gonzalo y a Juanpi. Lo mejor del caso es que, como aunque íbamos a comer todos juntos al mismo sitio en una pequeña ciudad cercana, después cada uno íbamos a verla un poco por nuestra cuenta hasta la noche, ya que teníamos prioridades diferentes para la visita. Como tres de nosotros vivíamos juntos, Marta era la mejor amiga de las dos, y los cuatro queríamos ver lo mismo, nadie vio extraño de que prefiriésemos ir juntos en el mismo coche, aunque no por eso Gonzalo y el tal Juanpi dejaron de poner mala cara cuando se vieron obligados a cambiar de vehículo.

Por el camino durante los primeros minutos estuvimos en silencio, creo que esperando cada uno de nosotros que alguien empezase la conversación, al final fui yo quien se decidió a ello.

  • Bueno, ¿puedo saber por fin que es lo que pasa? -pregunté.

  • Sentimos lo de esta mañana Dani -dijo Sara-, es que estábamos enfadadas contigo.

  • ¿Y conmigo porque?, si no he hecho nada, además anoche nos fuimos a dormir bien, no habíamos discutido o algo así -me sorprendí un poco.

  • Veras, es que escuchamos contarle Gonzalo a Juanpi, ya sabes, el otro pesado que no para de molestarme, que tú y él habíais hecho una porra sobre quien se me ligaría -dijo Maite-, por eso cuando te levantaste esta mañana y te sentaste a mi lado me levanté. La verdad es que estaba bastante enfadada contigo por ser capaz de hacer eso -dijo Maite.

  • Es mentira, no dije nada similar, créeme Maite. Me parece que cuando lleguemos voy a tener una conversación muy seria con alguien, me parece que ese gilipollas lo mismo hoy sale calentito y todo -dije muy enfadado.

  • No, eso es justo lo que no quiero Dani, que te pelees por mí -dijo Maite.

  • Pues lo siento mucho, pero me gustas, y cada vez más, pienso pelear por ti con quien sea -dije con doble intención, intentando calmarme un poco a la vez.

  • Jajajajajajajajajaja, pero que cabròn que eres -soltó Sara.

  • Mira que solo por verte pelear por ella soy capaz de intentar ligármela yo también -dijo Marta riéndose también.

  • Jajajajajajajajajaja -se limito a reírse Maite, poniéndose un poco colorada, pero mirándome de reojo con evidente cariño.

  • Vale, ya esta, dejar de reíros anda. Ya sabéis a que me refería, en los dos casos -dije adelantándome al verlas con ganas de seguir pinchando-. No voy a decir que me ha gustado ver que te has ido con esos dos antes de aclararlo, y mucho menos el que te hayas estado riendo con ese cabròn de Gonzalo, porque no, sabes que no ha sido así, de hecho sabes de sobra que me he enfadado con ello -le dije específicamente a Maite.

  • Lo sé, pero estaba intentando sacarle lo de la apuesta que habíais hecho, queríamos darle un escarmiento las tres -dijo Maite.

  • No entiendo porque, solo hay que confrontarlo y que tenga narices a negarlo delante vuestro  –dije.

  • Dani, él no nos dijo nada a nosotras, se lo dijo a Juanpi y le escuchamos. La culpa fue nuestra por creerle y no preguntarte a ti directamente en cuanto te vimos -repuso Sara.

  • Lo cierto es que con lo que nos estuvo contando tu hermana de ti, bueno, supongo que hicimos mas caso de lo que dijo de tu pasado y como eras, que de lo pillado que te había visto con Maite, lo sentimos Dani -dijo Marta.

  • ¿Como que lo que os contó mi hermana?, ¿qué fue lo que os contó? -pregunte mosqueado.

Por lo visto, el último día Eva se las apaño para poder hablar con las tres a solas y explicarles un poco sobre mí. Conociéndola tan bien, supuse lo que habría pensado Eva, y en cierto modo no negare que tenia muchísima razón, sin duda pensó que yo no revelaría ciertas cosas que Maite debería de saber para luego nos encontrarnos con sorpresas desagradables que surgieran de modo espontaneo. Eso si, por lo que vi lo contó dejando muy claro el cambio que había dado y como de verdad, Maite me interesaba en serio, más que ninguna otra chica que ella me hubiese conocido.

El caso es que por lo que me estuvieron explicando, cuando Gonzalo se lo dijo al otro chaval y lo escucharon lo dieron por bueno, acorde con lo que les había contado mi hermana sobre mi pasado comportamiento con las chicas. No tenéis una idea de cómo me jodío en ese momento, por un lado la ayudita de mi hermana, y por otro la confianza de esas tres en mi, especialmente la de Sara y Maite, con las que llevaba bastante de convivencia como para que supiesen ya a estas alturas de palo iba.

No digo que no las entendiese, ni que no las diese la razón a todas ellas en que ese podía haber sido sin el menor género de dudas, un comportamiento mío en el pasado, pero que queréis, después del tiempo que llevábamos juntos, me escoció, como comprenderéis, especialmente en el caso de Maite. Por otro lado, también entendí la jugada de Gonzalo, si él les llega a decir algo, más que posiblemente las chicas lo hubiesen cogido con pinzas, pero al decírselo a otra persona de forma que ella pensasen que lo habían escuchado de pura chiripa… podía crear en ellas, como así había sido, un poso de desconfianza sobre mí. Sara pareció leerme la mente en parte…

  • Perdona, sé que no debimos actuar así sin haberlo hablando antes contigo, llevamos viviendo el suficiente tiempo viviendo juntos como para no haberle tenido que dar crédito, especialmente Maite y yo -dijo Sara.

  • Si, perdónanos, no debimos actuar así. Mira, lo que estaba intentando es que me lo confirmase y me dijese que apuesta habíais echo según él, lo que fuese, para después darle en los morros contigo -me explicó Maite.

  • ¿Y?

  • Nada, no he logrado que admitiese nada, según dijo Gonzalo solo había sido una broma para Juanpi. A este no le ha hecho mucha gracia que digamos, pero delante suya sí que me ha confirmado que se lo dijo, con lo que no se pudo retractar de ello o decir que no, de modo que al final me he enfadado "de verdad" con los dos -dijo risueña.

  • Perfecto, de modo que solo "de verdad", ¿no? -dije no muy seguro de si me tenía que gustar eso o no.

  • ¡Oh, venga Dani!, sabes a que me refiero. Cuando lleguemos ya no me pienso separar de ti en todo el día, jajajajajajajaja -dijo riéndose.

  • Entiendo, así que ahora ya puedes estar conmigo, después de eso y cabrearte con los otros dos, ninguno del grupo te dirá nada porque estés a mi lado -dije con tono neutro.

  • Oye Dani, que lo que Maite ha pretendido decir... -repuso Sara hasta que la corté.

  • Se de sobra lo que ha querido decir, pero también sé lo que ha hecho en la primera ocasión en que ha oído algo negativo sobre mí. Si no va a tener confianza en mi nada de todo esto tiene sentido, una relación así esta sentenciada desde el principio, además, si de verdad quiere algo, tendrá salir a la luz en algún momento -dije muy serio y bastante enfadado.

  • No ha intentado ofenderte Dani, Maite no pretendió que necesitase el permiso de nadie o que le importase lo que pensasen por salir contigo, pero no te niego que tienes razón en decir lo de desconfiar de ti. Pero eso es algo que puedes aplicarnos a las tres, que se supone que cuanto menos somos tus amigas, perdón por ello de nuevo -dijo Marta.

Después de eso, ninguna dijo nada mas, yo tampoco hable nada. Cuando llegamos fuimos los que más lejos tuvimos que aparcar, por lo que al entrar en el sitio donde íbamos a comer, nos encontramos con que casi todos habían ya ocupado sus sitios. Tal y como supuse cuando vi que los únicos que quedaban de pie hablando y haciendo el tonto, eran Juanpi junto con Gonzalo, estaban esperando ver donde se iba a sentar Maite para ocupar ellos un asiento a su lado. Ellas dijeron que iban un momento al baño, por lo que me senté sin esperar más, decidido a ver qué era lo que hacía Maite cuando esos dos se le echasen encima, la verdad es que estaba para muy poquitas tonterías.

Realmente me sorprendieron las tres, ya que la primera que llego fue Marta que se sentó a mi lado, después se sentó Sara, y por último Maite, rápidamente Gonzalo y Juanpi compitieron por el sitio restante junto a ella, saliéndose al final Gonzalo con la suya. Después de ver esto comprenderéis que muy contento no podía estar, lo empezaba a ver todo como una completa tomadura de pelo por su parte. Entonces llegó la camarera para ir dándonos las cartas para elegir que queríamos comer, entonces, de repente y de sopetón:

  • Marta, ¿me cambias el sitio, por favor?, así puedo sentarme a lado de mi novio -soltó Maite por sorpresa.

  • Claro, perdona, no me había dado cuenta -repuso levantándose junto con Maite para intercambiarse.

Todo el mundo se quedo mirándonos medio con la boca abierta a Maite y a mí, si mi cara debía de ser como un poema dedicado a la sorpresa, ni os cuento las caras de sus otros dos pretendientes al escucharla y ver como después se sentaba junto a mí en el sitio de Marta. Lo cierto es que hubo un silencio como de unos veinte segundos, con todo el mundo mirando como las dos intercambiaban los sitios, además, cuando Maite se sentó, de inmediato se inclino sobre mi dándome un beso, al que no tarde ni dos segundos en corresponder, poniéndome como una moto por el morbo de la situación. Tras el beso todo el mundo empezó a comentar y preguntar.

  • ¡¡¡Anda!!, que calladito que lo teníais los dos -dijo una de las amigas con pareja.

  • ¿Y desde cuándo? -preguntó otra.

  • Pues realmente desde ahora mismo -dijo Maite para sorpresa de todos-, me lo había pedido, pero no le conteste por putearle un poquito y hacerle pagar algunas cosas -dijo mientras lanzaba una miradita a Marta que todo el mundo pudo ver.

  • ¡¡Eh!!, no seas rencorosa, ¿cómo querías que yo lo supiese? -se defendió Marta.

  • No lo soy, si lo fuese te habría arrancado todos los pelos, por bruja -dijo sonriendo Maite.

Tras esto todo el mundo entro al trapo, únicamente permanecieron en silencio ambos pretendientes, mirándome a mí con cara de pocos amigos y mal disimulado gesto de estar molestos. Todo transcurrió tranquilo durante la comida, al final logramos que dejasen el tema, aunque os aseguro que me estaba muriendo de ganas de poder quedarme a solas con ella para que me explicase todo lo que había pasado.

Después de comer nos fuimos a pasear y conocer el pueblo, pensaba que solo iríamos los cuatro, pero no, también se apuntaron algunos más, incluidos los dos pretendientes frustrados. Puede que os riais, pero realmente no sabía muy buen qué hacer y cómo comportarme, no me esperaba nada de lo que sucedió en la cena, ahora resultaba que tenia novia, pero realmente no sabía si era de verdad, solo había sido para dar a los otros dos en los morros, estaba bastante confundido, a la vez que esperanzado de que fuese en serio. Se me aclaro la cosa bastante cuando Maite tranquilamente se colgó de mi brazo tras el besazo que me pegó.

Durante todo el tiempo estuvimos hablando de cosas normales, ni por un instante salió a conversación nada sobre nosotros o a que venía todo esto, entre otras cosas porque había más de uno con la oreja puesta a lo que hablábamos. Al final, logramos despistarnos un poco del resto, y fue cuando pude indagar...

  • Bueno Maite, ahora parece que podremos hablar, ¿que ha sido eso de la comida?.

  • Pues está bien claro no, lo que paso es que acepté tu petición de salir juntos -dijo con total desparpajo.

  • Ya Maite, eso lo sé, ya me di cuenta. Pero me refiero a porque de hacerlo así, ¿porque esto va en serio, verdad?.

  • No sé si debería de enfadarme por el hecho de que pienses eso siquiera -dijo muy seria Maite-. Por supuesto que va en serio, completamente.

  • Lo siento, pero es que me pillaste fuera de juego. Entonces porque hacerlo de ese modo, podías haber esperado o..., que se yo, ¿era necesario todo eso?

  • Si, lo era. Sabes, tenias razón, pretendía no ser dura con ellos, vamos no hacerles daño o crear problemas, y por eso no dije nada cuando veníamos. Cuando vi que en el restaurante se preparaban para seguir dándome la brasa fue cuando lo comprendí, no estaba siendo justa ni contigo, ni conmigo, y ellos desde luego no parecían darse por aludidos, así que decidí hacer algo que se lo dejase claro.

  • Pues ciertamente tras lo de la comida, no creo que les queden más dudas -admití.

  • Por cierto, que ya lo hable con Marta, y esta noche duermes en nuestra habitación. Así que prepárate chaval, porque más te vale rendir a la altura a la que nos contaba que lo hacías, porque si no te vas a arrepentir -dijo, dándome de inmediato un beso.

  • No te preocupes, que no serás defraudada -respondí devolviéndola las caricias-, pero, y no te lo tomes a mal, ¿nosotros dos solos, verdad?

Vi como se separaba un poco de mi y se me quedaba mirando fijamente, como calibrándome. Os aseguro que empecé a sudar al ver sus ojos, temiendo que me estaba metiendo en un charco complicado, y a peor contra más tiempo pasaba, me apresure a puntualizar mi pregunta.

  • Lo digo porque sería un corte, nosotros dos jugando y ella mirando, ¿no lo digo por otra cosa?.

  • ¿Y si así fuese? -pregunto Maite con voz serena.

  • ¿Es una broma, no? -dije en tono seco-, mira Maite, quiero estar contigo de verdad, pero a solas, no me apetece montármelo delante de nadie, incluso si es Marta, me da igual.

  • Es decir, que no te apuntarías a un trió con las dos, ¿no? -pregunto muy seria.

  • ¿Se puede saber qué coño te pasa? -pregunte poniéndome completamente serio y volviéndome a enfadar por lo que empezaba a sonarme a pitorreo por su parte-. ¿No crees que te estás pasando un poco? Esa pregunta no me parece de recibo Maite, pero para nada.

  • Tranquilo Dani, solo era una broma, desde luego que no pienso hacer un trió con nadie yo tampoco, ni permitir ningún mirón -dijo sonriente.

  • ¿Entonces? -dije mosqueado-, que es, ¿una prueba?

  • Algo parecido, quería saber que dirías si te planteaba algo con Marta.

  • Y tú crees que esa es la mejor manera de empezar una relación, ¿con una trampa?.

  • No Dani, quería ver que decías, al fin y al cabo, ambos hemos sido sus amantes -soltó.

Me quede literalmente con la boca abierta por la sorpresa ante la tensa mirada de Maite, cuya cara poco a poco iba dejando entre ver un gesto preocupado. Creo que si en ese momento me pinchan, no sangro. De todas las cosas que me hubiese podido imaginar, desde luego esa, ni por casualidad. En cuanto fui capaz de hablar de nuevo...

  • ¿Como que ha sido la amante de los dos? -pregunte muy despacio.

  • Ella y yo hemos tenido nuestros encuentros, incluso hemos llegado a compartir chico... o chica -respondió mirándome fijamente.

  • Bien, de acuerdo, es algo... sorprendente... -dije intentando asimilarlo.

  • ¿Nada más que eso? -preguntó.

  • Si no seguís las dos liadas no veo ningún problema con tu pasado, solo es eso, pasado, pero solo si eso ya se termino.

  • Del todo, solo eran situaciones esporádicas entre nosotras, no ha ocurrido nada desde antes de empezar tú con ella -aseguro Maite.

  • Bien, lo entiendo, aunque me cuesta un poco hacerme a la idea, y supongo que necesitare un poco de tiempo, al menos una hora o dos -dije sonriendo-. Me has dado una sorpresa de aúpa con todo esto.

  • ¿Sabes una cosa Dani?

  • Dime...

  • Pensé que tras saber todo esto me pedirías algo, y no precisamente tiempo para digerirlo.

  • ¿Un trió con Marta? -pregunté.

  • Si, eso mismo, creí que verías el cielo abierto con ello -dijo con un ligero tono de intriga.

  • Bufffff, yo lo veía como una mezcla entre trampa y ganas de estar riéndote de mí. Sinceramente Maite, para lo único que me ha faltado poco, ha sido para mandarte a la mierda por cachondearte -dije muy serio.

Para mi asombro, Maite en lugar de enfadarse por lo que le acababa de decir, estaba riéndose a gusto y aparentemente la mar de feliz, a tal punto que los demás se nos juntaron rápido para que les contásemos el chiste. Menos mal que me sabía unos cuantos y bastante graciosos además.

Lo cierto, es que empezaba a darme cuenta de que mi hermana Eva tenia muchísima razón, desde luego sobre cómo llevarme a una tía a la cama y follàrmela hasta que pidiese cuartelillo, era un autentico maestro, pero el tema de relación de pareja en serio… me encontraba perdido por completo. Pensaba, que quizá mi principal problema, es que Maite era la primera chica que quería estar conmigo por mí y no por mi polla.

En todas mis anteriores relaciones, mi polla había sido mi gran carta maestra, las tenía a mis pies gracias a ella y a que enseguida estaban chorreando solo con recordársela, las podía manejar a mi antojo, sin embargo, esto con Maite no me servía de nada al no haberme catado, parecían no hacer efecto ninguno de mis recursos habituales. Os aseguro que eso por un lado me hacia estar contento por ello hasta lo embarazoso, me quería por mi mismo, y por otro, no sabía bien por donde tirar con ella, me desconcertaba a cada paso, no tenia las reacciones que en otra ocasión pudiese haberme esperado, este era un terreno totalmente nuevo para mí.

CONTINUARA