El tamaño importa - 1

El tamaño importa, mucha gente dice que no, pero la realidad es que si, aunque no siempre es positivo. En mi caso el tamaño de mi aparato me dio una de cal y otra de arena, me sirvió para divertirme con las chicas ligando todo lo que quise y más, pero también me trajo multitud de problemas...

El tamaño importa -1

El tamaño importa, mucha gente dice que no, pero la realidad es que si, aunque no siempre es positivo. En mi caso el tamaño de mi aparato me dio una de cal y otra de arena, me sirvió para divertirme con las chicas ligando todo lo que quise y más, pero también me trajo multitud de problemas, empezando por convertirme en un perfectísimo gilipollas integral.

Me desvirgaron con dieciséis años, me hubiese gustado poder decir que fue antes, pero lo cierto es que no, en esa época era bastante tímido, por no decir que era tímido hasta el absurdo. Estaba bastante acomplejado con mi físico, o mejor dicho, exclusivamente con cierta parte de mi anatomía. Como parecía que no espabilaba mucho, mis padres con quince años y la mejor de las intenciones, me apuntaron a un gimnasio donde esperaban que consiguiese relacionarme un poco más con la gente, pero fue rotundo fracaso, fui aún a peor.

Únicamente me duche un día en el gimnasio, justo el mismo día en que comprobé que si bien las duchas eran individuales, lo del tema puertas para tener privacidad brillaba por su ausencia y me vieron dos chicos, que hicieron cierto comentario sobre mi pajarito que me molestó, de modo que desde ese instante me iba a duchar a casa que me pillaba a un paso nada más. Por fortuna ese primer día fui por la mañana, ya que no tenia clases, dado que yo iba a ir siempre por la tarde y no volví a encontrarme con ninguno de los dos chavales, seguí yendo. Creo sinceramente que si llegan a ir al mismo turno que yo, hubiese dejado de ir, solo por no verlos del corte que me daba.

Recuerdo el cumulo de despropósitos que me llevó a esa primera vez en el sexo. Acababa de subir del gimnasio por la tarde, un viernes a última hora, según llegaba, Eva, mi hermana mayor se marchaba. Así que fui directo al servicio, entré en la ducha y me desnudé, cuando me fui a meter bajo el agua me di cuenta de que no había preparado la toalla, de modo que fui a la habitación a por una limpia. Según la cogí del cajón, llamaron por teléfono,  motivo por el que la deje sobre una silla del salón para coger la llamada, no era nada importante pero allí que se quedó la toalla. Sin darme cuenta de mi olvido, me metí en la ducha. Realmente todo fue perfecto hasta el mismo momento de salir e ir a secarme, que fue cuando me di cuenta que no había toalla...

Como llevaba unos minutos escuchando ruidos fuera, y era más o menos la hora de llegar de mi madre, pegué una voz para que me la acercase al servicio. Escuche un "voy" apagado, así que hice lo habitual cuando en casa pasaba algo similar con alguno de nosotros, abrí la mampara de la ducha para dirigirme hacia la puerta, colocarme detrás de ella para que no se me viese y que por un huequecito al abrirla me la pasase. Pero me lleve la sorpresa del siglo, según me acercaba se abrió la puerta de par en par encontrándome a mi vecina de frente, y lo peor de todo, en esos instantes la tenía con un semiempalme de lo más escandaloso. Yo me quedé medio acojonado sin saber qué hacer, hasta que al ver que mi vecina miraba mis partes nobles, me las tape con las manos, poniéndome como un pimiento morrón de rojo, para después dar media vuelta y salir corriendo hacia la ducha de nuevo.

Mi vecina se puso algo colorada también, soltó un "Jesús" tras mirarme el pajarito, luego se puso más colorada aún al darse cuenta de que me fije en donde me miró, dejo atropelladamente la toalla sobre el lavabo mientras se disculpaba y salía a todo trapo del servicio, todo esto más o menos lo hicimos a la vez, nos dimos mutuamente la espalda para escapar de la situación tan embarazosa en que estábamos. Lo cierto es que mi vecina era una de las musas de mis pajas desde hacía tres años, que fue cuando empecé a darle a la manivela. Era una mujer de unos treinta y cinco o treinta y seis años, castaña de pelo, con dos hijos, ojos café, con muchas curvas y sitios de donde agarrar, especialmente sus pechos, ¡¡joder que par de melones tenia!!. Ejem…, como digo, me mataba a pajas pensando en ella.

Mi polla por esos entonces ya mediría sus buenos dieciocho centímetros con algo, más cerca de los diecinueve que otra cosa, y además gordita. Me traía por la calle de la amargura, ya que cuando ibas a algún sitio y te veías con otros chicos destacabas... No sabéis hasta que punto te pueden llegar a joder y a putear por algo así, con las bromitas de las narices o las indirectas que tienes que soportar, y eso todo el rato. Yo sinceramente lo pasaba muy mal, porque además cuando me empalmaba era una escandalera, los cabrones hacían lo inimaginable para que todo el mundo se diese cuenta de mi “bulto”. Al final, tras mucho probar, logré encontrar la forma de colocármela y que no se notase si me empalmaba, aunque me doliese de cojones cuando eso sucedía si no se bajaba enseguida.

Mis "amigos" del insti me llamaban trompita, elefantito, tres pies, burrito, el As (por el de bastos), etc... Aprovechando principalmente cuando estábamos con chicas, lo que me daba un corte de la ostia ya que no sabía cómo reaccionar con ellas, en esa época, sinceramente pensaba que eso de tenerla grande no eran más que problemas. Creo que si estuve con cierta tranquilidad con las chicas es porque cuando nos picaban en plan calienta pollas a los demás se les notaba más o menos el estado de excitación, pero con todo y mi supuesto tamaño a mí no, gracias a la “colocación”, aunque eso sí, terminaba con un color de pene y de huevos de la hostia. Creo que se tomaron las coñas como ironías sobre el tamaño de mi pene, que en lugar de ser grande era más bien bastante chico.

Puedo aseguraros que esa noche, el día en que me pilló mi vecina en el baño, en la cama me la destroce a pajas, imaginándome que en lugar de lo que sucedió, lo que yo había hecho era saltar a por ella y follàrmela allí mismo. Creo que esa noche y con mi imaginación como compañera, cayeron tres o cuatro, como digo, casi para habérmela despellejado. Resultó que mi vecina había entrado con mi madre, ya que hacían muy buenas migas, pero mi santa mamá había tenido que bajar a la tienda un instante a por el pan, puesto que se olvido de comprarle al llegar. Cuando pedí la toalla, fue ella quien respondió, no sé ni cómo no me di cuenta de la diferencia de voz, aunque con un solo "voy", supongo que no es extraño al estar dentro de la ducha y con la mampara medio cerrada. Cuando salí de la ducha tuve que estar en el salón con mi madre y ella, mas cortadito que el jamón serrano ibérico en lonchas, mientras que ella me lanzaba miraditas disimuladas hacia mi entrepierna, quizá asombrada porque no se notase lo que esta ocultaba.

Una cosa que era normal es que cuando yo volvía a casa no hubiese nadie salvo que fuese viernes, entonces quizá pillase marchándose a mi hermana como esa vez o pude que a mi madre ya en casita. Sino y dada mi persistente manía de olvidarme de las llaves me tocaba esperar a que mi hermana, mi madre o mi padre regresasen. Como ya dije, la vecina y mi madre hacían buenas migas así que era en su casa donde solía esperar a que alguien llegara. Os aseguro que me encantaba esperar allí, verla moverse, ver moverse esas tetas, ver moverse ese culo mientras trasteaba..., esos momentos eran una más que estupendo material para mis pajas. Pero desde el día ese, como comprenderéis deje de ir, me quedaba en la calle o dando una vuelta, lo que fuese para no tener que verla después del cortazo de la ducha.

Eso me funciono una semana, luego me encontré una noche, con mi madre pidiéndome explicaciones de porque ya no me quedaba donde Gloria, que es como se llamaba la vecina. Como no pude objetar nada valido, y evidentemente la verdad no se la iba a decir, la siguiente vez que me olvide de las llaves no pude esquivar a mi vecina, no tuve otra que subir a esperar a su casa. Sus hijos hacían actividades por la tarde y los recogía su padre antes de ir a casa, algunas veces coincidía que seguía allí cuando ellos volvían, pero no la inmensa mayoría de ellas, casi siempre cuando ellos regresaban yo ya llevaba un buen rato en casa.

El primer día que me quedé en su casa con más vergüenza que otra cosa, para rematarme, tuve que aguantar sus preguntas incomodas sobre el motivo para no querer subir. No pude evitar tener que reconocer que había sido por lo que sucedió en el servicio de mi casa. Se sorprendió cuando le dije que era corte porque me hubiese visto el pene, ya que me daba vergüenza tenerlo así de grande. Ella por contestación se echo a reír a carcajadas, me dijo que era tonto de remate si pensaba eso, que muchos adultos quisieran tener mis medidas, después de esto, se puso como siempre a trastear.

Pero no penséis que se arregló la cosa, que no, solo empeoró. Me di cuenta enseguida que no llevaba sostén solo con ver como se movían sus tetas bajo la camiseta, lo que me puso la polla a punto de reventar, menos mal que tal y como estaba colocada, no mostraba nada de nada mi excitación... por lo menos en esa parte. Luego llevaba unas finas mallas pegadas al cuerpo como una segunda piel que dejaban también de lo más claro que no llevaba nada debajo de ellas. En el culo no se le notaban costuras de braga, braguita o tanquita ninguno,  pero lo peor de todo, fue que por delante parecía sordomuda, se le podían leer los labios perfectamente. Ni os cuento cuando me acosté esa noche, la ristra de pajotes que cayeron con la "zorra" de mi vecina, como la califiqué en esos momentos.

Eso me lo estuvo haciendo otros dos días más, igual, camiseta sin sostén y mallas ajustadas sin nada debajo para dejar volar a mi imaginación lo que podía esconder debajo de esa escueta y más que evidentemente provocadora ropa, pero pese a todo, no me atrevía a mover ni un solo musculo al respecto. Sin embargo, el tercer día todo cambio, seguía llevando un jersey súper finísimo, más incluso que los anteriores, se marcaban perfectamente atraves de él la oscura aureola de sus pezones, una aureola grande y muy oscura, con un erguido pezón en su centro que parecía estar reclamando que alguien se lo llevase a la boca.

Luego en lugar de mallas esta vez llevaba una falda amplia, pero una falda amplia con la que por algún oscuro motivo se enseñaba muchísima más carne de la que se suponía debía de ocultarse. Estuvimos hablando de todo un poco, yo sin dar pie con bola porque trataba de mirar todo lo posible sin que ella se diese cuenta, todo con el fin de acumular imágenes para mis pajotes nocturnos. Entonces fue cuando ella tomó la iniciativa, levantándose de la silla donde estaba sentada en ese instante se vino al sofá donde yo estaba sentado, pero en lugar de sentarse a mi lado como pensaba que haría, lo que hizo fue ponerse sobre mí a horcajadas, pasando sus brazos por mi cuello, mirándome fijamente a los ojos mientras yo no daba pie con bola y no tenía ni puta idea de que hacer...

  • ¿Te gustan mis pechos Dani? -dijo provocadora

  • Si... si... -dije tartamudeando todo cortado...

  • Entonces a que esperas para chupármelas y tocarlas a gusto

Eso me lo dijo mientras se quitaba el jersey, colocándome los pechos desnudos a escasos centímetros de la boca, ahí sí que ya no dude, me metí uno de sus pezones en la boca para lamerlo con glotonería. Una de mis manos se alzo para empezar a estrujarle el otro pecho a mi vecina...

  • Ahhhh... despacio Dani... despacio... suave... no las estrujes... suave... ahhhhhsiiiiii... Ahhhhh…

Fue lo que hice, dejar de estrujarlas con la mano y empezar a acariciar su aureola y su pezón mientras que en la otra era con la lengua con lo que se lo acariciaba. Empezaba a gemir y a jadear sobre mí con sus pechos siendo acariciados o lamidos por mi boca. Luego en un momento dado sus manos en lugar de estar sobre mis hombros se empezaron a mover sobre mis pantalones, desabrochándolos y bajándome la cremallera. Metiéndose una de las manos dentro de mi calzoncillo buscando mi polla. Encontrándola hacia atrás, justo entre mis piernas, escondida... costo un poco pero me la liberó, sacándola de su encierro.

Sinceramente no recuerdo ni la mitad de lo sucedido, cuando me quise dar cuenta sentí como mi polla iba entrando en un sitio húmedo, estrechito, cálido y que me proporcionaba una maravillosa sensación en ella a medida que esta iba profundizando cada vez mas... Alce la cabeza para mirar a mi vecina y la vi con los ojos cerrados, mordiéndose los labios, jadeante... Cuando sentí toda mi polla enfundada donde fuese que la puso mi vecina, esta soltó por su boca un gemido agónico que creí que era de placer. Fue entonces cuando se empezó a mover arriba y abajo mirándome a los ojos...

  • ¿Eres virgen? -me preguntó entre jadeos.

  • Si... soy virgen -le respondí cortadísimo y nervioso.

  • Ya no, no después de que terminemos con esto... ahhhhhh… luego habré sido la puta que te desvirgó... -resoplo un poco- Dime Dani, ¿que seré luego?

  • Una puta, mi puta, la que me desvirgo -repuse sin saber muy bien que decir...

  • Siiiiiiiiiiiiii... ahhhhhh... tu putaaaaaaaaaaa...  dimelooooooo... dime que soy putaaaaaaaa....  dime cosasssssss.... llámame cosassss… vengaaaa… dime guarradas Dani… vengaaaaaa…

  • Eres mi putaaaa...  eres tan puta que te estás tirando un chavalinnnnn... ahhhhhhh....  me estas desvirgando zorraaaaaaaa....  ahhhhhhhh....

  • Siiiiiiiiii...  soy tan putaaaaaaaa... que me estoy follando un criooooo.... con un pollonnnnnnnnnnn...  de la ostiaaaaaaaaaa..... siiiiiii.... soyyyyyyy una zorraaaaaaaa....

Lo cierto es que no aguantaba ya mucho, y mi polla empezó a dar espasmos, empezando a cimbrear a punto de correrme dentro de ella. Noté como aceleraba a lo bestia, empalándose con todas sus fuerzas, jadeando, gimiendo y suplicándome que aguantase aun un poco mas... Fue sentir unas fuertes contracciones de su vagina sobre mi polla para que esta empezase a disparar leche dentro de su coño como una desesperada... A la vez que yo medio gritaba, por el placer que sentí al correrme dentro de ella, mi vecina me abrazó con todas sus fuerzas gritando también, se venció sobre mí, manteniendo mi cabeza aplastada contra sus pechos, jadeante y completamente sudada, como yo.

Después de esto, cuando nos relajamos, ella se levanto como si nada, pero en mi pantalón había un enorme manchón producido por nuestras corridas, cuando en el ultima eyaculación, en un espasmo le clave con todas mis fuerzas mi polla alzando las caderas, casi todo el contenido mezcla de sus flujos y mi leche den interior de su chocho fue expulsado hacia afuera cayendo sobre mis pantalones, dejándomelos como os podéis imaginar, con un manchón de la hostia. Tuvo la picardía de darme unos de su marido, y sobre los míos tirar un vaso de café y otro de cacao, como si se le hubiesen caído sobre mí, luego estuvo limpiándomelos un poco a mano para que no se notase tanto. Mi madre no se dio cuenta de nada, se trago que a Gloria se le había caído la bandeja con nuestras bebidas sobre mis pantalones. Por otro lado, en esos momentos yo maldecía en casa el no saber si aquello se volvería a repetir, ya que Gloria no quiso hablar de nada de lo sucedido desde que terminamos, hasta que me fui a casa.

Tres días después volvimos a la misma situación, no como lo anterior ya que iba vestida de lo más normal, pero también estábamos solos en su casa y con la misma previsión de tiempo para los dos que la vez anterior. Me pregunto si tenía hambre, al contestar afirmativamente me dijo que la siguiese, para mi sorpresa se dirigió a su dormitorio, quitándose la ropa y tirándose sobre su cama, tumbándose a lo ancho, dejando su coño al borde de la misma mientras se abría bien de piernas, entonces simplemente me dijo...

  • Ven y toma tu merienda Dani... venga, chúpame el coño un poquito... te voy a enseñar a hacer disfrutar a una mujer... -dijo excitada y ya jadeante por la excitación.

  • Sí, claro, ahora mismo –dije arrodillándome en el acto, empezando a usar mi lengua, con ella guiándome e indicándome que hacer.

Lo cierto es que todo esto duro ocho largos meses. Al final lo terminó, aduciendo que su marido empezaba a sospechar porque ya no quería hacerlo con él tan a menudo. La verdad es que un par de veces, su marido había llegado de improviso a casa, afortunadamente nunca nos pilló con las manos en la masa, y ahora mirándolo con retrospectiva, creo que si no tomo medidas más serias, o hizo algo del estilo de contratar a alguien para que la siguiese, fue porque gran parte del tiempo que estaba sola, o estaba con mi madre o estaba conmigo. No creo que nunca se le pasase por la imaginación que fuese un crio como yo quien se estuviese follando a su mujer.

De hecho, el ultimo día, cuando me lo dijo, cuando me informo que sería la última vez, que no volveríamos a hacerlo más, me dio lo único que en estos ocho meses nunca había sido mío. Me dio su culito a modo de despedida, me estuvo guiando todo el tiempo para evitar que la pudiese destrozar en mis prisas y deseos por metérsela. Lo cierto es que cuando por fin la perfore el culo hasta el fondo, de su garganta escaparon una extraña mezcla de jadeos y gemidos, mezcla de dolor con placer. Esa última tarde, le comí el coño, le hice el culo, deje que me la chupase y para terminar, se la metí en el coño, donde al fin me corrí dentro de ella, volviendo a comérselo después. Por su parte alcanzó dos orgasmos, uno cuando estaba siendo enculada, y otro cuando la comí el coño tras haberme corrido yo en su interior. Recogí los restos de sus jugos y mi leche dándoselos a beber directamente desde mi boca.

Gloria fue mi maestra en el sexo, además de mi amante durante ocho increíbles meses, o quizá sería más correcto decir que yo soy el que fui su amante durante ese tiempo. Con sinceridad, esperaba que antes o después Gloria regresase a las andadas y a querer follar conmigo, pero no, me equivoque con ella de medio a medio, era una mujer que tenía muy claras sus prioridades, la primera por paradójica que pudiese sonar era su matrimonio y no su propio placer momentáneo, cuando lo vio peligrar, corto con todo por lo sano.

Después de terminar con Gloria, empecé a fijarme en mis compañeras de clase y sus amigas, acababa de empezar el nuevo curso y las chicas aun iban muy ligeritas. Aquí fue donde me di con la triste realidad, el follar con Gloria me había espabilado muchísimo, había hecho que venciese mi timidez, había hecho también que ya no me cortase por hablar con chicas, y por supuesto que tampoco me avergonzase ya de mi pollòn, pero desgraciadamente esto por sí solo no hace que ligues, que fue donde me descuerne vivo. No era capaz de comerme ni una chapa con las chicas, no con seguía interesarlas lo suficiente como para poder follàrmelas, o como mínimo tener una pequeña oportunidad con ellas.

Con cierta envidia veía como algunos tíos con solo diez o quince minutos, ya tenían a las tías tonteando con ellos o dejándose querer y acariciar, yo lo único que conseguía era conversación de lo más amena, conseguía a cualquier tía por muy buena que estuviese, pero solo para hablar, de ahí no había forma de que saliese. Incluso una noche, con el putòn del instituto, una tía que según las malas lenguas se había follado a la mitad de su clase y de los profesores, lo único que logre fueron dos horas y media de animadísima conversación, de hacerle mucha gracia, de que me viese como un tío genial pero se acabo, y para más inri además tuve que ver como se iba con otro esa noche, que por cierto según lo que se comento luego se la follo bien folladita. Esa fue mi penosa vida durante más de tres meses... Eso además después de haber estado ocho mesecitos follando como un descosido con una mujer que sabia como exprimirte bien exprimido, estaba salidísimo y desde luego de lo que no paraba es de pelármela como un mono.

Al final mi suerte estuvo con una de las más modositas de la clase, era una chiquita normalita, guapa y con buen tipo, pero nada extrovertida o que llamase la atención. Nos tocó hacer un trabajo juntos para el que nos reunimos unas veces en su casa y otras en la mia. Ella era hija única, por lo que en la suya nos era más fácil, ya que en la mia, cuando no eran mis padres, era mi hermana con sus líos. Mi hermana, con la que por cierto soy uña y carne aunque la mitad del tiempo no lo parezca, me lleva tres años, no os digo cuando vio por primera vez a mi compañera la mala ostia que tuvo con sus bromas, no con ella evidentemente, sino conmigo. De primero me regaló delante de mi compañera una caja de condones por lo que pudiese pasar..., cabreado y cortado por la situación se los devolví, aunque mejor sería decir que se los tire a la cara directamente, diciéndola que necesitaba la otra talla mas grande. Luego a mala ostia le dije que ya sabía cual, la misma que la del tío al que se la chupaba los fines de semana. Siempre estábamos así los dos, pero claro, a ojos de mi compañera…, no quiero ni pensar la imagen que tuvimos que dar.

Bueno el caso es que se rio, se divirtió y según me dijo no debía de preocuparme porque aunque no tuviese un hermano respondón, ya que el suyo estaba de Erasmus fuera del país, comprendía perfectamente eso de que los cariños reñidos son los más queridos, luego me guiño un ojo riéndose. En mi casa en otras dos ocasiones tuve mis más y mis menos con mi hermanita del alma, aunque parece que sirvió para distender aun más la relación con mi compañera. Una de las veces que nos quedamos en su casa estábamos trabajando los dos solos ya que sus padres no estaban, cuando una cosa llevó a la otra, no sé bien como llegamos a ello pero en un momento dado nos estábamos besando los dos sobre su cama, acariciándonos lentamente. Cuando nos separamos me miro con los ojos brillantes y me dijo...

  • Tú no te preocupes Dani, déjame hacer a mí y... joderrrrrrrrrrrrrr...

Estábamos mirándonos cuando según sus manos alcanzaron mi polla soltó ese joder y sus ojos bajaron rápidamente hacia mi aparato, que sus manos intentaban sacar ahora con ansias. Cuando estuvo por completo fuera y erguida en todo su esplendor, vi como se mordisqueaba los labios...

  • Ostias tío... que pedazo de polla que te gastas... es enorme... nunca había visto una de este tamaño...

  • ¿No iras ahora a decirme que no quieres seguir verdad? Mira como me has puesto...

  • Ni loca, no pienso dejar escapar la ocasión, pero con cuidado Dani..., por favor, que nunca me había metido algo así...

Lo que hice fue lo que me aconsejo en su día Gloria cuando al principio de lo nuestro le pregunté porque era ella normalmente la que se ensartaba, y no me dejaba a mí que se la metiese. Me dijo que podía hacer daño a algunas mujeres por el tamaño al llegarles hasta el fondo, sin contar con el grosor, de modo que lo mejor era, si me encontraba muy excitado, tumbarme yo en la cama y dejar que fuese ella quien manejase la penetración, que es justo lo que hice. Antes de empezar, por empeño mío, nos desnudamos los dos, mi compañera se empezó a meter mi polla dentro de su sexo despacito, lentamente, mientras que yo miraba su cara de zorrita viciosa, como se mordía los labios para evitar los gemidos que escapaban de su garganta, mis manos acariciándole y mortificándole los pechos mientras mi polla iba poco a poco incrustándose en lo más profundo de su coño.

Cuando por fin la tuvo dentro por completo, se medio derrumbo sobre mí, cayendo sobre mi pecho, momento que aproveche para acariciarle la espalda y la cintura, pero especialmente el culo. Estaba en esa posición moviéndose, follàndome, tumbada sobre mí, abrazada, jadeando, gimiendo y rotando las caderas, cuando con una de mis manos acudí a su culito, metiéndole el dedo corazón hasta el fondo por él, haciendo que soltase un gemido desgarrador de placer al sentir la invasión de su intimidad trasera. Yo me movía levemente, intentando acompasarme a su ritmo, pero terminar de empujar más que levemente por temor a hacerle daño...

  • Eres un hijo de puta Dani, vas a conseguir que me corra, y además haciendo que sea  yo quien te este follando a ti -repuso entre jadeos

  • ¿Y te disgusta?

  • Me encanta..., pero después de esto..., me debes tú una follada a mí...

  • Pues otro día si quieres..., te follo yo hasta reventarte..., uhmmmm...

  • Más te vale cabronazo..., ahhhhhhhhh...,  más te vale...

Estuvimos follando durante un buen rato los dos sobre su cama. Cuando por fin alcanzamos el orgasmo los dos descansamos un ratito, después de inmediato lo que hicimos fue recoger todo, ventilar el cuarto y quedar para seguir otro día, tanto para seguir con el trabajo como para follar. Tal y como me dijo, en esta ocasión había sido ella quien me había follado a mi cabalgándome, la próxima por lo que me dijo quería que le metiese la polla por el coño y me la follase hasta que se la sacase por la boca. Este fue el primer polvo del trimestre con ella, siguieron varios más, incluido ese segundo en mi casa, donde la puse boca abajo en mi cama, metiéndole tres almohadas bajo sus caderas y alzándola el culito, se la metí por el coño fòllandomela sin piedad, metiéndole la polla por su sexo como un animal. Creo que si no la llegaba al útero con cada pollazo era de milagro y no os hacéis una idea el escándalo de grititos, gemidos y jadeos que montamos.

Recuerdo que al día siguiente Gloria, que vivía encima mío me pregunto riéndose si la chiquita era mi novia, porque joder que forma de gritar... que parecía que en lugar de estar follándosela estuviesen matándola... La mire fijamente para ver el motivo de esto, si solo era un comentario o había algo más en el trasfondo, pero me debió de leer la mente con lo que pensaba, porque me dijo...

  • No busques lo que ya no hay Dani, solo era un comentario de una amiga, de una buena amiga...

  • Pues es una pena, me encantaría...

  • Nada, no te encantaría nada Dani, eso termino, recuérdalo, ¿vale?

  • Si, tranquila que lo tengo muy presente.

Lo cierto es que pinchaba por si acaso, pero sin ninguna convicción, sabia más que de sobra que lo de mi vecina estaba más que terminado, finiquitado por completo. Además que en esos instantes ya tenía con quien follar. Lo cierto es que lo de esta chica solo era sexo por parte de ambos, decidimos mantenerlo en secreto, solo éramos compañeros para el trabajo de clase, aunque follásemos más tiempo del que trabajábamos, pero ningún de los dos parecíamos a ojos externos hacer nada fuera del trabajo.

CONTINUARA