El Supermercado

Relato de lo que me sucedió una vez que fui de compras a un supermercado

DE COMPRAS EN EL SUPERMERCADO .

Se dice que cuando uno comienza un relato debe seguir ciertos parámetros o reglas para que el lector se interese en este, bueno a mí me da lata hacer eso por lo que voy a partir con lo que me parece más interesante, es decir, que sepan quién soy y lo más importante cómo soy, porque al fin y al cabo de eso se trata esto, de que puedan imaginarse y entusiasmarse con mi relato sabiendo como soy y lo que me paso. Lo primero es decirles mi nombre…me llamo Claudia, tengo 47 años, soy de piel canela clara y más oscura en el verano ya que me gusta tomar sol y quedar bien bronceada, mido 1.64 y soy de curvas abundantes.

Lo que me sucedió en un supermercado al que fui con mi marido pasó en el verano, fuimos a hacer unas compras para el fin de semana. Fue algo que yo no busque pero que trajo consecuencias que ustedes mismos podrán sacar…si quieren claro está.

Era un día sábado hacia calor y teníamos invitados a la casa por lo que decidimos ir al supermercado a comprar ciertas cosas que nos faltaban para la noche. En esta ocasión no fuimos al mismo de siempre por alguna razón que aún no se explicar fuimos a otro que queda cerca de casa y donde nunca me imaginé que viviría una de las situaciones más extrañas y a la vez placenteras de mi vida.

Mientras caminábamos con mi marido conversando lo que debíamos comprar por los pasillos del supermercado decidimos separamos para ganar tiempo, hacía calor y aunque el aire acondicionado estaba funcionando el calor se hacía sentir igual. Me fui directamente a la parte de las bebidas, yo había quedado encargada de esa parte. Ese día estaba vestida con un vestido blanco que me llegaba hasta las rodillas con vuelos y que me quedaba ceñido en las caderas ya que son una de mis mejores partes, tenía puesto también unas chalas de verano altas así me gustan y así le gustan a mi marido ya que las piernas se me ven más contorneadas y mi cola se ve paradita además me veo más alta de lo que soy me veo rica según dicen. De hecho una vez pero en otro lugar iba con el mismo vestido y pasaron dos hombres por mi lado y me dijeron “te comeríamos enterita”… La única cosa que debo comentar como algo distinto tal vez para quien lee esto pero normal para mí es que ese día andaba sin ropa interior abajo, es decir, sin colaless. Como les dije era verano y me gusta andar fresca, lo que no había calculado era que el vestido al quedarme ceñido se me pegaba mucho en las caderas y se me metía entre los pliegues de mis nalgas lo que me hacía ver provocadora sin querer serlo.

Explicado lo anterior debo añadir también que soy media volada, es decir, no me doy cuenta a veces de muchas cosas que pasan a mí alrededor al contrario de mi marido que es muy observador y voyerista asumido, cosa que a mí a veces me gusta y otras no tanto. Es por esta razón que no me había dado cuenta de que mientras caminaba por los pasillos del supermercado un hombre iba unos metros detrás de mí, mirándome lujuriosamente, ya que eso fue lo que me dijo mi marido después que me alcanzo, el muy cochino de mi marido me había seguido un buen rato disfrutando como el hombre me seguía y me miraba, incluso se dio el placer de ver la situación donde en un momento me tuve que agachar a sacar unas bebidas que estaban en la parte de abajo y donde aquel hombre aprovecho para pasar por detrás de mí y tocar mi cola con su antebrazo… yo solo escuche un perdón…y lo vi alejarse rápidamente, por tanto no le di mayor importancia ya que me dio la impresión de que realmente había sido un mal entendido. Fue mi marido el que me dijo con esa sonrisa cochinona que pone en estas situaciones oye el que paso anda loco contigo y te toco tu cola haciendo como si fuera un accidente… jajajaja…viste eso te pasa por ser tan rica…

Y no le dijiste nada increpe a mi marido…y el me respondió tu tampoco le dijiste nada…al final no le di mayor importancia a lo sucedido pero por dentro de mi algo me hizo sonreír con cara de malita, el tipo en cuestión no estaba mal, era alto y tenía por lo menos desde atrás tenia buen pinta. Seguimos con nuestras compras y nos volvimos a separar, mi marido me dijo cuídate estas muy rica y cuando paso por detrás de mí me agarro mis nalgas y se fue a lo suyo, ese agarrón provoco en mi ciertas sensaciones, me gusta que me agarre mi cola y que me la apriete. Seguí comprando y buscando un trago especifico que mí me gusta mucho pero no estaba en los estantes donde se suponía debía estar, así es que le pregunte a uno de los que trabajan ahí y me dijo sin antes mirarme entera con cara de ansioso que los  tragos estaban en el sub suelo del supermercado, no me quedo otra que ir hacia el sub suelo, cuando caminaba hacia esa parte del supermercado me di vuelta y pude ver que el encargado me miraba con cara de lujurioso por decirlo de alguna forma, al principio me molesto pero luego me dio risa.

Al llegar al sub suelo el hombre que me había seguido y tocado la cola estaba también abajo, al verlo me dio un poco de nervio, no había nadie más en esa zona no había mucha luz por el tema de la guarda de los licores pensé yo…pero era un supermercado… aquí no me puede pasar nada me dije…y si llega a pasar algo grito y van a llegar los guardias, eso me tranquilizo de cierta forma… aun así la presencia de ese hombre ahí y la forma como me miraba mientras buscaba lo que necesitaba me provocaban sensaciones encontradas y no sabía por qué.

Una vez que encontré las botellas que necesitaba estas estaban a una altura a la cual no podía llegar por mí misma, así es que me subí en una silla que había en el lugar la visión que debo haber dado subida en esa silla supongo que fue provocadora, mis piernas y cola debieron verse contorneadas y abundantes. Al tratar de alcanzar lo que necesitaba y no poder lograrlo sentí que alguien me miraba, al darme vuelta era el hombre que me había seguido durante todo el rato había caminado directo hacia mí.

Al ver como se acercaba hacia mí me hizo desconcentrarme y perdí el equilibrio, por suerte me alcanzo a agarrar antes de que cayera, el problema fue que me agarro de mis caderas de manera fuerte y no me las soltó hasta que me dejo en el suelo. Quedamos pegados uno frente al otro durante unos segundos, como ya les había dicho él era muy alto, fue ahí que a lo único que atine fue a darle las gracias a lo que él me respondió que había sido un placer. Luego se ofreció a ayudarme a sacar las botellas que necesitaba, no vaya a ser que te caigas de nuevo dijo. Como las botellas estaban muy altas acepte la ayuda sin pensar si quiera en lo que pasaría más adelante.

Aunque él era muy alto también tuvo que subirse a la silla y fue ahí que pude ver sin querer hacerlo que se le notaba un paquete muy grande, no sé porque pero esa visión me provoco ciertos cosquilleos en mi interior que no podía explicar y que trate de controlar. Él se dio cuenta de eso y descaradamente lo apunto hacia mi… yo me quede inmóvil sin saber que hacer debido no se al miedo de la situación, a que llegara mi marido a que entrara alguien más…no lo sé…pero no reaccione.

Se bajó de la silla, puso las botellas que yo necesitaba dentro del carro y me dijo ¿necesitas algo más?...No respondí yo… que ya estaba bastante nerviosa con la situación y que además no veía que mi marido apareciera por ningún lado.

No alcance a respirar cuando él me miró fijamente y me dijo mentira…yo sé lo que necesitas y te lo voy a dar…te he seguido desde hace rato y veo y siento como tu cuerpo se mueve pidiendo tu sabes qué. Fue ahí que me tomo de los hombros casi levantándome y me apoyo contra la pared que quedaba entre dos góndolas que estaban llenas de bebidas…levanto mis brazos y los junto con una sola mano, con desesperación pego su entrepierna contra mí y debido a su altura su pene quedaba a la altura de mi ombligo, podía sentir el tamaño de su penca con cada empujón que me daba lo que hizo aparecer un calor dentro de mí que me subió desde los pies hasta la cabeza. Mi entre pierna se comenzó a humedecer como preparándose para ser penetrada aun cuando yo trataba de controlar a duras penas la situación. Mis muslos comenzaron a sentir los flujos que brotaban de mi vagina, mis senos comenzaron a crecer a ponerse como hinchados y mis pezones estaban duros listos para ser comidos como a mí me gusta. Una parte de mi estaba deseosa y otra estaba asustada por si llegaba alguien o por si mi marido aparecía y me pillaba en esa situación, todo eso pasaba en por mi cabeza en cuestión de segundos. El hombre por el contrario parecía no importarle nada solo atinaba a decirme palabras fuertes de sexo que sin saber porque me provocaban aún más ganas de sentirlo dentro de mí. Sus manos subían por los costados de mis piernas y levantaban mi vestido, cuando alcanzo mis nalgas, las apretó y masajeo de manera frenética y cuando se dio cuenta de que andaba sin nada debajo de la falda me dijo…viste…yo sabía lo que querías…fue ahí que recorrió con una de sus palmas toda mi entrepierna haciéndome arquear la espalda.

El hombre ya sabía que yo estaba entregada y que deseaba sentirlo adentro de mí, así es que me tomo suavemente del pelo e hizo que colocara mi boca frente a su miembro que ya estaba afuera de su pantalón…era inmenso y ya tenía gotitas de semen que brotaban de su punta.

Me hizo poner una de mis manos sobre su cadera y con la otra me hizo tomar su miembro…lo mire durante varios segundos hasta que no aguante más y me lo introduje en la boca. El leve roce de mis labios con su penca hizo que el hombre se arqueara de placer y con cada vaivén de mi boca yo sentía como aumentaba la presión sanguínea de su penca que parecía estaba a punto de estallar.

El hombre se retiró en un momento hacia atrás y me sonrió, hizo que me levantara subió nuevamente mi vestido hasta mi cintura, sus manos no dejaban de tocar mi cola, de abrirla, de separarla, de masajearla y con cada movimiento que hacia estos iban acompañados de palabras cargadas de sexo que me provocaban aún más. En ese momento supe que no me importaba si venia alguien o si llegaba mi marido mi calentura era tal que lo único que quería era tener esa penca dentro de mí. Es por eso que se la tocaba se la apretaba y la hacía pasar por encima de mi vagina como pidiéndole métemela ¡ya!

Entonces y en un rápido movimiento el hombre se agacho, levanto una de mis piernas y la puso sobre su hombro, con sus manos apretaba fuertemente mis nalgas y en ese momento pude sentir su aliento entre mis piernas, luego lo que sentí fue su lengua recorriendo los labios de mi vagina mordía mi clítoris, incluso yo me movía de tal forma que lo hacía solo para facilitarle alcanzar mi ano que también deseaba sentir esa lengua dentro de sí.

Recorrió con su lengua cada rincón de mi vagina haciéndome retorcer de placer, apretaba su cabeza contra mi cuando sus movimientos me provocaban más placer y el entendía eso y se quedaba más tiempo en esa zona. Luego poco a poco la lengua empezó a subir hacia mis tetas, que estaban a punto de explotar por la espera de ser tomadas, recorrió mis pezones, los besó, los lamió, los mordisqueó, los masajeo y los apretó generándome un gran placer. Luego continuó su camino ascendente hacia mi barbilla. Yo ya sabía que era lo que quería…besarme… pero yo mantenía los labios cerrados y le quitaba la cara, apretaba la mandíbula fuertemente porque aun cuando estaba caliente no quería besarlo, sonara extraño pero era así. Siguió insistiendo con su boca en mi boca y con sus manos tocaba y acariciaba mis partes más sensibles hasta que llegó un momento en que no pude resistirme más y me entregue sacándome un beso apasionado donde nuestras lenguas se unían como si fueran serpientes en un acto sexual, la sensación de aquella situación era tan fuerte que sentía pequeños espasmos en mi vagina.

Luego de ese largo beso se separó de mí y me quedo mirando y me dijo “dime que quieres te lo meta”…no pensé nada…la respuesta “métemela” salió de manera inmediata.

Tomo mis piernas y las abrió lo que más pudo cosa a la cual yo también ayude, luego agarro su penca y la paso por encima de mi vagina siempre mirándome coloco la punta de aquel mástil a la entrada de mi vagina y me la clavo por completo lo que me obligó a cerrar los ojos y abrir la boca como por un acto de reflejo que ahogaba mis quejidos de placer.

Quiero oír cómo te corres mientras te lo clavo me dijo y ahí di rienda suelta a mis gemidos. La forma como me lo metía me tenía extasiada, sus cocos golpeaban contra mí y sus manos y boca no paraban de tocarme y besarme. Podía sentir que su penca me llegaba hasta lo más profundo de mí, su grosor abría los labios de mi vagina provocándome espasmos uno tras otro.

Siiiii, Siiiii, Siiiii, Másssss, Másssss fuerte….Másssss rápido era lo que le decía y él lo hacía.

Muy bien ricura así me gusta ahora te voy a hacer explotar. Fue ahí cuando se dio vuelta y se puso contra la pared detrás de mí, nuevamente abrí mis piernas y el junto las suyas, ubico su penca a la entrada de mi vagina y otra vez de un solo empujón me lo clavo entero, sentí que me desvanecía, con sus manos acariciaba, más que eso exprimía mis senos que me provocaban un inmenso placer.

No fue mucho tiempo el que tuvimos que aguantar para acabar, primero yo, comencé a sentir contracciones en  mi vagina a cada espolonazo que me daba lo que sumado a sus caricias en mis senos hacían el placer doble, mis muslos estaban húmedos por los jugos que brotaban de mí, acerco su boca a mi oído y me dijo quiero que acabes como una perra en celo, esas palabras junto a sus espolonazos hicieron que acabara en un orgasmo intenso y largo que me recorrió entera y que me hizo gemir de placer, luego unos segundos después sentí como este hombre desconocido eyaculaba dentro de mi haciendo sonoros gemidos de placer.

Nos quedamos así pegados y agitados durante unos segundos hasta que a mi mente volvió la razón y me hizo salir de ahí lo más rápido posible.

Me limpie el semen que corría por mis piernas con papel que había en el carro y empecé a subir hasta donde se suponía que estaba mi marido… me lo encontré justo donde empieza a subir la escalera mecánica. Me miro a los ojos y me dijo ¿estás bien?... si le respondí yo…me veo rara…no en absoluto te ves radiante me dijo, me tomo de la cintura y empezamos a subir la escala para ir a las cajas.

Esa noche lo pasamos súper bien e hicimos el amor como nunca, tuvimos sexo toda la noche como cuando éramos jóvenes.

Nunca supe una vez que paso el tiempo si mi marido me había visto o no, siempre me llamo la atención el haberlo encontrado justo en la escala mecánica, ahora bien él tampoco nunca dijo nada, al hombre nunca más lo vi. Lo que si nos pasa es que cada vez que vamos al supermercado y si por alguna razón nos debemos separar para ganar tiempo él me queda mirando y me dice “cuídate” y yo le digo “claro… siempre lo hago”.

FIN.