El sumiso debuta en sociedad (fragmento)

Traducción de un fragmento de "Se hará su voluntad" ("Her Will Be Done", de Ron Kozloff) ofrecido gratuitamente por Pink Flamingo Publications

Se hará su voluntad (fragmento)


Título original: Her Will Be Done

Autor: Ron Kozloff

Traducido por GGG, enero de 2004

Pienso en estas cosas, en estos hilos que urden mi vida con Darian mientras mi culo desnudo sobresale en la esquina del Salón Rosa, una sala dedicada a las reuniones de etiqueta de la mansión.

Esta noche hay una para los miembros de Fuchsia, una organización que celebra y promueve la Dominación Femenina. Su Majestad, Darian Gray es su cabeza.

Soy el único macho genético de la sala, caracterizado como el sirviente castigado, mientras las mujeres beben brandy y fuman puros. El olor del humo de los puros es acre. Me trae a la memoria mi vida anterior, mi vida idiota de cerdo chovinista. Mi oídos perciben una variedad de voces femeninas haciendo comentarios a mis espaldas.

"Mi esclavo, Silvio, se puso impertinente, así que le dejé en la jaula para que pase la noche," dice una de ellas. "No toleraré ni el más mínimo asomo de carácter. Nunca lo hago."

"¿Está con ese dispositivo de castidad con pinchos?" pregunta otra.

"Por supuesto. Nunca va sin él. El único sitio para una polla irrespetuosa es el dolor. Mucho de eso."

Hay gorjeo de risas y charla mientras las chicas se relacionan.

Me pregunto cuanto tiempo se espera tenerme castigado.

Siento entumecido uno de mis muslos. Lo agito hasta que recupera la circulación. Nadie lo nota, desde luego. Para ellas merezco menos atención que una silla, de lo que he servido ocasionalmente encantado. Hay en mí una perversa sensación de excitación al ser ignorado. De hecho ¡me entusiasma!

Me centro en la polla y la encuentro casi rígida, mantenida bien ceñida por un anillo de plata que también me abarca los huevos, sosteniendo el flujo de sangre en la zona.

Mi paquete se siente a gusto restregado contra la parte delantera de mis bragas, la cabeza de mi polla sobresaliendo al aire. Hay una cadena enganchada al anillo que profundiza en mi entrepierna para enganchar en otro artilugio, una polla de goma tan gruesa como un pequeño puño que ha sido encajada en mi ojete.

Me la puso Darian allí esta mañana, de hecho me la atrancó, en una exhibición de deliciosa brutalidad después de que me hubiera hecho asumir la postura de "follar el culo", de rodillas, la cabeza en el suelo, las manos separando mucho los carrillos de mi culo, facilitándole el acceso total y mi completa vulnerabilidad a su temible arma.

Me lubricó con su "loción personal" y luego me hizo chupar el dardo, llamándome su "pequeño chupapollas", lo que resultaba excitante. Y luego introdujo la polla de goma, follándome lentamente con ella al principio, diciendo con su voz más dulzona, "Rhonda, quiero que dejes salir todo el dolor que sientas. Quiero oír como sufres. De hecho, mi pequeño mariquita, si no oigo como sufres, si no oigo tus dulces gritos de dolor, si no son lo suficientemente altos o no suenan adecuadamente angustiosos te haré mucho más daño. Puedes estar seguro. Y Rhonda, ¡NO finjas, mi querido esclavo! Sabes que soy capaz de adivinar si estás exagerando en alguna medida, y si lo haces ya sabes que me sentiré obligada a hacerlo mucho peor para ti, corazón."

Solo como aclaración, Darian no es una fanática del dolor, ni una sádica física especialmente dura comparada con muchas otras que podría nombrar aunque no lo haré. Ciertamente tiene sus manías, y entre ellas que le encanta observar mi cara mientras me aplica los tornillos, disfrutando con sus expresiones, con las muecas, "la poesía del sufrimiento", las llama ella. Me obliga a mantenerle la mirada mientras me hace daño. Puedo ver como me sonríe, las mandíbulas apretadas, los labios finos, mostrando los dientes, no muy distinta de la apariencia de un gato cazador jugando con su presa.

Soy un debutante en términos de aguante físico, no un amante del dolor, y me enseña insertándome objetos de tamaño creciente en el ojete, durante horas cada vez.

De modo que gruño y lloriqueo de verdad mientras me folla con la goma, alborotando mi mierda, dando de sí el músculo. Me voy por la tangente para localizar una fantasía, una muchachita follada por un hombre con la polla de un gorila, no es la primera vez que he utilizado visualizaciones durante el sexo o las veces en que Darian hace uso de mi cuerpo.

Ella ha sido capaz de abrir en mí mismo áreas de erotismo que estaban en las sombras, un regalo por el que siempre la adoraré. Ha ensanchado algo más que mi esfínter, permitiéndome enfrentarme al miedo y al tabú.

La noche es joven. Las señoras todavía están entrando en calor. Sé que seré usado y abusado muchas veces esta noche, de maneras diferentes, por estas personas y pensarlo me excita y me aterra a la vez. ¿Me encontrarán defectos? ¿Defraudaré a Darian? La polla se me ha puesto totalmente rígida, a pesar de mi ansiedad. Se tensa contra el anillo que la rodea.

Una señora asistente que pasa se da cuenta de esto. Se para. "¿Te estabas masturbando, mariquita?" me pregunta acusadora.

"No Ama, no estaba haciéndolo," replico en el que espero que sea mi tono de voz más femenino.

"¿Entonces por qué la tienes dura?"

Estoy tan cortado que creo que me sonrojo. No sé qué decir. "Creo que es porque es usted tan guapa," suelto finalmente.

Es verdad que es guapa. Rizos largos pelirrojos sobre hombros desnudos.

"¿Te permite tu Ama que la tengas tiesa? ¿Te permite mantener la erección?"

"Sí. Sí que me autoriza, Ama."

"Has conseguido una buena," dice pasando sus ásperas uñas por mi dardo lentamente, llevándome hacia el delirio.

"¡Pero no te atrevas a correrte!" sonríe maliciosamente.

"No lo haré, Ama," digo mientras levanta la mano y se la beso agradecido.